JESÚS Y MARÍA
Lee Juan 20:11 al 13. ¿Qué sucedió aquí que muestra por qué María Magdalena aún no comprendía el significado de la tumba vacía?
Jua 20:11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,
Jua 20:12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
Jua 20:13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
La última referencia anterior hecha a María en el texto se refiere a su diálogo con Pedro y Juan acerca de la tumba vacía (Juan 20:2). Ellos corrieron al sepulcro, y ella volvió allí poco después. Luego de que Pedro y Juan inspeccionaran el sepulcro, abandonaron el lugar. Pero María volvió y se quedó allí llorando. Sin duda, había llorado mucho durante los últimos días. ¿Y ahora también esto? Se inclinó y miró adentro.
Para su sorpresa, dos ángeles vestidos de blanco estaban en la tumba, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús. Le preguntaron: “Mujer, ¿por qué lloras?” (Juan 20:13). Su dolorosa respuesta fue que se habían llevado a su Señor y que no sabía dónde lo habían puesto.
Lee Juan 20:14 al 18. ¿Qué cambió todo para María?
Jua 20:14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él.
Jua 20:15 Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
Jua 20:16 —María —le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
Jua 20:17 —Suéltame,[z] porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.”
Jua 20:18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.
El Forastero dice una palabra: “María”. Fue una revelación de una sola palabra que cambió el mundo. De repente, la sorprendida María se da cuenta de que Jesús resucitado le está hablando y lo reconoce. Jesús insiste en que no lo detenga, pues debe ascender a su Padre. Pero le encomienda la tarea de ir a decir a los discípulos que él asciende a su Padre y al de ellos, a su Dios y al de ellos (Juan 20:17). María cumplió su misión. Dijo a los discípulos que había visto al Señor y también les contó el resto de los detalles que él había compartido con ella (Juan 20:18).
Lee 1 Corintios 15:12 al 20. Según Pablo, ¿de qué serviría nuestra fe cristiana si Cristo no hubiera resucitado?
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