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CBA LIBRO DE MATEO CAPÍTULO 21


CBA Libro de Mateo capítulo 21

1. Cuando se acercaron a Jerusalén. 
Esto ocurrió en día domingo (DTG 523) antes de la pascua, que cayó en viernes en el año 31 d. C. Jesús había llegado a Betania, a unos 3 km de Jerusalén el viernes anterior, y había descansado allí el sábado. Durante esta visita Simón ofreció una comida en honor de Jesús y de Lázaro (DTG 511-512; ver com. cap. 26: 6). El relato de Juan exige esta secuencia de acontecimientos (Juan 12: 1-19). 

Los cuatro evangelistas registran la entrada triunfal. Sin tomar en cuenta la comida de Simón, éste es el primer episodio específico mencionado por los cuatro desde la alimentación de los cinco mil. El relato de la entrada triunfal aparece en su forma más sencilla en Juan, y con mayores detalles en Lucas. Los detalles presentados por los cuatro evangelistas varían de un escritor a otro, lo que indica que se trata de relatos independientes. Sin embargo, los registros no se contradicen sino se complementan. 

Evidentemente, los preparativos para la entrada triunfal comenzaron en las últimas horas de la mañana, porque, según DTG 525, Jesús llegó a la cima del monte de los Olivos a la hora del sacrificio vespertino, aproximadamente a las 15 horas. Al templo, Jesús llegó mucho más tarde. 

Betfagé. 
No se sabe la ubicación exacta de esta aldea. Sin duda, estaba situada en algún punto de la ladera oriental del monte de los Olivos, no lejos de Betania (Mar. 11: 1; Luc. 19: 29). Betfagé es un nombre arameo y significa "casa de los higos no maduros". 

Monte de los Olivos. 
Una formación montañosa baja, al este de Jerusalén, separada de la ciudad por el valle del Cedrón. Está a unos 800 m sobre el nivel del mar, o sea unos 80 m más que la altura promedio de Jerusalén y unos 90 m más que la zona del templo. El huerto de Getsemaní se encontraba en la ladera occidental del monte frente a la ciudad de Jerusalén (ver com. Mat. 26: 30, 36). Aquí se menciona por primera vez el monte de los Olivos en relación con la vida de Cristo, aunque es probable que Jesús estuvo en este lugar en sus anteriores visitas a Jerusalén. Ver la ilustración frente a la p. 481. 

Jesús envió. 
Si bien en el pasado Jesús había tomado todas las precauciones posibles para que no hubiera ninguna demostración popular que lo reconociera como Mesías (ver com. Mat. 14: 22; Mar. 1: 25; Juan 6: 15), en esta ocasión no sólo lo permitió, sino que tomó la iniciativa para que ocurriera tal cosa. Posiblemente los discípulos y las multitudes esperaban que en esta pascua Jesús instauraría su reino (según podría sugerirlo el pedido de los hijos de Zebedeo, Mat. 20: 20-21). Los discípulos podrían haberse sorprendido, y con razón, porque en esta ocasión parecía que Jesús había cambiado completamente su actitud ante la publicidad. Este cambio bien puede haber llenado a los discípulos de entusiasmo y de esperanza. No comprendieron el verdadero significado del acontecimiento hasta después de la resurrección (Juan 12: 16). 

2. 
La aldea que está enfrente de vosotros. 
Jesús y sus discípulos habían descansado el sábado en Betania. Lo que aquí se relata posiblemente ocurrió hacia fines de la mañana del día domingo (ver com. vers. 1). Es posible que la aldea de este versículo fuera Betfagé, que parece haber estado cerca de Betania. 

Luego. 
El griego dice "enseguida" " (BJ). Las instrucciones dadas por Jesús fueron explícitas, y Marcos las registra con mayores detalles que los otros tres evangelistas. 

Una asna atada. 
Marcos dice que el animal estaba " "atado afuera a la puerta, en el recodo del camino" " (ver com. Mar. 11:4). 

Un pollino. 
Marcos y Lucas añaden otro detalle acerca del pollino: nadie había montado en él (Mar. 11: 2; Luc. 19:30). 

Traédmelos. 
No debía separarse el pollino de su madre. No es clara, ni se da la razón por la cual debía hacerse esto, puesto que Jesús sólo montó en el pollino (Mar. 11: 7; ver com. Mat. 21: 5). Es posible que de este modo se hizo más vívida la profecía de Zac. 9: 9 para los que vieron su cumplimiento. 

3. Si alguien. 
Lucas dice que fueron "sus dueños" los que objetaron que los discípulos se llevaran los animales (cap. 19:33). 

Señor. 
Gr. kúrios (ver com. Luc. 2:29). Esta es la primera vez que Jesús emplea esta palabra para referirse a sí mismo. Hasta este punto había solido designarse como "Hijo del Hombre" " (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10). 

Lo necesita. 
Al asumir abiertamente la jerarquía de Mesías, Jesús tenía pleno derecho de demandar de sus súbditos cualquier propiedad o servicio que estimara necesarios. Pero no lo hizo así. Sencillamente, envió a sus discípulos con la confianza de que el dueño de los asnos, al saber para qué habrían de usarse sus animales, los ofreciera de buena gana para que "el Señor" los usara. Como lo hizo durante toda su vida, desde el pesebre hasta la cruz, Jesús no exigió nada de sus súbditos sino que dependió de la buena voluntad de sus amigos y aun de los que no le conocían para que ellos suplieran lo que le hacía falta (DTG 523-524). 

4. Profeta. 
Esta cita es de Zac. 9: 9, aunque la primera cláusula se parece más a Isa. 62: 11 (cf. com. Mar. 1: 2). Comparar con la cita según aparece en Juan 12: 14-15. 

5. Decid. 
Notar que las instrucciones de Jesús a los dos discípulos concluyen en el vers. 3. En los vers. 4-5 Mateo se refiere a la entrada triunfal como cumplimiento de profecías específicas del AT. 

Hija de Sión. 
Esta expresión hebrea designa a los habitantes de la ciudad de Jerusalén (ver com. Sal. 9: 14; Isa. 1: 8). 

Tu Rey viene. 
Al entrar en Jerusalén montado en un asno, Jesús estaba cumpliendo la profecía mesiánica de Zac. 9. Había llegado su hora y por primera vez se presentó a Israel como su legítimo rey, Aquel que había de ocupar el trono de David (ver com. 2 Sam. 7: 12-13; Mat. 1: 1; Hech. 2: 30). Más tarde Jesús aceptó ser llamado "Rey de los judíos" (Luc. 23: 3; Juan 18: 33-34, 37), pero se apresuró añadir que su reino no era de este mundo (Juan 18: 36). Sin embargo, los dirigentes judíos se negaron a aceptar a Jesús como su rey (Juan 19: 14-15). En ocasión de la entrada triunfal Jesús no estaba asumiendo el papel de Rey del reino de gloria (Mat. 25: 31), sino de Rey del reino espiritual de la gracia divina (ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3). Jesús sabía que este acontecimiento llevaría inevitablemente a la cruz, y sin embargo participó resueltamente en la entrada triunfal. Era necesario que los ojos de todos se fijaran en él en los últimos días de su vida, a fin de que pudieran comprender, si así lo deseaban, la importancia de su misión en la tierra. 

Mientras Jesús subía por el camino que llevaba a la cima del monte de los Olivos y bajaba hacia la ciudad de Jerusalén, sin duda se agolpaban en su pensamiento los sagrados recuerdos y las visiones de gloria futura. Cuando la gloria visible de Dios se retiró del templo poco antes de que ese edificio fuera destruido por Nabucodonosor, ese símbolo se detuvo por un momento en la cima del mismo monte (ver DTG 769; com. Eze. 11: 23). La entrada triunfal fue "una débil representación" del regreso de Jesús a la tierra en las nubes de los cielos (DTG 533). Desde el mismo monte de los Olivos Jesús había de ascender al cielo cerca de dos meses más tarde (DTG 769-770). Cuando Cristo vuelva a la tierra al fin del milenio acompañado por los santos y por la santa ciudad, descenderá sobre el monte de los Olivos (ver CS 720-721; com. Zac. 14: 4). Entonces la santa ciudad se posará donde una vez estuvo la antigua ciudad de Jerusalén, y Cristo con los santos y los ángeles entrarán en la ciudad (ver CS 721; cf. Apoc. 21: 2, 10). 

Sobre una asna, sobre un pollino. 
En hebreo, Zac. 9: 9 dice, tal como la RVR, "sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" . Notar aquí una alusión a la profecía mesiánica de Gén. 49: 11. También puede observarse un paralelismo, típica característica de la poesía semítica. Si bien en Mateo aparecen dos animales, asna y pollino, en el vers. 2, en vista de la tradicional exégesis de los pasajes del AT y el uso del paralelismo, puede entenderse que Jesús montó un solo animal. No se sabe por qué Mateo -o algún copista- da la idea de que Jesús montó en dos animales, pues este problema no aparece en los otros relatos de la entrada triunfal. 

6. Los discípulos fueron. 
Indudablemente el corazón de estos discípulos debe haberse conmovido mientras iban a hacer lo que Jesús les había mandado. Estos discípulos compartían su interpretación de lo que estaba a punto de ocurrir, con todos los amigos de Jesús que se encontraban entre la multitud (ver com. vers. 9; DTG 524). Con emoción que no podían ocultar, se apresuraron a hacer lo que Jesús había pedido, pensando, sin duda, que pronto habría de concretarse el anhelo de su corazón largamente acariciado (DTG 523-525). Mateo no cuenta lo ocurrido a los dos discípulos cuando hallaron el asna y el pollino, y debieron lograr el permiso de su dueño para llevárselos a Jesús (Mar. 11: 4-6; Luc. 19: 32-34). 

8. 
Ramas. 
Además de las ramas de olivo, árbol cuyo nombre se inmortalizó en el nombre del monte de los Olivos, como símbolo de victoria se empleaban palmas en ocasión de una entrada triunfal (comparar con los casos de Simón y de Judas Macabeo (1 Mac. 13: 51; 2 Mac. 10: 7). Triunfalmente Jesús marchó hacia la cruz donde, en aparente derrota y llevando una corona de espinas como Rey de los judíos (Juan 19: 19), murió como poderoso vencedor. 

9. 
La gente. 
Esta era la gran multitud que se reunió mientras Jesús marchaba hacia la cumbre del monte de los Olivos. Es posible que entre ellos se encontraran muchos que habían ido a Betania para ver a Jesús y a Lázaro, a quien Jesús había resucitado tan sólo pocas semanas antes (Juan 12: 17-18). Aun los sacerdotes y gobernantes se unieron a la gran muchedumbre, y muchos que habían sido cautivos de Satanás y a quienes Jesús había librado de demonios, de ceguera, de mudez, de enfermedad, de invalidez física, de lepra y de muerte (DTG 526). 

Aclamaba, diciendo. 
Comparar esta ocasión con la alegre aclamación con la cual fue recibida el arca en Jerusalén (ver com. Sal. 24: 7-10). 

Hosanna. 
Gr. hÇsanna , transliteración de la expresión hebrea hoshi'ah na' que significa "salva, ahora" o "salva, te lo ruego" (ver com. Sal. 118: 25). Puesto que el Salmo 118 era interpretado como un salmo mesiánico, es probable que esta frase tuviera alguna connotación mesiánica reconocida por el pueblo. Por otra parte, en la liturgia judía del primer siglo, la frase hoshi'ah na' formaba parte del ritual, dentro del contexto jubiloso de la fiesta de los tabernáculos. 

Bendito el que viene. 
Esta cita se basa en Sal. 118: 26. El pasaje paralelo de Marcos dice " "¡Bendito el reino de nuestro padre David que vine!" " (Mar. 11: 10). 

¡Hosanna en las alturas! 
Cf. Luc. 2: 14. Sólo Lucas relata el clímax de la entrada triunfal, cuando los sacerdotes y gobernantes de Jerusalén se encontraron con Jesús. Sólo Lucas registra la exclamación de pena de Jesús por la condenación de la ciudad de Jerusalén (ver com. cap. 19: 39-44). 

10. Se conmovió. 
Literalmente, "se estremeció" o "fue sacudida". Con este vocablo se describe vívidamente la agitación de toda la ciudad. El relato de Marcos de lo que hizo Jesús en la última parte de la tarde y en la noche de ese día tan importante, es más completo que el de los otros evangelistas (ver com. cap. 11: 11). 

11. Jesús el profeta. 
Ver Mat. 21: 46; com. Juan 7: 40; cf. vers. 52. La muchedumbre no estaba del todo convencida de que Jesús fuera el Mesías, aunque percibía que el poder de Dios lo acompañaba. 

12. Entró Jesús en el templo. 
[ Segunda purificación del templo, Mat. 21: 12-17 = Mar. 11: 15-19 = Luc. 19: 45-48. Comentario principal: Mateo] Sólo Juan registra la primera purificación del templo (cap. 2: 13-25), pero no registra una purificación en la última parte del ministerio de Jesús. Según la cronología adoptada por este Comentario , la primera purificación ocurrió en la primavera (marzo-mayo) del año 28 d. C., al comienzo de la primera parte del ministerio de Jesús en Judea (ver com. Juan 2: 13-17). 

Puesto que Jesús entró en los atrios del templo en las últimas horas del domingo, después de su entrada triunfal en Jerusalén (ver com. Mat. 21: 1), y puesto que el relato evangélico no deja bien en claro la transición entre esta visita al templo y la visita del día siguiente, algunos han pensado que la purificación del templo ocurrió en domingo, inmediatamente después de la entrada triunfal en la ciudad. El hecho de que Mateo no siga un estricto orden cronológico al relatar la maldición y el marchitamiento de la higuera (ver com. vers. 18), también ha tendido a oscurecer el orden de los acontecimientos. La narración presentada en Marcos sigue un orden más estrictamente cronológico. Por eso puede entenderse que la segunda purificación del templo ocurrió en lunes (cf. DTG 534-535). 

Echó fuera. 
Con sus actos, la multitud que seguía a Jesús lo había proclamado rey, y Jesús, aunque nunca fomentó las erróneas ideas que los judíos tenían acerca de su reino, ahora había asumido el papel de Rey-Mesías. La triste situación reinante en los atrios del templo le proporcionó la oportunidad de actuar como soberano, y al regir en forma absoluta e indiscutida la casa de su Padre, dio una clara evidencia a todos los presentes de la autoridad que legítimamente le pertenecía. Mediante las acciones que luego siguieron (vers. 14), Jesús presentó una demostración de la verdadera naturaleza de su misión. 

Los que vendían y compraban. 
El atrio exterior, el de los gentiles, era el escenario de ese impío comercio. En el mercado del templo se vendían las diversas clases de cuadrúpedos y de aves que se necesitaban para los sacrificios, junto con el cereal, la sal, el incienso y el aceite (ver t. I, pp. 710-718). Se consideraba que era necesario proporcionar esta comodidad a los peregrinos que venían de grandes distancias y a quienes les resultaba inconveniente llevar sus propios sacrificios. El ruido, el movimiento y las transacciones comerciales que allí había, deben de haber ofendido la conciencia religiosa de los que adoraban a Dios "en espíritu y en verdad" (Juan 4: 24). Este comercio era autorizado por los encargados del templo, quienes sacaban de él un gran provecho monetario. Pero los que llevaban a cabo ese comercio revelaban que tenían un concepto sumamente erróneo del carácter de Dios y de lo que él requería de quienes le amaban y le servían (ver com. Miq. 6: 8; Mat. 9: 13; Eze. 44: 23). 

Cambistas. 
En este caso, eran los que cambiaban monedas de diferentes lugares por la moneda del templo, sin duda lucrando con el trueque (ver com. cap. 17:24). 

Palomas. 
La paloma era la ofrenda del pobre (ver Lev. 12: 8; com. Lev. 1: 14; Luc. 2: 24). 

13. 
Escrito está. 
La cita es de Isa. 56: 7 y tomada en su contexto se refiere específicamente al hecho de que los gentiles habrían de convertirse al verdadero Dios (ver com. Isa. 56: 6-8). Con referencia al lugar que Dios deseaba que ocupara el templo de Jerusalén en la gran reunión de las naciones para adorar al verdadero Dios, ver t. IV, pp. 32-34. 

Cueva de ladrones. 
Jesús emplea el lenguaje de las Escrituras (Jer. 7: 11) al comentar la escena que tenía delante de sus ojos. Al convertir los sagrados símbolos del Cordero de Dios en una fuente de ganancia personal, los gobernantes estaban transformando lo sagrado en profano y robaban el honor y la gloria que le correspondía a Dios. También estaban robando pues impedían que la totalidad de los adoradores lograran el conocimiento debido del carácter y de los requerimientos de Dios. Especialmente, estaban robando a los adoradores gentiles, quitándoles la oportunidad de conocer a Dios tal como él es. En su espíritu codicioso, los dignatarios del templo no eran mejores que ladrones. 

14. Ciegos y cojos. 
En la procesión triunfal del día anterior, los trofeos que el poder sanador de Jesús había rescatado de la opresión de Satanás habían marchado a su lado proclamando las alabanzas del Salvador (ver com. vers. 9). Cuando Jesús se dedicó a sanar a los que se agolpaban en torno de él dentro del atrio del templo, dio una demostración práctica de la verdad de que el templo había sido ordenado por Dios para servir a las necesidades del hombre, y no a su avaricia. Al parecer, por un breve tiempo, Jesús tuvo completo dominio del templo (Mar. 11: 16), y durante ese período demostró, en parte, cuál era el uso que debía dársele a ese predio sagrado. Había venido a la tierra para que los hombres tuvieran vida, y para que la tuvieran " "en abundancia" (Juan 10: 10); no para que pudieran sacrificar en abundancia ni para que pudieran lograr ganancias abundantes. 

15. Los principales sacerdotes y los escribas. 
Ver pp. 57-58. Estos eran los que habían autorizado el comercio ilegal del templo, y eran también los que se beneficiaban financieramente de las compras y ventas que allí se realizaban. 

16. 
¿Oyes? 
Los principales sacerdotes y los escribas habían perdido completamente el dominio de la situación. Las multitudes que se habían reunido en la zona del templo para ver a Jesús lo estaban aclamando como Rey Mesías, y esto suscitó en los dirigentes judíos las mismas emociones entremezcladas de temor e ira que habían sentido en la tarde del día anterior (ver com. Luc. 19: 39). En este momento hicieron un desesperado pedido a Jesús, como lo habían hecho el día anterior, para que acallara la aclamación de alabanza. 

¿Nunca leísteis? 
Esta cita concuerda exactamente con la LXX en Sal. 8: 2, pero difiere ligeramente del hebreo del mismo texto. Esta pregunta, que implica una severa reprimenda, sugiere que los dirigentes deberían haber reconocido que los acontecimientos que estaban transcurriendo concordaban con las enseñanzas de las Escrituras (ver com. Mat. 19: 4). 

17. Betania. 
Evidentemente, Jesús se había alojado allí desde el viernes anterior (ver com. Mat. 21: 1-2; Mar. 11: 11). 

18. Por la mañana. 
[ Maldición de la higuera estéril, Mat. 21:18-22 = Mar. 11:12-14, 20-26. Comentario principal: Marcos.] Siguiendo un orden temático, Mateo une las dos partes del relato de la higuera estéril. Con referencia a la secuencia cronológica de estos acontecimientos, ver com. Mar. 11: 12. 

23. Cuando vino. 
[ La autoridad de Jesús, Mat. 21: 23-27 = Mar. 11: 27-33 = Luc. 20: 1-8. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 214; diagrama 9, p. 223.] Esta ocasión, el martes antes de la pascua del año 31 d. C., fue la última vez cuando Jesús enseñó en el templo. Ya estaba enseñando a la gente cuando los dirigentes judíos se le acercaron (Luc. 20: 1). 

Principales sacerdotes. 
Ver com. cap. 2: 4. Muchos de ellos eran saduceos y la mayoría de los escribas eran fariseos. Tanto Marcos (cap. 11: 27) como Lucas (cap. 20: 1) incluyen a los escribas en su relato de este suceso. 

Los ancianos. 
Según DTG 544, el sanedrín ya se había reunido esa mañana y había acordado exigirle a Jesús que mostrara de dónde procedía su autoridad. Hacía como tres años y medio que las autoridades judías habían enviado a preguntar algo parecido a Juan el Bautista (Juan 1: 19). Si alguno de los que participaron de la primera misión fue enviado nuevamente, ya había oído cuando Juan declaraba que Jesús era el Mesías (Juan 1: 26-27, 29). 

¿Con qué autoridad? 
En ocasión de la primera limpieza del templo, los dirigentes judíos habían exigido que Jesús realizara una señal como prueba de su autoridad para enseñar (Juan 2: 18). Desde ese momento, los dirigentes de Israel habían recibido repetidas evidencias del poder y de la autoridad de Jesús (ver com. Mat. 16: 1). Los judíos reconocían que un profeta podía enseñar sin aprobación rabínica, pero esperaban que diera evidencias de su misión divina. En este momento, con esta pregunta, los dirigentes judíos buscaban alguna evidencia para incriminar a Jesús. 

Estas cosas. 
Es decir, la entrada triunfal, la purificación del templo, la enseñanza en el atrio del templo. 

24. Yo también os haré una pregunta. 
El procedimiento de responder una pregunta con otra era aprobado en los debates rabínicos. Se entendía que la segunda pregunta tenía el propósito de señalar el camino para la respuesta de la primera pregunta. En esta ocasión, Jesús adoptó este método. En realidad, Jesús no estaba evadiendo responder a la pregunta, porque la respuesta de ellos en principio proporcionaría una respuesta a su propia pregunta. La sabiduría y la habilidad que Jesús empleó para responder al desafío llamó la atención de quienes escuchaban y muchos comenzaron a notar claramente la diferencia entre Jesús y los dirigentes judíos (DTG 545). 

25. El bautismo de Juan. 
Ver com. Mat. 3: 6; Mar. 1: 4; Luc. 7: 29. El bautismo había sido el rasgo distintivo del ministerio de Juan y se convirtió en el nombre que la gente daba a ese ministerio. 

¿De dónde era? 
Ni Juan ni Jesús habían recibido autorización de los dirigentes de Jerusalén para ejercer su ministerio. La autoridad que tenían no era de los hombres, sino procedía directamente de Dios. Por lo tanto, la pregunta de los dirigentes y la pregunta con la cual respondió Jesús, giraban en torno de la capacidad para evaluar las credenciales divinas. 

Discutían. 
Los dirigentes judíos no sabían qué hacer, y rápidamente discutieron entre sí cómo responderían. 
¿Por qué, pues, no le creísteis? 
Los dirigentes judíos bien sabían que si respondían honradamente, Jesús les haría esta pregunta. Pero había mucho más en juego. Si reconocían las credenciales divinas de Juan, necesariamente tendrían que aceptar su mensaje, y el pináculo de su mensaje fue la identificación de Jesús de Nazaret como el Mesías (Juan 1: 26-27, 29). Por eso, reconocer la autoridad de Juan, equivaldría a reconocer la de Jesús. 

26. Tememos al pueblo. 
Es evidente que el temor a la violencia física dominaba la mente de los dirigentes (cf Luc. 20: 6). Si la opinión popular se volcaba en contra de ellos, se perdería la influencia que ejercían sobre el pueblo. Para ellos, eran más importantes la posición y la influencia que l verdad. El sentimiento popular apoyaba decididamente a Juan el Bautista, y ahora se volcaba también en favor de Jesús (Mar. 12: 37; DTG 544). 

27. No sabemos. 
Sin duda, los dirigentes judíos sabían que Juan era profeta, pero para escapar del dilema se refugiaron en una supuesta ignorancia. Aun así, no escaparon ilesos. Su respuesta a la pregunta de Jesús automáticamente les quitaba su derecho de seguir insistiendo en que él contestara su pregunta original, y por eso dejaron de insistir. Además, perdieron el respeto del pueblo. Se habían enredado completamente en la red que ellos mismos habían tendido con tanta astucia para Jesús. El había puesto a prueba su supuesta habilidad para evaluar las credenciales divinas, y ellos habían fracasado miserablemente. En realidad, habían renunciado a su pretensión de ser los dirigentes espirituales de la nación. 

28. 
¿Qué os parece? 
[ Parábola de los dos hijos, Mat. 21: 28-32. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] El propósito de Jesús al relatar esta parábola fue exponer la verdadera naturaleza de la elección que los dirigentes judíos estaban haciendo respecto al Evangelio del reino, tal como había sido proclamado por Juan el Bautista y por Jesús. Con tacto, pero con toda claridad, Jesús los llevó a condenarse a sí mismos (vers. 41), a fin de que pudieran ver nítidamente su propia conducta. 

Un hombre. 
En esta parábola, el hombre representa a Dios. 

Dos hijos. 
Desde la entrada del pecado, las dos clases de personas que aquí se representan han estado en el mundo: las que obedecen y las que desobedecen. Así ocurre hoy, y así ocurrirá hasta el fin del tiempo. 

Primero. 
Este hijo representa a todos los que no profesan servir a Dios y viven en abierta transgresión. 

Ve hoy a trabajar. 
Este es el mandato que Dios da a cada hijo. Ninguno está exento de esa orden. 

29. No quiero. 
Este hijo desafió abiertamente la autoridad de su padre. Ni siquiera aparentó obedecer a su padre. Estaba dispuesto a gozar de los privilegios de ser hijo, pues, al parecer, vivía aún en casa de su padre, pero no estaba dispuesto a llevar las responsabilidades que debe cumplir un hijo. 

30. Al otro. 
Este hijo representa a todos los que dicen ser hijos de Dios, pero no cumplen su voluntad. 

31. ¿Cuál de los dos? 
¿Con cuál de los dos hijos estaría más conforme el padre? Evidentemente, ninguno de los dos era perfecto. Ambos se equivocaron; uno en su actitud original, el otro en lo que hizo. 

Voluntad de su padre. 
La mera profesión sin la acción carece de valor (ver com. cap. 7: 21). 

Los publicanos y las rameras. 
Ver com. Mar. 2: 14; Luc. 3: 12. Esta expresión abarcaba lo más bajo de la sociedad y de la comunidad religiosa. Estos generalmente evitaban ir al templo y a la sinagoga, y si iban no eran bienvenidos. Comparar esto con la expresión "publicanos y pecadores" (Mat. 9: 11; ver com. Luc. 5: 30). 

Van delante de vosotros. 
En lo que concernía al bautismo de Juan, esto era literalmente cierto (Luc. 7: 29-30). Muchos de los irreligiosos comprendían plenamente su extrema necesidad espiritual, y se regocijaban de que Jesús les hubiera dado un lugar en el reino de los cielos. Por otra parte, los escribas y fariseos estaban satisfechos de sí mismos, y por lo tanto, estaban endurecidos al Evangelio (ver com. Luc. 15: 2). 

32. Camino de justicia. 
El "camino de justicia" es el sendero cristiano, es decir, la filosofía cristiana de la vida. Con referencia a la puerta estrecha y el camino angosto, ver com. cap. 7: 13-14. 

No le creísteis. 
Ver Luc. 7: 29-30. Así como lo hizo el segundo hijo de la parábola, los dirigentes judíos se negaron a entrar en la viña del Señor y a trabajar allí después de haber prometido que lo harían. 

No os arrepentisteis después. 
No modificaron su decisión original. Cuando apareció Aquel de quien Juan había dado testimonio y durante tres años y medio dio evidencias de su naturaleza divina y del carácter de su reino, los dirigentes judíos perseveraron en su impenitencia. Su corazón endurecido no se cambió (ver com. Exo. 4: 21). El hecho de que los 463 recaudadores de impuestos y las rameras respondieran tan prontamente a la predicación de Juan y a la de Jesús, ofendió a los dirigentes judíos (ver com. Mat. 11: 19). Ellos no estaban dispuestos a trabajar en la misma viña donde podían trabajar los parias de la sociedad, tales como Zaqueo, el convertido recaudador de impuestos (Luc. 19: 1-10), y María, la ramera convertida (ver com. Luc. 7: 36-37). 

33. Otra parábola. 
[ Los labradores malvados, Mat. 21:33-46 = Mar. 12:1-12 = Luc. 20:9-19. Comentario principal: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197] Esta parábola, la segunda que Jesús presentó al pueblo que escuchaba atentamente su enseñanza (Luc. 20: 9), estaba dirigida en realidad a los dirigentes del pueblo. Así como había ocurrido en el caso de la parábola de los dos hijos (Mat. 21: 31), estos dirigentes fueron llevados a confesar su propia culpa y a pronunciar contra sí mismos su propia condenación (vers. 41). 

Padre de familia. 
Gr. oikodespót's , es decir, el dueño de casa (ver com. Luc. 2: 29). 

Una viña. 
La vid era uno de los símbolos nacionales de Israel. Cerca del lugar donde se encontraba Jesús hablando, en la entrada del templo, había una magnífica y gran vid, labrada en oro y en plata, que representaba a Israel (Josefo, Antigüedades 15.11. 3; ver DTG 527; com. Juan 15: 1). En buena medida, las palabras de Mat. 21: 33 son tomadas de la alegoría de Isaías respecto a la viña del Señor (Isa. 5: 1-7). 

Esta parábola hace resaltar las ricas bendiciones que Dios había prodigado sobre Israel a fin de que pudiera alimentar al mundo con el fruto del carácter divino (ver com. Mat. 21: 34). En salud, intelecto, habilidad, prosperidad y carácter, el pueblo de Israel había de convertirse en la mayor nación del mundo, para revelar así a todos los hombres la gloria del propósito divino. En el t. IV, pp. 28-32 se analizan estas bendiciones y se presenta un amplio cuadro de la manera en que las naciones del mundo habían de ser llevadas al conocimiento del verdadero Dios. 

Vallado. 
Gr. fragmós , "cerco". El cerco representa los principios de la ley divina. La obediencia a los principios de verdad y de justicia de esa ley protege contra toda iniquidad (PVGM 229-230). 

Un lagar. 
Por lo general, se cavaban los lagares en la roca viva. Muchos de ellos pueden verse todavía hoy en las ruinas de la antigua Palestina. 

La arrendó. 
En tiempos antiguos, el arriendo de un campo podía pagarse en efectivo o en especie. En este segundo caso, solía especificarse cierta cantidad de bienes o cierta porción de la cosecha como pago por el uso del terreno. 

34. 
Sus siervos. 
En el cap. 23: 34, Jesús habla acerca de enviar "profetas y sabios y escribas". En un sentido especial, los sacerdotes habían sido designados como custodios de la viña del Señor y los profetas eran los representantes escogidos de Dios, es decir, los siervos. 

Sus frutos. 
Es decir, "los frutos de él". El dueño mandó pedir la parte de la cosecha que le correspondía (ver com. vers. 33). Israel había de producir el fruto del carácter para revelar así al mundo los principios del reino del cielo. El fruto del carácter había de manifestarse en primer lugar en sus propias vidas, y luego en la vida de la gente de las naciones circunvecinas. Del mismo modo, el Señor espera que su iglesia hoy produzca frutos que correspondan con las grandes bendiciones que ha derramado sobre ella (PVGM 238). 

35. Tomando a los siervos. 
Mateo habla de dos grupos de siervos, y dice que mataron a uno del primer grupo, y a algunos del segundo grupo (vers. 35-36). Marcos habla de un siervo que fue en cada una de varias ocasiones, y dice que algunos de ellos fueron muertos (cap. 12: 3-5). Según Lucas, fueron enviados tres siervos, siempre por separado, pero ninguno de ellos fue muerto (cap. 20: 10-12). Es evidente que el número de siervos y el fin de cada uno de ellos no son esenciales para la comprensión del mensaje de la parábola (ver p. 194). Poco más tarde, en ese mismo día, Jesús habló en forma clara acerca del trato que los judíos dieron a los mensajeros que Dios había enviado (Mat. 23: 29-37). En 1 Rey. 18: 13; 22: 24-27; 2 Rey. 6:3 l; 2 Crón. 24:19-22; 36: 15-16; Neh. 9: 26; Jer. 37 :15; Hech. 7: 52 se ve el trato que se dio a diversos profetas. Los arrendatarios de la viña no sólo se negaron a pagar el arriendo, sino que insultaron al dueño de la viña al tratar mal a sus representantes y al proceder como si ellos mismos hubieran sido los verdaderos y legítimos dueños. 

37. Finalmente. 
Ver Mar. 12: 6. Cuando Israel no aceptó a Jesús como el Mesías, rechazó el último ofrecimiento de misericordia que Dios hizo a la nación. En este pasaje, Jesús no reconoce ningún momento futuro cuando la nación judía será restablecida al favor divino (ver t. IV, p. 35). 

38. Este es el heredero. 
Pablo dice que Jesús fue constituido "heredero de todo" " (Heb. 1: 2), y que los que le aceptan son "coherederos" " con él (Rom. 8: 17). 

Matémosle. 
En este preciso momento el sanedrín estaba buscando la manera de deshacerse de Jesús (ver Luc. 19: 47; com. Mat. 21: 23). Durante los meses que acababan de pasar, se había reunido repetidas veces para considerar la forma en que había de acabar con el ministerio del Salvador (ver com. Mat. 19: 3; 20: 18). De estas reuniones, una había ocurrido el sábado anterior (DTG 516-517) y otra había acaecido esa misma mañana (cap. 21: 23). 

40. Cuando venga. 
Los arrendatarios no respetaban a nadie fuera del dueño, quien vendría a inspeccionar la situación. Vendría para hacer una obra de juicio. 

41. Le dijeron. 
No podía haber otra respuesta que la que se da en este versículo. La construcción griega es enfática y bien puede traducirse como lo hace la BJ: " "A esos miserables les dará una muerte miserable" . 

42. 
¿Nunca leísteis? 
Ver com. vers. 16. Entre los que habían sido enviados había escribas, cuyo deber era estudiar y exponer las Escrituras (ver com. vers. 16, 23). 

Piedra. 
La cita es de Sal. 118: 22- 23, y es idéntica al texto de la LXX. Los rabinos mismos reconocían que este pasaje se refería al Mesías (DTG 548). Con referencia a la "piedra" como símbolo de Cristo, ver com. Mat. 16: 18. Con referencia al episodio que sirve de antecedente a la piedra rechazada, ver DTG 548- 549. 

Cabeza del ángulo. 
La piedra angular es una de las partes más importantes de un edificio, pues en ella se apoyan dos muros que se unen en ángulo. Hay otras referencias a la piedra del ángulo en Hech. 4: 11; Efe. 2: 20; 1 Ped. 2: 7; ver com. Sal. 118: 22; Isa. 28: 16. 

43. Reino de Dios. 
En este caso, el reino de Dios parece referirse al privilegio de ser el pueblo escogido de Dios. En el futuro, el plan divino para salvar al mundo ya no dependería más de la nación judía, como depende un edificio de su piedra angular. Con referencia al papel de Israel en el plan de Dios, ver t. IV, pp. 28-35

44. Cayere sobre esta piedra. 
Es decir, se sometiera a Cristo. Esto era lo que precisamente los dirigentes judíos se negaban a hacer (ver com. vers. 25, 27). 

Ella cayere. 
Es decir, como castigo. Este castigo estaba por caer sobre la nación judía y sus dirigentes perversos e impenitentes. 

Le desmenuzará. 
Gr. likmáÇ , "aventar", "esparcir", "despedazar". Estas palabras reflejan vívidamente la idea de Dan. 2: 44-45, donde aparece el verbo likmáÇ en la LXX (vers. 44). Un objeto pesado pulveriza aquello sobre lo cual cae. La misma palabra aparece en Rut 3: 2, en la LXX. La expresión "le desmenuzará" podría también traducirse como "lo aventará como tamo". La evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por la omisión del vers. 44. 

45. 
Entendieron. 
La aplicación era tan clara que no había necesidad de explicación. Sin duda los dirigentes judíos conocían perfectamente el significado de pasajes del AT tales como la alegoría de la viña en Isa. 5: 1-7 y los diversos pasajes que se referían al Mesías mediante la figura de la piedra (Sal. 118: 22- 23; Isa. 28: 16; etc.). 

46. Echarle mano. 
Es decir, "detenerlo" " (BJ). Según lo entendían los dirigentes judíos , Jesús estaba desafiando la autoridad de ellos, y apenas con dificultad pudieron contenerse para no llevar a cabo inmediatamente los planes que habían trazado. 

Temían al pueblo. 
El sentir público favorecía decididamente a Jesús. Con cada enfrentamiento de Jesús con los dirigentes judíos, tuvo que haber disminuido el respeto que el pueblo sentía por esos perversos líderes religiosos. 

CBA T5

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