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Lección 12 | LEVANTA LAS MANOS EN EL SANTUARIO | Domingo 17 de marzo


Lección 12 | Domingo 17 de marzo

LEVANTA LAS MANOS EN EL SANTUARIO

Lee Salmo 134. ¿Dónde se ofrece aquí la adoración? ¿Cuál es el resultado de la adoración al Señor?

Sal 134:1 Mirad, bendecid a Jehová, 
 Vosotros todos los siervos de Jehová, 
 Los que en la casa de Jehová estáis por las noches. 
Sal 134:2  Alzad vuestras manos al santuario, 
 Y bendecid a Jehová. 
Sal 134:3  Desde Sion te bendiga Jehová, 
 El cual ha hecho los cielos y la tierra.    

Salmo 134 recuerda la bendición sacerdotal aarónica de Números 6:24 al 26 (también Sal. 67:1) y destaca la bendición como principio subyacente y el resultado de la relación entre Dios e Israel. El pueblo bendice a Dios en el Santuario, y Dios bendice a su pueblo desde Sion. Las bendiciones se extienden a toda la vida, porque el Señor es el creador del Cielo y de la Tierra. La mención de Sion como lugar de bendiciones divinas especiales hace hincapié en el vínculo de pacto entre el Señor y su pueblo. De esta manera, es en el marco del Pacto de la gracia que Israel ejerce el privilegio de bendecir al Señor y que el Señor lo bendiga a él.

Lee Salmos 18:1; 36:1; 113:1; 134:1 y 2; y 135:1 y 2. ¿Cómo se describe aquí a los adoradores?

 Sal. 18:1  Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. 

Sal. 113:1   Alabad, siervos de Jehová, 
 Alabad el nombre de Jehová. 

Sal. 135:1 Alabad el nombre de Jehová; 
 Alabadle, siervos de Jehová; 
Sal 135:2  Los que estáis en la casa de Jehová, 
 En los atrios de la casa de nuestro Dios. 

A menudo los salmos describen a los adoradores como siervos del Señor. Los “que están por la noche en la casa del Señor” (Sal. 134:1) probablemente se refiera a la guardia nocturna de los levitas (1 Crón. 9:23-27) o a la alabanza que los levitas ofrecían a Dios de día y de noche (1 Crón. 9:33).

Como los israelitas adoraban al Dios invisible, a quien no se podía representar mediante ninguna imagen, el Santuario servía para reflejar la gloria del Señor y ofrecer un entorno seguro para que el pueblo pecador se acercara a su Rey santo. Este encuentro lo inicia el propio Señor, y está regulado por sus estatutos y decretos.

“Acérquense a él, piedra viva, reprobada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios. Ustedes también, como piedras vivas, están siendo edificados en una casa espiritual, en un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped. 2:4, 5). Lo que vemos aquí, en las palabras de Pedro, es una expresión neotestamentaria de las mismas ideas presentadas en estos salmos: el pueblo de Dios, ahora un sacerdocio santo, ofrece alabanzas y acciones de gracias a su Señor Jesucristo, su Creador y Redentor, por todas las cosas buenas que ha hecho por ellos.

Como creyentes del Nuevo Testamento, también tenemos un papel sacerdotal, ya que estamos llamados a ser mediadores de las buenas nuevas del evangelio para el mundo. ¿Cuáles son las formas más eficaces de hacerlo?

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