Lección 13 | Domingo 23 de junio
ESPERANZA EN TIEMPOS DIFÍCILES
Lee Apocalipsis 22:11 y 12; Daniel 12:1 y 2; y Jeremías 30:5 al 7. ¿Qué acontecimientos tendrán lugar justo antes de la Segunda Venida?
Apo 22:11 Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo siga santificándose.»
Apo 22:12 «¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.
Dan 12:1 Entonces se levantará Miguel, el gran príncipe protector de tu pueblo. Habrá un período de angustia, como no lo ha habido jamás desde que las naciones existen. Serán salvados los de tu pueblo, cuyo nombre se halla anotado en el libro,
Dan 12:2 y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas.
Jer 30:5 «Así dice el Señor: »“Hemos escuchado un grito de espanto; no hay paz, sino terror.
Jer 30:6 Pregunten y vean si acaso los varones dan a luz. ¿Por qué, pues, veo a todos los hombres con las manos sobre las caderas, como mujeres con dolores de parto? ¿Por qué han palidecido todos los rostros?
Jer 30:7 ¡Ay! Será un día terrible, un día que no tiene parangón. Será un tiempo de angustia para Jacob, pero será librado de ella.
Al final del período de prueba de la humanidad, habrá un tiempo de angustia “cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”. Apocalipsis 16 describe las siete últimas plagas que se derramarán sobre el mundo impío. Pero, al igual que con las plagas que se abatieron sobre Egipto, el pueblo de Dios estará protegido de ellas. Ten en cuenta la promesa de Daniel: “En ese tiempo será librado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro” (Dan. 12:1). Esto debe referirse al “libro de la vida” (ver Fil. 4:3; Apoc. 13:8; 20:12, 15; 22:19). Si hemos permanecido fieles a Jesús, nuestro nombre no será borrado del Libro de la Vida (Apoc. 3:5).
Lee 1 Juan 3:1 al 3; y Juan 8:29 y 14:30. ¿Cuál es la única preparación adecuada para el tiempo de angustia que se avecina?
1Jn 3:1 ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
1Jn 3:2 Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
1Jn 3:3 Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Jua 8:29 El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada.
Jua 14:30 Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí,
En el tiempo de angustia, el pueblo de Dios tiene una relación personal con Jesús tan profunda que nada puede alterarla. Su mayor deseo es agradarlo en todas las cosas para que, mediante la obra del Espíritu Santo, sean tan puros como él. No había nada en el corazón de Cristo que respondiera a los engaños de Satanás. Nosotros también podemos reflejar este aspecto del carácter de Cristo.
Lee Salmos 27:5; 91:1 al 11; y Apocalipsis 3:10 al 12. ¿Qué promesas reconfortantes nos da Dios para el tiempo de angustia?
Sal 27:5 Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca
Sal 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
Sal 91:2 Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.»
Sal 91:3 Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,
Sal 91:4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
Sal 91:5 No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
Sal 91:6 ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.
Sal 91:7 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.
Sal 91:8 No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido.
Sal 91:9 Ya que has puesto al Señor por tu[y] refugio, al Altísimo por tu protección,
Sal 91:10 ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar.
Sal 91:11 Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
Apo 3:10 Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra.
Apo 3:11 Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.
Apo 3:12 Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; y también grabaré sobre él mi nombre nuevo.
Hay algunos que han malinterpretado el concepto de vivir el tiempo de angustia sin un mediador. Jesús cesa su mediación en el Santuario celestial cuando todos han tomado su decisión final a favor o en contra de él. Pero esto no significa que estemos solos durante este tiempo, confiando en nuestras propias fuerzas. Jesús nos ha asegurado que estará siempre con nosotros (Mat. 28:20). La fe confía cuando no puede ver y cree incluso cuando el mundo que nos rodea se desmorona. Durante el tiempo de angustia, nuestra fe se fortalece y nuestro anhelo de eternidad aumenta, de modo que nuestro único deseo es vivir con Jesús para siempre.
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