1. Estaba entonces enfermo uno.
" [ La
resurrección de Lázaro, Juan 11: 1 - 45. Ver mapa p. 213; diagrama p. 221; en
tanto a los milagros, pp. 198 - 203.1 Acerca de la cronología de este suceso,
ver com. Mat. 19: 1; Luc. 17: 1, 11. "
Lázaro.
" Este nombre se
deriva del Heb. 'El' azar , que probablemente significa "a quien Dios ayuda",
"cuya ayuda es Dios", o "Dios ayuda". No se menciona a Lázaro en los Evangelios
sinópticos, aunque Lucas se refiere a la visita de Jesús al hogar de María y
Marta (cap. 10: 38-42). Sin embargo, Lucas hace notar que esas hermanas tenían
un hermano que era muy amado por Jesús. El mendigo de la parábola de Luc. 16:
19-31 se llamaba Lázaro. Algunos ven una posible relación entre esta
resurrección y la elección del nombre para el mendigo (ver com. Luc. 16: 20). "
Betania.
" Una aldea a unos 15 estadios (aproximadamente 3 km)
al sureste de Jerusalén (vers. 18), sobre la falda oriental del monte de los
Olivos, en el camino a Jericó. Generalmente se identifica este lugar con la
moderna El Azariyeh, que significa "(aldea) de Lázaro". "
María.
" Para la identificación de María ver la Nota Adicional com. Luc. 7. "
Marta.
" Para una descripción del carácter de Marta ver com.
Luc. 10: 41. "
2. Ungió al Señor.
"
Ver com. cap. 12: 1-7. También la Nota Adicional com. Luc. 7. Aunque Juan no
menciona este hecho hasta más tarde, indudablemente daba por sentado que sus
lectores estaban familiarizados con el relato. "
3. Enviaron.
"Es decir, enviaron un mensajero."
Amas.
" Gr. filéÇ "amar como a un amigo". Respecto a la
distinción entre filéÇ , Y agapáÇ , el amor de respeto, estima y abnegación, ver
" com. Mat. 5: 43-44. AgapáÇ se usa en Juan 11: 5 para el amor de Jesús por
Lázaro y sus hermanas. El ruego de las hermanas por su hermano enfermo fue
enunciado con palabras sencillas que muestran su estrecha amistad Y su gran
amor. Creían que bastaba con que Jesús fuera informado de su necesidad para que
acudiera inmediatamente en su socorro. No podían comprender la demora de Jesús.
Cuando Lázaro falleció, el corazón de ellas se llenó de pesar. Sus oraciones
parecían haber quedado sin respuesta. Sin embargo, Aquel que comprendía todo y
que conocía el futuro, tenía en cuenta una respuesta más gloriosa que la que
ellas anticipaban. "
4. No es para muerte.
" La enfermedad ocasionó la muerte, pero en este caso la muerte sólo fue
de corta duración y pronto dio paso a la vida. "
Sino para.
"
Gr. hína , que aquí se entiende debidamente como una cláusula que denota
resultado (ver com. cap. 9: 3). Es decir, la gloria aumentaría para el nombre de
Dios como un resultado de la enfermedad y muerte de Lázaro. Dios se deleita en
tomar los designios del enemigo y los encauza para propósitos de misericordia en
favor de los que lo aman (Rom. 8: 28; DTG 436). "
5. Amaba.
" Gr. agapáÇ , el amor de respeto, estima y
abnegación (ver com. Mat. 5: 43-44). La palabra filéÇ sólo se usa en el caso del
amor de Jesús hacia Lázaro (ver com. Juan 11: 3). Algunos comentadores ven en
los vers. 3 y 5 la evidencia de que Juan aquí usa filéÇ y agapáÇ como sinónimos.
Esta no es una conclusión necesaria. En realidad, puede haberse elegido a
propósito agapáÇ en el vers. 5. cuando se trata de las hermanas, para impedir
una posible deducción de que meramente se tienen en cuenta afectos humanos. Con
frecuencia Juan usa agapáÇ en sus escritos para describir el amor que los
cristianos deben manifestarse mutuamente (Juan 13: 34; 15: 12; 1 Juan 4: 7, 11;
etc.). "
6. Se quedó dos días más.
" La demora tenía un propósito conocido por Jesús, pero desconocido por
la expectante familia de Betania. Si Jesús permitía que Lázaro cayera bajo el
dominio de la muerte, le iba a ser posible demostrar su divinidad, dando una
prueba irrefutable de que ciertamente él era la resurrección y la vida. Mediante
el milagro de la resurrección de Lázaro, Jesús se proponía dar la prueba máxima
a los judíos incrédulos de que él era el Mesías, el Salvador del mundo. Desde
donde estaba Cristo en Perea hasta Betania en Judea -una distancia de quizá 40
km- había aproximadamente un día de camino. El viaje de Jesús podría haber sido
más pausado, por lo que hubiera demorado quizá dos días. Tenía la costumbre de
auxiliar a los que encontraba en su camino (DTG 487). Evidentemente, Lázaro
estaba todavía vivo cuando el mensajero volvió después de entrevistar a Jesús
(DTG 484), pero debe haber muerto poco después, pues cuando llegó Jesús ya hacía
cuatro días que Lázaro estaba muerto (vers. 17). Es, pues, posible establecer
una sincronización de los sucesos de este capítulo sin que sea necesario llegar
a la conclusión -como lo han hecho algunos- de que Lázaro ya había muerto cuando
el mensajero llegó para informarle a Jesús. "
7. A Judea otra vez.
" Hacía poco que Jesús había salido
de Judea debido a la hostilidad de los judíos (Juan 10: 39-40; ver com. Mat. 19:
1). Cuando dio a sus discípulos que regresaran, no mencionó a Lázaro, e
indudablemente ellos no pensaban en Lázaro como lo parece indicar su respuesta
(Juan 11: 8). "
8. Rabí.
" Título
que se aplicaba a maestros eminentes, y que significa literalmente "mi grande" "
(ver com. cap. 1: 38).
Otra
vez.
A los discípulos les pareció una verdadera locura que Jesús
arriesgara la vida en una región donde reinaban la incredulidad y una enemistad
acérrima.
9. Doce horas.
El día
judío se computaba desde la salida del sol hasta la puesta del sol y estaba
dividido en doce partes. Como la longitud del día variaba con las estaciones
-desde unas 14 horas y 12 minutos en tiempo del solsticio de verano, hasta unas
10 horas y 3 minutos en el solsticio de invierno-, también variaba la duración
de las horas. Unos 20 minutos era la variación máxima en la duración de una
hora.
Anda de día.
Comparar el pensamiento de los vers. 9 y 10
con el que se expresa en el pasaje del cap. 9: 4 (ver ese comentario). Allí el
énfasis recae en el pensamiento de trabajar mientras dura la oportunidad; aquí,
en el hecho de que no había llegado todavía la hora de Jesús (ver com. cap. 7:
6).
11. Nuestro amigo.
Aquí se
presenta a Lázaro como amigo también de los discípulos (ver com. vers. 3).
Duerme.
Gr. koimáÇ , palabra que se usa tanto para el sueño
común (Mat. 28: 13; Luc. 989 22: 45; etc.) como para el sueño de la muerte (Mat.
27: 52; 1 Cor. 7: 39; etc.). Los discípulos entendieron que Jesús hablaba de un
sueño natural (ver p. 106).
Las siguientes comparaciones demuestran que
es adecuado emplear el sueño como una figura para representar la muerte: (1)
Dormir es estar inconsciente. "Los muertos nada saben" (Ecl. 9: 5). (2) Dormir
es descansar de toda actividad externa de la vida. " "En el Seol. . . no hay
obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría" " (Ecl. 9: 10). (3) El sueño hace
que sea imposible el pensamiento consciente. "Sale su aliento. . . perecen sus
pensamientos" (Sal. 146: 4). (4) El sueño continúa hasta que uno despierta. "Así
el hombre yace. . . hasta que no haya cielo" (Job 14: 12). (5) El sueño impide
que se participe en las actividades de los que esten despiertos. " "Nunca más
tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" " (Ecl. 9: 6). (6) El sueño
anula las emociones del alma. "Su amor y su odio y su envidia fenecieron" (Ecl.
9: 6). (7) El sueño llega normal e inevitablemente a todos. "Los que viven saben
que han de morir" (Ecl. 9: 5). (8) El sueño hace que cese toda alabanza. "No
alabarán los muertos a JAH" (Sal. 115: 17; cf. Isa. 38: 18).
13. Pero.
No fue comprendida la
referencia de Cristo al sueño. Los discípulos tenían la esperanza de que había
pasado la crisis de Lázaro y que estaba recuperándose mediante un sueño
reparador.
14. Claramente.
Jesús no
habló más en forma metafórica.
15. No haber
estado allí.
Se deduce que la muerte no habría ocurrido si Jesús hubiera
estado allí.
Para que creáis.
La fe de los discípulos en Jesús
como el Hijo de Dios sería robustecida con el milagro culminante de su
ministerio (cf. com. vers. 6).
16. Tomás.
Transliteración del Heb. te'om , "gemelo" (ver com. Mar. 3: 18).
Dídimo.
Transliteración del Gr. dídumos , que también significa
"gemelo". No tiene ningún fundamento la antigua tradición -por ejemplo, la del
libro apócrifo Hechos de Tomás- de que era gemelo de Jesús. Comparativamente,
Tomás desempeña un papel importante en Juan (cap. 14: 5; 20: 24-29; 21: 2).
Aparece con su naturaleza característica: "fiel, aunque tímido y miedoso" (DTG
263). Puesto que su Maestro estaba decidido a ir a Betania, su lealtad lo indujo
a seguirlo, aunque él -con la mente llena de las aprensiones más oscuras- le
parecía que iban derecho a entregarse a la muerte.
17. Cuatro días.
Ver com. vers. 39. En lo que atañe a la
relación de este lapso con los "dos días", ver com. vers. 6.
18. Cerca de Jerusalén.
Sin duda, se menciona para mostrar que era
fácil que hubiera presentes muchos visitantes de Jerusalén (vers. 19). Entre
ellos había algunos que eran acérrimos enemigos de Jesús.
Quince
estadios.
Unos 3 km (ver p. 52).
19. Para consolarlas.
Entre las obras de amor a las que
estaban ligados los israelitas, se contaba la de consolar a los afligidos. Se
creía que los que cumplían con esta obligación recibían grandes recompensas, y
se amenazaba con castigos a los que descuidaban sus responsabilidades.
20. Entonces Marta.
Marta refleja
los mismos rasgos de carácter que se destacan en ella en Luc. 10: 38-42. Era
impulsiva, enérgica e inclinada a los deberes prácticos. Por el otro lado, María
-que era contemplativa y meditabunda, pero que tenía muchísimo amor- "se quedó
en casa". Jesús estaba fuera de la aldea cuando Marta llegó hasta él (Juan 11:
30).
21. Si hubieses estado.
Las
mismas palabras fueron pronunciadas por María cuando se encontró con Jesús
(vers. 32). Sin duda, este sentir había estado con frecuencia en los labios y en
el corazón de las hermanas desde la muerte de su hermano. Las hermanas tenían
razón al decir eso (ver com. vers. 15; cf. DTG 486).
22. Lo que pidas.
Marta reconocía a Jesús como el Hijo de
Dios (vers. 27), y creía que Dios siempre escuchaba las peticiones de su Hijo.
No se sabe con seguridad hasta qué punto se atrevió a albergar la esperanza de
que Jesús resucitaría a su hermano. Sin duda había oído de la resurrección de la
hija de Jairo (Mar. 5: 35-43), y de la del hijo de la viuda de Naín (Luc. 7:
11-15). Estaba segura de que Jesús haría algo para proporcionarles consuelo.
23. Resucitará.
Aunque los saduceos
negaban la resurrección (ver com. Mat. 22: 23), los fariseos -el más numeroso de
los dos bandos- claramente manifestaban su creencia en la resurrección y en la
vida futura (Hech. 23: 8). Sin duda, muchos que pertenecían a esta tendencia
habían procurado consolar a Marta con las palabras empleadas por Jesús en esta
ocasión.
24. En el día postrero.
Era grande la confianza de Marta en la resurrección futura y le servía
para mitigar su dolor (cf. 1 Tes. 4: 13-18). Pero ese día parecía estar muy
distante. Ella buscaba algo más inmediato para aliviar su pena (ver com. Juan
11: 22).
25. Yo soy la resurrección.
Esta es otra de las veces cuando Jesús dijo: "Yo soy" (cf. cap. 6: 35,
51; 8: 12; 10: 7, 9, 11, 14; 14: 6; 15:1, 5). Jesús aquí declara que el es el
Dador de la vida. En él "hay vida original, que no proviene ni deriva de otra"
(DTG 489). El que lo recibe, recibe la vida (1 Juan 5: 11-12) y tiene la
seguridad de una resurrección futura para vida eterna (cf. 1 Cor. 15: 51-55; 1
Tes. 4: 16; etc.).
Cree.
Jesús estaba procurando desviar la
atención de la resurrección en un futuro remoto y, en cambio, dirigirla a él.
Sólo los que fijan su fe en Cristo durante el período de su peregrinación
terrenal, pueden esperar recibir la vida en aquel día. La fe en Cristo es de
importancia inmediata.
Aunque esté muerto.
Mejor "aunque muera,
vivirá " (BJ).
26. No morir eternamente.
La negación está vigorosamente expresada en el texto griego (ver com.
cap. 4: 48). Claramente aquí se hace referencia a la segunda muerte y no a la
cesación de la vida que sobreviene a todos al término de su peregrinación
terrenal (ver com. cap. 10: 28). Esta última experiencia está implícita en la
expresión "aunque esté muerto, vivirá " . (cap. 11: 25), que se traduce mejor
"aunque. muera, vivirá". La segunda muerte es sinónima de la expresión "no se
pierda" (cap. 3: 16). Quedaran libres de este terrible fin los que vivan en
Jesús y crean en él (Apoc. 20: 6).
27. He
creído.
Marta reafirma su fe en Jesús como el Mesías, y de ese modo,
indirectamente, en lo que él acaba de afirmar.
Cristo.
Ver com.
Mat. 1:1.
Hijo de Dios.
En lo que atañe al significado de esta
frase aplicada a Jesús, ver com. Luc. 1: 35 y la Nota Adicional com. Juan 1.
Has venido al mundo.
Comparar esta expresión con Mat. 11: 3;
Juan 1: 9; 3: 31; 6: , 14; 9: 39; 16: 28; 18: 37.
28. En secreto.
Sin duda, para que las plañideras no
siguieran a María hasta el lugar donde estaba Jesús y para que María pudiera
encontrarlo solo. Las hermanas también sabían el complot para matar a Jesús, por
lo que tomaron precauciones a fin de que no se divulgara que él estaba en las
proximidades. También quizá esta consideración las indujo a no pedirle
directamente que fuera a Betania.
Maestro.
Gr. didáskalos , que,
literalmente, significa "el que enseña". Este título fue usado muchas veces para
Jesús (cap. 13:13; ver com. cap. 1: 38).
29. Se levantó de prisa.
Había estado sentada en la casa
(vers. 20).
30. Todavía no había entrado.
Sin duda, debido a la hostilidad de los Judíos (vers. 8), y también para
que pudiera encontrarse a solas con las hermanas.
31. La siguieron.
Tiene significado el que la hubieran
seguido, pues de ese modo fueron testigos del milagro que Cristo estaba por
realizar.
32. Se postró.
Era más
expresiva que su hermana (cf. vers. 20-21).
Si hubieses estado aquí.
Exactamente lo que Marta había dicho (ver com. vers. 21). pero,
indudablemente, no hubo una conversación como en el caso de Marta. María quedó
postrada a los pies de Jesús, llorando. Quizá su emoción era tan grande que no
la dejaba hablar.
33. Los judíos... también
llorando.
El llanto de María y de los amigos íntimos de Lázaro era
genuino, pero, en gran medida, el llanto de los otros quizá sólo eran las
lamentaciones superficiales características en los funerales del Cercano
Oriente. La palabra aquí traducida "llorando" aparece en Mar. 5: 39 para
describir los lamentos artificiosos de las plañideras contratadas.
Se
estremeció.
Gr. embrimáomai, que, básicamente, significa "jadear" o
"bufar" [de indignación]". Esta palabra está en la LXX en Dan. 11: 30, dentro de
un contexto que sugiere indignación. Esta idea parece encontrarse también en
Mar. 14: 5. La frase acompañante "se conmovió" (Juan 11: 33) sugiere aquí la
mismas idea. Por lo tanto, embrimáomai describe una conmoción de la mente. Una
profunda experiencia emotiva, en este caso de justa indignación, sin duda
causada por el dolor hipócrita de los Judíos reunidos, algunos de los cuales
pronto harían planes para dar muerte a aquel a quien ahora lamentaban, y a Aquel
que pronto impartiría vida al muerto (DTG 490).
34. Pusisteis.
Gr. títh'mi , "colocar", palabra que
comúnmente se usaba para describir la sepultura (cap. 19: 41-42; 20: 2, 13, 15),
y que, por lo tanto, equivale aproximadamente a "enterrar".
35. Lloró.
Gr. dakrúÇ . "derramar
lágrimas". La palabra sólo aparece aquí en el NT. En la LXX se emplea en Job 3:
24; Eze. 27: 35; Miq. 2: 6. El vocablo traducido como "llorando" en Juan 11: 33
deriva del verbo kláiÇ , que describe no sólo un llanto sosegado sino también
los lamentos que acompañaban en el Cercano Oriente a las expresiones de dolor
por los muertos (ver com. vers. 33). Sin embargo, kláiÇ también aparece en Luc.
19: 41, pero en otro sentido.
En su humanidad, Jesús fue conmovido por
el dolor humano y lloró con los afligidos. " "Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos" " (Heb. 2: 17). Debido a su identificación con la
humanidad, "es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2: 18). Para
el tema de la humanidad de Jesús, ver com. Luc. 2: 52; Juan 1: 14. En cuanto a
la causa de las lágrimas de Jesús, ver DTG 490-491.
36. Amaba.
Gr. filéÇ (ver com. vers. 3, 5).
37. ¿No podía éste?1
Superficialmente, estas palabras parecen ser una repetición de la idea
expresada tanto por Marta como por María que si el Señor hubiera estado
presente, Lázaro no habría muerto (vers. 21, 32). Sin embargo, dentro de su
contexto (ver com. vers. 38) parece más natural interpretarlas como una
expresión de escepticismo y de duda -en realidad, aún de mofa-, como si hubieran
dicho: "Si fuera realmente el obrador de milagros que pretende ser, con
seguridad habría hecho algo por uno de sus amigos más íntimos". Querían llegar a
la conclusión de que, después de todo, ese fracaso era una prueba de que él no
había abierto los ojos del ciego.
38. Conmovido.
Ver com. vers. 33. La nota de incredulidad
expresada por algunos de los judíos (vers. 37) contribuyó para ese estado de
ánimo de Jesús.
Sepulcro.
Gr. mn'méion, literalmente
"recordativo", de mn'monéuÇ "recordar", que se usa frecuentemente como
recordativo de los muertos, pero principalmente para la tumba o la cámara
mortuoria (Mar. 16: 5; etc.).
Cueva.
Era común que en Palestina
se usaran las cuevas naturales, mejor adaptadas mediante excavaciones, como
sepulturas (cf. Gén. 23: 19; Isa. 22: 16). La Mishnah describe lo que es
probablemente una típica tumba familiar: "El espacio central de la caverna debe
contener [una superficie de] seis codos por ocho. Y trece cámaras deben
desembocar en ella; cuatro en un lado, cuatro en el otro; tres en frente [de la
entrada], y una a la derecha de la entrada y una a la izquierda. Fuera de la
entrada de la caverna debe hacerse un atrio de seis [codos] por seis, [que es]
el espacio destinado al féretro y a los que lo sepultan. Dos cavernas deben
desembocar en él; una a un lado y la otra al otro" (Baba Bathra 6. 8 ). Los
descubrimientos arqueológicos muestran que las entradas a las tumbas
generalmente estaban en un plano horizontal.
Piedra.
La entrada
a las cuevas estaba cubierta con frecuencia con piedras circulares a fin de que
se las pudieran hacer rodar. Con frecuencia, una piedra de sostén mantenía en su
lugar a la piedra circular (ver Mishnah Ohololh 2. 4).
39. Quitad.
Jesús podría haber quitado la piedra
milagrosamente. Pero ésa era una tarea que las manos humanas podían realizar.
Los hombres deben cooperar con Dios y no deben esperar que Dios haga para ellos
lo que pueden hacer por sí mismos (ver p. 199).
Hiede.
Esta
impulsiva exclamación muestra que la fe de Marta era demasiado débil para captar
todo el significado de lo que estaba implicado en los vers. 23-26 (ver com.
vers. 22). Pero su reacción también proporcionó una evidencia positiva a los
judíos de que no se estaba realizando ningún engaño y que Lázaro estaba
realmente muerto. El hecho de que Marta temiera que ya hubiera comenzado la
putrefacción sugiere que el cuerpo no había sido embalsamado, aunque el vers. 44
indica una cuidadosa preparación del cuerpo.
Cuatro días.
Una
tradición judía del siglo III d. C., que quizá refleja algo de lo que se creía
en los días de Jesús, enseñaba que durante tres días el alma vuelve al cuerpo
con la esperanza de entrar de nuevo en él. Cuando al fin de ese lapso el alma
observa que el rostro se ha desfigurado, se aleja y nunca regresa. Por lo tanto,
durante tres días los parientes visitaban la tumba con la esperanza de que la
persona sólo estuviera en estado de coma sin haber muerto en realidad. Cuando
llegaba el cuarto día, ya no había más ninguna duda en cuanto a la muerte. Si
esas tradiciones eran admitidas en el tiempo de Jesús, el hecho de que ya fuera
el cuarto día habría sido una evidencia convincente de que Lázaro estaba
realmente muerto. Quizá Jesús tuvo en cuenta este concepto popular cuando demoró
su llegada hasta el cuarto día.
40. ¿No te
he dicho?
Las palabras exactas no se encuentran en los vers. 21-27, pero
están implícitas al compararse estos versículos con el mensaje que mandó Jesús
cuando se le informó de la enfermedad de Lázaro (vers. 4; cf. DTG 484).
41. Piedra.
Ver com. vers. 38.
De donde.
La evidencia textual establece la omisión (cf. p. 147)
de la frase explicativa: "donde había sido puesto el muerto" . (Esta omisión se
ha efectuado en la BJ.)
Alzando los ojos.
Lo que Jesús solía
hacer al orar (cf. Mar. 6: 41; Juan 17: 1). En lo que atañe a los otros, rara
vez se menciona esta costumbre. De acuerdo con una tradición del siglo II d.C.,
que, sin embargo, tal vez refleje costumbres más antiguas, la práctica era al
menos dirigir los ojos hacia el templo (por ejemplo, ver Mishnah Berakoth 4. 5).
Padre.
Forma habitual de Jesús para dirigirse a Dios (Luc. 22:
42; Juan 12: 27; 17: 1, 11, 25). En el Padrenuestro, Jesús enseñó a sus
seguidores que se dirigieran así a Dios (ver com. Mat. 6: 9).
Por
haberme oído.
Jesús estaba en constante comunión con su Padre. Todo lo
que le sucedía en la vida concordaba con un plan convenido antes de que Jesús
dejara el cielo (ver com. Luc. 2: 49). La realización de ese plan demandaba que
se diera una evidencia máxima de la divinidad de Cristo. La oración fue simple,
en marcado contraste con los encantamientos de los que recurren a la magia. No
hubo ningún pedido, tan sólo una expresión de agradecimiento, pero con ella un
reconocimiento tácito de la completa armonía del Hijo con la voluntad del Padre.
42. Por causa de la multitud.
De lo
contrario, no hubiera habido necesidad de la oración. La resurrección del hijo
de la viuda de Naín (Luc. 7: 11-17) se había efectuado en un pequeño y oscuro
pueblo de Galilea. La resurrección de la hija de Jairo (Luc. 8: 41-56) acaeció
en la intimidad de un dormitorio, con sólo unos pocos testigos presentes.
Además, ella había estado muerta sólo un corto tiempo (ver com. Juan 11: 39).
Este milagro, en cambio, se realizó a plena luz del día, con la presencia de
amigos y enemigos como testigos. Se hizo frente a todo posible motivo de dudas.
Los fariseos habían acusado a Jesús de que expulsaba a los demonios mediante el
príncipe de los demonios (Mat. 12: 24). Jesús reconoció abiertamente su unión
con el Padre, sin el cual no intentaba hacer nada (Juan 5: 19-30; 7: 28-29), y
ahora declaró que su propósito era que creyeran que Dios lo había "enviado".
43. Clamó.
Gr. kraugázÇ , "vocear
fuertemente". Este verbo aparece en otras partes del NT (Mat. 12: 19; 15: 22;
Juan 18: 40; 19: 6, 15; Hech. 22: 23).
A gran voz.
Gr. fÇn' m
egál'. Estas dos palabras griegas aparecen juntas también en Mat. 24: 31; Mar.
15: 34, 37; Apoc. 1: 10.
Lázaro.
Jesús se dirigió a él como
nosotros lo haríamos con un amigo familiar para despertarlo de un sueño.
Ven fuera.
Gr. déuro éxÇ . Déuro, que significa "hacia acá",
tiene la fuerza del imperativo "ven", y así se ha traducido en Mat. 19: 21; Mar.
10: 21; Hech. 7: 34; etc. ExÇ significa "fuera".
No hay el menor indicio
en todo el relato de que el alma de Lázaro dejó su cuerpo en el momento de la
muerte y ascendió al cielo. Si tal hubiera sido el caso, podríamos haber
esperado que Jesús se dirigiera al alma consciente y no al cuerpo muerto. Podría
haber dicho: "Lázaro, desciende y vive otra vez en la carne". Pero, a semejanza
de David, Lázaro "no subió a los cielos" (Hech. 2: 34). Los últimos cuatro días
habían sido para él un período de olvido e inconsciencia (ver Sal. 146: 4). Si
alguno esperaba oír de él un relato glorioso de las andanzas de su alma después
de la muerte, estaba condenado a chasquearse, pues Lázaro no tenía nada que
relatar.
44. Atadas las manos y los pies.
Se ha conjeturado mucho en cuanto a cómo Lázaro pudo moverse en esas
circunstancias. No hay duda de que estaba trabado en sus movimientos, pues Jesús
ordenó que lo desataran (cf. DTG 493).
Vendas.
En la Mishnah se
habla de "un cadáver" y su "ataúd y mortaja" (Shabbath 23. 4). Cf. cap. 19: 40.
Sudario.
Gr. soudárion , del latín sudarium, "un paño para
limpiarse la transpiración". Esta palabra se usa también en Luc.19: 20; Juan 20:
7; Hech. 19: 12.
45. Creyeron en él.
En el caso de muchos, este milagro cumplió su propósito. Tuvo alcances
mucho mayores de lo que se podría haber esperado (vers. 42; cf. cap. 2: 23; 7:
31). Esta respuesta debe haber reconfortado a Jesús y a sus discípulos.
46 A los fariseos.
[ Retirada a
Efraín, Juan 11: 46-57 . Ver mapa p. 213.] Ver p. 53. Es probable que entre los
informantes estaban algunos de los espías que constantemente seguían los pasos
de Jesús. Quizá otros, sencillamente, pensaron que un acontecimiento tan notable
debía ser conocido por los dirigentes religiosos. Pueden haber deseado recibir
consejo en cuanto a su forma de reaccionar frente a ese hecho.
47. Los principales sacerdotes.
En
su mayoría eran saduceos (ver p. 54). Los saduceos negaban la posibilidad de la
resurrección (Mat. 22: 23; Hech. 23: 8). Quedaron grandemente perturbados al ver
que una de sus principales teorías era comprobada como errónea. Entonces se
unieron con los fariseos en una abierta hostilidad contra Jesús. En realidad,
los principales sacerdotes desempeñaron un papel muy importante en el arresto,
el juicio y la condenación de Jesús (Mat. 20: 18; 21: 15, 23, 45; 26: 3; etc.).
Fariseos.
Ver p. 53.
Concilio.
Gr. sunédrion,
que deriva de sun, "junto" y hedra , "asiento", que se ha transliterado en
castellano como "sanedrín". En cuanto a este concilio, ver p. 68.
¿Qué
haremos?
Comprendieron quela situación había tomado un cariz que no
permitía más demoras. Algunos oponentes se habían vuelto creyentes; enemigos se
habían convertido en amigos; y en sus propias filas había algunos que estaban
llegando a una convicción profunda. La influencia de ellos ante el pueblo disminuía rápidamente.
48. Vendrán los
romanos.
Irónicamente, cuando se escribió este Evangelio (ver p. 173),
los romanos habían hecho exactamente lo que se temía (ver las pp. 74-78), pero
por una razón muy diferente. Si Jesús hubiese sido el mesías político de las
expectativas judías, las represalias de los romanos habrían sucedido
inmediatamente después de cualquier intento de colocarlo en el trono. Pero Jesús
nunca aspiró a ser un libertador nacional. Cuando las multitudes procuraron
hacerlo rey a la fuerza, rápidamente despidió a la gente y se alejó de la escena
(cap. 6: 15).
Nuestro lugar santo.
En el texto griego no está el
adjetivo "santo". Con todo, probablemente la referencia es al templo (ver Jer.
7: 15; 2 Mac. 5: 19), o, en un sentido más amplio, se puedeentender Jerusalén.
Nación.
A pesar del nombramiento de un procurador romano (ver p.
67) y la presencia en la misma colina del templo de la fortaleza romana Antonia
(ver mapa p. 215), los judíos disfrutaban de un considerable grado de libertad
en lo que atañía a sus asuntos locales. Estaban en peligro de perder esa
libertad, y, en realidad, la perdieron unos 40 años más tarde.
49. Caifás.
Ver com. Mat. 26: 57;
Luc. 3: 2.
Aquel año.
Esto no significa que el sumo sacerdote
estaba en su cargo sólo durante un año. Antiguamente, el cargo era vitalicio;
pero durante el dominio romano el sumo sacerdote era depuesto en cualquier
momento y se nombraba otro. Caifás estuvo en su cargo aproximadamente desde 18
d. C. hasta 36 (ver com. Luc. 3: 1). "Aquel año" sin duda significa aquel año
decisivo o memorable en el cual fue crucificado nuestro Señor.
50. Que un hombre muera.
Este
principio está confirmado en la literatura rabínica. Midrash Rabbah, com. Gén.
43: 8, dice: " Mejor que se arriesgue una vida antes que todos ciertamente deban
[morir] " . El mismo Midrash, com. Gén. 46: 26 y siguiente dice: "'Mejor que tú
seas ejecutado antes que toda la comunidad sea castigada debido a ti '" .
Tácitamente, Caifás argüía que aun en el caso de que Jesús fuera inocente, su
eliminación sería para el bien de Israel.
51. No lo dijo por sí mismo.
Es cierto que Caifás conocía
las profecías, pero las predicciones divinas eran entendidas sólo borrosamente.
Le preocupaba mantener su poder y que continuara la vida nacional de los judíos;
sin embargo, sus palabras fueron notablemente proféticas de lo que Jesús estaba
por hacer. Jesús moriría, pero, irónicamente, la nación que Caifás esperaba así
salvar de la destrucción, perecería miserablemente.
52. No solamente por la nación.
Este es un comentario
añadido por Juan. Caifás sólo se había referido a la nación de los judíos. Sin
embargo, la muerte de Jesús sería para todos, y de cada nación, los que lo
aceptaran, se unirían en un gran conjunto de creyentes (Efe. 2: 11-22). Estas
eran las "otras ovejas" que atraería el Buen Pastor (Juan 10: 16).
53. Acordaron.
Oficialmente, el
sanedrín acordó hacer morir a Jesús. Les quedaba el problema de la forma en que
podrían ejecutar su plan sin suscitar un tumulto popular. Había habido intentos
anteriores de matar a Jesús (cap. 5: 18; etc.), pero la resurrección de Lázaro
había llevado esto a una crisis. El consejo de Caifás de proceder sin establecer
994 necesariamente la culpabilidad o inocencia de Jesús (ver com. vers. 50)
parecía ser la solución que buscaban los miembros del concilio.
54. Efraín.
Generalmente, se
identifica con Taiyibeh, lugar a unos 6 km al noreste de Bet-el (ver 2 Sam. 13:
23; 2 Crón. 13: 19; Josefo, Guerra iv. 9. 9). Estaba cerca del desierto que se
extiende junto al valle del jordán.
55. La
pascua de los judíos.
Considerando que la fiesta anónima del cap. 5: 1
(ver allí el comentario) fuera una pascua, ésta es la cuarta pascua mencionada
por Juan (ver pp. 185, 238; diagrama 5, p. 219).
Región.
Es
decir, la región de Palestina, en términos generales, aunque asistían a la
pascua judíos de todas partes del mundo.
Para purificarse.
En
cuanto a la purificación ceremonial como un requisito para comer la pascua, ver
2 Crón. 30: 17-20; cf. Núm. 9: 10. Durante el enjuiciamiento de Jesús, los
sacerdotes se negaron a entrar en el pretorio para no contaminarse y quedar así
excluidos de comer la pascua (Juan 18: 28).
56. Buscaban.
Como lo habían hecho antes de la fiesta de
los tabernáculos (cap. 7: 11). Pero ahora, al unirse el esfuerzo de los saduceos
y los fariseos (ver com. cap. 11: 47) su búsqueda se intensificó muchísimo.
¿No vendrá?
En vista de la reciente orden de arrestar a Jesús,
había muchas dudas en cuanto a su presencia en la fiesta. El texto griego puede
ser interpretado como que expresa la idea: "No se atrevería a venir a la fiesta,
¿verdad?" Indudablemente, esperaban que se presentara, y así facilitara su
arresto.
CBA T5
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