1. Estas son las palabras.
En el hebreo este vers. es el 28: 69. Sin embargo, puede aplicarse también a lo que sigue,
En la tierra de Moab.
Israel estaba todavía acampado en el mismo lugar mencionado en el cap. 1: 5.
Pacto.
No se trata de un pacto diferente al que fue hecho en Sinaí, sino más bien de una reafirmación del mismo. En el Sinaí el pacto había sido presentado y luego ratificado con sangre (ver Exo. 24).
3. Pruebas.
Las experiencias difíciles por las cuales Dios mandó que pasasen a fin de desarrollar su carácter (caps. 4: 34; 7: 19).
Vieron vuestros ojos.
Compárese con el cap. 10: 21. La visión natural y fisica puede ser excelente, pero el discernimiento espiritual, escaso. La visión espiritual es un don de Dios. Sin este don, el hombre es torpe de entendimiento (Eze. 20: 49; Sal. 106: 7).
4. Corazón para entender.
De otro modo, los sentidos hubieran estado en condición de captar la voluntad de Dios, y la voluntad humana se hubiera aplicado a realizarla. El hombre que siente la necesidad de tener discernimiento espiritual, y lo busca, lo recibirá (ver Sal. 25: 9, 12, 14; 119: 18). Compárese con el contraste hecho por Jesús entre los judíos y sus discípulos (Mat. 13: 10-17; cf. Juan 7: 17). La mente de la persona no regenerada no tiene la capacidad de apreciar y entender los valores espirituales. Pero cuando un hombre se vuelve a Dios con sinceridad, su vista espiritual será restaurada (ver Juan 6: 45; 1 Cor. 2: 12-16; 2 Cor. 4: 6; Efe. 1: 17).
6. Pan.
Compárese con el cap. 8: 3. Aparte de lo que podían comprar a los pueblos de los lugares por donde pasaban, los israelitas dependieron totalmente de Dios, quien constantemente desplegó un poder milagroso en favor de ellos. Ni sembraron ni segaron; por lo tanto tampoco cosecharon.
9. Para que prosperéis.
La raíz hebrea literalmente significa "mostrarse atento a", "proceder en forma circunspecta", "manifestar prudencia". Se refiere más bien a la sabia administración, al manejo hábil de los asuntos personales (ver Deut. 32: 29; Jos. 1: 8; Sal. 101: 2; Dan. 12: 3).
10. Ancianos.
Probablemente sean los 70 ancianos mencionados en Núm. 11: 16 y los jueces (ver Deut. 19: 12, 18; 21: 2, 4, 6; 25: 8).
Oficiales.
Los magistrados civiles que ejecutaban la sentencia dictada por los jueces (ver cap. 16: 18).
11. Tus extranjeros.
Se refiere principalmente a los egipcios que salieron de Egipto con ellos (ver caps. 5: 14; 24: 14; 31: 12).
El que corta tu leña.
Mejor, "el que junta tu leña", en armonía con el uso de la misma raíz en árabe.
12. Su juramento.
Esta es la primera vez 1071 que aparece en Deuteronomio la palabra hebrea así traducida. Se la usa para referirse a un pacto sellado con juramento, sugiriéndose las maldiciones que sobrevendrían al que no respetase las condiciones del pacto. Ver esta misma palabra hebrea en Núm. 5: 21.
15. Los que no están.
El pacto debía incluir también a todas las generaciones futuras.
16. Tierra de Egipto.
Conocían cabalmente por experiencia personal la vida en Egipto, con toda su idolatría e inmoralidad.
Las naciones.
Los amalecitas, edomitas, madianitas, amonitas y moabitas.
17. Sus abominaciones.
Mejor, "sus cosas detestables", es decir, todo lo perteneciente al culto y a las costumbres de los paganos.
18. Hiel y ajenjo.
"Veneno y ajenjo" (BJ). La palabra hebrea traducida "hiel" se refiere a una planta venenosa. En el cap. 32: 33 y en Job 20: 16 se traduce "veneno" , mientras que en Ose. 10: 4 aparece "ajenjo" . La palabra "ajenjo" siempre aparece traducida de la misma manera en la VVR. Estos términos sugieren las amargas consecuencias de la idolatría.
19. Se bendiga en su corazón.
Es decir, trate de convencerse, mediante un proceso de racionalización, de que ninguna de las maldiciones caería sobre él, sino que podría gozar de las cosas buenas de la vida.
Dureza de corazón.
"Terquedad" (BJ).
Con la embriaguez quite la sed.
Literalmente, "a fin de quitar lo mojado con lo seco". Probablemente sea un proverbio que implica la destrucción de muchos que habían recibido malas influencias de parte de otros.
20. Su nombre.
Es decir, el hombre mismo. Tanto él como su descendencia debían ser completamente destruidos (ver caps. 7: 24; 9: 14; 25: 19).
22. Y dirán.
Se entiende, la declaración del vers. 24. Las generaciones futuras, tanto de la gente del país como de los visitantes, comentarían con asombro las calamidades con que Dios habría castigado al pueblo rebelde.
23. De Sodoma y de Gomorra.
Símbolos de la destrucción que sigue a la gran maldad (ver Gén. 18: 20; 19: 24, 25; cf. Job 18:15; a manera de contraste, ver Isa. 61: 11).
25. Dejaron el pacto.
Ver 1 Rey. 19: 10, 14; Jer. 22: 9. Durante siglos la tierra de Palestina ha estado a la vista de todos los hombres, como testigo de la maldición de Dios. Por mucho tiempo gran parte del país ha sido un desierto árido. Esto sobrevino a la tierra por causa de la apostasía de la nación judía quien dejó el pacto. Los hombres a menudo se sorprenden de que una tierra tan inhóspita como lo es Palestina hoy, hubiese podido ser descrita como "tierra que fluye leche y miel" (Exo. 3: 8; etc.; ver com. Gén. 12: 6).
27. La ira.
Compárese con Jer. 21: 5; 32: 37. La palabra traducida "ira" significa literalmente "nariz" (ver Gén. 2: 7; Exo. 15: S; Núm. 11: 20; 2 Sam. 22: 91, 16; Job 4: 9; Sal. 18: 8; etc.). La expresión común hebrea para referirse al enojo es "arder la nariz". El enojo suele reflejarse en la coloración del rostro, como también en la respiración agitada que revela la existencia de una emoción violenta.
28. Desarraigó.
Literalmente, "los arrancó". La pérdida final de Canaán no fue resultado de circunstancias casuales. Israel fue arrancado por Dios mismo.
29. Las cosas secretas.
Muchos comentadores, incluyendo judíos, han aplicado estas palabras a los pecados secretos, conocidos sólo por Dios, como los de Sal. 19: 12. Sin embargo, la expresión paralela, "las reveladas", implica que las cosas secretas son las que Dios no ha creído aconsejable revelarnos. El hombre no puede sondear los consejos íntimos del Todopoderoso. Son de Dios. Las cosas que él ha revelado, en cuanto a la ley y a la vida, las podemos contemplar. En las Escrituras tenemos la voluntad revelada de Dios; es nuestra por entero.
CBA T1
En el hebreo este vers. es el 28: 69. Sin embargo, puede aplicarse también a lo que sigue,
En la tierra de Moab.
Israel estaba todavía acampado en el mismo lugar mencionado en el cap. 1: 5.
Pacto.
No se trata de un pacto diferente al que fue hecho en Sinaí, sino más bien de una reafirmación del mismo. En el Sinaí el pacto había sido presentado y luego ratificado con sangre (ver Exo. 24).
3. Pruebas.
Las experiencias difíciles por las cuales Dios mandó que pasasen a fin de desarrollar su carácter (caps. 4: 34; 7: 19).
Vieron vuestros ojos.
Compárese con el cap. 10: 21. La visión natural y fisica puede ser excelente, pero el discernimiento espiritual, escaso. La visión espiritual es un don de Dios. Sin este don, el hombre es torpe de entendimiento (Eze. 20: 49; Sal. 106: 7).
4. Corazón para entender.
De otro modo, los sentidos hubieran estado en condición de captar la voluntad de Dios, y la voluntad humana se hubiera aplicado a realizarla. El hombre que siente la necesidad de tener discernimiento espiritual, y lo busca, lo recibirá (ver Sal. 25: 9, 12, 14; 119: 18). Compárese con el contraste hecho por Jesús entre los judíos y sus discípulos (Mat. 13: 10-17; cf. Juan 7: 17). La mente de la persona no regenerada no tiene la capacidad de apreciar y entender los valores espirituales. Pero cuando un hombre se vuelve a Dios con sinceridad, su vista espiritual será restaurada (ver Juan 6: 45; 1 Cor. 2: 12-16; 2 Cor. 4: 6; Efe. 1: 17).
6. Pan.
Compárese con el cap. 8: 3. Aparte de lo que podían comprar a los pueblos de los lugares por donde pasaban, los israelitas dependieron totalmente de Dios, quien constantemente desplegó un poder milagroso en favor de ellos. Ni sembraron ni segaron; por lo tanto tampoco cosecharon.
9. Para que prosperéis.
La raíz hebrea literalmente significa "mostrarse atento a", "proceder en forma circunspecta", "manifestar prudencia". Se refiere más bien a la sabia administración, al manejo hábil de los asuntos personales (ver Deut. 32: 29; Jos. 1: 8; Sal. 101: 2; Dan. 12: 3).
10. Ancianos.
Probablemente sean los 70 ancianos mencionados en Núm. 11: 16 y los jueces (ver Deut. 19: 12, 18; 21: 2, 4, 6; 25: 8).
Oficiales.
Los magistrados civiles que ejecutaban la sentencia dictada por los jueces (ver cap. 16: 18).
11. Tus extranjeros.
Se refiere principalmente a los egipcios que salieron de Egipto con ellos (ver caps. 5: 14; 24: 14; 31: 12).
El que corta tu leña.
Mejor, "el que junta tu leña", en armonía con el uso de la misma raíz en árabe.
12. Su juramento.
Esta es la primera vez 1071 que aparece en Deuteronomio la palabra hebrea así traducida. Se la usa para referirse a un pacto sellado con juramento, sugiriéndose las maldiciones que sobrevendrían al que no respetase las condiciones del pacto. Ver esta misma palabra hebrea en Núm. 5: 21.
15. Los que no están.
El pacto debía incluir también a todas las generaciones futuras.
16. Tierra de Egipto.
Conocían cabalmente por experiencia personal la vida en Egipto, con toda su idolatría e inmoralidad.
Las naciones.
Los amalecitas, edomitas, madianitas, amonitas y moabitas.
17. Sus abominaciones.
Mejor, "sus cosas detestables", es decir, todo lo perteneciente al culto y a las costumbres de los paganos.
18. Hiel y ajenjo.
"Veneno y ajenjo" (BJ). La palabra hebrea traducida "hiel" se refiere a una planta venenosa. En el cap. 32: 33 y en Job 20: 16 se traduce "veneno" , mientras que en Ose. 10: 4 aparece "ajenjo" . La palabra "ajenjo" siempre aparece traducida de la misma manera en la VVR. Estos términos sugieren las amargas consecuencias de la idolatría.
19. Se bendiga en su corazón.
Es decir, trate de convencerse, mediante un proceso de racionalización, de que ninguna de las maldiciones caería sobre él, sino que podría gozar de las cosas buenas de la vida.
Dureza de corazón.
"Terquedad" (BJ).
Con la embriaguez quite la sed.
Literalmente, "a fin de quitar lo mojado con lo seco". Probablemente sea un proverbio que implica la destrucción de muchos que habían recibido malas influencias de parte de otros.
20. Su nombre.
Es decir, el hombre mismo. Tanto él como su descendencia debían ser completamente destruidos (ver caps. 7: 24; 9: 14; 25: 19).
22. Y dirán.
Se entiende, la declaración del vers. 24. Las generaciones futuras, tanto de la gente del país como de los visitantes, comentarían con asombro las calamidades con que Dios habría castigado al pueblo rebelde.
23. De Sodoma y de Gomorra.
Símbolos de la destrucción que sigue a la gran maldad (ver Gén. 18: 20; 19: 24, 25; cf. Job 18:15; a manera de contraste, ver Isa. 61: 11).
25. Dejaron el pacto.
Ver 1 Rey. 19: 10, 14; Jer. 22: 9. Durante siglos la tierra de Palestina ha estado a la vista de todos los hombres, como testigo de la maldición de Dios. Por mucho tiempo gran parte del país ha sido un desierto árido. Esto sobrevino a la tierra por causa de la apostasía de la nación judía quien dejó el pacto. Los hombres a menudo se sorprenden de que una tierra tan inhóspita como lo es Palestina hoy, hubiese podido ser descrita como "tierra que fluye leche y miel" (Exo. 3: 8; etc.; ver com. Gén. 12: 6).
27. La ira.
Compárese con Jer. 21: 5; 32: 37. La palabra traducida "ira" significa literalmente "nariz" (ver Gén. 2: 7; Exo. 15: S; Núm. 11: 20; 2 Sam. 22: 91, 16; Job 4: 9; Sal. 18: 8; etc.). La expresión común hebrea para referirse al enojo es "arder la nariz". El enojo suele reflejarse en la coloración del rostro, como también en la respiración agitada que revela la existencia de una emoción violenta.
28. Desarraigó.
Literalmente, "los arrancó". La pérdida final de Canaán no fue resultado de circunstancias casuales. Israel fue arrancado por Dios mismo.
29. Las cosas secretas.
Muchos comentadores, incluyendo judíos, han aplicado estas palabras a los pecados secretos, conocidos sólo por Dios, como los de Sal. 19: 12. Sin embargo, la expresión paralela, "las reveladas", implica que las cosas secretas son las que Dios no ha creído aconsejable revelarnos. El hombre no puede sondear los consejos íntimos del Todopoderoso. Son de Dios. Las cosas que él ha revelado, en cuanto a la ley y a la vida, las podemos contemplar. En las Escrituras tenemos la voluntad revelada de Dios; es nuestra por entero.
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