Martes 29 de agosto | Lección 10
LA IGLESIA COMO ESPOSA DE CRISTO: SEGUNDA PARTE
¿Cómo utiliza Pablo los elementos de las bodas antiguas para atraer a los cristianos de Corinto? ¿Cuándo ocurre la presentación? (2 Cor. 11:1–4).
Efe 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres,(E) así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
Efe 5:26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
Efe 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
2Co 11:1 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme.
2Co 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
2Co 11:3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva,(A) vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
2Co 11:4 Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;
Al usar un último elemento de las bodas antiguas, en Efesios 5:25 al 27 Pablo presenta a Cristo como aquel que: (6) presenta a la novia (¡a sí mismo!). En la antigüedad, eran el padrino, los padrinos o el padre quienes entregaban a la novia. ¡Nunca el novio! Sin embargo, aquí Pablo imagina a Jesús presentando a la iglesia a sí mismo como su esposa.
Pablo utiliza las costumbres y los roles del matrimonio para resaltar la relación de Cristo con la iglesia en un patrón cronológico que se va desarrollando: 1) Compromiso. Cristo se ofreció a sí mismo por la iglesia (como el “precio de la novia”), y así se comprometió con ella (Efe. 5:25); 2) Preparación para la ceremonia nupcial. Las atenciones del novio continúan en sus esfuerzos actuales por santificar y limpiar a la novia (Efe. 5:26); 3) La ceremonia nupcial en sí. Las atenciones actuales de Cristo son con miras a la “presentación” de la novia en la boda (Efe. 5:27). Este último elemento se refiere a la gran celebración de bodas en su Venida, cuando Cristo, el Esposo, vendrá a reclamar a la iglesia como esposa y se la presentará a sí mismo (Efe. 5:27; comparar con 2 Cor. 11:1, 2; Col. 1:21–23, 28).
Las bodas antiguas a menudo comenzaban con un desfile nocturno (ver Mat. 25:1–13). El novio y su séquito se reunían en la casa del novio, el nuevo hogar de la pareja, y con gran ceremonia comenzaban una procesión. Iluminada por antorchas y escoltada de música alegre y melodiosa y gran regocijo, la multitud avanzaba hacia la casa del padre de la novia. Al recoger a la novia allí o encontrarse con la procesión de la novia de camino, la caravana llevaba a la pareja a su nuevo hogar, donde los invitados se instalaban en una fiesta de una semana, que culminaba con la ceremonia nupcial, cuando la novia le era presentada al novio.
Cuando Pablo describe a Cristo presentándose la iglesia a sí mismo, alude a este gran desfile y al momento de la presentación. Al hacerlo, ofrece un cuadro conmovedor de la venida de Cristo como una futura ceremonia de boda, cuando el largo compromiso entre Cristo y su iglesia se complete y se celebre la boda.
¿Qué mensaje debemos extraer de todas estas imágenes positivas, felices y esperanzadoras para nuestra vida personal?
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