1. Cuando fui.
Pablo se refiere a su llegada a
Corinto y a su obra inicial allí (Hech. 18: 1-18). Desde entonces habían pasado
unos tres años.
Testimonio.
La evidencia textual (cf. p. 10) se
inclina por el texto "el misterio de Dios" . En cuanto a la definición de la
palabra "misterio", ver com. Rom. 11: 25; cf. Efe. 6: 19; Col. 2: 2; Apoc. 10:
7. El Evangelio contiene el relato de lo que Dios ha hecho para rescatar al
hombre del pecado y ponerlo de nuevo en armonía con el Señor; presenta la
evidencia que Dios ha dado, en la vida de Cristo, de su gran amor por el hombre.
Excelencia de palabras.
Pablo no trataba de ganar a las personas
mediante una retórica brillante o recursos extraordinarios de oratoria. Tampoco
dependía de la "sabiduría", " es decir, filosofía, para probar la verdad del
Evangelio (ver com. cap. 1: 17-19). Los corintios sabían poco de los temas
divinos. Era, pues, necesario que Pablo instruyera a los nuevos conversos en los
rudimentos del Evangelio. Una brillante oratoria no concordaba con esta clase de
enseñanza.
2. Me propuse.
Gr. krínÇ
, que denota un acto consciente de la voluntad. Aquí significa "resolver",
"decidir". La decisión de Pablo en cuanto a su nuevo método de trabajo no fue
una idea precipitada, sino un plan cuidadosamente pensado, trazado antes de ir a
Corinto. El apóstol había usado en Atenas una argumentación erudita y filosófica
para combatir la idolatría pagana de los griegos; pero había logrado poco éxito
con sus esfuerzos. Ahora, al repasar su experiencia en Atenas, decidió adoptar
un método diferente de predicación en Corinto. Su plan era evitar las
discusiones propias de un erudito y los argumentos sutiles, y en su lugar
presentar el sencillo relato de Jesús y su muerte expiatorio (ver HAp 199).
Sino a Jesucristo.
Pablo predicaba a Cristo crucificado a pesar
de que la idea de un Salvador crucificado ofendía tanto a judíos como a griegos
(ver com. cap. 1: 23).
3. Estuve.
"Me presenté"; "vine".
Mucho temor y temblor.
Pablo se
daba cuenta de sus defectos y debilidades (ver 2 Cor. 10: 1, 10; 11: 30; 12: 5,
9-10 ). Se preocupaba por el éxito de su misión en Corinto, pues sabía que tenía
muchos enemigos en la ciudad (ver Hech. 18: 6). Sin embargo, Dios le había
asegurado que su obra tendría éxito y que no debía temer nada (Hech. 18: 9-10).
El apóstol también se preocupaba de que en su obra no se destacaran sólo las
características humanas. El verdadero ministro de Dios siempre está consciente
de sus propias limitaciones y debilidades. Esta actitud lo induce a depender más
de Dios en procura de fortaleza y sabiduría para hacer su obra. "Alcanzamos
nuestro máximo poder cuando comprendemos y reconocemos nuestra debilidad" (5T
70).
4. Predicación.
Gr . k'rugma
(ver com. cap. 1: 21).
Con palabras persuasivas.
Ni en las
discusiones privadas, ni en la predicación pública, dependía Pablo del poder
persuasivo del razonamiento humano. No procuraba cautivar y hechizar a sus
oyentes con el estilo de una filosofía sutil que tanto agradaba a los griegos.
Humana.
La evidencia textual (cf. p. 10) sugiere la omisión de
esta palabra. El significado del pasaje no se altera esencialmente por esta
omisión.
Demostración.
Gr. apódeixis , "exposición", "prueba
segura", "evidencia", "demostración". La prueba del origen divino del mensaje
que predicaba Pablo no debía buscarse en hábiles argumentos, sino en la
evidencia o "exposición" del Espíritu Santo. La obra de Pablo en Corinto, como
en otras partes, había estado acompañada de milagros (2 Cor. 12: 12; cf. Hech.
14: 3). Los dones del Espíritu Santo habían sido impartidos a la iglesia en
abundante medida (1 Cor. 1: 57; cap. 14). La presencia de los dones del Espíritu
en la iglesia era una demostración de la verdad del Evangelio predicado por
Pablo. Pero el milagro máximo era la conversión a Cristo de muchos corintios
procedentes del paganismo (ver Hech. 18: 8). Los ladrones se volvían honrados;
los haraganes, diligentes; los disolutos, puros; los ebrios, sobrios; los
crueles, bondadosos y amables; y los desdichados, felices. La lucha y la
discordia se transformaban en paz y armonía. Estas evidencias del poder del
Evangelio de Jesucristo eran observadas por todos, y no podían ser negadas. El
Evangelio ha continuado dando esta clase de prueba de su origen divino a través
de los siglos. Cada pecador convertido proporciona una demostración tal; y cada
caso en el que el Evangelio produce paz, gozo, esperanza y amor, demuestra que
el mensaje tiene su origen en Dios.
5. Vuestra fe.
Pablo deseaba que los corintios confiaran
en el supremo poder de Dios para cambiar las vidas de los hombres. No quería que
pusieran su confianza en ningún poder humano. En sus esfuerzos misioneros había
evitado usar la sabiduría filosófica para convencer a sus oyentes de la verdad
del Evangelio. Procuraba ocultarse en Jesús para que la fe de los creyentes
pudiera basarse enteramente en el Salvador. La entrega de un alma al Señor no
depende de la voluntad ni de los esfuerzos del hombre, sino del poder
convincente del Espíritu Santo.
6. Sin
embargo.
O "pero". Así comienza la segunda parte del tema del cap. 2, en
la cual Pablo demuestra que sólo puede entender y apreciar el Evangelio aquel
que se entrega a la influencia del Espíritu Santo. Aunque Pablo no se había
presentado ante los corintios argumentando con la excelencia de la sabiduría
humana, sí les había proporcionado un tesoro de verdadera sabiduría.
Los
que han alcanzado madurez.
La RVR traduce muy bien la palabra griega
téleios, que puede significar "perfecto", " pero que más bien significa
"maduro", "cumplido", "cabal" " (ver com. Mat. 5: 48). Pablo está describiendo a
cristianos maduros. Ver Efe. 4: 13-14, donde contrasta a un "varón perfecto" (
téleios ) con "niños". " Cf. Fil. 3: 15, donde Pablo habla de sí mismo y de
otros como "perfectos" ( téleios ). En Heb. 5: 14 téleios tiene este mismo
sentido. El cristiano debe crecer en el conocimiento de la verdad para que no
necesite ser continuamente alimentado con "leche" espiritual (Heb. 5: 12-13).
Jesús indicó que la presentación de la doctrina debe adaptarse a las diversas
etapas del crecimiento cristiano (ver Juan 16: 12). Pablo recuerda a los
creyentes corintios que estaba dirigiendo sus enseñanzas a los que ya habían
aprendido los rudimentos del cristianismo, y que ahora debieran poder apreciar
las verdades más profundas del Evangelio (ver 1 Cor. 3: 13).
Perecen.
O "están en vías de perecer". Los grandes
hombres según el mundo, a pesar de toda su sabiduría y de sus grandes
conquistas, demuestran constantemente que no son dignos de confianza en el reino
espiritual. Son hallados ignorantes e impotentes a la luz de la sabiduría que
Cristo enseñó con tanta claridad.
7. Sabiduría de Dios.
Una referencia especial a la
sabiduría de Dios tal como se revela en el plan de salvación (ver com.
"misterio").
Misterio.
Gr. must'rion (ver com. Rom. 11: 25). El
plan de salvación, trazado antes de la creación del mundo (ver DTG 13; PP 49), y
anunciado y puesto en acción por el Padre y el Hijo cuando Adán pecó (ver PP
49-52), era un gran misterio para el universo. Los ángeles no podían
comprenderlo plenamente (1 Ped. 1: 12; CS 467). Los profetas que escribieron
acerca de él sólo entendían en parte los mensajes que daban acerca de la
salvación mediante Cristo (1 Ped. 1: 10-11). El hombre natural fracasa
completamente en su apreciación de la "sabiduría" de Dios, porque es
diametralmente opuesta a la filosofía de la vida que acepta el hombre. Aun los
creyentes consagrados son incapaces de sondear la profundidad del significado
del plan de salvación (Rom. 11: 33-36).
8.
Ninguno. . . conoció.
Los
judíos, debido a su falsa interpretación de las profecías del AT acerca del
Mesías, no reconocieron a Jesús de Nazaret como el Libertador prometido. Su
creencia tradicional de que el Mesías vendría como un gobernante terrenal para
hacer de Israel la nación dominante del mundo, los indujo a rechazar al
Salvador. Hoy día las creencias erróneas y las tradiciones también enceguecen a
los hombres ante la verdad del segundo advenimiento de Cristo. Además, las
falsas enseñanzas de la teología popular acerca de la naturaleza de Dios, han
hecho que muchos rechacen el cristianismo y se conviertan en agnósticos y aun
incrédulos (ver 2JT 315).
Señor de gloria.
Cf. Hech. 7: 2; Efe.
1: 17; Sant. 2: 1. Se describe aquí a Cristo como el "Señor de gloria" , en
agudo contraste con la ignominia de la cruz. Cf. com. Juan 1: 14. Para una
definición de "gloria", " ver com. Rom. 3: 23.
9.
Antes bien.
Gr. allá , conjunción adversativa. Aunque
los inconversos no comprendan la "sabiduría de Dios en misterio" (vers. 7), él
ha dado una maravillosa revelación de su sabiduría a los que lo aman. Los
inconversos no disciernen las riquezas de la gracia de Dios, pero el cristiano
ve las cosas hermosas de este mundo como una expresión del amor de Dios para el
hombre y una garantía de la condición perfecta del futuro.
Ojo no vio.
El versículo dice
literalmente: "Lo que ojo no vio y oído no oyó, y sobre corazón de hombre no
ascendió, lo que preparó Dios para aquellos que aman a él". Los hechos físicos
de la existencia son descubiertos mediante los sentidos, que se usan para
conocer las cosas que nos rodean. El hecho de que ni el ojo ni el oído puedan
entender las cosas de Dios, prueba que en realidad se necesitan otras facultades
fuera de los sentidos físicos para entender las verdades espirituales (vers.
10).
Corazón.
Gr. kardía , palabra que se refiere al centro de
las facultades humanas (ver com. Rom. 1: 21). Las grandiosas realidades de los
reinos de la gracia y de la gloria no pueden ser entendidas plenamente mediante
los sentidos o el intelecto. Pero por medio del conocimiento que Dios imparte a
los que están dispuestos a ser enseñados por él, pueden los cristianos adquirir
una comprensión progresiva. El hombre es incapaz de percibir o apreciar por sí
mismo las bendiciones del Evangelio. Las experiencias de los inconversos no se
pueden comparar en nada con la gozosa paz que llega al corazón del pecador que
se entrega a Cristo y recibe la dulce seguridad del perdón de Dios.
Las
que.
Todo lo que Dios haya ideado para los suyos está incluido en esta
abarcante expresión. Esta afirmación se refiere, en primer lugar, a todo lo que
proporciona el Evangelio para el bienestar y la felicidad del pueblo de Dios en
la tierra: el perdón de los pecados, la justificación y la santificación, el
gozo y la paz que la gracia de Dios imparte al creyente y su liberación final de
este mundo malo. Por extensión, también abarca las inexpresables maravillas,
bellezas y gozos del reino de la gloria de Dios, el hogar eterno de los
salvados. Todo ese conocimiento está mucho más allá de todo lo que los hombres
puedan conocer fuera del Evangelio de Cristo. Ver. com. Isa. 64: 4.
Preparado.
Cf. Mat. 20: 23; 25: 34.
10. Dios nos las reveló.
El plan de Dios comprende una
revelación continua de verdades para los suyos (ver 2JT 308). Los que aman a
Dios reciben la comprensión de las cosas divinas. Esta comprensión es para los
que aprecian quien es Dios y todo lo que ha hecho por ellos, para los que están
dispuestos y anhelan aceptar todo recurso que se haya preparado para ellos e
investigan la verdad como si fuera un tesoro escondido.
Por el Espíritu.
Por medio de la tercera persona de la Deidad se imparte comprensión de
la verdad a la humanidad (ver com. Juan 14: 26). Sólo pueden obtener una
continua adquisición de conocimiento los que voluntariamente se someten a la
conducción y a la iluminación del Espíritu Santo (ver Rom. 8: 5, 14, 16).
Escudriña.
El Espíritu Santo, como una de las personas de la
Deidad, sabe todas las cosas; nada ignora. Escudriña no con el propósito de
descubrir algo que no conozca de antemano, sino para manifestar los consejos
ocultos de Dios. La obra del Espíritu Santo es hacer que los hijos de Dios
recuerden las cosas del Señor y guiarlos en su investigación de la verdad (Juan
16: 13-14).
Este pasaje muestra que el Espíritu Santo no es una fuerza
impersonal. Escudriñar es un atributo de personalidad que incluye pensamiento y
acción. El Espíritu sabe y comprende todos los profundos planes y los consejos
de Dios. Aquí hay una clara evidencia de omnisciencia y, por lo tanto, de
divinidad.
11. Espíritu del hombre.
Uno, y nadie más, conoce y comprende plenamente sus pensamientos
íntimos, deseos, intenciones y planes. Ninguna persona puede conocerlos, a menos
que uno desee revelarlos. Si uno decide revelar sus ideas, pensamientos y planes
a otros, sólo podrán ser conocidos y entendidos en la medida en que sean
manifestados.
Nadie.
Esto incluye a seres como los ángeles.
12. Espíritu del mundo.
Esta
expresión quizá sea estrechamente paralela con "sabiduría. . . de este siglo"
(vers. 6). Aquí se presenta al mundo como si poseyera e impartiera un espíritu
que es esencialmente malo. El "espíritu del mundo" es opuesto al Espíritu de
Dios. El que lo posee no halla placer en las cosas celestiales, sino que se
concentra en las cosas temporales de esta vida.
El Espíritu que proviene
de Dios.
Una referencia al Espíritu Santo.
Para que sepamos.
El propósito de Dios al dar el Espíritu es que podamos entender las
cosas proporcionadas por la gracia de Dios. El Espíritu de Dios no sólo revela
al hombre las bendiciones del Evangelio, sino que lleva a cabo en el ser humano
la voluntad de Dios. El resultado de esta recepción del Espíritu Santo se ve en
la vida que se vive en armonía con la voluntad de Dios. En una vida tal se ven
los frutos del Espíritu (Gál. 5: 22-23). Los que se apartan del "espíritu del
mundo" quedan despojados del yo y son regenerados y refinados por el Espíritu
Santo, que los induce a colocar su mira en el reino de Dios. Están capacitados
para convertirse en ciudadanos del cielo.
13. Enseñadas por sabiduría humana.
Las palabras y el sutil
razonamiento de la filosofía griega no podían presentar correctamente las
verdades de Dios.
Con las que enseña el Espíritu.
Pablo era el
recipiente de la instrucción comunicada por el Espíritu viviente de Dios.
Reconocía que estaba bajo la dirección del Espíritu Santo y que sus pensamientos
eran movidos por el Espíritu (ver HAp 204; Material Suplementario de EGW com. 2
Ped. 1: 21). Puesto que la sabiduría celestial es tan diferente de todo
conocimiento terrenal, debe expresarse en forma y en palabras diferentes a las
que se usan en la tierra. Aquel en quien mora el Espíritu de Dios y mediante el
cual obra, vive en una esfera diferente de los que están inclinados al mundo, e
inevitablemente hablará en forma diferente. Un matemático expresa una verdad
matemática en el lenguaje técnico de las matemáticas; un músico trata un tema
musical en el vocabulario propio de la música; y las verdades espirituales se
expresan con palabras y con actitudes espirituales.
Acomodando.
Del Gr. sugkrínÇ , que en el NT sólo aparece aquí y en 2 Cor. 10: 12,
donde se ha traducido "comparar" . Y en la LXX sugkrín' tiene el significado de
"interpretar" (Gén. 40: 8, 16, 22; 41: 12-13, 15; Dan. 5: 12, 16). En el
lenguaje clásico la palabra significaba "comparar", "interpretar", "combinar".
Su significado en los papiros no parece concordar con el de este pasaje, pues en
éstos significa "decidir", especialmente en asuntos judiciales.
La
interpretación de este pasaje depende, en primer lugar, del significado que se
dé a sugkríno , y en segundo lugar, del género que se le asigne a la palabra
pneumatikóis , que se traduce "lo espiritual". En la forma en que se encuentra
pneumatikóis , podría ser masculino o neutro. Si es masculino, se refiere a
personas espirituales, o quizá a palabras espirituales; si es neutro, se refiere
a cosas espirituales. La ambigüedad del término pneumatikóis , junto con los
diversos significados que pueden corresponder con sugkríno , hacen posible
varias traducciones: (1) "combinando verdades espirituales con palabras
espirituales"; (2) "interpretando cosas espirituales por palabras espirituales";
(3) "interpretando cosas espirituales por hombres espirituales"; (4) "comparando
cosas espirituales con lo espiritual", es decir, la revelación espiritual dada
antes; (5) "revistiendo el contenido espiritual con formas espirituales" (es
decir, forjadas por el Espíritu).
Esta pluralidad de interpretaciones se
refleja en las diversas traducciones de este pasaje en la mayoría de las
versiones castellanas. La RVA, Scío de San Miguel y Torres Amat (las más
antiguas) concuerdan palabra por palabra con la RVR. Pero en otras versiones se
lee: " "Explicando cosas espirituales con palabras " [la cursiva indica que ese
vocablo no está en el texto original] "espirituales" (VM); " "Acomodando
palabras espirituales a cosas espirituales" " (Versión Hispanoamericana); "
"Adaptando a los espirituales las enseñanzas espirituales" " (NC); "
"Interpretando las [ enseñanzas ]espirituales para [ hombres ] espirituales" "
(Straubinger); "Juntando lo espiritual a lo espiritual" (Ausejo); " "Expresando
doctrinas espirituales en términos espirituales" " (Nieto). "Adaptando lo
espiritual a lo espiritual" (BC); " "Así explicamos las cosas espirituales a los
que sois espirituales " ( Dios llega al hombre ); " "Expresando realidades
espirituales en términos espirituales" " (BJ).
No se puede determinar
cuál de estas interpretaciones se destacaba más en el pensamiento de Pablo.
Todas concuerdan con el contexto e implican una significativa verdad espiritual.
14. El hombre natural.
Falta el
artículo; puede referirse a cualquier "hombre natural", es decir, el que no
tiene inclinaciones espirituales; que no ha sido regenerado, cuyos intereses
están reducidos a las cosas de esta vida. Un hombre tal depende de la sabiduría
humana para resolver todos sus problemas. Vive para agradarse a sí mismo y para
complacer los deseos del corazón inconverso, y por lo tanto es incapaz de
entender y apreciar las cosas de Dios. Para él es necedad el plan de salvación,
la maravillosa revelación del amor de Dios. No puede distinguir entre la
filosofía terrenal y la verdad espiritual porque la sabiduría de Dios sólo la
entienden los que permiten que el Espíritu Santo les enseñe.
Discernir.
Gr. anakrínÇ , "examinar", "investigar"; aquí, llegar a una verdad
después de un examen y un proceso de discernimiento. Comparar con el uso de
anakrínÇ en Luc. 23: 14; Hech. 4: 9; 1 Cor. 2: 15; 10: 25; etc.
Espiritualmente.
El hombre no puede sin ayuda espiritual captar
una verdad espiritual (ver com. vers. 9-10).
15. El espiritual.
Es decir, el hombre regenerado, que es
iluminado por el Espíritu Santo, en contraste con el que no recibe esa
iluminación.
Juzga.
Gr. anakrínÇ , que se tradujo como
"discernir" " en el vers. 14 (ver comentario respectivo). AnakrínÇ contiene la
idea de que el hombre espiritual examina, tamiza y juzga cuidadosamente los
asuntos que debe atender. Por lo tanto, guiado por el Espíritu divino llega a
conclusiones adecuadas.
No es juzgado de nadie.
Quizá intenten,
juzgarlo, pero ningún hombre "natural" " (vers. 14) o de inclinaciones mundanas
puede entender los principios, sentimientos, opiniones, gozos y esperanzas del
hombre espiritual, porque el corazón inconverso no puede apreciar las cosas que
provienen del Espíritu de Dios.
16. Mente
del Señor.
La primera parte de este versículo es una cita de Isa. 40:
13. El que no ha sido regenerado no puede entender las acciones divinas, por lo
tanto, no está en condiciones de enseñar al hombre espiritual, que está bajo la
instrucción del Espíritu Santo. Los que son espirituales tienen consigo al
Espíritu Santo, que les enseña las cosas profundas de Dios.
Mente de
Cristo.
Mediante el Espíritu estamos unidos a Cristo, pues la presencia
del Espíritu Santo es igual a la presencia de Jesús (Juan 14: 16-19); por lo
tanto, "tenemos la mente de Cristo" (ver Fil. 2: 5). Mediante el Espíritu Santo,
Jesús vive en el creyente y obra en él y por medio de él (Gál. 2: 20; Efe. 3:
17; Fil. 2: 13).
CBA T6
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