CBA Libro de Mateo capítulo 2
1. Cuando Jesús nació.-
[Visita de los magos,
Mat. 2: 1-12 . Ver mapa p. 205 y diagramas p. 217.] Mateo menciona en forma muy
abreviada el hecho del nacimiento de Jesús (cap. 1: 25), y omite los diversos
detalles relacionados con ese acontecimiento que se registran en Luc. 1: 26 a 2:
40. Puesto que Mateo destaca a Jesús como el Mesías de las profecías del AT,
demuestra que Jesús en realidad cumplió todas esas profecías (ver com. cap. 1:
22). Al parecer, menciona a modo de introducción los detalles relacionados con
la infancia de Jesús que habían sido temas de profecía y que señalaban el
reinado del Mesías (cap. 1: 1, 6, 17, 23; 2: 2, 6, 15, 17-18, 23). Por otra
parte, Lucas, escribiendo más bien para los gentiles (ver com. cap. 1: 3), hace
resaltar que Jesús, el Hijo de Dios (vers. 32, 35, 76), creció y vivió como
hombre entre los hombres para que llegara a ser el Salvador de toda la humanidad
(cap. 2: 10, 14, 31-32).
Este Comentario ubica el nacimiento de Jesús
aproximadamente en la última parte del año 5 a. C. (ver p. 231; diagramas p.
217).
Belén.-
Heb. "casa de pan". Su nombre anterior, Efrata
(Gén. 48: 7; Miq. 5: 2), significa "fertilidad" (ver com. Gén. 35: 19). La
región de Belén, con sus cerros y valles cubiertos de vides, higueras, olivares
y campos de cereales, era probablemente la parte más productiva de Judea. Esta
zona estaba llena de recuerdos históricos para el pueblo judío de tiempos de
Cristo, así como lo está hoy para los cristianos. En esta región Rut había
espigado en los campos de Booz (Rut 2-4), y allí David había apacentado los
rebaños de su padre (1 Sam. 16: 1, 11; 17: 15). Allí también Samuel ungió a
David como rey (1 Sam. 16: 13). Si se desea más información acerca de Belén, ver
com. Gén. 35: 19; Rut 3: 3; 4: 1. Ver el mapa frente a la p. 353.
De
Judea.-
Se denomina así para distinguirla de Belén de Galilea, aldea
situada a unos 11 km al noroeste de Nazaret (Jos. 19: 15).
Herodes.-
Es decir, Herodes el Grande (ver pp. 42-44).
Magos.-
Gr.
mágoi , plural del Gr. mágos, palabra empleada para designar a las diversas
clases cultas. Si bien la palabra "mago" viene de esa raíz, los mágoi (plural)
no eran magos como hoy se entiende la palabra. Eran de alta alcurnia, educados,
ricos e influyentes. Eran los filósofos, los consejeros del reino, instruidos en
toda la sabiduría del antiguo Cercano Oriente. Los "magos" que vinieron a buscar
al niño Jesús no eran idólatras, y se caracterizaban por ser personas rectas e
íntegras (DTG 41-43).
Al estudiar las Escrituras hebreas, encontraron
allí una exposición más clara de la verdad. En especial, las profecías
mesiánicas del AT les llamaron la atención. Entre ellas habían encontrado las
palabras Balaam: "Saldrá ESTRELLA de Jacob" (Núm. 24: 17). Quizá también
conocían y comprendían la profecía de Daniel con su tiempo preciso (Dan. 9:
25-26), y llegaron a la conclusión de que la venida del Mesías se acercaba (ver
pp. 62-63).
La noche del nacimiento de Cristo apareció en el cielo una
luz misteriosa, que se convirtió en una estrella brillante que persistió en el
cielo occidental (DTG 41-42). Impresionados por su brillo, los sabios, una vez
más, recurrieron a los rollos sagrados. Mientras procuraban comprender el
significado de los sagrados escritos, "en sueños recibieron la indicación de ir
en busca del Príncipe recién nacido" (DTG 42). Como Abrahán, no sabían al
principio adónde debían ir, sino que siguieron a medida que la estrella los
guiaba por su camino.
La tradición de que fueron tres los magos surgió
por el hecho de que los obsequios mencionados son tres (Mat. 2: 11); pero carece
de base bíblica. Una leyenda interesante pero sin valor, les asigna los nombres
de Gaspar, Baltasar y Melchor. La idea sin fundamento de que eran reyes viene de
Isa. 60: 3 (cf. Apoc. 21: 24).
En las pp. 61-65 se comenta la extensión
de la influencia judía en el mundo romano de tiempos de Jesús.
Del
oriente.-
Los judíos consideraban que las regiones del norte de Arabia,
de Siria y de Mesopotamia constituían parte del "oriente". Por eso Harán se
encontraba en "tierra de los orientales" (Gén. 29: 1, 4). El rey de Moab hizo
venir a Balaam " "de Aram [es decir, Siria]... de los montes del oriente" "
(Núm. 23: 7; ver com. cap. 22: 5). Isaías, al hablar de Ciro, lo denomina el
"justo" del "oriente" (cap. 41: 2) y también "ave" del "oriente" (cap. 46: 11).
Algunos han pensado que los magos eran oriundos de la patria de Balaam
-quien fue vidente y quizá también mágos (cf. DTG 41-42) situada entre el valle
de Sajur entre Alepo y Carquemis, a poca distancia del Eufrates (ver com. Núm.
22: 5; PP 467-469). Si así fuera, el viaje a Belén habría sido de unos 650 km, y
hubiera llevado por lo menos unas dos o tres semanas de marcha ininterrumpida,
si usaban cabalgaduras; y quizá un mes, si iban a pie. El hecho de que sin duda
viajaban de noche a fin de no perder de vista la estrella (DTG 41-42), pudo
haber sido motivo de que hayan tardado aún más tiempo. Por otra parte, pudieron
haber partido desde algún punto más lejano en el este, por lo cual el tiempo
empleado en el trayecto pudo haber sido todavía mayor.
Jerusalén.-
Finalmente, su largo viaje los llevó hasta la ciudad de Jerusalén.
Posiblemente esperaban encontrar allí, en el centro religioso de la nación
judía, al que había nacido como rey. El hecho de que los magos fueran
encaminados a Jerusalén y no a Belén, indica el propósito divino de que su
visita fuera el medio de llamar la atención de los dirigentes judíos al
nacimiento del Mesías (DTG 43; cf. vers. 3-6). Al conocer la misión de los
magos, se despertaron la atención y el interés del pueblo y se sintieron
inclinados a estudiar las profecías.
Los caudillos de la nación se
ofendieron porque los magos eran gentiles, y se negaban a creer que Dios pasaría
por alto a los hebreos para comunicarse con paganos (ver DTG 43). Por su parte,
Herodes se enfureció debido a la aparente indiferencia de los sacerdotes y los
escribas (vers. 3-4), y se figuró que la visita de los magos se relacionaba de
algún modo con un complot para quitarle la vida (DTG 42-45).
2. Rey de los judíos, que ha nacido.-
La pregunta indica que los magos no eran judíos, pues de haberlo sido,
habrían dicho "nuestro rey". Al parecer, por lo general se reconocía que el rey
salvador que esperaban las naciones vecinas habría de surgir en Judea (ver com.
vers. 1). Al entrar en Jerusalén, los magos se dirigieron primero al templo,
sobre el cual la estrella había desaparecido, pero en sus recintos sagrados,
sólo hallaron ignorancia, sorpresa, temor y desdén (DTG 41-43).
Su
estrella.-
No fue esta estrella una conjunción de planetas como lo han
sugerido algunos, ni tampoco una nova, como otros han pensado. La "estrella" que
apareció en la noche del nacimiento de Cristo era un "distante grupo de
resplandecientes ángeles" (DTG 42; vers. 7). Los magos fueron inducidos a
interpretar ese extraño fenómeno como el cumplimiento de la profecía de Balaam
referente a la "ESTRELLA de Jacob" (Núm. 24: 17; cf. DTG 41-42).
El
oriente.-
Gr. anatol' , que literalmente significa "surgimiento". La
palabra que en el vers. 1 se traduce como "oriente" aparece en el griego en
plural, sin artículo. En este versículo está en singular y tiene el artículo
definido, por lo cual algunos han opinado que en el vers. 2 Mateo no se refiere
al este como la dirección en la cual se vio la estrella en el cielo, ni designa
el lugar de donde vinieron los magos, sino que emplea la palabra anatol' con su
sentido literal, "salida". De este modo se traduciría, "su estrella hemos visto
en [su] salida o nacimiento", es decir, habían visto surgir la estrella. Esta es
la parte del relato que más interesó a Herodes (vers. 7). La otra
interpretación, "su estrella hemos visto en el país de oriente" también es
posible.
3. Se turbó.-
La larga
lista de atrocidades cometidas por Herodes, en especial los asesinatos de
diversos miembros de su familia de quienes sospechaba que estaban tramando su
muerte para usurparle el trono, da un testimonio elocuente de lo que pudo haber
sentido en su alma cuando oyó que Aquel que había de ser rey de los judíos había
nacido (ver pp. 62-65). La aparente reticencia de los sacerdotes, que no
parecían querer divulgar la información concerniente a las profecías mesiánicas,
las cuales sin duda habían sido mencionadas por los magos, indujo a Herodes a
que sospechara que los sacerdotes, en convivencia con los magos, estaban
tramando un complot para destronarlo, quizá provocando un tumulto popular (DTG
43). Además, es probable que Herodes mismo supiera de la expectativa popular de
que un príncipe había de nacer en Judea y habría de gobernar el mundo. No sólo
eso; al parecer se consideraba a sí mismo como Mesías y tenía anhelos secretos
de gobernar el mundo (ver José Klausner, The Messianic Idea in Israel , p. 374).
Toda Jerusalén.-
No es de extrañarse que toda la ciudad se
turbara también, porque sus residentes conocían demasiado bien las atrocidades
de las cuales era capaz Herodes. Temeroso de una revuelta popular, bien podría
haber decretado la muerte de centenares o de miles de personas.
4. Los principales sacerdotes.-
Quizá el sumo sacerdote oficiante y todos los sacerdotes que ocuparon
ese puesto, los cuales habían sido nombrados por Herodes, pero luego depuestos
por él mismo. Durante su reinado de unos 33 años, Herodes nombró nueve sumos
sacerdotes para el sagrado oficio, que originalmente debía ser hereditario y
vitalicio (Exo. 28: 1; 40: 12-15; Lev. 21: 16-23; Núm. 16: 40; 17; 18: 1-8;
Deut. 10: 6). Simón hijo de Boeto posiblemente era el sumo sacerdote en este
tiempo (Josefo, Antigüedades xv. 9. 3), o Matías o Joazar, yerno e hijo de
Boeto, respectivamente, quienes siguieron a Simón en rápida sucesión ( Ibíd .,
xvii. 4.2; 6.4; 13.1). Otros han sugerido que los "principales sacerdotes" eran
los jefes de los 24 turnos (ver com. Luc. 1: 5). Parece que el grupo que Herodes
convocó era el de los sabios de la nación, de quienes era más probable que
obtuviera la información que deseaba.
Escribas.-
Muchas veces
son designados como "intérpretes de la ley" (Mat. 22: 35) o "doctores de la ley"
(Luc. 5: 17), o sea "maestros de la ley". Eran los sabios cuyo deber era
estudiar, conservar, copiar, interpretar y explicar la ley y los escritos
sagrados (ver p. 57; com. Mar. 1: 22).
Preguntó.-
"Trataba de
averiguar" (BJ). El griego emplea el pretérito imperfecto, lo cual indica que
"indagaba", es decir, insistía repetidas veces en su pregunta. Al parecer, los
sacerdotes eludían el dar una respuesta directa, y Herodes tuvo que sacarles la
información casi a la fuerza. Quizá los sabios se refirieron a su estudio de las
Escrituras hebreas. De ser así, Herodes bien podría haber supuesto que los
doctores de la ley sabían más de lo que aparentaban saber. De ningún modo eran
tan ignorantes como pretendían ser, ni de las profecías mismas, ni de los
acontecimientos recientes que indicaban su cumplimiento. Sin duda, estaban
enterados de la visión de Zacarías (Luc. 1: 22), del informe de los pastores
(ver com. Luc. 2: 17), y de la profecía de Simeón (Luc. 2: 27-28, 34-35). Pero
el orgullo y la envidia habían cerrado su entendimiento a la luz, porque era
evidente que Dios los había pasado por alto al comunicarse con los incultos
pastores y los incircuncisos paganos, como ellos lo creían. Tildaron esos
informes de fanatismo indigno de atención (DTG 43-45).
Dónde había de
nacer el Cristo.-
Aquí Herodes procura saber el lugar del nacimiento de
Cristo, como posteriormente quiso saber de parte de los magos el tiempo de su
nacimiento (vers. 7).
5. Está escrito.-
La cita (vers. 6) dada por los principales sacerdotes y escribas no
concuerda enteramente con el texto hebreo de Miq. 5: 2 ni con la LXX. Parecería
ser una paráfrasis, posiblemente de un tárgum o quizá un pasaje, tal como lo
recordaban en el momento. Por Juan 7: 42 se ve claramente que el significado de
Miq. 5: 2 era generalmente conocido, aun entre el pueblo.
6. Príncipes.-
El texto hebreo de Miq. 5: 2 dice "miles" ,
palabra que también puede traducirse como "familias" , es decir, se hace
referencia aquí a las principales subdivisiones familiares de una tribu (ver
com. Exo. 12: 37; Miq. 5: 2).
Apacentará.-
Gr. poimáinÇ ,
"pastorear". Isaías había predicho que el Mesías habría de apacentar "como
pastor" su rebaño (Isa. 40: 11). Jesús dijo de sí mismo que era el "buen pastor"
(Juan 10: 11, 14). Pablo lo llamó "gran pastor de las ovejas" (Heb. 13: 20);
Pedro lo denominó "Príncipe de los pastores" (1 Ped. 5: 4), y Juan lo describe
como "el Cordero" que "los pastoreará" (Apoc. 7: 17).
7. Diligentemente.-
Mejor, "precisamente". Herodes exigía
una respuesta específica. No se habla aquí de la diligencia de Herodes para
obtener la información, sino de la precisión de la información que buscaba.
El tiempo.-
Herodes ya había sabido mediante los principales
sacerdotes y escribas dónde había de nacer el Cristo (vers. 4-6); ahora trata de
saber de los magos cuándo había ocurrido el nacimiento.
8. Enviándolos.-
Herodes ocultó cuidadosamente sus
pensamientos detrás de una apariencia de interés y aparente simpatía. Esperaba
que los magos correspondieran a su aparente bondad. La visita de ellos a Belén
no suscitaría ninguna sospecha, y le permitiría llevar a cabo su perverso plan
sin que el pueblo supiera lo que hacía. Los principales sacerdotes y escribas
pueden haber sospechado cuáles eran las intenciones de Herodes porque conocían
su actitud para con los que habían pretendido arrebatarle el trono.
Con
diligencia.-
Es decir, "con precisión" (ver com. vers. 7). Los magos
habían de buscar hasta encontrar al Mesías y verificar su hallazgo.
9. Iba delante de ellos.-
Partiendo
de Jerusalén al atardecer, tal como habían viajado de noche (ver com. vers. 1),
la fe de los magos se renovó cuando vieron reaparecer la estrella.
11. La casa.-
Para este tiempo
Jesús tenía por lo menos 40 días, quizá más (ver com. Luc. 2: 22).
Postrándose.-
Una manera común en el Cercano Oriente de expresar
el máximo respeto y reverencia a los hombres, a los ídolos o a Dios (Est. 8: 3;
Job 1: 20; Isa. 46: 6; Dan. 3: 7; etc.).
Lo adoraron.-
A pesar
de sus chascos anteriores, los magos se dieron cuenta de que este niño era Aquel
por el cual habían viajado desde tan lejos.
Tesoros.-
La palabra
griega th'saurós puede significar el lugar donde se guarda el tesoro, ya sea el
almacén o un cofre, o el tesoro que allí se guarda (ver Mat. 6: 20; 13: 52; Col.
2: 3).
Presentes.-
En los países del Cercano Oriente, nunca se
visitaba a un príncipe ni a ningún alto funcionario sin obsequiarle algo como un
acto de homenaje. Comparar esto con los regalos dados a José en Egipto (Gén. 43:
11), a Samuel (1 Sam. 9: 7-8), a Salomón (1 Rey. 10: 2), y las ofrendas dadas a
Dios (Sal. 96: 8).
Incienso.-
Una resina de color blanco o
amarillo pálido que se obtiene haciendo incisiones en la corteza de ciertos
árboles del género Boswellia . Tiene un gusto amargo, pero es fragante cuando se
la quema. Era uno de los ingredientes del sagrado incienso del santuario (Exo.
30: 8, 34). Solía importarse de Arabia (Isa. 60: 6; Jer. 6: 20).
Mirra.-
Otra resina aromática muy cotizada en tiempos antiguos; tenía un gusto
amargo y, ligeramente acre. Quizá se obtenía de un pequeño árbol, el
Balsamodendron myrrha o Commiflora myrrha, oriundo de Arabia y del Africa
oriental. Era uno de los ingredientes que se empleaba en la fabricación del
aceite sagrado (Exo. 30: 23-25) y para hacer perfume (Est. 2: 12; Sal. 45: 8;
Prov. 7: 17). También se lo empleaba como calmante mezclado con vino (Mar. 15:
23) y para embalsamar (Juan 19: 39).
13. Sueños.-
[ Huida a Egipto, Mat. 2: 13-18 . Ver mapa p.
205; diagrama p. 217.] Así también se había aparecido el ángel a José por
primera vez (cap. 1: 20).
Huye a Egipto.-
Egipto era entonces
una provincia romana, y por lo tanto estaba más allá de la jurisdicción de
Herodes. La frontera tradicional de Egipto, el así llamado río de Egipto, el
Wadi el-Arish, a unos 150 km al suroeste de Belén. Muchos judíos vivían en
Egipto en esta época, y José no se encontraría totalmente entre extraños. Había
sinagogas en las ciudades, y en un tiempo aun existió un templo judío. La
tradición dice que José y María huyeron en busca de refugio a Heliópolis (On,
cf. Gén. 41: 45, 50; 46: 20).
14. De
noche.-
Sin duda José obedeció sin demora, quizá partiendo esa misma
noche o tan pronto como pudieron hacerse los preparativos para el viaje. Los
presentes de los magos proporcionaron los medios necesarios para hacer el viaje
(DTG 46-47).
15. La muerte de Herodes.-
Herodes murió poco después de haber hecho matar a los inocentes de Belén
(DTG 47), en el año 4 a. C. (ver pp. 43-46), de una enfermedad terrible y
dolorosa.
Para que se cumpliese.-
La cita que se da aquí es del
texto hebreo de Ose. 11: 1. La LXX reza: "De Egipto llamé a sus hijos". En el
contexto original de Oseas, las palabras de esta profecía se refieren a la
liberación de los hijos de Israel de Egipto. Cuando instaba a Faraón a dejarlos
ir, Moisés dijo: " "Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito" "
(Exo. 4: 22). Con referencia a la aplicación que hace Mateo de las palabras de
Ose. 11: 1 a Cristo, ver com. Deut. 18: 15.
16. Se vio burlado.-
Los magos lo habían engañado. Herodes
comprendió que habían sido más listos que él y que se le habían burlado. Lo tomó
como un insulto y, sin duda, como otra prueba de que se trataba de un siniestro
plan en contra de él.
Mandó matar a todos los niños.-
Quizá sólo
mandó matar a los varones. Quienes ponen en tela de juicio la precisión del
relato bíblico notan que Josefo, en su larga lista de atrocidades cometidas por
Herodes, no menciona la matanza de las criaturas de Belén. Por otra parte, se ha
estimado que en una aldea cuya población probablemente no pasaba de 2.000
habitantes, incluyendo sus aledaños, no habría habido más de unos 50 a 60 niños
de la edad indicada, y que sólo la mitad de ellos serían varones. Algunos
calculan que el número fue algo mayor. Josefo podría haber considerado que este
suceso era relativamente insignificante en comparación con la larga lista de
crímenes más terribles de Herodes que él menciona. Un hecho de este tipo
concuerda bien con lo que se sabe del carácter empedernido de Herodes. Esta
matanza fue uno de los últimos actos de su vida (DTG 47). Además, si Josefo
mencionara esta impía acción, tendría que dar cuenta de los motivos que la
causaron, como lo hace con lujo de detalles en el caso de otros acontecimientos
que registra. Esto podría aplicar un análisis de las pretensiones mesiánicas de
Jesús de Nazaret, tema que, como judío, quizá deseaba evitar. Como estaba
escribiendo una apología del judaísmo para los romanos, y en especial para el
emperador Vespasiano, querría evitar la mención de cualquier cosa contraria a
Roma (ver pp. 76-77, 95).
Menores de dos años.-
Según el antiguo
cómputo del Medio Oriente, que aún persiste en algunas regiones, se dice que un
niño tiene un año durante su primer año de calendario, es decir, desde que nace,
hasta que llega el siguiente día de año nuevo. Entonces tiene dos años a partir
de ese día de año nuevo, aunque ninguno de esos años sea completo. Si acaso los
judíos del tiempo de Jesús computaban así la edad, según los años del
calendario, no hay por qué suponer que Jesús había nacido dos años antes de que
Herodes muriera, ni que Herodes fijara el período de dos años más allá del
límite del tiempo indicado por los magos a fin de asegurarse la muerte del niño
(Mat. 2: 7). Un niño que hubiera nacido en cualquier momento del año 5/4 a. C.
tendría dos años en el año 4/3 a. C., año cuando murió Herodes. Con referencia
al momento probable del nacimiento de Jesús, ver pp. 231-233.
17. Entonces se cumplió.-
Ver Jer.
31: 15. Con referencia a la aplicación original de esta profecía, ver com. Jer,
31: 15; con referencia a la aplicación mesiánica, ver com. Deut. 18: 15.
18. Ramá.-
Hay notables
divergencias en cuanto a la ubicación de Ramá. En el AT se mencionan varias
aldeas llamadas Ramá. Es probable que aquí corresponda con Ramallah, en la parte
sur del territorio de Efraín, situada a unos 13 km al norte de Jerusalén (ver
Nota Adicional de 1 Sam. 1). Esta aldea estaba cerca de la frontera entre las
tribus de Efraín y Benjamín, nieto e hijo, respectivamente, de Raquel.
Raquel que llora.-
Las palabras de Jeremías que aquí se citan se
referían originalmente a las amargas vicisitudes de los cautivos hebreos
llevados a Babilonia en el año 586 a. C. (ver com. Jer. 31: 15). La muerte de
Raquel, ocurrida después del nacimiento de Benjamín, en algún lugar cercano
(Gén. 35: 18-20), hace que esta figura sea muy apropiada. Ella llamó a su hijo
Benoní, "hijo de mi tristeza" " (Gén. 35: 18). Movido por la inspiración, Mateo
aplica las palabras de Jeremías a la matanza de los niños de Belén (ver com.
Deut. 18: 15).
19. Después de muerto
Herodes.-
[ Regreso a Nazaret, Mat. 2: 19-23 = Luc. 2: 39-40. Comentario
principal: Mateo y Lucas; ver mapa p. 205; diagramas pp. 218, 224.] Ver pp.
43-44.
20. Tierra de Israel.-
Término general que se emplea para designar a toda Palestina.
Han muerto.-
Algunos piensan que el plural se refiere a Herodes
y a su hijo y heredero, Antípater (muerto poco antes del fallecimiento de
Herodes); otros consideran que en él se incluyen los soldados que participaron
en la matanza de los niños de Belén.
22. Arquelao.-
En su testamento, Herodes dividió su reino
en cuatro partes, de las cuales dos eran para Arquelao, una para Antipas y la
restante para Felipe (ver pp. 65-67).
Arquelao fue el peor de los hijos
de Herodes. Su tiranía e incompetencia provocaron que los judíos y los
samaritanos pidiesen a Roma que lo depusieran, lo que fue concedido en el año 6
d. C., el noveno año de su reinado. Augusto lo deportó a las Galias (Francia),
donde murió.
En sueños.-
Este es el tercer sueño que se registra
que Dios dio a José (ver cap. 1: 20, 2: 13, 19).
Se fue.-
"Se
retiró" (BJ). Posiblemente José y María, habiendo comprendido las profecías
acerca del Mesías como el Hijo de David habían pensado residir en Belén.
Galilea.-
Esta palabra es una transliteración del Heb, galil o
gelilah que significa "circuito" o "distrito". Su población era una mezcla de
judíos y gentiles, y eran menos evidentes al los prejuicios religiosos de una
población predominantemente judía, como la de Judea. No había ciudades grandes.
La gente vivía mayormente en zonas rurales y en aldeas y se ocupaba en las
tareas comunes de la vida. Sus habitantes eran despreciados por los de la
provincia más culta de Judea (Juan 7: 52 cf. Mat. 26: 69; Juan 1: 46).
Por lo que se dice en Lucas (cap. 2: 39), podría parecer que José y
María volvieron a Galilea inmediatamente después de haber presentado a Jesús en
el templo. Sin embargo Mateo deja bien en claro que la permanencia en Egipto
ocurrió entre esos dos acontecimientos (ver com. Luc. 2: 39). No hay razón
válida para creer que los dos relatos se contradicen. Ver mapa frente a la p.
353.
23. Nazaret.-
Aldehuela a unos
140 km norte de Jerusalén, aproximadamente a mitad de camino (unos 24 km) entre
el extremo sur del mar de Galilea y el Mediterráneo, de las cercanías de donde
hoy se encuentra ciudad de Nazaret. Es probable que la antigua aldea estuviera
en la ladera occidental que se levanta de una depresión rodeada de cerros. La
depresión tiene forma de pera mide más o menos un kilómetro y medio de ancho. La
punta de la pera señala hacia el sur y allí comienza un sinuoso y angosto valle
que termina en la llanura de Esdraelón. La aldea estaba situada a unos 474 m
sobre la llanura. Se encontraba en el territorio que antiguamente fue asignado a
la tribu de Zabulón. Ver ilustración frente a la p. 480.
Algunos han
llegado a la conclusión de que el nombre Nazaret proviene de una raíz que
significa "proteger" o "guardar", y le dan el sentido de "torre de vigía", lo
que encuadraría muy bien con su ubicación en lo alto de los cerros de Galilea.
Otros consideran que el hombre tiene por raíz una palabra que significa "rama" o
"brote", lo cual correspondería con el denso follaje que se encuentra en los
cerros de esa región. Tanto la forma exacta del nombre original como su
significado, son aciertos.
Esta es la primera mención bíblica de
Nazaret, lo que implicaría que no existía o que carecía de importancia en
tiempos anteriores. Josefo no incluye a Nazaret en una lista de unas doscientas
aldeas y pueblos de Galilea. Era una aldea proverbial por su impiedad, aun entre
la gente de Galilea (ver com. Luc. 1: 26).
Desde la cima del cerro que
está detrás del pueblo, el panorama es magnífico en todas direcciones. A unos 27
km al oeste están las azules aguas del Mediterráneo. Hacia el sur está la amplia
y fértil llanura de Esdraelón, más allá de la cual se levantan las montañas de
Samaria. A unos 8 km hacia el este se eleva el monte Tabor, y a la distancia,
más allá de la depresión del Jordán, se encuentra la meseta de Galaad. Hacia el
norte se ven el Líbano y el Antilíbano, y el majestuoso nevado del monte Hermón.
Los profetas.-
El que no se encuentre en el AT ninguna profecía
específica que se asemeje a la que aquí se menciona, ha llevado a los críticos
de la Biblia a señalar que esta afirmación es errónea, y por lo tanto prueba que
Mateo no fue inspirado. Sin embargo, debe notarse que en ocasiones anteriores,
cuando Mateo cita una profecía específica, habla de "el profeta" " (cap. 1: 22;
2: 5, 15, 17). El que emplee aquí la forma plural, "profetas", claramente indica
que se refiere, no a una declaración profética específica en particular, sino a
varias, que si se toman en conjunto llevan a la conclusión que aquí se expresa
(ver com. Esd. 9: 11; Neh. 1: 8). También es posible que Mateo esté citando
escritos inspirados que no llegaron a ser parte del canon bíblico.
Nazareno.-
Algunos han sugerido que esta palabra es derivada del
término Heb. nazir , nazareo", es decir "separado", y que originalmente la
declaración de Mateo rezaba: "Será llamado nazareo" (ver com. Núm. 6: 2). Pero
esta etimología es muy poco probable. Además, es evidente que Jesús no fue
nazareo (Mat. 11: 19; Luc. 7: 33-34; cf. Núm. 6: 24). Es más probable que la
raíz sea natsar , de donde nétser , "brote", "renuevo".
En Isa. 11: 1 la
palabra nétser se traduce como "vara" en el contexto de una profecía claramente
mesiánica. La palabra hebrea más comúnmente empleada para "rama" en el contexto
de una profecía mesiánica es tsemaj (Jer. 23: 5; 33: 15; Zac. 3: 8; 6: 12). Por
lo tanto, es posible que sea correcta la etimología de la palabra Nazaret de
nétser , "renuevo", "brote", y que las profecías de Jesús como "renuevo" o
"vara" bien pudieran aplicarse al hecho de que se crió en la ciudad de Nazaret
(ver com. Deut. 18: 15).
Otros han considerado que la declaración de
Mateo acerca de Cristo como nazareno tiene que ver con el reproche que
sufrieron, en primer lugar, la aldea de Nazaret, y después, Cristo y sus
seguidores. En Juan 1: 46 (cf. cap. 7: 52) se ve claramente el sentimiento
popular para con Nazaret. El Mesías sería "despreciado y desechado entre los
hombres" (Isa. 53: 3; cf. Sal. 22: 6-8). Jesús habría de aparecer no como un rey
homenajeado, sino como un varón humilde entre los hombres. Ni siquiera había de
conocérselo como betlemita, para que gozara del honor de ser ciudadano de la
ciudad de David. Tanto esta solución como la anterior parecerían armonizar con
las Escrituras.
CBA T5
Comentarios
Publicar un comentario