¿QUIÉN ERES?
Lee Marcos 14:60 al 72. Compara cómo respondió Jesús ante los acontecimientos y cómo lo hizo Pedro. ¿Qué lecciones podemos aprender de las diferencias?
Mar 14:61 Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada. —¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —le preguntó de nuevo el sumo sacerdote.
Mar 14:62 —Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo.
Mar 14:63 —¿Para qué necesitamos más testigos? —dijo el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—.
Mar 14:64 ¡Ustedes han oído la blasfemia! ¿Qué les parece? Todos ellos lo condenaron como digno de muerte.
Mar 14:65 Algunos comenzaron a escupirle; le vendaron los ojos y le daban puñetazos. —¡Profetiza! —le gritaban. Los guardias también le daban bofetadas.
Mar 14:66
Pedro niega a Jesús
Mientras Pedro estaba abajo en el patio, pasó una de las criadas del sumo sacerdote.
Mar 14:67 Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él. —Tú también estabas con ese nazareno, con Jesús —le dijo ella.
Mar 14:68 Pero él lo negó: —No lo conozco. Ni siquiera sé de qué estás hablando. Y salió afuera, a la entrada.[ñ]
Mar 14:69 Cuando la criada lo vio allí, les dijo de nuevo a los presentes: —Éste es uno de ellos.
Mar 14:70 Él lo volvió a negar. Poco después, los que estaban allí le dijeron a Pedro: —Seguro que tú eres uno de ellos, pues eres galileo.
Mar 14:71 Él comenzó a echarse maldiciones. —¡No conozco a ese hombre del que hablan! —les juró.
Mar 14:72 Al instante un gallo cantó por segunda vez.[o] Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez,[p] me negarás tres veces.» Y se echó a llorar.
Marcos 14:53 al 59 describe el momento en que Jesús es traído ante el Sanedrín y la primera parte del juicio. Se trata de un ejercicio de frustración. Los líderes tratan una y otra vez de hacer valer sus acusaciones contra Jesús. El escritor del Evangelio destaca que el testimonio era falso y que los testigos nunca se pusieron de acuerdo.
Finalmente, el sumosacerdote se levanta y se dirige directamente a Jesús. Al principio, Jesús no responde. Pero entonces, el sumosacerdote, invocando a Dios como testigo y en su nombre (ver Mat. 26:63), exige que Jesús responda si es el Mesías. Jesús admite franca y directamente que sí y cita Daniel 7:13 y 14, que describe al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios y viniendo en las nubes del cielo. Esto es demasiado para el sumosacerdote, quien rasga sus vestiduras y pide que Jesús sea condenado, lo que es concedido inmediatamente por el concilio. Los líderes comienzan a humillar a Jesús escupiéndole, cubriendo su rostro, golpeándolo y pidiéndole que profetice.
Mientras Jesús está dentro siendo juzgado y dando un testimonio fiel, Pedro está fuera dando un reporte falso. Esta es la sexta y última historia sándwich en Marcos y, aquí, la ironía es particularmente aguda. Aquí hay dos personajes paralelos, Jesús y Pedro, realizando acciones opuestas. Jesús da un testimonio fiel. Pedro, uno falso. Pedro es abordado en tres ocasiones por una sierva y por espectadores, y en cada ocasión niega cualquier asociación con Jesús, incluso maldiciendo y jurando.
En este punto, un gallo canta por segunda vez. Pedro recuerda entonces súbitamente la predicción de Jesús de que negaría a su Señor tres veces esa misma noche. Se quiebra y llora. He aquí la impresionante ironía. Cuando terminan de juzgar a Jesús, le cubren los ojos, lo golpean y le ordenan profetizar. La idea era burlarse de él pues no podía ver quién lo golpeó. Sin embargo, en el mismo momento en que ellos están haciendo esto, Pedro está negando a Jesús en el patio, cumpliendo así una de las predicciones de Jesús. En consecuencia, Pedro demuestra, al negar a Jesús, que este es el Mesías.
¿Qué palabras de esperanza le dirigirías a alguien que, aun queriendo seguir a Jesús, fracasa a veces en su intención? ¿Quién de nosotros no ha fallado a veces al no hacer lo que sabemos que Jesús quiere?
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