1. En aquellos días.
La narración registrada en los caps. 19-21 describe acontecimientos ocurridos en la primera parte de la historia de la tribu de Benjamín (ver com. cap. 20: 28).
No había rey en Israel.
De nuevo el autor pone como prefacio de su relato la anarquía de esos tiempos y las luchas entre las tribus, con la explicación de que tales cosas eran posibles porque no había rey en Israel que mantuviera la ley y el orden. No siempre se aprecia como se debiera la tranquilidad que existe en los países donde se respeta y se hace obedecer la ley.
Mujer concubina.
Una esposa de categoría inferior, que ni siquiera ocupaba la posición de segunda esposa, y sin embargo no era una relación pasajera, sino una relación regular y constante, porque aunque se consideró digna de reprensión su infidelidad, más tarde el esposo procuró lograr la reconciliación.
Belén de Judá
El levita del relato anterior también tenía relaciones en Belén (ver com. cap. 17: 7).
2. Le fue infiel.
Algunos de los manuscritos de la LXX y del latín rezan, "se enfadó con él" (BJ). Los tárgumes judíos también apoyan esta idea. Esta situación cuadraría mejor dentro del contexto, porque cuando el levita la fue a buscar, no la aprendió, sino le habló bondadosamente para apaciguarla. Sin embargo, estas consideraciones no parecen ser suficientes como para apartarse del texto hebreo.
3. Para hablarle amorosamente.
Literalmente, "hablarle al corazón".
Ella lo hizo entrar.
Hasta entonces había tenido éxito, porque ella hizo entrar a su marido en la casa.
4. Gozoso.
El anhelo del padre de la concubina por mostrarse hospitalario con el levita, quizás indica que la separación era considerada una desgracia para la familia. El padre se mostró dispuesto a presentar disculpas, y su insistencia en que el levita pasara varios días con la familia evidenció que se alegraba por la reconciliación.
Le detuvo.
El padre de la joven insistió en que el levita se quedase más de lo que éste había deseado. Esta hospitalidad exagerada del suegro sin duda tenía el propósito de impresionar bien al levita. Era evidente que no deseaba que la pareja volviese a pelear. Estaba haciendo todo lo posible por afianzar su relación.
5. Conforta tu corazón.
Mejor, "fortalece tu corazón". "Toma primero un bocado de pan para cobrar ánimo" (BJ). La palabra hebrea traducida "conforta", significa "apoyar", "sostener", y en esta expresión idiomática referida al corazón podría entenderse, "vivificar [el cuerpo] con alimento".
Bocado.
Una forma elegante de expresarse. Es probable que se le hubiera preparado un festín.
8. Hasta que decline el día.
Otra vez el suegro los persuadió para que demorasen la partida hasta que pudiera preparar otra comida. Evidentemente también fue un gran festín que el suegro no se apresuró en preparar, y durante el cual hubo mucha conversación sin ninguna premura.
10. No quiso pasar allí la noche.
Sin duda el levita se dio cuenta de que le resultaría tan difícil partir al día siguiente como le había sido en los dos días anteriores. Declinó, pues, la invitación, y emprendió el viaje de regreso a su hogar a esa hora poco propicia. Los resultados fueron desastrosos a juzgar por los acontecimientos posteriores.
La insistencia con la cual, después de tres días, el suegro apremiaba al levita para que se quedase, aunque éste estaba ansioso por marcharse, era una forma de cortesía común en los países orientales, pero en realidad era contraria al verdadero espíritu de hospitalidad. Igualmente objetable es el caso del anfitrión que apremia a los convidados que desean quedarse. El autor de Jueces hace contrastar la exageración del suegro con la total falta de hospitalidad que pronto experimentó el levita en Gabaa. En cuanto a éste, su caso fue el de muchas almas débiles y vacilantes: primero, una demora innecesaria, luego, el apuro desmesurado.
Jebús.
Este era el antiguo nombre de Jerusalén, que en este momento pertenecía a los jebuseos (ver 1 Crón. 11: 4, 5; ver com. Juec. 1: 21). El nombre Jerusalén también es muy antiguo, pues ya aparece como Urusalim en textos egipcios de los siglos XIX y XVIII AC, y en las cartas de gobernantes cananeos (tablillas de Amarna) escritas en torno del año 1400 AC.
11. El día había declinado.
El viaje de Belén a Jerusalén, una distancia de unos 8 km, llevaría unas dos horas.
12. Ciudad de extranjeros.
Según esta afirmación, Jerusalén estaba todavía bajo el control de los jebuseos. El levita temía que los derechos de la hospitalidad pudiesen ser violados en Jerusalén y ellos fueran víctimas de un robo. Por eso, aunque se aproximaba la noche, se apresuró para llegar a una aldea israelita donde pudieran pernoctar. En aquellos tiempos era sumamente peligroso quedar en el campo abierto por la noche. Este incidente ilustra la hostilidad latente que existía entre los israelitas y los jebuseos de Jerusalén.
Gabaa.
Esta ciudad, destino que el levita se proponía alcanzar, estaba a 5,6 km más allá de Jerusalén, sobre el camino que llevaba al norte. Más tarde Saúl nació en Gabaa y allí estableció la capital política de su reino. El lugar hoy se denomina Tell el-Fúl .
13. Ramá.
Esta ciudad estaba a 3 km más allá de Gabaa. En otras ocasiones se mencionan juntas las dos ciudades (Isa. 10: 29; Ose. 5: 8). Quizá el levita sabía que Gabaa no tenía buena fama por lo que, consideraría mejor llegar hasta Ramá, de ser posible.
14. De Benjamín.
Se hace esta aclaración para que se sepa que no se trataba de Gabaa de Judá (Jos. 15: 57), ni Gabaa de los cerros de Efraín (Jos. 24: 33, donde la palabra hebrea traducida "collado" es también gib'ah ).
15. Se apartaron del camino.
La aldea no estaba sobre el camino principal.
En la plaza.
En todas las ciudades era costumbre dejar un espacio abierto, una "plaza", por lo general cerca de la puerta, para que allí vendiesen su mercadería los comerciantes y agricultores. En aldeas pequeñas como Gabaa, es probable que no hubiera posadas y los viajeros tuvieran que depender de la hospitalidad de los vecinos. El levita y sus acompañantes se sentaron en la plaza del mercado, esperando que alguien les ofreciera alojamiento durante la noche.
No hubo quien.
Aunque sin duda muchos 409 de los habitantes los vieron allí sentados al caer la noche, nadie estuvo dispuesto a prodigarles hospitalidad que, según la antigua costumbre, era el primer deber en el Oriente (ver Job 31: 32; Mat. 25: 35). Aunque algunos pudieron haber estado dispuestos a proporcionales la protección de su casa, quizá temieron que eso les acarrearía dificultades con sus impíos vecinos. Si Lot no hubiera ofrecido su casa a los ángeles que llegaron a Sodoma, lo mismo podría haber ocurrido allí (Gén. 19: 1-3).
16. Del monte de Efraín.
El único que se interesó por los viajeros no era oriundo del lugar. Era un anciano que provenía de la misma zona de donde era el levita pero manifestó su interés en ellos antes de saberlo. Era un sólo forastero que recidía transitoriamente en Gabaa. Se menciona esto para hacer resaltar el contraste entre la falta de hospitalidad de los habitantes benjamitas y la bondad del forastero efrateo.
17. ¿A dónde vas?
Los palestinos amigables aun hoy hacen las mismas preguntas a los extraños.
18. Casa de Jehová.
El levita se estaba refiriendo a Silo, donde estaban el arca y el tabernáculo. Silo esta en el territorio de Efraín, quiza bastante de la casa del levita. Allí deseaba ir, talvez para presentar una ofrenda de agradecimiento al Señor por haberle devuelto su esposa, o para ofrecer una ofrenda espiatoria por ella o por ambos, o talvez para realizar sus tareas levíticas habituales.
La LXX dice: "Vuelvo a mi casa" (BJ). Apoya esta interpretación la clara evidencia del contexto que indica que el levita podría haber tenido en cuenta los dos propósitos.
19. No nos hace falta nada.
El levita tenía abundante alimento para sí, para los que lo acompañaban y para sus animales. Todo lo que pedía era el techo y la protección que se le brindara.
20. Tu necesidad ... a mi cargo.
Cortésmente el anciano insistió en proporcionar alimento y alojamiento para los extraños.
21. Dio de comer a sus asnos.
Al atender en primer lugar a los animales, dió muestra de su actitud compasiva.
22. Hombres perversos.
"Gente malvada" (BJ). Literalmente, "hijos de Belial" (RVA), o su equivalente, "hijo de inutilidad o perversidad", o sea gente inútil, perversa, de bajas pasiones; gente que no respeta la ley, bribones. Más tarde Belial pasó a usarse como nombre propio, como sinonimo de Satanás (2 Cor. 6: 15), pero es dudoso que hubiera tenido ese sentido en este pasaje. Por eso pueden considerarse correctas las traducciones de la RVR y la BJ.
Rodearon la casa.
Se asemeja mucho este relato a la narración igualemente repulsiva que aparece en Gén. 19: 8. Estos hombres eran peores que los irracionales. Su concupiscencia antinatural y su infamia fueron recordadas con horror durante siglos (ver Ose. 9: 9; 10: 9).
23. No cometáis este mal.
La violación del derecho de brindar hospitalidad y de proteger al prójimo era en sí un crimen terrible. En los paises orientales era una regla rígida que después de habérsele ofrecido hospitalidad a un viajero, debía asegurársele protección ante cualquier peligro.
Maldad.
"Esa infamia" (BJ). Esta palabra se usaba con frecuencia para indicar un atropello de las leyes de la naturaleza sobre todo de tipo sexual (Gén. 34: 7; Deut. 22: 21; 2 Sam. 13: 12).
24. Mi hija.
Es notable el parecido entre este versículo y Gén. 19: 8. Como Lot, cuyo caso que sin dudad conocía, el anciano ofreció sacrificar a su hija virgen ante la pasión de esos infames envilecidos, antes que permitir que su huesped fuera tratado en esa forma vergonzosa. Aunque puede apreciarse el deseo que tenía de mantener intacto el código de la hospitalidad, sin embargo, la naturaleza de su ofrecimiento nos llena de horror. Refleja el bajo concepto que se tenía la mujer en la antigüedad. Debe juzgarse al hombre, al menos en parte, de acuerdo con los conceptos de la época en la cual vivía (ver com. Gén. 19: 8).
25. Tomando ... a su concubina.
El verbo hebreo que se traduce "tomando" es jazaq. Significa "tomar por la fuerza". El marido tomó a la mujer indefensa y la obligó a salir. Es natural que la concubina se hubiese resistido a tal acto vergonzoso. La cobardía del levita es digna de severa reprensión.
Cuando apuntaba el alba.
Cuando comenzó a aclarar, los malvados desaparecieron para que no se los pudiera indentificar.
26. Delante de la puerta.
Con su último aliento, se volvió a la casa donde estaba el que debía ser su protector, pero que la había abandonado en su hora de necesidad. Tuvo suficiente fuerza para arrastrarse hasta la puerta, pero no pudo llamar para que le abrieran. Cayó muerta junto a la puerta.
27. Sobre el umbral.
Las manos de la mujer estaban sobre el umbral, como si se hubieran extendido hacia su esposo en un último clamor de agonía.
28. Vámonos.
Después de semejante experiencia, el levita se expresó con una indiferencia que nos causa repugnancia, y ya podemos esperar cualquier cosa de parte de él. No es extraño, pues, que la mujer lo hubiera abandonado una vez.
29. La partió.
Sin duda podría haberse encontrado alguna forma menos horrible de reunir a las tribus para castigar a los malvados hombres de Gabaa. Pero el levita ya había procedido de tal manera, que no sorprende su espantoso método de notificar a las diversas tribus.
Por sus huesos.
"La partió miembro por miembro" (BJ). Literalmente, la partió "según sus huesos", es decir que algunas partes eran más grandes, otras más pequeñas, según las coyunturas permitieran la división.
30. Jamás se ha hecho.
El levita había calculado bien. El relato de este hecho suscitó la indignación de todos los hebreos en Palestina. Reconocieron que era un crimen tan tremendo que ni siquiera la falta de un gobierno central, ni los agitados tiempos en que se vivía servirían de excusa para que quedara sin ser castigado.
La narración registrada en los caps. 19-21 describe acontecimientos ocurridos en la primera parte de la historia de la tribu de Benjamín (ver com. cap. 20: 28).
No había rey en Israel.
De nuevo el autor pone como prefacio de su relato la anarquía de esos tiempos y las luchas entre las tribus, con la explicación de que tales cosas eran posibles porque no había rey en Israel que mantuviera la ley y el orden. No siempre se aprecia como se debiera la tranquilidad que existe en los países donde se respeta y se hace obedecer la ley.
Mujer concubina.
Una esposa de categoría inferior, que ni siquiera ocupaba la posición de segunda esposa, y sin embargo no era una relación pasajera, sino una relación regular y constante, porque aunque se consideró digna de reprensión su infidelidad, más tarde el esposo procuró lograr la reconciliación.
Belén de Judá
El levita del relato anterior también tenía relaciones en Belén (ver com. cap. 17: 7).
2. Le fue infiel.
Algunos de los manuscritos de la LXX y del latín rezan, "se enfadó con él" (BJ). Los tárgumes judíos también apoyan esta idea. Esta situación cuadraría mejor dentro del contexto, porque cuando el levita la fue a buscar, no la aprendió, sino le habló bondadosamente para apaciguarla. Sin embargo, estas consideraciones no parecen ser suficientes como para apartarse del texto hebreo.
3. Para hablarle amorosamente.
Literalmente, "hablarle al corazón".
Ella lo hizo entrar.
Hasta entonces había tenido éxito, porque ella hizo entrar a su marido en la casa.
4. Gozoso.
El anhelo del padre de la concubina por mostrarse hospitalario con el levita, quizás indica que la separación era considerada una desgracia para la familia. El padre se mostró dispuesto a presentar disculpas, y su insistencia en que el levita pasara varios días con la familia evidenció que se alegraba por la reconciliación.
Le detuvo.
El padre de la joven insistió en que el levita se quedase más de lo que éste había deseado. Esta hospitalidad exagerada del suegro sin duda tenía el propósito de impresionar bien al levita. Era evidente que no deseaba que la pareja volviese a pelear. Estaba haciendo todo lo posible por afianzar su relación.
5. Conforta tu corazón.
Mejor, "fortalece tu corazón". "Toma primero un bocado de pan para cobrar ánimo" (BJ). La palabra hebrea traducida "conforta", significa "apoyar", "sostener", y en esta expresión idiomática referida al corazón podría entenderse, "vivificar [el cuerpo] con alimento".
Bocado.
Una forma elegante de expresarse. Es probable que se le hubiera preparado un festín.
8. Hasta que decline el día.
Otra vez el suegro los persuadió para que demorasen la partida hasta que pudiera preparar otra comida. Evidentemente también fue un gran festín que el suegro no se apresuró en preparar, y durante el cual hubo mucha conversación sin ninguna premura.
10. No quiso pasar allí la noche.
Sin duda el levita se dio cuenta de que le resultaría tan difícil partir al día siguiente como le había sido en los dos días anteriores. Declinó, pues, la invitación, y emprendió el viaje de regreso a su hogar a esa hora poco propicia. Los resultados fueron desastrosos a juzgar por los acontecimientos posteriores.
La insistencia con la cual, después de tres días, el suegro apremiaba al levita para que se quedase, aunque éste estaba ansioso por marcharse, era una forma de cortesía común en los países orientales, pero en realidad era contraria al verdadero espíritu de hospitalidad. Igualmente objetable es el caso del anfitrión que apremia a los convidados que desean quedarse. El autor de Jueces hace contrastar la exageración del suegro con la total falta de hospitalidad que pronto experimentó el levita en Gabaa. En cuanto a éste, su caso fue el de muchas almas débiles y vacilantes: primero, una demora innecesaria, luego, el apuro desmesurado.
Jebús.
Este era el antiguo nombre de Jerusalén, que en este momento pertenecía a los jebuseos (ver 1 Crón. 11: 4, 5; ver com. Juec. 1: 21). El nombre Jerusalén también es muy antiguo, pues ya aparece como Urusalim en textos egipcios de los siglos XIX y XVIII AC, y en las cartas de gobernantes cananeos (tablillas de Amarna) escritas en torno del año 1400 AC.
11. El día había declinado.
El viaje de Belén a Jerusalén, una distancia de unos 8 km, llevaría unas dos horas.
12. Ciudad de extranjeros.
Según esta afirmación, Jerusalén estaba todavía bajo el control de los jebuseos. El levita temía que los derechos de la hospitalidad pudiesen ser violados en Jerusalén y ellos fueran víctimas de un robo. Por eso, aunque se aproximaba la noche, se apresuró para llegar a una aldea israelita donde pudieran pernoctar. En aquellos tiempos era sumamente peligroso quedar en el campo abierto por la noche. Este incidente ilustra la hostilidad latente que existía entre los israelitas y los jebuseos de Jerusalén.
Gabaa.
Esta ciudad, destino que el levita se proponía alcanzar, estaba a 5,6 km más allá de Jerusalén, sobre el camino que llevaba al norte. Más tarde Saúl nació en Gabaa y allí estableció la capital política de su reino. El lugar hoy se denomina Tell el-Fúl .
13. Ramá.
Esta ciudad estaba a 3 km más allá de Gabaa. En otras ocasiones se mencionan juntas las dos ciudades (Isa. 10: 29; Ose. 5: 8). Quizá el levita sabía que Gabaa no tenía buena fama por lo que, consideraría mejor llegar hasta Ramá, de ser posible.
14. De Benjamín.
Se hace esta aclaración para que se sepa que no se trataba de Gabaa de Judá (Jos. 15: 57), ni Gabaa de los cerros de Efraín (Jos. 24: 33, donde la palabra hebrea traducida "collado" es también gib'ah ).
15. Se apartaron del camino.
La aldea no estaba sobre el camino principal.
En la plaza.
En todas las ciudades era costumbre dejar un espacio abierto, una "plaza", por lo general cerca de la puerta, para que allí vendiesen su mercadería los comerciantes y agricultores. En aldeas pequeñas como Gabaa, es probable que no hubiera posadas y los viajeros tuvieran que depender de la hospitalidad de los vecinos. El levita y sus acompañantes se sentaron en la plaza del mercado, esperando que alguien les ofreciera alojamiento durante la noche.
No hubo quien.
Aunque sin duda muchos 409 de los habitantes los vieron allí sentados al caer la noche, nadie estuvo dispuesto a prodigarles hospitalidad que, según la antigua costumbre, era el primer deber en el Oriente (ver Job 31: 32; Mat. 25: 35). Aunque algunos pudieron haber estado dispuestos a proporcionales la protección de su casa, quizá temieron que eso les acarrearía dificultades con sus impíos vecinos. Si Lot no hubiera ofrecido su casa a los ángeles que llegaron a Sodoma, lo mismo podría haber ocurrido allí (Gén. 19: 1-3).
16. Del monte de Efraín.
El único que se interesó por los viajeros no era oriundo del lugar. Era un anciano que provenía de la misma zona de donde era el levita pero manifestó su interés en ellos antes de saberlo. Era un sólo forastero que recidía transitoriamente en Gabaa. Se menciona esto para hacer resaltar el contraste entre la falta de hospitalidad de los habitantes benjamitas y la bondad del forastero efrateo.
17. ¿A dónde vas?
Los palestinos amigables aun hoy hacen las mismas preguntas a los extraños.
18. Casa de Jehová.
El levita se estaba refiriendo a Silo, donde estaban el arca y el tabernáculo. Silo esta en el territorio de Efraín, quiza bastante de la casa del levita. Allí deseaba ir, talvez para presentar una ofrenda de agradecimiento al Señor por haberle devuelto su esposa, o para ofrecer una ofrenda espiatoria por ella o por ambos, o talvez para realizar sus tareas levíticas habituales.
La LXX dice: "Vuelvo a mi casa" (BJ). Apoya esta interpretación la clara evidencia del contexto que indica que el levita podría haber tenido en cuenta los dos propósitos.
19. No nos hace falta nada.
El levita tenía abundante alimento para sí, para los que lo acompañaban y para sus animales. Todo lo que pedía era el techo y la protección que se le brindara.
20. Tu necesidad ... a mi cargo.
Cortésmente el anciano insistió en proporcionar alimento y alojamiento para los extraños.
21. Dio de comer a sus asnos.
Al atender en primer lugar a los animales, dió muestra de su actitud compasiva.
22. Hombres perversos.
"Gente malvada" (BJ). Literalmente, "hijos de Belial" (RVA), o su equivalente, "hijo de inutilidad o perversidad", o sea gente inútil, perversa, de bajas pasiones; gente que no respeta la ley, bribones. Más tarde Belial pasó a usarse como nombre propio, como sinonimo de Satanás (2 Cor. 6: 15), pero es dudoso que hubiera tenido ese sentido en este pasaje. Por eso pueden considerarse correctas las traducciones de la RVR y la BJ.
Rodearon la casa.
Se asemeja mucho este relato a la narración igualemente repulsiva que aparece en Gén. 19: 8. Estos hombres eran peores que los irracionales. Su concupiscencia antinatural y su infamia fueron recordadas con horror durante siglos (ver Ose. 9: 9; 10: 9).
23. No cometáis este mal.
La violación del derecho de brindar hospitalidad y de proteger al prójimo era en sí un crimen terrible. En los paises orientales era una regla rígida que después de habérsele ofrecido hospitalidad a un viajero, debía asegurársele protección ante cualquier peligro.
Maldad.
"Esa infamia" (BJ). Esta palabra se usaba con frecuencia para indicar un atropello de las leyes de la naturaleza sobre todo de tipo sexual (Gén. 34: 7; Deut. 22: 21; 2 Sam. 13: 12).
24. Mi hija.
Es notable el parecido entre este versículo y Gén. 19: 8. Como Lot, cuyo caso que sin dudad conocía, el anciano ofreció sacrificar a su hija virgen ante la pasión de esos infames envilecidos, antes que permitir que su huesped fuera tratado en esa forma vergonzosa. Aunque puede apreciarse el deseo que tenía de mantener intacto el código de la hospitalidad, sin embargo, la naturaleza de su ofrecimiento nos llena de horror. Refleja el bajo concepto que se tenía la mujer en la antigüedad. Debe juzgarse al hombre, al menos en parte, de acuerdo con los conceptos de la época en la cual vivía (ver com. Gén. 19: 8).
25. Tomando ... a su concubina.
El verbo hebreo que se traduce "tomando" es jazaq. Significa "tomar por la fuerza". El marido tomó a la mujer indefensa y la obligó a salir. Es natural que la concubina se hubiese resistido a tal acto vergonzoso. La cobardía del levita es digna de severa reprensión.
Cuando apuntaba el alba.
Cuando comenzó a aclarar, los malvados desaparecieron para que no se los pudiera indentificar.
26. Delante de la puerta.
Con su último aliento, se volvió a la casa donde estaba el que debía ser su protector, pero que la había abandonado en su hora de necesidad. Tuvo suficiente fuerza para arrastrarse hasta la puerta, pero no pudo llamar para que le abrieran. Cayó muerta junto a la puerta.
27. Sobre el umbral.
Las manos de la mujer estaban sobre el umbral, como si se hubieran extendido hacia su esposo en un último clamor de agonía.
28. Vámonos.
Después de semejante experiencia, el levita se expresó con una indiferencia que nos causa repugnancia, y ya podemos esperar cualquier cosa de parte de él. No es extraño, pues, que la mujer lo hubiera abandonado una vez.
29. La partió.
Sin duda podría haberse encontrado alguna forma menos horrible de reunir a las tribus para castigar a los malvados hombres de Gabaa. Pero el levita ya había procedido de tal manera, que no sorprende su espantoso método de notificar a las diversas tribus.
Por sus huesos.
"La partió miembro por miembro" (BJ). Literalmente, la partió "según sus huesos", es decir que algunas partes eran más grandes, otras más pequeñas, según las coyunturas permitieran la división.
30. Jamás se ha hecho.
El levita había calculado bien. El relato de este hecho suscitó la indignación de todos los hebreos en Palestina. Reconocieron que era un crimen tan tremendo que ni siquiera la falta de un gobierno central, ni los agitados tiempos en que se vivía servirían de excusa para que quedara sin ser castigado.
CBA T2
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