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Lección 11 | LA ORACIÓN DE JESÚS | Jueves 12 de diciembre

Lección 11 | Jueves 12 de diciembre

LA ORACIÓN DE JESÚS

Juan 17 es conocido como la oración sumosacerdotal de Jesús, con la que concluye su discurso de despedida. En última instancia, Jesús vino a esta Tierra para restaurar la relación personal originalmente existente entre Dios y la humanidad. Realizó fielmente las señales que Dios le encomendó. Comunicó a los humanos quién era Dios mediante palabras y acciones.

Jesús dejaría pronto esta Tierra. Deseaba compartir una vez más su amor con sus discípulos. Quería que comprendieran la estrecha relación que existía entre él, el Padre y el Espíritu Santo. Y quería que experimentaran la misma relación personal que él tenía con el Padre y con el Espíritu.

Lee Juan 17:1 al 26. ¿Qué palabras o frases de este capítulo expresan el deseo de Jesús de establecer una estrecha relación de amor entre él, el Padre y sus discípulos?

Jua 17:1  Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 
Jua 17:2  como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 
Jua 17:3  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 
Jua 17:4  Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 
Jua 17:5  Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 
Jua 17:6  He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 
Jua 17:7  Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 
Jua 17:8  porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 
Jua 17:9  Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 
Jua 17:10  y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 
Jua 17:11  Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 
Jua 17:12  Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
Jua 17:13  Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 
Jua 17:14  Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
Jua 17:15  No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 
Jua 17:16  No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
Jua 17:17  Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 
Jua 17:18  Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 
Jua 17:19  Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 
Jua 17:20  Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 
Jua 17:21  para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 
Jua 17:22  La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 
Jua 17:23  Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 
Jua 17:24  Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 
Jua 17:25  Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 
Jua 17:26  Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. 

Muchos leen Juan 17 en el sentido de que lo único que importa es la unidad y el amor. Sin duda, el propósito de Dios es restaurarnos a una relación personal con él y con todas las personas. Pero una lectura más atenta sugiere una conexión mucho más vital entre el amor y la verdad.

“Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3). “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste […] y guardaron tu palabra [...]. Han conocido que realmente salí de ti” (Juan 17:6, 8). “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Cristo vino a revelar al Padre. Esta revelación era importante debido a los muchos conceptos erróneos que existían acerca de Dios. El Evangelio de Juan muestra la seriedad con que Jesús llevó a cabo esta misión. Él representaba correctamente la Palabra y las acciones de Dios. Si la verdad no importara, ¿por qué llegar tan lejos?

Jesús vivió una vida de grandes dificultades y fue finalmente rechazado por las autoridades religiosas. Sufrió la indiferencia de la gente e incluso a veces de sus propios discípulos. Uno de ellos lo traicionó, otro lo negó tres veces. Pasó por una prueba sin tregua y murió en una cruz a manos de los mismos a los que vino a salvar.

¿Cómo puedes reflejar mejor en tu propia vida el amor de Dios, un amor como el que existe entre Jesús y el Padre?

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