Domingo 11 de marzo del 2018
Prólogo
Luc 1:1 Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido[a] entre nosotros,
Luc 1:2 tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra.
Luc 1:3 Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente,
Luc 1:4 para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron.
Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista
Luc 1:5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón.
Luc 1:6 Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor.
Luc 1:7 Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
Luc 1:8 Un día en que Zacarías, por haber llegado el turno de su grupo, oficiaba como sacerdote delante de Dios,
Luc 1:9 le tocó en suerte, según la costumbre del sacerdocio, entrar en el santuario del Señor para quemar incienso.
Luc 1:10 Cuando llegó la hora de ofrecer el incienso, la multitud reunida afuera estaba orando.
Luc 1:11 En esto un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso.
Luc 1:12 Al verlo, Zacarías se asustó, y el temor se apoderó de él.
Luc 1:13 El ángel le dijo: —No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
Luc 1:14 Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento,
Luc 1:15 porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde su nacimiento.[b]
Luc 1:16 Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios.
Luc 1:17 Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a[c] los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor.
Luc 1:18 —¿Cómo podré estar seguro de esto? —preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada.
Luc 1:19 —Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios —le contestó el ángel—. He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas noticias.
Luc 1:20 Pero como no creíste en mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo, te vas a quedar mudo. No podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda.
Luc 1:21 Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y les extrañaba que se demorara tanto en el santuario.
Luc 1:22 Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar sólo por señas, pues seguía mudo.
Luc 1:23 Cuando terminaron los días de su servicio, regresó a su casa.
Luc 1:24 Poco después, su esposa Elisabet quedó encinta y se mantuvo recluida por cinco meses.
Luc 1:25 «Esto —decía ella—es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás.»
Anuncio del nacimiento de Jesús
Luc 1:26 A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea,
Luc 1:27 a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María.
Luc 1:28 El ángel se acercó a ella y le dijo: —¡Te saludo,[d] tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.
Luc 1:29 Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
Luc 1:30 —No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—.
Luc 1:31 Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Luc 1:32 Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David,
Luc 1:33 y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
Luc 1:34 —¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?[e]
Luc 1:35 —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
Luc 1:36 También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo.
Luc 1:37 Porque para Dios no hay nada imposible.
Luc 1:38 —Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.
María visita a Elisabet
Luc 1:39 A los pocos días María emprendió el viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea.
Luc 1:40 Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet.
Luc 1:41 Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo,
Luc 1:42 exclamó: —¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el hijo que darás a luz![f]
Luc 1:43 Pero, ¿cómo es esto, que la madre de mi Señor venga a verme?
Luc 1:44 Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre.
Luc 1:45 ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!
Mary's Song of Praise: The Magnificat
El cántico de María
1:46-53—1S 2:1-10
Luc 1:46 Entonces dijo María: —Mi alma glorifica al Señor,
Luc 1:47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador,
Luc 1:48 porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
Luc 1:49 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre!
Luc 1:50 De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen.
Luc 1:51 Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios.[g]
Luc 1:52 De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes.
Luc 1:53 A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías.
Luc 1:54 54-55 Acudió en ayuda de su siervo Israel y, cumpliendo su promesa a nuestros padres,
Luc 1:55 mostró[h] su misericordia a Abraham y a su descendencia para siempre.
Luc 1:56 María se quedó con Elisabet unos tres meses y luego regresó a su casa.
Nacimiento de Juan el Bautista
Luc 1:57 Cuando se le cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo.
Luc 1:58 Sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había mostrado gran misericordia, y compartieron su alegría.
Luc 1:59 A los ocho días llevaron a circuncidar al niño. Como querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
Luc 1:60 su madre se opuso. —¡No! —dijo ella—. Tiene que llamarse Juan.
Luc 1:61 —Pero si nadie en tu familia tiene ese nombre —le dijeron.
Luc 1:62 Entonces le hicieron señas a su padre, para saber qué nombre quería ponerle al niño.
Luc 1:63 Él pidió una tablilla, en la que escribió: «Su nombre es Juan.» Y todos quedaron asombrados.
Luc 1:64 Al instante se le desató la lengua, recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Luc 1:65 Todos los vecinos se llenaron de temor, y por toda la región montañosa de Judea se comentaba lo sucedido.
Luc 1:66 Quienes lo oían se preguntaban: «¿Qué llegará a ser este niño?» Porque la mano del Señor lo protegía.
El cántico de Zacarías
Luc 1:67 Entonces su padre Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó:
Luc 1:68 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.
Luc 1:69 Nos envió un poderoso salvador[j] en la casa de David su siervo
Luc 1:70 (como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas),
Luc 1:71 para librarnos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen;
Luc 1:72 para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo pacto.
Luc 1:73 Así lo juró a Abraham nuestro padre:
Luc 1:74 nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos
Luc 1:75 con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días.
Luc 1:76 Y tú, hijito mío, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle el camino.
Luc 1:77 Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados,
Luc 1:78 gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente,
Luc 1:79 para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad,[k] para guiar nuestros pasos por la senda de la paz.»
Luc 1:80 El niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel.
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