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CBA Josué Capítulo 15


CBA Josué Capítulo 15
1. Los hijos de judá.
Se ha sugerido que la parte de la narración que comienza con este capítulo podría iniciarse mejor con la última frase del capítulo anterior. Así se leería: "Y la tierra descansó de la guerra y la parte que le tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta", etc.

Josué repartió a Judá, Efraín y la mitad de Manasés la parte que les correspondía antes de dejar el campamento de Gilgal. Por alguna razón no especificada, no se completó inmediatamente la división del resto de la tierra. Quizá Judá y los hijos de José eran agresivos y deseaban tomar inmediata posesión de sus heredades, mientras que las otras tribus eran más retraídas y temerosas. Por otra parte, Judá y José eran los dos hijos de Jacob sobre quienes recaía la primogenitura perdida por Rubén. A Judá le había sido dado el dominio, y a José, la doble porción. Es probable que por eso las dos tribus fueran las primeras que se establecieron, Judá en el sur, y José en el centro de Palestina. Más tarde, después de haberse trasladado el campamento a Silo, parte de lo que les había tocado en suerte fue dado a las otras siete tribus. Además se hizo un estudio más preciso y extenso antes de que se repartiera el resto de la tierra a las otras siete tribus. Las detalladas disposiciones del primer reparto no fueron arbitrarias. Cada tribu no retuvo egoístamente lo que le había tocado cuando quedó claro que otras tribus tenían menos. Se hicieron varios ajustes posteriores.

Muchas de las ciudades de la Tierra Santa han sido destruidas siglos ha, sin que queden vestigios de ellas por los cuales se identifiquen. Muchas otras retienen sus antiguos nombres o características que se pueden reconocer. De estas últimas hay suficientes como para localizar con notable precisión las fronteras de los límites tribales. Los arqueólogos están continuamente ubicando más ciudades e identificando con mayor precisión los antiguos lugares, aclarando así más y más el panorama de la geografia de Palestina. En los primeros 12 vers. de este capítulo se definen las fronteras de Judá.

Frontera de Edom.
Este vers. dice literalmente: "hasta la frontera de Edom, el desierto de Zin, hacia el Neguev [la sección árida] del límite o fin del sur"; o sea el extremo meridional. El territorio de Judá comprendía la parte más meridional de la tierra. Lindaba con Edom al sureste, y al sur, con el desierto de Zin. La frontera meridional que se indica aquí es idéntica con la que se describe en Núm. 34: 3-5.

2. La bahía que mira hacia el sur.
Literalmente, "la lengua que da hacia el sur" (BJ). La 254 LXX reza: "Desde la altura que se extiende hacia el sur" . En siriaco se traduce así: " "Y su borde era desde el sur de la orilla del mar Salado; y se extendía desde allí hasta la lengua que se vuelve al sur" " . Es probable que los traductores de la LXX entendieron que la "bahía" " era la lengua de tierra que se proyecta en el mar Muerto. A su vez, los traductores de las versiones siriacas, probablemente recibieron la influencia de la LXX. Por lo general, se aplica este término a ese promontorio sobresaliente, pero del contexto de este pasaje parecería entenderse mejor que se refiere al extremo sur del mar.

3. La subida de Acrabim.
Literalmente, "subida de escorpiones [alacranes]" " (ver Núm. 34: 4), tal vez por causa de la cantidad de escorpiones existentes allí. Probablemente se hallaba a mitad de camino entre el monte Halac y el mar Muerto. El monte Halac se menciona en Jos. 11: 17; 12: 7.

Pasando hasta Zin.
Más precisa es la traducción "pasaba hacia Sin" (BJ). La línea de la frontera pasaba sobre la montaña.

Cades-barnea.
El hebreo dice literalmente: "Y subía desde el sur a Cades-barnea". Cades se encontraba a considerable distancia al sur de Beerseba. Algunos arqueólogos la han identificado como 'Ain-el- Qudeirât , a unos 118 km al sur de Hebrón; otros han pensado que Cades habría estado en 'Ain Qedeis , a unos 8 km al sureste.

Hezrón.
Se desconoce la ubicación exacta de Hezrón, Adar y Carca. Evidentemente la frontera iba en dirección al noroeste desde Cades hasta Adar, y de allí se volvía al oeste, quizá siguiendo el límite entre el desierto de Parán y el desierto de Zin. Cades-barnea parece haber estado en este límite, puesto que se la mencíona tanto en un desierto como en el otro (Núm. 13: 26; 20: 1).

4. Arroyo de Egipto.
Posiblemente se refiere al brazo norte del Wadi el-'Arish . El límite seguía el arroyo hasta el Mediterráneo.

5. La desembocadura del Jordán.
Este límite era la costa del mar Salado desde la bahía del sur hasta el extremo de la bahía o "lengua" " al norte (ver com. vers. 2), donde el río Jordán desembocaba en el mar. Desde este punto comenzaba la frontera norte.

6. Bet-hogla.
Literalmente, "casa de la perdiz". Se conoce el lugar hoy por el nombre de 'Ain Hajlah . Estaba a unos 3 km del Jordán, entré la desembocadura del río Jordán y Gilgal, donde Israel acampó. Bet- hogla estaba en el límite, pero pertenecía a Benjamín.

Bet-arabá.
Literalmente, "casa del Arabá" o "casa del desierto". Se denominaba Arabá a la depresión del Jordán. No se conoce el sitio exacto donde estuvo Bet-arabá, pero puede estar cerca de 'en Ghara- beh , la llanura desértica que está al norte del mar Muerto. En algunos casos se la considera parte de Judá (vers. 61), y en otros, de Benjamín (cap. 18: 22).

Piedra de Bohán.
En este pasaje se dice que la frontera subía a la piedra de Bohán, y en el cap. 18: 17, donde se dan las fronteras en orden inverso, se dice que bajaba a la piedra de Bohán. De esto se desprende que la piedra debe haber estado en la ladera, junto a la montaña en esta zona, y por ende, al oeste de Bet- arabá. No se sabe por qué la piedra recibió el nombre de ese hijo o descendiente de Rubén. Bohán, rubenita, no vivía en este lugar. Al menos la heredad de su tribu estaba del otro lado del río. Pero quizá Bohán fue uno de los que pasaron el Jordán para ayudar a los israelitas a conquistar la tierra, y en el transcurso de la campaña realizó alguna hazaña notable, fue enterrado en ese lugar, y se levantó una piedra en memoria de él.

7. Debir.
No es la misma ciudad de Debir del cap. 10: 38, sino un lugar llamado Thogret ed-Debr , aproximadamente a mitad de camino entre Jericó y Jerusalén.

Valle de Acor.
Una llanura al sur de Jerico llamada el-Buqei'ah . Se extiende de suroeste a noreste a unos 5 km al oeste de Khirbet Qumrán en la parte norte del desierto de Judá. Ver com. del vers. 61.

Subida de Adumín.
Este lugar está en el camino que lleva desde Jericó a Jerusalén. La palabra "subida" se refiere a un paso montañoso en esta área. La palabra traducida como "arroyo" significa "torrente de invierno", que representa un valle generalmente seco, excepto en invierno. Se cree que el valle es el moderno Tal'at ed-Damm .

Aguas de En-semes.
Literalmente, "fuente del sol". Generalmente se identifica este lugar como 'Ain el-Hôd , a unos 3 km al noroeste de Betania, en el camino hacia Jericó. Es el último lugar donde puede obtenerse agua antes de llegar al Jordán, y se lo conoce como Fuente de los Apóstoles.

La fuente de Rogel.
Literalmente, "fuente del espía". Este era un pozo o fuente junto a 255 Jerusalén donde se encuentran los valles de Cedrón e Hinom.

8. Valle del hijo de Hinom.
Algunas veces se lo llama simplemente "valle de Hinom". La transliteración griega del nombre hebreo de este valle ( ge hinnom ) es la palabra géenna , que se traduce "infierno" en la RVR (Mat. 5: 92, 29, 30; 10: 28; 18: 9; 23: 15; Mar. 9: 43, 45, 47; Luc. 12: 5; Sant. 3: 6). El lugar tiene mala reputación en las Escrituras debido a los sacrificios, inclusive de niños, que allí se ofrecían a Moloc, por la profanación de sus lugares altos por Josías (2 Rey. 23: 10), y por el hecho de que en el valle de Hinom se quemaba la basura de Jerusalén. Se cree que el valle recibió el nombre de alguien que lo poseyó una vez. Otros, sin embargo, han sugerido que este nombre puede venir de una palabra hoy en desuso que significa "llorar" o "lamentar"," y que esa designación sería apropiada, puesto que en el valle se hacían sacrificios de muchos niños inocentes (ver 2 Rey. 23: 10; Jer. 7: 31). Después que el rey Josías sacó la imagen de este valle y profanó los lugares altos, parece que el valle se convirtió en un depósito de inmundicia y basura traídas de Jerusalén, por lo cual se lo tenía en abominación general. Una tradición muy posterior dice que allí había fuegos constantes (ver com. Mat. 5: 22). El valle estaba al sureste de Jerusalén y tocaba el valle de Kidrón en la punta sureste de la ciudad, donde se hallaba En-rogel.

Al lado sur del jebuseo.
Literalmente, "Hombro del Yebuseo" (BJ). Quizá se refiera al collado o a la meseta sobre la cual estaba la ciudad jebusea. Puesto que la frontera corría al sur de Jerusalén, la ciudad quedaba enteramente en territorio de Benjamín.

Valle de Refaim.
Este valle, mencionado en 2 Sam. 5: 18, se extiende al sur hacia Belén, desde el rincón suroeste de la ciudad de Jerusalén. Se trataba de un valle fértil, codiciado por los enemigos de Jerusalén. Fue escenario de la derrota de los filisteos en dos ocasiones (2 Sam. 5: 18-22; 23: 13; 1 Crón. 1 l: 15; 14: g).

9. Neftoa.
Está a 4 km al noroeste de Jerusalén,a corta distancia de Emaús. Hoy se conoce como Liftã .

Monte de Efrón.
Una cordillera cerca de la cual pasa el camino que va desde Jerusalén a Jope, y a lo largo del cual se hallan Soba, Kartal, Kulonich y otros pueblecitos. El límite todavía sigue hacia el noroeste.

Baala.
Más conocida por su nombre Quiriat-jearim. Evidentemente fue un lugar alto cananeo para el culto a Baal. Muchos lo han identificado con la aldea moderna de Tell el-Azhar , a unos 13 km de Jerusalén, sobre el camino de Jope. En Quiriat-jearim estuvo el arca durante 20 años después que la devolvieron los filisteos (1 Sam. 7: 1, 2).

10. Gira.
Es decir, desde Baala la frontera viraba de la dirección noroeste hacia el oeste.

Monte de Seir.
Una serranía que corre hacia el suroeste, a partir de Quiriat-jearim. Hoy lleva el nombre de Sârîs . Seir significa " velludo". Teniendo en cuenta el sentido del nombre de Quiriat-jearim, "ciudad de bosques", sería lógico pensar que se trataba de una zona boscosa. No hay ninguna relación entre este monte y el monte de Seir, territorio edomita y hogar de Esaú.

Quesalón.
Probablemente la moderna Keslã , también llamada Har-jearim, "el monte de bosques". Aparentemente la zona estaba antes cubierta de bosques.

Bet-semes.
Literalmente, "casa del sol" o "templo del sol". Entre los cananeos se adoraba al sol y se le dedicaban fuentes, cerros, ciudades, etc. Bet-semes estaba a 24 km al suroeste de Jerusalén, sobre el camino de Asdod y el Mediterráneo. El lugar se conoce hoy como Tell er-Rumeileh . En tiempos de Samuel murieron muchos en este lugar por haber mirado dentro del arca (1 Sam. 6: 19).

Timna.
Ciudad ubicada a 7 km al noroeste de Bet-semes.

11. Al lado de.
Esta frase dice literalmente "y sale la frontera hacia el hombro [la colina] de Ecrón hacia el norte". De las cinco ciudades de los filisteos, Ecrón era la que estaba más al norte, y se encontraba entre las montañas de judea y el mar. Puesto que la frontera se hallaba un poco al norte de la ciudad, ésta estaba en territorio de Judá (más tarde, de Dan).

Sicrón.
Pueblecito en la frontera norte de Judá.

Monte de Baala.
Posiblemente se trataba de una pequeña serranía casi paralela a la costa, al oeste de Ecrón. Algunos han pensado que esta sierra podría haberse dedicado a Baal, por cuanto eran los últimos cerros por encima de los cuales pasaba el sol antes de ponerse.

Jabneel.
Literalmente, "un dios hace construir". Esta aldea estaba a unos 20 km al sur de Jope y a unos 7 km del Mediterráneo, 256 sobre el camino que subía de Gaza. Hoy lleva el nombre de Yebnã . En los libros apócrifos aparece como Jamnia. A este lugar huyeron muchos eruditos judíos y miembros del sanedrín antes de la caída de Jerusalén en el año 70 DC. En los siglos I y II se convirtió en un centro de sabiduría rabínica.

13. A Caleb.
Ver com. cap. 14: 12. Probablemente el verbo debería traducirse "había dado" (ver cap. 14: 13). Con ligeras variaciones, este párrafo aparece también en Juec. 1: 10-15. En este caso es probable que el narrador haya copiado del relato más antiguo, añadiéndole sus propias y pequeñas alteraciones. Difícilmente pueda representar, como lo han sostenido algunos, dos fases de la captura de Hebrón, ya que las mismas circunstancias acompañan a los dos relatos.

Es notable que Sesai, Ahimán y Talmai, mencionados más de 40 años antes, cuando los doce espías habían sido enviados de Cades-barnea (Núm. 13: 22), aparentemente aparezcan aquí como si estuvieran aún vivos. Se ha creído que estos tres nombres son de clanes anaceos y no de personas.

14. Hijos de Anac.
En hebreo los "hijos" pueden también ser "descendientes". Esto apoyaría lo ya dicho en cuanto a los tres hijos de Anac.

15. Debir.
Ver com. cap. 10: 38.

16. Yo le daré mi hija Acsa.
En la antigüedad los padres se arrogaban el derecho absoluto de arreglar a su arbitrio los casamientos de sus hijos, y éstos daban por sentado que ese proceder era apropiado. No se debe suponer que al hacer esta oferta Caleb hubiera estado haciendo de su hija el objeto de una pelea entre hombres de toda calaña. Es indudable que estaba ansioso de casarla con un hombre que fuera honrado por su celo y energía, y reconocido por su valentía y buena voluntad para arriesgarse por la causa de Dios. Quizá también se proponía casarla con uno que fuera de su mismo nivel social. No prometió dar su hija en casamiento al primero que entrase en la ciudad de Quiriat-sefer, sino al que atacase y tomase la ciudad. Nadie podía tomar solo una ciudad fortificada. Así la promesa probablemente se limitaba a los jefes del ejército que estaban bajo su propio mando.

17. Hermano de Caleb.
Se cree que el hermano de Caleb era Cenaz y no Otoniel (ver com. cap. 14: 6). Otoniel demostró que había sido digno tanto de su obra como de su recompensa, porque más tarde llegó a ser libertador y juez en Israel (Juec. 3: 9-1 l).

18. El la persuadió que pidiese.
Algunos manuscritos griegos rezan así, pero el hebreo dice: "ella lo persuadió que pidiese" tanto en este pasaje como en Juec. 1: 14. La LXX en este vers. dice: "ella le aconsejó diciendo, yo pediré" . Aparentemente, Otoniel dio su consentimiento en forma fácil al pedido de ella, pero parece haber preferido que ella misma lo hiciera. Quizá no quería dar la impresión de que se estaba aprovechando de la buena voluntad de Caleb para con él, su yerno.

19. Tierra del Neguev.
La zona desértica del sur de Palestina. La hija de Caleb pedía un terreno que tuviese fuentes de donde obtener agua para riego. Ya que este incidente fue registrado, podemos sacar de él una lección provechosa. Nosotros también debemos pedir a nuestro Padre que nos dé fuentes de bendición para regar nuestros áridos corazones. Cuando lo hagamos, también él nos dará una doble porción, tanto las fuentes de arriba como las de abajo, con las cuales podremos saciarnos completamente.

20. Esta, pues, es la heredad.
Esta expresión muestra que es un paréntesis todo el párrafo contenido en los vers. 13 al 19. El territorio asignado a Judá tenía unos 70 km de largo por 80 de ancho. Variaban sus características, y era muy fértil. Comprendía cuatro regiones bien diferenciadas: (1) el Neguev, la tierra árida, hacia el sur, entre las montañas centrales y el desierto; (2) la región de colinas bajas, generalmente denominada Sefela, que estaba entre las montañas centrales y la orilla del Mediterráneo; (3) las montañas que se levantaban en el Neguev, al sur de Hebrón, y se extendían hasta Jerusalén al norte, tenían por el este el desierto del mar Muerto, y por el oeste la Sefela; (4) el desierto de Judá, el territorio desolado de las escarpadas laderas orientales de las montañas, hasta el mar Muerto.

21. En el extremo sur.
Estas son las ciudades del Neguev, la parte más meridional de su territorio. Se mencionan 38 ciudades pertenecientes a esta región, pero la mayoría de ellas carece de importancia y de interés histórico. El autor del libro ha ordenado estas ciudades en forma metódica, dividiéndolas en cuatro grupos, que comienzan por el este y van hacia el oeste. El primer grupo consta de 257 nueve aldeas ubicadas en la frontera de Edom, hacia el suroeste del mar Muerto. De ellas no conocemos sino a Cades-barnea y a Cabseel, lugar de origen de Benaía, valiente y leal soldado de David (2 Sam. 23: 20), quien bien puede haberse granjeado su fama como matador de leones en este lugar. En el siguiente grupo aparecen Queriot y Hezrón, que algunos consideran como una ciudad y no dos. Según una tradición, imposible de verificar, Judas habría sido oriundo de Queriot, de donde viene su apodo "iscariote" (Heb. 'ish Qeryyoth , "hombre de Queriot"). En el siguiente grupo de nueve ciudades que estaban más al norte, aparece la histórica Beerseba, famosa aún hoy por sus pozos. Aunque la provincia de Judá originalmente se extendía más al sur, por estar Beerseba en el último lugar importante entre el desierto y las montañas, se la considera generalmente como el extremo sur. Por eso en la frase desde Dan hasta Beerseba" se abarca todo el país de norte a sur. El cuarto grupo, que comprende 13 aldeas, quedaba al oeste y al suroeste. En ella estaba incluida Siclag, vinculada a la historia de David.

32. Veintinueve ciudades.
Hay dos explicaciones de la discrepancia entre el número de ciudades enumeradas, 38, y el número que se da aquí. Nueve de estas ciudades (Beerseba, Molada, Hazar-sual, Baala, Esem, Horma, Siclag, Aín y Rimón) fueron asignadas a Simeón (cap. 19: 2-7). Es posible que el autor de Josué, enterado de que esas aldeas ya no pertenecían a Judá, aunque las nombró no las incluyó en este número. Siendo que muchos de los lugares mencionados ya no existen, y que los nombres de otros han sido cambiados, los traductores pueden haber unido nombres que debieran figurar por separado, o haber separado nombres que en realidad debieran ir juntos (vers. 2 l). A esa falta de información pudo deberse el número 38.

33. En las llanuras.
La siguiente división del territorio de Judá era "la llanura" o Sefela, la faja de territorio entre la zona montañosa central y la llanura de la costa del Mediterráneo. Esta era una región de cerros de piedra caliza a unos 150 m sobre el nivel del mar. Este territorio abarcaba gran número de aldeas, ordenadas por el autor en cuatro grupos. En primer lugar, la parte del noreste, entre cuyas 15 ciudades (el vers. 36 dice 14, pero los 2 últimos nombres podrían referirse al mismo lugar) encontramos dos lugares relacionados con la historia de Sansón: Estaol y Zora, donde vivía Manoa. Zora ha sido identificada con un lugar en los cerros por encima del Wadi eti-Tsarar , a unos 24 km al oeste de Jerusalén. También forman parte de este grupo: Jarmut, la capital cananea; Adulam, refugio de David; Soco, conocida ahora como Khirbet 'Abbâd , a unos 3 km al sur de Jarmut, y Azeca, ya mencionada en relación con la huida después de la batalla de Bet-horón (Jos. 10:10, 11). El segundo grupo comprende 16 ciudades -todas situadas en la llanura-, entre ellas las ciudades cananeas de Laquis, Eglón y Maceda. El tercer grupo -de nueve ciudades- comprendía la parte sur del territorio adyacente a la zona montañosa. Aquí se encontraba Libna, conquistada por la proeza de Josué; Keila, ciudad arrebatada a los filisteos por David, situada sobre un cerro a poco más de 4 km al sureste de Adulam; y Maresa, fortificada más tarde por Roboam y escenario de una batalla del rey Asa. Está cerca de la moderna Merash, a 1,6 km al sur de Beitjibrîn (Eleutherópolis). En el cuarto grupo están comprendidas las aldeas de la costa filistea. Las ciudades enumeradas más arriba son lugares de la Sefela.

48. En las montañas.
La tercera y más importante división del territorio era la zona montañosa. Comenzando en el Neguev, al sur de Hebrón, esta región se extiende hacia el norte hasta Jerusalén. Por el este linda con el desierto del mar Muerto, y por el oeste con la Sefela. El punto más alto está cerca de Hebrón y alcanza a 1.006 m sobre el nivel del mar. Las ciudades enumeradas en esta sección están ordenadas en cinco grupos.

El primer grupo (vers. 48-51) comprende 11 ciudades ubicadas en la parte suroeste, entre las cuales podemos destacar Jatir, la moderna Khirbet 'Attîr , a 21 km al sur de Hebrón; Soco, hoy denominada Khirbet Shuweikeh ; Debir, a la cual ya se hizo referencia (cap.10:38, 39); Estemoa, ahora Es-Semû' , donde una vez se refugió David; y Gilo, ciudad de donde era oriundo Ahitofel, consejero de Absalón, donde también se suicido. Probablemente es la actual Khirbet Jâlã , a unos 10,5 km al norte de Hebrón.

El segundo grupo de ciudades, al norte del primero, comprende nueve ciudades, entre las cuales está Hebrón. Las otras carecen de importancia

En el tercer grupo de ciudades (vers. 55-57), compuesto de diez aldeas que estaban más cerca del desierto meridional, figuran algunas relacionadas con la vida de David mientras estaba proscrito. Aparecen Maón, a unos 13 km al sur de Hebrón, donde vivía el perverso Nabal; Jezreel, de donde provenía Ahinoam, esposa de David. También está Timna, pero no la ciudad del mismo nombre que figura en el relato de Sansón, sino el lugar donde fue Judá a esquilar sus ovejas, a unos 14,5 km al oeste de Belén. Es notable que Belén no figure en estas listas. Esta ciudad no tuvo gran importancia, pero se hizo mundialmente famosa por haber nacido en ella David y Jesús. Según el profeta Miqueas (cap. 5: 2), la ciudad de Belén carecía totalmente de importancia. Quizá en tiempos de Josué no fuera digna de mención. Sin embargo, Belén figura en la LXX, y en consecuencia también en la BJ, que sigue muy de cerca a la LXX. No hay manera de saber la razón de la discrepancia entre los dos textos.

El cuarto grupo comprende seis ciudades situadas al norte de Hebrón, y el quinto grupo, sólo dos ciudades al oeste de Jerusalén, Quiriat-jearim, conocida en épocas antiguas como Baala o Quiriat- baal, y Rabá, lugar no identificado aún con precisión, aunque quizá sea la ciudad de Rubute , mencionada en las Cartas de Tell el Amarna.

61. En el desierto.
Las últimas seis ciudades mencionadas como pertenecientes a Judá estaban en el desierto al sur de Jericó, al oeste del mar Muerto. La de más al norte era Bet-arabá en el Wadi Qelt (vers. 6); las dos que estaban más al sur eran la Ciudad de la Sal (probablemente Qumrân), en la ribera noroeste del mar Muerto, y En-gadi, casi a mitad de camino hacia la costa occidental (ver 1 Sam. 24: 1). Entre estas dos y Bet-arabá se enumeran tres ciudades no identificadas con certeza, probablemente las tres ruinas del valle de Acor, o el-Buqei'ah (ver com. vers. 7): Khirbet Abû Tabaq, Khirbet es-Samrah, Khirbet el-Maqari . En-gadi, "fuente del cabrito", todavía es notable por su fuente termal, y Khirbet Qumrân es famosa como centro de los esenios, donde se encontraron los Rollos del Mar Muerto.

63. No pudieron arrojarlos.
Por lo que se dice en Juec. 1: 8, 21 y 2 Sam. 5: 6, es evidente que el pueblo de Judá tomó e incendió al menos parte de la ciudad de Jerusalén, pero quizá no pudo tomar la fortaleza ubicada en el monte Sion. El rey había sido derrotado por Josué (cap. 12: 10), pero la ciudad continuó en manos de los jebuseos hasta que los de Judá la quemaron. Después de esto, según parece indicar el breve relato, los jebuseos volvieron a tomar la ciudad y la reconstruyeron. La retuvieron hasta el tiempo de David.

Cuando se hizo la distribución original, Jerusalén había quedado en el territorio de Benjamín, porque el límite pasaba por el valle al sur de la ciudad. Aunque le correspondía a Benjamín, el relato de Juec. 1: 8 del ataque a Jerusalén indica que, por alguna razón, los hijos de Judá deseaban compartir con los benjamitas la posesión de esta ciudad. Más tarde se la conoció como ciudad de David.

En esto hay para nosotros una lección espiritual. Antes del tiempo de David, Judá no pudo expulsar a los jebuseos, quizá debido a la incredulidad nacida de la conciencia del pecado o de una falta de confianza en Dios, por lo cual esta tribu pudo no haberse sentido a la altura de la tarea. La lección es evidente: manifestamos incredulidad cuando rehusamos hacer lo que Dios nos ha mandado, con el pretexto de que no somos capaces de realizarlo. Cuando perdemos la fe nos llenamos de temor. Cuando no tenemos fe en Dios, desfallecemos ante nuestros enemigos; perdemos el celo y nos tornamos inactivos e indiferentes.

Hasta hoy.
Esto constituye una prueba adicional de que el libro de Josué no fue escrito después del tiempo de los reyes judíos, como algunos han intentado demostrarlo, porque cuando se escribió este versículo los jebuseos moraban con los hijos de Judá, lo cual ya no ocurrió después de los días de David.

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