1. Ni desmayes.
El pecado de Acán y sus consecuencias deben haberle causado gran desánimo a Josué. Pero después de haber cumplido la voluntad de Dios al limpiar el campamento de pecado, el Señor le dio nuevo ánimo para proseguir la conquista.
Toma contigo toda la gente de guerra.
Los espías habían sugerido que Josué no exigiese la participación de todo el pueblo en el ataque a Hai (cap. 7: 3), y él había accedido a esa sugestión. La sabiduría humana, guiada por una excesiva confianza, formuló ese primer plan que fracasó. En la nueva orden parece que Dios dirigió un reproche tácito por ese plan que no incluía a todos. Indicó que todos debían participar en la tarea de tomar la ciudad de Hai y compartir el botín. Lo mismo ocurre hoy en la causa de Dios. Todos deben trabajar en la obra del Evangelio, y luego compartir el galardón.
2. Pondrás, pues, emboscadas.
"Pon una emboscada a espaldas de la ciudad" (BJ). El hebreo habla de "una emboscada". Dios mismo dio instrucciones detalladas de la estrategia que debía emplearse. Josué debiera haber esperado esas instrucciones divinas antes de realizar el primer ataque. Muchas veces también nosotros nos adelantamos a Dios, creyendo que estamos siguiendo su voluntad, pero la única luz que tenemos es la de nuestro propio fuego (Isa. 50: 11). En cada decisión de nuestra vida debiéramos preguntar fervientemente: ¿Es ésta la voluntad de Dios?
3. Treinta mil.
Resulta un poco difícil armonizar las cifras mencionadas en este capítulo, tal vez por la brevedad de la narración. En los vers. 1 y 3 la expresión "toda la gente de guerra" (ver también vers. 11) parece indicar que Dios mandó que todos los hombres de guerra participasen de esta batalla. En este versículo se mencionan a los 30.000 que iban a poner una emboscada "entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai" (vers. 9), mientras que en el vers. 12 se habla de que Josué tomó a 5.000 hombres y los " "puso en emboscada entre Bet-el y Hai, al occidente de la ciudad" " . Este grupo pudo haber sido un segundo contingente despachado en una misión especial. Si así fuera, las dos emboscadas junto con el ejército principal habrían constituido el número total de hombres de guerra. En armonía con esta sugestión se ha observado que los 30.000 tenían instrucciones de tomar la ciudad e incendiaria cuando Josué diese la señal. Por otra parte, nada se dice acerca de lo que debían hacer los 5.000. Algunos han pensado que su tarea tenía que ver con la hostil ciudad de Bet-el que estaba cerca de Hai (ver com. vers. 12).
9. En medio del pueblo.
Es decir, en Gilgal, donde estaba la mayor parte de las tropas.
10. Pasó revista al pueblo.
"Revistó la tropa" (BJ). Esto se referiría, como se explica en el vers. 11, a la gente de guerra. La LXX reza: "ocultó al pueblo" . Tal vez Josué dio las instrucciones finales a los guerreros en cuanto a cómo debían permanecer ocultos, y cómo debían pasar inadvertidas hasta que llegase el momento oportuno. Esa noche establecieron su campamento al norte de la ciudad. La LXX reza, "al este" . Hay una quebrada que corre de este a oeste al norte de Et-Tell , donde quizá estaba Hai. Probablemente se ubicaron al lado norte de esa quebrada.
12. Cinco mil hombres.
Ver com. vers. 3. 217 Algunos han sugerido la siguiente explicación de la tarea de estos hombres. Hay dos quebradas que se unen entre Bet-el, la moderna Beitin , y Hai, Et-Tell . Los hombres que debían atacar e incendiar la ciudad estaban apostados en la quebrada más cercana a la ciudad. Cuando salieran de su emboscada para atacar la ciudad, se necesitaba que alguien protegiese su retaguardia por si los guerreros de Bet-el salían para ayudar al rey de Hai. Los 5.000 estarían pues apostados en la otra quebrada, mirando hacia el oeste para defenderse contra los de Bet-el. Quizá eran ellos los que debían enfrentarse con los de Bet-el para que no pudiesen hostigar la retaguardia de las tropas de Josué. Sin embargo, la mención de que las tropas de Bet-el también persiguieron a los israelitas (vers. 17) sugiere que esta emboscada tal vez desempeñaba otro papel en la estratagema total.
13. Valle.
Heb. 'emeq , un terreno bajo y ancho. Parece distinguirse del "valle" del vers. 11 que se traduce del Heb. gai' , "quebrada". "Josué pasó aquella noche en medio del valle" (BJ). La inspiración no nos revela el propósito de su ida al valle. Podemos pensar que, cercana la batalla, pasó la noche en oración para que nada impidiera la bendición de Dios ni la victoria. Compárese con 1Sam.17:3.
14. Viéndolo el rey de Hai.
"En cuanto el rey de Ay [Hai] vio la situación" (BJ). El hebreo puede interpretarse también: "ni bien lo supo el rey". Quizá los vigías fueron los primeros en descubrir a Josué y sus tropas y así informaron al rey. Muchas veces se atribuye a un dirigente lo que hacen sus subalternos. Al punto el rey despertó a sus oficiales y soldados, y juntos se apresuraron a salir al encuentro de Israel, confiados tal vez en obtener otra fácil victoria.
Al tiempo señalado.
Heb. lammo´ed . En la LXX se lee, "directamente" , y en siriaco, "en el valle" . Si se lee mored en vez de mo´ed se obtiene la base de la traducción "en la bajada" (BJ) (ver com. caps. 7: 2, 5; 8: 13).
Frente al Arabá.
Literalmente, "a la vista del Arabá". El Heb. 'arabah significa "un lugar desolado", "desierto". Con el artículo definido se refiere específicamente al valle o a la planicie del Jordán. Tal vez la huida de Israel los llevaba hacia Gilgal.
16. Se juntó para seguirles.
Literalmente, "fue llamado todo el pueblo de la ciudad para perseguir". Al darse la voz de alarma se reunieron todos. Esto parece indicar que la repentina huida del ejército de Israel fue una sorpresa, pues los habitantes de Hai no esperaban eso. En su celo por defenderse, los hombres de Hai por lo menos demostraron mayor valor que sus vecinos de Jericó. No tuvieron miedo de tomar la ofensiva. Estimulados por su anterior victoria, tenían gran confianza en su éxito. Pero su celo fue vano porque estaban luchando contra Dios. Esto les ocurre a todos los que se oponen a Dios. La pregunta más importante es: En todo mi febril empeño, ¿de parte de quién estoy? Si estoy equivocado, hay sólo un camino sensato que debo seguir: rendirme. Si estoy de parte del Señor, me toca pelear "la buena batalla de la fe" (1 Tim. 6: 12) con todas las energías del alma.
17. Ni en Bet-el.
Esta ciudad estaba a unos pocos kilómetros de Hai. Quizá las dos ciudades tenían un sistema de señales entre sí, a fin de que cuando una de ellas fuese atacada, inmediatamente se pudiese alertar a la otra para que ayudara a la primera. Puede haber correspondido a los 5.000 que estaban emboscados atacar a los que venían desde Bet-el para ayudar a Hai. La ciudad de Bet-el misma no fue completamente vencida hasta más tarde (ver Juec. 1: 22). Es probable que los acontecimientos de la toma de Hai fueron suficiente frustración para los de Bet-el como para permitir la postergación de la captura de la ciudad durante algún tiempo.
19. Prenderle fuego.
El hebreo así traducido debe distinguirse de la palabra que se traduce "quemó" en el vers. 28. En este vers. se refiere a "prender fuego", "incendiar", y en aquel se podría traducir "consumir con fuego". En este vers. los hombres prendieron fuego a la ciudad, pero no la terminaron de quemar. Esto queda para el vers. 28. No hay discrepancia entre los dos versículos.
26. No retiró su mano.
Algunos han pensado que Josué levantó en esa ocasión su lanza, quizá con alguna bandera o algún emblema, y la mantuvo en alto como Moisés levantó las manos unos 40 años antes cuando Josué luchó contra los amalecitas. Por otra parte, esta expresión sólo podría implicar que no dejó de pelear mientras completaba la obra que Dios le había mandado. Sin embargo, es probable que Josué hubiese recordado la escena de Refidim, cuando personalmente 218 dirigió la batalla contra Amalec (Exo. 17: 8-13), y prevaleció mientras Moisés mantuvo en alto la vara de Dios que tenía en la mano.
28. Un montón de escombros, asolada para siempre.
Aquí se declara categóricamente que Hai quedaría reducida a escombros para siempre. La palabra hebrea tel , traducida "montón", significa "una elevación", especialmente "un montón de ruinas". Compárese con el árabe tell , "montículo", que se usa en muchos nombres geográficos.
29. Lo colgó de un madero.
"De un árbol" (BJ). Tal vez lo mataron primero, como en el caso de los cinco reyes de los amorreos (cap.10: 26). El hebreo dice "colgó del árbol". Puede referirse a algún árbol específico, o tal vez el rey de Hai fue colgado en el mismo árbol donde fue colgado el rey de Jericó, para que todos vieran lo que ocurre cuando se está bajo la maldición de Dios. Aparentemente el rey de Jericó también fue colgado, porque "como había hecho " [Josué] " a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey" (cap. 10: 1; cf. cap. 8: 2). Cualquiera que cometiese un pecado digno de muerte y fuese colgado en un árbol era "maldito por Dios" (ver Deut. 21: 22, 23). Aunque Jesús no había cometido ningún pecado, fue hecho maldición por nosotros, siendo colgado de un árbol (Gál. 3: 13).
La puerta de la ciudad.
La puerta de la ciudad era el lugar donde se solía enjuiciar a los malhechores y donde se llevaba a cabo la mayor parte de las otras actividades públicas importantes. Es probable que el rey de Hai se hubiese sentado en esa misma puerta para juzgar a otros. Ahora había sido juzgado él mismo. Dado que la puerta de la ciudad era su lugar más público, el castigo del rey fue así expuesto ante todos.
30. Entonces Josué edificó un altar.
La palabra traducida "entonces" no es la conjunción que comúnmente se traduce así en otros pasajes. La palabra aquí usada es más enfática, y hace resaltar el factor tiempo. Muestra que el altar comenzó entonces , que surgió de la situación que acaba de describirse. Israel había triunfado y había recibido una prueba del favor de Dios, quien expulsaría a las naciones ante él. Era un momento oportuno para que interrumpiera su campaña militar y renovara su pacto con Dios. En dos ocasiones diferentes Dios había ordenado que Israel se reuniese en asamblea solemne de todas las tribus en los montes Ebal y Gerizim, poco después de su entrada en Canaán (Deut. 1 l: 26-30; 27: 2-8). Israel debía oír de nuevo la lectura de la ley, y sus preceptos se escribirían en piedra para colocarse en el centro mismo del país, para que tanto los israelitas como las otras naciones pudiesen leerlos. Así Dios extendió a todas las naciones una invitación para que conocieran sus propósitos de bien y se unieran con su pueblo.
Geográficamente, el lugar estaba situado en el centro del país y en el cruce de los caminos más transitados. Algunos historiadores han pensado que sería muy difícil que en ese momento los israelitas hubieran podido atravesar territorios hostiles para llegar hasta allí. Josefo supone que esta ceremonia religiosa ocurrió después de cinco años, y la LXX ubica este pasaje después del cap. 9: 1, 2. Pero no es necesario procurar hacer todo este reajuste de tiempo. Aunque estaba en medio de un país enemigo aún sin conquistar, Israel no sufrió daño porque el terror de Dios se cernía sobre las ciudades circundantes, como cuando Jacob mucho antes pasó por esa misma región yendo a Bet-el (Gén. 35: 5). También se ha sugerido que no se menciona ningún lugar fortificado al norte de Bet-el en esa parte del país, y por lo que indican otros pasajes (ver Jos. 17: 18), parece que la mayor parte de este territorio era boscoso y despoblado. La confederación de los reyes del sur tenía su centro más hacia el sur, y había una distancia considerable entre Siquem y los lugares fortificados del norte. Ver com. 1 Sam. 9: 4.
Monte Ebal.
El monte Ebal sólo estaba a unos 30 km de Hai. Dejando su campamento en Gilgal, tal vez al cuidado de centinelas, todo Israel fue hasta los montes Ebal y Gerizim para realizar este sagrado servicio y renovar el pacto. Aunque los israelitas estaban ansiosos de establecerse en sus propias casas, la conquista tuvo que detenerse durante esa larga marcha, mientras asistieron a la solemne ceremonia y volvieron a Gilgal. Así se les enseñó que la prosperidad viene cuando se pone a Dios en primer lugar. Jesús más tarde reiteró este gran principio con las palabras: " "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" " (Mat. 6: 33). El monte Ebal está en el norte y el monte Gerizim en el sur. El valle que los separa tiene poco más de medio km de ancho y se extiende de este a oeste. Las 219 respectivas cumbres de ambos montes quedan a más de 31/2 km de distancia. En el punto de más proximidad entre los dos montes hay un valle verde de más de 500 metros de ancho. El estrato de piedra caliza de cada monte forma una especie de anfiteatro natural en cada lado. En ese lugar Abrahán había levantado su primer altar en la tierra prometida. Ahora el pueblo se reunía allí con seis tribus de cada lado del valle. Las seis que estaban en el monte Gerizim debían responder con un amén después de leerse cada bendición, y las seis que estaban en el Ebal debían responder de la misma forma cuando se leyese cada maldición. Ciertas salientes de las rocas forman especies de púlpitos naturales desde donde la voz de un orador podía oírse en todo el valle. De acuerdo con las instrucciones recibidas, se levantó un altar en el monte Ebal, el monte de las maldiciones (Deut. 27: 4, 5). ¿Por qué en el monte de las maldiciones? Así debía hacerse. En el lugar desde donde se leían las maldiciones de la ley sobre los pecadores debía también haber una indicación del medio para lograr gracia y perdón. Los sacrificios ofrecidos sobre ese altar prefiguraron a Cristo.
31. Piedras enteras.
Esto se hizo en armonía con la orden de Dios (Deut. 27: 5, 6). La razón por la cual se usaron "piedras enteras" era que había peligro de que al usar el cincel, los israelitas se hicieran imágenes en esos altares y así fueran tentados a caer en la idolatría (ver com. Exo. 20: 25).
32. Una copia de la ley.
Según Deut. 27: 2-8 se debía levantar un monumento de piedra junto al altar. Este debía revocarse. Sobre el revoque se inscribieron los Diez Mandamientos y la ley de Moisés. Estos también se leyeron, junto con las bendiciones que seguirían a la obediencia y la maldición que acarrearía la desobediencia, a toda la congregación de Israel. En ese lugar, donde el clima era relativamente benigno, este monumento pudo haber permanecido por siglos como testimonio para Israel y las naciones vecinas del pacto que Israel había hecho con Dios.
35. Toda la congregación.
Las mujeres, los niños y los extranjeros como Rahab y su familia estaban allí. Todos: ancianos y jóvenes, debían escuchar las palabras del Señor. El esclarecimiento del intelecto es uno de los primeros pasos del crecimiento cristiano. No se puede vivir en armonía con Dios mientras se viva en la ignorancia. La ignorancia y el verdadero cristianismo nunca pueden coexistir en la misma persona. Por eso Dios ha dado gran importancia a la educación cristiana. Nada debiera impedir que brindemos a nuestros hijos la educación que Dios manda. A pesar de las dificultades del viaje hasta el monte Ebal, los niños del antiguo Israel debían acompañar a sus padres.
CBA T2
El pecado de Acán y sus consecuencias deben haberle causado gran desánimo a Josué. Pero después de haber cumplido la voluntad de Dios al limpiar el campamento de pecado, el Señor le dio nuevo ánimo para proseguir la conquista.
Toma contigo toda la gente de guerra.
Los espías habían sugerido que Josué no exigiese la participación de todo el pueblo en el ataque a Hai (cap. 7: 3), y él había accedido a esa sugestión. La sabiduría humana, guiada por una excesiva confianza, formuló ese primer plan que fracasó. En la nueva orden parece que Dios dirigió un reproche tácito por ese plan que no incluía a todos. Indicó que todos debían participar en la tarea de tomar la ciudad de Hai y compartir el botín. Lo mismo ocurre hoy en la causa de Dios. Todos deben trabajar en la obra del Evangelio, y luego compartir el galardón.
2. Pondrás, pues, emboscadas.
"Pon una emboscada a espaldas de la ciudad" (BJ). El hebreo habla de "una emboscada". Dios mismo dio instrucciones detalladas de la estrategia que debía emplearse. Josué debiera haber esperado esas instrucciones divinas antes de realizar el primer ataque. Muchas veces también nosotros nos adelantamos a Dios, creyendo que estamos siguiendo su voluntad, pero la única luz que tenemos es la de nuestro propio fuego (Isa. 50: 11). En cada decisión de nuestra vida debiéramos preguntar fervientemente: ¿Es ésta la voluntad de Dios?
3. Treinta mil.
Resulta un poco difícil armonizar las cifras mencionadas en este capítulo, tal vez por la brevedad de la narración. En los vers. 1 y 3 la expresión "toda la gente de guerra" (ver también vers. 11) parece indicar que Dios mandó que todos los hombres de guerra participasen de esta batalla. En este versículo se mencionan a los 30.000 que iban a poner una emboscada "entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai" (vers. 9), mientras que en el vers. 12 se habla de que Josué tomó a 5.000 hombres y los " "puso en emboscada entre Bet-el y Hai, al occidente de la ciudad" " . Este grupo pudo haber sido un segundo contingente despachado en una misión especial. Si así fuera, las dos emboscadas junto con el ejército principal habrían constituido el número total de hombres de guerra. En armonía con esta sugestión se ha observado que los 30.000 tenían instrucciones de tomar la ciudad e incendiaria cuando Josué diese la señal. Por otra parte, nada se dice acerca de lo que debían hacer los 5.000. Algunos han pensado que su tarea tenía que ver con la hostil ciudad de Bet-el que estaba cerca de Hai (ver com. vers. 12).
9. En medio del pueblo.
Es decir, en Gilgal, donde estaba la mayor parte de las tropas.
10. Pasó revista al pueblo.
"Revistó la tropa" (BJ). Esto se referiría, como se explica en el vers. 11, a la gente de guerra. La LXX reza: "ocultó al pueblo" . Tal vez Josué dio las instrucciones finales a los guerreros en cuanto a cómo debían permanecer ocultos, y cómo debían pasar inadvertidas hasta que llegase el momento oportuno. Esa noche establecieron su campamento al norte de la ciudad. La LXX reza, "al este" . Hay una quebrada que corre de este a oeste al norte de Et-Tell , donde quizá estaba Hai. Probablemente se ubicaron al lado norte de esa quebrada.
12. Cinco mil hombres.
Ver com. vers. 3. 217 Algunos han sugerido la siguiente explicación de la tarea de estos hombres. Hay dos quebradas que se unen entre Bet-el, la moderna Beitin , y Hai, Et-Tell . Los hombres que debían atacar e incendiar la ciudad estaban apostados en la quebrada más cercana a la ciudad. Cuando salieran de su emboscada para atacar la ciudad, se necesitaba que alguien protegiese su retaguardia por si los guerreros de Bet-el salían para ayudar al rey de Hai. Los 5.000 estarían pues apostados en la otra quebrada, mirando hacia el oeste para defenderse contra los de Bet-el. Quizá eran ellos los que debían enfrentarse con los de Bet-el para que no pudiesen hostigar la retaguardia de las tropas de Josué. Sin embargo, la mención de que las tropas de Bet-el también persiguieron a los israelitas (vers. 17) sugiere que esta emboscada tal vez desempeñaba otro papel en la estratagema total.
13. Valle.
Heb. 'emeq , un terreno bajo y ancho. Parece distinguirse del "valle" del vers. 11 que se traduce del Heb. gai' , "quebrada". "Josué pasó aquella noche en medio del valle" (BJ). La inspiración no nos revela el propósito de su ida al valle. Podemos pensar que, cercana la batalla, pasó la noche en oración para que nada impidiera la bendición de Dios ni la victoria. Compárese con 1Sam.17:3.
14. Viéndolo el rey de Hai.
"En cuanto el rey de Ay [Hai] vio la situación" (BJ). El hebreo puede interpretarse también: "ni bien lo supo el rey". Quizá los vigías fueron los primeros en descubrir a Josué y sus tropas y así informaron al rey. Muchas veces se atribuye a un dirigente lo que hacen sus subalternos. Al punto el rey despertó a sus oficiales y soldados, y juntos se apresuraron a salir al encuentro de Israel, confiados tal vez en obtener otra fácil victoria.
Al tiempo señalado.
Heb. lammo´ed . En la LXX se lee, "directamente" , y en siriaco, "en el valle" . Si se lee mored en vez de mo´ed se obtiene la base de la traducción "en la bajada" (BJ) (ver com. caps. 7: 2, 5; 8: 13).
Frente al Arabá.
Literalmente, "a la vista del Arabá". El Heb. 'arabah significa "un lugar desolado", "desierto". Con el artículo definido se refiere específicamente al valle o a la planicie del Jordán. Tal vez la huida de Israel los llevaba hacia Gilgal.
16. Se juntó para seguirles.
Literalmente, "fue llamado todo el pueblo de la ciudad para perseguir". Al darse la voz de alarma se reunieron todos. Esto parece indicar que la repentina huida del ejército de Israel fue una sorpresa, pues los habitantes de Hai no esperaban eso. En su celo por defenderse, los hombres de Hai por lo menos demostraron mayor valor que sus vecinos de Jericó. No tuvieron miedo de tomar la ofensiva. Estimulados por su anterior victoria, tenían gran confianza en su éxito. Pero su celo fue vano porque estaban luchando contra Dios. Esto les ocurre a todos los que se oponen a Dios. La pregunta más importante es: En todo mi febril empeño, ¿de parte de quién estoy? Si estoy equivocado, hay sólo un camino sensato que debo seguir: rendirme. Si estoy de parte del Señor, me toca pelear "la buena batalla de la fe" (1 Tim. 6: 12) con todas las energías del alma.
17. Ni en Bet-el.
Esta ciudad estaba a unos pocos kilómetros de Hai. Quizá las dos ciudades tenían un sistema de señales entre sí, a fin de que cuando una de ellas fuese atacada, inmediatamente se pudiese alertar a la otra para que ayudara a la primera. Puede haber correspondido a los 5.000 que estaban emboscados atacar a los que venían desde Bet-el para ayudar a Hai. La ciudad de Bet-el misma no fue completamente vencida hasta más tarde (ver Juec. 1: 22). Es probable que los acontecimientos de la toma de Hai fueron suficiente frustración para los de Bet-el como para permitir la postergación de la captura de la ciudad durante algún tiempo.
19. Prenderle fuego.
El hebreo así traducido debe distinguirse de la palabra que se traduce "quemó" en el vers. 28. En este vers. se refiere a "prender fuego", "incendiar", y en aquel se podría traducir "consumir con fuego". En este vers. los hombres prendieron fuego a la ciudad, pero no la terminaron de quemar. Esto queda para el vers. 28. No hay discrepancia entre los dos versículos.
26. No retiró su mano.
Algunos han pensado que Josué levantó en esa ocasión su lanza, quizá con alguna bandera o algún emblema, y la mantuvo en alto como Moisés levantó las manos unos 40 años antes cuando Josué luchó contra los amalecitas. Por otra parte, esta expresión sólo podría implicar que no dejó de pelear mientras completaba la obra que Dios le había mandado. Sin embargo, es probable que Josué hubiese recordado la escena de Refidim, cuando personalmente 218 dirigió la batalla contra Amalec (Exo. 17: 8-13), y prevaleció mientras Moisés mantuvo en alto la vara de Dios que tenía en la mano.
28. Un montón de escombros, asolada para siempre.
Aquí se declara categóricamente que Hai quedaría reducida a escombros para siempre. La palabra hebrea tel , traducida "montón", significa "una elevación", especialmente "un montón de ruinas". Compárese con el árabe tell , "montículo", que se usa en muchos nombres geográficos.
29. Lo colgó de un madero.
"De un árbol" (BJ). Tal vez lo mataron primero, como en el caso de los cinco reyes de los amorreos (cap.10: 26). El hebreo dice "colgó del árbol". Puede referirse a algún árbol específico, o tal vez el rey de Hai fue colgado en el mismo árbol donde fue colgado el rey de Jericó, para que todos vieran lo que ocurre cuando se está bajo la maldición de Dios. Aparentemente el rey de Jericó también fue colgado, porque "como había hecho " [Josué] " a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey" (cap. 10: 1; cf. cap. 8: 2). Cualquiera que cometiese un pecado digno de muerte y fuese colgado en un árbol era "maldito por Dios" (ver Deut. 21: 22, 23). Aunque Jesús no había cometido ningún pecado, fue hecho maldición por nosotros, siendo colgado de un árbol (Gál. 3: 13).
La puerta de la ciudad.
La puerta de la ciudad era el lugar donde se solía enjuiciar a los malhechores y donde se llevaba a cabo la mayor parte de las otras actividades públicas importantes. Es probable que el rey de Hai se hubiese sentado en esa misma puerta para juzgar a otros. Ahora había sido juzgado él mismo. Dado que la puerta de la ciudad era su lugar más público, el castigo del rey fue así expuesto ante todos.
30. Entonces Josué edificó un altar.
La palabra traducida "entonces" no es la conjunción que comúnmente se traduce así en otros pasajes. La palabra aquí usada es más enfática, y hace resaltar el factor tiempo. Muestra que el altar comenzó entonces , que surgió de la situación que acaba de describirse. Israel había triunfado y había recibido una prueba del favor de Dios, quien expulsaría a las naciones ante él. Era un momento oportuno para que interrumpiera su campaña militar y renovara su pacto con Dios. En dos ocasiones diferentes Dios había ordenado que Israel se reuniese en asamblea solemne de todas las tribus en los montes Ebal y Gerizim, poco después de su entrada en Canaán (Deut. 1 l: 26-30; 27: 2-8). Israel debía oír de nuevo la lectura de la ley, y sus preceptos se escribirían en piedra para colocarse en el centro mismo del país, para que tanto los israelitas como las otras naciones pudiesen leerlos. Así Dios extendió a todas las naciones una invitación para que conocieran sus propósitos de bien y se unieran con su pueblo.
Geográficamente, el lugar estaba situado en el centro del país y en el cruce de los caminos más transitados. Algunos historiadores han pensado que sería muy difícil que en ese momento los israelitas hubieran podido atravesar territorios hostiles para llegar hasta allí. Josefo supone que esta ceremonia religiosa ocurrió después de cinco años, y la LXX ubica este pasaje después del cap. 9: 1, 2. Pero no es necesario procurar hacer todo este reajuste de tiempo. Aunque estaba en medio de un país enemigo aún sin conquistar, Israel no sufrió daño porque el terror de Dios se cernía sobre las ciudades circundantes, como cuando Jacob mucho antes pasó por esa misma región yendo a Bet-el (Gén. 35: 5). También se ha sugerido que no se menciona ningún lugar fortificado al norte de Bet-el en esa parte del país, y por lo que indican otros pasajes (ver Jos. 17: 18), parece que la mayor parte de este territorio era boscoso y despoblado. La confederación de los reyes del sur tenía su centro más hacia el sur, y había una distancia considerable entre Siquem y los lugares fortificados del norte. Ver com. 1 Sam. 9: 4.
Monte Ebal.
El monte Ebal sólo estaba a unos 30 km de Hai. Dejando su campamento en Gilgal, tal vez al cuidado de centinelas, todo Israel fue hasta los montes Ebal y Gerizim para realizar este sagrado servicio y renovar el pacto. Aunque los israelitas estaban ansiosos de establecerse en sus propias casas, la conquista tuvo que detenerse durante esa larga marcha, mientras asistieron a la solemne ceremonia y volvieron a Gilgal. Así se les enseñó que la prosperidad viene cuando se pone a Dios en primer lugar. Jesús más tarde reiteró este gran principio con las palabras: " "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" " (Mat. 6: 33). El monte Ebal está en el norte y el monte Gerizim en el sur. El valle que los separa tiene poco más de medio km de ancho y se extiende de este a oeste. Las 219 respectivas cumbres de ambos montes quedan a más de 31/2 km de distancia. En el punto de más proximidad entre los dos montes hay un valle verde de más de 500 metros de ancho. El estrato de piedra caliza de cada monte forma una especie de anfiteatro natural en cada lado. En ese lugar Abrahán había levantado su primer altar en la tierra prometida. Ahora el pueblo se reunía allí con seis tribus de cada lado del valle. Las seis que estaban en el monte Gerizim debían responder con un amén después de leerse cada bendición, y las seis que estaban en el Ebal debían responder de la misma forma cuando se leyese cada maldición. Ciertas salientes de las rocas forman especies de púlpitos naturales desde donde la voz de un orador podía oírse en todo el valle. De acuerdo con las instrucciones recibidas, se levantó un altar en el monte Ebal, el monte de las maldiciones (Deut. 27: 4, 5). ¿Por qué en el monte de las maldiciones? Así debía hacerse. En el lugar desde donde se leían las maldiciones de la ley sobre los pecadores debía también haber una indicación del medio para lograr gracia y perdón. Los sacrificios ofrecidos sobre ese altar prefiguraron a Cristo.
31. Piedras enteras.
Esto se hizo en armonía con la orden de Dios (Deut. 27: 5, 6). La razón por la cual se usaron "piedras enteras" era que había peligro de que al usar el cincel, los israelitas se hicieran imágenes en esos altares y así fueran tentados a caer en la idolatría (ver com. Exo. 20: 25).
32. Una copia de la ley.
Según Deut. 27: 2-8 se debía levantar un monumento de piedra junto al altar. Este debía revocarse. Sobre el revoque se inscribieron los Diez Mandamientos y la ley de Moisés. Estos también se leyeron, junto con las bendiciones que seguirían a la obediencia y la maldición que acarrearía la desobediencia, a toda la congregación de Israel. En ese lugar, donde el clima era relativamente benigno, este monumento pudo haber permanecido por siglos como testimonio para Israel y las naciones vecinas del pacto que Israel había hecho con Dios.
35. Toda la congregación.
Las mujeres, los niños y los extranjeros como Rahab y su familia estaban allí. Todos: ancianos y jóvenes, debían escuchar las palabras del Señor. El esclarecimiento del intelecto es uno de los primeros pasos del crecimiento cristiano. No se puede vivir en armonía con Dios mientras se viva en la ignorancia. La ignorancia y el verdadero cristianismo nunca pueden coexistir en la misma persona. Por eso Dios ha dado gran importancia a la educación cristiana. Nada debiera impedir que brindemos a nuestros hijos la educación que Dios manda. A pesar de las dificultades del viaje hasta el monte Ebal, los niños del antiguo Israel debían acompañar a sus padres.
CBA T2

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