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CBA LIBRO DE MARCOS CAPÍTULO 9

CBA Libro de Marcos capítulo 9

1. Algunos de los que están aquí. 
Sería más lógico que el primer versículo del cap. 9 fuera el último versículo del cap. 8 (cf. Mat. 16 :28; Luc. 9: 27). 

2. Seis días después. 
[ La transfiguración, Mar. 9: 2-13 = Mat. 17: 1-13 = Luc. 9: 28-36 . Comentario principal: Mateo.] 

3. Como la nieve. 
La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas palabras. (No están en la BJ.) 

Hacer tan blancos. 
O, "blanquearlos de ese modo" (BJ). 

10. Guardaron la palabra. 
A pesar de que perdieron mucho de lo que tuvieron el privilegio de aprender de ese episodio, es evidente que los discípulos quedaron impresionados con la declaración de Cristo de que resucitaría de los muertos. Sin embargo, no podían captar la idea de un Mesías sufriente. Todavía estaban cegados por el concepto popular del Mesías como un poderoso vencedor (ver com. Luc. 4: 19). 

Resucitar de los muertos. 
Los discípulos estaban desconcertados en cuanto a qué relación podría tener un acontecimiento tal con Aquel que consideraban que era el Mesías. 

12. Hijo del Hombre. 

Jesús aquí usa la designación familiar por la cual comúnmente se refería a sí mismo (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10). 

14. Cuando llegó. 
[ El muchacho poseso del demonio, Mar. 9: 14-29 = Mat. 17: 14-21 = Luc. 9: 37: 43ª . Comentario principal: Marcos. Ver mapa p. 211; diagrama p. 221; acerca de los milagros, pp. 198-203.] Al día siguiente de la transfiguración, Jesús y los tres discípulos descendieron del monte hasta la planicie, donde los otros nueve esperaban su regreso (Luc. 9: 37; cf. DTG 393). Posiblemente una de las dos llanuras de Galilea mencionadas específicamente en la Biblia -la llanura de Genesaret (ver com. Luc. 5: 1) o el valle de Jezreel- podría ser este lugar que estaba en las proximidades del monte de la transfiguración, cuya ubicación se desconoce. 

Disputaban con ellos. 

Es obvio que la actitud de los escribas era hostil. Este detalle es mencionado sólo por Marcos. Estos escribas hostiles pueden haber sido algunos de los que "habían venido de Jerusalén" con el propósito de que la gente perdiera el respeto que tenía por Jesús y para informar acerca de lo que él decía y hacía (ver com. Mar. 7: 1; Mat. 16: 1). Como lo habían hecho con tanta frecuencia en lo pasado, atacaron a Jesús a través de sus discípulos (Mar. 2: 16, 18, 24; 7: 5). En esta ocasión procuraron hacer aparecer a Jesús y a sus discípulos como impostores, haciendo resaltar el hecho de que había un demonio ante el cual los discípulos eran impotentes (cf. DTG 394). 

15. Se asombró. 
La razón de este asombro ante la llegada de Jesús quizá se explica mejor como la reacción de la multitud ante las huellas de gloria que indudablemente quedaban en los rostros de los que habían presenciado la transfiguración (cf. Exo. 34: 29-35; DTG 394). 

16. Les preguntó. 
Parece que los escribas se quedaron callados cuando se acercó Jesús. Sin duda la tensa atmósfera que prevalecía -a la que contribuía la misma presencia de los escribas- hacía evidente que ellos habían estado acosando a los nueve discípulos. 

17. Uno de la multitud. 
Habiendo sido silenciados y refutados por Jesús cada vez que se habían esforzado por desacreditarlo en lo pasado, los escribas se retiraron del debate (ver com. Mar. 2: 19; 7: 11-13; Mat. 16: 1-4; cf. DTG 394). Esto dio al padre del pobre muchacho poseso del demonio la oportunidad de presentar personalmente su pedido. 

Traje a ti. 
Lucas (cap. 9: 38) dice que el padre pidió a Jesús que viera a su hijo. En griego ese era un modismo común para referirse a un examen médico. 

18. Se va secando. 
Gr. x'ráinÇ , "secarse", o "marchitarse". En Sant. 1: 11 x'ráinÇ se usa para referirse a la hierba que se seca. Quizá el padre aquí describe el empeoramiento progresivo de la condición física del muchacho, o tal vez esté describiendo una etapa de un acceso en la cual el cuerpo quedaba rígido. (La BJ traduce: "le deja rígido".) 

No pudieron. 
Comparar este caso de los discípulos con el de Giezi (2 Rey. 4: 31). 

19. Incrédula. 
Es decir, "sin fe", o "descreída". Comparar con la forma en que Dios consideraba a Israel en los días de Moisés (Núm. 14: 27; Heb. 3: 17-19). No parece probable que Jesús tuviera en cuenta al padre del muchacho poseso del demonio cuando pronunció estas palabras, pues la fe del padre no era el único obstáculo en el sendero de la curación de su hijo. Debido a que los discípulos mismos eran los principales culpables (ver com. Mar. 9: 29), es probable que el Salvador los tuvo especialmente en cuenta. Pero no deseaba señalarlos para censurarlos en público, y por eso no los hizo el objeto directo de sus observaciones. Con todo, si los discípulos eran "incrédulos", ¡cuánto más lo era la multitud! 

¿Hasta cuándo? 
Estas palabras podrían insinuar que Jesús aquí habla como un ser divino, que temporalmente ha asumido la forma humana. 

Os he de soportar. 
Repetidas veces Moisés pasó por la misma experiencia con Israel en el desierto (Núm. 20: 10). 

21. Preguntó al padre. 
Detalle registrado sólo por Marcos. 

¿Cuánto tiempo? 
Este es el único caso registrado en el cual Jesús hizo una pregunta específica de los antecedentes de uno a quien sanó. No son del todo claras sus razones para proceder así en esta ocasión. Posiblemente le pidió al padre que diera una descripción de la enfermedad y sus efectos a fin de que los que estaban allí presentes pudieran apreciar plenamente la grave condición del muchacho (ver com. vers. 18). Quizá por esta razón Cristo permitió que el espíritu malo agitara al muchacho cuando salía (ver com. vers. 26). 

22. Para matarle. 
El caso era crónico, y por lo tanto, desde el punto de vista humano, más difícil de tratar. En griego (Mat. 17: 15) la expresión "padece muchísimo" generalmente se usaba para describir enfermedades que la habilidad humana no había podido aliviar. 

24. Mi incredulidad. 
El padre no habría traído a su hijo si no hubiera tenido antes una cierta medida de fe (cf. com. Juan 4: 43-54). 

25. Multitud. 
Este episodio quizá ocurrió durante el período de retiro del ministerio público, durante el cual Jesús procuró rehuir la publicidad y evitar que se despertara un entusiasmo que no tenía el propósito de satisfacer (ver com. Mat. 15: 21). Por eso Jesús procedió a efectuar la curación sin más demora. 

Reprendió al espíritu inmundo. 
La condición física del muchacho se debía al demonio. El efecto desaparecería junto con la causa (Luc. 9: 42). 

26. Sacudiéndole con violencia. 
Es decir, "provocándole intensas convulsiones". Jesús puede haber permitido esta manifestación final del poder del demonio a fin de que pudiera ser más evidente el contraste entre la desvalida condición del muchacho y su estado cuando quedó liberado del demonio. 

Como muerto. 
El muchacho estaba completamente exhausto por la violencia del espasmo que le había sobrevenido. 

27. Jesús, tomándole. 
El demonio se había ido, y ahora el toque de Jesús restauró el vigor del muchacho (ver com. cap. 5: 27). 

28. En casa. 
Tal vez la casa de Pedro en Capernaúm (ver com. cap. 1: 29; 2: 1), un hogar transitorio para Jesús durante el resto de su permanencia en Galilea (cf. DTG 399). 

¿Por qué nosotros no pudimos? 
Los doce habían expulsado demonios durante el curso de su tercer viaje por Galilea (cap. 6: 13). No podían entender por qué se había 620 apartado de ellos el poder que Jesús les había impartido. 

29. Este género. 
Los escribas habían atribuido la impotencia de los nueve discípulos ante el supuesto poder superior del demonio, y afirmaban que el dominio de Jesús estaba limitado a los demonios menos poderosos (cf. DTG 394). Sin embargo, la verdadera dificultad no dependía del poder del demonio, sino de la impotencia espiritual de los discípulos. 

Sino con oración. 
Cristo no se refiere aquí a la oración ofrecida en el momento de expulsar el demonio. El no habla de la oración accidental, sino de una vida movida por la oración. Mientras Pedro, Jacobo y, Juan estaban con Cristo, los otros nueve discípulos habían estado rumiando sus chascos y resentimientos personales, movidos por un espíritu de celos, debido al favor mostrado a sus compañeros ausentes (DTG 397). El estado de sus pensamientos y de su corazón hacía imposible que Dios actuara mediante ellos. 

Ayuno. 
La evidencia textual tiende a confirmar la omisión (cf. p. 147) de esta palabra. (No está en el texto de la BJ, sino como variante al pie de página.) Ver com. Mat. 6: 16; Mar. 2: 18. 

30. Habiendo salido de allí. 
[ Un viaje secreto por Galilea, Mar. 9: 30-32 = Mat. 17: 22-23 = Luc. 9: 43b -45 . Comentario principal: Marcos. Ver mapa p. 211.] Es decir, desde el pie del monte de la transfiguración, donde Jesús había sanado al muchacho endemoniado (ver com. vers. 14). 

Caminaron por Galilea. 
Quizá dando un rodeo que terminó en Capernaúm (ver com. Mat. 17: 24). Este viaje secreto por Galilea quizá les llevó varios días durante la última parte del verano del año 30 d. C., unos siete u ocho meses antes de la crucifixión. 

No quería. 
Si Jesús hubiese quedado mucho tiempo en una localidad, pronto se hubiera esparcido la noticia, se hubieran reunido multitudes de personas, y su venida hubiera interrumpido la importante enseñanza que procuraba impartir a sus discípulos. Por ende, Jesús parece haber ido de un lugar a otro en Galilea, quizá evitando las ciudades y aldeas que, unos pocos meses antes de esto, habían presenciado sus obras maravillosas. El pasar por alto ciudades y pueblos sería una forma eficaz para impedir que la gente supiera el paradero de Cristo. Aun los discípulos no aprovechaban plenamente las palabras de enseñanza que él presentaba, y si el círculo íntimo de creyentes carecía de percepción espiritual, el común de la gente no aprovecharía de lo que Cristo tenía para decir en ese momento. 

31. Enseñaba. 
Esta es la segunda de por lo menos tres ocasiones específicas en las cuales Jesús habló claramente a los discípulos acerca de sus sufrimientos venideros y su muerte (cf. com. Mat. 16: 21; 20: 17- 19). Sin duda, hubo otras veces cuando Jesús les dio una información similar, como está implícito en Mat. 16: 2 l. El deseo de estar solo con sus discípulos a fin de que pudiera impartirles esta información, evidentemente explica por qué Jesús pasaba ahora discretamente por Galilea (ver com. Mar. 9: 30; cf. DTG 399). 

32. No entendían. 
A pesar de todo lo que Jesús les había dicho con toda claridad (ver com. vers. 31), los discípulos todavía entendían mal (ver com. Luc. 9: 45). La principal razón por la cual los discípulos no entendían era porque no querían creer que fuera necesario que el Mesías sufriera y muriera (ver com. Mat. 16: 22-23). Una idea tal era diametralmente opuesta a sus opiniones preconcebidas acerca del Mesías (ver com. Luc. 4: 19). Esperaban que finalmente Cristo reinaría como un príncipe temporal y no estaban dispuestos a renunciar a sus brillantes expectativas del honor que anticipaban compartir con él cuando llegara el momento (cf. DTG 383, 385-386; ver com. Luc. 4: 19). 

Tenían miedo de preguntarle. 
Permanecieron silenciosos, quizá comprendiendo que compartían el punto de vista que acababa de presentar Pedro, y que si hablaban ahora, tan sólo expresarían los mismos pensamientos (ver com. Mat. 16: 22-23). Según Mat. 17: 23, "se entristecieron en gran manera"; es decir, estaban "grandemente afligidos". 

33. Llegó a Capernaúm. 
[ Humildad, reconciliación y perdón, Mar. 9: 33-50 = Mat. 18: 1-35 = Luc. 9: 46-50 . Comentario principal: Mateo y Marcos. Ver mapa p. 211; diagrama p. 221.] En cuanto a las circunstancias en las cuales ocurrió este regreso a Capernaúm, y una comparación entre el relato que hace Marcos del discurso y el de Mateo, ver com. Mat. 18: 1. 

34. Ellos callaron. 
Mejor "callaban", o "permanecían en silencio". Persistentemente. 621 rehuían contestar la pregunta de Jesús (vers. 33). 

Disputado. 
Gr. dialégomai , "discutir", "disputar". 

35. Quiere ser el primero. 
Aquí Jesús pone el dedo en la llaga: cada uno de los doce deseaba ser el "primero" en el reino que todos esperaban que establecería pronto el Señor (ver com. Mat. 18: 1). Se olvidaban de que la verdadera grandeza implica renunciar a la grandeza como meta de la vida. El momento en que un hombre se propone destacarse como grande, demuestra pequeñez de alma. Cf. Mat. 23: 8-12; Mar. 10: 43-44; Luc. 22: 24-26. 

Servidor. 
Gr. diákonos , de donde proviene nuestra palabra "diácono" (Fil. 1: 1; 1 Tim. 3: 8, 12). Diákonos es el que atiende las necesidades o carencias de otro; podía ser un "esclavo" o un hombre libre, aunque la palabra implica un servicio prestado voluntariamente. Otra palabra griega comúnmente traducida "siervo" es dóulos, que significa "esclavo" en el sentido común del término. En el NT, diákonos se usa generalmente para un "ministro" del Evangelio (1 Cor. 3: 5; Efe. 3: 7 ; 1 Tes. 3: 2). En su esencia, el reino de los cielos consiste en servir a Dios y al prójimo, y no en ser servido por otros. El verdadero amor es esencialmente un asunto de dar amor y no de demandarlo (ver com. Mat. 5: 43). Posee la máxima grandeza el que ama a Dios y a sus prójimos hasta lo sumo y les brinda lo mejor de su servicio. 

38. Juan le respondió. 
No en el sentido de responder una pregunta específica de Jesús sino en el sentido de comentar las observaciones anteriores de Jesús. Esas observaciones habían despertado en Juan la sospecha de que el reproche que dirigieron él y su hermano Jacobo, en una ocasión previa, a uno que trabajaba en el "nombre" de Jesús no había sido correcto (cf. DTG 404). 

Hemos visto a uno. 
El hecho de que el suceso aquí referido sólo implicara a Juan y a Jacobo, sugiere la posibilidad de que pudiera haber ocurrido durante el tercer viaje por Galilea, cuando los dos hermanos salieron juntos (ver com. Mat. 10: 5; Mar. 3: 14). 

Se lo prohibimos. 
O, "tratamos de impedírselo" (BJ). En cuanto a una actitud similar de intolerancia de parte de Jacobo y Juan en otra ocasión poco después de ésta, ver com. Luc. 9: 54. En esta ocasión, Jacobo y Juan habían disculpado su conducta alegando que defendían celosamente el honor de su Maestro, cuando en realidad los había movido a la acción el celo por su propio honor (DTG 404). Reprocharon al hombre porque hacía lo que pensaban que sólo ellos tenían derecho a hacer (ver com. Mat. 10: 8). Pero aunque Jacobo y Juan eran discípulos y tenían en sus manos las "llaves" del reino (ver com. Mat. 16: 19; 18: 18), no tenían derecho de enseñorearse de otros. Su comisión era positiva y no negativa; debían ser celosos en realizar las órdenes que habían recibido, pero no tenían derecho de obligar a otros a cumplirlas. Es el maligno el que induce a los dirigentes religiosos a que piensen que es su deber forzar a otros hombres a que cumplan las normas de conducta y creencia que ellos conciben que son correctas. 

39. No se lo prohibáis. 
Es decir, dejad de impedírselo. No tenemos derecho a forzar a otros para que se conformen con nuestras ideas y opiniones, o a que sigan nuestros métodos de trabajo (DTG 405; cf. Núm. 11: 27-29). 

En mi nombre. 
Pedro (Hech. 3: 6-8) y Pablo (Hech. 16: 16-18) y quizá todos los otros discípulos, cuando realizaban milagros, los hacían en el "nombre" de Jesús. 

Luego. 
Gr. tajú , "pronto", "rápidamente", "inmediatamente", "sin demora". Realizar un milagro en el nombre de Jesús sería reconocer su poder y autoridad. El que hacía un milagro en el nombre de Jesús no iba a contradecir inmediatamente el mismo poder del cual dependía para la realización del milagro. 

40. No es contra nosotros. 
Comparar con la declaración opuesta de la misma verdad en Mateo (ver com. cap. 12: 30). Las dos no se excluyen mutuamente, sino más bien se complementan. Es obvio que un hombre no puede estar a favor y en contra de Jesús al mismo tiempo. Si el hombre a quien reprendieron Jacobo y Juan fue hallado haciendo la misma obra que hacía Jesús, y la ejecutaba en el nombre de Jesús, tenía que ser porque Dios estaba actuando con él y mediante él. 

43. Que no puede ser apagado. 
Ver com. Isa. 66: 24; Mat. 3: 12. "El fuego que no puede ser apagado" equivale al "fuego eterno" del pasaje paralelo de Mateo (cap. 18: 8; ver com. cap. 5: 22). 

44. Donde el gusano de ellos. 
La evidencia textual (cf. p. 147) tiende a confirmar la omisión de los vers. 44 y 46. La BJ los omite, y explica en nota de pie de página: "Los vv. 44 y 46 (Vulg.), simples repeticiones del v. 48, se deben omitir con los mejores mss [manuscritos]". Ver com. vers. 48. 

48. Gusano. 
Gr. skÇl'x , "cresa", "gusano". Como comentan Major, Manson y Wright ( The Mission and Message of Jesus , p. 123): "El gusano que no muere no es el símbolo de un alma que no puede morir, sino que es el símbolo de la corrupción que no puede ser purificada". En el vers. 43 se presenta a "vida" en contraste con el "fuego que no puede ser apagado". En Rom. 6: 23 y en muchos otros textos "vida" está en contraste con "muerte". En Juan 3: 16 el contraste es entre la vida eterna. y la perdición o la destrucción. Es obvio que Jesús tiene en cuenta aquí el mismo contraste. "El fuego nunca se apaga" está en aposición con "el gusano de ellos no muere", y es una expresión equivalente; además parece irrazonable que los gusanos puedan proseguir su obra en la presencia del fuego. No hay nada en la palabra skÇl'x , "gusano", que ni aun remotamente justifique la explicación popular que hace equivaler "gusano" con "alma" (ver com. Isa. 66: 24), hecho que es reconocido por casi todos los comentadores, sin importar qué piensen personalmente en cuanto al estado del hombre en la muerte. 

49. Salados con fuego. 
Acerca de la sal como agente preservativo, ver com. Mat. 5: 13. El fuego puede ser considerado como un agente purificador, o como un símbolo del juicio final (ver com. Mat. 3: 10). El significado de esta declaración enigmática no es enteramente claro, y depende completamente del contexto inmediato para una explicación satisfactoria. Ser "salados con fuego" tal vez signifique que "todos" pasarán por los fuegos de la aflicción y de la purificación en esta vida (ver com. Job 23: 10) o por los fuegos del último día. El fuego o bien elimina la escoria de esta vida, o destruye la vida misma en el último gran día. La sal preserva lo que es bueno (ver com. Mar. 9: 50). 

Todo sacrificio. 
En los servicios del santuario antiguo, se añadía sal a todos los sacrificios (ver com. Lev. 2: 13). Su presencia significaba que sólo Injusticia de Cristo podía hacer que la ofrenda fuera aceptable a Dios (cf. DTG 406). 

50. Tened sal en vosotros mismos. 
Si los discípulos hubiesen tenido "la sal del pacto" (Lev. 2: 13), ella habría impedido las infortunadas tendencias que los habían llevado a la discusión de quién era el mayor en el reino de los cielos. 

Tened paz. 
Adecuado clímax del discurso, una admonición para que no discutieran más el tema, una amonestación contra los celos y el espíritu de rivalidad.

CBA T5

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