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CBA LIBRO DE MARCOS CAPÍTULO 6


CBA Libro de Marcos capítulo 6

1. Salió 
[ Segundo rechazo en Nazaret, Mar. 6: 1-6 = Mat. 13: 54-58] Según el relato de Mateo, la segunda vez que Jesús fue rechazado por la gente de Nazaret ocurrió después del sermón junto al mar, aunque no se dice cuánto tiempo después (ver Mat. 13: 53-54; cf. DTG 208). Mateo vincula estrechamente el segundo rechazo en Nazaret con la muerte de Juan el Bautista (cap. 13: 53 a 14: 12). Marcos lo presenta en relación con los sucesos del tercer viaje por Galilea y con la muerte de Juan el Bautista (Mar. 6: 1-30; cf. DTG 326). La muerte del Bautista debe haber ocurrido poco antes o poco después del comienzo del viaje, pues fue la obra de los doce durante el tercer viaje por Galilea lo que indujo a Herodes a pensar que Juan el Bautista había resucitado (ver com. vers. 14). Por ende, es probable que esta visita final a Nazaret (ver DTG 208) ocurriera a fines del 30 y comienzos del 31 d. C. 

Su tierra 
En cuanto al tiempo probable de la primera visita de Jesús a Nazaret durante el período de su ministerio en Galilea, ver la Nota Adicional de Luc. 4. Es evidente que la única forma en que puede armonizar el relato evangélico es sobre la base de dos visitas. Ni Mateo ni Marcos mencionan a Nazaret por nombre en relación con la segunda visita, pero no puede haber duda de que, legítimamente, se hace referencia aquí a Nazaret como la "tierra" de Jesús en virtud de que se había criado allí (Luc. 4: 16; cf. cap. 2: 51), que vivía allí cuando emprendió su obra (Mar. 1: 9) y que allí estaba el hogar de sus padres (Luc. 2: 1-5). Después de salir de Nazaret para emprender su ministerio, Jesús no volvió allí de visita hasta que comenzó su ministerio en Galilea. El tiempo que pasó debe haber sido de unos 18 meses (ver com. Luc. 4: 16), quizá desde septiembre del año 27 d. C. hasta marzo o abril del año 29 d. C. (ver com. Mat. 4: 12). En su conjunto, el ministerio en Galilea abarcó desde marzo o abril del 29 d. C. hasta la misma época del 30 d. C. De modo que fue hacia el fin de este período cuando se efectuó la segunda y última visita a Nazaret (cf. DTG 208). 

2. ¿Qué sabiduría es ésta? 
Ver com. Isa. 11: 2-3; 50: 4. Ni los dirigentes judíos ni el común de la gente de Nazaret parecen haber pensado en negar la inteligencia, comprensión y sabiduría infinitamente superiores de Jesús. Era algo demasiado evidente. En realidad, era eso lo que turbaba a la gente. 

Estos milagros 
Ver p. 198. La gente de Nazaret no podía negar los grandes milagros que hacía Jesús así como tampoco podía negar su sabiduría. Ya fuera que enseñara u obrara milagros, estaban obligados a admitir que "bien lo ha hecho todo" " (cap. 7: 37). 

3. El carpintero 
Si bien la evidencia textual tiende a confirmar el texto tal como se lee en la RVR, varios MSS dicen, al igual que Mat. 13: 55, "el hijo del carpintero" . Aunque como una expresión idiomática en hebreo y arameo, las palabras "el hijo del carpintero" podrían ser tan sólo una circunlocución equivalente a "carpintero", en ese pasaje puede aludirse a que la gente pensaba que Jesús era hijo de José. En todo caso, José había sido de oficio carpintero y, antes de que emprendiera su ministerio, Jesús también se ocupó de ese oficio (cf. DTG 84). Este es uno de los pocos vistazos que tenemos en el NT de la vida. 600 de Cristo entre su visita al templo cuando era niño y su bautismo (ver com. Luc. 2: 51-52). 

Hijo de María 
El hecho de que aquí se haga referencia a Jesús como "hijo de María" y no "hijo de José", sugiere que José había muerto (cf. DTG 84). Acerca de José como el "padre" de Jesús, ver com. Mat. 1: 21; Luc. 2: 33. 

Hermano de Jacobo 
Acerca de los hermanos de Jesús, ver com. Mat. 1: 18, 25; 12: 46. Muchos han confundido a este Jacobo con Jacobo el hijo de Alfeo, generalmente debido a los confusos escritos de los padres de la iglesia o a las propias conclusiones de los comentadores, basadas en Gál. 1: 19 y 2: 9. La única mención segura de este Jacobo después de la conversión de los hermanos de Jesús (ver Hech. 1: 14; cf. Juan 7: 5) está en Gál. 1: 19, y quizá también en Jud. 1. Jacobo "el hermano del Señor" no debiera ser confundido con Jacobo el hijo de Alfeo (ver com. Mar. 3: 18). 

Judas 
Posiblemente el autor de la Epístola de Judas, porque es identificado como el "hermano" de Jacobo, el único personaje del NT de nombre Judas del cual una identificación tal es segura (ver Jud. 1; com. Mar. 3: 18). 

Sus hermanas 
El plural indica que, a lo menos, eran dos, y sugiere la posibilidad de que fueran más. 

Se escandalizaban 
Del verbo griego skandalízÇ Aquí equivale a sábado (N. de la RVR) Aquí equivale a sábado (N. de la RVR)., "tropezaban" (ver com. Mat. 5: 29). 

4. Sin honra 
La declaración de Cristo parece haber sido un bien conocido proverbio. Si los propios hermanos de Jesús no creían que él era el Mesías (Juan 7: 5), ¿cómo podría esperarse que creyeran sus vecinos? 

Su propia tierra 
La gente de Nazaret conocía a Jesús (ver com. Luc. 2: 52). Toda su relación diaria con ellos testificaba de la perfección del carácter de Jesús, y eso los había resentido porque la comparación les resultaba desventajosa. No veían nada en el carácter ejemplar de Jesús que los atrajera en especial, nada que apreciaran o consideraran de valor para alcanzar los propósitos para los cuales ellos vivían. 

Sus parientes 
Aun un año después, sus hermanos no habían llegado a creer en él (ver com. Juan 7: 5), aunque se convirtieron después de su muerte y resurrección (ver com. Hech. 1: 14). 

5. Unos pocos enfermos 
Sin duda, sanados de enfermedades leves. Pero no hubo milagros notables tales como los que Jesús había realizado en otras partes. 

6. Estaba asombrado 
Unos pocos meses antes de esto, Jesús se había maravillado de la fe del centurión (Mat. 8: 10). 

Recorría 
Quizá mientras los doce estaban recorriendo los pueblos y las aldeas de Galilea. Marcos registra las actividades evangélicas personales de Jesús antes de mencionar las de los doce (vers. 7), al paso que Mateo sigue el orden inverso (Mat. 11: 1). 

7. Llamó a los doce 
[ Tercer viaje por Galilea, Mar. 6: 7-13 = Mal. 9: 36 a 11: 1 = Luc. 9: 1-6. Comentario principal: Mateo.] En lo que atañe al llamamiento original y elección de los doce, ver com. cap. 3: 13-19. 

12. Los hombres se arrepintiesen 
El mismo mensaje habían predicado tanto Juan (Mat. 3: 2) como Jesús (Mar. 1: 15). Los doce debían ofrecer curación tanto del alma como del cuerpo. 

13. 
Ungían con aceite 
Era común que se usara aceite de oliva como medicina en la Palestina antigua (cf. Luc. 10: 34), el cual se empleaba tanto interna como externamente. El uso literal de aceite como medicina puede haber sido la base para su uso simbólico aquí y después en la iglesia cristiana. El ungimiento con aceite como un acto de fe sólo se menciona aquí y en Sant. 5: 14. 

14. Oyó... la fama 
[ Martirio de Juan el Bautista, Mar. 6: 14-29 = Mat. 14: 1-2, 6-12 = Luc. 9: 7-9. Comentario principal: Marcos] Es indudable que las amplias actividades de los doce durante el curso del tercer viaje por Galilea, fueron suficientes para que muchos prestaran atención a Jesús y a su obra, y para que se despertara el temor de Herodes de que Jesús fuera Juan, resucitado de los muertos. No cabe duda de que los informes que llegaban de todas partes a Herodes, revelaban una rápida divulgación del Evangelio. Si bien es cierto que en lo pasado puede haber parecido a las autoridades que Jesús no era más que un predicador 601 itinerante y aislado, acompañado por un diminuto grupo de seguidores, ahora resultaba evidente que representaba a un movimiento mucho mayor. Herodes no podía menos que desear escucharlo. 

El rey Herodes. 
Mateo menciona a Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande y gobernante de Galilea y Perea, impuesto por la autoridad de Roma (ver com. Mat. 2: 22; Luc. 3: 1). Tanto Mateo (cap. 14: 1) como Lucas se refieren a Herodes Antipas por su título oficial de "tetrarca" (ver com. Luc. 3: 1). Sólo era "rey" por haber sido nombrado por Roma, y ese título se le permitía únicamente como una cortesía. Gobernó sobre su territorio desde la muerte de su padre, Herodes el Grande, en el año 4 a. C., hasta 39 d. C. Su madre era Maltace, mujer samaritana que también era madre de Arquelao (ver com. Mat. 2: 22). Es posible que el rey Herodes residiera oficialmente en Tiberias, ciudad que construyó en la orilla sudoeste del mar de Galilea, y a la que dio el nombre en homenaje al César que entonces gobernaba, Tiberio. Ver p. 65; diagramas pp. 40, 224. 

Juan el Bautista ha resucitado. 
La superstición, junto con una conciencia culpable, parece que llevaron a Herodes a esa conclusión. 

15. Elías. 
Acerca de las profecías del AT referentes al regreso de Elías, ver com. Isa. 40: 35; Mal. 3: 1; 4: 5-6. 

Un profeta. 
Según los rumores, se creía que Jesús era uno de los antiguos profetas que había resucitado, o era semejante a uno de ellos. A pesar de que Juan no realizó milagros (Juan 10: 41), aun los dirigentes de Jerusalén, por no decir nada del pueblo en general (Mat. 14: 5; 21: 26), habían acariciado la idea de que podría ser profeta (ver com. Juan 1: 19-27). 

17. Le había encadenado en la cárcel. 
Ver com. Luc. 3: 19-20. Quizá Juan estuvo preso en la fortaleza de Machaeros (ver com. Luc. 3: 20) desde antes de la pascua de 29 d. C. (ver Nota Adicional de Luc. 4) hasta el invierno siguiente, un poco menos de un año. 

De Herodías. 
Ver com. Luc. 3: 19. Originalmente casada con Felipe (ver el párrafo siguiente), se divorció de él, prefiriendo a Herodes Antipas. Por su parte, Herodes se había divorciado de la hija de Aretas, rey de Arabia. Por ende, los cónyuges legítimos de Herodes y Herodías vivían. Por haberse divorciado Herodes de su esposa anterior, Aretas -padre de ella- hizo guerra contra Herodes y lo derrotó. Esa derrota fue considerada por los judíos como un castigo divino para Herodes, debido a su injustificable unión con Herodías (Josefo, Antigüedades xviii. 5. 1. 2). 

Mujer de Felipe su hermano. 
No Felipe el tetrarca (ver com. Luc. 3: 1, 19), sino otro hijo de Herodes el Grande, tenido con Mariamna II. Herodes Antipas era hijo de Herodes el Grande y de Maltace, y por lo tanto, medio hermano de este Felipe. Herodías era nieta de Herodes el Grande, habiendo nacido de Mariamna I, otra esposa de Herodes el Grande. Anteriormente, Herodías se había casado con Felipe, medio hermano de su padre, y después llegó a ser cónyuge de Antipas, también medio tío de ella. Ver diagrama p. 40. 

18. Juan decía. 
Sin duda, Herodes personalmente había escuchado la predicación de Juan, y por un tiempo parecía que cedería ante la invitación al arrepentimiento (vers. 20; DTG 185). 

No te es lícito. 
La ley de Moisés prohibía estrictamente una unión tal como la de Herodes y Herodías (Lev. 18:16; 20:21), y, según Josefo, los Judíos condenaban completamente este concubinato ( Antigüedades xviii. 5. 4). 

19. Le acechaba. 
La traducción de la BJ es más literal: "le aborrecía". O también "le guardaba rencor". Herodías odiaba a Juan y aguardaba el momento oportuno para matarlo. Conociendo la influencia que Juan había ejercido sobre Herodes Antipas (ver com. vers. 20), Herodías quizá temía que el tetrarca se divorciara de ella, como se lo había aconsejado Juan (cf. DTG 185). 

20. Varón justo. 
Juan era como sus padres, de los cuales se dice que "ambos eran justos delante de Dios" (ver com. Luc. 1: 6). 

Le guardaba a salvo. 
Herodes impedía que Herodías llevara a cabo su propósito de hacer morir al profeta (vers. 19). Se proponía liberarlo cuando lo estimara conveniente (DTG 191-192). 

Le escuchaba de buena gana. 
El mensaje de Juan tenía el sello divino, y a no ser por la influencia de Herodías, Herodes podría haberse declarado abiertamente en favor de Juan. 

21. Un día oportuno. 
Es decir, "una ocasión 602 favorable" para que la vengativa Herodías torciera las intenciones de Herodes de proteger a Juan y finalmente liberarlo (ver com. vers. 20). Sin duda los planes de Herodías estaban bien tramados. 

Daba una cena. 
O, "dio un banquete" (BJ). Quizá en el palacio de la fortaleza de Machaeros (ver com. vers. 17, 27). 

Príncipes. 
Sin duda se trataba de los funcionarios encumbrados del gobierno civil. 

Tribunos. 
Gr. jilíarjos , "comandante de mil", es decir los "oficiales" del ejército de Herodes. Además de los jefes civiles y militares, evidentemente Herodes invitó a otros personajes destacados de la vida social y comercial, "los principales de Galilea". 

22. Hija. 
Se trata de Salomé, hija de Herodías y un primer esposo (ver com. vers. 17). 

De Herodías. 
Mejor, "de la misma Herodías" (BJ). Lo que Marcos aquí destaca es el hecho de que Herodías envió a su propia hija para que danzara, y no a una bailarina profesional. Aun de acuerdo con las normas de la corte de Herodes, ninguna joven digna hubiera interpretado una danza voluptuosa como ésa. En todo sentido ese acto iba más allá de los límites de la decencia. Salomé no era nada más que un instrumento en el plan de su madre para terminar con Juan 

Danzó. 
Era acertado el cálculo de Herodías de que la seductora belleza de Salomé fascinaría a Herodes y a sus huéspedes. 

23. Le juró. 
El enfático juramento de Herodes fue expresado en presencia de todos sus invitados. Es evidente que estaba completamente fuera de sí ante el insólito honor de que una princesa real danzara para complacerlo a él y sus invitados. Salomé descendía, por Herodías y Mariamna I (ver com. vers. 17; p. 65), de la casa real de los asmoneos, linaje ilustre de sacerdotes y príncipes judíos. 

Mitad de mi reino. 
Esta expresión, sumamente hiperbólico, representaba el máximo de la generosidad (Est. 5: 3; 7: 2). 

24. Saliendo ella. 
Es indudable que la afirmación de que Salomé fue "instruida [literalmente, "instigada", BJ ] primero por su madre" (Mat. 14:8), significa antes de que pidiera y no antes de que danzara. Salomé no sabía nada del siniestro propósito de su madre mientras danzaba ante Herodes y sus invitados. Simplemente se convirtió en un instrumento en manos de su sanguinaria madre. 

¿Qué pediré? 
Más bien, "¿qué pediré para mí?" Esta pregunta hubiera sido innecesaria si Salomé hubiese sabido de antemano lo que iba a pedir. En realidad, ni siquiera hubiera necesitado retirarse de la presencia del rey. 

25. Prontamente. 
Instada por Herodías, Salomé no perdió tiempo en presentar el fatídico pedido a Herodes, no fuera que, aun en su estado de embriaguez, reflexionara en su vanagloriosa promesa y cambiara de parecer. La insistencia de Herodías en una acción inmediata podría implicar que Herodes tendía a vacilar o que se sabía que su admiración por Juan era grande, o ambas cosas. 

26. Se entristeció mucho. 
Aun estando embriagado, Herodes sintió profundamente su responsabilidad personal para con Juan (ver com. vers. 20). Pero Herodías lo había atrapado en un momento de debilidad debida a su embriaguez, y se sintió impotente para proceder en armonía con lo que sabía que era lo correcto. Si no hubiese sido por el vino, tal vez Herodes hubiera rehusado dar la orden de ejecución. Ver com. Mat. 4: 3. 

De los que estaban. 
La naturaleza pública de su juramento (ver com. vers. 23), pronunciado ante sus invitados de honor (ver com. vers. 21), le hizo parecer a Herodes que era imposible quebrantarlo. 

27. En seguida. 
Según Josefo ( Antigüedades xviii. 5. 2), Juan fue encarcelado en la fortaleza de Machaeros (ver com. Luc. 3: 19-20). La rapidez con que Juan fue decapitado demuestra que el festejo del cumpleaños se celebraba en algún lugar cercano a la cámara de la prisión. 

28. Le decapitó. 
Herodes temía a Juan (vers. 20), temía al pueblo (Mat. 14: 5), temía a Herodías. Era esclavo de sus temores, aunque esos temores fueran contradictorios. Supersticiosamente, Herodes temía a Juan cuando estuvo muerto tanto como lo había temido cuando estaba vivo (Mar. 6: 14, 16, 20). 

La dio a su madre. 
Para Salomé no significaba nada el espantoso obsequio. Pero tal vez ninguna cosa pudiera haber sido más satisfactoria para su sanguinaria madre. Unos nueve años más tarde, en 39 d. C., Herodes Antipas y Herodías fueron desterrados por aspirar a la dignidad real (Josefo, Antigüedades xviii.7; Guerra ii. 9. 6). 

29. Oyeron esto sus discípulos. 
Evidentemente, no estaban con él en la fortaleza, aunque quizá se hallaban tan cerca como para poder verlo de cuando en cuando y ayudarle cuando se presentaba la oportunidad. Posteriormente, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús con el informe de lo que había sucedido (Mat. 14: 12), quizá poco antes o durante el curso del tercer viaje por Galilea (ver com. Mar. 6: 1). 

30. Apóstoles. 
Esta es la única vez en que Marcos usa la palabra "apóstoles" (ver com. Mat. 10: 2; Mar. 3: 14). Quizá tanto Marcos como Lucas (cap. 9: 10), mediante el uso de la palabra "apóstoles", quisieron destacar, en este punto del relato, la nueva responsabilidad de ellos en virtud de ser enviados para enseñar y sanar por su propia cuenta. 

Se juntaron. 
Es decir, cuando volvieron del tercer viaje por Galilea (ver com. Mat. 9: 36). Quizá habían estado separados durante varias semanas en el invierno (diciembre del 29 a marzo del 30 d. C.), y ahora comenzaba la primavera del año 30, no mucho antes de la pascua (Juan 6: 4; cf. DTG 332, 352). No cabe duda de que esta reunión se realizó en un tiempo y en un lugar convenidos de antemano. 

Le contaron todo. 
Jesús había enviado a los doce de dos en dos para que pudieran tener una oportunidad de aplicar los principios que habían observado previamente en el ministerio de su Maestro. Ahora presentaron un informe completo de lo que había sucedido durante el curso del recorrido de ellos. 

31. Venid vosotros aparte. 
De un modo especial, los doce necesitaban descanso e instrucción. E incluso Jesús sentía la necesidad de una tregua, lejos de las multitudes que lo seguían por doquiera él iba, apremiándolo desde temprano por la mañana hasta tarde por la noche. El retiro de los discípulos con Jesús a las proximidades de Betsaida y la milagrosa alimentación de los 5.000 son los únicos hechos de la vida de Jesús, entre el bautismo y la entrada triunfal, que son registrados por los cuatro escritores de los Evangelios. 

Un lugar desierto. 
Es decir, un lugar solitario, aislado o remoto (ver com. Mat. 3: 1; Luc. 1: 80). El sitio elegido para este retiro, apartado de los bulliciosos caminos de Galilea, estaba en las proximidades de Betsaida (Luc. 9: 10), en el extremo noreste del lago de Galilea, al este de la desembocadura del Jordán en el lago y, por lo tanto, dentro del territorio de Herodes Felipe (ver com. Mat. 11: 21). Un poco al este de Betsaida está la planicie de El Batiha, el sitio tradicional de la alimentación de las 5.000 personas. 

Descansad un poco. 
Cualquiera sea la ocupación de una persona, un cambio ocasional no sólo proporciona reposo sino que imparte nuevo vigor. 

Ni aun tenían tiempo para comer. 
Como había sido el caso varios meses antes (cap. 3: 20). 

33. Muchos los vieron. 
A pesar de sus precauciones, algunos advirtieron su partida y observaron la dirección en que se fueron para cruzar el lago. 

Fueron allá a pie. 
La distancia desde Capernaúm hasta la planicie conocida como El Batiha, a corta distancia al este de Betsaida (ver com. vers. 31), no sería más de unos 7 km. La ruta directa, cruzando el lago, sería menos de 5 km. 

34. Salió Jesús. 
Aunque los que habían venido a pie conocían el lugar aproximado donde atracaría la barca en la orilla, evidentemente no conocían el punto exacto. Por un período de tiempo Jesús estuvo solo con sus discípulos en la ladera (ver Juan 6: 3; cf vers. 5). juntos hablaron de los problemas encontrados en su itinerario por los pueblos y las aldeas de Galilea, y Jesús les dio los consejos necesarios para corregir errores del pasado y a fin de prepararlos para un ministerio más efectivo en los días venideros (DTG 328, 332). 

Tuvo compasión. 
Voluntariamente, Jesús dejó el sitio aislado en la ladera donde él y sus discípulos habían pasado algún tiempo juntos, y bondadosamente dio la bienvenida a la gente (cf. Luc. 9: 11). 

35. Muy avanzada hora. 
Lucas dice que "el día comenzaba a declinar" (cap. 9: 12). Esto sería aproximadamente entre las 3 de la tarde y la puesta del sol. El relato implica que Jesús, sus discípulos y la gente no habían comido ni descansado durante todo el día. 

36. Despídelos. 
Los discípulos no podían encontrar solución para el problema sino despidiendo a la gente. Pero la "compasión" de Jesús (vers. 34) tenía en cuenta tanto el bienestar físico de la multitud como el espiritual. 

Pan. 
Es decir, alimento en general, cualquier comestible, literalmente, algo "de comer" (BJ). 

No tienen qué comer. 
La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas palabras. Sin embargo, están claramente implícitas en el contexto. 

37. Dadles vosotros de comer. 
En este pasaje, el pronombre "vosotros" es enfático en griego, como si Jesús les hubiera dicho: " Vosotros mismos dadles de comer". Cada orden de Dios implica el poder necesario para cumplirla. Desde un punto de vista humano, era absurdo pensar en encontrar alimento en algún lugar cercano, antes de que cayera la noche, para satisfacer las necesidades de semejante muchedumbre. Este pedido de Jesús a los discípulos parecía tan insensato como su orden anterior de que fueran a pescar en las claras aguas del lago siendo de día (ver com. Luc. 5: 5). Ese caso anterior bien podría haber acudido a su mente si hubiesen reflexionado en la lección que Jesús entonces quiso que aprendieran. Dios suele obrar mediante seres humanos para que sean suplidas las necesidades físicas y espirituales de sus prójimos. Este principio es fundamental para la comisión evangélica. 

Doscientos denarios. 
Es decir, 200 denarii romanos (ver p. 51). Aun en los tiempos modernos, el salario de un jornalero durante 200 días difícilmente alcanzaría para comprar suficiente comida para semejante multitud. 

38. ¿Cuántos panes? 
Ya Jesús había hablado a Felipe acerca del problema de proporcionar alimento a la multitud (Juan 6: 5-6; cf. cap. 1: 43). Al igual que Pedro y Andrés, Felipe era natural de Betsaida, y puesto que esa ciudad estaba a corta distancia de donde sucedieron los acontecimientos de este día memorable, era lógico que Felipe supiera, mejor que los otros, dónde conseguir alimento. Era sincero, pero lento para creer, como se manifestó más de una vez en su trato con Cristo como discípulo (ver Juan 14: 8-12; cf. DTG 259). Sin duda, para darle a Felipe una oportunidad de robustecer su fe, Cristo le dirigió a él esta pregunta (ver com. Juan 6: 5-6). Fue el mismo Felipe quien afirmó que con 200 denarii romanos no se compraría una cantidad de alimento suficiente (Juan 6: 7). Pero fue Andrés, de una mentalidad quizá más práctica, quien indudablemente aceptó la orden de Cristo, y se puso en acción para buscar el alimento que pudiera encontrar (Juan 6: 8-9). Hay un notable contraste entre la vacilación de Felipe y la buena disposición de Andrés para avanzar por fe. 

Id y vedlo. 
Jesús "sabía lo que había de hacer" (Juan 6: 6) desde el mismo principio. Pero, al igual que cuando envió a los doce, hizo que los mismos discípulos analizaran el problema que afrontaban y le encontraran solución. 

Dijeron. 
Fue Andrés el que descubrió la sencilla merienda que un muchacho había traído para sí mismo, y transmitió el informe a Jesús (Juan 6: 8-9). 

Cinco, y dos peces. 
Los cinco "panes" estaban hechos de harina de cebada (Juan 6: 9) y tal vez eran redondos y chatos. La cebada era mucho menos cara que el trigo, y era el principal alimento de los pobres. Los peces quizá estaban secos y listos para comer, como sucedía con frecuencia en el Medio Oriente, y como también sucede hoy día. Servían como una especie de condimento para comer el pan. 

39. Recostar. 
La traducción de la RVR corresponde exactamente con el verbo griego aquí empleado, anaklínÇ , "acostarse", "reclinarse". Esta era la postura acostumbrada en la mesa, a lo menos por la gente de las clases superiores (ver com. cap. 2: 15). 

Por grupos. 
El hecho de que Cristo hiciera que la gente se recostara por grupos podría implicar que les pidió que se acomodaran de un modo muy parecido al que hubieran adoptado si hubiesen estado en torno de una mesa en sus respectivos hogares, con una abertura en forma de círculo para permitir que entraran los discípulos y sirvieran a cada grupo, de una manera parecida a como lo hubiera hecho un sirviente en una casa. 

Verde. 
Sólo Marcos menciona este detalle. Debido a que la lluvia era sumamente escasa en Palestina desde mayo hasta septiembre (ver t. II, p. 113), el pasto sólo estaba verde en invierno o primavera. Solamente faltaban unos pocos días para la pascua del año 30 d. C., y por lo tanto la hierba estaba en su mejor estado (Juan 6: 4). De esa manera, el relato de Marcos es complementado por el de Juan (ver Nota Adicional de Mat. 15). 

40. Por grupos. 
El vers. 39 se refiere particularmente a la organización de cada "grupo" individual, al paso que aquí se hace referencia 605 a la ubicación bien ordenada de cada grupo en relación con los otros. Había orden tanto en la colocación de las personas dentro de cada grupo, como en la disposición de los grupos mismos. 

De ciento... y de cincuenta. 
Tal vez era necesaria la disposición ordenada de una multitud tan grande a fin de que todos pudieran presenciar el milagro, para que apreciaran mejor su significado, y para que el "pan del cielo" que estaban por recibir pudiera llegar fácilmente hasta todos. 

41. Bendijo. 
Gr. eulogéÇ , "alabar" o "invocar bendiciones". Juan usa el verbo eujaristéÇ , "estar agradecido", "dar gracias" (cap. 6: 11). Parece que había algo característico en la forma en que Cristo daba gracias (Mat. 15: 36; 26: 26), algo de lo cual sin duda los discípulos eran testigos diariamente mientras acompañaban al Maestro. En Emaús, los discípulos "le habían reconocido al partir el pan" (Luc. 24: 35). Notar también que en cada caso Jesús tomó el pan en sus manos antes de dar gracias por él. Pero la parte esencial de la "bendición" consistía en el reconocimiento de que el alimento es una dádiva de Dios, y en darle gracias por él. 

Dio. 
Mejor "los iba dando" (BJ). Este contexto sugiere que el milagro ocurría mientras el pan estaba en las manos de Jesús, entre el acto de partirlo y el acto de distribuirlo a los discípulos. Jesús nunca realizó un milagro a no ser que fuera para responder a una necesidad genuina (ver p. 199). Mientras hubo necesidad, el alimento continuó multiplicándose en sus manos (cf. 1 Rey 17: 16; 2 Rey 4: 4-6). 

Pusiesen delante. 
Expresión común para indicar que se sirve una comida. Cada uno de los doce llevó los panes del milagro en su propia canasta (ver com. vers. 43) y sirvió a una cantidad de personas dispuestas "por grupos" sobre la hierba (ver com. vers. 40). Los discípulos volvían a Cristo con las canastas vacías en busca de más pan, y cada vez volvían para continuar distribuyendo los panes y los peces. El arreglo ordenado de los grupos, el servicio de los discípulos y la interminable provisión de panes y peces proporcionó, dentro de un corto lapso, a hombres, mujeres y niños todo lo que podían comer y aún más. 

42. Comieron todos. 
Entre los judíos, los goces del reino mesiánico eran descritos con frecuencia con la figura de un banquete (ver com. Luc. 13: 29; 14: 15), y es concebible que cuando la gran multitud comía el alimento, milagrosamente proporcionado para ella, algunos volvieron sus pensamientos a las perspectivas mesiánicas. En el mismo día en que comieron los panes y los peces, esas personas ya habían llegado a la conclusión de que Jesús era "el profeta" (ver com. Juan 6: 14; cf. Deut. 18: 15; Mat. 11: 3; Juan 4: 25) que había de venir al mundo. El innegable milagro los llevó a la conclusión inevitable de que Jesús debía ser Aquel predicho por todos los profetas (Luc. 24: 27; Juan 1: 45), el venidero Rey de Israel (ver Isa. 9: 6-7; com. Luc. 1: 32-33). En ese mismo momento trataron de coronarlo como rey (Juan 6: 15). El que podía resucitar muertos, curar enfermos y proporcionar alimento para las multitudes, naturalmente podría liberar a Israel del yugo de Roma. Bajo su liderazgo, serían invencibles los ejércitos de Israel, y se realizarían las más acariciadas esperanzas de los que esperaban un Mesías político (ver com. Mat. 3: 2; 4: 17; 5: 2; Luc. 4: 19). 

La alimentación de los 5.000 fue el milagro cumbre del ministerio en Galilea, milagro presenciado por una vasta multitud, y que no pudo ser explicado por los escépticos de los días de Cristo y tampoco puede serlo por los de nuestros días. Como resultado de este milagro, el ministerio en Galilea llegó súbitamente a un pináculo (ver com. Luc. 2: 49). Comparar con la curación del hombre del estanque de Betesda un año antes (ver com. Juan 5), que provocó la terminación del primer ministerio en Judea. 

Se saciaron. 
El pan multiplicado milagrosamente fue distribuido a cada persona de la vasta multitud, no en cantidades diminutas, sino lo bastante como para satisfacer el apetito. Esa abundancia testificaba del poder ilimitado de Jesús. Sólo terminó la provisión cuando estuvieron plenamente satisfechas las necesidades de todos. Jesús atendía tan solícitamente las necesidades físicas de los que acudían a él como sus necesidades espirituales. Pero la provisión hecha para satisfacer las necesidades físicas tenía el propósito de que los hombres se acordaran de sus necesidades espirituales, infinitamente más importantes, y del pan de la vida como el medio para satisfacer esas necesidades (Juan 6: 26-51). 

La clase de alimento proporcionado era la sencilla comida de pescadores y campesinos, y testificaba en contra del derroche. La forma 606 en que fue proporcionado testificaba del poder de Dios que cubre las necesidades de todos los hombres. La abundancia testificaba de los infinitos recursos de Dios y de su capacidad para proporcionarnos " "más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" " (Efe. 3: 20). La recolección de los fragmentos testificaba que ninguna de las bendiciones de Dios debe ser malgastada. La participación de los discípulos en la distribución del alimento testificaba que las bendiciones del cielo están al alcance de los hombres mediante la acción de los que están dispuestos a cooperar con el Omnipotente. Los discípulos eran tan sólo canales de bendición; debían recibir antes de poder dar. 

El hecho de que la alimentación de los 5.000 sea el único milagro registrado por los cuatro evangelistas, lo destaca como de un significado único. Si se quiere comparar este milagro con la alimentación de los 4.000, ver la Nota Adicional de Mat. 15. 

43. Cestas. 
Gr. kófinos , palabra que generalmente designaba una cesta pequeña, de mimbre, como las que llevaban los Judíos cuando viajaban por regiones donde no era fácil obtener comida, y especialmente para evitar comprar alimento de los gentiles (ver com. vers. 41). La clase de canasta a la que se hace referencia en el cap. 8: 8 (Gr spurís ) era una cesta grande de mimbre que se usaba para llevar diversas clases de cargas, tales como provisiones para un grupo de personas, un juego de herramientas de un operario, etc. A Pablo se lo bajó por el muro de Damasco en una spurís. Más tarde, Jesús distingue cuidadosamente (en griego) entre la clase de cestas (Gr. kófinos ) usadas en la oportunidad de la alimentación de los 5.000 (Mat. 16: 9; Mar. 8: 19) y la clase de canastas (Gr. spurís) usadas cuando fueron alimentados los 4.000 (Mat. 16: 10; Mar. 8: 20). (La BJ distingue estos vocablos traduciendo kófinos como "canastas" y spurís como "espuertas".) 

Pedazos. 
Gr. klásma (de la misma raíz como el verbo que se traduce "partir"), "fragmento" o "trozo". El contexto aclara que esos "pedazos" no eran sobras parcialmente comidas, sino porciones dejadas originalmente con cada grupo por los discípulos pero que excedieron de las necesidades del grupo (ver com. vers. 41), y por lo tanto no se usaron. Se llaman "pedazos" en el sentido de que fueron "partidos" de los cinco panes originales (ver com. vers. 41). 

44. Hombres. 
Gr. anér , "varón adulto", y no ánthrÇpos , "hombre", que puede usarse en sentido genérico para referirse a toda la humanidad (ver com. cap. 2:27). Es, pues, claro que había 5.000 hombres presentes "sin contar las mujeres y los niños" (Mat. 14: 21). Un cálculo moderado estimaría que hubo presente por lo menos un número igual de mujeres y niños, lo que elevaría el total a más de 10.000 personas. 

52. No habían entendido. 
Su atención no se enfocaba en el milagro del que acababan de ser testigos, sino en el chasco de ellos porque Jesús no había permitido que lo coronaran como rey (ver com. vers. 42). 

Endurecidos. 
Ver com. Exo. 4: 21. Los corazones de los discípulos estaban "endurecidos" en el sentido de que no comprendían el significado del milagro de los panes y los peces. 

56. Dondequiera que entraba. 
Esta declaración parece implicar que había transcurrido cierto lapso, y es un breve resumen de episodios de las semanas precedentes, o de lo que sucedió durante varios días o semanas después de la alimentación de los 5.000. La alimentación de los 5.000 ocurrió poco antes de la pascua (ver Juan 6: 4; cf. DTG 332, 352). Por lo tanto, resulta evidente que lo más probable es que este pasaje se refiera al ministerio de Jesús entre el tiempo de la alimentación de los 5.000 y su partida para Sirofenicia. 

Calles. 
Literalmente, "lugares de mercado" que estaban en las calles de los pueblos y las aldeas (ver com. Mat. 11:16). 

CBA T5

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