CBA Libro de Mateo capítulo 13
1. Aquel día.
[ El sermón junto al mar, Mat. 13: 1-53 = Mar. 4: 1-34 = Luc. 8: 4-18. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 209; diagrama p. 221; con referencia a las parábolas, ver pp. 193-197.] Este Comentario entiende que "Aquel día" es el mismo día cuando ocurrieron los incidentes registrados en el cap. 12: 22-50 (ver com. cap. 12: 22) y que los acontecimientos registrados en el cap. 8: 18- 27 sucedieron al final de ese mismo día (ver Mar. 4: 35; com. Mat. 8: 18). Aunque no hay pruebas de que este día fuese más agitado que los otros días de Jesús, el registro bastante completo que hay de él le ha ganado la designación de "el día del ajetreo" . Fue uno de esos días cuando Jesús apenas tuvo tiempo para comer o descansar (DTG 300).
Salió Jesús de la casa.
Esto implica que los hechos registrados en el cap. 12: 22-50, que había ocurrido más temprano el mismo día, habían sucedido en alguna casa, quizá la de Pedro en Capernaúm (ver com. Mar. 1: 29), cerca del límite norte de la llanura de Genesaret o posiblemente en alguna casa de Magdala cerca del extremo sur de esa llanura (DTG 372).
Se sentó.
Los rabinos acostumbraban sentarse cuando enseñaban (ver p. 59; com. Luc. 4: 20).
Junto al mar.
Quizá esto ocurrió en algún punto de la orilla del mar de Galilea entre Capernaúm y Magdala, donde la llanura de Genesaret llega hasta el lago (PVGM 16).
2 Mucha gente.
Con referencia a las multitudes que se agolpaban en torno de Jesús durante el período del segundo viaje por Galilea, hacia fines del año 29 d. C., ver com. cap. 8: 1, 18; 12: 15. En esta ocasión la gente ocupó toda la playa y lo obligó a sentarse en una barca en el lago.
La barca.
Aparentemente, cuando Jesús salió de la casa (vers. 1) fue a la orilla del mar con la intención de subir a la barca y cruzar el lago en seguida (PVGM 16). Pero lo detuvieron los urgentes pedidos de los enfermos y la necesidad del pueblo de escuchar palabras de vida (PVGM 16; cf. cap. 9: 36).
3. Habló muchas cosas.
Antes de este momento, ocasionalmente Cristo había emplea do algunas breves ilustraciones que podrían haberse denominado parábolas (cap. 7: 24-27; etc.); aquí por primera vez (DTG 300; PVGM 10) hizo de las parábolas el principal medio para transmitir la verdad. Quizá el Sermón del Monte no fue pronunciado sino unas pocas semanas antes (ver com. cap. 5: 1). También es probable que lo que se relata en este capítulo ocurrió hacia fines del año 29 d. C., y en la llanura de Genesaret, la región más productiva de toda Galilea (ver com. Luc. 5: 1), los agricultores estaban sembrando el trigo de invierno (PVGM 16; ver t. II, p. 112).
Encuanto al resumen de este día tan lleno de actividades, ver com. Mat. 12: 22; 13: 1.
En esta ocasión, Jesús pronunció al menos diez parábolas. A las ocho que se registran en Mateo, Marcos añade las de la lámpara (cap. 4: 21-23) y de la semilla que crece en secreto (vers. 26-29). Las diferentes parábolas que Mateo presenta aquí tienen que ver con diferentes aspectos del reino de los cielos. Ninguna de ellas muestra un panorama total, sino que en su conjunto presentan diversos aspectos de ese reino.
El sembrador.
[ Parábola del sembrador, Mat. 13: 3-9, 18-23 = Mar. 4: 3-20 = Luc. 8: 5-15. Comentario principal: Mateo. Con referencia a las parábolas, ver pp. 193-197.] Mientras Cristo hablaba (PVGM 16) se podía ver a los agricultores que echaban la semilla en el fértil suelo de la pequeña llanura de Genesaret, que se extiende desde las azules aguas del mar de Galilea hasta los cerros. Si bien esta parábola se conoce como la del sembrador, sería más apropiado llamarla la parábola de los diferentes suelos, o del sembrador de la semilla y de los diferentes suelos. Su característica principal no es ni el sembrador ni la semilla, los cuales aparecen también en la parábola de la cizaña (vers. 24-30), sino más bien los cuatro tipos diferentes de suelo en el cual cayó la semilla. Esta parábola hace resaltar la recepción que le dio cada uno de los cuatro tipos de suelo a la semilla y el efecto que esto produjo en el crecimiento de la semilla (PVGM 24). La habilidad del sembrador y la calidad de la semilla son las mismas en relación con cada uno de los cuatro tipos de suelo. Ver com. vers. 8.
La verdad específica representada por la semilla de esta parábola es la naturaleza de la misión de Cristo en la tierra como el Mesías. En mayor o menor grado la verdadera naturaleza del reino de Cristo era un misterio 393 (vers. 11), porque el orgullo había oscurecido la comprensión de las Escrituras del AT. Por lo general, los judíos esperaban que el Mesías vendría como un poderoso conquistador para ocupar el trono de David y subyugar a todas las naciones ante ellos (ver DTG 22; com. Luc. 4: 19). Pero en la parábola del sembrador, Jesús expuso la verdadera naturaleza de su misión; el hecho de que había venido no para poner a los paganos bajo la dominación judía, sino para subyugar los corazones de las "ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mat. 15: 24). En el Sermón del Monte ya había expuesto esta verdad con más solemnidad (ver com. cap. 5: 2).
Salió.
En el antiguo Cercano Oriente, los agricultores solían vivir juntos en aldeas. Cada día, al amanecer, salían a atender sus campos para volver al atardecer. Así también Cristo, el Sembrador de la verdad, salió del Padre celestial para venir a este mundo, el "campo" (vers. 38), a fin de que pudiera "dar testimonio a la verdad" (Juan 18: 37; cf. cap. 10: 10).
4. Junto al camino.
No junto al camino que llevaba de la aldea a los campos, sino algún caminito menor entre los sembrados. Puesto que la superficie del camino era dura, la semilla no penetraba y no podía germinar. Los oyentes representados por el suelo junto al camino son los oyentes superficiales en quienes las verdades del Evangelio no tienen efecto. Según lo expresa un proverbio chino, "lo que les entra por el oído oriental les sale inmediatamente por el oído occidental". No perciben su propia necesidad de recibir el Evangelio. No prestan atención; no comprenden (vers. 19). Al parecer, la verdad no tiene para ellos sentido.
Las aves.
Esas eran las aves que comúnmente aparecen en los campos cuando se ara o se siembra. Según Mateo, las aves representan al "malo" " (vers. 19); según Marcos, representan a Satanás (cap. 4: 15); y según Lucas, representan al diablo (cap. 8: 12).
5. Pedregales.
Al parecer, esto no se refiere aun terreno cubierto de piedra suelta, sino más bien a rocas muy próximas a la superficie, cubiertas apenas por un poco de tierra. Salvo unos pocos lugares favorecidos, este tipo de pedregales limitaba en buena medida el valor y la utilidad de las tierras para la agricultura en la zona montañosa de Palestina.
La semilla del Evangelio que cae en los corazones de los oyentes representados por los pedregales encuentra suficiente tierra para germinar, pero ésta tiene poca profundidad, y en el mejor de los casos el efecto del Evangelio es superficial. El Evangelio conmueve las emociones de estas personas, y reaccionan ante él con rapidez, pero la impresión que deja se pasa junto con las inconstantes emociones que la causaron. La piedra del egoísmo (PVGM 97) impide que el Evangelio efectúe una reforma en la vida. cualquier esfuerzo para servir a Cristo es estorbado hasta tal punto por el propósito primordial de proceder con egoísmo en la vida (PVGM 50), que el Evangelio casi no tiene influencia. Los oidores representados por el terreno pedregoso tienden a seguir sus propias inclinaciones. Las convicciones que puedan tener se basan más en gustos que en principios. Sin duda, la verdad les ha resultado atrayente; admiten que es buena, pero son egoístas. Aceptan lo que en el momento les parece bueno, pero no toman en cuenta el precio del discipulado. No aplican los principios del Evangelio a sus propias vidas ni permiten que el Evangelio reforme su manera de pensar y de actuar. No están dispuestos a aceptar el hecho de que sus hábitos deben cambiar.
No había mucha tierra.
La piedra que se encontraba muy próxima a la superficie del suelo absorbía el calor y apresuraba así la evaporación.
Brotó pronto.
El calor adicional que despedía la piedra causaba una rápida germinación; sin embargo, al faltarle profundidad, la tierra no podía retener la humedad y dársela a las raíces que la necesitaban.
6. Se quemó.
La germinación fue rápida, pero también lo fue el marchitamiento. La única esperanza de los oidores representados por la tierra pedregosa es la de nacer de nuevo (PVGM 29). La influencia superficial del Evangelio sobre ellos no los lleva a confesar el pecado y a abandonarlo (ver com. vers. 5). Su reacción ante el Evangelio no da por resaltado ni la conversión ni el perdón.
7. Espinos.
Gr. ákantha , "espina" o "zarza". Esta palabra también se usa para designar cualquier planta espinosa, por ejemplo, el cardo. Lucas dice que los espinos de la vida cristiana son " "los afanes y las riquezas y los placeres de la vida" " (Luc. 8: 14; cf. Mat. 13: 22).
En este tipo de suelo, las tiernas plantas no se marcharon con tanta rapidez como lo había hecho en el terreno pedregoso. Del mismo modo, la vida cristiana de los oidores 394 representados por el terreno espinoso progresa más que la de los que son representados por la tierra pedregosa. Parecen tener un buen comienzo y experimentar el perdón y la conversión. Pero pronto se cansan " "de hacer bien" (Gál. 6: 9) y no van "adelante a la perfección" (Heb. 6: 1). Absortos en los placeres de este mundo y dedicados a ellos, dejan de eliminar de su vida las tendencias y los rasgos de carácter que responden a la tentación. Son como el que había sido liberado de la posesión demoníaca para luego ser poseído por siete espíritus malos (ver com. Mat. 12: 43-45). Muchas de las cosas que atraen a los oyentes representados por el terreno lleno de espinos y que absorben su atención pueden no ser dañinas en sí mismas. Pero tales personas llegan a estar tan atraídas por este mundo, que no tienen tiempo para prepararse para el mundo venidero.
Los espinos crecieron.
Los espinos impedían que el trigo madurara debidamente (Luc. 8: 14). Del mismo modo el afán por los intereses seculares impide que los frutos del Espíritu (Gál. 5: 22-23) lleguen a la madurez. La religión queda relegada a la posición subordinada de ser sólo un interés entre muchos. Porque no se la cultiva, se marchita y finalmente muere. A los oidores representados por la tierra llena de espinos les falta una transformación moral (PVGM 30). Para ellos la conversión es el todo de la religión; no se dan cuenta de que la vida cristiana significa mayormente el proceso del crecimiento cristiano, mediante el cual las tendencias y características malas son reemplazadas por la vida perfecta de Jesucristo (Ver com. Gál. 2: 20).
8. Buena tierra.
Esto no significa que el corazón del hombre sea naturalmente bueno antes de que las semillas de la verdad divina lo hayan hecho bueno, porque " "Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" " (Fil 2: 13). En la naturaleza del hombre "no mora el bien" (Rom. 7: 18). El terreno es bueno sencillamente porque cede ante la reja del arado de la verdad, porque responde a la influencia enternecedora del Espíritu Santo.
Dio fruto.
Ver com. cap. 7: 16-20. Esto se refiere al fruto del carácter (ver com. Gál. 5: 22-23). El fruto del Espíritu manifestado en la vida es evidencia de una saludable experiencia cristiana. En los corazones de los oyentes representados por el terreno junto al camino, la verdad no halló respuesta. En los oidores representados por la tierra pedregosa, la verdad no produjo sino un impulso pasajero. En el caso de los oidores representados por el suelo lleno de espinas, ocasionó una respuesta que comenzó bien pero que se marchitó en presencia de los cuidados mundanales. Pero en el corazón de los oidores representados por la buena tierra, la respuesta a la verdad es permanente y efectiva. El resultado es una vida transformada según el modelo de la vida perfecta de Jesucristo. El cristiano de éxito no depende de las circunstancias que lo rodean, sino que persevera hasta el fin (Mat. 24: 13).
A ciento.
Ver com. Gén. 26: 12. Este sería un rendimiento realmente fuera de lo común. En años recientes, en los EE. UU., la siembra promedio de trigo fue de 83,53 k por hectárea y la cosecha promedio fue de 2.088 k por hectárea, lo que daría un rendimiento de 25 veces lo sembrado. En la misma época, en Israel, la cosecha promedio fue de 1.210 k por hectárea, lo que significa que si se sembró allí como en los EE. UU., el rendimiento no fue sitio de 14,5 veces lo sembrado. Un rendimiento de cien veces tanto sería milagroso. Marcos invierte el orden y comienza por el rendimiento menor; Lucas omite la mención de los rendimientos menores.
10. Acercándose los discípulos.
Al parecer, y en armonía con su forma habitual de presentar los dichos de Jesús, Mateo aparentemente une aquí la parábola misma con la explicación dada en privado a los discípulos, la cual sin duda fue presentada en algún momento posterior, a fin de conservar el orden de los temas. Marcos dice específicamente que la explicación fue dada cuando Jesús estuvo solo con los doce y con algunos otros discípulos (cap. 4: 10).
11. Os es dado.
El barbecho de los discípulos había sido abierto por el arado del Espíritu Santo (ver com. Ose. 10: 12), y los discípulos recibieron la semilla con gozo. Sólo los que hagan la voluntad divina pueden esperar conocer la doctrina (Juan 7: 17). La percepción de la verdad no depende tanto de la agudeza intelectual como de la sinceridad del deseo.
Misterios.
Es decir, las cosas que están ocultas a los que no tienen sincero interés por conocer la verdad. No son misterios en el 395 sentido que no puedan entenderse o que deliberadamente les son abiertos a algunos y ocultados a otros. El Evangelio es "locura" para algunos (1 Cor. 1: 23) por que "el hombre natural", sin haber recibido la influencia del Espíritu Santo, no tiene la capacidad necesaria para recibir "las cosas que son del Espíritu de Dios" (1 Cor. 2: 14). La razón por la cual no puede conocerlas es simplemente que "se han de discernir espiritualmente" y que él mismo no tiene el discernimiento necesario para comprender su significado. La percepción espiritual sólo se obtiene por medio de la obra del Espíritu Santo (Juan 16: 13; cf. Mat. 16: 17).
No les es dado.
Ver com. vers. 12. Según Marcos, el misterio del reino no es para "los que están fuera" " (cap. 4: 11), es decir, los que están fuera del círculo de los seguidores de Cristo. No tiene sentido revelar la verdad a los que preferirían no tenerla (ver com. Mar. 7: 6). Sólo quienes tienen "hambre y sed de justicia" " pueden esperar satisfacerse (ver com. cap. 5:6).
12 Cualquiera que tiene.
Es decir, cualquiera que sinceramente desea la verdad (ver com. Mat. 13: 11; cf. Mar. 4: 24). La tierra debe estar preparada, por lo menos en parte, para recibir con provecho la semilla. Los que han puesto en práctica la verdad que les ha sido revelada, recibirán más verdad. Los que tienen el espíritu receptivo, lograrán muchísimo más beneficio de cualquier presentación de la verdad que las personas inteligentísimas que no quieren recibir las cosas espirituales. Los maravillosos dones del cielo son para los que los desean ardientemente (DTG 767).
Lo que tiene.
Mejor, "lo que piensa tener" (Luc 8: 18). El que no se esfuerza por aumentar la poca capacidad que pueda tener para percibir la verdad, perderá aun esa pequeña facultad.
13 Por eso les hablo.
Ver com. vers. 3. El propósito de Cristo no era el de ocultar la verdad a aquellos cuya percepción espiritual era pobre (PVGM 76), sino más bien penetrar en su mente y en su corazón embotados con la esperanza de crear la facultad de recibir más verdad (Luc. 8: 16). Cristo vino a este mundo "para dar testimonio a la verdad" , no para ocultarla (Juan 18: 37). La razón por la cual algunos no han producido frutos no se debe al sembrador ni a la semilla, sino al terreno (ver com. Mar. 13: 3).
Viendo no ven.
Ver com. Vers. 15. Aunque estas personas parecen ver, y piensan que ven, en realidad no ven nada. Porque dicen "vemos" y en verdad son ciegos, su "pecado permanece" " (Juan 9: 41). Son voluntariamente ciegos (ver com. Ose. 4: 6). Su percepción, al igual que la de los oidores representados por el terreno junto al camino, es superficial (ver com. Mat. 13: 4-5). La vista natural no está acompañada por el correspondiente discernimiento espiritual.
Ni entienden.
Los fariseos comprendían el significado de las parábolas de Cristo, pero fingían no entender (PVGM 17). Rechazaban las palabras más claras de Cristo porque no querían recibirlas, y por lo tanto su culpa era mayor que la de los otros. Deliberadamente habían cegado los ojos del alma y se habían encerrado en tinieblas (ver com. cap. 12: 31).
14 Se cumple.
Literalmente el verbo significa llenar, como se llena una copa.
La profecía de Isaías.
Esta cita de Isa. 6: 9-10, tal como aparece en el texto griego (Mat. 13: 14-15), es idéntica al texto de la LXX. Ver com. Isa. 6: 9-10.
15 El corazón de este pueblo.
Es decir, su mente, su entendimiento.
Se ha engrosado.
Con referencia al endurecimiento del corazón ver. com. Exo. 4: 21.
Los oídos oyen pesadamente.
Esta es una traducción literal del griego. Es como si hubieran estado dormidos y fuera imposible despertarlos.
Para que no.
Al igual que en Isa. 6: 10, estas palabras son pronunciadas en forma irónica. No era la voluntad de Dios que alguna persona se encontrara en esta condición o que cualquiera dejara de comprender y se convirtiera. La condición de los dirigentes judíos era el resultado natural de su propia conducta y de su modo de vivir. tal como se indica en esta parábola, era también la obra de Satanás (ver com. Mat. 13: 4). La gente de quien hablaba Isaías era la misma que Jesús representó por el terreno junto al camino. En verdad, es Satanás el que ha cegado "el entendimiento de los incrédulos" (2 Cor. 4: 4). No es la luz del cielo la que ciega a los hombres, sino la oscuridad (1 Juan 2: 11). Por lo general, la vista que ha estado por largo tiempo en tinieblas no puede funcionar debidamente en la luz; los ojos que están acostumbrados a la oscuridad tienden a evitar la luz.
16. Bienaventurados.
Es decir, "dichosos" " (BJ) o "felices" " (ver com. cap. 5: 3). por el contrario, quienes tienen ojos y no ven, y oídos y no oyen, no son felices. La verdadera felicidad sólo se alcanza cuando los ojos del alma ven la luz de la verdad. Los que no tienen discernimiento espiritual no pueden nunca ser verdaderamente felices.
17. Desearon ver.
Habían deseado ver el Mesías y su reino. Esta fue la esperanza acariciada por todos los santos de la antigüedad (1 Ped. 1: 10-11), los cuales habían muerto en la fe " "sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos y creyéndolo" " (Heb. 11: 13).
18. Oíd, pues.
El comentario principal de los vers. 18-23 aparece en relación con los vers. 3-9. La explicación de la parábola del sembrador, de la semilla y de los diferentes terrenos, dada aquí por Cristo (vers. 18-23), probablemente en algún momento posterior (ver com. vers. 10), debería tomarse como modelo de los principios que rigen la interpretación de todas las parábolas (ver p. 194).
23. Entiende.
Marcos dice "reciben" " (cap. 4: 20), y Lucas usa la palabra "retienen" " (cap. 8: 15).
24. Otra parábola.
[ Parábola del trigo y la cizaña, Mat. 13: 24-30. Con referencia al uso de parábolas, ver pp. 193-197.] La parábola del trigo y de la cizaña, que sólo aparece en Mateo, destaca que no todos los que profesan aceptar los principios del reino de los cielos son en verdad lo que a primera vista aparecen ser. Quienes son discípulos de Cristo no deben sorprenderse de encontrar en el "reino del cielo" , es decir en el reino de la gracia divina en esta tierra (ver com. cap. 3: 2; 4: 17), a algunos cuyas vidas no han sido transformadas por el Evangelio. Cristo quería hacer saber que él no había plantado tales personas y que sus vidas no eran el producto de la semilla del Evangelio. Su presencia en la iglesia se debe a que "un enemigo" los ha sembrado con el doble propósito de poner en peligro el "trigo" " (ver com. cap. 13: 29) y de deshonrar y arruinar al dueño del campo. Por otra parte, la parábola también promete que en el juicio final cada uno recibirá su debida recompensa y Dios destruirá por completo el mal.
Sembró buena semilla.
Así como en la parábola anterior, Jesús mismo es el sembrador de la verdad divina. La semilla que vicio a sembrar es "buena semilla". No debe culpársele porque más tarde se descubrió que estaban creciendo cizañas en el campo. La parábola anterior trataba mayormente de la recepción de la semilla de la verdad, pero ésta se refiere a su desarrollo y el fin de cada uno.
En su campo.
Este campo es el mundo (vers. 38). Es verdad que en el mundo hoy hay tanto trigo como cizaña, es decir, gente buena y gente mala. Pero eso es de esperarse. Aquí Cristo se refiere de especial manera a su iglesia, el campo de Dios (PVGM 49). Debiera notarse que esta parábola se refiere mayormente al reino de Dios en la tierra, al reino de la gracia que existe ahora.
25. Mientras dormían los hombres.
El enemigo no puede ser visto por los ojos mortales. Sólo se ve el resultado de su trabajo así como sólo puede verse el resultado de la obra del Espíritu Santo (ver com. Juan 3: 8).
Su enemigo.
Es decir, "el diablo" " (vers. 39), o sea Satanás, nuestro adversario (ver com. Zac. 3: 1). Todo lo bueno que hay en el mundo viene de Dios; todo lo malo es, al final de cuentas, producto de la mala semilla sembrada por el diablo en el corazón de los hombres.
Sembró.
Litetalmente "sembró encima" " (BJ). Es decir, sembró la cizaña sobre el trigo que había sido sembrado. Es probable que en Palestina, en tiempos de Jesús, esta siembra de malezas hubiera sido una forma de vengarse de alguien.
Cizaña.
Gr. zizánion, "cizaña" o "joyo", gramínea que suele crecer en los sembrados de trigo y de centeno. La cizaña ( Lolium temulentum) alcanza unos 60 cm de alto y sólo cuando maduran sus granos de color oscuro puede distinguirse fácilmente de los cereales. Sus semillas son venenosas y al ser ingeridas pueden causar vértigos y convulsiones. En algunos casos el envenenamiento por cizaña ha producido la muerte. En la parábola, las cizañas representan a "los hijos del malo" " (vers. 38), porque tienen el carácter parecido al de su padre. Esta representación gráfica se presta en forma muy adecuada para ilustrar la verdad espiritual que Cristo deseaba enseñar.
27. Los siervos.
" Cristo no explicó quiénes eran los siervos de la parábola, y eso podría "
" indicar que su identidad no afecta en nada la verdad que enseña la parábola. La presencia de ellos es tan sólo incidental para la narración (ver p. 194). "
Padre de familia.
" Gr. oikodespót ' s , es decir, el "señor de la casa" " (ver com. Luc. 2: 29) o "dueño de casa" . Se dice que el Hijo del Hombre había sembrado la buena semilla (Mat. 13: 37). Esta identificación vincula íntimamente la parábola de la cizaña con la del sembrador, la semilla y los diferentes terrenos (ver com. vers. 3).
29. No sea que al arrancar.
El carácter de las dos clases de personas representadas por el trigo y la cizaña no estaba aún maduro, y habría sido desastroso intentar hacer lo que proponían los siervos. Evidentemente no era posible todavía arrancar la cizaña sin perjudicar al trigo e impedir que madurar una parte de las plantas. Del mismo modo, Cristo permitió que Judas tuviera los mismos privilegios y las mismas oportunidades como los que gozaron los otros discípulos. Si no lo hubiera hecho así, los otros, que no conocían el verdadero carácter del traidor, podrían haber puesto en duda la sabiduría del Maestro (ver DTG 260; com. vers. 24). Hasta el mismo fin de su ministerio, Cristo nunca reprendió abiertamente a Judas, porque los discípulos, quienes sentían por él respeto y admiración, se habrían sentido inclinados a simpatizar con él (DTG 515). Además, Judas habría considerado que tal reprensión hubiera justificado que él se vengara.
30 Crecer juntamente.
Ver com. vers. 24. Ambas clases de personas estarán, juntas en la iglesia hasta el mismo fin. El trabajo de juntar las cizañas Y de quemarlas ha de ser realizado por los ángeles en ocasión de la cosecha al fin del mundo (vers. 39-42), y no por los "siervos" antes de ese tiempo (vers. 28-30). A través de los siglos, y aún hoy, muchos celosos y procesos cristianos han creído que era su deber juntar y quemar, o perseguir de algún modo, a todos los que ellos consideraban como herejes. Cristo no ha encomendado a sus representantes en la tierra esta tarea. Esto no quiere decir que la iglesia no debe tomar ninguna medida con aquellas personas cuya vida y enseñanzas muestran ya el fruto del mal. Pero la naturaleza de tales medidas se describe claramente en las Escrituras (ver com. Mat. 18: 15-20; cf. Rom.16: 17; Tito 3: 10-11), y nadie tiene el derecho de excederse de los límites prescritos ni de intentar realizar ahora lo que Dios ha dicho que él mismo hará al final de este mundo.
Corresponde hacer notar que, si bien esta parábola hace alusión al daño que se le haría al trigo al arrancar las cizañas antes de la cosecha, no dice nada del daño que la presencia de la cizaña significaría para el trigo. Al parecer, esta parábola se refiere más que nada a la erradicación final del mal y no se ocupa de la influencia de los malos sobre los buenos.
La siega.
"La siega es el fin del siglo" " (vers. 39). Según PVGM 50, la cosecha comienza cuando acaba el tiempo de gracia (ver com. cap. 3: 12).
Los segadores.
Es decir, los ángeles (vers. 39). Es significativo que los siervos (vers. 27) no son los segadores.
Primero la cizaña.
Podría esperarse que se diera la orden de juntar el trigo antes de juntar la cizaña. Se ha sugerido que la orden de quemar primero la cizaña indicaría que si bien había mucha cizaña, había mucho más trigo. También podría interpretarse que se hace alusión aquí al hecho de que al fin del siglo los impíos recibirán su merecido antes de que la tierra sea renovada y se constituya en el hogar de los santos (2 Ped. 3: 7-13; Apoc. 20: 9-10, 14-15; 21: 1).
Atadla en manojos.
Como ya se ha señalado, la siega del mundo comienza con el fin del tiempo de gracia (PVGM 50). Cuando llegue ese momento, la ira de Dios será derramada sobre los impenitentes del mundo (Apoc. 15: 1) y las siete últimas plagas que caerán entonces completarán el proceso de atar la cizaña en manojos pata que pueda ser quemada.
Para quemarla.
Cada semilla produce una cosecha según su especie. No queda más remedio que quemar la cizaña para que las semillas del mal no vuelvan a brotar y otra vez sumerjan al mundo en aflicción y conflicto. Es importante notar que en esta parábola, la cizaña sigue siendo cizaña y acaba en el fuego. No habrá para los malos un segundo tiempo de gracia.
31. Otra parábola.
[ La semilla de mostaza, Mat. 13: 31-32 = Mar. 4: 30-32. Comentario principal: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] La parábola de la semilla de mostaza que presenta Lucas es casi idéntica a las que se registran en Mat. 13: 31-32 y Mar. 4: 30-32, aunque es más breve y aparece dentro del marco del ministerio en Perea, aproximadamente un año más tarde, ocasión en la cual Cristo repitió buena parte de lo que ya había enseñado (DTG 452).
Grano de mostaza.
Es probable que la semilla en cuestión sea la Sinapis nigra , "mostaza negra". Según Plinio el Viejo (siglo I d. C.), la mostaza crecía fácilmente, casi sin cultivar ( Historia natural 19. 170). También menciona que las semillas se empleaban como condimento y las hojas como alimento ( Id . 19. 171). Hipócrates describe el uso medicinal de la mostaza, y también otros autores de la antigüedad, como por ejemplo, el mismo Plinio ( Id . 20: 236-240) y Dioscórides ( De materia medica, ii. 154). Si bien la "mostaza" no aparece en el AT, en la literatura rabínica se habla de ella repetidas veces. Representaba para la mente judía algo diminuto (Mishnah Niddah 5. 2).
Su campo.
Aunque Satanás, el enemigo, pretendía que este mundo era suyo, seguía siendo el "campo" de Dios. Esta designación se aplica especialmente a la iglesia, a la cual quizá se hace referencia aquí (PVGM 49).
32. La más pequeña de todas las semillas.
El grano de mostaza no sólo era símbolo de pequeñez (ver com. vers. 31), sino que era mucho menor que los granos de trigo, centeno o cebada que se sembraban habitualmente en Palestina. Pero la planta, cuando había crecido, era mayor que otras plantas. Los dirigentes judíos despreciaban a la multitud abigarrada que escuchaba con intenso deseo a Jesús; especialmente tenían en menos a los pocos e iletrados campesinos y pescadores quienes, como discípulos de Jesús, estaban sentados con él. Llegaron a la conclusión de que Jesús no podía ser el Mesías que el "reino" que proclamaba, compuesto de ese insignificante grupo de seguidores, nunca llegaría a nada. Jesús no podría haber escogido ninguna representación mejor de la forma en que veían los impíos su reino, que la ilustración de la insignificante semilla de mostaza.
Se hace árbol.
La Sinapsis nigra , o mostaza negra, que crece hoy en Palestina, suele tener algo más de un metro de alto, pero en algunos casos las plantas llegan a tener cerca de cuatro metros de alto y los pájaros suelen posarse en sus ramas para comer las semillas. Aquí la figura de un "árbol" representa el triunfo del mensaje evangélico en todo el mundo. Cristo afirmó que el reino y sus súbditos podían parecer algo insignificante en ese momento, pero que eso cambiaría. El crecimiento del grano de mostaza también representa el crecimiento del reino de la gracia dentro del corazón de cada seguidor de Jesús (PVGM 55).
33. El reino de los cielos.
[ La levadura, Mat. 13: 33 = Luc. 13: 20-21. Comentario: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17. En esta parábola el reino de los cielos es representado por la levadura. Así como una parábola de la semilla de mostaza representaba el amplio crecimiento del reino, es decir el aumento del número de sus súbditos, la parábola de la levadura representa el crecimiento en profundidad y calidad de cada súbdito del reino. Desde el punto de vista humano, eran poco promisorios los iletrados campesinos y pescadores que en esa ocasión eran casi los únicos seguidores del humilde Galileo. Pero quien los consideraba así no contaba con el poder transformador y elevador del Evangelio.
Levadura.
Así como la levadura se difunde en toda la masa donde se la coloca, así también las enseñanzas de Cristo penetrarían en la vida de aquellos que las recibieran y fueran transformados por ellas.
Según el pensamiento rabínico, la levadura, en relación con la pascua, representaba el Tirar. Antes de esa fiesta, la gente debía quitar de su casa todo rastro de levadura porque simbolizaba el pecado (ver com. Lev. 23: 6). Cristo se refirió a la levadura en ese sentido cuando habló de "la levadura de los fariseos y de los saduceos" " (Mat. 16: 6, 12; cf. 1 Cor. 5: 6-8). Pero en la parábola presentada en esta ocasión, la levadura no puede representar al pecado, porque finalmente toda la masa quedó leudada sin duda Cristo no pudo haber dicho que su reino había de quedar totalmente saturado de maldad. Eso arruinaría el "pan". Además, no es lógico suponer que un mismo símbolo debe siempre representar un mismo elemento. Por ejemplo, tanto Satanás (1 Ped. 5: 8) como Cristo (Apoc. 5: 5) aparecen representados por un león. Ver com. Mat. 12: 33.
Una mujer.
En esta parábola, la mujer es tan sólo la persona que hace el pan. Su presencia es necesaria para completar el relato, pero no se le debe atribuir ningún simbolismo especial (ver p. 194).
Medidas.
Gr. sáton , una medida de capacidad igual a poco más de 13 lt (ver p. 52). Las tres medidas equivaldrían a unos 32,5 lt., cantidad que permitiría hacer un buen número de panes. Pero aquí la cantidad de harina no tiene importancia para el mensaje de la parábola.
34. Todo esto.
Es decir, las verdades del reino, especialmente las que aquí presentó en parábolas ver com. vers. 10-16, 36).
35. Cosas escondidas.
Pablo habla del " "misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado" " por medio de la predicación de Jesucristo (Rom. 16: 25-26). En otro pasaje dice que este misterio es "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" Col. 1: 26-27). Había estado oculto no por que Dios no quisiera manifestarlo o no estuviera preparado para revelarlo, sino porque los hombres no estaban preparados para recibirlo.
Fundación.
Gr. katabol ', la acción de "echar hacia abajo" o "poner [establecer]".
36. Entonces.
Así como había hecho con la parábola del sembrador, de la semilla y de los diferentes terrenos, Mateo registra la interpretación que Jesús dio de la parábola de la cizaña, dejando en claro que la explicación fue dada en algún momento posterior y no en presencia de la multitud (ver com. vers. 10). Jesús no interrumpió su sermón junto al mar para volver a casa y explicar la parábola a sus discípulos.
Despedida la gente.
También podría traducirse "dejando a la multitud".
La casa.
Quizá la casa de Pedro en Capernaúm (ver com. Mar. 1: 29).
37. Respondiendo él.
El comentario acerca de la explicación de la parábola de la cizaña aparece en relación con los vers. 24-30.
38. Malo.
Siguiendo la cronología adoptada por este comentario, fue aproximadamente un año más tarde cuando Jesús acusó abiertamente a los dirigentes judíos de ser hijos de su "padre el diablo" (Juan 8: 41, 44).
39. Siglo.
Gr. aiÇn , "siglo", "edad". Las diversas traducciones de este vocablo sugieren que su sentido es múltiple. La palabra aparece en el NT griego 101 veces (si se cuentan como una vez los casos donde aparece la frase "siglos de los siglos"), de las cuales la RVR traduce 60 veces como "siglo" (Mat. 12: 32; 13: 22 Efe. 2: 7; Col. 1: 26; etc.). La palabra aiÇn tiene uso idiomático que se refiere a un largo período de tiempo, y la RVR la traduce 18 veces como "siempre" (Luc. 1: 55; Juan 6: 51; etc.) y 9 veces como "jamás" o "nunca" (Mat. 21: 19; Mar. 3: 29; Juan 4: 14; etc.). Cinco veces la traduce como alguna forma del adjetivo "eterno" " o el adverbio "eternamente" (Juan 11: 26; Efe. 3: 11; Jud. 13; etc.). Cinco veces aiÇn se traduce más con un sentido espacial que temporal ( "mundo" , Mat. 28: 20; "universo" , Heb. 1: 2), pero la idea básica es la de un período de tiempo.
En aiÇn la idea de mundo es desde el punto de vista del tiempo, mientras que en kósmos es el mundo desde el punto de vista del espacio (Mat. 4: 8; 5: 14; etc.). El NT suele hablar del "fin del siglo"( aiÇn ) y no del "fin del mundo" ( kósmos ) cuando se refiere a los acontecimientos finales de la historia del mundo (ver com. Mat. 4: 8).
42. Horno de fuego.
Cf. vers. 50. Esta expresión se refiere a los fuegos del día final, llamados también juegos de la Géenna o del infierno de fuego (ver com. cap. 5: 22).
El lloro y el crujir.
Descripción gráfica del remordimiento de los impíos cuando se den cuenta de que sus malos caminos les han provocado la aniquilación eterna.
43. Resplandecerán.
Gr. eklámp Ç, palabra que da la idea de una luz que irrumpe con repentino brillo, como si el sol saliera desde atrás de una oscura nube. Se hace notar claramente el contraste entre las tinieblas que rodean a los impíos y el gozo que experimentan los salvados.
44. Reino de los cielos.
[ El tesoro escondido, Mat. 13:44. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Tesoro escondido.
Esta parábola, registrada sólo por Mateo, ilustra el valor de la salvación prometida por el Evangelio juntamente con el esfuerzo que debe realizar el que desea conseguirla. Debido a los frecuentes desasosiegos políticos y la incertidumbre económica de los tiempos antiguos, era común que los hombres enterraran sus objetos de valor, donde permanecían, algunas veces aún después de muerto su dueño. Los que adquirirían la tierra no sabían en cuanto al tesoro enterrado, y si no eran herederos, al encontrarlo no tenían derecho a él. En este caso, es evidente que el dueño de la propiedad nada sabía del tesoro escondido, de otro modo, lo hubiera sacado antes de vender el terreno. Según la ley de Moisés, el que encontraba lo que otro había perdido debía devolverlo (ver com. Lev. 6: 3- 4). Pero en este caso, parecería que el dueño original había muerto tiempo antes, y no se le podía devolver el tesoro. Por esto el que lo encontró tenía derecho de guardarse el tesoro como cualquier otra persona, y legalmente era dueño del tesoro el propietario del campo (ver com. Mat. 6: 19- 20).
Lo esconde de nuevo.
El que había encontrado el tesoro lo puso de nuevo donde había estado oculto a fin de protegerlo y para asegurarse de que el procedimiento para conseguirlo fuera legal. Debiera notarse que Cristo no necesariamente encomia la acción del que halló el tesoro, pero tampoco lo condena. Si surgiera cualquier pregunta con respecto a la corrección del proceder de este hombre, debiera recordarse que el carácter del que encontró el tesoro nada tiene que ver con la lección que Cristo deseaba presentar en la parábola, es decir, el valor del tesoro celestial y el esfuerzo que debía realizarse para conseguirlo (ver p. 194).
Campo.
Se puede interpretar que el "campo" " representa "las Sagradas Escrituras" " (PVGM 76).
45. El reino de los cielos.
[ a perla de gran precio, Mat. 13: 45-46. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Un mercader.
Gr. émporos . Se refiere a un mayorista, a uno que va de aquí para allá a fin de comprar mercaderías, en contraste con el káp ' los , "revendedor" o "pequeño comerciante". La parábola del tesoro escondido ilustra el caso de los que encuentran la verdad sin haber pensado en buscarla, mientras que la parábola de la perla de gran precio representa a los que ansiosamente han deseado hallar la verdad (PVGM 87). Puede suponerse que el mercader era conocedor de perlas y que se proponía comerciar sólo con las más finas. Así como ese mercader, hay muchas personas que se dan cuenta de que les falta algo y buscan anhelantes la satisfacción de sus inquietudes espirituales,
Busca buenas perlas.
El mercader representa en primer lugar a los hombres que buscan un Salvador, pero también representa a Cristo que busca a los hombres (PVGM 90). Nada hay de mayor valor que Cristo y nada debiera buscarse con mayor diligencia. Por otra parte, a la vista del cielo nada hay de mayor valor que el afecto y la piedad de los seres creados de todo el universo. Aun cuando el hombre había caído en el pecado era de tanto valor a la vista del cielo, que Dios dio a su Hijo para buscarlo y restaurarlo al favor divino, y junto con este regalo le proporcionó los ilimitados recursos de la Omnipotencia.
46. Preciosa.
Era de gran precio por su inmenso valor. En armonía con la interpretación primaria de esta parábola, la "perla de gran precio" no es otro sino, Jesucristo, "señalado entre diez mil" " (Cant. 5:10). El tamaño, la forma, y el brillo de la perla le dan valor. La perfección de carácter y la plenitud del amor divino de Jesús constituyen su preciosura. El mercader de perlas debe haber experimentado una satisfacción enorme al Poseer esa perla inigualable. El que halla en Cristo la respuesta a todos los anhelos de su corazón, que encuentra más perfectamente en él el camino de la vida, que encuentra en él la meta de la existencia, ha encontrado el máximo tesoro que la vida puede otorgarle.
Vendió todo.
Aunque la salvación no puede comprarse, cuesta todo lo que una persona posee. Así como lo hizo Pablo, quien verdaderamente halla a Cristo, estimará "todas las cosas como pérdida" para ganar a Cristo (Fil. 3: 8) Al conocer a Cristo se llena un vacío en la vida que ninguna otra cosa puede llenar. Conocerle es vida eterna (Juan 17: 3).
La compró.
El mercader estuvo dispuesto a dar todo lo que tenía para adquirir la perla preciosa. La paz con Dios cuesta todo lo que el hombre tiene, pero vale infinitamente más. Algunos deben pagar el precio del yo del orgullo y la ambición, o el precio de lo malos hábitos. El hombre compra la salvación por el precio de cosas que en sí carece de valor, o aun son nocivas. Por lo tanto nada pierde en esta transacción.
[ El sermón junto al mar, Mat. 13: 1-53 = Mar. 4: 1-34 = Luc. 8: 4-18. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 209; diagrama p. 221; con referencia a las parábolas, ver pp. 193-197.] Este Comentario entiende que "Aquel día" es el mismo día cuando ocurrieron los incidentes registrados en el cap. 12: 22-50 (ver com. cap. 12: 22) y que los acontecimientos registrados en el cap. 8: 18- 27 sucedieron al final de ese mismo día (ver Mar. 4: 35; com. Mat. 8: 18). Aunque no hay pruebas de que este día fuese más agitado que los otros días de Jesús, el registro bastante completo que hay de él le ha ganado la designación de "el día del ajetreo" . Fue uno de esos días cuando Jesús apenas tuvo tiempo para comer o descansar (DTG 300).
Salió Jesús de la casa.
Esto implica que los hechos registrados en el cap. 12: 22-50, que había ocurrido más temprano el mismo día, habían sucedido en alguna casa, quizá la de Pedro en Capernaúm (ver com. Mar. 1: 29), cerca del límite norte de la llanura de Genesaret o posiblemente en alguna casa de Magdala cerca del extremo sur de esa llanura (DTG 372).
Se sentó.
Los rabinos acostumbraban sentarse cuando enseñaban (ver p. 59; com. Luc. 4: 20).
Junto al mar.
Quizá esto ocurrió en algún punto de la orilla del mar de Galilea entre Capernaúm y Magdala, donde la llanura de Genesaret llega hasta el lago (PVGM 16).
2 Mucha gente.
Con referencia a las multitudes que se agolpaban en torno de Jesús durante el período del segundo viaje por Galilea, hacia fines del año 29 d. C., ver com. cap. 8: 1, 18; 12: 15. En esta ocasión la gente ocupó toda la playa y lo obligó a sentarse en una barca en el lago.
La barca.
Aparentemente, cuando Jesús salió de la casa (vers. 1) fue a la orilla del mar con la intención de subir a la barca y cruzar el lago en seguida (PVGM 16). Pero lo detuvieron los urgentes pedidos de los enfermos y la necesidad del pueblo de escuchar palabras de vida (PVGM 16; cf. cap. 9: 36).
3. Habló muchas cosas.
Antes de este momento, ocasionalmente Cristo había emplea do algunas breves ilustraciones que podrían haberse denominado parábolas (cap. 7: 24-27; etc.); aquí por primera vez (DTG 300; PVGM 10) hizo de las parábolas el principal medio para transmitir la verdad. Quizá el Sermón del Monte no fue pronunciado sino unas pocas semanas antes (ver com. cap. 5: 1). También es probable que lo que se relata en este capítulo ocurrió hacia fines del año 29 d. C., y en la llanura de Genesaret, la región más productiva de toda Galilea (ver com. Luc. 5: 1), los agricultores estaban sembrando el trigo de invierno (PVGM 16; ver t. II, p. 112).
Encuanto al resumen de este día tan lleno de actividades, ver com. Mat. 12: 22; 13: 1.
En esta ocasión, Jesús pronunció al menos diez parábolas. A las ocho que se registran en Mateo, Marcos añade las de la lámpara (cap. 4: 21-23) y de la semilla que crece en secreto (vers. 26-29). Las diferentes parábolas que Mateo presenta aquí tienen que ver con diferentes aspectos del reino de los cielos. Ninguna de ellas muestra un panorama total, sino que en su conjunto presentan diversos aspectos de ese reino.
El sembrador.
[ Parábola del sembrador, Mat. 13: 3-9, 18-23 = Mar. 4: 3-20 = Luc. 8: 5-15. Comentario principal: Mateo. Con referencia a las parábolas, ver pp. 193-197.] Mientras Cristo hablaba (PVGM 16) se podía ver a los agricultores que echaban la semilla en el fértil suelo de la pequeña llanura de Genesaret, que se extiende desde las azules aguas del mar de Galilea hasta los cerros. Si bien esta parábola se conoce como la del sembrador, sería más apropiado llamarla la parábola de los diferentes suelos, o del sembrador de la semilla y de los diferentes suelos. Su característica principal no es ni el sembrador ni la semilla, los cuales aparecen también en la parábola de la cizaña (vers. 24-30), sino más bien los cuatro tipos diferentes de suelo en el cual cayó la semilla. Esta parábola hace resaltar la recepción que le dio cada uno de los cuatro tipos de suelo a la semilla y el efecto que esto produjo en el crecimiento de la semilla (PVGM 24). La habilidad del sembrador y la calidad de la semilla son las mismas en relación con cada uno de los cuatro tipos de suelo. Ver com. vers. 8.
La verdad específica representada por la semilla de esta parábola es la naturaleza de la misión de Cristo en la tierra como el Mesías. En mayor o menor grado la verdadera naturaleza del reino de Cristo era un misterio 393 (vers. 11), porque el orgullo había oscurecido la comprensión de las Escrituras del AT. Por lo general, los judíos esperaban que el Mesías vendría como un poderoso conquistador para ocupar el trono de David y subyugar a todas las naciones ante ellos (ver DTG 22; com. Luc. 4: 19). Pero en la parábola del sembrador, Jesús expuso la verdadera naturaleza de su misión; el hecho de que había venido no para poner a los paganos bajo la dominación judía, sino para subyugar los corazones de las "ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mat. 15: 24). En el Sermón del Monte ya había expuesto esta verdad con más solemnidad (ver com. cap. 5: 2).
Salió.
En el antiguo Cercano Oriente, los agricultores solían vivir juntos en aldeas. Cada día, al amanecer, salían a atender sus campos para volver al atardecer. Así también Cristo, el Sembrador de la verdad, salió del Padre celestial para venir a este mundo, el "campo" (vers. 38), a fin de que pudiera "dar testimonio a la verdad" (Juan 18: 37; cf. cap. 10: 10).
4. Junto al camino.
No junto al camino que llevaba de la aldea a los campos, sino algún caminito menor entre los sembrados. Puesto que la superficie del camino era dura, la semilla no penetraba y no podía germinar. Los oyentes representados por el suelo junto al camino son los oyentes superficiales en quienes las verdades del Evangelio no tienen efecto. Según lo expresa un proverbio chino, "lo que les entra por el oído oriental les sale inmediatamente por el oído occidental". No perciben su propia necesidad de recibir el Evangelio. No prestan atención; no comprenden (vers. 19). Al parecer, la verdad no tiene para ellos sentido.
Las aves.
Esas eran las aves que comúnmente aparecen en los campos cuando se ara o se siembra. Según Mateo, las aves representan al "malo" " (vers. 19); según Marcos, representan a Satanás (cap. 4: 15); y según Lucas, representan al diablo (cap. 8: 12).
5. Pedregales.
Al parecer, esto no se refiere aun terreno cubierto de piedra suelta, sino más bien a rocas muy próximas a la superficie, cubiertas apenas por un poco de tierra. Salvo unos pocos lugares favorecidos, este tipo de pedregales limitaba en buena medida el valor y la utilidad de las tierras para la agricultura en la zona montañosa de Palestina.
La semilla del Evangelio que cae en los corazones de los oyentes representados por los pedregales encuentra suficiente tierra para germinar, pero ésta tiene poca profundidad, y en el mejor de los casos el efecto del Evangelio es superficial. El Evangelio conmueve las emociones de estas personas, y reaccionan ante él con rapidez, pero la impresión que deja se pasa junto con las inconstantes emociones que la causaron. La piedra del egoísmo (PVGM 97) impide que el Evangelio efectúe una reforma en la vida. cualquier esfuerzo para servir a Cristo es estorbado hasta tal punto por el propósito primordial de proceder con egoísmo en la vida (PVGM 50), que el Evangelio casi no tiene influencia. Los oidores representados por el terreno pedregoso tienden a seguir sus propias inclinaciones. Las convicciones que puedan tener se basan más en gustos que en principios. Sin duda, la verdad les ha resultado atrayente; admiten que es buena, pero son egoístas. Aceptan lo que en el momento les parece bueno, pero no toman en cuenta el precio del discipulado. No aplican los principios del Evangelio a sus propias vidas ni permiten que el Evangelio reforme su manera de pensar y de actuar. No están dispuestos a aceptar el hecho de que sus hábitos deben cambiar.
No había mucha tierra.
La piedra que se encontraba muy próxima a la superficie del suelo absorbía el calor y apresuraba así la evaporación.
Brotó pronto.
El calor adicional que despedía la piedra causaba una rápida germinación; sin embargo, al faltarle profundidad, la tierra no podía retener la humedad y dársela a las raíces que la necesitaban.
6. Se quemó.
La germinación fue rápida, pero también lo fue el marchitamiento. La única esperanza de los oidores representados por la tierra pedregosa es la de nacer de nuevo (PVGM 29). La influencia superficial del Evangelio sobre ellos no los lleva a confesar el pecado y a abandonarlo (ver com. vers. 5). Su reacción ante el Evangelio no da por resaltado ni la conversión ni el perdón.
7. Espinos.
Gr. ákantha , "espina" o "zarza". Esta palabra también se usa para designar cualquier planta espinosa, por ejemplo, el cardo. Lucas dice que los espinos de la vida cristiana son " "los afanes y las riquezas y los placeres de la vida" " (Luc. 8: 14; cf. Mat. 13: 22).
En este tipo de suelo, las tiernas plantas no se marcharon con tanta rapidez como lo había hecho en el terreno pedregoso. Del mismo modo, la vida cristiana de los oidores 394 representados por el terreno espinoso progresa más que la de los que son representados por la tierra pedregosa. Parecen tener un buen comienzo y experimentar el perdón y la conversión. Pero pronto se cansan " "de hacer bien" (Gál. 6: 9) y no van "adelante a la perfección" (Heb. 6: 1). Absortos en los placeres de este mundo y dedicados a ellos, dejan de eliminar de su vida las tendencias y los rasgos de carácter que responden a la tentación. Son como el que había sido liberado de la posesión demoníaca para luego ser poseído por siete espíritus malos (ver com. Mat. 12: 43-45). Muchas de las cosas que atraen a los oyentes representados por el terreno lleno de espinos y que absorben su atención pueden no ser dañinas en sí mismas. Pero tales personas llegan a estar tan atraídas por este mundo, que no tienen tiempo para prepararse para el mundo venidero.
Los espinos crecieron.
Los espinos impedían que el trigo madurara debidamente (Luc. 8: 14). Del mismo modo el afán por los intereses seculares impide que los frutos del Espíritu (Gál. 5: 22-23) lleguen a la madurez. La religión queda relegada a la posición subordinada de ser sólo un interés entre muchos. Porque no se la cultiva, se marchita y finalmente muere. A los oidores representados por la tierra llena de espinos les falta una transformación moral (PVGM 30). Para ellos la conversión es el todo de la religión; no se dan cuenta de que la vida cristiana significa mayormente el proceso del crecimiento cristiano, mediante el cual las tendencias y características malas son reemplazadas por la vida perfecta de Jesucristo (Ver com. Gál. 2: 20).
8. Buena tierra.
Esto no significa que el corazón del hombre sea naturalmente bueno antes de que las semillas de la verdad divina lo hayan hecho bueno, porque " "Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" " (Fil 2: 13). En la naturaleza del hombre "no mora el bien" (Rom. 7: 18). El terreno es bueno sencillamente porque cede ante la reja del arado de la verdad, porque responde a la influencia enternecedora del Espíritu Santo.
Dio fruto.
Ver com. cap. 7: 16-20. Esto se refiere al fruto del carácter (ver com. Gál. 5: 22-23). El fruto del Espíritu manifestado en la vida es evidencia de una saludable experiencia cristiana. En los corazones de los oyentes representados por el terreno junto al camino, la verdad no halló respuesta. En los oidores representados por la tierra pedregosa, la verdad no produjo sino un impulso pasajero. En el caso de los oidores representados por el suelo lleno de espinas, ocasionó una respuesta que comenzó bien pero que se marchitó en presencia de los cuidados mundanales. Pero en el corazón de los oidores representados por la buena tierra, la respuesta a la verdad es permanente y efectiva. El resultado es una vida transformada según el modelo de la vida perfecta de Jesucristo. El cristiano de éxito no depende de las circunstancias que lo rodean, sino que persevera hasta el fin (Mat. 24: 13).
A ciento.
Ver com. Gén. 26: 12. Este sería un rendimiento realmente fuera de lo común. En años recientes, en los EE. UU., la siembra promedio de trigo fue de 83,53 k por hectárea y la cosecha promedio fue de 2.088 k por hectárea, lo que daría un rendimiento de 25 veces lo sembrado. En la misma época, en Israel, la cosecha promedio fue de 1.210 k por hectárea, lo que significa que si se sembró allí como en los EE. UU., el rendimiento no fue sitio de 14,5 veces lo sembrado. Un rendimiento de cien veces tanto sería milagroso. Marcos invierte el orden y comienza por el rendimiento menor; Lucas omite la mención de los rendimientos menores.
10. Acercándose los discípulos.
Al parecer, y en armonía con su forma habitual de presentar los dichos de Jesús, Mateo aparentemente une aquí la parábola misma con la explicación dada en privado a los discípulos, la cual sin duda fue presentada en algún momento posterior, a fin de conservar el orden de los temas. Marcos dice específicamente que la explicación fue dada cuando Jesús estuvo solo con los doce y con algunos otros discípulos (cap. 4: 10).
11. Os es dado.
El barbecho de los discípulos había sido abierto por el arado del Espíritu Santo (ver com. Ose. 10: 12), y los discípulos recibieron la semilla con gozo. Sólo los que hagan la voluntad divina pueden esperar conocer la doctrina (Juan 7: 17). La percepción de la verdad no depende tanto de la agudeza intelectual como de la sinceridad del deseo.
Misterios.
Es decir, las cosas que están ocultas a los que no tienen sincero interés por conocer la verdad. No son misterios en el 395 sentido que no puedan entenderse o que deliberadamente les son abiertos a algunos y ocultados a otros. El Evangelio es "locura" para algunos (1 Cor. 1: 23) por que "el hombre natural", sin haber recibido la influencia del Espíritu Santo, no tiene la capacidad necesaria para recibir "las cosas que son del Espíritu de Dios" (1 Cor. 2: 14). La razón por la cual no puede conocerlas es simplemente que "se han de discernir espiritualmente" y que él mismo no tiene el discernimiento necesario para comprender su significado. La percepción espiritual sólo se obtiene por medio de la obra del Espíritu Santo (Juan 16: 13; cf. Mat. 16: 17).
No les es dado.
Ver com. vers. 12. Según Marcos, el misterio del reino no es para "los que están fuera" " (cap. 4: 11), es decir, los que están fuera del círculo de los seguidores de Cristo. No tiene sentido revelar la verdad a los que preferirían no tenerla (ver com. Mar. 7: 6). Sólo quienes tienen "hambre y sed de justicia" " pueden esperar satisfacerse (ver com. cap. 5:6).
12 Cualquiera que tiene.
Es decir, cualquiera que sinceramente desea la verdad (ver com. Mat. 13: 11; cf. Mar. 4: 24). La tierra debe estar preparada, por lo menos en parte, para recibir con provecho la semilla. Los que han puesto en práctica la verdad que les ha sido revelada, recibirán más verdad. Los que tienen el espíritu receptivo, lograrán muchísimo más beneficio de cualquier presentación de la verdad que las personas inteligentísimas que no quieren recibir las cosas espirituales. Los maravillosos dones del cielo son para los que los desean ardientemente (DTG 767).
Lo que tiene.
Mejor, "lo que piensa tener" (Luc 8: 18). El que no se esfuerza por aumentar la poca capacidad que pueda tener para percibir la verdad, perderá aun esa pequeña facultad.
13 Por eso les hablo.
Ver com. vers. 3. El propósito de Cristo no era el de ocultar la verdad a aquellos cuya percepción espiritual era pobre (PVGM 76), sino más bien penetrar en su mente y en su corazón embotados con la esperanza de crear la facultad de recibir más verdad (Luc. 8: 16). Cristo vino a este mundo "para dar testimonio a la verdad" , no para ocultarla (Juan 18: 37). La razón por la cual algunos no han producido frutos no se debe al sembrador ni a la semilla, sino al terreno (ver com. Mar. 13: 3).
Viendo no ven.
Ver com. Vers. 15. Aunque estas personas parecen ver, y piensan que ven, en realidad no ven nada. Porque dicen "vemos" y en verdad son ciegos, su "pecado permanece" " (Juan 9: 41). Son voluntariamente ciegos (ver com. Ose. 4: 6). Su percepción, al igual que la de los oidores representados por el terreno junto al camino, es superficial (ver com. Mat. 13: 4-5). La vista natural no está acompañada por el correspondiente discernimiento espiritual.
Ni entienden.
Los fariseos comprendían el significado de las parábolas de Cristo, pero fingían no entender (PVGM 17). Rechazaban las palabras más claras de Cristo porque no querían recibirlas, y por lo tanto su culpa era mayor que la de los otros. Deliberadamente habían cegado los ojos del alma y se habían encerrado en tinieblas (ver com. cap. 12: 31).
14 Se cumple.
Literalmente el verbo significa llenar, como se llena una copa.
La profecía de Isaías.
Esta cita de Isa. 6: 9-10, tal como aparece en el texto griego (Mat. 13: 14-15), es idéntica al texto de la LXX. Ver com. Isa. 6: 9-10.
15 El corazón de este pueblo.
Es decir, su mente, su entendimiento.
Se ha engrosado.
Con referencia al endurecimiento del corazón ver. com. Exo. 4: 21.
Los oídos oyen pesadamente.
Esta es una traducción literal del griego. Es como si hubieran estado dormidos y fuera imposible despertarlos.
Para que no.
Al igual que en Isa. 6: 10, estas palabras son pronunciadas en forma irónica. No era la voluntad de Dios que alguna persona se encontrara en esta condición o que cualquiera dejara de comprender y se convirtiera. La condición de los dirigentes judíos era el resultado natural de su propia conducta y de su modo de vivir. tal como se indica en esta parábola, era también la obra de Satanás (ver com. Mat. 13: 4). La gente de quien hablaba Isaías era la misma que Jesús representó por el terreno junto al camino. En verdad, es Satanás el que ha cegado "el entendimiento de los incrédulos" (2 Cor. 4: 4). No es la luz del cielo la que ciega a los hombres, sino la oscuridad (1 Juan 2: 11). Por lo general, la vista que ha estado por largo tiempo en tinieblas no puede funcionar debidamente en la luz; los ojos que están acostumbrados a la oscuridad tienden a evitar la luz.
16. Bienaventurados.
Es decir, "dichosos" " (BJ) o "felices" " (ver com. cap. 5: 3). por el contrario, quienes tienen ojos y no ven, y oídos y no oyen, no son felices. La verdadera felicidad sólo se alcanza cuando los ojos del alma ven la luz de la verdad. Los que no tienen discernimiento espiritual no pueden nunca ser verdaderamente felices.
17. Desearon ver.
Habían deseado ver el Mesías y su reino. Esta fue la esperanza acariciada por todos los santos de la antigüedad (1 Ped. 1: 10-11), los cuales habían muerto en la fe " "sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos y creyéndolo" " (Heb. 11: 13).
18. Oíd, pues.
El comentario principal de los vers. 18-23 aparece en relación con los vers. 3-9. La explicación de la parábola del sembrador, de la semilla y de los diferentes terrenos, dada aquí por Cristo (vers. 18-23), probablemente en algún momento posterior (ver com. vers. 10), debería tomarse como modelo de los principios que rigen la interpretación de todas las parábolas (ver p. 194).
23. Entiende.
Marcos dice "reciben" " (cap. 4: 20), y Lucas usa la palabra "retienen" " (cap. 8: 15).
24. Otra parábola.
[ Parábola del trigo y la cizaña, Mat. 13: 24-30. Con referencia al uso de parábolas, ver pp. 193-197.] La parábola del trigo y de la cizaña, que sólo aparece en Mateo, destaca que no todos los que profesan aceptar los principios del reino de los cielos son en verdad lo que a primera vista aparecen ser. Quienes son discípulos de Cristo no deben sorprenderse de encontrar en el "reino del cielo" , es decir en el reino de la gracia divina en esta tierra (ver com. cap. 3: 2; 4: 17), a algunos cuyas vidas no han sido transformadas por el Evangelio. Cristo quería hacer saber que él no había plantado tales personas y que sus vidas no eran el producto de la semilla del Evangelio. Su presencia en la iglesia se debe a que "un enemigo" los ha sembrado con el doble propósito de poner en peligro el "trigo" " (ver com. cap. 13: 29) y de deshonrar y arruinar al dueño del campo. Por otra parte, la parábola también promete que en el juicio final cada uno recibirá su debida recompensa y Dios destruirá por completo el mal.
Sembró buena semilla.
Así como en la parábola anterior, Jesús mismo es el sembrador de la verdad divina. La semilla que vicio a sembrar es "buena semilla". No debe culpársele porque más tarde se descubrió que estaban creciendo cizañas en el campo. La parábola anterior trataba mayormente de la recepción de la semilla de la verdad, pero ésta se refiere a su desarrollo y el fin de cada uno.
En su campo.
Este campo es el mundo (vers. 38). Es verdad que en el mundo hoy hay tanto trigo como cizaña, es decir, gente buena y gente mala. Pero eso es de esperarse. Aquí Cristo se refiere de especial manera a su iglesia, el campo de Dios (PVGM 49). Debiera notarse que esta parábola se refiere mayormente al reino de Dios en la tierra, al reino de la gracia que existe ahora.
25. Mientras dormían los hombres.
El enemigo no puede ser visto por los ojos mortales. Sólo se ve el resultado de su trabajo así como sólo puede verse el resultado de la obra del Espíritu Santo (ver com. Juan 3: 8).
Su enemigo.
Es decir, "el diablo" " (vers. 39), o sea Satanás, nuestro adversario (ver com. Zac. 3: 1). Todo lo bueno que hay en el mundo viene de Dios; todo lo malo es, al final de cuentas, producto de la mala semilla sembrada por el diablo en el corazón de los hombres.
Sembró.
Litetalmente "sembró encima" " (BJ). Es decir, sembró la cizaña sobre el trigo que había sido sembrado. Es probable que en Palestina, en tiempos de Jesús, esta siembra de malezas hubiera sido una forma de vengarse de alguien.
Cizaña.
Gr. zizánion, "cizaña" o "joyo", gramínea que suele crecer en los sembrados de trigo y de centeno. La cizaña ( Lolium temulentum) alcanza unos 60 cm de alto y sólo cuando maduran sus granos de color oscuro puede distinguirse fácilmente de los cereales. Sus semillas son venenosas y al ser ingeridas pueden causar vértigos y convulsiones. En algunos casos el envenenamiento por cizaña ha producido la muerte. En la parábola, las cizañas representan a "los hijos del malo" " (vers. 38), porque tienen el carácter parecido al de su padre. Esta representación gráfica se presta en forma muy adecuada para ilustrar la verdad espiritual que Cristo deseaba enseñar.
27. Los siervos.
" Cristo no explicó quiénes eran los siervos de la parábola, y eso podría "
" indicar que su identidad no afecta en nada la verdad que enseña la parábola. La presencia de ellos es tan sólo incidental para la narración (ver p. 194). "
Padre de familia.
" Gr. oikodespót ' s , es decir, el "señor de la casa" " (ver com. Luc. 2: 29) o "dueño de casa" . Se dice que el Hijo del Hombre había sembrado la buena semilla (Mat. 13: 37). Esta identificación vincula íntimamente la parábola de la cizaña con la del sembrador, la semilla y los diferentes terrenos (ver com. vers. 3).
29. No sea que al arrancar.
El carácter de las dos clases de personas representadas por el trigo y la cizaña no estaba aún maduro, y habría sido desastroso intentar hacer lo que proponían los siervos. Evidentemente no era posible todavía arrancar la cizaña sin perjudicar al trigo e impedir que madurar una parte de las plantas. Del mismo modo, Cristo permitió que Judas tuviera los mismos privilegios y las mismas oportunidades como los que gozaron los otros discípulos. Si no lo hubiera hecho así, los otros, que no conocían el verdadero carácter del traidor, podrían haber puesto en duda la sabiduría del Maestro (ver DTG 260; com. vers. 24). Hasta el mismo fin de su ministerio, Cristo nunca reprendió abiertamente a Judas, porque los discípulos, quienes sentían por él respeto y admiración, se habrían sentido inclinados a simpatizar con él (DTG 515). Además, Judas habría considerado que tal reprensión hubiera justificado que él se vengara.
30 Crecer juntamente.
Ver com. vers. 24. Ambas clases de personas estarán, juntas en la iglesia hasta el mismo fin. El trabajo de juntar las cizañas Y de quemarlas ha de ser realizado por los ángeles en ocasión de la cosecha al fin del mundo (vers. 39-42), y no por los "siervos" antes de ese tiempo (vers. 28-30). A través de los siglos, y aún hoy, muchos celosos y procesos cristianos han creído que era su deber juntar y quemar, o perseguir de algún modo, a todos los que ellos consideraban como herejes. Cristo no ha encomendado a sus representantes en la tierra esta tarea. Esto no quiere decir que la iglesia no debe tomar ninguna medida con aquellas personas cuya vida y enseñanzas muestran ya el fruto del mal. Pero la naturaleza de tales medidas se describe claramente en las Escrituras (ver com. Mat. 18: 15-20; cf. Rom.16: 17; Tito 3: 10-11), y nadie tiene el derecho de excederse de los límites prescritos ni de intentar realizar ahora lo que Dios ha dicho que él mismo hará al final de este mundo.
Corresponde hacer notar que, si bien esta parábola hace alusión al daño que se le haría al trigo al arrancar las cizañas antes de la cosecha, no dice nada del daño que la presencia de la cizaña significaría para el trigo. Al parecer, esta parábola se refiere más que nada a la erradicación final del mal y no se ocupa de la influencia de los malos sobre los buenos.
La siega.
"La siega es el fin del siglo" " (vers. 39). Según PVGM 50, la cosecha comienza cuando acaba el tiempo de gracia (ver com. cap. 3: 12).
Los segadores.
Es decir, los ángeles (vers. 39). Es significativo que los siervos (vers. 27) no son los segadores.
Primero la cizaña.
Podría esperarse que se diera la orden de juntar el trigo antes de juntar la cizaña. Se ha sugerido que la orden de quemar primero la cizaña indicaría que si bien había mucha cizaña, había mucho más trigo. También podría interpretarse que se hace alusión aquí al hecho de que al fin del siglo los impíos recibirán su merecido antes de que la tierra sea renovada y se constituya en el hogar de los santos (2 Ped. 3: 7-13; Apoc. 20: 9-10, 14-15; 21: 1).
Atadla en manojos.
Como ya se ha señalado, la siega del mundo comienza con el fin del tiempo de gracia (PVGM 50). Cuando llegue ese momento, la ira de Dios será derramada sobre los impenitentes del mundo (Apoc. 15: 1) y las siete últimas plagas que caerán entonces completarán el proceso de atar la cizaña en manojos pata que pueda ser quemada.
Para quemarla.
Cada semilla produce una cosecha según su especie. No queda más remedio que quemar la cizaña para que las semillas del mal no vuelvan a brotar y otra vez sumerjan al mundo en aflicción y conflicto. Es importante notar que en esta parábola, la cizaña sigue siendo cizaña y acaba en el fuego. No habrá para los malos un segundo tiempo de gracia.
31. Otra parábola.
[ La semilla de mostaza, Mat. 13: 31-32 = Mar. 4: 30-32. Comentario principal: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] La parábola de la semilla de mostaza que presenta Lucas es casi idéntica a las que se registran en Mat. 13: 31-32 y Mar. 4: 30-32, aunque es más breve y aparece dentro del marco del ministerio en Perea, aproximadamente un año más tarde, ocasión en la cual Cristo repitió buena parte de lo que ya había enseñado (DTG 452).
Grano de mostaza.
Es probable que la semilla en cuestión sea la Sinapis nigra , "mostaza negra". Según Plinio el Viejo (siglo I d. C.), la mostaza crecía fácilmente, casi sin cultivar ( Historia natural 19. 170). También menciona que las semillas se empleaban como condimento y las hojas como alimento ( Id . 19. 171). Hipócrates describe el uso medicinal de la mostaza, y también otros autores de la antigüedad, como por ejemplo, el mismo Plinio ( Id . 20: 236-240) y Dioscórides ( De materia medica, ii. 154). Si bien la "mostaza" no aparece en el AT, en la literatura rabínica se habla de ella repetidas veces. Representaba para la mente judía algo diminuto (Mishnah Niddah 5. 2).
Su campo.
Aunque Satanás, el enemigo, pretendía que este mundo era suyo, seguía siendo el "campo" de Dios. Esta designación se aplica especialmente a la iglesia, a la cual quizá se hace referencia aquí (PVGM 49).
32. La más pequeña de todas las semillas.
El grano de mostaza no sólo era símbolo de pequeñez (ver com. vers. 31), sino que era mucho menor que los granos de trigo, centeno o cebada que se sembraban habitualmente en Palestina. Pero la planta, cuando había crecido, era mayor que otras plantas. Los dirigentes judíos despreciaban a la multitud abigarrada que escuchaba con intenso deseo a Jesús; especialmente tenían en menos a los pocos e iletrados campesinos y pescadores quienes, como discípulos de Jesús, estaban sentados con él. Llegaron a la conclusión de que Jesús no podía ser el Mesías que el "reino" que proclamaba, compuesto de ese insignificante grupo de seguidores, nunca llegaría a nada. Jesús no podría haber escogido ninguna representación mejor de la forma en que veían los impíos su reino, que la ilustración de la insignificante semilla de mostaza.
Se hace árbol.
La Sinapsis nigra , o mostaza negra, que crece hoy en Palestina, suele tener algo más de un metro de alto, pero en algunos casos las plantas llegan a tener cerca de cuatro metros de alto y los pájaros suelen posarse en sus ramas para comer las semillas. Aquí la figura de un "árbol" representa el triunfo del mensaje evangélico en todo el mundo. Cristo afirmó que el reino y sus súbditos podían parecer algo insignificante en ese momento, pero que eso cambiaría. El crecimiento del grano de mostaza también representa el crecimiento del reino de la gracia dentro del corazón de cada seguidor de Jesús (PVGM 55).
33. El reino de los cielos.
[ La levadura, Mat. 13: 33 = Luc. 13: 20-21. Comentario: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17. En esta parábola el reino de los cielos es representado por la levadura. Así como una parábola de la semilla de mostaza representaba el amplio crecimiento del reino, es decir el aumento del número de sus súbditos, la parábola de la levadura representa el crecimiento en profundidad y calidad de cada súbdito del reino. Desde el punto de vista humano, eran poco promisorios los iletrados campesinos y pescadores que en esa ocasión eran casi los únicos seguidores del humilde Galileo. Pero quien los consideraba así no contaba con el poder transformador y elevador del Evangelio.
Levadura.
Así como la levadura se difunde en toda la masa donde se la coloca, así también las enseñanzas de Cristo penetrarían en la vida de aquellos que las recibieran y fueran transformados por ellas.
Según el pensamiento rabínico, la levadura, en relación con la pascua, representaba el Tirar. Antes de esa fiesta, la gente debía quitar de su casa todo rastro de levadura porque simbolizaba el pecado (ver com. Lev. 23: 6). Cristo se refirió a la levadura en ese sentido cuando habló de "la levadura de los fariseos y de los saduceos" " (Mat. 16: 6, 12; cf. 1 Cor. 5: 6-8). Pero en la parábola presentada en esta ocasión, la levadura no puede representar al pecado, porque finalmente toda la masa quedó leudada sin duda Cristo no pudo haber dicho que su reino había de quedar totalmente saturado de maldad. Eso arruinaría el "pan". Además, no es lógico suponer que un mismo símbolo debe siempre representar un mismo elemento. Por ejemplo, tanto Satanás (1 Ped. 5: 8) como Cristo (Apoc. 5: 5) aparecen representados por un león. Ver com. Mat. 12: 33.
Una mujer.
En esta parábola, la mujer es tan sólo la persona que hace el pan. Su presencia es necesaria para completar el relato, pero no se le debe atribuir ningún simbolismo especial (ver p. 194).
Medidas.
Gr. sáton , una medida de capacidad igual a poco más de 13 lt (ver p. 52). Las tres medidas equivaldrían a unos 32,5 lt., cantidad que permitiría hacer un buen número de panes. Pero aquí la cantidad de harina no tiene importancia para el mensaje de la parábola.
34. Todo esto.
Es decir, las verdades del reino, especialmente las que aquí presentó en parábolas ver com. vers. 10-16, 36).
35. Cosas escondidas.
Pablo habla del " "misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado" " por medio de la predicación de Jesucristo (Rom. 16: 25-26). En otro pasaje dice que este misterio es "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" Col. 1: 26-27). Había estado oculto no por que Dios no quisiera manifestarlo o no estuviera preparado para revelarlo, sino porque los hombres no estaban preparados para recibirlo.
Fundación.
Gr. katabol ', la acción de "echar hacia abajo" o "poner [establecer]".
36. Entonces.
Así como había hecho con la parábola del sembrador, de la semilla y de los diferentes terrenos, Mateo registra la interpretación que Jesús dio de la parábola de la cizaña, dejando en claro que la explicación fue dada en algún momento posterior y no en presencia de la multitud (ver com. vers. 10). Jesús no interrumpió su sermón junto al mar para volver a casa y explicar la parábola a sus discípulos.
Despedida la gente.
También podría traducirse "dejando a la multitud".
La casa.
Quizá la casa de Pedro en Capernaúm (ver com. Mar. 1: 29).
37. Respondiendo él.
El comentario acerca de la explicación de la parábola de la cizaña aparece en relación con los vers. 24-30.
38. Malo.
Siguiendo la cronología adoptada por este comentario, fue aproximadamente un año más tarde cuando Jesús acusó abiertamente a los dirigentes judíos de ser hijos de su "padre el diablo" (Juan 8: 41, 44).
39. Siglo.
Gr. aiÇn , "siglo", "edad". Las diversas traducciones de este vocablo sugieren que su sentido es múltiple. La palabra aparece en el NT griego 101 veces (si se cuentan como una vez los casos donde aparece la frase "siglos de los siglos"), de las cuales la RVR traduce 60 veces como "siglo" (Mat. 12: 32; 13: 22 Efe. 2: 7; Col. 1: 26; etc.). La palabra aiÇn tiene uso idiomático que se refiere a un largo período de tiempo, y la RVR la traduce 18 veces como "siempre" (Luc. 1: 55; Juan 6: 51; etc.) y 9 veces como "jamás" o "nunca" (Mat. 21: 19; Mar. 3: 29; Juan 4: 14; etc.). Cinco veces la traduce como alguna forma del adjetivo "eterno" " o el adverbio "eternamente" (Juan 11: 26; Efe. 3: 11; Jud. 13; etc.). Cinco veces aiÇn se traduce más con un sentido espacial que temporal ( "mundo" , Mat. 28: 20; "universo" , Heb. 1: 2), pero la idea básica es la de un período de tiempo.
En aiÇn la idea de mundo es desde el punto de vista del tiempo, mientras que en kósmos es el mundo desde el punto de vista del espacio (Mat. 4: 8; 5: 14; etc.). El NT suele hablar del "fin del siglo"( aiÇn ) y no del "fin del mundo" ( kósmos ) cuando se refiere a los acontecimientos finales de la historia del mundo (ver com. Mat. 4: 8).
42. Horno de fuego.
Cf. vers. 50. Esta expresión se refiere a los fuegos del día final, llamados también juegos de la Géenna o del infierno de fuego (ver com. cap. 5: 22).
El lloro y el crujir.
Descripción gráfica del remordimiento de los impíos cuando se den cuenta de que sus malos caminos les han provocado la aniquilación eterna.
43. Resplandecerán.
Gr. eklámp Ç, palabra que da la idea de una luz que irrumpe con repentino brillo, como si el sol saliera desde atrás de una oscura nube. Se hace notar claramente el contraste entre las tinieblas que rodean a los impíos y el gozo que experimentan los salvados.
44. Reino de los cielos.
[ El tesoro escondido, Mat. 13:44. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Tesoro escondido.
Esta parábola, registrada sólo por Mateo, ilustra el valor de la salvación prometida por el Evangelio juntamente con el esfuerzo que debe realizar el que desea conseguirla. Debido a los frecuentes desasosiegos políticos y la incertidumbre económica de los tiempos antiguos, era común que los hombres enterraran sus objetos de valor, donde permanecían, algunas veces aún después de muerto su dueño. Los que adquirirían la tierra no sabían en cuanto al tesoro enterrado, y si no eran herederos, al encontrarlo no tenían derecho a él. En este caso, es evidente que el dueño de la propiedad nada sabía del tesoro escondido, de otro modo, lo hubiera sacado antes de vender el terreno. Según la ley de Moisés, el que encontraba lo que otro había perdido debía devolverlo (ver com. Lev. 6: 3- 4). Pero en este caso, parecería que el dueño original había muerto tiempo antes, y no se le podía devolver el tesoro. Por esto el que lo encontró tenía derecho de guardarse el tesoro como cualquier otra persona, y legalmente era dueño del tesoro el propietario del campo (ver com. Mat. 6: 19- 20).
Lo esconde de nuevo.
El que había encontrado el tesoro lo puso de nuevo donde había estado oculto a fin de protegerlo y para asegurarse de que el procedimiento para conseguirlo fuera legal. Debiera notarse que Cristo no necesariamente encomia la acción del que halló el tesoro, pero tampoco lo condena. Si surgiera cualquier pregunta con respecto a la corrección del proceder de este hombre, debiera recordarse que el carácter del que encontró el tesoro nada tiene que ver con la lección que Cristo deseaba presentar en la parábola, es decir, el valor del tesoro celestial y el esfuerzo que debía realizarse para conseguirlo (ver p. 194).
Campo.
Se puede interpretar que el "campo" " representa "las Sagradas Escrituras" " (PVGM 76).
45. El reino de los cielos.
[ a perla de gran precio, Mat. 13: 45-46. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Un mercader.
Gr. émporos . Se refiere a un mayorista, a uno que va de aquí para allá a fin de comprar mercaderías, en contraste con el káp ' los , "revendedor" o "pequeño comerciante". La parábola del tesoro escondido ilustra el caso de los que encuentran la verdad sin haber pensado en buscarla, mientras que la parábola de la perla de gran precio representa a los que ansiosamente han deseado hallar la verdad (PVGM 87). Puede suponerse que el mercader era conocedor de perlas y que se proponía comerciar sólo con las más finas. Así como ese mercader, hay muchas personas que se dan cuenta de que les falta algo y buscan anhelantes la satisfacción de sus inquietudes espirituales,
Busca buenas perlas.
El mercader representa en primer lugar a los hombres que buscan un Salvador, pero también representa a Cristo que busca a los hombres (PVGM 90). Nada hay de mayor valor que Cristo y nada debiera buscarse con mayor diligencia. Por otra parte, a la vista del cielo nada hay de mayor valor que el afecto y la piedad de los seres creados de todo el universo. Aun cuando el hombre había caído en el pecado era de tanto valor a la vista del cielo, que Dios dio a su Hijo para buscarlo y restaurarlo al favor divino, y junto con este regalo le proporcionó los ilimitados recursos de la Omnipotencia.
46. Preciosa.
Era de gran precio por su inmenso valor. En armonía con la interpretación primaria de esta parábola, la "perla de gran precio" no es otro sino, Jesucristo, "señalado entre diez mil" " (Cant. 5:10). El tamaño, la forma, y el brillo de la perla le dan valor. La perfección de carácter y la plenitud del amor divino de Jesús constituyen su preciosura. El mercader de perlas debe haber experimentado una satisfacción enorme al Poseer esa perla inigualable. El que halla en Cristo la respuesta a todos los anhelos de su corazón, que encuentra más perfectamente en él el camino de la vida, que encuentra en él la meta de la existencia, ha encontrado el máximo tesoro que la vida puede otorgarle.
Vendió todo.
Aunque la salvación no puede comprarse, cuesta todo lo que una persona posee. Así como lo hizo Pablo, quien verdaderamente halla a Cristo, estimará "todas las cosas como pérdida" para ganar a Cristo (Fil. 3: 8) Al conocer a Cristo se llena un vacío en la vida que ninguna otra cosa puede llenar. Conocerle es vida eterna (Juan 17: 3).
La compró.
El mercader estuvo dispuesto a dar todo lo que tenía para adquirir la perla preciosa. La paz con Dios cuesta todo lo que el hombre tiene, pero vale infinitamente más. Algunos deben pagar el precio del yo del orgullo y la ambición, o el precio de lo malos hábitos. El hombre compra la salvación por el precio de cosas que en sí carece de valor, o aun son nocivas. Por lo tanto nada pierde en esta transacción.
47.
Reino de los cielos.
[ La red, Mat. 13:47-50 . Con referencia al uso de parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Una red.
Gr. sag'n' , una red, o "red barredera", que se arrastra, en contraste con amfíbl ' stron , una red que se arroja (cap. 4: 18). La "red barredera" ( sag'n' ) era una red larga en la cual se ponían pesas; se la llevaba mar adentro y se arrastraba en forma de semicírculo hacia la costa. Esta "red barredera" representa el esfuerzo de los pescadores de 401 hombres por ganar a otros para Cristo (ver com. Luc. 5: 10).
El mar.
Este tipo de red sólo puede emplearse en un lugar de aguas profundas. El mar es algo incidental para la interpretación de la parábola (ver p. 194).
Toda clase.
La red del Evangelio recoge a todo tipo de gente: hombres y mujeres que actúan por distintos motivos, y que tienen actitudes y personalidades diferentes. Jesús no hacía "acepción de personas" (Hech. 10:34), sino que recibía a todos los que venían a él. Se relacionaba con publicanos y pecadores para poder ganarlos más fácilmente para su reino (ver com. Mar. 2:16-17). Estaba dispuesto a que lo conocieran como "amigo de publicanos y de pecadores" (ver com. Mat. 11: 19), si de esa manera podía lograr que la gente llegara a apreciar su divina amistad.
48.
Recogen lo bueno.
El proceso de separar lo bueno de lo malo se realiza después de que la red ha recogido todo lo que en ella se podía pescar. Puesto que en la iglesia habría malos y buenos, algunos podrían pensar que sus pecados no importaban, pero con esta parábola, Cristo quiso enseñar que el carácter de la persona es lo que determina su destino (PVGM 93-94). Para medir el carácter, Dios toma en cuenta si la persona ha vivido en armonía con toda la luz que ha recibido, si ha cooperado, según se lo han permitido su conocimiento y su capacidad, con los instrumentos divinos para perfeccionar un carácter a semejanza del perfecto ejemplo de Jesús (ver com. Ecl. 12: 13-14; Miq. 6: 8; Mat. 7: 21-27).
Lo malo.
Gr. saprós , palabra que aplicada al pescado quiere decir "podrido" o "pútrido", y por lo tanto inadecuado para el consumo. La parábola de la red hace resaltar la separación final entre lo bueno y lo malo, separación que se basa en el carácter de cada uno.
51. Todas estas cosas.
Es decir, las verdades representadas por las parábolas presentadas en esta ocasión (cf. vers. 34).
Sí, Señor.
La evidencia textual (cf. p. 147) establece la omisión de la palabra "Señor" (así está en la BJ).
52.
Todo escriba.
[ Cosas nuevas y viejas, Mat. 13: 52 . Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Los escribas no eran amanuenses, sino maestros autorizados de la ley (ver p. 57). Aquí Cristo no se refiere a los escribas o maestros profesionales de su tiempo, sino a los que se habían "hecho discípulo[s] del Reino de los Cielos" (BJ) y eran "doctos" y podían enseñar o ser "apóstoles" (ver com. Mar. 3:14). En este pasaje "todo escriba" se refiere a toda persona que participa en la actividad de abrir los tesoros de la Palabra de Dios a otros. Cristo no se refiere a la capacidad de los doce de entender "todas estas cosas" (Mat. 13: 51), sino a su capacidad para transmitírselas a otros.
Docto.
Literalmente, "que ha sido hecho discípulo". Este es el que ha recibido una instrucción cabal en lo que un discípulo debía saber y comprender. Los escribas profesionales del tiempo de Cristo sabían la letra de la ley de Moisés, pero nada sabían de su espíritu. Cristo expuso esta distinción en el Sermón del Monte, especialmente en el cap. 5: 17-48 (ver com. cap. 5: 17, 20-21). El cristianismo ha sido construido sobre "el fundamento de los apóstoles y profetas" (Efe. 2: 20), lo que incluye todo lo revelado a los profetas de antaño y todo lo que Cristo reveló personalmente a sus discípulos (Heb. 1: 12).
Padre de familia.
Gr. oikodespót's, es decir, "señor de la casa" o "dueño de casa" (ver com. Luc. 2:29). Aquí se hace alusión al hecho de que los discípulos poseen los "tesoros" del Evangelio. Se les ha confiado estas cosas y Dios espera que saquen lo que se necesita en el momento oportuno. En cierto sentido, cada maestro cristiano es el "padre de familia" de la parábola (PVGM 131).
De su tesoro.
Es decir, del lugar donde guarda el tesoro (ver com. cap. 2: 11).
Cosas nuevas y cosas viejas.
Al hablar de cosas viejas, Cristo se refería a la voluntad de Dios que había sido revelada en tiempos pasados "a los padres por los profetas" " (Heb. 1: 1; ver com. Deut. 31: 9; Prov. 3: l). Lo nuevo se refiere a las enseñanzas de Jesús (ver Heb. 1: 2; com. Mar. 2: 22; 7: 1- 13).
Es importante señalar que ni en esta ocasión ni en ningún otro momento Jesús despreció el valor del AT ni siquiera sugirió que en el futuro tendría menos vigencia (ver com. Mat. 5: 17-18; Luc. 24: 27, 44; Juan 5: 39). El AT no fue invalidado por el NT, sino amplificado y recibió nueva vida. Los dos Testamentos fueron inspirados por Cristo y ambos están repletos de verdad para el que la busca con sinceridad. El AT revela al Cristo que había de venir; el NT revela al Cristo ya venido. El AT y el NT no se excluyen mutuamente ni se oponen el uno al otro, como el archienemigo de ambos ha hecho creer a algunos cristianos; los dos se complementan (PVGM 98-99).
53. Terminó Jesús.
Aquí concluye el relato del sermón junto al mar (ver com. vers. 1)
Reino de los cielos.
[ La red, Mat. 13:47-50 . Con referencia al uso de parábolas, ver pp. 193-197.] Ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3.
Una red.
Gr. sag'n' , una red, o "red barredera", que se arrastra, en contraste con amfíbl ' stron , una red que se arroja (cap. 4: 18). La "red barredera" ( sag'n' ) era una red larga en la cual se ponían pesas; se la llevaba mar adentro y se arrastraba en forma de semicírculo hacia la costa. Esta "red barredera" representa el esfuerzo de los pescadores de 401 hombres por ganar a otros para Cristo (ver com. Luc. 5: 10).
El mar.
Este tipo de red sólo puede emplearse en un lugar de aguas profundas. El mar es algo incidental para la interpretación de la parábola (ver p. 194).
Toda clase.
La red del Evangelio recoge a todo tipo de gente: hombres y mujeres que actúan por distintos motivos, y que tienen actitudes y personalidades diferentes. Jesús no hacía "acepción de personas" (Hech. 10:34), sino que recibía a todos los que venían a él. Se relacionaba con publicanos y pecadores para poder ganarlos más fácilmente para su reino (ver com. Mar. 2:16-17). Estaba dispuesto a que lo conocieran como "amigo de publicanos y de pecadores" (ver com. Mat. 11: 19), si de esa manera podía lograr que la gente llegara a apreciar su divina amistad.
48.
Recogen lo bueno.
El proceso de separar lo bueno de lo malo se realiza después de que la red ha recogido todo lo que en ella se podía pescar. Puesto que en la iglesia habría malos y buenos, algunos podrían pensar que sus pecados no importaban, pero con esta parábola, Cristo quiso enseñar que el carácter de la persona es lo que determina su destino (PVGM 93-94). Para medir el carácter, Dios toma en cuenta si la persona ha vivido en armonía con toda la luz que ha recibido, si ha cooperado, según se lo han permitido su conocimiento y su capacidad, con los instrumentos divinos para perfeccionar un carácter a semejanza del perfecto ejemplo de Jesús (ver com. Ecl. 12: 13-14; Miq. 6: 8; Mat. 7: 21-27).
Lo malo.
Gr. saprós , palabra que aplicada al pescado quiere decir "podrido" o "pútrido", y por lo tanto inadecuado para el consumo. La parábola de la red hace resaltar la separación final entre lo bueno y lo malo, separación que se basa en el carácter de cada uno.
51. Todas estas cosas.
Es decir, las verdades representadas por las parábolas presentadas en esta ocasión (cf. vers. 34).
Sí, Señor.
La evidencia textual (cf. p. 147) establece la omisión de la palabra "Señor" (así está en la BJ).
52.
Todo escriba.
[ Cosas nuevas y viejas, Mat. 13: 52 . Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] Los escribas no eran amanuenses, sino maestros autorizados de la ley (ver p. 57). Aquí Cristo no se refiere a los escribas o maestros profesionales de su tiempo, sino a los que se habían "hecho discípulo[s] del Reino de los Cielos" (BJ) y eran "doctos" y podían enseñar o ser "apóstoles" (ver com. Mar. 3:14). En este pasaje "todo escriba" se refiere a toda persona que participa en la actividad de abrir los tesoros de la Palabra de Dios a otros. Cristo no se refiere a la capacidad de los doce de entender "todas estas cosas" (Mat. 13: 51), sino a su capacidad para transmitírselas a otros.
Docto.
Literalmente, "que ha sido hecho discípulo". Este es el que ha recibido una instrucción cabal en lo que un discípulo debía saber y comprender. Los escribas profesionales del tiempo de Cristo sabían la letra de la ley de Moisés, pero nada sabían de su espíritu. Cristo expuso esta distinción en el Sermón del Monte, especialmente en el cap. 5: 17-48 (ver com. cap. 5: 17, 20-21). El cristianismo ha sido construido sobre "el fundamento de los apóstoles y profetas" (Efe. 2: 20), lo que incluye todo lo revelado a los profetas de antaño y todo lo que Cristo reveló personalmente a sus discípulos (Heb. 1: 12).
Padre de familia.
Gr. oikodespót's, es decir, "señor de la casa" o "dueño de casa" (ver com. Luc. 2:29). Aquí se hace alusión al hecho de que los discípulos poseen los "tesoros" del Evangelio. Se les ha confiado estas cosas y Dios espera que saquen lo que se necesita en el momento oportuno. En cierto sentido, cada maestro cristiano es el "padre de familia" de la parábola (PVGM 131).
De su tesoro.
Es decir, del lugar donde guarda el tesoro (ver com. cap. 2: 11).
Cosas nuevas y cosas viejas.
Al hablar de cosas viejas, Cristo se refería a la voluntad de Dios que había sido revelada en tiempos pasados "a los padres por los profetas" " (Heb. 1: 1; ver com. Deut. 31: 9; Prov. 3: l). Lo nuevo se refiere a las enseñanzas de Jesús (ver Heb. 1: 2; com. Mar. 2: 22; 7: 1- 13).
Es importante señalar que ni en esta ocasión ni en ningún otro momento Jesús despreció el valor del AT ni siquiera sugirió que en el futuro tendría menos vigencia (ver com. Mat. 5: 17-18; Luc. 24: 27, 44; Juan 5: 39). El AT no fue invalidado por el NT, sino amplificado y recibió nueva vida. Los dos Testamentos fueron inspirados por Cristo y ambos están repletos de verdad para el que la busca con sinceridad. El AT revela al Cristo que había de venir; el NT revela al Cristo ya venido. El AT y el NT no se excluyen mutuamente ni se oponen el uno al otro, como el archienemigo de ambos ha hecho creer a algunos cristianos; los dos se complementan (PVGM 98-99).
53. Terminó Jesús.
Aquí concluye el relato del sermón junto al mar (ver com. vers. 1)
CBA T5
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