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CBA LIBRO DE JUAN CAPÍTULO 19

CBA Evangelio de Juan Capítulo 19
1. Le azotó. 

El cap. 19 continúa con el relato ya comenzado (cap. 18: 39). Esta fue la primera vez que Jesús fue azotado. Sería azotado nuevamente cuando se pronunció su sentencia de crucifixión (ver com. Mat. 27: 26). El propósito del primer azotamiento fue el de despertar, de ser posible, la compasión de la turba sedienta de sangre (DTG 683). 

4. Ningún delito hallo en él. 

Cf. Juan 18: 38; 19: 6; 1 Ped. 2: 21-22. Pilato reveló su debilidad con estas palabras. Si Jesús era inocente, no debería haber permitido que fuera azotado. Una claudicación de la conciencia siguió a la otra, hasta que Pilato abandonó toda noción de justicia. 

5. ¡He aquí al hombre! 

Sin duda, el propósito de Pilato con esta exclamación fue provocar la compasión de la multitud. Allí estaba Jesús ante la turba con sus supuestos mantos reales, coronado de espinas, sangrante y pálido por su reciente flagelación, y, sin embargo, evidenciaba un porte real. Seguramente -pensó Pilato- las demandas de los caudillos judíos quedarán satisfechas. Pero en esto estaba engañado. 

No hay modo de saber por qué Pilato usó el término "hombre". Sin saberlo, pronunció una gran verdad. Aquel que estaba ante él, el Verbo eterno (ver com. cap. 1: 1) se había hecho hombre (ver com. cap. 1: 14). Ciertamente, era el Hijo del Hombre (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10), pero también era el Hijo de Dios (ver com. Luc. 1: 35). Su encarnación y muerte ganaron para nosotros la salvación eterna. 

6. Tomadle. 

Las palabras "y crucificadle" demuestran que Pilato no estaba entregando el asunto al sanedrín, pues la crucifixión era una forma de pena capital romana. Si los judíos hubieran aplicado la pena máxima, hubiera sido por apedreamiento (ver com. cap. 18: 32). Pilato parece haber estado hablando con exasperación y con airado sarcasmo: "Si demandáis la crucifixión, vosotros [en este caso. pronombre enfático en griego] debéis ejecutar la sentencia; yo no encuentro falta en él". 

8. 
Tuvo más miedo. 

La carta de su esposa en la que le informaba de su sueño (Mat. 27: 19), dio lugar a la ocasión anterior para que tuviera miedo. La intimación de que Jesús fuera un ser sobrenatural lo llenó de malos presentimientos. 

9. Pretorio. 

Ver com. Mat. 27: 2. 

¿De dónde eres tú? 

El temor ante la posibilidad de que Jesús fuera algún ser sobrenatural provocó una pregunta adicional de Pilato en cuanto al origen de Jesús. No tenía interés en conocer el país de origen de Cristo, pues ya sabía eso (Luc. 23: 6-7). Pero se apoderó de él un misterioso temor ante el pensamiento de que el noble ser que estaba ante él pudiera ser divino. 

No le dio respuesta. 

Comparar con el silencio ante Caifás (Mat. 26: 63) y ante Herodes (Luc. 23: 9). Pilato había tenido su oportunidad de aprender la verdad (ver com. Juan 18: 38). Mayores explicaciones no habrían servido para nada. Jesús sabía cuándo hablar y cuándo quedar callado. 

10. ¿No me hablas? 

Pilato se irritó por lo que podría llamarse un desacato a la autoridad de un juez. 

11. El que a ti me ha entregado. 

No se trata de Judas (cap. 6: 71; 12: 4; 13: 2; 18: 2), pues éste no entregó a Jesús a las autoridades romanas. El acusado aquí es Caifás, como sumo sacerdote y como el funcionario más encumbrado que representaba a los judíos (cf. cap. 18: 35). 

Mayor pecado. 

Caifás ejercía una autoridad delegada, pero al mismo tiempo pretendía ser adorador del Dios que delega la autoridad, y afirmaba ser el intérprete de la ley divina ante el pueblo; por lo tanto, su culpa era mayor. También había pecado contra una luz mayor. Jesús había dado repetidas pruebas de su divinidad, pero los líderes judíos habían endurecido sus corazones ante los rayos de luz. 

El hecho de que el pecado de Caifás fuera "mayor", no significa que Pilato fuera inocente. El gobernador romano tuvo su parte 1037 de responsabilidad. Podría haber rehusado entregar a Jesús. El Salvador habría sido muerto, pero la culpa no habría recaído sobre Pilato. 

12. Soltarle. 

La respuesta de Jesús (vers. 11)incremento los temores de Pitato. El endurecido gobernante quedó profundamente impresionado por las palabras y la conducta del misterioso personaje que estaba ante él. 

Amigo de César. 

Es decir, alguien que apoyaba firmemente a César. Al fin los judíos habían encontrado un argumento que iba a resultar eficaz. Su respuesta fue una amenaza, pues si el emperador sabía que Pilato había procurado amparar a un pretendiente al título de rey, iba a peligrar la posición del gobernante. Esa amenaza contra su seguridad indujo a Pilato a olvidar el temor religioso con que había considerado al preso. 

La respuesta de los líderes fue completamente hipócrita. ¿Eran amigos del César los acusadores? Entre todos los pueblos, ninguno era un enemigo más enconado del yugo romano que los judíos, y, sin embargo, tuvieron la duplicidad de fingir ser celosos por el honor del César, a quien tanto despreciaban. 

13. Llevó fuera a Jesús. 

Es decir, salió del pretorio adonde Pilato había hecho llevar a Jesús para tener con él una entrevista privada (vers. 9). Los dirigentes judíos no estaban dispuestos a entrar en el pretorio para no contaminarse y quedar impedidos de participar de la pascua (cap. 18: 28). 

Tribunal. 

Quizá en una silla improvisada que se dispuso afuera, puesto que los judíos querían entrar en el aposento del tribunal mismo. 

Enlosado. 

Gr. lithóstrÇton, que significa un pavimento de mosaico, quizá de mármol. 

Gabata. 

"Gabbatá" " (BJ). Palabra de etimología dudosa. Algunos la hacen derivar del arameo geba', "ser alto", por lo que sería un lugar elevado. Habría estado apenas fuera del pretorio. En cuanto a la ubicación de este último, ver com. Mat. 27: 2. 

14. Preparación de la pascua. 

Gr. paraskeu' tóu pásja. Esta frase sin duda equivale al Heb. 'éreb happésaj, "víspera de la pascua", término usual en la literatura rabínica para designar al 14 de Nisán (ver Mishnah Pesahim 4. 1, 5-6; 5. 1; 10. 1; cf. Pesahim 1.1, 3; 3. 6; 4. 7; 5. 4, 9; 7. 9). La expresión podría compararse con "la víspera" del sábado, que usaban los judíos para designar al día anterior al sábado. Su equivalente griego es paraskeu' (Mar. 15: 42; Luc. 23: 54). Paraskeu' todavía es el nombre del día viernes en el griego moderno. En el año de la crucifixión la Paraskeu' de la pascua coincidió con la Paraskeu' o "preparación" para el sábado (Juan 19: 31, 42). 

De este modo, Juan parece indicar el día 14 de Nisán como el de la crucifixión. Los que sostienen que la crucifixión se efectuó el día 15 de Nisán explican que "preparación de la pascua" significa el viernes de la semana de la pascua. Un uso tal de esa expresión no se puede demostrar en ninguna otra parte. Juan emplea la palabra Paraskeu' para referirse al día que precede al sábado (vers. 31, 42). El problema del día de la crucifixión se trata en la primera Nota Adicional de Mat. 26. 

En un comentario al Talmud (considerado legendario por algunos eruditos), fechado por el año 200 d. C., se dice lo siguiente: "En la tarde antes de la fiesta de la pascua colgaron a Jesús [Yeshua]. Antes de esto, sin embargo, un heraldo había caminado delante de él por cuarenta días clamando, 'Este hombre va a ser apedreado porque ha practicado la magia y ha pervertido y dividido a Israel. Que todo aquel que sepa algo en su favor venga y pleitee por él'. Pero no hallaron nada en su favor y lo colgaron en la víspera de la pascua" (Baraita Sanhedrin 43a). 

Hora sexta. 

Probablemente, empleando el cómputo romano del tiempo, aproximadamente las 6 de la mañana. Según el cómputo tradicional judío, la hora sexta sería como a mediodía. El Evangelio de Juan fue escrito cerca de la terminación del siglo I, y principalmente para creyentes gentiles (ver com. cap. 1: 38). Aquí se presenta la hora en términos familiares para ellos (ver com. Mat. 27: 45). En otras partes Juan parece computar las horas del día a partir de la salida del sol y no de la medianoche (cap. 4: 6, 52; 11: 9). 

¡He aquí vuestro Rey! 

Evidentemente, un aguijonazo irónico contra los judíos. 

15. No tenemos más rey que César. 

Estas palabras fueron dichas a la ligera, pues los judíos no estaban dispuestos a abandonar su esperanza mesiánica ni a repudiar formalmente a Dios como a su Rey (ver Juec. 8: 23; 1 Sam. 8: 7; 12: 12). Su subterfugio revela su ansiedad de terminar con Jesús; pero con esta afirmación se apartaron de la relación del pacto con Dios y no fueron más su pueblo escogido (ver DTG 686-687). 

16. Lo entregó a ellos. 

Juan no menciona 1038 cuando Pilato se lavó las manos (Mat. 27: 24). Jesús no fue entregado a los judíos sino a las autoridades romanas encargadas de cumplir la sentencia de crucifixión. 

17. Cargando su cruz. 

[ La crucifixión, Juan 19: 17-37 = Mat. 27: 31b -56 = Mar. 15: 20-41 = Luc. 23: 26-49. Comentario principal: Mateo y Juan. Ver mapa p. 215; diagramas pp. 222-223.] Los diversos acontecimientos ocurridos en el camino al Calvario pueden verse en Luc. 23: 26-32. 

21. 
No escribas. 

Sólo Juan registra esta protesta. Para lo que ella implicaba, ver com. Mat. 27: 37. 

22. He escrito. 

Pilato estaba muy molesto con los judíos, y resolvió no concederles nada más. Debido a la presión de ellos -en contra de la advertencia de su esposa y de su propia conciencia- había condenado a un inocente. Ahora demostró que podía ser firme si así lo quería. 

23. Hicieron cuatro partes. 

Los verdugos se quedaron con la vestimenta. Sólo Juan menciona el número de soldados. Se ha sugerido la siguiente división: el turbante (o su equivalente), las sandalias, el cinturón y la prenda de vestir externa con flecos o tallith (Robertson). No se dice qué pasó con las vestimentas de los ladrones crucificados. 

Túnica. 

Gr. jitÇn, una prenda de vestir interior (ver com. Mat. 5: 40). 

Sin costura. 

Esta prenda puede haber sido tejida a la manera de la que usaba el sumo sacerdote, que Josefo describe así: "Pero esta túnica no está compuesta de dos piezas que deben ser cosidas en los hombros y en los costados: es un género tejido, largo, con una abertura para el cuello" ( Antigüedades iii. 7. 4). 

24. Para que se cumpliese. 

Este pasaje podría traducirse: "Como resultado, la Escritura fue cumplida" (ver com. Mat. 1: 22; Juan 9: 3; cf. com. Juan 11: 4; 12: 38). 

25. Su madre. 

Juan no menciona el nombre de ella en su Evangelio. Jesús no olvidó a su madre en medio de su dolor físico y su sufrimiento mental. La vio cuando estaba allí al pie de la cruz. Bien sabía su angustia y la entregó al cuidado de Juan. 

Y la hermana de su madre. 

No es claro si en este versículo Juan menciona a tres o a cuatro mujeres. Es posible que las frase "la hermana de su madre" y "María mujer de Cleofas" estén en aposición. Cleofas podría ser el Cleofas de Luc. 24: 18 (ver allí el comentario). No es posible saber la identidad exacta sin tener referencias adicionales. 

María Magdalena. 

En cuanto a su identidad, ver Nota Adicional com. Luc. 7. 

26. He ahí tu hijo. 

La relación entre Juan y Jesús era más íntima que la relación de Jesús con cualquiera de los otros discípulos (ver pp. 869-870), y, por lo tanto, el apóstol podía cumplir con los deberes de un hijo más fielmente que los otros. El hecho de que Jesús dejara a su madre al cuidado de un discípulo, demuestra que José había muerto, y algunos piensan que esto indica que María no tenía otros hijos, por lo menos en condiciones de cuidar de ella. Los hermanos mayores de Jesús -hijos de José, de un matrimonio anterior (ver com. Mat. 12: 46)-, en ese tiempo no creían en Cristo, y tal vez el Señor pudo haber pensado que el proceder de ellos para con María habría sido de crítica y de falta de simpatía, como lo había sido con él (ver com. Juan 7: 3-5). 

29. 
Vinagre. 

Esta es la segunda bebida que se le ofreció a Jesús (ver com. Mat. 27: 34, 48). 

30. Consumado es. 

Jesús había completado la obra que su Padre le había dado para que hiciera (cap. 4: 34). De acuerdo con lo establecido, se había cumplido cada paso del plan de la redención forjado antes de la fundación del mundo (ver com. Luc. 2: 49). Satanás había fracasado en sus intentos de desbaratar ese plan. La victoria de Cristo aseguraba la salvación de los hombres (DTG 706-713). 

31. No quedasen en la cruz. 

De acuerdo con Deut. 21: 22-23, los cuerpos no debían quedar en un "madero" durante la noche, sino que tenían que ser sepultados en el mismo día. El hecho de que el día siguiente fuera sábado hacía aún más imperativo que se cumpliera con esa orden. 

Gran solemnidad. 

Sin duda, se lo presenta como una "gran solemnidad" porque ese sábado también era el primer día de los panes sin levadura (Lev. 23: 6; ver la primera Nota Adicional de Mat. 26). El uso de la expresión 1039 "gran solemnidad" ( "muy solemne", " BJ) no se puede explicar por medio de la literatura judía de la época. Los que sostienen que el día de la crucifixión de Jesús fue el 15 de Nisán, argumentan que ese sábado fue "solemne" debido a que el sábado semanal coincidió con el día cuando se mecía "la gavilla" "de los primeros frutos" (Lev. 23: 9-14). Sin embargo, Jesús resucitó en el día cuando se ofrecían los primeros frutos como un cumplimiento exacto de los símbolos (ver la primera Nota Adicional de Mat. 26; cf. DTG 728-730). 

Se les quebrasen las piernas. 

Con el propósito de acelerar la muerte. 

33. Ya muerto. 

Era sumamente extraño que la muerte ocurriera tan pronto después de la crucifixión. Algunas víctimas vivían durante varios días. Orígenes, que vivió en el tiempo cuando todavía se practicaba la crucifixión, menciona que la mayoría de las víctimas sobrevivían toda la noche y el día siguiente (Orígenes, Comentario sobre Mateo, sec. 140; Migne, Patrologia Graeca, t. 13, col. 1793; ver también Eusebio, Historia eclesiástica, viii. 8). 

34. Sangre y agua. 

Se han presentado varias explicaciones para este fenómeno. Ya en 1847 el Dr. W. Stroud ( Physical Cause of the Death of Christ ) sugirió que la sangre y el agua constituían una evidencia de que Jesús murió de la rotura física del corazón, pero falta la comprobación de esta teoría. Es evidente que Jesús murió con el corazón quebrantado como resultado de la horrible presión del peso de los pecados del mundo (DTG 717); pero es arriesgado tratar de llegar a un diagnóstico preciso contando con los escasos detalles del relato evangélico. Sin duda fue abundante el flujo de sangre y agua, puesto que normalmente la sangre no fluye de un cadáver, o por lo menos no fluye copiosamente. Juan llama especialmente la atención a este flujo y lo afirma con un testimonio solemne (vers. 34-35). Se ha sugerido que hace resaltar ese hecho a fin de exponer la realidad de la verdadera humanidad de Jesús para combatir así el docetismo, que era la herejía de sus días. Según esa herejía, Jesús se había encarnado sólo en apariencia. Los padres de la iglesia le daban una interpretación sumamente alegórico a este pasaje. 

38. José de Arimatea. 

[ La inhumación, Juan 19: 38-42 = Mat. 27: 57-61 = Mar. 15: 42-47 = Luc. 23: 50-56. Comentario principal: Mateo y Marcos.] Los cuatro Evangelios describen la participación de José en la sepultura de Jesús. Sólo Juan observa que era un discípulo secreto. 

39. Aloes. 

Mejor "áloe" " (BJ). Resina aromática del árbol Aquilaria agallocha . Este producto se menciona sólo aquí en el NT, y en el AT en Núm. 24: 6; Sal. 45: 8; Cant. 4: 14. 

Libras. 

Gr. lítra, unos 330 g (ver com. cap. 12: 3). Por lo tanto, "como cien libras" serían unos 33 kg. Esta gran cantidad sin duda fue comprada a un costo elevado. 


CBA T5

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