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CBA APOCALIPSIS Capítulo 7

CBA: Apocalipsis Capítulo 7
1. Después.

Ver com. cap. 4: 1. Para la relación entre los cap. 7 y 6, ver com. cap. 6:17.

Vi.

Ver com. cap. 4: 1.

Cuatro ángeles.

Estos ángeles simbolizan a instrumentos divinos que detienen las fuerzas del mal en el mundo, hasta que sea terminada la obra de Dios en los corazones humanos y el pueblo de Dios sea sellado en su frente (ver com. cap. 6:17).

Cuatro ángulos.

Cf. Isa. 11: 12; Eze. 7:2. Esto significa que todo el mundo está amenazado.

Cuatro vientos.

En las Escrituras los "cuatro vientos" a menudo representan los cuatro puntos cardinales (Dan. 8:8; Mar. 13:27). Estos "cuatro vientos" son claramente fuerzas destructoras (vers. 3). El paralelo más cercano se halla probablemente en Dan. 7:2, donde representan a las fuerzas en lucha de las cuales surgen grandes naciones.

Se ha sugerido que como Apoc. 7 parece ser una respuesta a la pregunta final del cap. 6 (ver com. cap. 6:17), esta retención de los cuatro vientos es una tregua transitoria de los terrores descritos en el cap. 6 hasta que se preparen para la tempestad los que van a mantenerse firmes en medio de ella. Estas fuerzas destructoras, vistas a la luz del gran conflicto entre Cristo y Satanás, representan los esfuerzos de Satanás para extender la ruina y la destrucción por todas partes. Juan vio en la visión simbólica a cuatro ángeles, pero en verdad se emplean muchos ángeles en la tarea de refrenar los malos designios del enemigo. Estos ángeles circundan "al mundo... Están reprimiendo a los ejércitos de Satanás hasta que se haya terminado el sellamiento del pueblo de Dios... Se les da la tarea de mantener a raya el furioso poder de aquel que ha descendido como león rugiente, buscando a quien devore" (EGW, Material Suplementario, com. cap. 5:11). Cuando se haya completado la obra del sellamiento, entonces Dios dirá a los ángeles: "No lidiéis más con Satanás en sus esfuerzos por destruir. Dejadlo que manifieste su malignidad sobre los hijos de la desobediencia, porque la copa de la iniquidad de ellos está llena" (EGW, RH 17-9- 1901; cf. 6T408).

Cuando los cuatro ángeles dejen finalmente de retener y controlar los impíos designios de Satanás, "los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención, se desencadenarán. El mundo será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén" (CS 672).

Sobre la tierra.

Las tres partes que aquí se mencionan -tierra, mar y árboles- destacan la naturaleza universal de la destrucción que ya se cierne.

2. Otro ángel.

Además de los cuatro que sujetaban los vientos (ver com. vers. com. vers. 1)

De donde sale el sol.

Entre los judíos, las 798 direcciones se calculaban desde el punto de vista de una persona que estuviese mirando al este (ver com. Exo. 3: 1). De esta dirección fue de donde Ezequiel vio la gloria de Dios que entraba en el templo (cap. 43:2-5). La señal del Hijo del hombre aparecerá en el este (Mat. 24:30; cf. CS 698-699). Por lo tanto, la dirección desde la cual viene el ángel puede indicar que viene de parte de Dios, que es enviado por él.

Algunos creen que el énfasis no debe ponerse en la ubicación sino en la manera, es decir, que la venida del ángel se asemeja a la del sol que sale en todo su esplendor. Ver com. cap. 16:12.

sello.

Los sellos se usaron en el Cercano Oriente desde los tiempos más antiguos, así como se usan las firmas hoy en día. Así se certificaba quién era el autor de un documento, se indicaba quién era el dueño del objeto sobre el cual se imprimía el sello, o se protegían objetos como baúles, cajones, tumbas, para que no fueran abiertos o violados. Las excavaciones arqueológicas han proporcionado centenares de sellos o impresiones hechas por sellos. Entre ellos hay uno que aparece en el mango (asa) de un jarrón y dice: "Perteneciente a Eliakim, mayordomo de Joaquín". En Laquis se encontró un sello que dice: "Perteneciente a Gedalías que está sobre la casa".

El concepto de que Dios coloca una marca sobre su pueblo se remonta a la visión de Ezequiel, cuando vio a un hombre con tintero de escribano que recibió la orden de poner "una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen" en Jerusalén. Los que tuvieran la marca "en la frente" serían salvados de la destrucción (Eze. 9:2-6). El concepto del sellamiento también se aplica en otras circunstancias. Pablo aplicó este símbolo a la experiencia de recibir el Espíritu Santo en relación con la conversión y el bautismo (2 Cor. 1:22; Efe. 1: 13; 4:30). Jesús habló de sí mismo diciendo que era sellado por el Padre, refiriéndose sin duda al testimonio aprobatorio del Padre por medio del Espíritu Santo en ocasión de su bautismo (ver com. Juan 6:27).

El simbolismo del sellamiento halla un paralelo interesante en el pensamiento escatológico judío. Uno de los Salmos de Salomón (obra seudoepigráfica de mediados del siglo 1 a. C.) declara de los justos que "la llama de cuando salga de delante del rostro del Señor contra los pecadores para destruir toda la seguridad de los pecadores, pues la marca de Dios está sobre los justos para salvación. El hambre, la espada y la pestilencia (estarán) lejos de los justos" (15: 4-7). Así se imaginaban los judíos una marca sobre los justos que los protegería del peligro.

El pasaje que estudiamos indica también un sellamiento del pueblo de Dios, que lo preparará para estar firme durante los tiempos espantosos de angustia que precederán al segundo advenimiento de Cristo (ver com. Apoc. 7: 1). En los tiempos antiguos un sello sobre un objeto certificaba quién era el dueño, así también el sello de Dios sobre su pueblo proclama que él lo ha reconocido como suyo (2 Tim. 2:19; cf. TM 446). El sello que se estampará sobre los fieles siervos de Dios es "la pura marca de la verdad", la "señal" de su "aprobación" (3T 267). Este sello da testimonio de la "semejanza a Cristo en carácter" (EGW, Material Suplementario com. vers. 2). "El sello de Dios, la garantía o señal de su autoridad, se halla en el cuarto mandamiento" (EGW, ST 1 - 11 1899; cf. CS 698). Hay más detalles acerca del sello en com. Eze. 9:4.

Dios vivo.

Ver com. cap. 1: 18.

3. Hasta que hayamos sellado.

Ver com. vers. 2.

Frentes.

Juan probablemente vio en la visión que se ponía la marca. El sello representa las cualidades de carácter (ver com. Eze. 9:4; cf. 2 Tim. 2:19).

Los siervos.

Gr. dóulos, "esclavo". Los que son sellados, son esclavos de Dios, y el sello que reciben es la garantía de que son en verdad del Señor.

4. Oí.

Juan recibió la información oralmente. Si vio en este momento al conjunto de los sellados, no lo declara la profecía.

Ciento cuarenta y cuatro mil.

Respecto a este número se han sostenido dos puntos de vista: (1) que es literario; (2) que es simbólico. Algunos de los que sostienen que es literal, destacan que el cómputo puede hacerse mediante un sistema como el que se empleó para el cálculo de los 5.000 que fueron alimentados milagrosamente, donde sólo se contó a los hombres, pero no a las mujeres ni a los niños (Mat. 14:21). Los que sostienen que el número es simbólico, destacan que la visión es claramente simbólica, y que como 799 los otros símbolos no se interpretan literalmente, éste tampoco debe entenderse así. Muchos estudiantes de las Escrituras consideran que doce es un número que tiene significado en la Biblia, sin duda porque hubo 12 tribus en Israel (Exo. 24:4; 28:21; Lev 24:5; Núm. 13; 17:2; Jos. 4:9; 1Rey. 4:7; 18:31; Mat. 10:1; Apoc. 12:1; 21:12, 14, 16, 21; 22:2). La multiplicación de 12.000 por 12 (Apoc. 7:5-8) puede sugerir que el propósito principal de este pasaje no es el de revelar el número preciso de los sellados, sino mostrar la distribución de los sellados entre las tribus del Israel espiritual.

De los 144.000 se dice que podrán "sostenerse en pie" en medio de los terribles acontecimientos descritos en el cap. 6:17 (ver comentario respectivo). Tienen " "el sello del Dios vivo" (cap. 7: 2) y son protegidos en un tiempo de destrucción universal, como lo fueron los que tenían la marca en la visión de Ezequiel (Eze. 9:6). Cuentan con la aprobación del cielo, pues Juan los ve más tarde con el Cordero en el monte de Sión (Apoc. 14: 1). Se declara que son sin engaño y sin mácula (Apoc. 14:5). Juan los oye cantar un canto que "nadie podía aprender" " (Apoc. 14: 3). Se los llama "primicias para Dios y para el Cordero" " (Apoc. 14: 4).

Hay diferencias de opinión en cuanto a quiénes de la última generación de los santos constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a muchos a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable. Viene muy al caso el siguiente consejo: "No es su voluntad [la de Dios] que se entabla discusiones por cuestiones que nobles ayudarán espiritualmente, tales como quiénes han de componer los ciento cuarenta y cuatro mil. Esto lo sabrán sin lugar a dudas dentro de poco tiempo los que son elegidos por Dios" (EGW, Material Suplementario com. cap. 14:1-4; cf. PR 141).

Todas las tribus.

Aquí se presenta una lista de doce tribus (vers. 5-8), pero que no es enteramente idéntica con las enumeraciones que hay en el AT (Núm. 1:5-15; Deut. 27:12-13; cf. Gén. 35:22-26; 49:3-28; 1Crón. 2:12). Las listas del AT generalmente comienzan con Rubén, mientras que esta enumeración empieza con Judá, quizá porque Cristo era de la tribu de Judá (Apoc. 5:5). Leví no se incluye a veces como tribu en el NT, aunque, por supuesto, se lo pone en la lista de los hijos de Jacob. Se debe sin duda a que Leví no recibió heredad entre las tribus (ver com. Jos. 13:14). En Apoc. 7:5-8 se cuenta a la tribu de Leví, pero no a la de Dan. Para incluir a Leví y mantener a la vez el número 12, era necesario omitir una de las tribus, pues José era contado como dos tribus, es decir, Efraín (quizá llamado "José" en Apoc. 7:8) y Manasés. Dan fue excluido debido quizá a la reputación que tenía esa tribu de ser idólatra (Juec. 18:30-31).

El orden en el cual se enumeran aquí las tribus es diferente de cualquier lista del AT. Algunos han hecho notar que si los vers. 7 y 8 se colocan entre los vers. 5 y 6, las tribus siguen el orden de los hijos de Lea, los de Raquel, los de la sierva de Lea y los de la sierva de Raquel, excepto Dan, en cuyo lugar aparece Manasés; sin embargo, no se gana nada con este cambio.

Israel.

Los que insisten en que los 144.000 son judíos literales, sostienen que la aplicación a cristianos que constituyen el Israel espiritual no concuerda con la división en 12 tribus específicas; sin embargo, si hay que tomar literalmente "hijos de Israel", ¿qué razón se opone para no tomar literalmente también los vers. 5-8 y cap. 14:1-5? Además de que los judíos perdieron hace mucho sus distinciones tribales, la probabilidad sumamente remota de que en realidad haya un número igual de redimidos de cada tribu -pero ni uno de Dan-, y el requisito de que todos sean célibes (cap. 14:4), pondría a prueba la credulidad de cualquiera. Sin embargo, si los 144.000 no son judíos literales sino israelitas simbólicos el Israel espiritual, la iglesia cristiana-, entonces las divisiones de las tribus y otros detalles son también figurados, y desaparecen las dificultades.

Debe, pues, entenderse que estos israelitas que son sellados pertenecen al Israel espiritual, la iglesia cristiana (Rom. 2:28-29; 9:6-7; Gál. 3:28-29; 6:16; cf. Gál. 4:28; 1Ped. 1:1; ver com. Fil. 3:3). El Israel espiritual se representa en el símbolo como dividido en 12 tribus, porque las 12 puertas de la nueva Jerusalén tienen grabados los nombres de las 12 tribus de Israel (Apoc. 21:12).

9. Después de esto.

Ver com. cap. 4: 1.

Una gran multitud.

Los comentadores no han estado de acuerdo desde los comienzos del cristianismo en cuanto a la relación de esta multitud con los 144.000. Se han sostenido tres principales puntos de vista.

Según una opinión, los 144.000 y la "gran multitud" componen el mismo grupo, pero bajo diferentes condiciones, y los vers. 9-17 revelan la verdadera identidad de los 144.000. De acuerdo con este punto de vista, los vers. 1-8 describen el sellamiento de los 144.000 a fin de prepararlos para permanecer firmes en medio de los terrores que acompañan la venida del Mesías, mientras que los vers. 9-17 los muestran después regocijándose en paz y triunfo alrededor del trono de Dios. Los que opinan de esta manera creen que las aparentes diferencias entre la descripción de la "gran multitud" y de los 144.000 no son diferencias sino explicaciones. De modo que el hecho de que la "gran multitud" no pueda contarse, lo entienden como que implica que el número 144.000 es simbólico y no literal. El hecho de que la "gran multitud" provenga de todas las naciones, y no sólo de Israel como es el caso del origen de los 144.000, lo interpretan como que el Israel al cual pertenecen los 144.000 no es el Israel literal sino el espiritual, que abarca a todas las naciones de los gentiles.

Un segundo punto de vista destaca las diferencias entre los 144.000 y la "gran multitud". Los primeros pueden contarse; la otra, no. Aquellos representan un grupo especial, las "primicias para Dios y para el Cordero", los que "siguen al Cordero por dondequiera que va" (cap. 14:4); la multitud son los demás santos triunfantes de todas las épocas.

El tercer punto de vista identifica a la, "gran multitud" como el grupo total de los redimidos, lo que incluye a los 144.000.

Los adventistas del séptimo día generalmente se han inclinado por el segundo punto de vista.

Del trono.

Ver com. cap. 4:2.

Del Cordero.

Ver com. cap. 5:6.

Ropas blancas.

Ver com. cap. 6: 11; cf. cap. 7:13.

Palmas.

Eran símbolos de regocijo y victoria (ver Mar. 13;51; 2 Mac. 10:7; Juan 12:13).

10. La salvación pertenece a nuestro Dios.

La compañía innumerable reconoce que Dios y el Cordero la ha redimido. El sentido original del pasaje se expresa con exactitud en la RVR. El atribuir la salvación tanto a Dios como al Cordero, es una evidencia significativa de su igualdad (ver com. cap. 5:13).

Que está sentado.

Ver com. cap. 4:2.

11. Los ancianos.

Ver com. cap. 4:4. Aunque se han sucedido varias escenas desde la del cap. 4, el escenario general es el mismo.

Cuatro seres vivientes.

Ver com. cap. 4.6.

Se postraron.

Cf. cap. 5:8.

12. Amén.

Ver com. cap. 5:14.

La bendición.

Es una doxología séptuple como la del cap. 5:12 (ver el comentario respectivo, y com. vers. 13). Nuevamente aquí, como en el cap. 5:8-14, hay una visión de la vindicación de Dios y de Cristo. El testimonio de los salvados nuevamente hace recordar a las huestes del ciclo que Dios es sabio y justo. Lo adoran con bendición, gloria, acción de gracias y honra.

13. Uno de los ancianos.

Ver com. cap. 4:4.

Habló, diciéndome.

El anciano expresa la pregunta que sin duda ya estaba en la mente de Juan.

¿Quiénes son?

Puede surgir la pregunta respecto a cuál grupo se refiere el anciano, si al de los 144.000 (vers. 4), o a la "gran multitud" (vers. 9). Hay dos opiniones respecto a este punto: (1) Que se refiere a los 144.000. Los que sostienen esta opinión argumentan que Juan ya conocía la identidad de la "gran multitud" porque había declarado que provenía de "todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas"; por lo tanto alegan que para que la pregunta del anciano sea razonable debe referirse a los 144.000. (2) Que se refiere a la "gran multitud". Los que sostienen esta opinión hacen notar que a partir del vers. 9 comienza una escena enteramente nueva de la visión, y que una referencia a una escena previa difícilmente sería de esperar a menos que se la indicase específicamente. Argumentan además que la "gran multitud" no ha sido identificada más claramente que los 144.000. Finalmente llaman la atención al hecho de que el anciano habla específicamente de los que están "vestidos de ropas blancas", o sea la "gran multitud" que se describe con esas vestiduras en el vers. 9. Esta opinión puede sostenerse ya sea que se piense que la "gran multitud" comprende a todos los redimidos, incluso a los 144.000, o a los redimidos excluyendo este grupo. Ver HAp 481; GS 707; MC 406.

14. Gran tribulación.

Literalmente "la 801 gran tribulación". Los que sostienen que los vers. 13-17 se aplican a los 144.000 (ver com. vers. 13) entienden que la tribulación es el tiempo de angustia mencionado en Dan. 12: 1, que precederá al segundo advenimiento de Cristo. Los que sostienen que los vers. 13-17 se refieren a la gran multitud, aplican la "gran tribulación" en forma más general a los diferentes períodos de tribulación que han experimentado los santos a través de los siglos o, más específicamente, a la tribulación descrita por los símbolos de Apoc. 6 (cf. Mat. 24:21). Cf com. Apoc. 3: 10.

Han lavado sus ropas.

Se explica por qué sus ropas son puras. Los santos han triunfado no por sus propios medios, sino a causa de la victoria ganada por Cristo en el Calvario (cf. com. cap. 6:11). Aquí se demuestra la estrecha relación entre la justicia y la victoria, ambas simbolizadas por las ropas blancas (cf com. cap. 3:4; cf cap. 1:5). La batalla es contra el pecado; Injusticia es la victoria; la justicia de Cristo ha ganado la victoria; los pecadores llegan a ser justos y victoriosos al aceptar la justicia de Cristo.

15. Por esto.

La justicia y la victoria de estos bienaventurados hace posible que los que componen el grupo estén continuamente en la presencia de Dios. Si sus ropas no fuesen blancas, no podrían soportar la presencia divina.

Delante del trono.

Ver com. cap. 4:2. Este grupo está constantemente en la presencia de Dios. Es suyo el gozo de estar siempre con Aquel que los ha salvado.

Le sirven.

El mayor placer de los salvados es hacer la voluntad de Dios.

Día y noche.

Ver com. cap. 4:8.

Templo.

Gr. naós, palabra que pone énfasis en el templo como morada de Dios (ver cap. 3:12).

Extenderá su tabernáculo sobre ellos.

El anciano proyecta sus palabras hacia el futuro, mira por anticipado los siglos interminables de la eternidad, a través de los cuales los salvados podrán tener la seguridad de que ciertamente Dios morará entre ellos. Nunca serán privados de su presencia, su sostén y su favor. El estar sin la presencia de Dios es pérdida completa; el tenerlo morando entre nosotros es salvación perenne.

16. Ya no tendrán hambre.

Este versículo parece aludir a Isa. 49: 10, donde se prometía abundancia a los repatriados. Esta hermosa promesa hallará su cumplimiento final en el caso del Israel espiritual.

17. El Cordero.

Ver com. cap. 5:6.

En medio del trono.

En el cap. 5:6 se describe al Cordero como el más próximo al trono de Dios.

Los pastoreará.

Gr. poimáinÇ (cf. com. cap. 2:27). Aunque el cordero es generalmente pastoreado, el Cordero se revela aquí como el verdadero pastor (cf. Juan 10: 11). El pensamiento de este pasaje probablemente proviene de Isa. 40:11.

Fuentes de aguas de vida.

En relación con esta figura, ver Jer. 2:13; Juan 4:14; Apoc. 22:1.

Enjugará toda lágrima.

Una figura de dicción para significar que en el mundo futuro no habrá nada que cause lágrimas. Algunos han interpretado esta figura literalmente en parte: que por un tiempo habrá lágrimas debido a la ausencia de los seres amados; pero esto no puede probarse. Las conclusiones dogmáticas acerca de este tema deben fundarse sobre algo más que una expresión figurada.

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