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CBA Éxodo Capítulo 27

CBA Éxodo Capítulo 27
1. Un altar.

En hebreo, "el altar". Este altar tenía unos 2, 22 m de lado por 1, 33 m de alto (7,4 x 4,5 pies). Los antiguos templos generalmente estaban rodeados de lugares descampados donde se ofrecían los sacrificios y donde el humo podía elevarse libremente. Así como al hablar del tabernáculo propiamente dicho, los muebles fueron descritos primero, también la descripción del atrio comienza por el altar. Era más una armazón de altar que un altar (vers. 8). Los antiguos altares solían ser cuadrados, como el que se describe aquí (ver 2 Crón. 4: 1), o redondos.

El altar del holocausto, con su sangre derramada, representa la gran verdad evangélica de la expiación del pecado por medio del sacrificio vicario de Cristo (Isa. 53: 4-7, 10; Hech. 20: 28; Efe, 1: 5-7; Heb. 13: 10-12; 1 Ped. 1: 18, 19; Apoc. 5: 9). La misma posición de este altar, junto a la puerta del atrio, indica que la primera necesidad del pecador es que sus pecados sean lavados por la sangre de Cristo (ver Heb. 9: 13, 14; 1 Juan 1: 7; Apoc. 7: 14), y que hasta que se haya hecho eso, no debe ni siquiera adorar a Dios, ni aun entrar en su presencia (Heb. 9: 22). El altar era testigo de la culpa del hombre y de su necesidad de expiación y reconciliación; luego le aseguraba que esto ya se había logrado (Juan 1: 29; Rom.5: 10; 2 Cor. 5: 18, 19; Col. 1: 20).

2. Y le harás cuernos.

Estos sobresalían de las cuatro esquinas superiores del altar. Las palabras "parte del mismo" indican que los cuernos formaban parte del altar y no eran añadidos. El sacerdote debía tocar esos cuernos con el dedo ensangrentado con la sangre del sacrificio por el pecado (Exo. 29: 12; Lev. 8: 15; 9: 9; 16: 18). Algunas veces se ataban a estos cuernos los animales que iban a ser sacrificados (Sal. 118: 27). El criminal en busca de refugio podía asirse de ellos (1 Rey. 1: 50, 51; 2: 28).

La palabra qéren , "cuerno", designaba originalmente al cuerno de un animal (Deut. 33: 17). Por cuanto un animal con cuernos generalmente los usa para atacar a otros animales, los cuernos llegaron a ser símbolo de fuerza o poder (1 Sam. 2: 1, 10; Sal. 75: 10; 112: 9; etc.). Con este sentido David se refiere a Dios como "cuerno de mi salud" (2 Sam. 22: 3; Sal. 18: 2; Luc. 1: 69 Val. ant.). La palabra "cuerno" puede también simbolizar la fuerza y el poder del pueblo escogido de Dios (Sal. 148: 14; Eze. 29: 21; etc. Val. ant.). Por esto, el "cuerno" llegó a ser símbolo de poderío nacional y en este sentido es usado con frecuencia por los profetas (Jer. 48: 25 BJ; Dan. 8: 3; 7: 11; Apoc. 12: 3; etc.).

3. Sus calderos.

Las "paletas" servían para sacar las cenizas del altar y para ponerlas en los "calderos". Los "tazones" eran vasos que recibían la sangre de los sacrificios y desde los cuales se la vertía sobre el altar. Los "garfios" eran una especie de tridente (1 Sam. 2: 13), usados para acomodar los pedazos cortados del sacrificio sobre el altar. Los "braseros" servían para sacar las brasas ardientes del altar.

Bronce.

Una aleación de cobre y estaño. No se conocía el bronce hecho de cobre y zinc.

4. Un enrejado de bronce.

Dentro de la armazón del altar, calzaba un enrejado o parrilla de bronce, a la mitad de la altura del altar (vers. 5). En las cuatro esquinas de este enrejado de bronce había anillos, por los cuales pasaban varas recubiertas de bronce que facilitaban el transporte del altar (vers. 6, 7).

5. Dentro del cerco.

Quizá era de un borde que rodeaba la parte superior del altar para que los sacerdotes pudiesen poner allí las ofrendas.

9. El atrio.

El atrio debía estar cerrado por el sur y el norte con "cortinas" de lino. El atrio tenía unos 44, 45 m de largo (146 pies).

12. Del lado occidental.

La cortina de este lado tenía unos 22, 23 m (75 pies) de largo. El atrio era de forma rectangular.

16. La puerta del atrio.

La parte central del lado oriental del atrio, constituía la puerta del atrio. Tenía unos 8, 89 m (29, 4 pies). A cada lado de ella había 6, 65 m (21,1 pies) de cortinas. La "cortina" de la puerta estaba hecha del mismo material que el "velo" y "la puerta del tabernáculo" " (cap. 26: 33, 36).

17. Todas las columnas.

En total se usaron 60 columnas para sostener las "cortinas" que encerraban al atrio, o sea que había una columna aproximadamente cada 2, 25 m (7,4 pies). Es probable que las "columnas" fueran de madera de acacia, revestidas de bronce. Estaban asentadas sobre "basas" de bronce (vers. 10). No se da el peso exacto de estas "basas", pero cada una debe de haber pesado algo menos que un talento (ver cap, 38: 29-31).

18. La altura.

La altura de las "cortinas" que encerraban el atrio era de 5 codos, o sea de unos 2, 25 m (7, 4 pies). Esto era la mitad de la altura del tabernáculo propiamente dicho, lo que permitía que éste fuese claramente visible desde afuera del atrio (PP 358). Sólo los sacerdotes y levitas podían moverse libremente en el atrio, lo cual representaba la primera etapa en el acercamiento del hombre, desde el mundo hacia Dios. El sacrificio expiatorio sobre el altar del holocausto y el lavamiento en la fuente (Exo. 30: 18) preceden a la comunión espiritual y a la íntima relación con Dios.

19. Los utensilios.

Deben haberse usado muchos utensilios en relación con el servicio del santuario, entre ellos la fuente (cap. 30: 18). Las "estacas" servían para mantener tirantes las cubiertas del tabernáculo Y para mantener las "columnas" en su lugar. Estos accesorios tenían una importante función en la erección del tabernáculo. Quizá no podían compararse en importancia con los muebles del tabernáculo, ni con el altar de los holocaustos. Sin embargo, la ministración de los sacerdotes no hubiese podido realizarse sin ellos. Eran como las indispensables "ayudas" " que Dios ha puesto "en la iglesia" (1 Cor. 12: 28)

20. Aceite puro de oliva.

Este aceite se preparaba con aceitunas verdes majadas en el mortero, no trituradas en el molino. Colmo resultado, era claro e incoloro y ardía con una llama viva y con poco humo.

Arder continuamente.

Las siete lámparas nunca se apagaban todas a la vez sino que continuamente debían arder día y noche (PP 359), salvo durante el traslado del tabernáculo de un lugar a otro. Las lámparas eran atendidas mañana y tarde (cap. 30: 7, 8).

21. Tabernáculo de reunión.

Era aquí donde Dios se encontraba con Moisés (cap. 25: 22), y el pueblo se reunía para encontrarse con Dios (Exo. 29: 42, 43; Núm. 10: 3).

Delante del testimonio.

Es decir, delante del arca que contenía el "testimonio", o sea las tablas de piedra con los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios (Exo. 31: 18; 32: 15, 16).

Desde la tarde hasta la mañana.

Debía tomarse especial precaución para que las paras no se apagaran en la noche. Por cuanto la expresión "como estatuto perpetuo" no aparece comúnmente en el libro del Exodo, su uso debe indicar un asunto de especial importancia. La "luz eterna" (Lev. 24: 2) era un recordatorio perpetuo de Aquel en quien "no hay ningunas tinieblas" (1 Juan 1: 5). Así debiera ser el caso de la iglesia, la cual tiene que ser siempre "la luz del mundo" " (Mat. 5: 14). Su luz no debería apagarse nunca (Juan 3: 19-21). La "eterna luz" del santuario representaba la "luz verdadera" , " "la luz de los hombres" (Juan 1: 4-9; DTG 429). Señalaba también las Sagradas Escrituras, que son lámpara a nuestros pies (Sal. 119: 105; Isa. 40: 8). El aceite de oliva es símbolo del Espíritu Santo, fuente y medio de iluminación espiritual (Zac. 4: 2-6, Hech. 2: 1-4).

Era el propósito de Dios que Israel fuese una luz para las naciones circunvecinas (PVGM 268). La "ventaja" de los judíos estaba principalmente en que a ellos les había "sido confiada la palabra de Dios" (Rom. 3: 1, 2): la palabra profética que predecía la venida de la Palabra viviente, de la "verdadera Luz" que ilumina a todo hombre que viene al mundo (Zac. 4: 1-4; Juan 1: 9; DTG 428).

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