EL ESPÍRITU SANTO
El Espíritu Santo no es tan prominente en el Evangelio de Juan como el Padre y el Hijo. Sin embargo, su papel es crucial para el éxito de la misión de Jesús.
Lee Juan 1:10 al 13. ¿Qué nos enseña este texto acerca de la importancia del Espíritu Santo para la conversión?
Jua 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Jua 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Jua 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
En el primer capítulo de Juan podemos ver cuán central es el papel del Espíritu Santo. Juan nos dice que todos los que recibieron la Palabra, es decir, quienes creyeron en él, se convirtieron en hijos de Dios, quienes “no nacieron en forma natural, por voluntad humana, ni por el deseo de un hombre, sino que nacieron de Dios” (Juan 1:13). Esto solo es posible gracias a la obra del Espíritu Santo.
¿Qué dicen los siguientes pasajes acerca de las actividades del Espíritu Santo? Juan 3:5-8; 6:63; 14:26; 15:26; 16:7-11.
Jua 3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es.
Jua 3:7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
Jua 3:8 El viento[b] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Jua 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Jua 14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Jua 15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Qué bendición es, entonces, recibir al Espíritu Santo, quien corrobora que Dios es verdadero (Juan 3:33). El Espíritu es quien convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8-11). Por lo tanto, la clave para saber qué es correcto, verdadero y bueno es la sumisión de nuestra razón y de las experiencias de nuestra vida a la Palabra de Dios, mediante el poder del Espíritu Santo para persuadir y convencer de pecado.
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