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CBA Libro de Malaquías capítulo 3

CBA Libro de Malaquías capítulo 3

1. Mi Mensajero. 

Dios contesta la última pregunta del capítulo anterior afirmando categóricamente que viene para juzgar y hacer justicia. Para la gente de los días de Malaquías este mensaje era una advertencia de que Dios se ocuparía de sus pecados. Sin embargo, además de su mensaje de advertencia para los judíos de los días de Malaquías, esta profecía también tiene importancia mesiánica (ver com. Mar. 1: 2; DTG 132-133). Juan el Bautista fue el "mensajero" que preparó "el camino delante" " del Señor , predicando el arrepentimiento (Isa. 40: 3-5; Mat. 3: 1-3;11: 10-11; Luc . 3: 2-14). 

Vendrá súbitamente a su pueblo. 

Es decir, al lugar santísimo para la obra del juicio investigador (CS 478-479). 

Ángel del pacto. 

Ver com, Hag. 1: 13. El Señor, o "ángel [mensajero] del pacto" , no es otro sino Cristo, la segunda persona de la Deidad (ver com. Exo. 3: 2), y debe distinguírselo claramente del "mensajero" antes mencionado en este versículo. Esta profecía acerca del "ángel del pacto" no sólo se aplica al tiempo cuando Cristo vino a su templo durante su primer advenimiento (ver DTG 132-133), sino también a los sucesos que se relacionan con la terminación de la historia de la tierra y el segundo advenimiento (ver. CS 477; PP 352). 

2. ¿Quién podrá soportar?. 

Cf. Joel 2: 11. Los judíos creían que el Mesías venía para castigar a los paganos con juicio. Por el contrario, Malaquías advierte a los judíos que ellos serían los primeros en sufrir el juicio(ver Amós 5: 18). 

Fuego purificador. 

Así como el fuego separa el metal de la escoria, así Dios separa a los justos de los impíos mediante su juicio(ver com. vers. 1). 

Jabón de lavadores. 

No es un verdadero jabón -el cual probablemente se desconocía en la antigüedad- sino un álcali vegetal que se obtenía al quemar ciertas plantas, y se lo usaba para lavar. "Lejía de lavandero" (BJ). 

3.  Se sentará. 

Se repite el pensamiento previo (vers. 2) para darle énfasis. 

Los hijos de Leví. 

Se menciona especialmente a los sacerdotes como los más responsables de conducir al pueblo en justicia mediante su ejemplo y enseñanza (Mal. 2: 1-9; ver com. 2 Crón. 15: 3). 

Afinará. 

El castigo de los "hijos de Leví" no sólo tenía el propósito de limpiar su alma liberándola del mal, sino también de promover la santidad haciéndolos idóneos para que ofrecieran "a Jehová ofrenda en justicia" " (ver Rom. 12: 1; 2 Ped 3: 18; DTG 133). 

Ofrenda. 

Heb. minjah (ver com. cap. 1: 10). 

4. Grata. 

Si los sacerdotes y el pueblo eliminaban el pecado, recuperarían el favor divino (PR 521). 

Días pasados. 

Los judíos pensaban que tiempos tales como los de Abrahán, Moisés y David habían sido tiempos más o menos ideales. 

5. Para juicio. 

En otras palabras: "He aquí el juicio". Esta era la respuesta divina a la pregunta: "¿Dónde está el Dios de justicia?" (cap. 2: 17). 

Hechiceros. 

El desagrado divino se dirigía especialmente contra los que practicaban las artes 1153 mágicas paganas (Exo. 22: 18; Deut. 18: 10), por ejemplo las artes que prevalecían en Babilonia (ver com. Dan. 2: 2). 

Adúlteros. 

Otro grupo sobre el cual recaía especialmente la condenación de Dios eran los culpables de inmoralidad, incluso los que se divorciaban ilegalmente (ver com. cap. 2: 14-16). ¡En qué forma impresionante se aplicaría esta misma condenación a miles de personas en la actualidad! 

Juran mentira. 

La LXX dice: "Los que juran falsamente por mi nombre" (cf. Lev. 19: 12). 

Defraudan... al jornalero. 

Dios exhorta a los que aparentan ser sus seguidores a que sean justos, y hasta generosos, con los que dependen de su salario para su sostén cotidiano (Deut. 24: 14-15; Sant. 5: 4). 

Viuda... huérfano... extranjero. 

El Señor dispuso medidas especiales para proteger los derechos de los que, en cualquier grado, son indefensos, impotentes o desvalidos (Exo. 22: 21-22; Deut. 24: 17; 27: 19). Se les prohibía a los judíos que se aprovecharan de los que eran "extranjeros" entre ellos. 

6. No cambio. 

El Señor rechaza de plano la acusación de que pasa por alto el mal (cap. 2: 17). La santidad de Dios es eternamente constante e inalterable (Núm. 23: 19; Sant. 1: 17). Precisamente porque Dios no cambia, permanecerán sus propósitos eternos para su pueblo. Quizá él castigue, discipline o corrija a los suyos, pero hace todo eso con el propósito de que se arrepientan y sean salvos. 

7. Os habéis apartado. 

Dios siempre había sido fiel a sus promesas (ver com. vers. 6). Con todo, el pueblo no había sido leal con Dios, especialmente en los diezmos y las ofrendas (vers. 8-9). 

Volveos a mí. 

El meollo del mensaje del profeta (ver com. cap. 1: 1) no es pronunciar juicio sobre los pecadores, sino una exhortación al arrepentimiento y a la fidelidad a Dios, acompañada con un solemne recordativo de la historia pasada de Israel. "Volver" a Dios es arrepentirse del pecado y efectuar una reforma completa de la vida. Este es el tema del libro de Joel (Joel 2: 12-13). 

¿En qué? 

Otra vez (ver com. cap. 1: 2) el pueblo revela su hipócrita justificación propia al formular preguntas a Dios. Ver p. 1144. 

8. ¿Robará el hombre a Dios? 

¡Qué lenguaje vigoroso! Sin andar con rodeos, Malaquías maestra específicamente en qué forma el pueblo ha "robado" a Dios: reteniendo "diezmos y ofrendas" " que pertenecen al Señor (cf. Lev. 27: 30, 32; Núm. 18: 21; Neh. 10: 37-39). 

Ofrendas. 

Algunos no alcanzan a comprender que es posible "robar" a Dios en las "ofrendas" tanto como en los diezmos. El que entiende sus obligaciones como mayordomo de lo que Dios le confía, dará generosas ofrendas a Dios de acuerdo con sus posibilidades, "según haya prosperado" " (1 Cor. 16: 2). 

9. Malditos sois. 

El contexto inmediato (ver. 11) permite inferir que la "maldición" fue escasez en las cosechas y devastación de los campos (cf. Hag. 1: 6; Mal. 2: 2). Automáticamente la "maldición" siguió a la desobediencia, así como la bendición siguió a la obediencia (ver pp. 29-30). No hay un terreno neutral: la conducta de un hombre es correcta o incorrecta, y Dios es equitativo en su retribución. 

La nación toda. 

La vigorosa condenación del profeta se refiere a Judá como "la nación toda" y no como al pueblo de Dios. Es evidente que todos robaban a Dios. 

10.  Todos los diezmos. 

O "el diezmo íntegro" (BJ). Esto implica que si el pueblo pagaba diezmo, no entregaba un diezmo completo o justo. Asegurémonos de no caer en la misma falta que cometía la gente de los días de Malaquías (cf. 1 Cor. 10: 6-10). El Dador de todo tiene derecho a esperar que le demos honradamente el diezmo y también las ofrendas voluntarias que podamos. 

Ventanas de los cielos. 

Cf. Gén. 7: 11; 8: 2. No sólo habrá lluvia en abundancia que quitará todo temor de sequía, sino que a través de esa abertura, por así decirlo, se derramará generosamente la bendición divina (ver Lev. 26: 3-5). 

Bendición. 

No necesariamente una bendición material, aunque eso parece resaltar aquí (ver com. vers. 11). En cuanto a las bendiciones materiales que Dios se proponía prodigar sobre su pueblo, ver pp. 29- 30. 

11.  Al devorador. 

Probablemente se refiere a las langostas que destruían tanto las cosechas (ver com. Joel 1: 4). Dios promete prosperidad material a los que son fieles en pagar el diezmo. 

12. Os dirán bienaventurados. 

Dios deseaba que su pueblo fuera tan ejemplo viviente 1154 de los resultados de la obediencia (ver pp. 28-31). 

13. Vuestras palabras contra mí han sido violentas. 

O, "duras me resultan vuestras palabras" " (BJ). Cf. Jud. 15. La LXX dice: "Sobre mí hicisteis pesar las palabras vuestras". El profeta contrasta aquí las impías murmuraciones del pueblo (Mal. 3: 13-15) con la recompensa que recibirán los que son fieles a Dios (vers. 16-18; ver p. 1144). 

Y dijisteis. 

"Y todavía decís" (BJ). Ver com. cap. 1: 2. 

14. Por demás. 

Esto es, nada ganaremos. Sin duda el profeta los condena porque lo poco que hacían para Dios emanaba de motivos egoístas. 

15. Bienaventurados son los soberbios. 

Los murmuradores no estiman que los humildes y mansos son "bienaventurados", o benditos por el Señor, sino creen que los "soberbios" y arrogantes disfrutan de buena fortuna y bienestar en el mundo (cf. Isa. 13: 11). 

Tentaron a Dios. 

Es decir, los que pusieron a Dios a prueba y lo provocaron con su impiedad. La LXX dice: "Resistieron a Dios". 

16. Temían a Jehová. 

Malaquías trae un mensaje de esperanza y consuelo para los que todavía son fieles a Dios. Hay un gran contraste entre los inicuos quejosos ya mencionados (vers. 13-15) y los que son realmente justos. 

Libro de memoria. 

El profeta alienta a los que se esforzaban por hacer lo correcto, con el pensamiento de que Dios recuerda el servicio consagrado de los suyos (ver com. Dan. 7: 10). 

17. Serán para mí. 

En el día cuando los pecadores de Israel comparezcan ante el tribunal de la justicia divina, Dios promete reconocer su "especial tesoro" y preservarlo de la suerte de los impíos. 

Especial tesoro. 

Heb. segullah , "propiedad personal" (BJ), o "posesión privada" (ver com. Exo. 19: 5; Deut. 7: 6; Sal. 135: 4; cf. 1 Ped. 2: 9). 

Los perdonaré. 

Hay dos razones para que Dios sea misericordioso con sus hijos fieles: son sus hijos (Juan 1: 12; Rom. 8: 14; Gál. 3: 26) y le sirven como hijos obedientes (Sal. 103: 13; Apoc. 14: 12). 

18. Discerniréis la diferencia. 

El profeta anticipa un tiempo cuando todo se aclarará, un tiempo cuando las preguntas suscitadas por la gente de sus días (caps. 2: 17; 3: 14) serán final y satisfactoriamente contestadas. Tanto en la historia de Israel como en la vida individual de los israelitas, muchos sucesos habían dado testimonio de que Dios trata en forma diferente a los justos y a los impíos. Sin embargo, en el día del Señor se darán pruebas convincentes del juicio y de la justicia de Dios (Sal. 58: 11). 

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