Ir al contenido principal

CBA Josué Capítulo 13


CBA Josué Capítulo 13
1. Siendo Josué ya viejo.
Por lo general se considera que con este pasaje comienza la segunda parte del libro de Josué. La primera parte presenta la historia de la conquista de Palestina. La segunda relata su división entre los conquistadores.

Literalmente, la primera frase dice: " "Josué había envejecido y estaba avanzado en días". " Esta declaración fue hecha algún tiempo antes de su muerte a la edad de 110 años (cap. 24: 29). Algunas veces la palabra hebrea traducida "viejo" parece referirse a la vitalidad y no al número de años vividos. En Gén. 27: 1 se afirma que "Isaac envejeció" , es decir que había envejecido; y sin embargo vivió aún 43 años después de eso. También se dice de David que "el rey era muy viejo" (1 Rey. 1: 15), pero no pudo haber tenido más de 70 años cuando murió. Las penalidades y las angustias de la vida del rey lo habían envejecido. En muchos países se considera que una persona de 50 ó 60 años es ya anciana. Lo mismo puede haber acontecido en el caso de Josué. Su vida ardua de guerrero y caudillo de Israel y la intensidad con que actuó durante los últimos años de la conquista, probablemente lo habían envejecido, tal vez en forma algo repentina. Es posible que se le hubiesen acabado 243 las fuerzas más o menos rápidamente después de su larga carrera de servicio militar activo y agitado. Por eso se alegró al oír que Dios mandaba detener la campaña militar a fin de repartir la tierra. Quizá pensó cómo podría vivir lo suficiente para llevar a cabo las campañas que aún debían realizarse, a fin de dar a los hijos de Israel la plena posesión de la tierra. Como verdadero siervo de Dios, Josué había estado dispuesto a "gastar y ser gastado" en la tarea que Dios pedía.

No tenemos información precisa en cuanto a la edad de Josué en este momento, pero Josefo ( Antigüedades v. 1. 29) afirma que Josué estuvo asociado con Moisés durante 40 años, y que después de la muerte de éste, gobernó a Israel durante 25 años. Puesto que murió a la edad de 110 años, tendría 85 años cuando murió Moisés y unos 45 cuando ocurrió el éxodo. Si se compara esto con la edad de Caleb (ver com. cap. ll:18 e Introducción, pág. 176), Josué habría tenido unos 92 años en este momento, siempre que se pueda aceptar como correcta la cifra dada por Josefo.

Queda.
En términos generales, puede decirse que se había terminado la conquista militar. Restaba que los israelitas poseyeran la tierra. Hasta este momento se habían establecido en un territorio relativamente pequeño. Por el momento no parecía tener sentido que siguieran con las campañas militares, puesto que muchas veces, tan pronto como se retiraban los ejércitos de Israel, el pueblo vencido volvía y tomaba posesión de nuevo de su tierra. El plan era que las tribus, después de haberse establecido en sus heredades, extendieran sus territorios. Quedaban todavía muchas batallas por ceñirse para completar la posesión de la tierra; pero la bendición de Dios en el pasado era una garantía para el futuro.

Lo mismo ocurre en la guerra espiritual. La obra de vencer los defectos de carácter es progresiva. La erradicación de los enemigos del corazón es una lucha continua. Debe reñirse batalla tras batalla contra las tendencias hereditarias y cultivadas hacia el mal.

Es importante distinguir claramente entre la obra hecha por Josué, y la obra que le quedaba por hacer a Israel. Josué expulsó a quienes gobernaban el país y derrotó a sus ejércitos hasta el punto de que Israel pudo afianzarse en el territorio. Pero no exterminó a toda la población de todas las partes del país. Algunas naciones quedaron intactas (juec. 2: 20-23; 3: 1-4). En la conquista y en la expansión, las reglas establecidas en la ley de Moisés debían constituir el principio guiador. En los caps. 7 y 12 de Deuteronomio se presentan tres reglas principales que debían seguir los hijos de Israel: (1) Total exterminio de las naciones que Jehová entregase en sus manos; (2) la prohibición de celebrar con esas naciones pactos o alianzas y toda unión matrimonial con ellas; (3) la destrucción de todo rastro de idolatría en el territorio conquistado. La responsabilidad de llevar a cabo la primera de estas instrucciones recaía sobre los dirigentes; del pueblo dependían la segunda y la tercera. Es obvio que la destrucción persistente y general de los objetos del culto de los cananeos, junto con la negativa de hacer alianza y de casarse con ellos, tendería a perpetuar el roce con ese pueblo. Si se hubiesen observado fielmente estas reglas, probablemente habrían ocurrido constantes brotes de hostilidades que habrían dado por resultado la más amplia y rápida destrucción de los enemigos de Israel o, de lo contrario, su absoluta sumisión a la ley israelita. Así toda la conquista podría haberse completado en un tiempo relativamente corto.

La manera en que se llevó a cabo la conquista de Canaán puede usarse para ilustrar una verdad espiritual. En la lucha cristiana, no sólo pueden quedar por reñirse muchas batallas contra el pecado, aún después de muchos años de contienda, sino que también puede quedar mucho territorio de verdad aún por ocupar. Todavía no hemos obtenido todo el conocimiento sagrado que podríamos aprovechar, y que Dios desearía enseñarnos de su Palabra. Muchos cristianos corren el peligro de depender de las conquistas de algún "Josué", antes que hacer por sí mismos nuevas exploraciones en las minas vírgenes de la verdad.

2. Que queda.
El autor enumera las zonas aún no conquistadas al oeste del Jordán (vers. 2-6). Comienza por el sur, y sigue hacia el norte y el noreste hasta el Líbano.

Los territorios de los filisteos.
Literalmente, "círculos de los filisteos". Quizá se refiera a las tierras cultivadas que rodeaban cada una de las ciudades, lo que podríamos llamar "distritos". La LXX dice hória , " "regiones" . Los filisteos no eran cananeos, sino descendientes de Mizraim, por el linaje de Casluhim 244 (Gén. 10: 6,13,14; 1 Crón. 1: 8,11,12; ver com. Gén. 10: 14). En Gén. 21:32, 34; 26: 1,8 se habla de los filisteos como si ya hubieran habitado en las cercanías de Gerar, al extremo sudoeste de Palestina. En Deut. 2: 23 se dice que "los caftoreos [filisteos] que salieron de Caftor" (ver Gén. 10: 14) destruyeron a los aveos y habitaron en su lugar "hasta Gaza", en lo que después pasó a conocerse como tierra de los filisteos. Los profetas hablan de los filisteos como descendientes de Caftor (Jer, 47: 4; Amós 9: 7). No existen hasta el momento pruebas arqueológicas de que los filisteos hubieran vivido en las ciudades de la costa hasta cerca de 1200 AC. Por esa época intentaron llegar hasta Egipto, pero fueron rechazados por Ramsés III, en ocasión del gran movimiento de los "pueblos del mar", lo que determinó la caída del imperio hitita. Sin embargo, en varios casos el relato bíblico indica que los filisteos ya estaban en ese territorio costero en la época de Abrahán. Quizá hubo repetidas olas migratorias desde la isla de Caftor, de las cuales la última o tal vez la mayor ocurrió en torno del 1200 AC. Sólo quedan registros arqueológicos de esta invasión. Futuras excavaciones tal vez puedan proporcionarnos nuevas informaciones.

Los gesureos.
No deben confundirse con los habitantes de Gesur del noreste del mar de Galilea (Jos. 12: 5). Los gesureos vivían al sur de los filisteos, camino de Egipto o Arabia (1 Sam. 27: 8).

3. Sihor.
El nombre egipcio correspondiente al hebreo de esta palabra se refiere a una de las ramas del Nilo. Este nombre aparece cuatro veces en el AT (Jos. 13:3; 1 Crón. 13:5; Isa, 23:3; Jer, 2:18), sin que pueda designarse con precisión a qué río o canal se refiere. Existen tres posibles identificaciones: (1) que se trata de una parte del Nilo; (2) que se refiere a Wadi el-'Arish , llamado en otros pasajes arroyo, río o torrente de Egipto (Jos. 15: 4,47; Gén. 15:18; etc.). Este wadi sólo lleva agua después de copiosas lluvias. Su desembocadura está a unos 75 km al sur de Gaza. Constituía en tiempos antiguos la frontera sur de Judea y del reino de Salomón (1 Rey. 8: 65). (3) Que se refiere a una masa de agua no identificada en la frontera oriental de Egipto.

Ecrón.
Su ubicación no se conoce con certeza, pero últimamente se cree que estaba en Khirbet el-Muqanna' , a unos 17,7 km al este-nordeste de Asdod, más cerca de esta ciudad de lo que se creía. Probablemente se la consideraba "de los cananeos" porque los poseedores autóctonos de este territorio habían sido los descendientes de Canaán, hijo menor de Cam (Gén. 10: 15-20). Sin embargo, los filisteos expulsaron a los aveos que ocupaban este territorio y se establecieron allí (ver Deut. 2: 23).

Príncipes.
Ver com. Juec. 3: 3. La palabra traducida "príncipes" se usa siempre para referirse a los príncipes de los filisteos. Su significado literal es "eje", y teniendo en cuenta la frase ya mencionada, "círculos de los filisteos" (ver com. vers. 2), es muy apropiada para referirse al príncipe. Estos príncipes eran caudillos antes que reyes.

Aveos.
Literalmente, "habitantes de ruinas". Estos deben haber sido los aborígenes de la zona de alrededor y al sur de los filisteos, que precedieron a los cananeos. Fueron desalojados por los caftoreos o filisteos (ver Deut. 2: 22, 23).

4. Al sur.
No es posible determinar con exactitud si esta frase se relaciona con el texto precedente o con los versículos que la siguen. Tanto la versión Siriaca como la LXX la relacionan con lo anterior, lo que parecería más lógico. "Los avitas están al sur" (BJ). La LXX usa el nombre propio poético correspondiente al sur, "desde Temán" , que era el límite sur del territorio aveo.

Mehara.
Literalmente, "cueva". Puede traducirse: "y la cueva que pertenece a los sidonios". Quizá se refiera a una cueva llamada Mughãr Jezzîn, situada entre Tiro y Sidón, donde hay varias grutas cavadas en la piedra caliza. También podría tratarse de Mogheiriyeh , a unos 9 km al NE de Sidón. En este vers. el autor del libro de Josué pasa de la zona costera del sur a las naciones aún no conquistadas, en el norte.

Afec.
Aparentemente se refiere aquí a la ciudad de Afec (cap. 19: 30), ahora Afka, al noreste de Beirut. No debe confundirse con la ciudad de Afec del cap. 12: 18. Los griegos la llamaban Afaka , y se situaba cerca del origen del río Adonis. Formaba parte de la herencia de Aser.

Los límites del amorreo.
Es decir, la tierra una vez habitada por los amorreos, que perteneció a Og, rey de Basán. Basán se extendía hacia el norte, hasta el río Farfar.

5. Los giblitas.
Del Heb. gibli , palabra traducida 245 en 1 Rey. 5: 18 como "cortador de cantera" . Eran los habitantes de Gebal, puerto fenicio importante. Esta ciudad llamada Biblos por los griegos, estaba a 28,2 km al noreste de Beirut. Según esto, resulta evidente que Dios se proponía que Israel ocupase territorios bastante más al norte de los que posteriormente conquistaron. En efecto, había declarado que el Eufrates debía ser su límite (Gén. 15: 18; Deut. 11: 24).

El Líbano hacia donde sale el sol.
La cadena oriental, es decir el Antilíbano.

Baal-gad.
Literalmente, "señor de fortuna". Ya habían sido vencidos todos los reyes al sur de Baal-gad (ver com. caps. 11:17 y 12:7). Este pasaje alude al territorio no conquistado que quedaba al norte de Baal-gad.

La entrada de Hamat.
Las investigaciones han demostrado que cuando se usa la palabra hebrea lebo' , "entrada", con el nombre Hamat, se refiere a una antigua ciudad que dependía de Hamat, conocida hoy como Lebweh , a 113 km al suroeste de Hamã , la Hamat bíblica. La ciudad aparece mencionada en textos asirios y egipcios.

La frontera norte de Israel debía llegar hasta la "entrada de Hamat" (Juec. 3: 3; 1 Rey. 8: 65; ver Núm. 34: 8; 2 Rey. 14: 25). Durante los reinados de David y de Jeroboam II, Israel dominó en realidad hasta ese punto.

6. En las montañas.
Las montañas del sur del Líbano y de la alta Galilea.

Misrefot-maim.
Ver com. cap. 11: 8.

Todos los sidonios.
Todas las tribus paganas que habitaban al sur del Líbano, hasta el promontorio de Ras en-Nakûrah , cerca de Misrefot-maim o sea Khirbet el-Musheirefeh .

Yo los exterminaré.
La construcción hebrea original es enfática. "Soy yo quien los he de expulsar". Sin embargo, esta promesa, como otras declaraciones similares, debe entenderse como condicional. Si los israelitas avanzaban con fe como lo había hecho Josué, Dios contendería por ellos y les daría la victoria. Pero Israel no prosiguió con sus conquistas hasta completarlas. Algunas de las mismas naciones a quienes Dios había prometido expulsar -pero que permanecieron porque Israel no cumplió con su parte- se transformaron en la mayor causa de irritación y vergüenza para Israel en años posteriores (ver Núm. 33: 55; Juec. 2: 1-5; 10: 6-9; 13: 1; 1 Sam. 4). Israel no cumplió con su parte del convenio, y la promesa no se cumplió. Cuando alguna promesa de Dios no se cumple, debemos estudiar bien el porqué. Dios no se ha propuesto que su propia palabra vuelva a él vacía (Isa. 55: 11).

Retirás tú por suerte.
Literalmente, "haz tú que caiga por heredad". La forma de expresión evidentemente refleja el método de echar suertes empleado en la repartición. Aunque hasta ese momento la conquista de la tierra estaba aún por terminar, el gran Propietario quería que su pueblo ya la considerase como suya. Como una prenda del propósito divino de darles toda la tierra, indica que sin más demora ésta debe dividirse entre las tribus.

8. Porque los rubenitas. . .
Las palabras que el Señor dirigió a Josué terminan con el vers.7. A fin de que el lector pueda comprender la razón de la omisión de las dos tribus y media en la repartición que se iba a realizar, el autor explica (vers. 8-14) que ya habían recibido su parte. La reafirmación de este hecho en este pasaje, donde se consigna formalmente la división de las tierras, servía para ratificar la concesión hecha por Moisés.

9. Medeba.
Hoy Mâdebã , aldea al este del Jordán, a unos 65 km al sur de Jerasa y 25 km al sureste del extremo norte del mar Muerto. Se dice que Israel conquistó a Medeba y Dibón (Núm. 21: 30).

Dibón.
Esta aldea estaba a unos 25 km al sur de Medeba, y a unos 5 km al noroeste de Aroer, en el río Arnón. Figuró entre las primeras conquistas de los israelitas, y fue reconstruida por Gad. En este lugar se descubrió en 1868 la famosa Piedra Moabita. El lugar se llama ahora Dhîbân .

10. Los límites de los hijos de Amón.
Esta frontera estaba a unos pocos kilómetros al noreste de Hesbón. Amón ocupaba la cuenca del río Jaboc. Limitaba al oeste con Gad y Manasés, y al este con el desierto. Es probable que su límite norte hubiera sido el brazo sur del río Yarmuk.

11. Los gesureos y ... los maacateos.
Ver com. cap. 12: 5.

12. Refaítas.
Ver com. cap. 12: 4.

14. Leví.
La afirmación de que Leví no había de recibir heredad entre las tribus se presenta aquí al final de la declaración en cuanto a las dos tribus y media. Se repite en el vers. 33, y en el cap. 14: 3, 4. Dios no les dio heredad porque los diezmos de todo el país serían suyos en vez de las tierras (Núm. 18: 20-24)

246 También debían recibir parte de las ofrendas (Núm.18; Deut.18:1, 2). El derecho que tenían de recibir los diezmos y las ofrendas era tan indiscutible como el de sus hermanos a poseer tierras. Los sacerdotes y levitas no podrían a la vez desempeñarse como sacerdotes, enseñar al pueblo y realizar otras tareas espirituales, si estuviesen ocupados con tierras, ganado, negocios y guerras. No era el plan de Dios que los levitas recibieran una parte de los diezmos y al mismo tiempo se dedicasen a empresas comerciales o a la agricultura; también hoy Dios pide a los que se dedican al ministerio que consagren todas sus energías a la tarea de promover el reino de los cielos.

Sacrificios.
Heb. 'shshey , siempre traducida " "ofrenda hecha por fuego" " o " "sacrificio hecho por fuego" . En Lev. 24: 7, 9 se dice que los panes de la proposición son ofrenda hecha por fuego (encendida), sin embargo debían ser comidos por los sacerdotes. Por lo tanto, la palabra no significa necesariamente que los sacrificios así designados debían ser siempre consumidos por fuego.

15. Rubén.
Después de haber delineado el territorio que Moisés había asignado a las dos tribus y media, Josué indicó los límites específicos de cada tribu. Se define en primer término el territorio de Rubén.

16. Aroer.
Ver com. cap. 12: 2.

Medeba.
Ver com. vers. 9. En los vers. 16-21 se enumeran en forma detallada las diversas ciudades y los territorios que formaban parte de la heredad de Rubén.

19. Zaret-sahar.

Heb. "Tséreth del alba". No se ha identificado con exactitud su ubicación. Debe haber estado cerca del mar Muerto. Aparentemente se encontraba en una altura que dominaba un valle, quizá el valle del Jordán. El nombre de este lugar puede haberse preservado en la moderna Zãrât .

21. Los príncipes.
No se dice que estos príncipes hubieran sido muertos junto con Sehón, sino sólo que murieron como Sehón.

Príncipes de Sehón.
En Núm. 31: 8 se los llama "reyes" . Sin embargo, en los escritos sagrados un "rey" no necesita ser más que un caudillo secundario sujeto a algún rey más poderoso. En este vers. se los llama "príncipes" de Sehón porque estaban sujetos a Sehón, le pagaban tributo y lo ayudaban en la guerra. Es probable que cuando Sehón destruyó a los moabitas que vivían en esa región, encontró también algunos madianitas nómadas. Los dominó y los obligó a pagarle tributo. Posiblemente por eso se los llama "príncipes de Sehón". La forma en que Israel conquistó a los madianitas se registra en Núm.31. Los israelitas tenían órdenes de vengarse de los madianitas (Núm. 31: 2) porque éstos los habían inducido a la idolatría y a la inmoralidad. Este vers. nos da otro motivo por el cual hubo hostilidades: los madianitas formaban parte del gobierno de Sehón. A fin de que pudiera dominarse totalmente la tierra de Sehón, era necesario eliminar a los príncipes de este rey. La relación entre madianitas y moabitas se ve en la historia anterior de Israel (ver Núm. 22:4).Esa relación entre Madián y Moab, que está implícita, pero que no se explica en Núm. 31,queda manifiesta por la inclusión de este detalle. Es otro ejemplo de cómo concuerdan históricamente el libro de Josué y el Pentateuco.

22. El adivino.
En un tiempo Balaam fue profeta de Dios, pero se vendió a cambio de recompensas y honores, y degradó su posición como profeta hasta llegar a ser conocido como adivino. Cuando volvió a su casa luego de haber fracasado en su intento de maldecir el campamento de los israelitas, Balaam decidió usar otros medios de obtener la recompensa ofrecida por Balac. Regresó a la tierra de Moab, y persuadió a los moabitas para que indujeran a los hijos de Israel a caer en la idolatría y en la inmoralidad. Ese plan prosperó. Por haberse opuesto así al pueblo de Dios, Balaam compartió la suerte de los enemigos de Dios en la destrucción que sobrevino a los madianitas (Núm. 25: 16-18).

25. Jazer.
Esta ciudad fue arrebatada a los amorreos (Núm. 21: 32), y entregada a Gad por pedido suyo (Núm. 32: 1, 2). Más tarde, Jazer pasó a ser ciudad levítica (cap. 21: 39). La ciudad estaba en Amón o en su frontera, a poca distancia al norte o noroeste de Rabatamón, la actual Ammán. Toda esta región era una excelente zona de pastoreo.

Ciudades de Galaad.
Es decir, las ciudades de la parte meridional de Galaad, hasta el Jaboc. La otra mitad de Galaad, que pertenecía al rey de Basán y no a Sehón, según se ve por el vers. 31, quedó en poder de la media tribu de Manasés (ver cap. 12: 2). La frontera de Gad estaba más al oriente que la de Rubén. El límite norte de Gad era el río Jaboc, pero su 247 territorio también comprendía parte del sur de Galaad, y se extendía por el valle del Jordán hasta el mar de Cineret (Deut. 3: 16, 17). Es evidente que a Gad se le dio la llanura del Jordán, al norte del Jaboc y al este del río Jordán.

Amón.
Se prohibió expresamente que los hijos de Israel se relacionaran con los hijos de Amón (Deut. 2: 19).

Hasta Aroer.
No debe confundirse esta ciudad con la del mismo nombre que estaba en el territorio de Rubén, en la margen norte del Arnón (caps. 12: 2; 13: 9, 16). Según algunos, este lugar estaba al este de Rabá; según otros, al oeste.

26. Hesbón.
Ver com. Núm. 21: 25.

Ramat-mizpa.
Literalmente, "altura del puesto del vigía". Este lugar, en algún punto de las mesetas al norte del Jaboc, no se conoce hoy, aunque algunos opinan que podría tratarse de Ramot de Galaad, probablemente 48 km al este de Bet-seán, en Tell er Rumeith (Rmith). Estaba en la frontera norte de Gad.

Betonim.
Un sitio cerca de Ramat-mizpa, en el límite septentrional del territorio de Gad. Algunos estiman que habría sido lo que hoy se conoce como Khirbet Batneh , cerca de es-Salt .

Mahanaim.
Su ubicación no ha sido determinada aún. Esta ciudad quedaba al este del Jordán, probablemente a orillas del Jaboc. Fue construida en el lugar donde Jacob se encontró con ángeles de Dios (Gén. 32: 1, 2, 22). Estaba sobre la frontera entre Gad y Manasés. Entre Mahanaim y el mar de Cineret, en la frontera noroeste, estaba Debir, posiblemente idéntica a Lodebar, de donde era Maquir, quien ayudó a aprovisionar a David cuando éste huía de su hijo Absalón (2 Sam. 17: 27).

27. En el valle.
Además del territorio entre el Arnón y el Jaboc, el reino de Hesbón comprendía también el valle del Jordán hasta el mar de Cineret. Todo este territorio fue dado a los hijos de Gad, aunque generalmente los mapas señalan que el territorio de Manasés se extendía hasta el mismo Jordán.

Sucot y Zafón.
Estas son las únicas dos ciudades de las cuatro mencionadas en el vers. 27 que se han identificado. Todas estas ciudades se encontraban, por supuesto, en el valle del alto Jordán. Sucot estaba sobre un lugar alto junto al Jaboc. Hoy se conoce como Tell Deir'allã , montículo blanquecino de poco más de 18 m de altura. Zafón puede identificarse con Tell el-Qôs , al norte del río Rajeb, al norte de Sucot y al sur de Saretán.

29. Manasés.
Hasta donde pueda observarse, Manasés no pidió formalmente que se le adjudicara este territorio al este del Jordán como lo hicieron Rubén y Gad (Núm. 32: 1, 2). Posiblemente se creyó oportuno unirlos a las otras dos tribus por lo numerosa que era la tribu de Manasés (Núm. 26: 34). También es probable que hubiese tenido abundante ganado, tal como las otras dos tribus. Además, los de Manasés eran buenos guerreros, y tal vez Moisés creyó conveniente que estuviesen al este del Jordán, como guardianes de las fronteras. En este sentido se destacaban las familias de Maquir y Jair (ver Deut. 3: 14, 15).

30. Desde Mahanaim.
Ver vers. 26. Desde este punto, el territorio de Gad entraba hacia el Jordán y el mar de Cineret, mientras que el territorio de Manasés quedaba hacia el noreste.

Basán.
Región de terrenos aptos para el cultivo de cereales, al este del mar de Cineret.

Las aldeas de Jair.
Literalmente, "los aduares de Jair" (BJ). La abuela de Jair era de la tribu de Manasés, pero su abuelo fue Hezrón, nieto de Judá por el linaje de Tamar (1 Crón.2:18-22). Sin embargo se lo consideró como de la tribu de Manasés por ser nieto de la hija de Maquir, hijo de Manasés. Junto con los valientes de Manasés, y ayudado por ellos, tomó muchas ciudades (Núm. 32: 40, 41; Deut. 3: 4, 14). Otro Jair, que juzgó a Israel dos siglos después de los tiempos de Josué, pudo haber sido descendiente de este Jair (ver Juec. 10: 3-5). Originalmente había 30 "aldeas de Jair".

31. Y la mitad de Galaad.
Es decir, la otra mitad que no se había dado a los gaditas (vers.25). Galaad formaba parte del reino de Og.

Astarot y Edrei.
Ver com. cap. 12: 4.

Hijos de Maquir.
Los mismos que anteriormente figuran como hijos de Manasés. Ahora se los denomina hijos de Maquir, porque éste fue el hijo primogénito de Manasés (Núm. 26: 29; 1 Crón. 7: 14-16). Por lo tanto, los "hijos de Maquir" son los de Manasés. La distribución del territorio de la otra mitad de los hijos de Maquir se encuentra en Jos. 17: 1-6.

33. Tribu de Leví.
Nuevamente se menciona que Leví no recibió heredad. Esta declaración, usada ya en el vers. 14, se la repite 248 de nuevo en el cap. 14: 3, 4, y en el cap. 18: 7. Probablemente esta frecuente repetición era para que el pueblo recordara su obligación para con los levitas, o quizá para inculcar en éstos la idea de que eran ministros del Señor, y que debían consagrarse a su servicio. Dios los sostendría mediante lo que había dispuesto respecto a los diezmos y Ias ofrendas. Por lo tanto, no debían preocuparse por no haber recibido heredad.

CBA T2

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lección 11 LA CRISIS VENIDERA | Lunes 10 de junio

 Lunes 10 de junio | Lección 11 LA CRISIS VENIDERA La profecía de la marca de la bestia en Apocalipsis 13 nos habla de la peor etapa, la más feroz, de la guerra de Satanás contra Dios. Desde que Jesús murió en la Cruz, el enemigo sabe que ha sido derrotado, pero se ha resuelto a hundir junto con él a la mayor cantidad posible de personas. Su primera estrategia en esta campaña es el engaño. Cuando el engaño no funciona, recurre a la fuerza. En última instancia, él está detrás del decreto de que cualquiera que se niegue a adorar a la bestia o a recibir su marca será condenado a muerte. La persecución religiosa, por supuesto, no es nueva. Ha existido desde que Caín mató a Abel por obedecer el mandato de Dios. Jesús dijo que sucedería incluso entre los creyentes. Lee Juan 16:2; Mateo 10:22; 2 Timoteo 3:12; y 1 Pedro 4:12. ¿Qué experimentó la iglesia del Nuevo Testamento y cómo se aplica esto a la iglesia de Cristo del tiempo del fin?  Jua 16:2  Los expulsarán de las sinagogas...

Lección 1| PARA ESTUDIAR Y MEDITAR | Viernes 5 de Julio

  Viernes 5 de Julio | Lección 1 PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee el capítulo 10 de El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, titulado “La voz en el desierto” (pp. 72-83), y el capítulo 17 de Los hechos de los apóstoles, de la misma autora, titulado “Heraldos del evangelio” (pp. 137-145). ¡Qué fascinante es el hecho de que el mensaje del primer ángel, en Apocalipsis 14:6 y 7, sea paralelo al mensaje evangélico de Jesús en Marcos 1:15! El mensaje del primer ángel trae el evangelio eterno al mundo en los últimos días en preparación para la Segunda Venida. Al igual que el mensaje de Jesús, el evangelio angélico del tiempo del fin contiene los mismos tres elementos, como ilustra la siguiente tabla: El mensaje del primer ángel anuncia el comienzo del juicio previo al regreso de Cristo predicho en la profecía de los 2.300 días de Daniel 8:14; este comenzó en 1844. El Juicio trae el Reino de Dios a su pueblo perseguido (Dan. 7:22). La exhortación del primer ángel a reverenciar, glori...

Lección 2 | “REALMENTE, ESTE ES EL PROFETA” | Lunes 7 de octubre

  Lunes 7 de octubre | Lección 2 “REALMENTE, ESTE ES EL PROFETA” Lee Juan 6:14, 15 y 26 al 36. ¿Cómo respondió la gente a su milagro y cómo lo utilizó Jesús para enseñarles quién era? Jua 6:14  Al ver la señal que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad éste es el profeta, el que ha de venir al mundo.»  Jua 6:15  Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.  Jua 6:26  —Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.  Jua 6:27  Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.  Jua 6:28  —¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? —le preguntaron.  Jua 6:29  —Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a qu...