1. Se echaron también suertes a la tribu de Manasés.
Jacob había preferido a Efraín antes que a Manasés (Gén. 48: 17-20), aunque este era el primogénito. Ahora Efraín había recibido el honor de que se describiera en primer término su heredad. Sin embargo, Manasés era el primogénito y debía recibir la doble porción (Deut. 21: 17) que le correspondía. Este capítulo trata principalmente del territorio adjudicado a Manasés al occidente del Jordán, pero se refiere también a la porción que la tribu ya había recibido al este del río.
Maquir.
La razón de que se le asignara este territorio se expresa en la frase "el cual fue hombre de guerra". Para entonces Maquir mismo debe haber estado muerto. Era hijo de Manasés y había nacido en Egipto, y de haber estado vivo habría tenido unos 200 años. Quizá se había distinguido alguna vez en batalla, o sus descendientes, belicosos, retenían su nombre. Fuera como fuese, Moisés y Josué reconocieron la habilidad de esta familia para la guerra y estuvieron dispuestos a encomendarles la defensa del territorio fronterizo de Basán.
2. Los otros hijos de Manasés.
En realidad, los nombres son los de los bisnietos de Manasés, porque son los hijos de Galaad (Núm. 26: 28-34), hijo de Maquir, hijo de Manasés. En Núm. 26: 30 "Jezer" aparece en lugar de "Abiezer" , lo que no sería más que un error de transcripción. Los otros nombres son idénticos. Por otra parte, al comparar con 1 Crón. 7: 14-19, parece más razonable considerar que estos seis nombres pertenecen a familias importantes, y no necesariamente a seis hermanos.
3. Zelofehad.
Hefer, uno de los ya mencionados seis hijos de Galaad, tuvo un hijo, Zelofehad, que murió en el desierto sin tener hijos varones. Sin embargo, Zelofehad tuvo cinco hijas (Núm. 26: 33, 34; 27: 1-5). Estas mujeres debieron luchar por sí mismas para defender sus derechos ante Moisés, a fin de retener la heredad y el nombre de su padre. El fallo Pronunciado por Moisés bajo dirección divina dictaminó que las mujeres debían heredar la parte de su padre, siempre que se casasen con hombres de su propia tribu para que la propiedad no pasase a manos de otra tribu. Las hermanas se casaron con sus primos, cumpliendo así la orden (Núm. 27: 6-1 l; 36: 10-12). Este hecho demostraba mayor respeto por los derechos de la mujer que el que comúnmente existía en esos tiempos. Estableció el principio de que la mujer no era una 263 mera esclava sin derechos propios. Donde quiera se han establecido los principios del verdadero Dios, se ha exaltado la posición de la mujer.
5. A Manasés diez partes.
Literalmente, "las partes de Manasés, diez". En el vers. 2 se nombran seis familias contando la de Hefer. Puesto que Zelofehad, hijo de Hefer, murió sin dejar ningún heredero varón, sus cinco hijas recibieron la parte que les correspondía. Parece que la parte de Hefer se dividió en cinco, dando así un total de diez porciones.
7. Desde Aser hasta Micmetat.
Se describe primero la frontera sur de Manasés, la que daba con Efraín. La descripción comienza por la aldea de Aser, que parece haber estado en algún punto, entre Siquem y Bet-seán (Escitópolis), si en realidad era una población más bien que el territorio de la tribu. Desde este punto, la frontera iba hasta Micmetat, frente a Siquem, o un poco al este de la misma (ver com. cap. 16: 6). Siquem estaba cerca de la moderna Nablus, situada entre los montes Gerizim y Ebal.
Y va al sur.
" "Iba hacia la derecha, hacia Yagib, en la fuente de Tappuaj" " (BJ). En el hebreo dice literalmente "a la derecha", pero debe entenderse "al sur". Mirando hacia el este, como hacían los hebreos para determinar direcciones, el sur estaba a la derecha. El hebreo dice "Fuente de Tapúa". En cuanto a Yalib, es una transliteración de la palabra hebrea que la RVR ha traducido "los que habitan" . De Micmetat, la frontera iba hasta Tapúa (ver com. cap. 16: 8). Esta ciudad estaba en el territorio de Efraín, pero el territorio adyacente pertenecía a Manasés. Evidentemente la frontera pasaba cerca de los límites de la ciudad y de allí se volvía al oeste.
9. Hacia el sur del arroyo.
La palabra "arroyo" es aquí la misma que significa "torrente de invierno". Algunos identifican este arroyuelo con el Abu Zabura , y otros con el Nahr el-Kassab , en el cual se retiene el viejo nombre de "Arroyo de las cañas". Es probablemente el arroyo que desemboca en el Mediterráneo, al norte de Jope.
Estas ciudades de Efraín.
No queda totalmente claro cuáles eran estas ciudades. Se alude a ellas en el cap. 16: 9, y es posible que Tapúa hubiera sido una de ellas. No se nombran las otras, pero es evidente que Efraín tenía ciudades en el territorio de Manasés, y que Manasés tenía ciudades en el territorio de Isacar y Aser. Fueron arreglos especiales hechos entre las tribus a fin de lograr ciertos ajustes territoriales para adecuarse a la población. Indica que existía cierto grado de unidad entre las tribus mencionadas, al menos en el período inicial de su existencia.
10. Y se encuentra.
No se dice específicamente cuál es el sujeto de este verbo, pero considerando la descripción ya hecha del territorio, y lo que se dice en el vers. 11, parece probable que el sujeto buscado sea "Manasés", que tiene frontera con Aser al norte y con Isacar al oriente. En la BJ, la descripción del territorio de Manasés está hecha en frases de fácil comprensión (vers. 7-10). Según el cap. 19: 26, la tribu de Aser se extendía por el sur hasta el monte Carmelo, y la tribu de Manasés alcanzaba hasta Dor y sus aldeas (ver vers. 1 l), lugar cercano al Carmelo. Así los territorios de las dos tribus se habrían encontrado junto al mar Mediterráneo.
11. Bet-seán.
Literalmente, "casa de reposo". Era una ciudad del territorio de Isacar, pero fue asignada a Manasés. Estaba en un lugar estratégico, en la conjunción de dos valles importantes: el del Jordán y el de Jezreel. Es posible que por ser Manasés una tribu guerrera y hábil defensora de Israel, se hubiera creído conveniente permitirle que viviera en esta fortaleza y la defendiera. En tiempos del NT, Bet- seán era una de las mayores ciudades de la Decápolis. Se la llamaba Escitópolis. Las ruinas de la antigua Bet-seán están en el Tell el Hutsn , a poca distancia de la moderna aldea de Beisãn , que perpetúa el antiguo nombre.
Ibleam.
Hoy se la conoce por Tell Bel'ameh . Era una ciudad muy fortificada que formaba parte de una serie de fortificaciones que se extendían desde Bet-seán hasta el Mediterráneo. Estaba a unos 20 km al noreste de Samaria, en camino hacia Meguido. Es probable que junto con Bet-seán se la hubiera dado a Manasés no sólo para que esta tribu tuviera más territorio, sino con el fin de que pudiera defenderse mejor.
Dor.
Puerto del Mediterráneo, esta ciudad estaba en el territorio de Aser, pero fue dada a Manasés. Quedaba entre el promontorio del Carmelo y la Cesarea del NT.
Endor.
Esta ciudad estaba en la ladera del monte More, a 6 km al sur del monte Tabor y a 10,4 km al sudeste de Nazaret. La pitonisa a 264 la cual acudió el desesperado Saúl vivía en Endor (1 Sam. 28).
Taanac.
Esta ciudad dominaba uno de los pasos de acceso a la llanura de Esdraelón. Estaba a unos 8 km al sudeste de Meguido, y había allí una fortaleza que estaba sobre el camino que llevaba del monte Carmelo al camino principal, el cual corría de sur a norte entre Judea y Galilea. Hoy sus ruinas llevan el nombre de Tell Ta'annak .
Meguido.
Importante y estratégica ciudad que dominaba la llanura de Esdraelón. Sus ruinas se han identificado con el montículo llamado Tell el-Mutesellim . Parece que por una razón militar se dieron esas ciudades tan estratégicamente ubicadas a la tribu de Manasés.
Tres provincias.
Literalmente, "tres de las alturas". La LXX reza: "y la tercera parte de Mafeta y sus aldeas" , lo que se refleja en la BJ que dice: "y un tercio de Néfet" . En siriaco se habla de "tres aldeas" . Varios comentadores interpretan que esta expresión se refiere a las tres ciudades mencionadas que estaban sobre alturas, tres ciudades sobre montañas, en contraste con las ciudades de la llanura: Endor, Taanac y Meguido.
12. Persistió en habitar en aquella tierra.
Se indica aquí la tenacidad de los cananeos que se resistían a ser expulsados de este territorio. También implica la incredulidad y la cobardía de los israelitas. Si hubiesen estado dispuestos a hacer el esfuerzo requerido, Dios habría cooperado con ellos para darles la victoria total.
13. Hicieron tributario.
La LXX dice que "los hicieron obedientes" , lo que se refleja en la BJ, "sometieron a los cananeos a servidumbre" . Es probable que la codicia los hubiera inducido a esa componenda. El dinero y el poder son eficaces para acallar muchas conciencias. Pero el dinero sin rectitud nunca puede enriquecer una causa justa. Muchas personas serán condenadas en el juicio porque amaron más las riquezas que a Dios. Dios desea personas de fe y valor que no se vendan ni se compren con dinero, poder ni honores.
14. Una sola parte.
En este pasaje se considera a Efraín y a Manasés como una tribu, la tribu de José. Por lo menos les resultaba conveniente que en este caso se los considerara así. Quizá recordaban la promesa y profecía de Jacob (Gén. 48: 22), en la cual el anciano patriarca daba a José una parte más que a sus hermanos. Pero al mismo tiempo les parecía conveniente olvidar que sus hermanos habían recibido una porción del otro lado del Jordán. Un espíritu egoísta y codicioso siempre olvida lo que ya ha recibido. Tal vez Manasés y Efraín comparaban su porción con la que había recibido Judá. Posiblemente también pensaran que por ser Josué de la tribu de Efraín les haría un favor especial. Pero Josué era demasiado magnánimo como para ceder ante una propuesta tan mezquina y egoísta como la que hacían las tribus de Efraín y Manasés.
Un pueblo tan grande.
Muchas personas reproducen hoy la actitud de los hijos de José. Los que tienen una opinión exagerada de sí mismos, a menudo piensan que su grandeza debiera ser reconocida por Dios y por los hombres; y si no lo es, entonces insisten en que Dios o los hombres se equivocan. En el caso que estamos considerando, ya que los descendientes de José eran un pueblo grande debido a la bendición del Señor, debían haber seguido buscando en él una bendición permanente, y no hacer un pedido injusto para que Josué les diera más de lo que les correspondía.
Siempre existe el peligro de que cuando una persona es bendecida por Dios, atribuya esta bendición a algún mérito propio. Esta puede ser la razón por la cual no reciben mayores favores del cielo. Tienden a interpretar de modo erróneo esos favores, y mientras con los labios agradecen a Dios, en su corazón se están alabando a sí mismos.
15. Si sois pueblo tan grande.
Josué era demasiado sagaz como para discutir la arrogante declaración de los efrainitas y manasitas. En realidad les dijo: "Si sois pueblo tan grande gracias a las bendiciones de Dios, entonces Dios seguirá bendiciéndoos en la conquista de la tierra. Sois bien capaces de cuidaros a vosotros mismos. Id a los vastos bosques del centro de Palestina y tomad posesión de ellos". De estas declaraciones se deduce claramente que una buena parte de Palestina central era en ese tiempo un gran bosque con escasa población. Esto ayudaría a explicar la estrategia del ataque de Israel bajo el mando de Josué contra el centro del país, para dividir las fuerzas de los cananeos desde el comienzo de la campaña. Así los israelitas pudieron atacar con todas sus fuerzas a los ejércitos del sur, y luego de haberlos derrotado allí, pudieron 265 volverse contra los ejércitos del norte.
Ferezeos.
Ver com. cap. 3: 10.
Refaítas.
Ver com. cap. 12: 4.
16. No nos bastará.
Los hijos de José no querían conformarse con el territorio que se les adjudicaba. A fin de que les alcanzase, debían realizar la difícil tarea de limpiar el terreno montañoso y prepararlo para la agricultura o conquistar el valle, zona dominada por los cananeos que poseían poderosas armas
Carros herrados.
Esos carros estaban recubiertos de hierro. Algunos han negado la posibilidad de que hubiera objetos de hierro en esa época. Sin embargo, los objetos encontrados en la tumba del rey Tutankamón son del mismo siglo y prueban la existencia y el uso del hierro en esa época (ver también com. Gén. 4: 22). Estos carros eran formidables instrumentos de guerra, pero los hijos de José debieran haber recordado que su Dios era mayor aún que los "carros herrados".
17. Una sola parte.
Estas tribus no debían considerar su heredad como una sola parte, porque en realidad era suficientemente grande si tan sólo se disponían a poseer todo el territorio. Si subían al monte y lo desmontaban, podían duplicar su extensión. Es evidente que una buena parte de su territorio era boscoso en ese tiempo (ver com. Deut. 8: 7).
18. Sus límites más lejanos.
Si desmontaban y ocupaban la montaña, podrían dominar todos los valles. Dominando todos los desfiladeros, podrían expulsar a los cananeos a pesar de sus formidables carros herrados.
Tu arrojarás.
Esta fue la orden final para las tribus cobardes. Reciben una orden similar los que albergan pecados dominantes. No se ha de tolerar una sola mancha. Todo vicio corruptor debe ser expulsado del corazón. Cualquier vestigio de tolerancia o transigencia acarreará la ruina segura. Con frecuencia podemos mirar nuestros pecados así como Israel vio los carros herrados, y quizá sintamos que no los podemos vencer. Así tranquilizamos la conciencia haciendo "tributarios" nuestros pecados, pero permitiendo que permanezcan. El resultado final es la derrota segura. El temor y la falta de fe y valor son los aliados de Satanás; pero la orden de Dios resuena a través de las edades: "Tú los arrojarás". Ver también com. cap. 16: 10.
CBA T2
Jacob había preferido a Efraín antes que a Manasés (Gén. 48: 17-20), aunque este era el primogénito. Ahora Efraín había recibido el honor de que se describiera en primer término su heredad. Sin embargo, Manasés era el primogénito y debía recibir la doble porción (Deut. 21: 17) que le correspondía. Este capítulo trata principalmente del territorio adjudicado a Manasés al occidente del Jordán, pero se refiere también a la porción que la tribu ya había recibido al este del río.
Maquir.
La razón de que se le asignara este territorio se expresa en la frase "el cual fue hombre de guerra". Para entonces Maquir mismo debe haber estado muerto. Era hijo de Manasés y había nacido en Egipto, y de haber estado vivo habría tenido unos 200 años. Quizá se había distinguido alguna vez en batalla, o sus descendientes, belicosos, retenían su nombre. Fuera como fuese, Moisés y Josué reconocieron la habilidad de esta familia para la guerra y estuvieron dispuestos a encomendarles la defensa del territorio fronterizo de Basán.
2. Los otros hijos de Manasés.
En realidad, los nombres son los de los bisnietos de Manasés, porque son los hijos de Galaad (Núm. 26: 28-34), hijo de Maquir, hijo de Manasés. En Núm. 26: 30 "Jezer" aparece en lugar de "Abiezer" , lo que no sería más que un error de transcripción. Los otros nombres son idénticos. Por otra parte, al comparar con 1 Crón. 7: 14-19, parece más razonable considerar que estos seis nombres pertenecen a familias importantes, y no necesariamente a seis hermanos.
3. Zelofehad.
Hefer, uno de los ya mencionados seis hijos de Galaad, tuvo un hijo, Zelofehad, que murió en el desierto sin tener hijos varones. Sin embargo, Zelofehad tuvo cinco hijas (Núm. 26: 33, 34; 27: 1-5). Estas mujeres debieron luchar por sí mismas para defender sus derechos ante Moisés, a fin de retener la heredad y el nombre de su padre. El fallo Pronunciado por Moisés bajo dirección divina dictaminó que las mujeres debían heredar la parte de su padre, siempre que se casasen con hombres de su propia tribu para que la propiedad no pasase a manos de otra tribu. Las hermanas se casaron con sus primos, cumpliendo así la orden (Núm. 27: 6-1 l; 36: 10-12). Este hecho demostraba mayor respeto por los derechos de la mujer que el que comúnmente existía en esos tiempos. Estableció el principio de que la mujer no era una 263 mera esclava sin derechos propios. Donde quiera se han establecido los principios del verdadero Dios, se ha exaltado la posición de la mujer.
5. A Manasés diez partes.
Literalmente, "las partes de Manasés, diez". En el vers. 2 se nombran seis familias contando la de Hefer. Puesto que Zelofehad, hijo de Hefer, murió sin dejar ningún heredero varón, sus cinco hijas recibieron la parte que les correspondía. Parece que la parte de Hefer se dividió en cinco, dando así un total de diez porciones.
7. Desde Aser hasta Micmetat.
Se describe primero la frontera sur de Manasés, la que daba con Efraín. La descripción comienza por la aldea de Aser, que parece haber estado en algún punto, entre Siquem y Bet-seán (Escitópolis), si en realidad era una población más bien que el territorio de la tribu. Desde este punto, la frontera iba hasta Micmetat, frente a Siquem, o un poco al este de la misma (ver com. cap. 16: 6). Siquem estaba cerca de la moderna Nablus, situada entre los montes Gerizim y Ebal.
Y va al sur.
" "Iba hacia la derecha, hacia Yagib, en la fuente de Tappuaj" " (BJ). En el hebreo dice literalmente "a la derecha", pero debe entenderse "al sur". Mirando hacia el este, como hacían los hebreos para determinar direcciones, el sur estaba a la derecha. El hebreo dice "Fuente de Tapúa". En cuanto a Yalib, es una transliteración de la palabra hebrea que la RVR ha traducido "los que habitan" . De Micmetat, la frontera iba hasta Tapúa (ver com. cap. 16: 8). Esta ciudad estaba en el territorio de Efraín, pero el territorio adyacente pertenecía a Manasés. Evidentemente la frontera pasaba cerca de los límites de la ciudad y de allí se volvía al oeste.
9. Hacia el sur del arroyo.
La palabra "arroyo" es aquí la misma que significa "torrente de invierno". Algunos identifican este arroyuelo con el Abu Zabura , y otros con el Nahr el-Kassab , en el cual se retiene el viejo nombre de "Arroyo de las cañas". Es probablemente el arroyo que desemboca en el Mediterráneo, al norte de Jope.
Estas ciudades de Efraín.
No queda totalmente claro cuáles eran estas ciudades. Se alude a ellas en el cap. 16: 9, y es posible que Tapúa hubiera sido una de ellas. No se nombran las otras, pero es evidente que Efraín tenía ciudades en el territorio de Manasés, y que Manasés tenía ciudades en el territorio de Isacar y Aser. Fueron arreglos especiales hechos entre las tribus a fin de lograr ciertos ajustes territoriales para adecuarse a la población. Indica que existía cierto grado de unidad entre las tribus mencionadas, al menos en el período inicial de su existencia.
10. Y se encuentra.
No se dice específicamente cuál es el sujeto de este verbo, pero considerando la descripción ya hecha del territorio, y lo que se dice en el vers. 11, parece probable que el sujeto buscado sea "Manasés", que tiene frontera con Aser al norte y con Isacar al oriente. En la BJ, la descripción del territorio de Manasés está hecha en frases de fácil comprensión (vers. 7-10). Según el cap. 19: 26, la tribu de Aser se extendía por el sur hasta el monte Carmelo, y la tribu de Manasés alcanzaba hasta Dor y sus aldeas (ver vers. 1 l), lugar cercano al Carmelo. Así los territorios de las dos tribus se habrían encontrado junto al mar Mediterráneo.
11. Bet-seán.
Literalmente, "casa de reposo". Era una ciudad del territorio de Isacar, pero fue asignada a Manasés. Estaba en un lugar estratégico, en la conjunción de dos valles importantes: el del Jordán y el de Jezreel. Es posible que por ser Manasés una tribu guerrera y hábil defensora de Israel, se hubiera creído conveniente permitirle que viviera en esta fortaleza y la defendiera. En tiempos del NT, Bet- seán era una de las mayores ciudades de la Decápolis. Se la llamaba Escitópolis. Las ruinas de la antigua Bet-seán están en el Tell el Hutsn , a poca distancia de la moderna aldea de Beisãn , que perpetúa el antiguo nombre.
Ibleam.
Hoy se la conoce por Tell Bel'ameh . Era una ciudad muy fortificada que formaba parte de una serie de fortificaciones que se extendían desde Bet-seán hasta el Mediterráneo. Estaba a unos 20 km al noreste de Samaria, en camino hacia Meguido. Es probable que junto con Bet-seán se la hubiera dado a Manasés no sólo para que esta tribu tuviera más territorio, sino con el fin de que pudiera defenderse mejor.
Dor.
Puerto del Mediterráneo, esta ciudad estaba en el territorio de Aser, pero fue dada a Manasés. Quedaba entre el promontorio del Carmelo y la Cesarea del NT.
Endor.
Esta ciudad estaba en la ladera del monte More, a 6 km al sur del monte Tabor y a 10,4 km al sudeste de Nazaret. La pitonisa a 264 la cual acudió el desesperado Saúl vivía en Endor (1 Sam. 28).
Taanac.
Esta ciudad dominaba uno de los pasos de acceso a la llanura de Esdraelón. Estaba a unos 8 km al sudeste de Meguido, y había allí una fortaleza que estaba sobre el camino que llevaba del monte Carmelo al camino principal, el cual corría de sur a norte entre Judea y Galilea. Hoy sus ruinas llevan el nombre de Tell Ta'annak .
Meguido.
Importante y estratégica ciudad que dominaba la llanura de Esdraelón. Sus ruinas se han identificado con el montículo llamado Tell el-Mutesellim . Parece que por una razón militar se dieron esas ciudades tan estratégicamente ubicadas a la tribu de Manasés.
Tres provincias.
Literalmente, "tres de las alturas". La LXX reza: "y la tercera parte de Mafeta y sus aldeas" , lo que se refleja en la BJ que dice: "y un tercio de Néfet" . En siriaco se habla de "tres aldeas" . Varios comentadores interpretan que esta expresión se refiere a las tres ciudades mencionadas que estaban sobre alturas, tres ciudades sobre montañas, en contraste con las ciudades de la llanura: Endor, Taanac y Meguido.
12. Persistió en habitar en aquella tierra.
Se indica aquí la tenacidad de los cananeos que se resistían a ser expulsados de este territorio. También implica la incredulidad y la cobardía de los israelitas. Si hubiesen estado dispuestos a hacer el esfuerzo requerido, Dios habría cooperado con ellos para darles la victoria total.
13. Hicieron tributario.
La LXX dice que "los hicieron obedientes" , lo que se refleja en la BJ, "sometieron a los cananeos a servidumbre" . Es probable que la codicia los hubiera inducido a esa componenda. El dinero y el poder son eficaces para acallar muchas conciencias. Pero el dinero sin rectitud nunca puede enriquecer una causa justa. Muchas personas serán condenadas en el juicio porque amaron más las riquezas que a Dios. Dios desea personas de fe y valor que no se vendan ni se compren con dinero, poder ni honores.
14. Una sola parte.
En este pasaje se considera a Efraín y a Manasés como una tribu, la tribu de José. Por lo menos les resultaba conveniente que en este caso se los considerara así. Quizá recordaban la promesa y profecía de Jacob (Gén. 48: 22), en la cual el anciano patriarca daba a José una parte más que a sus hermanos. Pero al mismo tiempo les parecía conveniente olvidar que sus hermanos habían recibido una porción del otro lado del Jordán. Un espíritu egoísta y codicioso siempre olvida lo que ya ha recibido. Tal vez Manasés y Efraín comparaban su porción con la que había recibido Judá. Posiblemente también pensaran que por ser Josué de la tribu de Efraín les haría un favor especial. Pero Josué era demasiado magnánimo como para ceder ante una propuesta tan mezquina y egoísta como la que hacían las tribus de Efraín y Manasés.
Un pueblo tan grande.
Muchas personas reproducen hoy la actitud de los hijos de José. Los que tienen una opinión exagerada de sí mismos, a menudo piensan que su grandeza debiera ser reconocida por Dios y por los hombres; y si no lo es, entonces insisten en que Dios o los hombres se equivocan. En el caso que estamos considerando, ya que los descendientes de José eran un pueblo grande debido a la bendición del Señor, debían haber seguido buscando en él una bendición permanente, y no hacer un pedido injusto para que Josué les diera más de lo que les correspondía.
Siempre existe el peligro de que cuando una persona es bendecida por Dios, atribuya esta bendición a algún mérito propio. Esta puede ser la razón por la cual no reciben mayores favores del cielo. Tienden a interpretar de modo erróneo esos favores, y mientras con los labios agradecen a Dios, en su corazón se están alabando a sí mismos.
15. Si sois pueblo tan grande.
Josué era demasiado sagaz como para discutir la arrogante declaración de los efrainitas y manasitas. En realidad les dijo: "Si sois pueblo tan grande gracias a las bendiciones de Dios, entonces Dios seguirá bendiciéndoos en la conquista de la tierra. Sois bien capaces de cuidaros a vosotros mismos. Id a los vastos bosques del centro de Palestina y tomad posesión de ellos". De estas declaraciones se deduce claramente que una buena parte de Palestina central era en ese tiempo un gran bosque con escasa población. Esto ayudaría a explicar la estrategia del ataque de Israel bajo el mando de Josué contra el centro del país, para dividir las fuerzas de los cananeos desde el comienzo de la campaña. Así los israelitas pudieron atacar con todas sus fuerzas a los ejércitos del sur, y luego de haberlos derrotado allí, pudieron 265 volverse contra los ejércitos del norte.
Ferezeos.
Ver com. cap. 3: 10.
Refaítas.
Ver com. cap. 12: 4.
16. No nos bastará.
Los hijos de José no querían conformarse con el territorio que se les adjudicaba. A fin de que les alcanzase, debían realizar la difícil tarea de limpiar el terreno montañoso y prepararlo para la agricultura o conquistar el valle, zona dominada por los cananeos que poseían poderosas armas
Carros herrados.
Esos carros estaban recubiertos de hierro. Algunos han negado la posibilidad de que hubiera objetos de hierro en esa época. Sin embargo, los objetos encontrados en la tumba del rey Tutankamón son del mismo siglo y prueban la existencia y el uso del hierro en esa época (ver también com. Gén. 4: 22). Estos carros eran formidables instrumentos de guerra, pero los hijos de José debieran haber recordado que su Dios era mayor aún que los "carros herrados".
17. Una sola parte.
Estas tribus no debían considerar su heredad como una sola parte, porque en realidad era suficientemente grande si tan sólo se disponían a poseer todo el territorio. Si subían al monte y lo desmontaban, podían duplicar su extensión. Es evidente que una buena parte de su territorio era boscoso en ese tiempo (ver com. Deut. 8: 7).
18. Sus límites más lejanos.
Si desmontaban y ocupaban la montaña, podrían dominar todos los valles. Dominando todos los desfiladeros, podrían expulsar a los cananeos a pesar de sus formidables carros herrados.
Tu arrojarás.
Esta fue la orden final para las tribus cobardes. Reciben una orden similar los que albergan pecados dominantes. No se ha de tolerar una sola mancha. Todo vicio corruptor debe ser expulsado del corazón. Cualquier vestigio de tolerancia o transigencia acarreará la ruina segura. Con frecuencia podemos mirar nuestros pecados así como Israel vio los carros herrados, y quizá sintamos que no los podemos vencer. Así tranquilizamos la conciencia haciendo "tributarios" nuestros pecados, pero permitiendo que permanezcan. El resultado final es la derrota segura. El temor y la falta de fe y valor son los aliados de Satanás; pero la orden de Dios resuena a través de las edades: "Tú los arrojarás". Ver también com. cap. 16: 10.
CBA T2
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