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Lección 5 | CÓMO AFRONTAR LAS DEUDAS | Administrar para el Señor... Hasta que él venga | Sección maestros


Lección 5:

CÓMO AFRONTAR LAS DEUDAS

RESEÑA

El hecho de que Dios advierta acerca de las deudas nos muestra que las deudas tienen implicaciones espirituales (Prov. 6:1-5; 22:7).

Estar libre de deudas consiste en poner el Reino de Dios en primer lugar, y librarnos así del deseo de las cosas materiales (Mat. 6:33). En el Pacto divino, hay prosperidad y se les pone fin a las deudas (Deut. 28:1, 2). Sin embargo, para que estas promesas se materialicen, es necesario que sintamos amor por Dios, que se traduce en la obediencia a sus mandatos, a los votos tomados durante el bautismo, incluyendo la fidelidad en los diezmos y las ofrendas (Sal. 50:14, 15; Mal. 3:7-12).

El acreedor se enseñorea del deudor (Prov. 22:7), pero, según Jesús, solo Dios debe ser nuestro Señor (Mar. 12:29). Por lo tanto, amando a Dios y no a las cosas del mundo (1 Juan 2:15), podemos vencer la lujuria y el orgullo de la vida, por la gracia de Cristo (1 Juan 2:16). No debemos conformarnos con esta época materialista y consumista, que conduce al endeudamiento y la insolvencia. Más bien, debemos aspirar a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente y esforzarnos por conocer la perfecta voluntad de Dios (Rom. 1 2 : 1 , 2).

Dios desea que aspiremos a una vida de contentamiento (1 Tim. 6:6), libre de deudas (Rom. 13:8). El contentamiento nos protege de comprometer los principios de la fe para enriquecernos (1 Tim. 6:g). Por lo tanto, debemos planificar sabiamente nuestras obligaciones financieras (Luc. 14:28), y también evitar asumir la responsabilidad de la deuda de otra persona (Prov. 6:1-5). Al seguir estos sólidos principios bíblicos, propiciaremos la diligencia y estaremos preparados para tiempos difíciles y situaciones imprevistas (Prov. 6:8). Cuando nos abstenemos de acumular deudas y del amor al dinero, nosotros, como cristianos, podemos experimentar las gozosas bendiciones que Dios promete a los fieles (Mal. 3:10-12).

COMENTARIO

Dios puede ofrecer alivio en cualquier situación de endeudamiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos, Dios pone en nuestras manos la solución al problema de la deuda. Al fin y al cabo, somos sus mayordomos, y debemos actuar de acuerdo con su voluntad y bendición.

Como cristianos, debemos esforzarnos al máximo para no deberle nada a nadie (Rom. 13:8). Además, desde la perspectiva de un acreedor, el cristiano no debe explotar a los que necesitan ayuda financiera. Las enseñanzas bíblicas nos invitan a ser generosos y, si es posible, a perdonar a los hermanos que no pueden saldar sus deudas (Deut. 15:1-4).

Generalmente, la deuda es un fenómeno complejo con aspectos personales, sociohistóricos y espirituales. Como tal, limitaremos nuestros comentarios a algunos consejos prácticos que la Biblia ofrece sobre el tema.

Principios bíblicos para estar libre de deudas

Parte A: Poner a Dios en primer lugar (Mat. 6:33)

1. Dar la máxima prioridad a Dios (Mat. 6:25-34)

Dios no quiere que nos endeudemos, porque él ama la prosperidad de sus siervos (Sal. 35:27). Por lo tanto, siempre se debe buscar a Dios en primer lugar en cualquier crisis de endeudamiento (Sal. 105:4). La deuda puede tener un origen espiritual y, en tal caso, se debe reflexionar sobre la necesidad de confesar los pecados financieros, como el hurto y la usura (Eze. 18:12, 13); la codicia, que es idolatría (Éxo. 22:12; Col. 3:5); la infidelidad en los contratos (Rom. 1:31); el amor al dinero (1 Tim. 6:10); y la infidelidad en los diezmos y las ofrendas (Mal. 3:7-10).

Aquellos que se han desviado del plan divino necesitan volver a Dios y renovar el pacto con él (Sal. 50:14, 15; Mal. 3:7-12). A estos, Dios les promete liberación y bendiciones. El deseo sincero de hacer lo correcto es una indicación de la gracia en acción, porque "su bondad [de Dios] te guía al arrepentimiento'' (Rom. 2:4).

Podemos cumplir la voluntad de Dios (Deut. 28:1, 2) solo cuando estamos bajo la gracia. Porque, como dice Pablo, "porque por gracia han sido salvados por la fe. Y esto no proviene de ustedes, sino que es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe; porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, que Dios de antemano preparó para que anduviésemos en ellas" (Efe. 2:8-10). Por fe en la gracia de Dios, podemos pedir la ayuda divina para superar la deuda. Entonces disfrutamos de las bendiciones de Dios, que "enriquece, sin añadir tristeza'' (Prov. 10:22).

2. Ser santos y santificar las cosas santas

En la Biblia, Dios considera santo, escogido y especial a su pueblo (Éxo. 19:6; 1 Ped. 2:9). Esta santidad se demuestra cuando su pueblo guarda los mandamientos (Deut. 28:9).

El diezmo también es santo (Lev. 27:30-32), y las ofrendas son santas (Núm. 18:29). En estos pasajes, la palabra "santo" es kodesh. Entonces, el diezmo y las ofrendas son kodesh, que significa "santificado", "apartado para el Señor''.

Retener el diezmo y las ofrendas es apropiarse indebidamente de las cosas sagradas, o santas, que han sido dedicadas exclusivamente a Dios y, por lo tanto, hay que devolvérselas (Lev. 5:15, 16). En las Escrituras del Antiguo Testamento, era necesario restituir lo que se había retenido antes de que haya expiación con sangre y antes de que la persona pudiera recibir el perdón (Lev. 5:16). Por lo tanto, cuando el pueblo retenía los diezmos y las ofrendas, se apartaba de Dios y no prosperaba (Mal. 3:7-10), porque había profanado las cosas santas. Dios no cambia, y este principio de restitución, en cuanto a diezmos y ofrendas (Mal. 3:6-8), sigue vigente.

"Apresúrense, hermanos y hermanas, en devolver a Dios un diezmo fiel, y en llevarle también ofrendas de agradecimiento voluntarias. Hay muchos que no serán bendecidos hasta que restituyan los diezmos que han retenido'' (CMC 89).

Parte B: Busca ayuda (Prov. 15:22)

1. Pide consejos a amigos y profesionales

A veces es necesario reconocer la condición de endeudamiento y buscar ayuda entre amigos y familiares.

Se debe buscar tratamiento en caso de deudas causadas por un trastorno psicológico (adicción a las compras). Si este es el caso, podría ser útil buscar ayuda espiritual de parte del pastor, los miembros de la familia o los amigos de confianza. Pedir apoyo de amigos en este proceso puede aligerar la carga y alentar la decisión de resolver el problema.

''Antes de la honra está la humildad'' (Prov. 18:12). El pueblo de Dios debe considerar las ventajas que se obtienen de pedir consejos sabios y experimentados a personas avezadas y profesionales financieros y psicológicos, porque ''con los muchos consejeros, prosperan" (Prov. 15:22).

''Si los que han tenido éxito en la vida estuvieran dispuestos a recibir instrucción, podrían adquirir hábitos de abnegación y economía estricta y tener la satisfacción de ser dispensadores de caridad en vez de receptores de ella" (TI 3:440).

2. Pide ayuda y sabiduría divinas

La ayuda divina puede presentarse en forma de discernimiento. En la Biblia, la administración sabia es un regalo de Dios. El sabio declara que ''con ciencia se llenan las cámaras de todo bien preciado y agradable" (Prov. 24:4; énfasis añadido). Así como el apóstol recomienda: ''Procuren los mejores dones" (1 Cor. 12:31), también podemos pedirle sabiduría para cuidar de nuestras finanzas, especialmente en tiempos de dificultades económicas. Santiago recomienda esta búsqueda de sabiduría (Sant. 1:5).

La palabra "ciencia", en Proverbios 24:4, significa percepción, habilidad y discernimiento para los negocios. Por lo tanto, a la prosperidad material la preceden los principios comerciales bíblicamente sólidos sobre cómo mejorar la administración del dinero que Dios puso en nuestras manos.

Parte C: Ahorra (Prov. 6:8)

Lo que dice el consejo inspirado sobre el ahorro

Sé como la hormiga, que en verano prepara su alimento para el invierno. Reserva siempre algo de dinero para tus ahorros. Incluye en el presupuesto un porcentaje regular dedicado a este fin.

Guardar para el futuro fue un sabio consejo que Dios le dio a José en Egipto (Gén. 41:46, 47). Ahorra para que puedas tener suficiente para el futuro o para un momento de crisis. No gastes si realmente no lo necesitas. "Desde el más encumbrado hasta el más humilde, los obreros de Dios deben aprender a economizar" (CMC 262).

Parte D: Elabora un presupuesto (Luc. 14:28-30)

El presupuesto es una herramienta de planificación financiera para gestionar los ingresos y los gastos. El presupuesto es importante porque sin planificación es imposible esperar tener éxito en cualquier empresa.

''Usted debiera cuidar que sus gastos no excedan sus entradas'' (HC 324).

Ora al preparar un presupuesto. Haz planes de poner a Dios en primer lugar (Mat. 6:33). Sé realista, y consulta a otros miembros de la familia sobre lo que es mejor para todos en el hogar. La Biblia desaprueba enérgicamente a los que no cuidan de los suyos: ''Si alguno no cuida de los suyos, mayormente de sus familiares, niega la fe y es peor que un incrédulo'' (1 Tim. 5:8). Incluye las necesidades de los menos afortunados en el presupuesto, porque atenderlos es parte de la ''religión pura y sin mancha ante Dios el Padre'' (Sant. 1:27) .

APLICACION A LA VIDA

Pide a un miembro de la clase que lea en voz alta la siguiente cita. Luego analicen en clase las preguntas que aparecen a continuación.

''Son muchísimos los que no se han educado de modo que puedan mantener sus gastos dentro de los límites de sus entradas. No aprenden a adaptarse a las circunstancias, y vez tras vez piden dinero prestado y se abruman de deudas, por lo que se desaniman y descorazonan'' (HC 323).

1. El pasaje anterior alude a una condición social de endeudamiento cada vez más común. ¿De qué manera el fenómeno generalizado de la deuda puede llevar a muchos a creer que el endeudamiento es normal e incluso aceptable, a pesar de la angustia y las limitaciones que suele causar la deuda? ¿Cómo respondemos a esta situación? (Lee Rom. 1 2 : 1 , 2).

2. En el Pacto divino, Dios promete que su pueblo no se endeudaría con otros (Deut. 28:1, 2). También estableció la liberación de los endeudados por parte de sus acreedores cada siete años (Deut. 15:1-4). El modelo divino era no tener pobreza, para no tener deudas (Deut. 15:4). ¿Por qué no se cumplió el modelo divino para Israel en términos de deudas (Mal. 3:6-10)? ¿En qué medida nos puede estar pasando esto a nosotros? Expliquen. ¿Cómo evitamos este escollo en la actualidad?

3. Algunas posibles fuentes de deuda son:

a. La deuda que escapa a nuestro control, causada por catástrofes naturales, enfermedades y guerras.

b. Vulnerabilidad personal, que deriva de la falta de sabiduría financiera y de experiencia, capacidad o instrucción.

c. La complacencia como resultado de los malos hábitos, la jactancia y el despilfarro.

d. La deuda necesaria, que puede existir debido a ciertas inversiones comerciales, compra de vivienda y educación de los hijos, enfermedades.

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