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CBA Primer Libro de Samuel CAPÍTULO 28


CBA 1 SAMUEL CAPÍTULO 28
1. Has de salir conmigo.

No se trataba de una invitación sino de una orden. David, como vasallo de Aquis, estaba bajo las órdenes de un rey pagano. El gobernante filisteo había fiscalizado los movimientos de David durante los últimos meses, y lo que había oído lo había convencido de que David se había unido tanto con los filisteos, que las tropas israelitas serían una valiosa añadidura para la fuerza expedicionaria que marcharía hacia el norte después de unos pocos días.

2. Tú sabrás.

David mismo no estaba seguro en cuanto a la forma de evitar la lucha una vez que se vieran envueltos realmente en la batalla. En su fuero interno no pensaba levantar su espada contra su propia nación; sin embargo, debido a su anterior relación con Aquis, creía que no podía rehusarse a acompañarlo a la batalla. Otra vez le pareció que estaba obligado a recurrir a duplicidades. Su ambigua respuesta era muy parecida a los oráculos de los dioses. Cualquiera fuera el resultado de los acontecimientos, el oráculo sería correcto. Sin embargo, su respuesta fue comprendida por Aquis como una promesa de ayuda, y a cambio le prometió a David una recompensa grande y atrayente (ver PP 730).

3. Samuel.

Es evidente que ya hacía un tiempo que Samuel estaba muerto (cap. 25: 1). Este versículo parece ser un paréntesis para introducir el tema principal del capítulo: la visita de Saúl a la mujer de Endor.

Había arrojado.

El relato no da ninguna indicación para señalar en qué período de su reinado Saúl erradicó la nigromancia en el país. Algunos piensan que tal vez fue en los comienzos, pero otros sugieren que esta medida fue tomada cuando Saúl se encontró poseído por un mal espíritu, y que así esperaba liberarse de la causa de todas sus dificultades. El espiritismo era común entre las naciones circunvecinas, pero a Israel se le había prohibido practicarlo (Deut. 18: 9-14). Ver PP 732, 733.

4. Sunem.

Ahora Sôlem , a unos 5 km al noreste de Jezreel, en la base meridional del collado de More, al otro lado del valle que está frente al monte de Gilboa. Este valle, llamado Jezreel o Esdraelón, era una planicie fértil y bien regada a la que fácilmente se llegaba desde la llanura costera por el paso de Meguido. El valle corre hacia el sudeste, corta las montañas centrales y desciende hacia el este al valle del Jordán, en Bet-seán. El collado de More y el monte Gilboa se levantan en el extremo oriental de la amplia llanura de Esdraelón, y forman una cuenca para esa parte de Palestina. Toda el agua que queda al este se vierte en el Jordán; toda la del oeste fluye al río Cisón, y de allí al mar Mediterráneo. El gran valle que está entre estas dos montañas y que forma algo así como una extensión inferior de Esdraelón, es el valle de Jezreel, que vierte sus aguas en el río Jalud, el cual sigue su curso y pasa por Bet-seán en su camino al Jordán.

Aunque no se lo dice explícitamente, el hecho de que los filisteos pudieran pasar, por el valle, a Sunem indica que mientras Saúl había estado tan preocupado buscando a David, había sido muy remiso en proteger sus fronteras, y los filisteos se habían aprovechado de ese descuido. El anhelo vehemente de Saúl por exterminar a David, involuntariamente había abierto todo el país a las invasiones de los filisteos. Tal vez los invasores hicieron correrías por buena parte del territorio de Isacar, Zabulón y Aser. Desde la cumbre del monte Gilboa, Saúl dominaba el panorama del valle de Jezreel y del ejército adversario ubicado en la base de More, a unos 6 u 8 km de distancia. Quizá los exploradores israelitas habían intensificado la desesperación de Saúl al advertirle la presencia de David con las huestes filisteas, y temió que éste ahora se vengara (ver PP 731).

6. Consultó Saúl a Jehová.

No hay discrepancia entre esta declaración y la de 1 Crón. 10: 14, donde se afirma que Saúl no consultó a Jehová. Con frecuencia las palabras hebreas son más abarcantes que las nuestras en su significado. La palabra "consultar" puede incluir -como en 1 Crón. 10: 14- todo el proceso de (1) pedir información, (2) recibir una respuesta, (3) actuar de acuerdo con la respuesta. En el versículo que ahora consideramos, Saúl no efectuó esta clase de consulta. La palabra "consultó" se usa en un sentido más restringido. Saúl trató de conseguir información de Dios, pero el Señor no le contestó.

No le respondió.

El Señor nunca rechaza a ninguna alma que viene a él con sinceridad y humildad. La respuesta quizá no venga en la forma o en el momento esperados, pero Dios toma nota de la petición y hace lo que más conviene dentro de las circunstancias. Las súplicas frenéticas de Saúl llegaron al oído divino, pero en vista de la situación Dios decidió no dar la información que pedía el rey. Deliberadamente Saúl había rehusado esperar el consejo de Dios en Gilgal (cap. 13: 8-14) o aceptar cualquier mensaje contrario a sus ideas como monarca. Había tenido acceso al tabernáculo en Nob, pero había asesinado a los sacerdotes. Puesto que Saúl voluntariamente había elegido hacer lo que le placía, Dios permitió que cosechara los frutos de esa siembra. Si se hubiese arrepentido y hubiera sido sumiso, Dios podría haber convertido sus faltas en peldaños para el éxito. La experiencia de Saúl ilustra la verdad: " "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" " (Gál. 6: 7; cf. 5T 119).

El texto parece indicar que en su desesperación Saúl apresuradamente trató de consultar por medio de sueños, los Urim y los profetas, pero la respuesta de los tres fue el silencio. Puesto que el efod estaba en poder de Abiatar, algunos piensan que Saúl mandó que se hiciera otro.

7. Buscadme una mujer.

En su insensato apresuramiento Saúl recurrió a la fuente de información que él mismo había condenado (vers. 3). El hombre que una vez estuvo lleno de celo espiritual, ahora se entregó a la superstición pagana de invocar los supuestos espíritus de los difuntos en procura de ayuda.

Que tenga espíritu de adivinación.

Heb. ba'alath-'ob. Ba'alath significa "señora". 'Ob corresponde con "nigromante" " (BJ), o "médium" en lenguaje moderno (ver com. Lev. 19: 31). La palabra también significa "nigromancia", como en el vers. 8, donde Saúl dice literalmente: "Consulta por mí, te ruego, por medio de la nigromancia" ( "adivíname por un muerto" , BJ). Nuestra palabra castellana "nigromancia" (o "necromancia") proviene de dos palabras griegas: nekrós , muerto, y manteía , adivinación, y describe el arte de indagar el futuro mediante una supuesta comunicación con los espíritus de los muertos.

Endor.

Un pueblo ubicado en la ladera septentrional del collado de More, frente al campamento de los filisteos, a 11,2 km de donde estaba Saúl con sus fuerzas en el monte de Gilboa. Todavía tiene el mismo nombre, Endôr.

9. Adivinos.

Literalmente, "los que saben". Los adivinos pretendían tener un conocimiento especial del mundo invisible. Están clasificados con los nigromantes y, al igual que ellos, son aborrecidos por Dios (ver Lev. 19: 31; 20: 6, 27; Deut. 18: 11; 2 Rey. 21: 6; 23: 24; 2 Crón. 33: 6; Isa. 8: 19; 19: 3).

Para hacerme morir.

El edicto nacional de Saúl no consiguió la cooperación plena de todos sus súbditos. Con frecuencia los decretos imperiales no reciben el apoyo total. Las persecuciones romanas contra los cristianos no impidieron que sobreviviera el cristianismo y que floreciera en muchos casos.

Indudablemente los espíritus informaron a la mujer en cuanto a la identidad de Saúl (ver com. vers. 12). Por eso vio su vida en peligro (ver com. vers. 25). A pesar de comprender plenamente que sus artes ocultas estaban bajo el anatema real, las había practicado en secreto. No se daba cuenta de que desde hacía mucho Saúl mismo había estado turbado por malos espíritus (cap. 16: 14-16), y que ahora estaba completamente a merced de ellos.

10. Ningún mal.

Saúl creía que, por ser el rey, estaba por encima de las leyes y que podía prometer una franquicia a cualquiera que lo ayudara a salir de su dificultad.

11. Hazme venir a Samuel.

¿Por qué debía pedir Saúl que viniera Samuel y no otros? El profeta había sido guía y mentor del rey, y le había dado varias predicciones en el tiempo del ungimiento de Saúl que le provocaron gozo y paz cuando las vio cumplirse. Pero tan pronto como comenzó a manifestarse su temperamento despótico, disminuyó su respeto por el consejo divino. A su vez, este proceder se convirtió en indiferencia y llegó a ser odio, hasta que el rey descuidó todas sus responsabilidades administrativas en su intento de exterminar a su rival. El recuerdo de la bondad de David expresada en dos ocasiones diferentes todavía causaba encono en la mente enferma de Saúl, y éste comenzó a darse cuenta de que había fracasado ante la vista de muchos de sus súbditos a quienes veía desertar para unirse con David. Irritadísimo por el silencio del cielo, buscó algún otro método para lograr a la fuerza una respuesta.

13. Tú eres Saúl.

La información era de origen sobrenatural; pero no procedía de Dios. El había mostrado su aborrecimiento por la práctica de la nigromancia al condenar a muerte a cuantos la practicaban (Lev. 20: 27). Aun los que consultaran a médiums espiritistas debían ser raídos (Lev. 20: 6). De modo que la comunicación debe haber procedido de otra fuente. Hay quienes sostienen que los espíritus de los muertos vuelven para comunicarse con los vivos. Para ellos, el espíritu de Samuel respondió a la invocación de la médium. Pero una comunicación de Samuel, hablando como profeta, indirectamente habría sido una comunicación de Dios, y se declara expresamente que el Señor rehusaba comunicarse con Saúl (1 Sam. 28: 6). Saúl fue muerto " "porque consultó a una adivina, y no consultó a Jehová" " (1 Crón. 10: 13, 14).

La enseñanza de que los espíritus de los muertos vuelven para comunicarse con los vivos se basa en la creencia de que el espíritu del hombre existe en estado consciente después de la muerte y que, en realidad, ese espíritu es el hombre mismo. La Biblia enseña claramente que, al morir, el espíritu vuelve a Dios que lo dio (Ecl 12: 7), pero el AT enfáticamente niega que ese espíritu sea una entidad consciente (Job 14: 21; Sal. 146: 4; Ecl. 9: 5, 6). El NT enseña la misma doctrina. Jesús indicó que será en su segunda venida, y no en el momento de la muerte, cuando el creyente se reunirá con su Señor (Juan 14: 1-3). De lo contrario, Jesús podría haber consolado a sus discípulos afligidos con el pensamiento de que pronto les sobrevendría la muerte y que así inmediatamente irían a las mansiones celestiales para estar con él. Para confortar a los que habían llevado a sus amados al descanso, Pablo declaró expresamente que los que vivieran no iban a preceder a los muertos, sino que todos se reunirían con el Señor en el mismo momento (1 Tes. 4: 16, 17).

Es pues evidente que el espíritu de Samuel no se comunicó en este momento con Saúl. Queda otra fuente para esa comunicación. Las Escrituras revelan que Satanás y sus ángeles pueden impartir informaciones, y también cambiar su forma (ver Mat. 4: 1-11; 2 Cor. 11: 13, 14). La aparición que se presentó ante la mujer de Endor era una personificación satánica de Samuel, y el mensaje impartido tuvo su origen en el príncipe de las tinieblas.

Aunque muchos de los fenómenos de las sesiones espiritistas son fraudes y actos de prestidigitación, no todos los fenómenos se pueden explicar así. Muchos que han investigado esas sesiones admiten la presencia de un poder que no se puede explicar mediante fraudes ni con leyes científicas conocidas.

Las Escrituras predicen un aumento de las manifestaciones sobrenaturales en los últimos días (Mat. 7: 22, 23; 2 Tes. 2: 9; Apoc. 13: 13, 14; 16: 14). La única salvaguardia contra estos artificios engañosos es estar tan bien afianzado en las verdades bíblicas, como para que el tentador sea reconocido a pesar de su disfraz. Una fe firme en la verdad del estado inconsciente de los muertos desbaratará cualquier intento del enemigo para infiltrar su propaganda por médiums espiritistas y supuestas comunicaciones con los muertos (ver CS cap. 35).

Parece que el espíritu que informaba a la mujer se deleitó desenmascarando el disfraz de Saúl y se mofó del extraño proceder del rey al pedir ayuda al mismo poder que antes había procurado silenciar. En presencia del poder satánico sobrenatural, las bravatas del rey, su justificación propia y sus variadas excusas se disiparon como tamo frente al viento.

Dioses.

Heb. 'elohim , título usado más de 2.500 veces para el verdadero Dios (ver t. I, págs. 179, 180), y frecuentemente para los dioses falsos (Gén. 35: 2; Exo. 12: 12; 20: 3; etc.). La RVR tres veces traduce la palabra como " "jueces" (Exo. 21: 6; 22: 8, 9). Es posible que el vocablo debiera traducirse así aquí, de modo que la mujer dijera: "Veo jueces que suben de la tierra". Esto estaría en armonía con la identificación de Samuel como juez. Aunque la mujer usó la forma plural, Saúl parece haber entendido esto en número singular, pues preguntó: "¿Qué aspecto tiene?" (BJ). Por otro lado, puede haber entendido la palabra 'elohim en su significado más común: "dioses".

14. ¿Cuál es su forma?

Las preguntas de Saúl, junto con las respuestas de la mujer, en sí mismas constituyen una evidencia de que él mismo no vio la aparición. Quizá estaba separado de la médium por una cortina, o se hallaba directamente frente a ella en la densa oscuridad de la caverna. Cuando ella describió la aparición, Saúl "entendió que era Samuel".

Sería contrario a todo principio de rectitud imaginar que una nigromante recibió autoridad divina para llamar a Samuel de su lugar de descanso. Sería completamente inconcebible suponer que Dios, que había anatematizado la nigromancia (Deut. 18: 10-12), hubiera accedido al pedido de una médium para perturbar a Samuel, su santo que dormía. Pero así como Satanás tuvo poder para presentarse delante de Jesús en el desierto como un ángel de luz, también él o sus instrumentos, si se les permitía, podían imitar a Samuel, tanto en la forma como en la voz. El diablo aprovechó esta oportunidad para mofarse de Saúl con la ironía de su suerte. El mismo hombre que una vez había perseguido a los que practicaban la magia negra, ahora de rodillas imploraba ayuda a ese poder.

15. Samuel dijo.

Esta cláusula no debe ser interpretada como que significara que realmente habló Samuel. El escritor tan sólo describe los sucesos tal como parecían, que es lo normal en un relato. También la Biblia habla del sol que sale y que se pone, y así también lo hacemos nosotros, y nadie se engaña o se confunde porque tan sólo estamos hablando de apariencias. En realidad, el sol no se levanta ni se pone, sino la tierra es la que gira. En el versículo que consideramos, el contexto y una comparación con otros pasajes hacen ver que las palabras aquí atribuidas al profeta fallecido provenían de una personificación de Samuel (ver com. vers. 12).

Haciéndome venir.

Véase el vers. 11, donde aparecen las expresiones "Te haré venir" y "Hazme venir". Es evidente que los antiguos, en general, tenían el concepto de una región subterránea donde moraban los muertos. Si la doctrina sostenida por la mayoría de los cristianos -de que los justos ascienden al cielo cuando mueren- hubiese sido aceptada en este antiguo período, la mujer nunca habría dicho que veía a Samuel que subía "de la tierra" (vers. 13); más bien habría dicho que descendía del cielo. Este hecho es suficiente para eliminar este relato como una prueba a favor de la doctrina del estado consciente de los justos que han muerto.

16. Tu enemigo.

Estas palabras identifican a su autor. La declaración hecha aquí y en los versículos siguientes ilustran un engaño característico del diablo. A partir de su caída, Satanás se ha esforzado para pintar el carácter de Dios con falsos colores. Representa a Dios como un tirano vengativo que arroja en el infierno a todos los que no le temen (ver CS 589). Seduce a los hombres para que pequen y luego presenta su caso como completamente sin esperanza. Representa a Dios como reacio a perdonar al pecador mientras exista la más pequeña excusa para no recibirlo. Así presenta a Dios ante los hombres como su enemigo. Este concepto está en la raíz de las religiones paganas que enseñan la necesidad de los sacrificios para apaciguar a un Dios enojado. Es muy opuesta esta doctrina a las enseñanzas de las Escrituras, donde se representa a un Dios que ama a todos y estuvo dispuesto a hacer un sacrificio supremo para salvar a los culpables (Juan 3: 16; 2 Ped. 3: 9).

17. Ha quitado el reino.

El espíritu, haciéndose pasar por una voz que procedía del cielo, se mofó de Saúl diciéndole que su corona iría a su rival. Satanás inspiró a los que acompañaban a Saúl para que estimularan la animosidad del rey contra David, y después lo amargó en sumo grado anunciándole -como que ya se hubiera realizado- precisamente lo que tanto había luchado Saúl por evitar. Había oído que David estaba con los filisteos (PP 731), y tal vez ahora se imaginaba que los enemigos del Señor lo vencerían y darían el reino a David.

18. Jehová te ha hecho esto.

Aunque Satanás inspiró los pensamientos que provocaron la desobediencia de Saúl en su proceder con Amalec, ahora condenó al rey en nombre del Señor. Así se presento a Dios como si hubiera empleado las mismas tácticas de Satanás. En realidad, Dios no se había vuelto enemigo de Saúl. Tan sólo permitía que éste cosechara lo que había sembrado. El aprieto en que se encontraba Saúl era el resultado de su propia elección. Dios se había esforzado para salvarlo del desastre enviándole amonestaciones y consejos repetidos, pero Saúl persistió en oponerse a la instrucción divina.

19. De los filisteos.

Debido a que Saúl se rebajó voluntariamente ayudando al adversario, Satanás usó esta oportunidad para burlarse de él y desanimarlo. Ante la batalla inminente, Satanás hizo que Saúl creyera que estaba irremediablemente perdido. En realidad, el Señor podría haber salvado entonces a Israel tan fácilmente como lo había hecho en Mizpa (cap. 7: 10). Pero en aquella ocasión los israelitas habían confesado sus pecados y clamado "a Jehová". Si Saúl hubiese confesado su pecado, hubiese convocado a los israelitas, les hubiese hablado de su debilidad y los hubiese inducido a renovar su consagración al Señor, el resultado de la batalla podría haber sido muy diferente. Al presentar delante del rey la aparente imposibilidad de recibir perdón, Satanás tuvo éxito en desanimar del todo a Saúl e inducirlo a su ruina.

20. Cuan grande era.

La tensión física más la preocupación mental, y finalmente la terrible noticia de su derrota y muerte inminentes, de tal manera lo desalentaron, que se desplomó.

25. Se levantaron.

Al igual que Judas, Saúl salió de noche. Al quedar sola, la médium quizá estaba tan perturbada como el rey. Saúl había sido culpable de duplicidad y traición en su trato con David. ¿Cómo podía saber ella si su vida no iba a ser el precio por los sucesos de aquella noche? Saúl había estado demasiado enfermo como para pronunciar una palabra de aprecio por sus servicios. Ella no tenía los consuelos de la oración ni de la fe. Era esclava de un poder tan capaz de mofarse de ella como se había burlado del rey. 
 
CBA T2


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