1. Saulo.
Ver la segunda Nota Adicional del
cap. 7.
Respirando.
Gr. empnéÇ , "respirar", "inspirar" o
"exhalar aire". El arresto y matanza de los cristianos eran, hablando
figuradamente, el aire que respiraba Saulo. Los pueblos semíticos a menudo
asociaban con el aliento la emoción causada por la ira.
Aún.
Gr.
éti, "todavía". Se relaciona el relato del cap. 9 con el cap. 8:3. La iglesia
seguía extendiéndose fuera de Jerusalén (cap. 8:4-40), pero Saulo seguía
persiguiéndola en la capital y sus alrededores.
Amenazas y muerte.
Mejor "amenaza y homicidio". El celo del perseguidor se había
intensificado. Estaba dispuesto a llegar a cualquier extremo para arrancar de
raíz la odiada enseñanza. Pablo lo reconoció posteriormente (cap. 22:4;
26:9-11). No intentó empequeñecer su importancia en el terrible papel que
desempeñó en el asolamiento de la iglesia. Algunos de los antiguos padres de la
iglesia encontraron un paralelismo semiprofético entre las palabras de Jacob,
"Benjamín es lobo arrebatador; a la mañana comerá la presa, y a la tarde
repartirá los despojos" (Gén. 49:27), y la actuación del que sentía orgullo de
ser miembro de la tribu de Benjamín (Fil. 3:5) y llevaba el nombre del gran
héroe real de esa tribu.
Contra los discípulos.
No se dan los
nombres de las víctimas de esta persecución continua; pero la confesión
posterior de Pablo, "cuando los mataron, yo di mi voto" (Hech. 26: 10), indica
que Esteban no fue el único muerto en ese período. El celo manifestado durante
la muerte de Esteban hizo que Saulo fuera elegido miembro del sanedrín (HAp 84),
e inmediatamente fue investido de autoridad por los principales sacerdotes para
buscar con afán a los cristianos en Jerusalén. Cuando se supo en Jerusalén que
se habían admitido samaritanos en la iglesia (ver com. cap. 8:1), el odio de los
judíos indudablemente se intensificó,
Sumo sacerdote.
Anás o
Caifás (ver com. cap. 4:6), ambos saduceos, mientras que Saulo se gloriaba de
ser un estricto fariseo (cap. 26:5). Sin embargo, esta extraña alianza (t. V,
pp. 53-54) no fue un impedimento para el empedernido perseguidor. La alianza de
saduceos y fariseos que antes se había formado contra Jesús (Mat. 26:3), se
renovó contra sus seguidores.
2. Cartas.
Las cartas que Saulo pidió eran una prueba de la "comisión" y los
"poderes" (cap. 26:12) que le habían sido concedidos. Parece que Roma cooperaba
con las autoridades judías, dándole al sumo sacerdote la autoridad de apresar a
los fugitivos judíos. Es probable que este poder comenzara desde aproximadamente
el año 56 a. C. (Josefo, Antig ü edades xiv. 8. 5; cf. 1 Mac. 15:15-24).
Sinagogas.
La ciudad era cosmopolita, y es probable que vivieran
allí personas de muchas naciones. Como sucedía en Jerusalén (ver com. cap. 6:9),
era natural que los diferentes grupos establecieran sus propias sinagogas. Se
calcula que en ese tiempo pudo haber en Damasco entre 30 y 40 sinagogas. Sin
duda los cristianos aún asistían fielmente a la sinagoga, y Saulo se proponía
proceder contra ellos.
Damasco.
Damasco es una de las ciudades
más antiguas del mundo que aún es habitada. Josefo (Antigüedades i. 6. 4) dice
que fue fundada por Uz, nieto de Sem (ver t. I, p. 282). Damasco aparece en el
relato de Abrahán 227
como el lugar donde nació Eliezer, su mayordomo
(Gén. 15:2). David puso guarniciones en ella (2 Sam. 8:6); pero en los días de
Rezón la ciudad se convirtió en un centro de oposición contra Salomón (1 Rey.
11:23-25). Sus ríos, Abana y Farfar, según la opinión de Naamán, el general
sirio que sufría de lepra, eran mejores que los ríos de Israel (2 Rey. 5:12).
Damasco era el centro del reino sirio (arameo), y alternadamente fue aliada y
enemiga de Israel y de Judá (2 Rey. 14:28; 16:9-10; Amós 1:3, 5). Comerciaba con
Tiro vendiendo vino y lana blanca, como lo afirma Ezequiel (cap. 27:16, 18).
Parmenio, general macedonio, en el año 333 a. C., tomó la ciudad en nombre de
Alejandro Magno. Fue conquistada de nuevo por Pompeyo, general romano, en el año
64 a. C. Cuando Saulo se convirtió, Damasco estaba bajo la jurisdicción de
Vitelio, entonces gobernador romano de Siria. Cuando Tiberio murió en el año 37
d. C., Vitelio fue a Roma, y Aretas IV, rey de los nabateos, dominó a Damasco y
la gobernó mediante un representante suyo. Tal era la situación cuando Saulo se
escapó de esta ciudad (2 Cor. 11: 32).
Damasco está situada en un oasis
en el desierto de Siria. El río Abana, alimentado por las nieves de las montañas
del Antilíbano, riega los alrededores y le da mucha fertilidad. Con razón se
describía la ciudad como "una capital predestinada a la prosperidad". Su
población era principalmente aramea, pero en la ciudad había una numerosa
colectividad judía. El relato de Hech. 9 sugiere que allí había muchos
"discípulos del Señor" (vers. 1). De éstos, muchos pueden haber sido refugiados
que habían huido de la persecución de Jerusalén y sus alrededores. Sin duda en
las sinagogas locales se dio la orden de hacer respetar el decreto del sanedrín
de Jerusalén. Lucas no explica por qué Saulo prefirió llevar a cabo su obra de
persecución contra la iglesia de ese lugar; sin embargo pueden sugerirse algunas
razones: (1) como ya se señalara, los cristianos se habían refugiado allí, a
bastante distancia de Judea; (2) había conversos oriundos de ese lugar; (3) es
posible que Damasco se hubiera convertido en un núcleo secundario de la
creciente iglesia; (4) Saulo pudo haber conocido a las autoridades judías del
lugar y contado con su cooperación contra los cristianos.
Hombres o
mujeres.
La inclusión de mujeres entre sus posibles víctimas destaca la
furia con que actuó Saulo contra los cristianos (cf. cap. 22:4).
De este
Camino.
El sustantivo "camino" aparece como sinónimo del cristianismo en
sus primeras décadas (cf. cap. 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22). Compárese con la
manera en que Locas usa algunos otros términos: " el Nombre" (cap. 5:41), "la
palabra" (cap. 4:4; 8:4; 14:25), "el camino de salvación" (cap. 16:17), "el
camino del Señor" (cap. 18:25). Posiblemente este término surgió de la
declaración de Jesús de que él era el "camino" (Juan 14:6), o de la referencia
que hizo al "camino" angosto (Mat. 7:14).
Presos a Jerusalén.
La
misión de Saulo implica que el delito de los cristianos no pertenecía a la
jurisdicción de los tribunales locales (ver com. Mat. 10: 17), y debía ser
referido al sanedrín (ver t. V, p. 68) de Jerusalén. El poder de los sacerdotes
era tan grande (ver com. "cartas"), que las autoridades judías podían apresar a
quienes desearan, aun en países extranjeros.
3. Yendo.
No se sabe por qué camino fue ron Saulo y sus
compañeros; pero disponían por lo menos de dos posibles rutas. Una era el camino
principal de las caravanas, que iba de Egipto a Damasco, y que corría
paralelamente con la costa de Palestina hasta cortar el valle del Jordán, al
norte del mar de Galilea. El otro camino pasaba por Samaria y cruzaba el Jordán
al sur del mar de Galilea, y después de pasar por Gadara seguía al n ores te
hacia Damasco. Era posible recorrer los 240 km de distancia en una semana.
Cerca de Damasco.
No se sabe dónde tuvo Saulo la visión. Hay por
lo menos cuatro tradiciones, pero contradictorias y sin base histórica. No hay
duda de que fue cerca de la ciudad, pues los que iban con él "llevándole por la
mano, le metieron en Damasco" (vers. 8; cf. HAp 93-94).
El libro de
Hechos registra tres versiones de lo que ocurrió cerca de Damasco. Con
referencia a las pequeñas variantes entre relatos bíblicos paralelos, ver la
Nota Adicional de Mat. 3. La comparación de las tres versiones que se presenta a
continuación, destaca los puntos principales de los tres relatos.
Le
rodeó un resplandor de luz.
En otros pasajes (cap. 22:6; 26:13) se dice
que la visión tuvo lugar al mediodía. No importa cuán brillante fuera la luz del
sol del mediodía, Pablo dijo que la luz que vio del cielo "sobrepasaba el
resplandor del sol" (cap. 26:13). En 228 medio de ese fulgor vio tan claramente
al Cristo glorificado, que después se incluyó entre los que habían tenido el
privilegio de contemplar al Señor después de su resurrección (Hech. 9: 17; 1
Cor. 9: 1; 15: 8; HAp 94). En cuanto a la forma de la visión, es natural que
fuera similar a la que había contemplado Esteban (ver com. Hech. 7: 55-56). Las
palabras del mártir: " "Veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a
la diestra de Dios" " , habían sido como una blasfemia frente al fogoso celo de
Saulo, el fariseo. Ahora Saulo mismo vio al Hijo del hombre, en la gloria del
Padre. Sus compañeros oyeron la voz, pero no distinguieron las palabras (cap.
22: 9; cf. com. cap. 9: 7). Vieron la luz (cap. 22: 9), pero no percibieron la
forma de Aquel que habló (ver com. Juan 12: 29). Estos detalles prueban que fue
un suceso real.
4. Y cayendo.
La
luz del cielo los abrumó de tal manera que todos los viajeros cayeron al suelo
(cap. 26: 14), aunque Lucas sólo menciona a Saulo. No hay indicación alguna de
que hubieran ido a caballo.
Oyó una voz.
Al comparar este pasaje
con los otros (cap. 9: 7 y 22: 9) se entiende que Saulo oyó y comprendió la voz
que le habló, mientras que sus compañeros oyeron su sonido, pero no entendieron
lo que se dijo (ver com. cap. 9: 7).
Saulo.
Hasta el cap. 9:1
apareció el nombre de Saulo en su forma griega: Sáulos ; pero aquí y en otros
pasajes (cap. 9: 17; 22: 7, 13; 26: 14) se usa Saóul , forma hebrea de este
nombre. Esto probablemente refleje las palabras que fueron dichas (1) por Jesús,
quien hablaba en lengua aramea o hebrea (cap. 26:14; ver t. I, p. 34), y (2) por
Ananías, que probablemente era judío y por lo tanto hablaba hebreo (arameo). Con
referencia a la repetición del nombre de una persona en las comunicaciones
divinas, cf. Gén. 22: 11; 1Sam. 3: 10; Mat. 23: 37; Luc. 10: 41; 22: 31.
¿Por qué me persigues?
Cristo le hace una pregunta penetrante al
perseguidor. Sacudió la base de su conducta, y demostró que no conocía al que
tan implacablemente perseguía. Cristo -nótese- se identifica de tal modo con sus
discípulos, que los sufrimientos de éstos se convierten en los de él (HAp
95-96). "En toda angustia de ellos él fue angustiado" (Isa. 63: 9) y "el que os
toca, toca a la niña de su ojo" (Zac. 2: 8). El Señor considera que lo que les
hacen a sus discípulos es como si se lo hicieran a él (Mat. 10: 40).
5. ¿Quién eres, Señor?
Difícilmente
Pablo habría usado la palabra "Señor" en toda la plenitud del sentido que se le
da en el NT. Su respuesta natural era de temor y respeto (ver com. Juan 1: 38);
sin embargo, Saulo sentía vagamente la presencia divina, y lo mostró
pronunciando el título "Señor".
Yo soy Jesús.
Unos pocos
manuscritos añaden "de Nazaret", pero la evidencia textual afirma la omisión de
esas palabras (cf. p. 10) que aparecen en Hech. 22: 8, en el relato de Pablo.
Jesús de Nazaret es el nombre que usaron despectivamente los acusadores de
Esteban (cap. 6: 14). Era el mismo nombre que Saulo había estado obligando a los
discípulos a repudiar (cap. 26: 11; cf. vers. 9). Al aplicarse a sí mismo ese
nombre, el Ser celestial que se le aparece a Saulo se identifica inequívocamente
como Jesucristo. El perseguidor se rinde. La comprensión de que Jesús era el
Cristo señaló el momento de la conversión de Saulo y el fin de su furia
perseguidora. Se vio obligado a reconocer lo que su maestro Gamaliel ya había
sugerido (cap. 5: 39): que era inútil luchar "contra Dios" . Ver com. cap. 22:
8; 26: 15.
A quien tú persigues.
En el griego los pronombres
"tú" y "yo" son enfáticos. Se establece entonces un agudo contraste entre
Cristo: amor, poder, gloria, y Saulo: perseguidor, pero ahora rendido y
temeroso.
Dura cosa.
La evidencia textual tiende a confirmar la
omisión (cf. p. 10) de la frase "dura cosa te es dar coces contra el aguijón" ;
sin embargo, establece su presencia en el cap. 26: 14. Esta declaración aparece
en varios manuscritos latinos, pero no en los griegos. Aparece en la RVR porque
Erasmo (ver t. V, pp. 142-143) la tradujo del latín y la incorporó al texto de
su NT en griego. En cuanto a esta declaración, ver com. Hech. 26: 14.
6. El, temblando y temeroso.
La
evidencia textual tiende a confirmar (cf. p. 10) la omisión de " "El, temblando
y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo". " Sin
embargo, se establece la inclusión de la pregunta de Pablo: "¿Qué haré, Señor?"
, en el pasaje paralelo (cap. 22: 10). Este pasaje, así como la última parte del
vers. 5 (ver com. "dura cosa"), no se encuentra en los manuscritos griegos.
Parece que se introdujo en la RVR a través de la inserción (basándose en la
Vulgata) que hizo Erasmo cuando preparó su NT en griego.
Levántate.
Saulo permanecía en tierra en donde había caído.
Entra en la
ciudad.
Esto sugiere que Saulo y los que le acompañaban estaban cerca de
Damasco (cf. vers. 3).
Se te dirá.
Posteriormente Pablo da un
informe más detallado de las instrucciones que recibió de Cristo (cap. 26:
16-18). El relato de Lucas aquí es más breve. Se le dieron instrucciones más
amplias por medio de Ananías (vers. 15-17).
7. Los hombres.
A Saulo no sólo se le había dado autoridad
para llevar adelante su obra de persecución, sino también varios ayudantes.
Según parece, tenían el plan de desarraigar por completo el cristianismo de la
ciudad de Damasco.
Se pararon.
También habían caído en tierra
(cap. 26: 14). Quizá se levantaron antes que Saulo.
Atónitos.
La
experiencia, aunque menos intensa para ellos que para su caudillo, los dejó
asombrados.
Oyendo a la verdad la voz.
En la RVA hay una
aparente oposición entre esta afirmación 230 y otra que es paralela: "no oyeron
la voz" (cap. 22:9). La RVR interpreta bien el griego, y traduce aquí "oyendo la
voz" , y en el cap. 22:9 que, aunque la oyeron. El verbo griego akóuÇ puede
significar "oír", "escuchar" o "entender". La diferencia está en el caso
gramatical de la palabra a la cual se refiere el verbo. En este pasaje, en el
griego dice akoúontes ... t ' s fÇn ' s, y la palabra traducida "voz" está en
caso genitivo, por lo cual se puede traducir "oyeron la voz" . En Hech. 22:9
dice t ' n ... fon ' n ouk ' kou san, y la palabra que se traduce "voz" está en
el caso acusativo, por lo cual es perfectamente posible traducir "no entendieron
la voz" . Los que acompañaban a Saulo vieron una luz resplandeciente, y oyeron
una voz pero no comprendieron lo que decía, ni tampoco pudieron distinguir a
ninguna persona.
Sin ver a nadie.
Vieron la luz celestial (cap.
22:9), pero no percibieron la forma divina que Saulo vio envuelta en esa luz.
8. Abriendo los ojos.
Abrió los
ojos, pero nada vio; estaba ciego.
No veía a nadie.
La evidencia
textual establece (cf. p. 10) el texto: "no veía nada" . Saulo había quedado
ciego por la deslumbrante gloria de la luz celestial (cf. cap. 22:11). Su
ceguera probaba que lo que había visto no era una alucinación. Para Saulo la
ceguera bien pudo haber tenido un significado espiritual. Se había considerado
como " "guía de los ciegos" , jactándose de que veía claramente (cf. Rom. 2:19).
Ahora debía aceptar su ceguera por un tiempo, hasta que la luz interior y
también la exterior, volvieran a iluminarlo.
Algunos comentadores creen
que los efectos de este enceguecimiento fueron permanentes en la vista del
apóstol, porque generalmente dictaba sus cartas (cf. 2 Tes. 3:17), cuando
escribía lo hacía con letras grandes (ver com. Gál. 6:11), y porque no reconoció
al sumo sacerdote que ordenó que lo golpearan (Hech. 23:2-5). La más razonable
de las varias teorías acerca del "aguijón" en la "carne" de Pablo, es que se
trataba de una deficiencia de la vista, lo que quizá implicaba ataques de agudo
dolor (ver com. 2 Cor. 12:7). Esta posibilidad daría un significado especial al
deseo de los gálatas de sacarse los ojos, si eso hubiera sido posible, para
dárselos al apóstol (ver com. Gál. 4:15).
Llevándole.
La vista
de los compañeros del apóstol no quedó muy afectada. Quizá no habían mirado tan
directamente la deslumbrante gloria, o la radiación plena no había brillado
sobre ellos. Sea como fuere, pudieron guiar a Saulo; llevaron de la mano al que
había sido su caudillo. El orgullo de Saulo se convirtió en humillación. Su
misión ya era conocida en Damasco, y los sacerdotes esperaban ansiosamente su
llegada mientras que los cristianos la temían. Saulo llega, pero su misión ha
fracasado, y las cartas para las sinagogas sin duda nunca fueron entregadas.
9. Tres días.
El conflicto en el
alma de Saulo debe haber sido terrible, y fue necesario que transcurrieran los
tres días hasta que disfrutara de paz. El Espíritu de Dios utilizó esos tres
días de ceguera para iluminar la mente del afectado. En la tranquila oscuridad
Saulo pudo recordar las profecías mesiánicas, pudo aplicarlas a Jesús de Nazaret
y examinar su propio pasado teniendo en cuenta sus nuevas convicciones. ¡Cuán
grande debe haber sido su angustia, cuán fervientes sus plegarias en procura de
perdón; cuán dulce la dádiva del perdón de Cristo! Ver HAp 96-98.
No
comió ni bebió.
Este ayuno no fue sólo un acto de arrepentimiento. Por
un tiempo la angustia mental fue mayor que el apetito normal. Los tres días de
ceguera fueron un período de introspección y arrepentimiento.
10. Ananías.
Con referencia al
significado de este nombre, ver com. cap. 5: 1. Ananías era un nombre común
entre los judíos. No se menciona más a este discípulo en el NT, excepto en el
cap. 22:12, donde Pablo lo describe como un " "varón piadoso según la ley, que
tenía buen testimonio de todos los judíos que... moraban" " en Damasco. Es
posible que, de acuerdo a estas cualidades, fuera el dirigente de la comunidad
cristiana y estuviera preparado para ser el mensajero del Señor para Saulo. No
se sabe cómo llegó a ser cristiano. Quizá siguió al Salvador durante su
ministerio terrenal; pudo haber estado entre los conversos judíos de Pentecostés
o haber aceptado después el cristianismo. Posiblemente se vio obligado a huir de
Jerusalén debido a las persecuciones después de la muerte de Esteban; pero éstas
son sólo conjeturas. Por otra parte, las palabras con que Ananías expresa su
vacilación en visitar a Saulo (cap. 9:13-14), indican que aún recibía noticias
de Jerusalén, porque conocía el desastre que había causado el perseguidor y
también el propósito de su misión en Damasco.
En visión.
Ananías
fue preparado mediante una visión para visitar a Saulo, y también Saulo fue
preparado del mismo modo para recibir la visita de Ananías (vers. 12). Con
referencia a esta preparación mediante visiones y su parecido con la preparación
de Pedro y Cornelio (cap. 10:1-18), los comentadores Conybeare y Howson hacen
notar: "La preparación simultánea de los corazones de Ananías y de Saulo, y la
preparación simultánea de Pedro y Cornelio -la duda y vacilación de Pedro y
también la de Ananías-: el uno dudando si debía establecer relaciones con los
gentiles, y el otro vacilando si debía acercarse al enemigo de la iglesia; la
resuelta obediencia de los dos cuando la voluntad divina les fue claramente
revelada y el estado mental en el cual se encontraban el fariseo y el centurión,
aguardando ambos para ver lo que el Señor podría decirles, es una estrecha
analogía que no será olvidada por quienes lean reverentemente los dos capítulos
consecutivos (9 y 10) de los Hechos de los Apóstoles, donde se narran los
bautismos de Saulo y de Cornelio" (The Life and Epistles of the Apostle Paul ,
p. 94).
Heme aquí, Señor.
Estas palabras expresan la prontitud
de Ananías para llevar a cabo las instrucciones del Señor. Compárese con los
ejemplos de Samuel (1 Sam. 3: 1-10 ) e Isaías (Isa. 6:8).
11. Calle.
Gr. rhúm ' , "calle
angosta", "callejón". Este estrecho pasaje entre las casas sería considerado
angostísimo en comparación con las calles modernas.
Derecha.
La
calle que tradicionalmente se denomina "la Derecha" es la Sultaniyeh, que tiene
como 3 km de largo y va de noreste a suroeste. Puesto que su nivel actual está
por encima del nivel de la calle de los días de Pablo, es imposible identificar
ninguna casa. Excavaciones realizadas en ella muestran que en tiempos antiguos
tenía magníficas columnatas; hoy gran parte de su extensión está ocupada por un
inmenso bazar.
Judas.
No se da ninguna información en cuanto a
este Judas ni porqué llevaron a Saulo a su casa. El relato muestra cuán
detallados son tanto el conocimiento como los planes de Dios.
Saulo, de
Tarso.
En este pasaje se señala por primera vez el lugar de nacimiento
de Saulo (ver la segunda Nota Adicional del cap. 7; mapa p. 226). Su posición
geográfica garantizaba la importancia de Tarso. Aunque estaba a unos 15 km del
mar, había un puerto seguro entre la ciudad y el mar, y las embarcaciones
pequeñas podían llegar hasta la ciudad. Más allá de ella se elevaban los montes
Tauro, a través de los cuales el angosto desfiladero conocido como puertas de
Cilicia conducía al interior del Asia Menor. Pero la antigua ciudad era famosa
no sólo por su posición estratégica; se destacaba además como centro educativo,
y algunas veces era llamada la Atenas del Asia Menor. Sus eruditos eran
respetados por sus conocimientos científicos, y entre sus filósofos había muchos
renombrados estoicos, los cuales pueden haber influido algo en la forma de
pensar de Saulo. En cuanto a los oficios, es significativo que se diera
importancia a la fabricación de tiendas, el oficio de Saulo (cap. 18:3).
Ora.
Aquí se nota el contraste entre las amenazas y la muerte
que respiraba el perseguidor al acercarse a Damasco, y el espíritu de oración
del humilde arrepentimiento que ahora lo embargaba. Las oraciones de Saulo
incluirían la súplica de perdón por su pasado, y luz y sabiduría para el futuro,
fuerza para la obra a la cual se lo llamaba, e intercesión en favor de aquellos
a quienes había estado persiguiendo.
12. En
visión.
La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por la omisión de
las palabras ,"en visión", sin embargo, es muy probable que Dios se hubiera
comunicado con Saulo de este modo. No es de extrañarse que el Señor que se
reveló en el camino a Damasco, ahora asegurara el éxito de sus planes dando
visiones casi simultáneas a quienes deseaba que se encontraran.
Un
varón.
Jesús le habla a Ananías para ponerlo al tanto de lo que ya sabe
Saulo. Según esta descripción hecha a Ananías, es claro que Saulo aún no lo
conocía.
Que entra.
Nótese la forma indirecta en que el Señor le
da instrucciones a Ananías. Le relata la visión y espera que éste la haga una
realidad encontrando a Saulo y restaurándole la vista.
13. He oído de muchos.
Ananías siente mucha inquietud por
la orden que se le da. Su espíritu obediente, pero humano, vacila en ayudar a
alguien como Saulo, que tiene una fama tan terrible. Con todo respeto discute
con el Señor. Las palabras muestran que Ananías había estado viviendo en
Damasco, que no acababa de llegar de Jerusalén (cf. 232 com. vers. 10). También
indican cuánto se había propagado entre los cristianos la fama de la violencia
de los ataques de Saulo contra la iglesia. Los informes habían sido tristemente
confirmados por los refugiados que habían llegado a Damasco procedentes de
Jerusalén.
Cuántos males.
Ver com. cap. 8: 1, 3; 9: 1.
Santos.
Con referencia al trasfondo hebreo de esta palabra, ver
com. Sal. 16: 3; y en cuanto a su significado entre los cristianos, ver com.
Rom. 1: 7. Es interesante notar que este uso temprano de la palabra "santos" en
el NT (cf. Mat. 27: 52) corresponda a Ananías, el mensajero enviado para ser el
instructor de Saulo, y que este mismo vocablo hubiera sido usado tantas veces
por el apóstol (Rom. 1: 7; 15: 25; 16: 2; 2 Cor. 1: 1; Efe. 1: 1; Fil. 1: 1;
etc.).
14. Autoridad.
La
autorización oficial y escrita que Saulo había conseguido personalmente(vers.
1-2).
Todos los que invocan.
Invocar el nombre de Cristo es
creer en él. Ver com. cap. 2: 21; cf. Hech. 9: 21; 1 Cor. 1: 2; 2 Tim. 2: 22.
15. Ve.
Ananías estaba perplejo
porque ignoraba cuál era la verdadera situación; pero el Señor conocía todas las
circunstancias del caso, y dirigió a su siervo de acuerdo con su conocimiento.
Instrumento.
Gr. skéuos , "vaso", "implemento". En el NT se
emplea esta palabra con una gran variedad de sentidos (Mat. 13: 48; Luc. 8: 16;
Juan 19: 29; Hech. 10: 11; Rom. 9: 21; 2 Cor. 4: 7; 1 Tes. 4: 4). La utilizaban
los autores clásicos para referirse a los siervos útiles y dignos de confianza.
Con este sentido el Señor aplica el término a Saulo: lo usaría como instrumento
para cumplir su voluntad entre los gentiles.
Para llevar mi nombre.
Este fue el propósito del Señor al llamar a Saulo; éste llevaría el
nombre de Cristo o manifestaría su carácter (ver com. cap. 3: 16).
Gentiles.
Los gentiles aparecen en primer lugar en la
enumeración, pues el radio de acción de Saulo debía ser especialmente entre
ellos (ver com. Rom. 1: 13-14; 11: 13). Esto debe haber sido una revelación
sorprendente para Ananías, quien, como piadoso judío, no había comprendido aún
que todo el mundo debía oír de Cristo. Pero ahora ve en el hombre del cual sólo
había oído que era un gran perseguidor, a uno que ha sido escogido y capacitado
más que todos los otros para la obra de extender el Evangelio por todo el mundo.
Reyes.
Estas palabras hallan un cumplimiento suficiente, aunque
quizá no exclusivo, en el discurso de Pablo ante Agripa (cap. 26: 1-2) y ante
Nerón (ver com. 2 Tim. 4: 16).
Los hijos de Israel.
Aunque Pablo
fue el apóstol para los gentiles, predicó a los judíos en todas las
oportunidades que tuvo (cap. 13: 5; 14: 1; 17: 1, 10; 18: 4, 19; 19: 8).
16. Yo le mostraré.
Esto sugiere
que Saulo recibió instrucciones especiales de Cristo, posiblemente en visión
(cf. cap. 20: 23). La perspectiva de tener que sufrir influye para que algunas
personas vacilen en emprender determinada empresa; pero para Saulo de Tarso tal
perspectiva era sólo un desafío. Esto lo capacitaría, si no a expiar su pasado,
por lo menos a producir frutos dignos de arrepentimiento. El cumplimiento de la
predicción de sufrimientos se registra en 2 Cor. 11: 23-28, y con menos detalles
en 2 Cor. 6: 4-5. Cf. com. Mat. 5: 10-12; Hech. 14: 22; Rom. 8: 17; 2 Tim. 2:
12.
17. Fue entonces Ananías.
Aceptó lo que Dios le dijo, y obedeció inmediatamente.
Poniendo
sobre él las manos.
En esta acción había un doble propósito: (1) sanar
(cf. Mar. 16: 18), y (2) conceder el Espíritu Santo (cf. com. Hech. 6: 6). Este
acto sirvió para confirmar la visión de Saulo (cap. 9: 12) y para identificar a
su visitante enviado por el cielo.
Hermano Saulo.
El que fuera
perseguidor se había apartado de las autoridades judías y, aparentemente, tenía
pocas esperanzas de ser aceptado por los cristianos. El hecho de que Ananías
usara la palabra "hermano" debe haberle inspirado confianza y disipado sus
temores. Ananías usa la forma hebrea (aramea) del nombre ( Saóul ) que Jesús ya
había empleado en la visión del camino a Damasco (ver com. vers. 4).
Señor Jesús.
Esta forma compuesta combina el título que Saulo ya
había usado para dirigirse a su interlocutor celestial (vers. 5) y la manera
como Cristo se había identificado: Jesús (vers. 5). Esto también debe haber sido
animador para Saulo.
Que se te apareció.
El hecho de que
Ananías, a quien Saulo no había visto hasta entonces, ya conociera la revelación
del camino a Damasco, tuvo que haber confirmado en Saulo la certeza de lo que
había visto y oído.
Me ha enviado.
Esto vincula la visión de 233
Pablo en el camino con la visita de Ananías. Saulo ahora podía esperar que
recibiría la instrucción prometida (vers. 6), de la cual se da un informe más
completo en el cap. 22: 14-16.
Recibas la vista.
O "recobres la
vista" " (BJ). Se ve aquí una estrecha relación entre la imposición de manos, la
recuperación de la vista y el henchimiento con el Espíritu Santo.
Seas
lleno.
Cf. com. Hech. 2: 4; 4: 31; Efe. 5: 18.
18. Escamas.
Gr. lepís , "escama", palabra que usa la LXX
para designar las escamas de peces. Galeno e Hipócrates la usaron para referirse
a algo parecido a las escamas que pueden desprenderse de la piel o de los ojos.
Es posible que Lucas emplee la palabra como un término médico. Puesto que la
ceguera de Saulo era resultado de una manifestación sobrenatural, es inútil
tratar de identificar exactamente su dolencia con términos médicos modernos. Sin
embargo, es comprensible que Lucas empleara un término médico para describir la
situación de Saulo.
Al instante.
La evidencia textual establece
(cf. p. 10) la omisión de estas palabras; sin embargo, aclara que la curación
fue inmediata.
Fue bautizado.
El relato posterior más completo
(cap. 22: 16) muestra que Ananías exhortó a Saulo a que participara del rito. Es
claro que se consideraba que el bautismo era una condición necesaria para la
admisión en la iglesia (ver com. Mat. 3:6; Hech. 22:16). Ninguna visión ni
revelación del Señor, ninguna convicción personal por intensa que fuera, podía
eximir a Saulo de ser bautizado. Probablemente el bautismo se celebró en el río
Abana o en el Farfar, que aparecen en el relato de Naamán (2 Rey. 5: 8-14).
Elena de White da a entender que Ananías, como representante de Cristo,
administró el bautismo (HAp 99-100).
19. Habiendo tomado alimento.
En cierto modo esta frase
parece corresponder mejor como parte del vers. 18. No cabe la menor duda de que
Saulo estaba débil después de ayunar tres días.
Recobró fuerzas.
"No fortaleció su cuerpo con alimentos hasta que su alma hubo recibido
fuerzas" (Juan Calvino, Commentaries , Hech. 9: 19). Entonces el cuerpo y el
alma se fortalecieron para desempeñar la obra que estaba por delante.
Algunos días.
Lucas emplea también esta frase en Hech. 10: 48;
15: 36; 16: 12; 24: 24; 25: 13, y en todos esos casos indica un período breve.
Describe el tiempo que estuvo Pedro con Cornelio, el corto lapso que pasaron
Pablo y Bernabé en Antioquía, la corta permanencia de Pablo en Filipos, el breve
tiempo que Pablo estuvo detenido en Cesarea antes de que fuera oído por Félix, y
un período similar entre la llegada de Festo y la visita que Agripa le hizo para
saludarlo como nuevo gobernador. Se destaca por contraste con la expresión
"muchos días" (cap. 9: 23), que parece indicar un período más largo. La forma
como se refiere a los "discípulos" hace pensar que probablemente ya había en
Damasco muchos cristianos en esos primeros años de la proclamación del
cristianismo. Recibieron a Saulo, no como enemigo, sino como un hermano. La obra
del fiel Ananías termina aquí, y no aparece más en el libro de los Hechos.
20. En seguida.
Cristo sanó a Saulo
"al instante" (vers. 18), y Saulo comenzó a presentar su testimonio "en seguida"
. En ambos casos se usa en el griego la misma palabra.
Predicaba a
Cristo.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto: "
"predicaba a Jesús" , lo que todavía no era tan común. La proclamación de que
Jesús de Nazaret era el Cristo, el tan anhelado Mesías, era el contenido
principal del mensaje del apóstol a los judíos. La predicación de Saulo, como la
de Pedro (ver com. cap. 2: 16), seguramente tenía una firme base profética (HAp
101-102).
En las sinagogas.
Saulo fue a las sinagogas como lo
había hecho Jesús (ver com. Luc. 4: 16), pues eran los lugares más apropiados
para que se reuniera la gente a escuchar su proclamación evangélica. Como
observador del sábado, iba a la sinagoga el sábado; como apóstol, proclamaba
allí el Evangelio. En vez de entregar a los dirigentes de las sinagogas las
cartas que había recibido de los jefes de Jerusalén (Hech. 9: 2), les proclamaba
el Evangelio que había recibido de una autoridad muy superior a la de los
principales sacerdotes. En cuanto a la costumbre de Pablo de predicar a los
"hijos de Israel" en las sinagogas, ver com. vers. 15.
El Hijo de Dios.
Con referencia al significado de este título, ver com. Luc. 1: 35. Esta
es la única vez que se utiliza en los Hechos para referirse a Jesús. Lo que
Pablo proclamaba era (1) que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios así como
era hijo de David, y (2)que se había demostrado que Jesús de Nazaret era el
Cristo. Esto era no sólo motivo de perplejidad para los judíos (cf. com. Mat.
22: 41-46), sino que les parecía una pretensión blasfema. A los judíos les
parecía sumamente difícil aceptar el mensaje de que Jesús era Hijo de Dios.
21. Atónitos.
Ver com. cap. 2: 7.
Este asombro es fácil de entender si se recuerda que Saulo tenía una terrible
fama de perseguidor de los cristianos. Es posible que las autoridades de las
sinagogas hubieran recibido instrucciones de prestarle a Saulo su cooperación en
la obra que debía hacer. Por lo que sigue se ve claramente que su fama era bien
conocido entre los judíos de Damasco.
Asolaba.
"Perseguía
encarnizadamente" (BJ). Pablo emplea el mismo verbo para describir sus acciones
del pasado (Gál. 1: 13, 23). Esta fuerte expresión explica claramente que la
matanza de cristianos en Jerusalén no se había limitado sólo al apedreamiento de
Esteban.
Invocaban este nombre.
Ver com. cap. 2: 21; 3: 16; 4:
12.
Vino.
Mejor "había venido", indicando así que Saulo había
desistido del propósito que lo había movido al ir a Damasco.
22. Saulo mucho más se esforzaba.
Mejor "se fortalecía". Iba aumentando su experiencia y su eficacia. A
medida que pasaba el tiempo, el Espíritu Santo le daba cada vez más poder. En
los años posteriores la idea de "fuerza" y "fortalecer" fue prominente en el
pensamiento de Pablo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4: 13).
Comprendía que el poder que se perfeccionaba "en la debilidad" (2 Cor. 12: 9)
era de Cristo; que era Cristo quien lo había fortalecido para cumplir su
ministerio (1 Tim. 1: 12), y quien le "dio fuerzas" en las pruebas finales de su
vida (2 Tim. 4: 17).
Confundía.
Gr. sugjúnÇ , "confundir",
"aturdir". A Pablo lo ayudó mucho la preparación que había recibido de Gamaliel.
Podía emplear su completo conocimiento del judaísmo para apoyar sus nuevas
convicciones. Sus métodos hacían que su fe fuera aceptable para aquellos judíos
que estaban buscando con sinceridad la Esperanza de Israel; pero
desafortunadamente ellos no serían más que una pequeña parte de sus oyentes; el
resto de los judíos quedaban confundidos. Escuchaban a una persona culta e
instruida que aplicaba sus propias Escrituras a la vida de Jesús. Seguían
rechazando al Salvador, pero aún no se atrevían a atacar a Saulo.
Demostrando.
Gr. sumbibázÇ , "unir", "llegar a una conclusión",
"demostrar". Saulo unía todas las pruebas con gran habilidad, presentaba las
profecías mesiánicas y concluía que se cumplían en Jesús de Nazaret. Así
demostraba que Jesús era el Cristo, el Ungido, el Mesías.
23. Muchos días.
Esta frase aparece
también en el vers. 43 donde se refiere al tiempo que Pedro pasó en Jope; al
tiempo que Pablo quedó en Corinto después de ser oído por Galio (cap. 18: 18), y
también al lento viaje de Pablo a Roma (cap. 27: 7). Por lo tanto, parece que
representan un tiempo relativamente largo, de duración indefinida. Como
contraste, " "algunos días" se refiere a un tiempo corto (ver com. cap. 9: 19).
Esta distinción es muy importante al tratar de reconstruir este período
de la carrera del apóstol. Los " "algunos días" " del vers. 19 y los "muchos
días" " de este versículo parecen referirse a dos períodos de residencia en
Damasco. El primero fue breve y concluyó cuando Saulo confundió a los judíos
(vers. 22); el segundo fue más largo, y terminó cuando huyó de Damasco (vers.
23-25). El viaje a Arabia (Gál. 1: 15-18) puede situarse entre estos dos
períodos (HAp 102-105). Lucas no habla de este viaje, pero Pablo afirma que fue
a Arabia poco después de su conversión, antes de que regresara a Damasco y
volviera a Jerusalén (Gál. 1: 15-18). Después de la crisis del camino a Damasco,
Pablo necesitaba reposo, aislamiento y tranquila comunión con Dios para
prepararse para los años de ardua labor que tenía por delante. Si se cuentan los
tres años de Gál. 1: 18 a partir de la conversión de Saulo, ambas permanencias
en Damasco estarían dentro de ese período, y el viaje a Arabia y los " "muchos
días" " en la ciudad no habrían sido demasiado largos.
No se sabe dónde
estaba la "Arabia" a la cual fue Saulo. Sin embargo, el hecho de que Damasco por
ese tiempo estuviera ocupada por las tropas de Aretas, rey de Arabia Pétrea o
Nabatea (ver t. V., mapa frente a la p. 353), hace probable que Saulo fuera a
esa región. Pero era una región tan grande, desde las fronteras de Egipto hasta
las inmediaciones de Damasco, que no puede saberse con certidumbre el lugar
específico. Tampoco hay datos exactos en cuanto al tiempo de su viaje. En la
p.103 se presenta una serie de 235 datos cronológicos importantes.
Es
probable que durante la ausencia de Saulo la comunidad cristiana de Damasco
hubiera crecido mucho, con un tipo de disciplina y un culto similares a los que
había en Jerusalén. Hasta donde se sepa, aún no se habían admitido e la iglesia
conversos gentiles y la predicación del Evangelio aún estaba restringida a los
judíos. Con profundo afecto por quienes eran sus hermanos según la carne (Rom.
10:1), Saulo se entregó de lleno a la obra de la evangelización entre ellos,
hasta que la abierta oposición lo obligó a marcharse de Damasco. Saulo estaba
sufriendo ahora el mismo odio manifestado contra Esteban.
Resolvieron en
consejo.
El disgusto de las autoridades los impulsó a conspirar contra
Cristo debido al éxito de su ministerio (ver com. Mat. 15: 21; 19: 3; Juan 5:
16). La obra de Saulo indujo también a los judíos a una oposición homicida. Su
evaluación del testimonio del nuevo apóstol puede estimarse por las medidas
drásticas que tomaron en sus intentos por destruir a Saulo.
24. Sus asechanzas.
Gr. epiboul ',
"complot". Esta palabra sólo aparece en Hechos (cap. 20: 3, 19; 23: 30). Implica
una oposición cuidadosamente planificada, cuyo objeto era la muerte de Saulo.
Este se enteró del complot quizá por medio de uno de sus propios discípulos (ver
com. cap. 9: 25). El hecho de que fuera advertido muestra que tenía amigos en la
ciudad, y que estaban dispuestos a ayudarle en la emergencia que surgió.
Guardaban.
En 2 Cor. 11: 32-33 se dan los detalles de este
episodio de la vida del apóstol. El etnarca (gobernador) de la ciudad tomó parte
activa en el complot contra Saulo. Este etnarca representaba al nabateo Aretas,
rey de Arabia Pétrea, cuya capital estaba en Petra, en el antiguo país de Edom,
y era padre de la mujer de quien Herodes Antipas se divorció para casarse con
Herodías (ver t. V, pp. 40, 65-66). Con referencia a la manera en que Aretas
había llegado a dominar la ciudad de Damasco, ver com. Hech. 9: 2. Se han
hallado monedas damascenas con los nombres de Augusto y de Tiberio, pero no se
ha encontrado ninguna con los nombres de los sucesores de Tiberio, Calígula y
Claudio. Tiberio había sido amigo de Herodes Antipas y lo respaldaba en su
oposición contra Aretas; pero es posible que Calígula hubiera cambiado su
política y creado una nueva etnarquía para beneficio de Aretas, a cuyos
predecesores había pertenecido Damasco (Josefo, Antigüedades xiii. 15. 2).
Parece que el etnarca quería granjearse el favor de la numerosa población judía,
y creyendo que Saulo estaba perturbando la paz pública tomó medidas para
apresarlo y condenarlo. A juzgar por lo que dice Lucas, parece que los judíos
participaron bastante en los esfuerzos por capturar a Pablo. El relato de Pablo
(2 Cor. 11: 32) concuerda con esto, y agrega que tenían el apoyo de Aretas. Para
impedir que Saulo se escapara, evidentemente pusieron centinelas en todas las
puertas de la ciudad por donde un fugitivo podría tratar de huir.
25. Los discípulos.
La evidencia
textual establece (cf. p. 10) el texto: "los discípulos de él". Esto concuerda
con las aplicaciones de la frase "muchos días" " del vers. 23. En su segunda
visita a Damasco, Saulo permaneció suficiente tiempo como para rodearse de un
grupo de seguidores que lo aceptaron como su maestro y estaban dispuestos a
arriesgar su vida para protegerlo.
Una canasta.
Gr. spurís , una
canasta más bien pequeña, como aparece en Mat. 15: 37. Pero en 2 Cor. 11: 33
Pablo emplea la palabra sargán ', una canasta hecha de soga, suficientemente
grande para que cupiera una persona. Pablo menciona este episodio en relación
con sus "debilidades" " (entre las cuales puede haberse incluido su tradicional
pequeña estatura), de las cuales estaba contento de gloriarse (2 Cor. 11: 30).
Pablo escapó por una abertura o "ventana" del muro de la ciudad (2 Cor. 11: 33;
compárese con la fuga de los espías de la casa de Rahab, Jos. 2:15 y de David de
su propia casa, 1 Sam. 19: 12). Saulo parece haber comprendido que se hallaba en
una situación muy peculiar: lo estaban salvando en una forma poco elegante las
mismas personas a quienes había venido a destruir.
26. A Jerusalén.
Este viaje a Jerusalén siguió al período
de tres años en Arabia (Gál. 1: 17-18); por lo tanto, esta sería su primera
visita a la capital desde que salió para Damasco. Probablemente los cristianos
de Jerusalén lo conocieran mayormente como a un antiguo enemigo.
Trataba
de juntarse.
El verbo que se traduce "juntarse" ( kolláÇ ) se emplea en
griego para describir un compañerismo muy íntimo, como el de marido y mujer, o
entre hermanos o entre amigos (cf. com. Mat. 19: 5; Luc. 15: 15). Saulo
procuraba un completo compañerismo con los discípulos. Si Saulo hubiera ido como
judío a Alejandría o a alguna otra ciudad donde había muchos judíos, su primer
impulso habría sido el de buscar sus hermanos en la fe. En Jerusalén procuró
unirse con la comunidad cristiana; pero la iglesia le tenía desconfianza. Sus
miembros sólo conocían a Saulo por sus terribles persecuciones. Sospechaban que
aún podría tener la intención de destruirlos. Deseaban ser cautelosos hasta
estar seguros de su sinceridad. El hecho de que no supieran de la autenticidad
de su conversión puede explicarse de dos maneras: (1) la ausencia de "tres años"
" (ver com. Hech. 9: 23) daba poca base para recibir noticias ciertas de su
actitud hacia el cristianismo; (2) las comunicaciones entre los cristianos de
esta ciudad y los de Jerusalén.
Pero todos le tenían miedo.
Quizá sería mejor traducir "y todos le tenían miedo". Esto hace menos
agudo el contraste entre el deseo de Saulo de unirse con los hermanos y la
actitud de ellos. En lo pasado el miedo de los discípulos había sido bien
fundado. Como no estaban seguros de que había razón para modificar su reacción,
siguieron temiéndole. Podían haberse preguntado si sólo estaba encubriendo su
verdadera naturaleza para espiarlos y causarles más dificultades.
No
creyendo.
Esto indica que alguien había informado a los discípulos en
cuanto a la conversión de Saulo, pero que no habían estado dispuestos a aceptar
la noticia de un milagro tal. Querían tener una evidencia fidedigna del cambio
ocurrido en él antes de aceptarlo en su compañía. En esas circunstancias su
cautela era natural, y correcta desde el punto de vista humano.
27. Bernabé.
¿Por qué recibió
Bernabé a Saulo mientras que los otros discípulos le temían? La respuesta puede
hallarse en el carácter de Bernabé, que parece haber sido amable y generoso (ver
com. cap. 4: 36-37). Muchos comentadores sugieren que Bernabé abogó por Saulo
porque lo conocía desde antes. Si esto fuera cierto, podemos entender que
Bernabé, fundándose en la confianza que tenía en la sinceridad de Saulo, creyó
que había ocurrido el milagro de la conversión, y con regocijo lo recomendó a
los apóstoles. Este acto bondadoso también sugiere que Bernabé tenía una
posición de influencia dentro de la iglesia apostólica.
A los apóstoles.
Lo trajo a los apóstoles que estaban entonces en Jerusalén en el relato
más detallado de Gál. 1: 18-19, Saulo dice que fue a Jerusalén "para ver a
Pedro" " y que el único otro dirigente a quién vio fue " "a Jacobo el hermano
del Señor". " Aunque había recibido su comisión directamente de Jesús, deseaba
escuchar acerca de su Señor de quienes habían observado personalmente su vida
terrenal y su ministerio. Como solo se menciona a Pedro y a Jacobo, es posible
que los otros apóstoles no estuvieran en Jerusalén en ese tiempo. También es
posible que después de haber conocido a la iglesia no hiciera ningún esfuerzo
por imponerles su presencia. Más tarde escribiría que "no era conocido de vista
a las iglesias de Judea" (Gál. 1: 22); sin embargo, esta expresión podría
significar que no era conocido en las pequeñas iglesias de Judea, aunque si lo
era personalmente por los creyentes de Jerusalén. En vista de su intensa
actividad evangelística en Jerusalén (Hech. 9: 28-29), es difícil que hubiera
seguido siendo desconocido por la iglesia en esa capital. Por otra parte su
visita sólo duró 15 días (Gál. 1: 18), y terminó porque se atentó contra su vida
(Hech. 9: 29-30).
Los contó.
"Les narró". Bernabé presento la
historia de lo que le había sucedido a Saulo. Esto presupone que ya Saulo le
había narrado con detalles lo que le había ocurrido, y que luego Bernabé repitió
el admirable relato a los apóstoles.
Visto en el camino al Señor.
En ningún otro registro de la conversión de Saulo en el camino a Damasco
(cap. 9: 3-9; 22: 6-11; 26: 12-18) se dice específicamente que él vio al Señor
Jesús. Sin embargo, se afirma que el Señor se le apareció a Saulo (cap. 9: 17;
26: 16), y Ananías dijo que Saulo había visto "al Justo" (cap. 22: 14). Ahora
Bernabé afirma claramente que Saulo " "había visto en el camino al Señor"." Esto
concuerda con lo que Pablo más tarde afirmó: " "¿No he visto a Jesús el Señor
nuestro?", y "me apareció [el Señor] a mí" " (1 Cor. 9: 1; 15: 8).
Le
había hablado.
Era importante que los apóstoles supieran que Cristo
verdaderamente había hablado a aquel por quien abogaba Bernabé. Ellos habían
recibido su comisión directamente del Señor (ver com. Mar. 3: 14; Mat. 28:
19-20; etc.), y les impresionaría mucho saber que Saulo también había recibido
237 personalmente su comisión del mismo Maestro.
Había hablado
valerosamente.
Gr. parr ' siázomai, "hablar con libertad", "expresarse
sin temor" (cf. cap. 9: 29; 14: 3; 18: 26; etc.). Esta era la prueba de que la
conversión de Saulo había sido genuina. Defendía valientemente la causa que una
vez había decidido destruir. Bernabé se daba cuenta que la noticia del valeroso
ministerio de Saulo causaría una profunda impresión en la mente de los apóstoles
y los induciría a recibirlo como a uno de ellos.
El nombre de Jesús.
Ver com. cap. 3: 6, 16.
28. Estaba
con ellos.
Esto sugiere una estrecha comunión.
Entraba y salía.
No significa que Saulo salía y entraba constantemente de la ciudad, sino
que se movía libremente en Jerusalén (ver com. cap. 1: 21).
29. Hablaba denodadamente.
Ver com.
vers. 27.
Nombre.
Ver com. cap. 2: 21; 3: 6, 16.
Disputaba.
Mejor "hablaba también y discutía con los helenistas"
(BJ). La palabra griega que se traduce "disputaba" es la que Lucas empleo para
describir el debate de Esteban con los griegos (ver com. cap. 6: 9); sin
embargo, hay una diferencia notable: los helenistas habían disputado con
Esteban, pero ahora Saulo disputaba con ellos, y como judío oriundo de Tarso,
estaba bien preparado para el debate (ver com. cap. 9: 11). Los helenistas
fueron dominados por un furor desenfrenado. La vida del apóstol estuvo en
peligro dos veces en pocas semanas: primero en Damasco (vers. 24) y ahora en
Jerusalén.
Los griegos.
Es decir, los judíos helenistas (ver
com. cap. 6: 1).
Matarle.
Saulo estaba listo para hacer frente a
la muerte como Esteban, pero el Señor tenía otros planes para su valiente
siervo. La visión de advertencia y de instrucción puede situarse en este momento
(ver com. cap. 22: 17-21; cf. HAp 106).
30. Supieron esto los hermanos.
Habían llegado a conocer a
Saulo y estaban enterados del complot que había para matarlo. Lo llevaron a la
costa, desde donde pudo huir del país.
Cesarea.
Puerto marítimo
a unos 100 km al noroeste de Jerusalén. Allí podría embarcarse para Tarso o
seguir el camino que iba hacia el norte bordeando la costa de Siria. En Cesarea
pudo haberse encontrado con Felipe. Ambos - Felipe y Pablo- el amigo y el
antiguo enemigo de Esteban, respectivamente, se encontrarían como hermanos. Ver
com. cap. 8: 40.
Le enviaron.
"Le hicieron marchar" (BJ); lo
despacharon. Esto pareciera sugerir que lo enviaron por mar a Tarso. No hay
discrepancia entre esta afirmación y lo que Pablo dijo más tarde: " "Después fui
a las regiones de Siria y de Cilicia" " (Gál. 1: 21), pues Siria y Cilicia
formaban en ese tiempo una misma provincia romana, y al viajar a Tarso pasó por
esa región. También se ha sugerido que el navío en el cual viajaba Saulo tocó en
puertos de Siria al dirigirse a Tarso, o que Saulo fue primero a Tarso y después
hizo viajes misioneros a lugares cercanos en Cilicia y en Siria. Esta última
sugerencia podría explicar la presencia de iglesias cristianas en esa región,
las cuales tuvieron que haber sido establecidas en otro momento que en el primer
viaje misionero de Pablo (ver com. Hech. 15: 36, 41).
Tarso.
La
ciudad natal de Saulo (ver com. vers. 11) pudo no haber sido el refugio más
cómodo para el apóstol. Probablemente el dicho de Jesús de que un "profeta no
tiene honra en su propia tierra" " (Juan 4: 44) fue una difícil realidad para
Saulo. No sólo regresaba a su tierra natal, sino que lo hacía como judío que
había apostatado de la fe de sus padres, como dirigente de la despreciada y
perseguida secta de los cristianos. Es de imaginarse cuál fue la recepción que
se le dio. Esto ayudará a entender el silencio que guarda en cuanto a su
familia. A partir de aquí se deja el relato de la vida de Saulo, y se lo retoma
a cuando Bernabé lo busca para llevar a cabo un ministerio más extenso (Hech.
11: 25).
31. Entonces.
La secuencia
de los acontecimientos relatados en los vers. 29-32 es similar a la del cap. 8:
3-5. Saulo había perseguido antes a la iglesia, y por lo tanto los creyentes
fueron esparcidos; pero habían predicado la palabra, con lo que se había abierto
el camino para que Felipe llevara el Evangelio a Samaria. Ahora Saulo es
perseguido, se retira a Tarso, la iglesia disfruta de cierto respiro, que usa
provechosamente, y Pedro evangeliza las zonas de la costa.
Iglesias.
La evidencia textual favorece ( cf. p. 10) el texto: "la iglesia". Se
hace referencia a todo el conjunto de cristianos y no a congregaciones locales.
Esto destaca la unidad 238 de las iglesias locales dentro del conjunto de la
iglesia. La palabra "iglesia" parece emplearse aquí en sentido universal y no
local.
Paz.
Es posible que el respiro hubiera sido motivado por
la partida de Pablo. Cuando se fue, desapareció la espina que tanto irritaba a
los judíos. También podría haber habido paz porque la atención se enfocó en el
intento del emperador Calígula de poner su estatua en el templo de Jerusalén (p.
80), intento del cual desistió, según Josefo ( Antigüedades xviii. 8. 2-8),
debido a la resuelta oposición de los judíos, a los fervorosos ruegos del rey
Herodes Agripa que en ese tiempo vivía en la ciudad de Roma, y por las
peticiones de Petronio, gobernador de Siria. Según Josefo, el gobernador de
Siria había quedado impresionado por lluvias que habían caído de un cielo claro,
después de una larga sequía, cuando los judíos oraron por ellas.
Toda
Judea.
Esta breve nota cubre una gran parte de la historia de la iglesia
primitiva, y es de gran importancia. Es la primera indicación de que existían
comunidades religiosas organizadas en los pueblos y las aldeas de Palestina. No
se nombra ninguna iglesia local, pero deben haber surgido muchas como resultado
final del ministerio personal de Jesús. Además debe tomarse en cuenta la obra de
Felipe, Pedro y Juan (ver com. cap. 8:5-6, 14, 25). Pero sea cual fuere el
origen de estas iglesias de Palestina, este versículo afirma su existencia y
demuestra que la orden de Cristo (cap. 1:8) se estaba obedeciendo fielmente.
Eran edificadas.
Gr. oikodoméÇ , "construir una casa", y por
extensión, "construir" o "edificar". La paz que se menciona en el versículo
anterior hizo posible que la iglesia se fortaleciera tanto en su organización
como en su desarrollo espiritual. Este verbo aparece con frecuencia en el
vocabulario de Pablo (Hech. 20: 32; Rom. 15: 20; 1Cor. 8: 1; Gál. 2: 18; etc.).
El temor del Señor.
Esta frase es común en el AT para describir
la reverencia ante Dios (ver com. Job 28: 28; Sal. 19: 9; Prov. 1: 7). En el NT
es poco común.
Se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Mejor es traducir "aumentaban por la consolación o el estímulo del
Espíritu Santo". La palabra parákl ' sis puede traducirse "consolación" , o
"exhortación" , o "estímulo" " (ver com. Mat. 5: 4; Luc. 6: 24; Juan 14: 16). La
idea es que la iglesia prosperaba debido al temor y al estímulo del Espíritu
Santo. Los miembros de la iglesia temían al Señor y eran guiados por el
Espíritu. Toda su vida estaba bajo el control divino, y como resultado de este
alto estado espiritual de la iglesia, aumentó el número de miembros y también el
de las congregaciones. Así sucede siempre. La profunda vida espiritual del
cristiano dará como fruto la salvación de los perdidos. Este fruto podrá
observarse tanto en la vida de los laicos como en el ministerio de los que
dirigen la iglesia.
32. Aconteció que.
Ver com. Luc. 1: 8. Expresión característica del estilo de Lucas. La
emplea por lo menos 39 veces en su Evangelio y 14 en Hechos. Suele indicar una
transición en el relato.
Pedro.
A partir de este punto y hasta
el cap. 11: 25, el relato deja a Saulo y se ocupa de la obra de Pedro. Por esta
razón esta parte es llamada algunas veces "Hechos de Pedro". Sin embargo, es
evidente que Lucas presenta esta descripción del ministerio de Pedro, no como
una biografía parcial de esta columna de la iglesia, sino como parte de su plan
literario general de describir la conversión de los gentiles. Cuando, por medio
de la obra de Pedro, esta nueva fase del servicio cristiano está bien
encaminada, el autor vuelve a la carrera misionera de Pablo y se concentra en
sus labores entre los gentiles.
El relato de Lucas (Hech. 8: 25) había
dejado a Pedro y Juan predicando el Evangelio en las aldeas samaritanas, al
regresar a Jerusalén. En esta ciudad Pedro recibió la visita de Saulo durante 15
días (Gál. 1: 18). Pero es claro que los apóstoles no se enclaustraron en
Jerusalén, sino que salieron y ministraron a grupos de creyentes recién
establecidos. Tales visitas ayudaban a unificar a la naciente iglesia y a
promover su equilibrado crecimiento.
Visitando a todos.
Mejor
"recorriendo todos los lugares" (BJ); del Gr. diérjomai , "pasar por",
"recorrer". Con referencia a su significado misionero, ver com. cap. 8:4; cf.
Luc. 9:6.
Santos.
Ver com. vers. 13.
Lida.
Lod
en el AT (1 Crón. 8: 1,12; Esd. 2: 33; Neh. 7: 37; 11: 35), y nuevamente Lod
bajo el gobierno israelí. La ciudad fue fundada por miembros de la tribu de
Benjamín (1 Crón. 8: 1, 12) en la rica llanura de Sarón. Se encontraba a unos 15
km al sudeste de Jope y a un día de viaje a pie al noroeste de Jerusalén. Por
pedido de Judas Macabeo, Demetrio Soter transfirió la posesión de Lida de
Galilea a Judea (1 Mac. 11: 32-34). Poco después de la muerte de Julio César,
Casio, famoso por su crueldad, la redujo a la esclavitud junto con otras
ciudades (Josefo, Antigüedades xiv. 11. 2). Parece que la ciudad recuperó su
anterior prosperidad, pues Josefo ( Id . xx. 6. 2) la describe como aldea "no
menor que una ciudad en cuanto a su tamaño". En el tiempo al cual se refiere
este capítulo parece haber existido allí una comunidad cristiana floreciente. En
las guerras que precedieron a la destrucción de Jerusalén (66 d. C.), Lida fue
incendiada por Cestio Galo cuando la mayoría de sus habitantes se hallaban en la
fiesta de los tabernáculos en Jerusalén (Josefo, Guerra ii. 19. 1). Fue ocupada
por Vespasiano en el año 68 d. C. ( Id . iv. 8. 1). Cuando Lida fue reedificada,
quizá en tiempo de Adriano (c. 130 d. C.), recibió el nombre de Dióspolis
(ciudad de Zeus). Más tarde fue sede de uno de los obispados más importantes de
la iglesia de Siria. Parece que su característica sobresaliente era la pobreza.
El rabino Natán (160 d. C.) dijo en el comentario Midrash Rabbah, Est. 1: 3, p.
30: "En el mundo hay diez porciones de pobreza; de éstas nueve están en Lida y
la otra en todo el mundo". Es muy probable que la fe cristiana fuera arraigada
en esa ciudad por Felipe el evangelista, pues estaba junto a la ruta que éste
tuvo que recorrer cuando pasó por todas las ciudades entre Azoto y Cesarea (ver
com. Hech. 8: 40).
33. Eneas.
Gr.
ainéas , antiguo nombre griego que no debe confundirse con ainéias , famoso
héroe de Troya. Este nombre se da a un judío ( Antigüedades xiv. 10. 22); por lo
tanto, este Eneas bien pudo ser un judío helenista (ver com. cap. 6: 1). No se
dice que era discípulo, pero puede deducirse que estaba entre los "santos". La
exactitud con que Lucas registra que Eneas había estado paralítico en cama por
ocho años, podría reflejar su minuciosidad profesional (cf. Luc. 13: 11; Hech.
3: 2; 4: 22; 14: 8). Con referencia al interés de Lucas en asuntos médicos, ver
com. Hech. 3: 7; 9: 18; 28: 8. Con respecto a " "paralítico" , ver com. Mat. 4:
24; Mar. 2: 3. No podía dudarse de que esta curación era milagrosa.
34. Jesucristo.
Nótese con cuánto
cuidado Pedro evita afirmar que hubiera en él algún poder personal para curar al
inválido (cf. cap. 3: 6, 12; 4: 9-10).
Te sana.
El uso del
tiempo presente sugiere que la curación fue inmediata (cf. "en seguida se
levantó").
Levántate.
El Señor empleó esta orden en casos
similares (Mat. 9: 6; Juan 5: 8).
Haz tu cama.
Ahora debía hacer
lo que por tantos años otros habían hecho por él.
35. Le vieron todos.
En la región se sabía perfectamente
que Eneas había estado en cama paralítico durante ocho años. Ver curado a uno
que había sufrido una invalidez tal debe haber atraído tanta atención como la
curación del cojo en el templo (cf. cap. 3). Sin duda muchos preguntaron cómo
había sido sanado. Lo vieron todos los que quisieron, pues era un hecho de
conocimiento público y no había nada oculto.
Sarón.
En griego
tiene artículo, "el Sarón"; sin duda del Heb. sharon . No se conoce ninguna
aldea ni pueblo de este nombre. El artículo sugiere que se hace referencia a la
llanura de Sarón entre las montañas del centro de Palestina y el mar
Mediterráneo, que se extendía por la costa desde Jope hasta el monte Carmelo.
Era proverbial por su hermosura y fertilidad (ver com. Isa. 35: 2; 65: 10).
Se convirtieron al Señor.
El milagro de la restauración corporal
de Eneas despertó fe en el poder de Jesucristo para sanar espiritualmente. De
este modo se extendió aún más el círculo de creyentes. Se estaba preparando el
camino para la proclamación del Evangelio a los gentiles que vivían en esa zona
costera.
36. Jope.
Gr. Iópp '; Heb.
yafo , "hermosura"; hoy Yafo, que significa "hermosa" . Ver com. Jos. 19: 46; 2
Crón. 2: 16; Jon. 1: 3. Esta ciudad aparece en inscripciones egipcias de
Tutmoses III (siglo XV a. C.), en las Cartas de Amarna y en inscripciones
fenicias. Según la mitología griega, Andrómeda había estado encadenada allí
hasta que la liberó Perseo (Estrabón, Geografía xvi. 2. 28; cf. Josefo, Guerra
iii. 9. 3). Era el puerto más cercano a Jerusalén, y aunque era peligroso y de
difícil acceso, en este lugar se desembarcó la madera del Líbano que fue usada
por Salomón y por Zorobabel para construir el templo (1 Rey. 5: 9; 2 Crón. 2:
16; Esd. 3: 7). Desde este puerto partían las naves hacia Tarsis (Jon. 1:3).
Durante el período de los Macabeos se restauraron el puerto y las
fortificaciones (1 Mac. 14: 5). Augusto (Octavio) dio la ciudad a Herodes el
Grande, y más tarde a Arquelao
241 (Josefo, Antigüedades xv. 7. 3; xvii.
11. 4). Cuando Arquelao fue depuesto, la ciudad pasó a formar parte de la
provincia romana de Siria. A pesar de esto siguió siendo fanáticamente judía, y
durante las revoluciones de los años 66 a 70 d. C. permaneció leal al judaísmo.
Aunque no era un buen puerto, o quizá por esto mismo, Jope se convirtió en un
centro de piratas; pero Vespasiano puso fin a esas actividades (Josefo, Guerra
iii. 9. 2-4). Como en Lida (ver com. Hech. 9: 32), es probable que la iglesia
cristiana surgiera por la obra de Felipe (ver com. cap. 8: 40).
Una
discípula.
Gr. math ' tria , "discípula".
Tabita.
Transliteración del nombre arameo tabyetha , "gacela". Equivale al
nombre hebreo tsibyah (Sibia en 2 Rey. 12:1; 1 Crón. 8: 9; 2 Crón. 24: 1, RVR).
La forma griega, dorkás , significa también "gacela". El hecho de que se dé el
nombre de esta discípula en dos idiomas podría sugerir que de alguna manera
estaba relacionada con helenistas y con judíos, o que Lucas simplemente quiso
dar la traducción griega de su nombre para que se entendiera su significado.
Abundaba en buenas obras.
Algunos piensan que Dorcas era
diaconisa de la iglesia de Jope. Si fue así, podría reflejar la influencia de
Felipe, uno de los siete primeros diáconos (cap. 6: 3, 5), quien pudo haber
llevado la organización de la iglesia de Jerusalén a las iglesias que él mismo
establecía. Dorcas podría de este modo haber estado encargada de la atención de
la viudas de la iglesia (cf. cap. 6: 1; 9: 39).
Limosnas.
Gr.
ele ' mosún ', "obra de caridad", especialmente el dar limosnas. La bondad de
Dorcas se expresaba de dos maneras principales: prestaba servicios en "buenas
obras" y daba de sus recursos en "limosnas". No se conformaba con que otros
hicieran sus obras de caridad, sino que se daba a sí misma junto con sus
posesiones.
37. Y aconteció.
Ver
com. vers. 32.
Enfermó y murió.
Los detalles que se dan acerca
de lo que se hizo con el cuerpo de Dorcas demuestran que verdaderamente había
muerto. Los críticos muchas veces intentan hacer dudar de la realidad de los
milagros de resurrección alegando que la persona simplemente estaba en estado de
coma.
Después de lavada.
La costumbre de lavar el cadáver era
común entre los pueblos de la antigüedad. Entre los judíos se le daba el nombre
de "purificación de los muertos". En la Mishnah ( Shabbath 23. 5) se dice que en
día sábado "puede hacerse todo lo que requiera el muerto; puede ser ungido con
aceite y lavado". Las mujeres de la iglesia hicieron en favor de su amada Dorcas
lo que exigía la costumbre.
La pusieron.
Los judíos lavaban y
ungían el cuerpo, y después acostumbraban añadirle especias y envolverlo en
lienzos (Juan 19: 39-40). El muerto era velado, a veces con el acompañamiento de
plañideras (Mat. 9: 23). El entierro se efectuaba pocas horas después del
fallecimiento (ver com. Hech. 5: 6, 10, generalmente dentro del mismo día y
antes de 24 horas. En el caso de Dorcas los preparativos no se completaron según
la costumbre. Los hermanos, en vez de hacerlo, mandaron buscar a Pedro que
estaba en Lida y acababa de curar a Eneas.
38. Cerca de Jope.
Lida se encontraba a sólo unos 18 km al
sureste de Jope, por lo cual no era de extrañarse que los hermanos estuvieran
enterados de la curación de Eneas.
No tardes.
Es posible que los
mensajeros salieran de Jope antes de que muriera Dorcas, con la esperanza de que
el apóstol pudiera llegar a tiempo para evitar su muerte; pero si partieron
después de la muerte de Dorcas, lo que parece más probable, la iglesia tenía fe
en que, por el poder de Dios, era posible la resurrección. En uno u otro caso
apremiaba el tiempo: o para salvar una vida o para impedir el entierro.
39. Levantándose entonces Pedro.
Pedro estaba listo para responder a cualquier invitación que le llegara,
sobre todo si se trataba de un llamamiento tan urgente como el de los cristianos
de Jope.
Todas las viudas.
Lucas parece mostrar especial
simpatía por las mujeres (ver com. Luc. 8: 2-3). Menciona a viudas 9 veces en el
Evangelio y 3 veces en Hechos. Las viudas de la iglesia recibían una atención
especial (ver com. Hech. 6: 1).
Las túnicas y los vestidos.
Las
palabras griegas empleadas son jitÇn e himátion , respectivamente, Ver com. Mat.
5: 40.
Hacía.
Dorcas tenía la costumbre de hacer vestidos para
los necesitados (ver com. vers. 36).
40. Sacando a todos.
Pedro siguió el ejemplo de su Señor
cuando resucitó a la hija de Jairo (ver com. Mar. 5: 39-40), de lo cual había
sido testigo. En la habitación donde estaba 242 el cuerpo de Tabita se oía el
ruido de grandes lamentos (Hech. 9:39). Pedro sintió la necesidad de tener
silencio para comunicarse con Dios. Compárese con lo que hizo Elías con el hijo
de la viuda (1 Rey. 17: 17-23) y el procedimiento de Eliseo al resucitar al hijo
de la sunamita (2 Rey. 4: 33). Nótese cómo los siervos de Dios evitan un
espectacular despliegue de poder.
Oró.
Pedro se arrodilló y oró
fervientemente, pues comprendía que sólo el poder divino podría hacer el milagro
deseado. La oración demostró ser de nuevo el medio por el cual la joven iglesia
obtenía poder (cf. com. cap. 1: 14, 24; 6: 4, 6; 8: 15; 9: 11; 10: 2; etc.). En
este caso se manifestó claramente la humildad, la consagración y el fervor de
Pedro (cf. com. cap. 3: 1).
Volviéndose.
Luego de haber orado,
recibió la seguridad de que su oración había sido escuchada. Comprendía su
completa dependencia del poder sobrenatural; pero cuando se le aseguró que lo
tendría no vaciló en actuar.
Cuerpo.
El uso de esta palabra no
deja duda en cuanto al milagro que siguió. Dorcas estaba muerta (ver com. vers.
37). Pedro se volvió hacia el cuerpo inerte.
Levántate.
La
brevedad de la orden de Pedro demuestra su fe firme en que su oración recibiría
una respuesta afirmativa.
Se incorporó.
Gr. anakathízÇ ,
"sentarse". Esta palabra es empleada por los autores médicos para referirse a un
paciente que se sienta en la cama, y Lucas también lo usa en su Evangelio (cap.
7: 15). La breve descripción de la resurrección de Dorcas es extraordinariamente
real: abrió sus ojos, como si hubiera estado durmiendo; vio inesperadamente a
Pedro, a quien posiblemente no conocía; y, dramáticamente, se levantó como una
persona que había estado muerta. Tales detalles concuerdan bien con los
conocimientos médicos de Lucas.
41. Dándole
la mano.
Aceptó la mano que se le extendía porque ya estaba consciente,
a diferencia de la hija de Jairo a quien Jesús tomó de la mano (Mat. 9: 25).
Algunos han pensado que este milagro es sólo el eco de lo que se relata en Mat.
9. Sin embargo, debe entenderse que se trata de dos episodios parecidos, pero
enteramente diferentes.
Los santos.
Ver com. vers. 13. No se
sugiere necesariamente que las viudas no fueran santas, es decir, cristianas,
aunque es posible que algunas de las mujeres a quienes Dorcas había ayudado no
fueran miembros de la iglesia.
La presentó viva.
Pedro se
aseguró de que este milagro de Dios recibiera su debido reconocimiento; reunió
primero a los que conocían personalmente a Dorcas y podían dar testimonio del
hecho de su muerte, y después la presentó públicamente ante los que estaban
reunidos. De este modo se aseguró de que hubiera un amplio testimonio del hecho
de que se había efectuado un gran milagro.
42. Muchos creyeron.
La noticia de este milagro se propagó
rápidamente. Toda la zona de Jope se interesó, y la predicación del Evangelio
recibió un gran impulso.
43. Se quedó.
No se sabe cuánto tiempo se
quedó Pedro en Jope. Con referencia a la frase "muchos días" , ver com. vers.
23.
Simón, curtidor.
Lucas manifiesta interés en los nombres de
los personajes de menor importancia de su relato (cf. cap. 9: 11, 33, 36; 12:
13; 21: 16; etc.), y en sus ocupaciones (cf. cap. 8: 27; 10: 1; 16: 14;18: 3;
19: 24). A los judíos ortodoxos les repugnaba el oficio de curtidor, quizá por
el contacto con los cueros de animales muertos, lo que implicaba impureza
ceremonial (Lev. 11: 24-25), o, en general, porque era un oficio desagradable.
En la Mishnah ( Kethuboth 7. 10) se declara que si un curtidor que estaba a
punto de casarse ocultaba a su prometida cuál era su oficio, ese encubrimiento
era considerado como un fraude y quedaba invalidado el compromiso.
La
casa del curtidor estaba "junto al mar" " (Hech. 10: 6). Durante su larga
permanencia con el humilde y hospitalario Simón, a Pedro le habría resultado
fácil volver a su antigua ocupación de pescador para ganarse la vida. El hecho
de que estuviera dispuesto a vivir con un curtidor indica que el apóstol ya
tendía a abandonar los prejuicios judíos. Aun en esto Dios estaba preparando a
su siervo para dar el paso mayor de predicarle a Cornelio el gentil (ver com.
cap. 10).
CBA T6
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