1. Malta.
Malta es una pequeña isla al sur de
Sicilia. Algunos han sugerido que el naufragio ocurrió en la isla de Meleda, en
el Adriático, cerca de la costa yugoslavia (Siria). Sostienen que la mención del
Adriático (cap. 27: 27) indica que la nave había salido del Mediterráneo y
estaba en lo que hoy se conoce como el mar Adriático. También hacen notar que
los habitantes de Meleda en ese tiempo no eran ni romanos ni griegos, y por eso
eran "bárbaros" (cf. cap. 28: 2), y que hoy no existen víboras en Malta. Quizá
sea suficiente 455 observar que esta explicación es sumamente improbable y no es
tomada en cuenta por ningún erudito de la actualidad. Ver com. cap. 27: 27;
2. Y los naturales.
Literalmente
"bárbaros". Palabra de origen onomatopéyico, aplicado a pueblos cuya lengua a
los oídos de los griegos y de los romanos sonaba como un incomprensible balbuceo
(ver com. Rom. 1: 14). Los naturales de Malta pueden haber sido descendientes de
fenicios, o como resultado de su relación con ellos, quizá hablaban un dialecto
del idioma fenicio, que a su vez estaba relacionado con el hebreo. Desde la
segunda guerra púnica (218-201 a. C.) Malta fue gobernada por los romanos (ver
t. V, p. 29; Livio, Anales xxi. 51), cuando éstos arrebataron la isla a los
cartagineses.
No poca.
O bondad "no común" u "ordinaria". Cf.
cap. 19: 11 donde la misma expresión griega se traduce como "extraordinarios".
Nos recibieron.
Osea, nos dieron la bienvenida. Evidentemente el
tiempo continuó lluvioso y con viento.
3. Habiendo recogido Pablo.
Pablo procuró otra vez ayudar
a sus compañeros.
Ramas secas.
Tal vez ramas o también maderas
arrojadas a la playa por el agua.
Víbora.
Se argumenta que ahora
no hay víboras en Malta, pero esto no prueba que no existieran en los días de
Pablo. Desde hace años, para citar un solo ejemplo, las serpientes fueron
eliminadas de las islas de Hawai.
Huyendo del calor.
La
serpiente, entumecida por el frío y quizá ya hibernando en ese momento, entró en
actividad y se dio cuenta del peligro.
4. Víbora.
Literalmente "bestia", "animal" (BJ).
Colgando de su mano
la víbora no sólo mordió la mano de Pablo,
sino que permanecía colgada de ella.
Justicia.
Gr. díü ,
"justicia", "castigo". Para los malteses Pablo era un malhechor a quien los
dioses ahora castigaban mediante la mortal agresión de la víbora.
5. Sacudiendo.
Pablo permaneció
sereno y tranquilo en presencia de este nuevo peligro. ¿Acaso no le había
prometido Dios que comparecería ante César?
Ningún daño.
No
sufrió ni física, ni psíquicamente. Cf. Mar. 16: 18; Luc. 10: 19.
6. Estaban esperando.
Los isleños
esperaban el momento en que el cuerpo envenenado de Pablo comenzara a hincharse;
pero nada sucedió.
Era un dios.
Ver com. cap. 14: 11.
7. En aquellos lugares.
En las
proximidades.
Hombre principal.
Gr. prútos , "primero". Se
confirma este título en una inscripción que se refiere al gobernador romano de
la isla, aunque el título en sí parece no ser de origen romano.
Publio.
Nombre completamente romano.
Nos recibió.
Este personaje
probablemente recibió al centurión en consideración a su rango, y con él a
Pablo.
Hospedó solícitamente tres días
La hospitalidad del
"principal" continuó hasta que pudieron hacerse arreglos más permanentes.
8. Y aconteció.
Es decir, quizá
posteriormente durante el invierno.
Orado.
Ver com. Sant. 5:
14-15. Sin embargo, esto parece ser una manifestación del don de sanidades (1
Cor. 12: 9).
Le sanó.
En Listra (Hech. 14: 8-10), en Filipos
(cap. 16: 18), en Efeso (cap. 19: 11-12) y en Troas (cap. 20: 9-10), se había
manifestado en Pablo el mismo poder del Espíritu.
9. Los otros.
Es decir, otros isleños.
10. Muchas atenciones.
No como
honorarios sino como regalos; tal vez dinero, alimento y vestidos apropiados
para las necesidades de quienes habían perdido todo su equipaje.
Zarpamos.
Gr. anágó, que aquí significa "embarcarse" (cf. cap.
27: 12).
Nos cargaron.
"Nos suplieron". Quizá Publio dio
comienzo a ese acto de generosidad, y otros siguieron su ejemplo.
11. Pasados tres meses.
Es decir,
después de que la estación de tormentas hubo pasado y era seguro reanudar el
viaje.
Nave alejandrina.
Probablemente otro barco cerealero
egipcio (ver com. cap. 27: 6, 38).
Invernado en la isla.
Tal vez
en el puerto de La Valetta, a unos 13 km al sureste de la bahía de San Pablo.
Enseña.
Probablemente una referencia al mascarón de proa de la
nave, debajo del bauprés.
Cástor y Pólux.
Gr. diskouroi ,
literalmente los "mellizos", los hijos legendarios de Júpiter, nacidos de Leda.
Sus nombres latinos eran Cástor y Pólux, que fueron llamados los Gemelos.
12. Llegados.
El barco navegó hacia
el norte, rumbo a Sicilia, siendo su próximo puerto la antigua ciudad griega de
Siracusa.
Siracusa.
La ciudad principal de Sicilia situada en la
costa sureste de la isla. Había sido una colonia griega y el escenario del mayor
desastre naval ateniense durante la guerra del Peloponeso. Probablemente pasaron
los tres días esperando vientos favorables.
13. Costeando alrededor.
Gr. perikijomai "ir alrededor",
"hacer un circuito", que tal vez signifique aquí una maniobra de viraje para
avanzar contra vientos desfavorables.
Regio.
Hoy Reggio, en la
punta meridional de Italia, en el estrecho de Mesina. Una vez el emperador
Claudio hizo planes de construir aquí instalaciones portuarias para la descarga
de los buques cerealeros egipcios, pero el proyecto nunca se concretó.
Viento sur.
La ocasión era propicia para navegar directamente al
norte en vez de ir zigzagueando para enfrentar el viento, como había sido
necesario hacerlo entre Siracusa y Regio.
Puteoli.
Hoy Pozzuoli,
cerca de Nápoles, en Italia. Aunque estaba a unos 225 km al sur de la capital,
en ese entonces era un puerto importante para Roma, especialmente para los
barcos trigueros de Egipto. Más tarde fue reemplazado por Ostia, en la
desembocadura del Tíber (cf. p. 82).
14. Habiendo hallado hermanos.
Es animador saber que sólo
unos 30 años después de la crucifixión ya había un grupo de creyentes cristianos
en la lejana Puteoli, puerto importante de la ciudad de Roma. Allí había una
gran colectividad judía, y es probable que por lo menos algunos de estos
cristianos fueran conversos del judaísmo. Como no disponemos de información
específica, podemos razonablemente suponer que esta iglesia, como la de Roma,
surgió como resultado de los trabajos de los judíos italianos convertidos, quizá
en algún peregrinaje a Jerusalén o gracias a la labor de algún misionero
desconocido.
Nos rogaron.
Esto es, nos urgieron. Pablo quedó con
la iglesia de Puteoli una semana y, por lo tanto, pasó allí por lo menos un
sábado.
Fuimos a Roma.
Mejor "llegamos a Roma".
15. Oyendo de nosotros.
La semana
de descanso en Puteoli había dado tiempo para que la noticia de la llegada de
Pablo se difundiera entre los creyentes de Roma. La metrópoli estaba en
constante comunicación con Puteoli, su puerto de mar. La llegada de los navíos
sin duda se informaba rápidamente, así como la carga y los pasajeros que traían.
Salieron a recibirnos.
Según Rom. 16: 3-15, entre los creyentes
de Roma Pablo tenía parientes y amigos. Sin duda algunos cuyos nombres aparecen
registrados en la epístola estaban presentes para saludar a Pablo a su llegada.
Foro de Apio.
"La plaza del mercado de Apio". De la familia de
este nombre recibió el suyo la famosa Vía Apia, que va desde Roma hasta Brindis.
La palabra latina forum , "plaza pública", "mercado público", se refiere
también a una ciudad. Tanto el nombre de la ciudad como el de la carretera
probablemente se refieren a Apio Claudio, el notable censor romano. El Foro de
Apio estaba a orillas de la Vía Apia, a unos 65 km al sur de Roma. Horacio se
refiere con desprecio al lugar diciendo que abundaban allí los taberneros de
mala reputación y era frecuentado por marineros ( Sátiras i. 5. 34). Aquí
esperaba a Pablo una delegación de Roma.
Tres Tabernas.
En el
latín taberna no significa sólo una cantina, sino también se aplica a cualquier
tienda o negocio. No es muy segura la ubicación de esta villa, pero se dice que
estaba aproximadamente a unos 50 km al sur de Roma. Otro grupo de cristianos se
encontró aquí con Pablo. Quizá éstos salieron de Roma después de los que se
habían encontrado con él en el Foro de Apio. Cicerón menciona este pueblecito (
Cartas a Ático ii. 10).
Dio gracias a Dios.
La gratitud de Pablo
por haber hecho su viaje a salvo, puede ser apreciada fácilmente por todos los
cristianos que han pasado por angustiosas vicisitudes.
Cobró aliento.
Durante años Pablo había anhelado visitar a Roma y predicar allí el
Evangelio (Rom. 1: 11-13). Debe haber reflexionado en el gran contraste entre
ese anhelo y las realidades que rodearon su llegada. Pero más allá de este
contraste, Pablo encontró razones para cobrar aliento así como para experimentar
una nueva seguridad de la conducción de Dios. Pablo sabía encontrar razones que
le dieran una gran esperanza en medio de las circunstancias aparentemente más
desanimadoras (ver 2 Cor. 4: 7-10; HAp 358-359). El cristianismo de Pablo hacía
de él un decidido y permanente optimista.
16. Llegamos a Roma.
El lector del último capítulo del
libro de los Hechos desearía intensamente que se hubiera registrado un relato
más completo de los episodios de la vida de Pablo en Roma. Tal vez Locas tenía
el propósito de añadir algunos detalles adicionales, o comenzar otro libro a
partir de la llegada de Pablo a Roma.
El centurión entregó.
La
evidencia textual (cf. p. 10) favorece la omisión de la cláusula que comienza
con estas palabras; sin embargo, el hecho expresado ciertamente es verdadero.
Prefecto militar.
Probablemente el praefectus praetorii , jefe
de la guardia imperial o pretoriana. Ese militar tenía el deber de tomar bajo su
custodia a todos los que eran traídos de las provincias para comparecer ante el
emperador (ver Plinio, Cartas x. 57). En ese tiempo el prefecto militar era
Burro, hombre de buena reputación. En el año 62 d. C., mientras Pablo sin duda
estaba todavía preso, el cargo de Burro fue ocupado por Tigelino, un infame
favorito de Nerón.
Vivir aparte.
La consideración demostrada al
alojar a Pablo, sin duda se debió en parte al centurión Julio, quien
posiblemente aún tenía a Pablo bajo su cargo cuando llegó el apóstol a Roma.
Julio había dependido mucho de Pablo para el éxito del desembarco de emergencia
en Malta, y esto, más otras evidencia de su elevado carácter, su notable
sabiduría y su poder espiritual, le habían granjeado el favor y la gratitud del
centurión. Todo esto se incluyó sin duda en el informe correspondiente a Pablo,
junto con la declaración de su caso redactada por Festo.
Custodiase.
El soldado estaba probablemente encadenado a Pablo (cf. vers. 20), y los
extremos de la cadena ataban las muñecas del soldado y del apóstol. Pablo hace
frecuentes alusiones a esta cadena en las epístolas que escribió durante su
encarcelamiento en Roma: Efe. 6: 20; Fil. 1: 7, 13-14, 16; Col. 4: 3, 18; cf.
Hech. 28: 20. ¿Cuál debió ser la impresión causada sobre un soldado pagano al
estar encadenado hora tras hora con el apóstol? ¿Cuál sería la impresión sobre
un pagano que estuviera encadenado así a nosotros? Como la guardia se cambiaba
con frecuencia, cualquier impresión producida por la vida de Pablo durante los
dos años de su encarcelamiento debe haberse divulgado ampliamente entre todo el
cuerpo de soldados (ver com. Fil. 1: 13).
17. Tres días después.
Sin duda Pablo primero renovó las
viejas amistades con cristianos con quienes se había encontrado en otras partes,
y ganó nuevos amigos entre la hermandad de los creyentes de Roma Después, tuvo
el deseo de que lo visitaran los judíos romanos no cristianos.
Principales de los judíos.
La regla de Pablo siempre había sido:
" "al judío primeramente" (Rom. 1: 16; 2: 9; cf. Hech. 13: 5, 14, 46; 14: 1; 17:
1-2, 10; 18: 4, etc.). En esta ocasión invitó a los ancianos de los judíos para
que escucharan un relato de primera fuente de por qué él estaba en Roma.
Aparentemente el decreto de Claudio para desterrar a todos los judíos de Roma
(cap. 18: 2) había sido derogado, o por alguna otra causa había llegado a quedar
sin efecto.
Varones hermanos.
Ver com. cap. 1: 16.
Hecho
nada.
Pablo repitió la defensa de su inocencia que ya había presentado n
Jerusalén y Cesarea (cap. 23: 1; 24: 12-13; 25: 8, 11; 26: 4-7).
Contra
el pueblo.
Las dificultades que Pablo encontró generalmente fueron
causadas por los mismos judíos, como en Antioquía de Pisidia (cap. 13: 50), en
Listra (cap. 14: 19), en Tesalónica (cap. 17: 5-8), en Berea (cap. 17: 13-14) y
en Corinto (cap. 18: 12-17).
Costumbres de nuestros padres.
Pablo creía con toda sinceridad que lo que él enseñaba como el Evangelio
de Jesucristo era una correcta interpretación de las verdades del judaísmo (ver
com. cap. 23: 1, 6; 24: 14-16; 26: 5-7). Compárese con las acusaciones contra
Esteban (cap. 6: 13-14).
He sido entregado preso.
Sin dar los
detalles de todo lo que había sucedido a partir del tumulto de Jerusalén (cap.
21: 27-36), Pablo destacó el humillante y desalentador resultado. Por algo más
de dos años había estado preso en poder de los romanos, y además encadenado. Los
judíos habían causado su arresto y sus continuas actuaciones lo mantenían en
prisión.
18. Me querían soltar.
O
"ponerme en libertad". Cf. cap. 25: 25 y 26: 32. Si Félix, como lo esperaba,
hubiese recibido un soborno, sin duda ese corrupto gobernante hubiera dejado a
Pablo en libertad (cap. 24: 26). Todos los funcionarios ante quienes Pablo había
comparecido, y sin duda también los tribunos de la guardia, estaban convencidos
de su inocencia.
19. Tenga de qué acusar.
Pablo amaba al
pueblo judío (ver Rom. 9: 1-3; 10: 1), y el
afecto que sentía por los suyos no había disminuido por haber sufrido a manos de
ellos. A pesar de las injusticias que había experimentado, no los censuró ni
levantó nunca acusación alguna contra su pueblo. Había apelado a César no con el
propósito de causar dificultades para los judíos de Roma o de otras partes, sino
únicamente porque no le había quedado otro recurso.
20. Os he llamado.
No podía ir a ver a los judíos en sus
sinagogas o en privado, pero según su costumbre procuró establecer primero una
base de entendimiento con ellos. Por lo tanto, los invitó a que lo visitaran
(ver com. vers. 17).
La esperanza de Israel.
Es decir, la
esperanza del Mesías. Pablo creía que Jesús era el cumplimiento pleno de esta
esperanza. Su fe era la fe que albergaban todos los judíos. El único y gran
problema era el de la aplicación de esa le a Jesús de Nazaret.
Sujeto
con esta cadena.
En realidad, su firme creencia en el judaísmo le había
ocasionado su arresto. Antes que renunciar a la esperanza de Israel sufriría
cadenas y muerte.
21. Ni hemos recibido de
Judea cartas.
Esto no era extraño. Ningún barco que hubiera salido de
Cesarea después de que Pablo apeló a César, hubiera tenido la posibilidad de
llegar a Roma antes que Pablo. Por eso no tenían prejuicios contra él. Lucas no
da a entender en ninguna forma que hubieran llegado cartas de Jerusalén contra
Pablo durante los dos años (vers. 30) que estuvo en Roma, ni que los dirigentes
judíos pudieran haber tomado otras posibles medidas contra Pablo (cf. HAp
361-362).
22. Querríamos oír.
Esta
manifestación de imparcialidad quizá era completamente sincera. Sin duda los
judíos de Roma habían oído un poco acerca de Pablo y de su mensaje, y deseaban
oír más.
Esta secta.
Ver com. cap. 8: 17; 24: 5, 14.
Nos
es notorio.
Ya había unos pocos cristianos en Roma (ver com. vers. 15) y
sin duda por medio de ellos los dirigentes judíos conocían algo del
cristianismo. Evidentemente también había informes, o al menos rumores de Judea,
traídos por los peregrinos que regresaban de allí.
Habla contra ella.
Entre los judíos deben haber circulado muchos informes desfavorables
acerca de los cristianos. Tácito escribió en forma sumamente desdeñosa de la
nueva secta ( Anales xv. 44), y Suetonio ( Nerón xvi. 2) es igualmente
condenatorio. Justino mártir (murió c. 165 d. C.) habla de las calumnias contra
los cristianos, evidentemente de origen judío ( Diálogo contra Trifón 17). Estos
judíos de Roma quizá no sólo habían oído de varios episodios en los cuales
habían estado implicados los cristianos, sino también conocían rumores muy
desfavorables en cuanto a ellos; pero también sabían del sorprendente
crecimiento del número de los seguidores de Jesús. Pero por lo menos hasta ese
momento estos judíos de Roma no habían oído nada que los indispusiera
completamente con los cristianos, y estaban deseosos de escuchar más.
23. Muchos.
Literalmente "más".
La posada.
Ver com. vers. 16, cf. vers. 30.
Declaraba.
Aunque encadenado, Pablo aún podía predicar el Evangelio a sus oyentes
judíos. Esta debe haber sido una exposición teológico bien estructurado,
comparable con la que había presentado Esteban (cap. 7: 2-53) y con el sermón
del mismo Pablo en Antioquía de Pisidia (cap. 13: 14-41).
Testificaba.
El apóstol dio testimonio de la esperanza mesiánica ya hecha carne en
Jesús, y de la seguridad del advenimiento de Cristo.
Reino de Dios.
Ver com. Mat. 3: 2; 4: 17; 5: 2; Luc. 4: 19; Hech. 8: 12.
Mañana
hasta la tarde.
Es evidente que algunos judíos estaban resistiendo
firmemente al Evangelio, y otros estaban hambrientos por saber más de la Palabra
de verdad. De modo que por diversas razones los judíos permanecieron todo el
día.
Moisés.
Ver com. Luc. 24: 27, 44.
24. Algunos asentían.
Esta era la respuesta usual ante la
predicación de Pablo (cap. 14: 4; 17: 4; 19: 9). Esto es verdaderamente lo que
sucede en el caso de cada evangelista cristiano. Reconociendo que todo hombre
tiene libre albedrío, el evangelista debe agradecer a Dios por aquellos que han
creído y nunca debe desanimarse por el hecho de que "otros" no crean.
25. No estuviesen de acuerdo.
Posiblemente algunos estaban de parte de los saduceos y otros de los
fariseos (cf. cap. 23: 6-10).
Nuestros padres.
La evidencia
textual (cf. p. 10) favorece el texto: "vuestros padres". Sin duda los
incrédulos judíos afirmaban su apego a los "padres". En este caso Pablo los
exhorta a que reconozcan que esos mismos "padres" censuraron la incredulidad que
ellos manifestaban ahora (ver com. Luc. 16: 31; Juan 8: 39, 56).
Diciendo.
Pablo cita a Isa. 6: 9, pasaje que Jesús mismo había
usado contra los judíos (Mat. 13: 14; Mar. 4: 12; Luc. 8: 10; Juan 12: 40).
26. Oiréis.
Este pasaje del AT se
considera en com. Isa. 6: 9-10; cf. Mat. 7: 21-27.
27. Y se conviertan.
Literalmente "se den vuelta" " (ver
com. Mat. 3: 2; Hech. 2: 38; 3: 19-20).
28. Salvación de Dios.
Es decir, tal como había sido
revelada por medio de Jesucristo (ver com. Mat. 1: 21).
Ellos oirán.
Pablo se dirigía en particular a aquellos judíos que se negaban a
escuchar (ver com. vers. 24-26). De modo que cuando los judíos lo rechazaron,
Pablo se volvió a los gentiles.
29. Y
cuando hubo.
La evidencia textual (cf. p. 10) favorece la omisión del
vers. 29. Sin embargo, el hecho expresado es incontestable.
30. Dos años enteros.
Parece que
Lucas no fue instruido por el Espíritu ni movido por su propia iniciativa para
consignar los sucesos de esos dos años. Quizá se proponía escribir un tercer
tomo como suplemento de Lucas y Hechos. Nuestra única información en cuanto a
esos dos años es la que dan las cuatro epístolas llamadas "de la prisión", y que
en general se piensa que fueron escritas en Roma durante ese período: Efesios,
Filipenses, Colosenses y Filemón. Sabemos que Pablo sintió el peso del
encarcelamiento, tanto en forma psíquica como física (Efe. 3: 1; 4: 1; Fil. 1:
16; Col. 4: 18; File. 1, 9-10). Se preocupaba por el resultado del juicio al que
estaba sometido (Fil. 2: 23-24). Sabemos que Lucas y Aristarco (Hech. 27: 2)
estaban con él, así como Tíquico (Efe. 6: 21), quien llevó la Epístola a los
Efesios, y Timoteo cuyo nombre aparece junto al del apóstol en las cartas a los
hermanos de Filipos (Fil. 1: 1), a los de Colosas (Col. 1: 1) y a Filemón, el
converso propietario de esclavos (File. 1). Epafrodito trajo ayuda material para
Pablo desde Filipos (Fil. 4: 18). Onésimo, que había huido de su amo Filemón,
estuvo con Pablo mientras se hallaba en Roma (Col. 4: 9; File. 10). Marcos, el
pariente de Bernabé, un converso de nombre Jesús, llamado el justo, y Epafras de
Colosas, también estaban con Pablo (Col. 4: 10-12). También se encontraba allí
Demas (Col. 4: 14; cf. 2 Tim. 4: 10). Aunque estaba preso, el testimonio que
Pablo daba del Evangelio fue tan efectivo durante esos años, que probablemente
hacia el fin de su encarcelamiento pudo declarar que " "las cosas que me han
sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio" " (Fil. 1: 12).
Una casa alquilada.
La ayuda monetaria debe haber provenido de
los amigos de Roma y de otras partes, quizá especialmente de Filipos (Fil. 4:
18), porque Pablo ya no podía trabajar con sus manos para sufragar sus gastos
personales.
Todos los que a él venían.
Pablo gozaba de libertad
de comunicación.
31. El reino de Dios.
Desde el comienzo, el mensaje cristiano había sido concerniente al
"reino" (Mat. 3: 2; Mar 1: 14).
Acerca del Señor Jesucristo.
Este era el centro y la circunferencia de toda conversación de Pablo.
Abiertamente.
Literalmente "con toda libertad", "con toda
valentía".
Sin impedimento.
Ni el emperador, ni el tribuno, ni
los soldados, ni los judíos impidieron que Pablo proclamara el Evangelio. El
evangelista estaba atado, pero no el mensaje evangélico.
Así concluye la
historia bíblica de la iglesia apostólica. Si Lucas escribió un relato
posterior, éste no existe hoy. Acerca de los años que siguieron a la liberación
de Pablo y en cuanto a su segundo encarcelamiento y muerte, sólo tenemos
indicios en las llamadas epístolas pastorales: 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito, y en
la tradición cristiana primitiva. Ver también pp. 104-105, 110.
CBA T6
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