1. Miré.
Mejor "Vi".
El Cordero.
Sin duda se refiere al Cordero mencionado en cap. 5: 6 (ver el comentario respectivo). En cuanto al uso del artículo para referirse a datos proféticos previamente introducidos, ver com. Dan.7: 13; cf. com. Apoc. 1: 13.
El Monte de Sión.
Ver com. Sal. 48: 2. Apoc. 14: 1-5 se relaciona estrechamente con el cap. 13: 11-18. Los 144.000 aparecen con el Cordero sobre el monte de Sión para indicar su triunfo sobre la bestia y su imagen. Juan los había visto pasar poco antes por una prueba sumamente severa, aislados socialmente y condenados como merecedores de la pena de muerte. Pero en su hora más oscura fueron librados, y ahora están con el Cordero librados eternamente de los conflictos de la tierra.
Ciento Cuarenta y Cuatro mil.
En cuanto a la identidad de este grupo, ver com. cap. 7: 4.
El nombre . . . de su Padre.
En el cap. 7: 3 se dice que los 144.000 son sellados "en sus frentes", por lo tanto, hay una estrecha relación entre el sello y el nombre divino. En esta visión de Juan el sello evidentemente tenía el nombre del Padre y del Hijo. En los sellos antiguos se grababa el nombre de la persona, lo que les daba validez. En cuanto a ejemplos de inscripciones en estos sellos, ver com. cap. 7: 2. Los nombres, aplicados a los 144.000, representan (1) el dueño: los 144.000 pertenecen a Dios; (2) el carácter: los 144.000 reflejan plenamente la imagen de Jesús. Cf. com. cap. 13: 17, donde la marca de la bestia y el nombre de la bestia se relacionan estrechamente.
En la frente.
Compárese con la marca de la bestia en la frente (ver com. cap. 13: 16).
2. Y oí una voz.
0 "un sonido". Algunos creen que estos tañedores de arpas y cantores no son los 144.000 sino los ángeles, cuyo mensaje sólo pueden entender los 144.000; sin embargo, en cap. 15: 2-3 se presenta claramente a los 144.000 con arpas y cantando, y por esto otros creen que en cap. 14: 2 también se trata de los 144.000.
Estruendo de muchas aguas.
Ver com. cap. 1: 15.
Sonido de un gran trueno.
El trueno se relaciona aquí, como en otros pasajes, con la presencia divina (cf. Job 37: 4; Sal. 29; Apoc. 4: 5; 6: 1).
Voz . . . era como de arpistas.
O "el sonido que oí como de citaristas que tocaban en sus 840 cítaras. El sonido que Juan oyó era semejante al de tañedores de cítaras. Quizá no vio tocar los instrumentos, de ahí su cautelosa comparación. Hay un estudio de las arpas antiguas en el t. III, pp. 38-39.
3. Cantaban.
Literalmente "cantan" (BJ, BC). La flexión del verbo está en presente para darle más dramatismo (cf. com. cap. 13: 11).
Trono.
El trono ya se ha presentado (cap. 4: 2).
Delante de los cuatro seres vivientes.
Ver com. cap. 4: 6.
Ancianos.
Cf. cap. 4: 4.
Nadie podía aprender.
Esta experiencia es de naturaleza tan personal, que sólo los que han pasado por ella pueden apreciar su significado. Para ellos el canto es un resumen preciosísimo y abarcante de las vicisitudes por las cual han pasado en las etapas finales de conflicto entre el bien y el mal.
Redimidos.
Gr. agorázÇ, "comprar", "adquirir", "redimir"; también se traduce "comprar" en los cap. 3: 18; 18: 11. Compárese con las frases "con tu sangre nos ha redimido para Dios" (cap. 5: 9), "redimidos de entre los de la tierra" (cap.14: 4). Cf. com. Rom. 3: 24; 1 Cor. 6: 20.
4. No se contaminaron.
Gr. molúnÇ , "contaminar", "marchar", "ensuciar", como la conciencia (1 Cor. 8: 7) o los vestidos (Apoc. 3: 4). Se refiere figuradamente, sin duda, a la contaminación debido a las relaciones ilícitas (ver com. "vírgenes"). El tiempo del verbo en griego puede ser significativo, pues fija la acción en un momento específico, sin duda en el tiempo cuando la unión de los elementos religiosos, simbolizados por "mujeres" (ver com. "mujeres"), ejercerá toda la presión posible sobre los santos para que renuncien a su fidelidad a Dios y sus mandamientos y se unan a la organización apóstata (ver com. cap. 16: 14; 17: 2, 6). Cualquiera concesión hubiera significado una contaminación; pero ahora, de pie victoriosamente sobre el monte de Sión, se alaba a los santos por su felicidad.
Mujeres.
En las Escritura a menudo se usa la figura de una mujer para representar a una iglesia; una mujer pura simboliza a la iglesia verdadera, a una mujer inmoral, a la iglesia apóstata (ver com. cap. 12: 1). En cap. 17: 1-5 (ver el comentario respectivo) la iglesia de Roma y varias iglesias apóstatas que siguen sus pisadas, son simbolizadas con una mujer impura y sus hijas. El profeta se refiere sin duda a estas iglesias (ver com. "no se contaminaron").
Vírgenes.
Gr. parthénos , término que se aplica a hombres y mujeres; aquí, a hombres. Esta aplicación es clara tanto por el texto griego como por la figura de "virgenes" que no se han "contaminado" con "mujeres". Todo el pasaje es simbólico, y por eso no se refiere a la virginidad literal que uno u otro sexo; de lo contrario, este pasaje contradiría otros que ensalzan el matrimonio y la relación conyugal (ver com. 1 Cor. 7: 1-5; Heb. 13: 4). Los santos son llamados vírgenes o porque se han mantenido apartados de Babilonia, o porque ya no tienen nada que ver con ella (ver com. Apoc. 18: 4). Se negaron a tener relación alguna con Babilonia y sus hijas en el tiempo cuando éstas se convirtieron en los instrumentos de Satanás en su esfuerzo final por extirpar a los santos (ver com. cap. 13: 15). No se contaminaron participando en esa alianza vituperable de elementos reunidos por Satanás, aunque quizá alguna vez pertenecieron a alguno de los diversos grupos que ahora están unidos.
Siguen al Cordero.
Parece señalarse algún privilegio especial de los 144.000 cuyos detalles no son revelados y por lo tanto sólo se pueden conjeturar. Cf. com. cap. 7: 14-17.
Redimidos de entre.
Ver com. vers. 3.
Primicias.
Gr. aparj' , "primeros frutos", de la raíz del verbo apárjomai , "empezar", especialmente "iniciar el sacrificio", "ofrecer primicias". Los antiguos israelitas ofrecían las primicias al Señor en forma personal (Deut. 26: 1-11) y también nacional (Lev. 23: 10, 17). Dar las primicias era un reconocimiento de la bondad de Dios al proporcionar la cosecha. La ofrenda nacional también tenía un significado simbólico (ver com. 1 Cor. 15: 20).
El término "primicias" aplicado a los 144.000 pude entenderse en dos formas:
l. Que son la primera entrega o adelantos de la gran cosecha. Los 144.000 son los vencedores en el gran conflicto con la bestia y su imagen (ver com. cap.14: 1). Han sido librados de esta lucha y están a salvo delante del trono de Dios. "Habiendo sido trasladado de la tierra, de entre los vivos, son contados por 'primicias para Cristo y para el Cordero' " (CS 707)
2. Que sencillamente significa "un presente" o "una ofrenda". Aparj' es en la LXX la traducción más frecuente del Heb. terumah, 841 "contribución", "ofrenda". En Exo. 25: 2-3 terumah es la contribución de los hijos de Israel para la construcción del santuario. Terumah describe con frecuencia una "ofrenda" (ver Núm. 5: 9, LXX, aparj' ). Inscripciones antiguas muestran que aparj' se usaba comúnmente para describir un "presente" para una diosa, sin referencia al tiempo. Cuando aparj' es la traducción de terumah, tampoco hay referencia al tiempo.
Por lo tanto, los 144.000 pueden considerarse como las "primicias", ya sea en el sentido de que son parte de una cosecha mayor, o de ser una ofrenda o presente para Dios.
5. Fue hallada.
La reflexión del verbo griego indica acción pasada en un momento determinado. En el momento de hacerse la investigación, los 144.000 eran intachables, limpios por la gracia de Dios.
Mentira
Gr. pséudos , "falsedad", "sutileza", "fraude", "engaño". El Evangelio de Jesucristo transformara al pecador, lo convierte ningún fingimiento, ningún engaño, ningún pecado.
Sin mancha
Gr. ámÇmos , "sin defecto", "sin culpa" (ver com. Efe. 1: 4; cf. PVGM 47-48; TM 506).
Delante del trono.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. La omiten la BJ, BA, BC y NC
6. Vi.
Comienza una nueva escena. Los acontecimientos representados en esta visión preceden cronológicamente a los que Juan ha descrito en los vers. 1-5.
Por en medio del cielo.
El ángel del cap. 8: 13 también apareció volando por en medio del cielo. La extensión de su vuelo indica los alcances mundiales de la obra y el mensaje de este ángel. Su obra crece y se desarrolla hasta que la ve y la oye toda la humanidad.
Otro.
Gr. állos , otro de la misma clase. Aunque algunos MSS omiten esta palabra, la evidencia textual se inclina por retenerla. Ya han sido mencionados muchos ángeles (cap. 1: 1, 20; 5: 2; 7: 1; etc.), de manera que el adjetivo es "otro" no sería totalmente necesario.
Ángel.
Esta es una visión simbólica. El ángel representa a los siervos de Dios ocupados en la tarea de proclamar el Evangelio eterno, especialmente los asuntos mencionados en este versículo, en un tiempo cuando la hora del "juicio ha llegado" (ver. 7). Por supuesto , también es cierto que ángeles literales ayudan a los hombres en la tarea de proclamar el Evangelio, pero esta no es la idea que predomina aquí.
Evangelio.
Gr. evaggélion (ver com. Mar. 1:1)
Eterno.
Gr. aiÇnios (ver com. Mat. 25: 41). Las Escrituras hablan en otro lugar del "Evangelio de la gloria" (2 Cor. 4: 4; 1Tim. 1: 11); pero el "evangelio eterno" sólo se usa aquí en relación con el Evangelio de la gracia de Dios, pues no hay sino un solo Evangelio para salvar a la humanidad, el cual continuará hasta que haya gente que salvar. Nunca habrá otro Evangelio igual.
Predicarlo.
Gr. evaggelízÇ , "proclamar buenas nuevas", verbo afín de evaggélion . Compárese con el uso de evaggélion en Rom. 1: 15; 10: 15.
Moradores de la tierra.
Según lo indican las frases siguientes, aquí se presenta una proclamación mundial del Evangelio.
Toda nación.
La universalidad de mensajes se destaca con esta frase y las siguientes.
7. Gran voz.
Los mensajes del primero y del tercer ángel se proclaman a "gran voz" (vers. 9). La "gran voz" indica que el mensaje se proclamará en tal forma que todos podrán oírlo. También se destaca la importancia del mensaje.
Temed.
Gr. fobéÇ, "temer", "reverenciar". Fobéo no significa aquí sentir temor de Dios, sino acercarse a él con reverencia y respeto. Incluye el pensamiento de absoluta lealtad a Dios, en una sumisión a Dios, en una sumisión completa a su voluntad. (cf. com. Deut. 4: 10).
Dios.
El mensaje de temer a Dios es especialmente oportuno en el período representado por la predicación de este ángel, porque los hombres se han entregado a la adoración de los dioses del materialismo y el poder y muchos otros que han inventado.
Gloria.
Gr. dóxa (ver com. Rom. 3; 23). Aquí significa sin duda "honor", "alabanza", "homenaje" . Cf. Sal. 115: 1; Isa. 42: 12; 2. Ped. 3: 18; Jud. 25.
Hora.
O "tiempo", no es hora literal. Compárese este uso de "hora" con Juan 4: 21, 23; 5: 25, 28; Apoc. 14: 15. Entendida así, es posible comprender la clase "hora de su juicio" se refiere al tiempo, en sentido general, cuando se efectuará el juicio, y no necesariamente al momento exacto cuando comenzará el juicio. En esta forma es posible que el mensaje del primer ángel fue proclamado en los años que precedieron a 1844, aun cuando la verdadera obra de juicio aún no había comenzado (ver com. "juicio").
Juicio.
Gr. krísis , "la acción de juzgar", en contraste con kríma , "la sentencia del juicio" (ver com. cap. 17: 1). Los expositores adventistas del séptimo día entienden que el juicio que aquí se menciona fue el que comenzó en 1884, representando simbólicamente por la purificación del santuario terrenal (ver com. Dan. 8: 14). Puede deducirse que no se refiere al ejecutivo cuando venga Cristo y todos recibirán su retribución, porque los mensajes de los tres ángeles (Apoc. 14: 6-12) preceden a la segunda venida de Cristo (vers. 14). Además, el mensaje concerniente al juicio es acompañado por una exhortación y una amonestación que revelan que el día de la salvación aún no ha pasado. Los hombres pueden aún buscar a Dios y escapar de la ira que vendrá. La predicación de Guillermo Miller y sus colaboradores en el período desde 1831 hasta 1884, respecto a la terminación de los 2.300 días en 1844, puede considerarse históricamente como el comienzo de la predicación del mensaje del primer ángel (ver F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 284).
Pero ese mensaje ha tenido validez desde entonces, y continuará teniéndola hasta que caiga el telón que pondrá fin a la oportunidad de salvación para el hombre.
Ha llegado.
O "ha venido".
Adorad.
Gr. proskunéo , "rendir homenajes", "adorar". La adoración a Dios contrasta con la adoración a la bestia (cap. 13: 8, 12) y su imagen (vers. 15). En la crisis que pronto vendrá, los habitantes de la tierra tendrán que escoger, como lo hicieron los tres fieles hebreos de la antigüedad, entre el culto al verdadero Dios y el culto a los dioses falsos (Dan. 3). El mensaje del primer ángel tiene el propósito de preparar a los seres humanos para que hagan la debida elección y permanezcan firmes en el tiempo de la crisis.
Hizo el cielo y la tierra.
El Creador del universo es el verdadero y único objeto de adoración. Ningún hombre ni ningún ángel es digno de adoración. Esta prerrogativa sólo pertenece a Dios. El poder de crear es uno de los rasgos distintivos del verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos (Jer.10: 11-12). La exhortación a adorar a Dios como el Creador ha llegado a ser especialmente oportuno desde los años siguientes a la predicación inicial del mensaje del primer ángel, debido a la rápida propagación de la teoría de la evolución. Además, la exhortación a adorar a Dios como el Creador de todas las cosas, indica que debe prestarse la debida atención al monumento que recuerda las obras creadas por Dios: el sábado del Señor (ver com. Exo. 20: 8-11). Si el sábado hubiese sido guardado como era el propósito de Dios , hubiera servido una gran salvaguardia contra la credulidad y la evolución (ver Hech. 14: 15; PP 348). El sábado será un punto especial controversia en la crisis final que se avecina (ver com. Apoc. 13: 16).
8. Otro ángel.
Los MSS presenta diversas variantes de esta frase. Sin embargo, la evidencia textual se inclina por el texto "otro segundo ángel".
Le siguió.
Gr. aklouthéÇ , "acompañar", "seguir" (ver Mat. 19: 27-28; Mar. 1: 18, donde la palabra tiene la idea de acompañar personalmente a Jesús). Parece tener ambos significados en este versículos. Cronológicamente, el segundo ángel sigue al primero, pero también es cierto que el primer ángel continúa su ministerio cuando el segundo ángel se le une. En ese sentido el mensaje del segundo ángel acompaña al del primero.
Diciendo.
Los mensajes del primero y el tercer ángel son proclamados con "gran voz" (ver. 7, 9). El mensaje relativo a la caída de Babilonia se proclama más tarde con "voz potente" (ver com. cap. 18: 1-2).
Ha caído, ha caído.
Mejor, "cayó, cayó". Algunos MSS omiten la repetición del verbo, pero la evidencia textual establece su presencia. El pasaje parece ser un eco de Isa. 21: 9, que en hebreo repite el verbo, pero que en algunos MSS de la LXX lo pone una sola vez. La repetición hace más enfático el mensaje. Babilonia es un término abarcante que Juan utiliza para describir a todas las organizaciones y los movimientos religiosos que han apartado de la verdad. Este hecho nos obliga a considerar esta "caída" como progresiva y también acumulativa.
Esta profecía de la caída de Babilonia ha hallado su cumplimiento en el alejamiento de la pureza y sencillez del Evangelio que se ha generalizado en el protestantismo (ver com. Apoc. 14: 4). El mensaje de que cayó Babilonia fue predicado por primera vez por el movimiento adventista de los mileristas entre junio y agostos de 1844, y se aplicó a las iglesias que rechazaban el mensaje del primer ángel en cuanto al juicio (ver com. vers. 7). Este mensaje tendrá una creciente aplicación a medida de que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente con la unión de diversos 843 elementos religiosos bajo la dirección de Satanás (ver com. cap. 13: 12-14; 17: 12-14). El mensaje del cap.18: 2-4 anuncia la caída completa de Babilonia y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas que componen a Babilonia, a separarse de ellas.
Babilonia.
La antigua ciudad llamada Babilonia hallada en ruinas y desolación en los días de Juan (ver com. Isa. 13: 19). Como sucede con muchos otros términos y expresiones de Apocalipsis, la importancia de este nombre (ver com. Hech. 3: 16) puede entenderse mejor si se considera el papel histórico que desempeño en los tiempos de AT (ver pp. 879-882; com. Isa. 47: 1; Jer. 25: 12; 50:1; Eze. 26: 13; Apoc. 16: 12, 16; Nota Adicional com. cap. 18). La designación "misterio: Babilonia" (cap. 17: 5) específicamente identifica el nombre en forma figurada (ver com. Rom. 11: 25; Apoc. 1: 20; 17: 5; cf. com. cap. 16: 12).
Bab-ilu ( Babel o Babilonia) significa en el idioma babilónico "puerta de los dioses"; pero los hebreos despectivamente lo asociaban con balal, palabra que en su idioma significaba "confundir" (ver com. Gén. 11: 9). Los gobernantes de Babilonia sin duda llamaron a su ciudad "puerta" de los dioses porque deseaban considerarla como el lugar donde los dioses se relacionaban con los hombres para dirigir los asuntos de la tierra (ver com. Juec. 9: 35; Rut 4:1; 1 Rey. 22: 10; Jer. 22: 3); por lo tanto, este nombre parece haber reflejado la pretensión de los reyes babilónicos de que habían sido comisionados para gobernar el mundo por mandato divino (ver t. II, p. 161; PP 112; com. Gén. 11: 4).
Babilonia fue fundada por Nimrod (ver com. Gén. 10: 10; 11: 1-9). La ciudad fue desde el principio emblema de incredulidad en cuanto al verdadero Dios y desafío de su voluntad (ver com. Gén. 11: 4-9), y su norte fue un monumento de su plan maestro para obtener el control de la raza humana, así como Dios se proponía actuar por medio de Jerusalén (ver t, IV, pp. 28-32). Por esta razón, durante los tiempos del AT las dos ciudades simbolizaron, respectivamente las fuerzas del mal y del bien que obraban en el mundo. Los fundadores de Babilonia intentaron establecer un gobierno enteramente independiente de Dios, y si él no hubiese invertido, finalmente hubieran logrado desterrar la justicia de la tierra (PP 115; cf. com. Dan. 4: 17). Entonces Dios decidió que era necesario destruir la torre y esparcir a sus constructores (ver com. Gén. 11: 7-8). Después de un período de éxito transitorio siguió otro de más de mil años de decadencia y sujeción a otras naciones (ver t. I, pp. 144-145; t II, p. 94; com. Isa. 13: 1; Dan. 2: 37).
Cuando Nabuconodosor II reconstruyó a Babilonia, ésta llegó a ser una de las maravillas del mundo antiguo (ver Nota Adicional de Dan. 4). Su plan de que su reino fuera universal y eterno (ver com. Dan. 3: 1; 4: 30), tuvo éxito hasta cierto grado, pues en esplendor y poder el nuevo Imperio Babilónico sobrepujó a sus predecesores (ver t. II, pp 94-96; com. cap. 2: 38- 38; 4: 30); sin embargo, también llegó a ser la orgullosa y cruel opresora (ver Ed 171). Conquistó al pueblo de Dios y puso en peligro el propósito divino para este pueblo. Pero Dios humilló a Nabuconodosor con una dramática serie de acontecimientos, y sometió su voluntad (ver t. IV, pp. 779- 780). Pero sus sucesores se negaron a humillarse delante de Dios (Dan. 5: 18-22), y finalmente Babilonia fue pesada en las balanzas del cielo y hallada falta, y el reino fue "roto" por el decreto del Vigilante divino (ver com. Dan. 5: 26-28). Babilonia fue durante cierto tiempo la capital del Imperio Persa, pero fue destruida por Jerjes (cf. t. III, pp. 459-460). A través de los siglos la ciudad gradualmente fue perdiendo su esplendor e importancia, hasta que a fines del siglo I d. C. virtualmente dejó de existir (ver Isa. 13: 19; Apoc. 18: 21).
Desde la caída de la antigua Babilonia Satanás siempre ha procurado regir el mundo por medio de diferentes potencias, y probablemente lo hubiera logrado hace mucho de no ser por las repetidas intervenciones divinas (ver com. Dan. 2: 39-43). Su tentativa más audaz y que casi logró completo éxito fue hecha, sin duda, por medio del papado, especialmente durante la Edad Media (ver t. IV, p. 863; com. Dan. 7: 25). Pero Dios ha intervenido para evitar el triunfo de todas las subsiguientes amenazas al cumplimiento final de sus propósitos ( cf. Apoc. 12: 5, 8, 16), y por eso las naciones nunca han podido "pegarse" 844 la una con la otra (ver com. Dan. 2: 43). El mal contiene el germen de la división; pero cerca del fin del tiempo se permitirá que Satanás logre una unión que por un corto período parecerá ser un completo éxito (ver com. Apoc. 16: 13-14, 16; 17:12-14).
A fines del siglo I d. C. los cristianos ya se referían a la ciudad y al Imperio Romano con el nombre críptico de Babilonia (ver com. 1 Ped. 5: 13). En ese tiempo la ciudad de Babilonia, una vez esplendorosa, yacía en ruinas casi totalmente; era un lugar deshabitado, un verdadero símbolo de la suerte que le espera a la Babilonia espiritual de los últimos días. Los judíos sufrieron intensamente bajo la mano despiadada de Roma (ver t. V, pp. 70-71; t. VI, p. 89) así como habían sufrido bajo Babilonia, y los cristianos también sufrieron repetidas persecuciones a manos de Roma (ver t. VI, pp. 62-63, 85-86, 89). Por esto, tanto para los judíos como para los cristianos el nombre Babilonia llegó a ser un término apropiado y acusador para describir a la Roma imperial.
El nombre "Babilonia" aparece con frecuencia como una clave en los primeros siglos del cristianismo, en la literatura judía y cristiana, para referirse a la ciudad de Roma y al Imperio Romano. Por ejemplo, el libro V de los Oráculos sibilinos , una obra judía seudoepigráfica que data de alrededor del 125 d.C. (ver t. V, p. 90), presenta algo que tiene el propósito de ser una profecía de la suerte de Roma, estrechamente paralela con la descripción de la Babilonia simbólica del Apocalipsis. Habla de Roma como de una "ciudad impía" que ama la "magia", se deleita en "adulterios" y tiene "un corazón sanguinario y una mente impía". El escritor observa que "muchos fieles santos de los hebreos han perecido" a manos de ella, y predice su desolación final: "En viudez te sentarás en tus riberas . . . Pero tú has dicho, soy única, y ninguno traerá sobre mí la ruina; pero ahora Dios . . . te destruirá a ti y a todos los tuyos" (líneas 162-179; cf. Apoc. 18: 5-8). En 2 Baruc, otra obra seudoepigráfica del siglo I o II d. C., el nombre Babilonia se usa para referirse a Roma como lo hace el Apocalipsis (cap. 11: 1-3). Y el escritor del Midrash Rabbah judío, en el comentario de Cant. 1: 6, dice: "el lugar de Roma lo llamaron Babilonia". Tertuliano, que vivió a fines del siglo II, declara específicamente que el término Babilonia se refiere en el Apocalipsis a la ciudad capital de la Roma imperial ( Contra Marción iii. 13; Respuesta a los judíos 9; ver también Ireneo, Contra herejías v. 26. 1). "Edom" era otra designación en clave que aplicaban a Roma los judíos de los primeros tiempos del cristianismo (ver Midrash Rabbah, com. Cant. 1: 6, p. 60; Talmud Makkoth 12a).
Por lo tanto, Babilonia ha sido reconocida literal y simbólicamente desde hace mucho como la enemiga tradicional de la verdad y del pueblo de Dios. Babilonia, como se usa en el Apocalipsis, simboliza desde la antigüedad hasta el fin del tiempo a todas las organizaciones religiosas apóstatas y a sus caudillos (ver com. cap. 17: 5; 18: 24). Una comparación de los muchos pasajes del AT donde se exponen detalladamente los pecados y la suerte de la Babilonia literal, demuestra cuán apropiada es la aplicación figurada de este nombre (ver com. Isa. 47: 1; Jer. 25: 12; 50: 1; Apoc. 16: 12-21; 17; 18; ver Nota Adicional del cap. 18). Un examen de éstos y otros pasajes revela también la importancia de un estudio cabal del AT respecto a la Babilonia literal como un marco histórico para comprender la importancia de los pasajes del NT que se refieren a la Babilonia simbólica.
La gran ciudad.
El adjetivo "grande" se aplica a Babilonia en todo el libro de Apocalipsis (cap. 16: 19; 17: 5, 18: 18: 2, 10, 21).
Beber.
Símbolo que describe la aceptación de las falsas enseñanzas y la política de Babilonia. "Ha hecho beber a todas las naciones" sugiere que se emplea la fuerza. Elementos religiosos presionarán al Estado para que éste imponga sus decretos por la fuerza.
Todas las naciones.
Una descripción de los alcances universales de la apostasía. La sustitución de las leyes de Dios por leyes humanas y la sanción de decretos religiosos de parte del Estado, llegará a ser general (ver com. cap. 13: 8; cf 2JT 373-374; 3JT 46, 143).
Vino del furor.
Esta figura tal vez proviene de Jer. 25: 15, donde se le ordenó a este profeta: "Toma . . . la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones". Al ofrecer su vino a las diversas naciones, Babilonia no tiene el propósito de causar furor, pues ella afirma que el beber de su vino traerá paz a las naciones (ver com. Apoc. 13: 12); sin embargo, beber de él traerá sobre las naciones la ira de Dios.
Algunos sugieren que la palabra que se traduce "furor" ( thumós ) debe traducirse "pasión". El
pasaje entonces podría traducirse: "ella ha hecho beber a todas las naciones del vino de su inmoralidad apasionada". Pero en otros pasajes del Apocalipsis thumós parece tener el significado de "ira", y "furor", y es probable que aquí también deba adaptarse este significado.
Fornicación.
Simboliza la relación ilícita entre la iglesia y el mundo, o entre la iglesia y el Estado. La iglesia debe estar casada con su Señor; pero cuando busca el apoyo del Estado, abandona a su legítimo marido, y mediante su nueva relación, comete fornicación espiritual. Cf. com. Eze. 16: 15; Sant. 4: 4.
9. Tercer ángel.
Cf. vers. 6, 8.
Siguió.
Ver com. vers. 8.
Gran voz.
Ver com. vers. 78.
Si alguno.
En griego equivale a "el que".
Adora.
Gr. proskunéÇ (ver com. vers. 7).
La bestia.
La bestia descrita en el cap. 13: 1-10 (ver el comentario respectivo). La segunda bestia ordena que los hombres adoren a la primera bestia (ver com. cap. 13: 12). Debe notarse que esta amonestación tendrá aplicación después de que se haya curado la herida de muerte (ver comp. cap. 13: 3), y se forme la imagen de la bestia (ver com. vers. 14), y la marca de la bestia llegue a ser un asunto de capital importancia (ver com. vers. 16). El mensaje del tercer ángel, como se predica actualmente, es una advertencia en cuanto a los conflictos que están por llegar, una advertencia que hará entender a todos los hombres qué es lo que está comprometido en la lucha que ha comenzado y qué los capacitará para hacer una elección inteligente.
Y a su imagen.
Ver com. cap. 13: 14. La conjunción "y" identifica a los adoradores de la bestia con los de la imagen. Una conjunción adicional identifica a estos adoradores con los que reciben la marca. La bestia y la imagen se unen en sus propósitos y prácticas, y en su exigencia de que los hombres reciban la marca de la bestia. Por lo tanto, el que adore a la bestia, también adorará la imagen de la bestia y llevará su señal.
Marca.
Ver com. cap. 13: 16.
10. Vino de la ira.
O vino que es la ira. Los que beben del vino del furor de la fornicación de Babilonia (vers. 8), beberán también del vino de la ira de Dios. La amonestación es evidente. Nadie tiene por qué entenderla mal.
Vaciado.
El verbo griego significa mezclar, especialmente vino con agua, o verter vino en la copa. Hay aquí un juego de palabras que se reproduce aproximadamente: "que ha sido mezclado sin mezcla". Es decir, de la ira es puro, sin dilución. La figura quizá provenga de Sal. 75: 8, donde el vino indudablemente está mezclado con especias para aumentar su poder embriagador.
El cáliz de su ira.
O "cáliz de su indignación".
Será atormentado.
Gr. basanízÇ , "torturar", "atormentar", "afligir". Compárese con el uso de basanízÇ en Mat. 8: 6, 29; 14: 24 ( "azotada" ); 2 Ped. 2: 8 ("afligía"). Las últimas siete plagas caerán sobre los adoradores de la bestia y su imagen (Apoc. 16: 2). Además, estos seguidores de la bestia se levantarán en la segunda resurrección para recibir su castigo final (cap. 20: 5, 11-15). No es claro a cuál fase del castigo se está refiriendo Juan; quizá a las dos, pues en ambas habrá tormento. La primera termina con la muerte cuando Jesús aparezca viniendo del cielo (ver com. cap. 19: 19-21); la segunda, con la muerte eterna (ver com. cap. 20: 14).
Fuego y azufre.
La figura quizá provenga de Isa. 34: 9-10 (ver el comentario respectivo). Cf. Gén. 19: 24 donde se mencionan fuego y azufre en la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Delante de.
Las plagas y la destrucción de los impíos después de los mil años acontecerán en esta tierra; pero en el segundo caso el campamento de los santos estará en la tierra. Cristo estará con su pueblo, y sin duda también habrá muchos ángeles.
11. Por los siglos de los siglos.
Gr. eis aiÇnas aiÇnÇn , literalmente "para siglos de siglos". Esta expresión puede compararse con la frase eis ton aiÇna , literalmente "para el siglo", por lo general traducida "para siempre" (ver Mat. 21: 19; Mar. 3: 29; Luc. 1: 55; etc.), o con la frase eis tóus aiÇnas , literalmente "para los siglos", también por lo común traducida "para siempre" " (Luc. 1: 33; Rom. 1: 25; 11: 36), o con el adjetivo aiÇnios , literalmente "que dura por los siglos", traducido muchas veces como "eterno" " (Mat. 18: 8; 19: 16, 29; 25: 41, 46; etc.). AiÇnios (ver com. Mat. 25:41), eis ton aiÇna y eis tóus aiÇnas no indican necesariamente una existencia eterna. Pero alguno podrá preguntarse: ¿Estas expresiones no significan a veces perpetuidad? Y si es así, la expresión compuesta eis aiÇnas aiÇnÇn , ¿no debe significar "por los siglos 846 de los siglos", una declaración más enfática de perpetuidad?.
Esta expresión compuesta aparece e otros lugares como eís tóus to aiÇnas tÇn aiÇnÇn, literalmente "para los siglos de los siglos", pero en cada caso se relaciona con Dios o con Cristo para expresar su existencia eterna. Sin embargo, este significado no se deriva de la expresión en sí, sino de aquello con lo que se relaciona. La expresión significa de por sí muchos siglos.
Explicamos a continuación el significado que aquí se le da a la expresión compuesta ya mencionada. El asunto al cual se refiere es el tormento de los adoradores de la bestia en un lago de fuego y azufre. La vida humana en un medio tal sería sumamente breve, pero si se usa la expresión eis ton aiÇna , "por el siglo", es posible concluir que el castigo sólo será momentáneo. La expresión compuesta demuestra que el tormento será por cierto período, pero, por supuesto, no interminable. Esto es evidente por otros pasajes de las Escrituras que demuestran que la suerte final de los impíos será el aniquilamiento total (Mat. 10: 28; Apoc. 20: 14).
La figura del humo que sube para siempre sin duda proviene de Isa. 34:10, donde se describe la desolación de Edom. El antiguo profeta no vio en visión fuegos interminables porque después de la conflagración, de la cual dice "perpetuamente subirá su humo", la tierra se convierte en un desierto de desolación habitado por animales salvajes (vers. 10-15). Lo que la figura denota es completa destrucción. Ver com. Mal. 4:1.
Reposo.
Gr. anápausis , "cesación", "descanso", "refrigerio". El significado es que el castigo será continuo hasta que sobrevenga la muerte.
De día ni de noche.
Las horas no cuentan; el tormento es continuo.
Adoran a la bestia.
Se repite la identificación (cf. vers. 9) quizá para añadir énfasis. El tercer ángel proclama una amenaza sumamente terrible. Los habitantes de la tierra no tendrán excusa si "adoran a la bestia y a su imagen". Deben dedicar todos sus esfuerzos para descubrir la identidad de la bestia, su imagen y su señal, y conocer sus artificios y procedimientos.
12. Paciencia.
Gr. hupomon' (ver com. Rom. 5:3). La traducción "perseverancia" o "aguante" sería aquí más adecuada. "Aquí está la perseverancia de los santos" (BA). El contexto llama la atención a la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Apoc. 13: 11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo "engaño de iniquidad" (2 Tes. 2: 10; cf. Mat. 24: 24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial.
Santos.
Gr. hágios (ver com. Rom. 1: 7).
Guardan los mandamientos de Dios.
Esta declaración es muy significativa por el contexto en que se halla. El mundo, cautivado por los engaños de Satanás, se inclinará delante de la bestia y su imagen, y cumplirá sus dictados y decretos (ver com. cap. 13: 8); pero los santos se negarán a cumplir sus exigencias porque guardan los mandamientos de Dios. El asunto crucial del conflicto será el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Los cristianos concuerdan en términos generales en cuanto al carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos; pero a principios de la era cristiana se comenzó a poner a un lado el sábado, séptimo día de la semana, y a sustituirlo por la observancia del primer día de la semana como día de culto (ver com. Dan. 7: 25). Los cristianos que observan el domingo presentan diversas razones por las cuales observan el primer día de la semana en lugar del séptimo, y por qué se sienten autorizados para despreciar las exigencias del mandamiento original. Algunos afirman que los Diez Mandamientos fueron abolidos junto con todas las leyes ceremoniales del AT; Otros sostienen que el elemento temporal del cuarto mandamiento es ceremonial, pero que la orden de observar un día en siete es una obligación moral. Estas opiniones no se basan en las Escrituras. El punto de vista de la iglesia de Roma es que ella transfirió el carácter sagrado de un día al otro por autoridad divina. Pero los protestantes no pueden aceptar esta posición, porque la Biblia y solamente la Biblia es su regia de fe. El asunto llegará a su punto culminante cuando Babilonia la grande se imponga sobre el Estado para que éste haga de la observancia del domingo un asunto de ley civil, obligatorio, y decida castigar a todos los que no le obedezcan. Este es el conflicto que describe Apoc. 13: 12-17 (ver el comentario respectivo, especialmente los vers. 12, 16).
En esa hora tenebrosa los hijos de Dios se aferrarán a la Biblia y no le rendirán homenaje a ningún poder, excepto a Cristo. Entre los muchos rasgos característicos que podrían habérsele mencionado al profeta, se le indicó que destacase dos predominantes: la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
La fe de Jesús.
O "fe en Jesús". El texto griego puede entenderse en ambas maneras, aunque generalmente se prefiere la segunda. En cuanto a la diferencia entre las dos expresiones y la importancia de la fe en la experiencia cristiana, ver com. Rom. 3: 22. La fe de Jesús y la observancia de los mandamientos representan dos aspectos importantes de la vida cristiana. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter, pues exponen la norma divina de justicia que Dios anhela que alcance el hombre, pero que debido a su condición pecaminosa no puede lograr. " "La mente carnal . . . no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" " (Rom. 8: 7). A pesar de sus mejores esfuerzos, el hombre continuamente está destituido de la gloria de Dios (ver com. Rom. 3: 23); pero Jesús vino para capacitar a los seres humanos y restaurarlos a la imagen divina. Vino para mostrar cómo es el Padre, y en este sentido amplió el significado de la ley moral o Diez Mandamientos. Los hombres pueden guardar los requisitos divinos por medio del poder de Cristo (ver com. Rom 8: 3-4) y reflejar así la imagen divina.
La iglesia remanente honra los mandamientos de Dios y los observa, no con un sentido legalista sino como una revelación del carácter de Dios y Cristo, que mora en el corazón del verdadero creyente (Gál. 2: 20).
13. Una voz.
Esta voz no es identificada, pero indudablemente es distinta de la voz del tercer ángel (vers. 9- 12).
Escribe.
Ver com. cap. 1: 11.
Bienaventurados . . . los muertos.
Esta es una de las siete bienaventuranzas del libro de Apocalipsis (cf. com. Mat. 5: 3). Las otras se hallan en Apoc. 1: 3; 16: 15; 19: 9; 20: 6; 22: 7, 14).
De aquí en adelante.
Se refiere sin duda a período de los mensajes de los tres ángeles, dentro del cual se halla el tiempo de la persecución que desatarán la bestia y su imagen, cuando se impongan es aislamiento social y la sentencia de muerte (ver com. cap. 13:12-17). Los que mueran en este tiempo descansarán por un momento, hasta que pase la indignación. Y luego tendrán el privilegio de participar de la resurrección especial, la que precederá a la resurrección general de los justos (ver com. Dan. 12: 2).
En el Señor.
No se bendice a todos los muertos sino únicamente a los que mueren "en el Señor", o sea a los que murieron con su fe puesta en Jesús (cf. com. 1 Cor. 15: 18; 1 Tes. 4: 16).
El Espíritu.
Ver com. cap. 1: 4.
Trabajos.
Gr. kopos, "labor cansadora", "cansancio", "esfuerzo agotador". Compárese con el uso de esta palabra en 2 Cor. 6: 5; 11: 23, 27; 1 Tes. 1: 3. La muerte es un descanso de la fatigosa labor de la vida.
Obras.
Gr. érgon , "actividades", término genérico que contrasta con kópos (ver com. "trabajos").
Con ellos siguen.
Esta expresión se ha interpretado de dos maneras: (1) algunos, basados en el texto griego que dice literalmente "con ellos siguen", o los acompañan, consideran que Juan se refiere al abandono de las cargas de esta vida y la continuación de actividades en el mundo futuro. No hay duda de que la actividad cesa durante el período entre la muerte y la resurrección porque es un lapso de inconsciencia y quietud (ver com. Sal. 146: 4; 2 Cor. 5: 1-3); pero el cielo será un lugar de agradable actividad (ver Ed 291-298). (2) Otros interpretan que "sus obras con ellos siguen" se refiere a la influencia que deja tras sí una buena persona cuando muere.
14. Una nube blanca.
Los vers.,14-20 presentan una visión simbólica de la venida de Cristo. Las reglas para la interpretación de las visiones simbólicas (ver com. com. Eze. 1: 10) deben aplicarse en la explicación de este pasaje. En cuanto al significado de nubes con referencia a la venida de Cristo, ver com. Hech. 1: 9-11; cf. Mat. 24: 30; Luc. 21: 27; Apoc. 1: 7. La naturaleza de los mensajes de los tres ángeles y el hecho de que inmediatamente después se trata de la venida de Cristo, demuestran que los tres mensajes son la amonestación final que Dios dirige al mundo (cf. com. cap. 18: 1-4).
Hijo del Hombre.
Ver com. cap. 1: 13.
Corona.
Gr. stéfanos, "guirnalda", "corona" de victoria (cf. com. cap. 12: 3). La corona de oro puede contrastarse con la "corona [ stéfanos ] 848 de espinas" (Mat. 27: 29).
Una hoz aguda.
Jesús aparece viniendo como un segador para recoger la cosecha (vers. 15-16).
15. Templo.
Gr. naós (ver com. cap. 3:12). El templo ha sido presentado anteriormente en la profecía (cap. 1 l: 1-2, 19). Nótese que Juan alude frecuentemente a asuntos ya presentados en visiones anteriores, pero el panorama permanece inalterable. Por ejemplo, los cuatro "seres vivientes" del cap. 4: 6 aparecen repetidas veces en visiones subsiguientes (cap. 7:1 1; 14: 3; 15: 7; 19: 4).
Otro ángel.
Otro, además de los tres que han proclamado los mensajes de amonestación antes de la segunda venida de Cristo (vers. 6, 8-9).
La mies.
Los vers. 15-20 describen la gran siega o cosecha final. Esta siega abarca dos acontecimientos distintos. Uno se describe en los vers. 16-17, y el otro en los vers. 18-20. El primero se refiere al acto de recoger a los justos, representados aquí por el grano maduro, como se deduce del griego por la palabra que se traduce "madura". El segundo se refiere a los impíos, representados por los racimos de uvas "maduras".
Está madura.
Gr. x'ráinÇ , "secarse", "marchitarse", que se usa para referirse a la maduración de sembrados de granos.
16. Fue segada.
O sea cuando los justos sean recogidos (cf. Mat. 13:30; Luc. 3:17).
17. Otro ángel.
Cf. vers. 15.
Templo.
Ver com. vers. 15.
Hoz.
Cf. vers. 15.
18. Del altar.
Probablemente el altar mencionado en los cap. 8: 3, 5; 9: 13.
Poder sobre el fuego.
No se explica por qué se menciona que este ángel tiene poder sobre el fuego; quizá porque el fuego es un símbolo de venganza. Compárese con la frase "ángel de las aguas" (cap. 16:5).
Llamó.
Cf. vers. 15.
Los racimos.
La Figura de las dos cosechas proviene del antiguo año agrícola de Palestina, que consistía en dos cosechas principales: la de los granos y la vendimia (ver t. II, pp. 111- 112). La vendimia representa aquí a los impíos reunidos para la destrucción.
19. Lagar.
Una figura adecuada en lo que se refiere al color del vino, que se parece a la sangre. La figura quizá proviene de Isa. 63: 1-6 (ver el comentario respectivo).
Ira de Dios.
Quizá se refiere particularmente a las siete últimas plagas (cap. 15: 1).
20. Pisado.
El lagar era pisado en los días antiguos por los que trabajaban en él (ver com. Isa. 63:2-3).
Fuera de la ciudad.
La idea quizá provenga de las profecías del AT, donde se describe la destrucción de los enemigos de Dios fuera de Jerusalén (ver com. Joel 3: 12-13).
Los frenos de los caballos.
Una figura literaria para indicar la tremenda matanza de las huestes de los impíos. Una figura paralela se halla en el libro seudoepigráfico de Enoc: "Y en esos días los padres junto con sus hijos serán aniquilados en un lugar, y hermanos unos con otros caerán en la muerte hasta que los arroyos corran con su sangre. . . Y el caballo andará hasta el pecho en la sangre de los pecadores. Y el carro será completamente sumergido" (cap. 100: 1-3).
Estadios.
Mil seiscientos estadios serían unos 296 km (ver t. V, p. 52). No se ha podido encontrar una explicación satisfactoria para este número específico (1.600). Jerónimo creía que era una alusión a la longitud de Palestina; pero es especulación que añade poco o nada a la comprensión del pasaje. El pensamiento principal es que los enemigos de la iglesia de Dios serán finalmente y completamente vencidos; por lo tanto, la iglesia puede pensar en que quedará plena y completamente liberada de todos sus enemigos, y que triunfará gozosamente en el reino de Dios.
CBA T7
Mejor "Vi".
El Cordero.
Sin duda se refiere al Cordero mencionado en cap. 5: 6 (ver el comentario respectivo). En cuanto al uso del artículo para referirse a datos proféticos previamente introducidos, ver com. Dan.7: 13; cf. com. Apoc. 1: 13.
El Monte de Sión.
Ver com. Sal. 48: 2. Apoc. 14: 1-5 se relaciona estrechamente con el cap. 13: 11-18. Los 144.000 aparecen con el Cordero sobre el monte de Sión para indicar su triunfo sobre la bestia y su imagen. Juan los había visto pasar poco antes por una prueba sumamente severa, aislados socialmente y condenados como merecedores de la pena de muerte. Pero en su hora más oscura fueron librados, y ahora están con el Cordero librados eternamente de los conflictos de la tierra.
Ciento Cuarenta y Cuatro mil.
En cuanto a la identidad de este grupo, ver com. cap. 7: 4.
El nombre . . . de su Padre.
En el cap. 7: 3 se dice que los 144.000 son sellados "en sus frentes", por lo tanto, hay una estrecha relación entre el sello y el nombre divino. En esta visión de Juan el sello evidentemente tenía el nombre del Padre y del Hijo. En los sellos antiguos se grababa el nombre de la persona, lo que les daba validez. En cuanto a ejemplos de inscripciones en estos sellos, ver com. cap. 7: 2. Los nombres, aplicados a los 144.000, representan (1) el dueño: los 144.000 pertenecen a Dios; (2) el carácter: los 144.000 reflejan plenamente la imagen de Jesús. Cf. com. cap. 13: 17, donde la marca de la bestia y el nombre de la bestia se relacionan estrechamente.
En la frente.
Compárese con la marca de la bestia en la frente (ver com. cap. 13: 16).
2. Y oí una voz.
0 "un sonido". Algunos creen que estos tañedores de arpas y cantores no son los 144.000 sino los ángeles, cuyo mensaje sólo pueden entender los 144.000; sin embargo, en cap. 15: 2-3 se presenta claramente a los 144.000 con arpas y cantando, y por esto otros creen que en cap. 14: 2 también se trata de los 144.000.
Estruendo de muchas aguas.
Ver com. cap. 1: 15.
Sonido de un gran trueno.
El trueno se relaciona aquí, como en otros pasajes, con la presencia divina (cf. Job 37: 4; Sal. 29; Apoc. 4: 5; 6: 1).
Voz . . . era como de arpistas.
O "el sonido que oí como de citaristas que tocaban en sus 840 cítaras. El sonido que Juan oyó era semejante al de tañedores de cítaras. Quizá no vio tocar los instrumentos, de ahí su cautelosa comparación. Hay un estudio de las arpas antiguas en el t. III, pp. 38-39.
3. Cantaban.
Literalmente "cantan" (BJ, BC). La flexión del verbo está en presente para darle más dramatismo (cf. com. cap. 13: 11).
Trono.
El trono ya se ha presentado (cap. 4: 2).
Delante de los cuatro seres vivientes.
Ver com. cap. 4: 6.
Ancianos.
Cf. cap. 4: 4.
Nadie podía aprender.
Esta experiencia es de naturaleza tan personal, que sólo los que han pasado por ella pueden apreciar su significado. Para ellos el canto es un resumen preciosísimo y abarcante de las vicisitudes por las cual han pasado en las etapas finales de conflicto entre el bien y el mal.
Redimidos.
Gr. agorázÇ, "comprar", "adquirir", "redimir"; también se traduce "comprar" en los cap. 3: 18; 18: 11. Compárese con las frases "con tu sangre nos ha redimido para Dios" (cap. 5: 9), "redimidos de entre los de la tierra" (cap.14: 4). Cf. com. Rom. 3: 24; 1 Cor. 6: 20.
4. No se contaminaron.
Gr. molúnÇ , "contaminar", "marchar", "ensuciar", como la conciencia (1 Cor. 8: 7) o los vestidos (Apoc. 3: 4). Se refiere figuradamente, sin duda, a la contaminación debido a las relaciones ilícitas (ver com. "vírgenes"). El tiempo del verbo en griego puede ser significativo, pues fija la acción en un momento específico, sin duda en el tiempo cuando la unión de los elementos religiosos, simbolizados por "mujeres" (ver com. "mujeres"), ejercerá toda la presión posible sobre los santos para que renuncien a su fidelidad a Dios y sus mandamientos y se unan a la organización apóstata (ver com. cap. 16: 14; 17: 2, 6). Cualquiera concesión hubiera significado una contaminación; pero ahora, de pie victoriosamente sobre el monte de Sión, se alaba a los santos por su felicidad.
Mujeres.
En las Escritura a menudo se usa la figura de una mujer para representar a una iglesia; una mujer pura simboliza a la iglesia verdadera, a una mujer inmoral, a la iglesia apóstata (ver com. cap. 12: 1). En cap. 17: 1-5 (ver el comentario respectivo) la iglesia de Roma y varias iglesias apóstatas que siguen sus pisadas, son simbolizadas con una mujer impura y sus hijas. El profeta se refiere sin duda a estas iglesias (ver com. "no se contaminaron").
Vírgenes.
Gr. parthénos , término que se aplica a hombres y mujeres; aquí, a hombres. Esta aplicación es clara tanto por el texto griego como por la figura de "virgenes" que no se han "contaminado" con "mujeres". Todo el pasaje es simbólico, y por eso no se refiere a la virginidad literal que uno u otro sexo; de lo contrario, este pasaje contradiría otros que ensalzan el matrimonio y la relación conyugal (ver com. 1 Cor. 7: 1-5; Heb. 13: 4). Los santos son llamados vírgenes o porque se han mantenido apartados de Babilonia, o porque ya no tienen nada que ver con ella (ver com. Apoc. 18: 4). Se negaron a tener relación alguna con Babilonia y sus hijas en el tiempo cuando éstas se convirtieron en los instrumentos de Satanás en su esfuerzo final por extirpar a los santos (ver com. cap. 13: 15). No se contaminaron participando en esa alianza vituperable de elementos reunidos por Satanás, aunque quizá alguna vez pertenecieron a alguno de los diversos grupos que ahora están unidos.
Siguen al Cordero.
Parece señalarse algún privilegio especial de los 144.000 cuyos detalles no son revelados y por lo tanto sólo se pueden conjeturar. Cf. com. cap. 7: 14-17.
Redimidos de entre.
Ver com. vers. 3.
Primicias.
Gr. aparj' , "primeros frutos", de la raíz del verbo apárjomai , "empezar", especialmente "iniciar el sacrificio", "ofrecer primicias". Los antiguos israelitas ofrecían las primicias al Señor en forma personal (Deut. 26: 1-11) y también nacional (Lev. 23: 10, 17). Dar las primicias era un reconocimiento de la bondad de Dios al proporcionar la cosecha. La ofrenda nacional también tenía un significado simbólico (ver com. 1 Cor. 15: 20).
El término "primicias" aplicado a los 144.000 pude entenderse en dos formas:
l. Que son la primera entrega o adelantos de la gran cosecha. Los 144.000 son los vencedores en el gran conflicto con la bestia y su imagen (ver com. cap.14: 1). Han sido librados de esta lucha y están a salvo delante del trono de Dios. "Habiendo sido trasladado de la tierra, de entre los vivos, son contados por 'primicias para Cristo y para el Cordero' " (CS 707)
2. Que sencillamente significa "un presente" o "una ofrenda". Aparj' es en la LXX la traducción más frecuente del Heb. terumah, 841 "contribución", "ofrenda". En Exo. 25: 2-3 terumah es la contribución de los hijos de Israel para la construcción del santuario. Terumah describe con frecuencia una "ofrenda" (ver Núm. 5: 9, LXX, aparj' ). Inscripciones antiguas muestran que aparj' se usaba comúnmente para describir un "presente" para una diosa, sin referencia al tiempo. Cuando aparj' es la traducción de terumah, tampoco hay referencia al tiempo.
Por lo tanto, los 144.000 pueden considerarse como las "primicias", ya sea en el sentido de que son parte de una cosecha mayor, o de ser una ofrenda o presente para Dios.
5. Fue hallada.
La reflexión del verbo griego indica acción pasada en un momento determinado. En el momento de hacerse la investigación, los 144.000 eran intachables, limpios por la gracia de Dios.
Mentira
Gr. pséudos , "falsedad", "sutileza", "fraude", "engaño". El Evangelio de Jesucristo transformara al pecador, lo convierte ningún fingimiento, ningún engaño, ningún pecado.
Sin mancha
Gr. ámÇmos , "sin defecto", "sin culpa" (ver com. Efe. 1: 4; cf. PVGM 47-48; TM 506).
Delante del trono.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. La omiten la BJ, BA, BC y NC
6. Vi.
Comienza una nueva escena. Los acontecimientos representados en esta visión preceden cronológicamente a los que Juan ha descrito en los vers. 1-5.
Por en medio del cielo.
El ángel del cap. 8: 13 también apareció volando por en medio del cielo. La extensión de su vuelo indica los alcances mundiales de la obra y el mensaje de este ángel. Su obra crece y se desarrolla hasta que la ve y la oye toda la humanidad.
Otro.
Gr. állos , otro de la misma clase. Aunque algunos MSS omiten esta palabra, la evidencia textual se inclina por retenerla. Ya han sido mencionados muchos ángeles (cap. 1: 1, 20; 5: 2; 7: 1; etc.), de manera que el adjetivo es "otro" no sería totalmente necesario.
Ángel.
Esta es una visión simbólica. El ángel representa a los siervos de Dios ocupados en la tarea de proclamar el Evangelio eterno, especialmente los asuntos mencionados en este versículo, en un tiempo cuando la hora del "juicio ha llegado" (ver. 7). Por supuesto , también es cierto que ángeles literales ayudan a los hombres en la tarea de proclamar el Evangelio, pero esta no es la idea que predomina aquí.
Evangelio.
Gr. evaggélion (ver com. Mar. 1:1)
Eterno.
Gr. aiÇnios (ver com. Mat. 25: 41). Las Escrituras hablan en otro lugar del "Evangelio de la gloria" (2 Cor. 4: 4; 1Tim. 1: 11); pero el "evangelio eterno" sólo se usa aquí en relación con el Evangelio de la gracia de Dios, pues no hay sino un solo Evangelio para salvar a la humanidad, el cual continuará hasta que haya gente que salvar. Nunca habrá otro Evangelio igual.
Predicarlo.
Gr. evaggelízÇ , "proclamar buenas nuevas", verbo afín de evaggélion . Compárese con el uso de evaggélion en Rom. 1: 15; 10: 15.
Moradores de la tierra.
Según lo indican las frases siguientes, aquí se presenta una proclamación mundial del Evangelio.
Toda nación.
La universalidad de mensajes se destaca con esta frase y las siguientes.
7. Gran voz.
Los mensajes del primero y del tercer ángel se proclaman a "gran voz" (vers. 9). La "gran voz" indica que el mensaje se proclamará en tal forma que todos podrán oírlo. También se destaca la importancia del mensaje.
Temed.
Gr. fobéÇ, "temer", "reverenciar". Fobéo no significa aquí sentir temor de Dios, sino acercarse a él con reverencia y respeto. Incluye el pensamiento de absoluta lealtad a Dios, en una sumisión a Dios, en una sumisión completa a su voluntad. (cf. com. Deut. 4: 10).
Dios.
El mensaje de temer a Dios es especialmente oportuno en el período representado por la predicación de este ángel, porque los hombres se han entregado a la adoración de los dioses del materialismo y el poder y muchos otros que han inventado.
Gloria.
Gr. dóxa (ver com. Rom. 3; 23). Aquí significa sin duda "honor", "alabanza", "homenaje" . Cf. Sal. 115: 1; Isa. 42: 12; 2. Ped. 3: 18; Jud. 25.
Hora.
O "tiempo", no es hora literal. Compárese este uso de "hora" con Juan 4: 21, 23; 5: 25, 28; Apoc. 14: 15. Entendida así, es posible comprender la clase "hora de su juicio" se refiere al tiempo, en sentido general, cuando se efectuará el juicio, y no necesariamente al momento exacto cuando comenzará el juicio. En esta forma es posible que el mensaje del primer ángel fue proclamado en los años que precedieron a 1844, aun cuando la verdadera obra de juicio aún no había comenzado (ver com. "juicio").
Juicio.
Gr. krísis , "la acción de juzgar", en contraste con kríma , "la sentencia del juicio" (ver com. cap. 17: 1). Los expositores adventistas del séptimo día entienden que el juicio que aquí se menciona fue el que comenzó en 1884, representando simbólicamente por la purificación del santuario terrenal (ver com. Dan. 8: 14). Puede deducirse que no se refiere al ejecutivo cuando venga Cristo y todos recibirán su retribución, porque los mensajes de los tres ángeles (Apoc. 14: 6-12) preceden a la segunda venida de Cristo (vers. 14). Además, el mensaje concerniente al juicio es acompañado por una exhortación y una amonestación que revelan que el día de la salvación aún no ha pasado. Los hombres pueden aún buscar a Dios y escapar de la ira que vendrá. La predicación de Guillermo Miller y sus colaboradores en el período desde 1831 hasta 1884, respecto a la terminación de los 2.300 días en 1844, puede considerarse históricamente como el comienzo de la predicación del mensaje del primer ángel (ver F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 284).
Pero ese mensaje ha tenido validez desde entonces, y continuará teniéndola hasta que caiga el telón que pondrá fin a la oportunidad de salvación para el hombre.
Ha llegado.
O "ha venido".
Adorad.
Gr. proskunéo , "rendir homenajes", "adorar". La adoración a Dios contrasta con la adoración a la bestia (cap. 13: 8, 12) y su imagen (vers. 15). En la crisis que pronto vendrá, los habitantes de la tierra tendrán que escoger, como lo hicieron los tres fieles hebreos de la antigüedad, entre el culto al verdadero Dios y el culto a los dioses falsos (Dan. 3). El mensaje del primer ángel tiene el propósito de preparar a los seres humanos para que hagan la debida elección y permanezcan firmes en el tiempo de la crisis.
Hizo el cielo y la tierra.
El Creador del universo es el verdadero y único objeto de adoración. Ningún hombre ni ningún ángel es digno de adoración. Esta prerrogativa sólo pertenece a Dios. El poder de crear es uno de los rasgos distintivos del verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos (Jer.10: 11-12). La exhortación a adorar a Dios como el Creador ha llegado a ser especialmente oportuno desde los años siguientes a la predicación inicial del mensaje del primer ángel, debido a la rápida propagación de la teoría de la evolución. Además, la exhortación a adorar a Dios como el Creador de todas las cosas, indica que debe prestarse la debida atención al monumento que recuerda las obras creadas por Dios: el sábado del Señor (ver com. Exo. 20: 8-11). Si el sábado hubiese sido guardado como era el propósito de Dios , hubiera servido una gran salvaguardia contra la credulidad y la evolución (ver Hech. 14: 15; PP 348). El sábado será un punto especial controversia en la crisis final que se avecina (ver com. Apoc. 13: 16).
8. Otro ángel.
Los MSS presenta diversas variantes de esta frase. Sin embargo, la evidencia textual se inclina por el texto "otro segundo ángel".
Le siguió.
Gr. aklouthéÇ , "acompañar", "seguir" (ver Mat. 19: 27-28; Mar. 1: 18, donde la palabra tiene la idea de acompañar personalmente a Jesús). Parece tener ambos significados en este versículos. Cronológicamente, el segundo ángel sigue al primero, pero también es cierto que el primer ángel continúa su ministerio cuando el segundo ángel se le une. En ese sentido el mensaje del segundo ángel acompaña al del primero.
Diciendo.
Los mensajes del primero y el tercer ángel son proclamados con "gran voz" (ver. 7, 9). El mensaje relativo a la caída de Babilonia se proclama más tarde con "voz potente" (ver com. cap. 18: 1-2).
Ha caído, ha caído.
Mejor, "cayó, cayó". Algunos MSS omiten la repetición del verbo, pero la evidencia textual establece su presencia. El pasaje parece ser un eco de Isa. 21: 9, que en hebreo repite el verbo, pero que en algunos MSS de la LXX lo pone una sola vez. La repetición hace más enfático el mensaje. Babilonia es un término abarcante que Juan utiliza para describir a todas las organizaciones y los movimientos religiosos que han apartado de la verdad. Este hecho nos obliga a considerar esta "caída" como progresiva y también acumulativa.
Esta profecía de la caída de Babilonia ha hallado su cumplimiento en el alejamiento de la pureza y sencillez del Evangelio que se ha generalizado en el protestantismo (ver com. Apoc. 14: 4). El mensaje de que cayó Babilonia fue predicado por primera vez por el movimiento adventista de los mileristas entre junio y agostos de 1844, y se aplicó a las iglesias que rechazaban el mensaje del primer ángel en cuanto al juicio (ver com. vers. 7). Este mensaje tendrá una creciente aplicación a medida de que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente con la unión de diversos 843 elementos religiosos bajo la dirección de Satanás (ver com. cap. 13: 12-14; 17: 12-14). El mensaje del cap.18: 2-4 anuncia la caída completa de Babilonia y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas que componen a Babilonia, a separarse de ellas.
Babilonia.
La antigua ciudad llamada Babilonia hallada en ruinas y desolación en los días de Juan (ver com. Isa. 13: 19). Como sucede con muchos otros términos y expresiones de Apocalipsis, la importancia de este nombre (ver com. Hech. 3: 16) puede entenderse mejor si se considera el papel histórico que desempeño en los tiempos de AT (ver pp. 879-882; com. Isa. 47: 1; Jer. 25: 12; 50:1; Eze. 26: 13; Apoc. 16: 12, 16; Nota Adicional com. cap. 18). La designación "misterio: Babilonia" (cap. 17: 5) específicamente identifica el nombre en forma figurada (ver com. Rom. 11: 25; Apoc. 1: 20; 17: 5; cf. com. cap. 16: 12).
Bab-ilu ( Babel o Babilonia) significa en el idioma babilónico "puerta de los dioses"; pero los hebreos despectivamente lo asociaban con balal, palabra que en su idioma significaba "confundir" (ver com. Gén. 11: 9). Los gobernantes de Babilonia sin duda llamaron a su ciudad "puerta" de los dioses porque deseaban considerarla como el lugar donde los dioses se relacionaban con los hombres para dirigir los asuntos de la tierra (ver com. Juec. 9: 35; Rut 4:1; 1 Rey. 22: 10; Jer. 22: 3); por lo tanto, este nombre parece haber reflejado la pretensión de los reyes babilónicos de que habían sido comisionados para gobernar el mundo por mandato divino (ver t. II, p. 161; PP 112; com. Gén. 11: 4).
Babilonia fue fundada por Nimrod (ver com. Gén. 10: 10; 11: 1-9). La ciudad fue desde el principio emblema de incredulidad en cuanto al verdadero Dios y desafío de su voluntad (ver com. Gén. 11: 4-9), y su norte fue un monumento de su plan maestro para obtener el control de la raza humana, así como Dios se proponía actuar por medio de Jerusalén (ver t, IV, pp. 28-32). Por esta razón, durante los tiempos del AT las dos ciudades simbolizaron, respectivamente las fuerzas del mal y del bien que obraban en el mundo. Los fundadores de Babilonia intentaron establecer un gobierno enteramente independiente de Dios, y si él no hubiese invertido, finalmente hubieran logrado desterrar la justicia de la tierra (PP 115; cf. com. Dan. 4: 17). Entonces Dios decidió que era necesario destruir la torre y esparcir a sus constructores (ver com. Gén. 11: 7-8). Después de un período de éxito transitorio siguió otro de más de mil años de decadencia y sujeción a otras naciones (ver t. I, pp. 144-145; t II, p. 94; com. Isa. 13: 1; Dan. 2: 37).
Cuando Nabuconodosor II reconstruyó a Babilonia, ésta llegó a ser una de las maravillas del mundo antiguo (ver Nota Adicional de Dan. 4). Su plan de que su reino fuera universal y eterno (ver com. Dan. 3: 1; 4: 30), tuvo éxito hasta cierto grado, pues en esplendor y poder el nuevo Imperio Babilónico sobrepujó a sus predecesores (ver t. II, pp 94-96; com. cap. 2: 38- 38; 4: 30); sin embargo, también llegó a ser la orgullosa y cruel opresora (ver Ed 171). Conquistó al pueblo de Dios y puso en peligro el propósito divino para este pueblo. Pero Dios humilló a Nabuconodosor con una dramática serie de acontecimientos, y sometió su voluntad (ver t. IV, pp. 779- 780). Pero sus sucesores se negaron a humillarse delante de Dios (Dan. 5: 18-22), y finalmente Babilonia fue pesada en las balanzas del cielo y hallada falta, y el reino fue "roto" por el decreto del Vigilante divino (ver com. Dan. 5: 26-28). Babilonia fue durante cierto tiempo la capital del Imperio Persa, pero fue destruida por Jerjes (cf. t. III, pp. 459-460). A través de los siglos la ciudad gradualmente fue perdiendo su esplendor e importancia, hasta que a fines del siglo I d. C. virtualmente dejó de existir (ver Isa. 13: 19; Apoc. 18: 21).
Desde la caída de la antigua Babilonia Satanás siempre ha procurado regir el mundo por medio de diferentes potencias, y probablemente lo hubiera logrado hace mucho de no ser por las repetidas intervenciones divinas (ver com. Dan. 2: 39-43). Su tentativa más audaz y que casi logró completo éxito fue hecha, sin duda, por medio del papado, especialmente durante la Edad Media (ver t. IV, p. 863; com. Dan. 7: 25). Pero Dios ha intervenido para evitar el triunfo de todas las subsiguientes amenazas al cumplimiento final de sus propósitos ( cf. Apoc. 12: 5, 8, 16), y por eso las naciones nunca han podido "pegarse" 844 la una con la otra (ver com. Dan. 2: 43). El mal contiene el germen de la división; pero cerca del fin del tiempo se permitirá que Satanás logre una unión que por un corto período parecerá ser un completo éxito (ver com. Apoc. 16: 13-14, 16; 17:12-14).
A fines del siglo I d. C. los cristianos ya se referían a la ciudad y al Imperio Romano con el nombre críptico de Babilonia (ver com. 1 Ped. 5: 13). En ese tiempo la ciudad de Babilonia, una vez esplendorosa, yacía en ruinas casi totalmente; era un lugar deshabitado, un verdadero símbolo de la suerte que le espera a la Babilonia espiritual de los últimos días. Los judíos sufrieron intensamente bajo la mano despiadada de Roma (ver t. V, pp. 70-71; t. VI, p. 89) así como habían sufrido bajo Babilonia, y los cristianos también sufrieron repetidas persecuciones a manos de Roma (ver t. VI, pp. 62-63, 85-86, 89). Por esto, tanto para los judíos como para los cristianos el nombre Babilonia llegó a ser un término apropiado y acusador para describir a la Roma imperial.
El nombre "Babilonia" aparece con frecuencia como una clave en los primeros siglos del cristianismo, en la literatura judía y cristiana, para referirse a la ciudad de Roma y al Imperio Romano. Por ejemplo, el libro V de los Oráculos sibilinos , una obra judía seudoepigráfica que data de alrededor del 125 d.C. (ver t. V, p. 90), presenta algo que tiene el propósito de ser una profecía de la suerte de Roma, estrechamente paralela con la descripción de la Babilonia simbólica del Apocalipsis. Habla de Roma como de una "ciudad impía" que ama la "magia", se deleita en "adulterios" y tiene "un corazón sanguinario y una mente impía". El escritor observa que "muchos fieles santos de los hebreos han perecido" a manos de ella, y predice su desolación final: "En viudez te sentarás en tus riberas . . . Pero tú has dicho, soy única, y ninguno traerá sobre mí la ruina; pero ahora Dios . . . te destruirá a ti y a todos los tuyos" (líneas 162-179; cf. Apoc. 18: 5-8). En 2 Baruc, otra obra seudoepigráfica del siglo I o II d. C., el nombre Babilonia se usa para referirse a Roma como lo hace el Apocalipsis (cap. 11: 1-3). Y el escritor del Midrash Rabbah judío, en el comentario de Cant. 1: 6, dice: "el lugar de Roma lo llamaron Babilonia". Tertuliano, que vivió a fines del siglo II, declara específicamente que el término Babilonia se refiere en el Apocalipsis a la ciudad capital de la Roma imperial ( Contra Marción iii. 13; Respuesta a los judíos 9; ver también Ireneo, Contra herejías v. 26. 1). "Edom" era otra designación en clave que aplicaban a Roma los judíos de los primeros tiempos del cristianismo (ver Midrash Rabbah, com. Cant. 1: 6, p. 60; Talmud Makkoth 12a).
Por lo tanto, Babilonia ha sido reconocida literal y simbólicamente desde hace mucho como la enemiga tradicional de la verdad y del pueblo de Dios. Babilonia, como se usa en el Apocalipsis, simboliza desde la antigüedad hasta el fin del tiempo a todas las organizaciones religiosas apóstatas y a sus caudillos (ver com. cap. 17: 5; 18: 24). Una comparación de los muchos pasajes del AT donde se exponen detalladamente los pecados y la suerte de la Babilonia literal, demuestra cuán apropiada es la aplicación figurada de este nombre (ver com. Isa. 47: 1; Jer. 25: 12; 50: 1; Apoc. 16: 12-21; 17; 18; ver Nota Adicional del cap. 18). Un examen de éstos y otros pasajes revela también la importancia de un estudio cabal del AT respecto a la Babilonia literal como un marco histórico para comprender la importancia de los pasajes del NT que se refieren a la Babilonia simbólica.
La gran ciudad.
El adjetivo "grande" se aplica a Babilonia en todo el libro de Apocalipsis (cap. 16: 19; 17: 5, 18: 18: 2, 10, 21).
Beber.
Símbolo que describe la aceptación de las falsas enseñanzas y la política de Babilonia. "Ha hecho beber a todas las naciones" sugiere que se emplea la fuerza. Elementos religiosos presionarán al Estado para que éste imponga sus decretos por la fuerza.
Todas las naciones.
Una descripción de los alcances universales de la apostasía. La sustitución de las leyes de Dios por leyes humanas y la sanción de decretos religiosos de parte del Estado, llegará a ser general (ver com. cap. 13: 8; cf 2JT 373-374; 3JT 46, 143).
Vino del furor.
Esta figura tal vez proviene de Jer. 25: 15, donde se le ordenó a este profeta: "Toma . . . la copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones". Al ofrecer su vino a las diversas naciones, Babilonia no tiene el propósito de causar furor, pues ella afirma que el beber de su vino traerá paz a las naciones (ver com. Apoc. 13: 12); sin embargo, beber de él traerá sobre las naciones la ira de Dios.
Algunos sugieren que la palabra que se traduce "furor" ( thumós ) debe traducirse "pasión". El
pasaje entonces podría traducirse: "ella ha hecho beber a todas las naciones del vino de su inmoralidad apasionada". Pero en otros pasajes del Apocalipsis thumós parece tener el significado de "ira", y "furor", y es probable que aquí también deba adaptarse este significado.
Fornicación.
Simboliza la relación ilícita entre la iglesia y el mundo, o entre la iglesia y el Estado. La iglesia debe estar casada con su Señor; pero cuando busca el apoyo del Estado, abandona a su legítimo marido, y mediante su nueva relación, comete fornicación espiritual. Cf. com. Eze. 16: 15; Sant. 4: 4.
9. Tercer ángel.
Cf. vers. 6, 8.
Siguió.
Ver com. vers. 8.
Gran voz.
Ver com. vers. 78.
Si alguno.
En griego equivale a "el que".
Adora.
Gr. proskunéÇ (ver com. vers. 7).
La bestia.
La bestia descrita en el cap. 13: 1-10 (ver el comentario respectivo). La segunda bestia ordena que los hombres adoren a la primera bestia (ver com. cap. 13: 12). Debe notarse que esta amonestación tendrá aplicación después de que se haya curado la herida de muerte (ver comp. cap. 13: 3), y se forme la imagen de la bestia (ver com. vers. 14), y la marca de la bestia llegue a ser un asunto de capital importancia (ver com. vers. 16). El mensaje del tercer ángel, como se predica actualmente, es una advertencia en cuanto a los conflictos que están por llegar, una advertencia que hará entender a todos los hombres qué es lo que está comprometido en la lucha que ha comenzado y qué los capacitará para hacer una elección inteligente.
Y a su imagen.
Ver com. cap. 13: 14. La conjunción "y" identifica a los adoradores de la bestia con los de la imagen. Una conjunción adicional identifica a estos adoradores con los que reciben la marca. La bestia y la imagen se unen en sus propósitos y prácticas, y en su exigencia de que los hombres reciban la marca de la bestia. Por lo tanto, el que adore a la bestia, también adorará la imagen de la bestia y llevará su señal.
Marca.
Ver com. cap. 13: 16.
10. Vino de la ira.
O vino que es la ira. Los que beben del vino del furor de la fornicación de Babilonia (vers. 8), beberán también del vino de la ira de Dios. La amonestación es evidente. Nadie tiene por qué entenderla mal.
Vaciado.
El verbo griego significa mezclar, especialmente vino con agua, o verter vino en la copa. Hay aquí un juego de palabras que se reproduce aproximadamente: "que ha sido mezclado sin mezcla". Es decir, de la ira es puro, sin dilución. La figura quizá provenga de Sal. 75: 8, donde el vino indudablemente está mezclado con especias para aumentar su poder embriagador.
El cáliz de su ira.
O "cáliz de su indignación".
Será atormentado.
Gr. basanízÇ , "torturar", "atormentar", "afligir". Compárese con el uso de basanízÇ en Mat. 8: 6, 29; 14: 24 ( "azotada" ); 2 Ped. 2: 8 ("afligía"). Las últimas siete plagas caerán sobre los adoradores de la bestia y su imagen (Apoc. 16: 2). Además, estos seguidores de la bestia se levantarán en la segunda resurrección para recibir su castigo final (cap. 20: 5, 11-15). No es claro a cuál fase del castigo se está refiriendo Juan; quizá a las dos, pues en ambas habrá tormento. La primera termina con la muerte cuando Jesús aparezca viniendo del cielo (ver com. cap. 19: 19-21); la segunda, con la muerte eterna (ver com. cap. 20: 14).
Fuego y azufre.
La figura quizá provenga de Isa. 34: 9-10 (ver el comentario respectivo). Cf. Gén. 19: 24 donde se mencionan fuego y azufre en la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Delante de.
Las plagas y la destrucción de los impíos después de los mil años acontecerán en esta tierra; pero en el segundo caso el campamento de los santos estará en la tierra. Cristo estará con su pueblo, y sin duda también habrá muchos ángeles.
11. Por los siglos de los siglos.
Gr. eis aiÇnas aiÇnÇn , literalmente "para siglos de siglos". Esta expresión puede compararse con la frase eis ton aiÇna , literalmente "para el siglo", por lo general traducida "para siempre" (ver Mat. 21: 19; Mar. 3: 29; Luc. 1: 55; etc.), o con la frase eis tóus aiÇnas , literalmente "para los siglos", también por lo común traducida "para siempre" " (Luc. 1: 33; Rom. 1: 25; 11: 36), o con el adjetivo aiÇnios , literalmente "que dura por los siglos", traducido muchas veces como "eterno" " (Mat. 18: 8; 19: 16, 29; 25: 41, 46; etc.). AiÇnios (ver com. Mat. 25:41), eis ton aiÇna y eis tóus aiÇnas no indican necesariamente una existencia eterna. Pero alguno podrá preguntarse: ¿Estas expresiones no significan a veces perpetuidad? Y si es así, la expresión compuesta eis aiÇnas aiÇnÇn , ¿no debe significar "por los siglos 846 de los siglos", una declaración más enfática de perpetuidad?.
Esta expresión compuesta aparece e otros lugares como eís tóus to aiÇnas tÇn aiÇnÇn, literalmente "para los siglos de los siglos", pero en cada caso se relaciona con Dios o con Cristo para expresar su existencia eterna. Sin embargo, este significado no se deriva de la expresión en sí, sino de aquello con lo que se relaciona. La expresión significa de por sí muchos siglos.
Explicamos a continuación el significado que aquí se le da a la expresión compuesta ya mencionada. El asunto al cual se refiere es el tormento de los adoradores de la bestia en un lago de fuego y azufre. La vida humana en un medio tal sería sumamente breve, pero si se usa la expresión eis ton aiÇna , "por el siglo", es posible concluir que el castigo sólo será momentáneo. La expresión compuesta demuestra que el tormento será por cierto período, pero, por supuesto, no interminable. Esto es evidente por otros pasajes de las Escrituras que demuestran que la suerte final de los impíos será el aniquilamiento total (Mat. 10: 28; Apoc. 20: 14).
La figura del humo que sube para siempre sin duda proviene de Isa. 34:10, donde se describe la desolación de Edom. El antiguo profeta no vio en visión fuegos interminables porque después de la conflagración, de la cual dice "perpetuamente subirá su humo", la tierra se convierte en un desierto de desolación habitado por animales salvajes (vers. 10-15). Lo que la figura denota es completa destrucción. Ver com. Mal. 4:1.
Reposo.
Gr. anápausis , "cesación", "descanso", "refrigerio". El significado es que el castigo será continuo hasta que sobrevenga la muerte.
De día ni de noche.
Las horas no cuentan; el tormento es continuo.
Adoran a la bestia.
Se repite la identificación (cf. vers. 9) quizá para añadir énfasis. El tercer ángel proclama una amenaza sumamente terrible. Los habitantes de la tierra no tendrán excusa si "adoran a la bestia y a su imagen". Deben dedicar todos sus esfuerzos para descubrir la identidad de la bestia, su imagen y su señal, y conocer sus artificios y procedimientos.
12. Paciencia.
Gr. hupomon' (ver com. Rom. 5:3). La traducción "perseverancia" o "aguante" sería aquí más adecuada. "Aquí está la perseverancia de los santos" (BA). El contexto llama la atención a la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Apoc. 13: 11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo "engaño de iniquidad" (2 Tes. 2: 10; cf. Mat. 24: 24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial.
Santos.
Gr. hágios (ver com. Rom. 1: 7).
Guardan los mandamientos de Dios.
Esta declaración es muy significativa por el contexto en que se halla. El mundo, cautivado por los engaños de Satanás, se inclinará delante de la bestia y su imagen, y cumplirá sus dictados y decretos (ver com. cap. 13: 8); pero los santos se negarán a cumplir sus exigencias porque guardan los mandamientos de Dios. El asunto crucial del conflicto será el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Los cristianos concuerdan en términos generales en cuanto al carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos; pero a principios de la era cristiana se comenzó a poner a un lado el sábado, séptimo día de la semana, y a sustituirlo por la observancia del primer día de la semana como día de culto (ver com. Dan. 7: 25). Los cristianos que observan el domingo presentan diversas razones por las cuales observan el primer día de la semana en lugar del séptimo, y por qué se sienten autorizados para despreciar las exigencias del mandamiento original. Algunos afirman que los Diez Mandamientos fueron abolidos junto con todas las leyes ceremoniales del AT; Otros sostienen que el elemento temporal del cuarto mandamiento es ceremonial, pero que la orden de observar un día en siete es una obligación moral. Estas opiniones no se basan en las Escrituras. El punto de vista de la iglesia de Roma es que ella transfirió el carácter sagrado de un día al otro por autoridad divina. Pero los protestantes no pueden aceptar esta posición, porque la Biblia y solamente la Biblia es su regia de fe. El asunto llegará a su punto culminante cuando Babilonia la grande se imponga sobre el Estado para que éste haga de la observancia del domingo un asunto de ley civil, obligatorio, y decida castigar a todos los que no le obedezcan. Este es el conflicto que describe Apoc. 13: 12-17 (ver el comentario respectivo, especialmente los vers. 12, 16).
En esa hora tenebrosa los hijos de Dios se aferrarán a la Biblia y no le rendirán homenaje a ningún poder, excepto a Cristo. Entre los muchos rasgos característicos que podrían habérsele mencionado al profeta, se le indicó que destacase dos predominantes: la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
La fe de Jesús.
O "fe en Jesús". El texto griego puede entenderse en ambas maneras, aunque generalmente se prefiere la segunda. En cuanto a la diferencia entre las dos expresiones y la importancia de la fe en la experiencia cristiana, ver com. Rom. 3: 22. La fe de Jesús y la observancia de los mandamientos representan dos aspectos importantes de la vida cristiana. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter, pues exponen la norma divina de justicia que Dios anhela que alcance el hombre, pero que debido a su condición pecaminosa no puede lograr. " "La mente carnal . . . no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" " (Rom. 8: 7). A pesar de sus mejores esfuerzos, el hombre continuamente está destituido de la gloria de Dios (ver com. Rom. 3: 23); pero Jesús vino para capacitar a los seres humanos y restaurarlos a la imagen divina. Vino para mostrar cómo es el Padre, y en este sentido amplió el significado de la ley moral o Diez Mandamientos. Los hombres pueden guardar los requisitos divinos por medio del poder de Cristo (ver com. Rom 8: 3-4) y reflejar así la imagen divina.
La iglesia remanente honra los mandamientos de Dios y los observa, no con un sentido legalista sino como una revelación del carácter de Dios y Cristo, que mora en el corazón del verdadero creyente (Gál. 2: 20).
13. Una voz.
Esta voz no es identificada, pero indudablemente es distinta de la voz del tercer ángel (vers. 9- 12).
Escribe.
Ver com. cap. 1: 11.
Bienaventurados . . . los muertos.
Esta es una de las siete bienaventuranzas del libro de Apocalipsis (cf. com. Mat. 5: 3). Las otras se hallan en Apoc. 1: 3; 16: 15; 19: 9; 20: 6; 22: 7, 14).
De aquí en adelante.
Se refiere sin duda a período de los mensajes de los tres ángeles, dentro del cual se halla el tiempo de la persecución que desatarán la bestia y su imagen, cuando se impongan es aislamiento social y la sentencia de muerte (ver com. cap. 13:12-17). Los que mueran en este tiempo descansarán por un momento, hasta que pase la indignación. Y luego tendrán el privilegio de participar de la resurrección especial, la que precederá a la resurrección general de los justos (ver com. Dan. 12: 2).
En el Señor.
No se bendice a todos los muertos sino únicamente a los que mueren "en el Señor", o sea a los que murieron con su fe puesta en Jesús (cf. com. 1 Cor. 15: 18; 1 Tes. 4: 16).
El Espíritu.
Ver com. cap. 1: 4.
Trabajos.
Gr. kopos, "labor cansadora", "cansancio", "esfuerzo agotador". Compárese con el uso de esta palabra en 2 Cor. 6: 5; 11: 23, 27; 1 Tes. 1: 3. La muerte es un descanso de la fatigosa labor de la vida.
Obras.
Gr. érgon , "actividades", término genérico que contrasta con kópos (ver com. "trabajos").
Con ellos siguen.
Esta expresión se ha interpretado de dos maneras: (1) algunos, basados en el texto griego que dice literalmente "con ellos siguen", o los acompañan, consideran que Juan se refiere al abandono de las cargas de esta vida y la continuación de actividades en el mundo futuro. No hay duda de que la actividad cesa durante el período entre la muerte y la resurrección porque es un lapso de inconsciencia y quietud (ver com. Sal. 146: 4; 2 Cor. 5: 1-3); pero el cielo será un lugar de agradable actividad (ver Ed 291-298). (2) Otros interpretan que "sus obras con ellos siguen" se refiere a la influencia que deja tras sí una buena persona cuando muere.
14. Una nube blanca.
Los vers.,14-20 presentan una visión simbólica de la venida de Cristo. Las reglas para la interpretación de las visiones simbólicas (ver com. com. Eze. 1: 10) deben aplicarse en la explicación de este pasaje. En cuanto al significado de nubes con referencia a la venida de Cristo, ver com. Hech. 1: 9-11; cf. Mat. 24: 30; Luc. 21: 27; Apoc. 1: 7. La naturaleza de los mensajes de los tres ángeles y el hecho de que inmediatamente después se trata de la venida de Cristo, demuestran que los tres mensajes son la amonestación final que Dios dirige al mundo (cf. com. cap. 18: 1-4).
Hijo del Hombre.
Ver com. cap. 1: 13.
Corona.
Gr. stéfanos, "guirnalda", "corona" de victoria (cf. com. cap. 12: 3). La corona de oro puede contrastarse con la "corona [ stéfanos ] 848 de espinas" (Mat. 27: 29).
Una hoz aguda.
Jesús aparece viniendo como un segador para recoger la cosecha (vers. 15-16).
15. Templo.
Gr. naós (ver com. cap. 3:12). El templo ha sido presentado anteriormente en la profecía (cap. 1 l: 1-2, 19). Nótese que Juan alude frecuentemente a asuntos ya presentados en visiones anteriores, pero el panorama permanece inalterable. Por ejemplo, los cuatro "seres vivientes" del cap. 4: 6 aparecen repetidas veces en visiones subsiguientes (cap. 7:1 1; 14: 3; 15: 7; 19: 4).
Otro ángel.
Otro, además de los tres que han proclamado los mensajes de amonestación antes de la segunda venida de Cristo (vers. 6, 8-9).
La mies.
Los vers. 15-20 describen la gran siega o cosecha final. Esta siega abarca dos acontecimientos distintos. Uno se describe en los vers. 16-17, y el otro en los vers. 18-20. El primero se refiere al acto de recoger a los justos, representados aquí por el grano maduro, como se deduce del griego por la palabra que se traduce "madura". El segundo se refiere a los impíos, representados por los racimos de uvas "maduras".
Está madura.
Gr. x'ráinÇ , "secarse", "marchitarse", que se usa para referirse a la maduración de sembrados de granos.
16. Fue segada.
O sea cuando los justos sean recogidos (cf. Mat. 13:30; Luc. 3:17).
17. Otro ángel.
Cf. vers. 15.
Templo.
Ver com. vers. 15.
Hoz.
Cf. vers. 15.
18. Del altar.
Probablemente el altar mencionado en los cap. 8: 3, 5; 9: 13.
Poder sobre el fuego.
No se explica por qué se menciona que este ángel tiene poder sobre el fuego; quizá porque el fuego es un símbolo de venganza. Compárese con la frase "ángel de las aguas" (cap. 16:5).
Llamó.
Cf. vers. 15.
Los racimos.
La Figura de las dos cosechas proviene del antiguo año agrícola de Palestina, que consistía en dos cosechas principales: la de los granos y la vendimia (ver t. II, pp. 111- 112). La vendimia representa aquí a los impíos reunidos para la destrucción.
19. Lagar.
Una figura adecuada en lo que se refiere al color del vino, que se parece a la sangre. La figura quizá proviene de Isa. 63: 1-6 (ver el comentario respectivo).
Ira de Dios.
Quizá se refiere particularmente a las siete últimas plagas (cap. 15: 1).
20. Pisado.
El lagar era pisado en los días antiguos por los que trabajaban en él (ver com. Isa. 63:2-3).
Fuera de la ciudad.
La idea quizá provenga de las profecías del AT, donde se describe la destrucción de los enemigos de Dios fuera de Jerusalén (ver com. Joel 3: 12-13).
Los frenos de los caballos.
Una figura literaria para indicar la tremenda matanza de las huestes de los impíos. Una figura paralela se halla en el libro seudoepigráfico de Enoc: "Y en esos días los padres junto con sus hijos serán aniquilados en un lugar, y hermanos unos con otros caerán en la muerte hasta que los arroyos corran con su sangre. . . Y el caballo andará hasta el pecho en la sangre de los pecadores. Y el carro será completamente sumergido" (cap. 100: 1-3).
Estadios.
Mil seiscientos estadios serían unos 296 km (ver t. V, p. 52). No se ha podido encontrar una explicación satisfactoria para este número específico (1.600). Jerónimo creía que era una alusión a la longitud de Palestina; pero es especulación que añade poco o nada a la comprensión del pasaje. El pensamiento principal es que los enemigos de la iglesia de Dios serán finalmente y completamente vencidos; por lo tanto, la iglesia puede pensar en que quedará plena y completamente liberada de todos sus enemigos, y que triunfará gozosamente en el reino de Dios.
CBA T7
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