CBA Libro de Marcos capítulo 10
1. Levantándose de allí.
"Partiendo de allí" ( BJ, 1966). Es decir,
partiendo de Capernaúm (ver cap. 9:33).
Como solía.
Es decir, como había
esta acostumbrado a hacer durante el curso de ministerio en Galilea.
12.
Si la mujer.
La ley
mosaica no hacía provisión para que una mujer se divorciara de su esposo. Sin
embargo, la antigua literatura Judía revela que algunas mujeres Judías lo
hicieron. En la sociedad romana era común que las mujeres se divorciaran de sus
maridos.
15. Reciba el reino.
Ver com. Mat. 18: 3. Aquí Jesús presenta a un
niño como un modelo que deben seguir los adultos. La sencilla confianza y la
amante obediencia de un niño representan rasgos de carácter de gran valor en el
reino de los cielos. Notar que Jesús habla de "niños" (literalmente, de
"niñitos"), los que -de los malos ejemplos que dan los adultos- no han aprendido
los pecados de la duda y la desobediencia.
16.
En los brazos.
Los acercó a sí mismo tanto como pudo, a
manera de un mudo reproche para los discípulos que trataban de apartar a los
niñitos de él. Ese ademán afectuoso testifica mejor que cualquier otra cosa del
cálido interés personal que Jesús sentía por los pequeños (Mat. 18: 2; Luc. 9:
47).
23. Mirando alrededor.
Un vívido
cuadro descrito por Marcos. Casi parece posible ver a Jesús mirando a uno tras
otro de sus discípulos para observar cómo reaccionaban ante la decisión del
Joven rico.
32. Iba delante.
La solemnidad de esta última
visita de Jesús a Jerusalén se refleja en su comportamiento. Es indudable que
deliberadamente caminaba delante de ellos en contra de su costumbre, porque
deseaba estar solo.
Se asombraron.
El insólito proceder de Jesús
asombró a los discípulos y llenó de ansiedad sus corazones (cf. DTG 501).
Volviendo a tomar a los doce.
Los doce conocían muy bien los
complots que se tramaban para quitar la vida a su Maestro (ver com. Luc. 13: 31;
cf. Juan 1: 7-8), pero no se daban cuenta de que, al fin, esos esfuerzos
tendrían éxito (Luc. 18: 34). Mateo y Marcos tienen poco que decir en cuanto al
hecho de que los doce no captaban la importancia de la explicación de Jesús,
pero, en cambio, registran un incidente que muestra cuán poco entendían ese
asunto (Mat. 20: 20-28; Mar. 10: 35-45).
46. Vinieron
a Jericó.
Es decir, habían llegado a Jericó, una de
las últimas etapas en su viaje de Perea a Jerusalén, para asistir a la pascua
(ver com. Mat. 20: 17; 21: 1). Acerca de los episodios ocurridos a lo largo del
camino inmediatamente antes de la llegada a Jericó, ver com. Mat. 20: 17-28.
Uno de los importantes vados para cruzar el río Jordán está a unos 9 km
al este de Jericó. La ciudad misma está en el borde occidental del valle del
Jordán, muy cerca de las colinas al pie de las montañas que se levantan al oeste
(ver com. Luc. 10: 30). La ciudad de Jericó del NT estaba situada más o menos a
2 km al sur de las ruinas de la ciudad de Jericó del AT. Herodes el Grande había
embellecido la ciudad, y tenía allí un palacio de invierno. Se conocía a Jericó
por sus termas cercanas, a donde fue Herodes el Grande con la esperanza de
curarse durante el proceso de su enfermedad fatal. Aunque ésta es la única
visita de Jesús a Jericó que se registra, hay poderosas razones para suponer que
había visitado la ciudad en viajes anteriores a Jerusalén para asistir a las
fiestas, y quizá pasó por ella no mucho antes, cuando fue de Perea para
resucitar a Lázaro.
Al salir de Jericó.
Mateo (cap. 20: 29) y
Marcos concuerdan en que este episodio ocurrió cuando Jesús y los doce estaban
saliendo de la ciudad, al paso que Lucas dice que se estaban aproximando a la
ciudad (cap. 18: 35). Se han dado varias opiniones para armonizar esta aparente
discrepancia.
Algunos han sugerido que aunque el significado usual de la
palabra griega traducida "acercándose" (Luc. 18: 35) es el de "aproximarse" o
"llegar cerca", no es imposible que sencillamente Lucas quiso decir que Jesús
estaba en las proximidades de Jericó cuando sucedió esto. Otros han sugerido que
Jesús pudo haberse encontrado con los mendigos en el camino entre la nueva y la
antigua Jericó, situada ésta aproximadamente a 2 km al norte, mientras se
dirigía a Jerusalén. Sin embargo, hay por lo menos dos principales dificultades
con esta explicación. En primer lugar, la antigua ciudad de Jericó estaba en
ruinas en ese tiempo, y se necesitaría un gran esfuerzo de la imaginación para
pensar que Lucas llamara "Jericó" a un montón de ruinas e ignorara la ciudad de
ese nombre que existía tan cerca de allí. En segundo lugar, el camino de la
ciudad de Jericó del NT a Jerusalén no pasaba por la Jericó del AT, sino más
bien por las colinas al pie de las montañas al oeste, donde sigue por el Wadi
Qelt y sube internándose en las montañas (ver com. Luc. 10: 30).
Quizá
la siguiente es una explicación más aceptable. Lucas registra el relato acerca
de Zaqueo inmediatamente después de narrar la curación de Bartimeo (Luc. 18: 35
a 19: 10). Indudablemente, tanto Zaqueo como Bartimeo vivían en Jericó, y Jesús
encontró a uno no mucho después del otro. Según el orden de la narración de
Lucas, Jesús estuvo como invitado en la casa del cobrador de impuestos después
de sanar a los ciegos. Lo más probable es que no pudiendo Zaqueo mirar a Jesús
en las calles de la ciudad, se vio obligado a adelantarse a la multitud,
buscando un árbol al que pudiera subir, quizá en las afueras de la ciudad (ver
com. Luc. 19: 4), donde esperó la llegada de Jesús. Según Luc. 19: 1, Jesús "iba
pasando" por Jericó antes de que se encontrara con Zaqueo. Cuando se encontró
con él, Jesús regresó con Zaqueo para pasar el resto del día en su casa, y bien
podría haber sucedido que los ciegos consiguieron llamar la atención de Jesús
cuando éste entraba de vuelta en la ciudad. En circunstancias como éstas, Lucas
tendría razón al decir que Jesús estaba entrando en la ciudad, y Mateo y Marcos
también tendrían razón al decir que la estaba dejando.
Una gran
multitud.
Unos pocos días antes de la pascua había multitudes en los
caminos que conducían a Jerusalén.
Bartimeo.
El nombre proviene
del arameo Bar-Tim'ai , que Marcos traduce para sus lectores. Mateo habla de dos
ciegos (cap. 20: 30). La razón por la cual Marcos menciona a sólo uno de ellos
puede ser que algún hecho concerniente a uno lo impresionó como algo de interés
especial para sus lectores (ver com. cap. 5: 2). Posiblemente Bartimeo más tarde
se convirtió en uno de los conocidos seguidores de Jesús. Ver la Nota Adicional
2 de Mat. 3.
Camino.
Gr. hodós , "vía", "senda", "camino" (ver
com. cap. 11: 4). Es probable que los mendigos se ubicaban fuera de la puerta de
la ciudad, donde los transeúntes se compadecían de ellos.
47. Oyendo.
Constantemente pasaban
entonces multitudes por el camino a Jerusalén. Sin duda, los mendigos alcanzaron
a oír a algunos de los circunstantes que decían que Jesús estaba en ese grupo
específico.
Hijo de David.
El uso de este título estrictamente
mesiánico implica cierto grado de reconocimiento de Jesús como el Prometido (ver
com. Mat. 1: 1; 9: 27).
48. Le reprendían.
Quizá
estaban procurando impedir un incidente público del que las autoridades judías o
romanas pudieran aprovecharse para arrestarlo (ver com. Mat. 19: 1, 3; 20: 18).
Clamaba mucho más.
Bartimeo comprendía que ésta podía ser su
única oportunidad para ser sanado por Jesús. Su persistencia era un testimonio
de su ferviente fe en el poder de Jesús.
51. ¿Qué quieres?
Era obvio
que el ciego procuraba recobrar la vista. Sin embargo, como era su costumbre,
Jesús deseaba que el suplicante presentara un pedido específico como
reconocimiento de su necesidad y como demostración de su fe. Sin embargo, no fue
sólo por Bartimeo mismo que Jesús hizo esta pregunta. Deseaba que los testigos
del suceso entendieran mejor el significado del milagro (ver com. cap. 5: 32,
34).
Que recobre la vista.
Por el texto griego se ve claramente
que Bartimeo no era ciego de nacimiento, sino que quedó ciego después.
52. Seguía a Jesús.
Era tan sólo natural que los que
habían sido sanados desearan quedar con Jesús. Comparar con el pedido de los
endemoniados gadarenos (ver com. cap. 5: 18-20). No es seguro si Jesús estaba en
camino al hogar de Zaqueo (ver com. cap. 10: 46) o a Jerusalén.
CBA T5
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