Miércoles 19 de junio | Lección 12
LAS LLUVIAS TEMPRANA Y TARDÍA
Lee Joel 2:21 al 24; y Hechos 2:1 al 4 y 41 al 47. ¿Qué predicción se cumplió en el siglo I? ¿Qué impacto tuvo?
Joe 2:21 No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el Señor hará grandes cosas.
Joe 2:22 No teman, animales del campo, porque los pastizales de la estepa reverdecerán; los árboles producirán su fruto, y la higuera y la vid darán su riqueza.
Joe 2:23 Alégrense, hijos de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, que a su tiempo les dará las lluvias de otoño. Les enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados.
Joe 2:24 Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite.
Hch 2:1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
Hch 2:2 De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
Hch 2:3 Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.
Hch 2:4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Hch 2:41 Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
Hch 2:42 Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.
Hch 2:43 Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.
Hch 2:44 Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común:
Hch 2:45 vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.
Hch 2:46 No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad,
Hch 2:47 alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés estimuló poderosamente a la iglesia cristiana. Tres mil personas se convirtieron en un día. El libro de Hechos registra milagro tras milagro de la gracia transformadora de Dios: “Muchos de los que habían oído la palabra creyeron. Su número llegó a unos cinco mil” (Hech. 4:4). Solo 120 creyentes se reunieron para orar, pero la oración produjo una diferencia espectacular. Rápidamente la iglesia añadió a miles de creyentes; incluso “gran cantidad de sacerdotes obedecía a la fe” (Hech. 6:7).
Cuando los discípulos fueron ferozmente perseguidos en Jerusalén, “iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hech. 8:4). Se erigieron iglesias por toda Judea, Samaria y Galilea (ver Hech. 9:31). Tras su conversión, el apóstol Pablo proclamó a Cristo por todo el mundo mediterráneo. En Tesalónica, algunos judíos contrarios al evangelio hicieron esta asombrosa declaración: “ ‘Esos que han trastornado el mundo entero han venido también aquí’ ” (Hech. 17:6). Mediante el poder del Espíritu Santo, los discípulos alcanzaron el mundo entonces conocido en un tiempo relativamente corto. La predicción de Joel sobre la lluvia temprana se cumplió en Pentecostés, pero la lluvia tardía será derramada con mayor poder para preparar la cosecha final de la Tierra.
Lee Zacarías 4:6; 10:1; Oseas 6:3; y Santiago 5:7 y 8. Según estos versículos, ¿cómo terminará la obra de Dios en la Tierra?
Zac 4:6 Así que el ángel me dijo: «Ésta es la palabra del Señor para Zorobabel: » “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—.
Zac 10:1 ¡Pídanle al Señor que llueva en primavera! ¡Él es quien hace los nubarrones y envía los aguaceros! ¡Él es quien da a todo hombre la hierba del campo!
Ose 6:3 Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.
Stg 5:7 Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia.
Stg 5:8 Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca.
Los términos lluvia “temprana” y “tardía” están tomados del ciclo de la cosecha en Israel. La lluvia temprana caía en el otoño, para germinar la semilla. La lluvia tardía caía en la primavera, para madurar la cosecha. Esto describe la obra del Espíritu Santo para la proclamación del evangelio. “Así como la ‘lluvia temprana’ fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la ‘lluvia tardía’ será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha” (ibíd., pp. 669, 670).
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