1. Los de Israel huyeron.
Pareciera que los ejércitos de Israel hubieran tenido la ventaja táctica de estar en el monte de Gilboa. Desde el punto de vista militar, era difícil que los filisteos cruzaran el río Jalud y ascendieran luchando el monte de Gilboa. Sin embargo, cayó Israel. La apostasía de Saúl, que buscó la ayuda de una adivina, había precipitado el desastre. Se había prevenido a los israelitas que cuando rehusaran los estatutos y el pacto de Jehová, huirian sin que hubiera quien los persiguiese (Lev. 26: 17).
Cayeron muertos.
O "cayeron heridos". El significado básico del verbo hebreo jalal, del cual se deriva el participio aquí traducido "muertos", es "atravesar". Puede significar herir mortalmente o tan sólo herir sin provocar la muerte inmediata, como es su significado en el vers. 3.
2. Siguiendo.
"Apretaron de cerca" (BJ). La desastrosa derrota enseñó a los israelitas que era una necedad amoldarse a las costumbres del mundo para pedir un rey. Cuando ese rey se volvió un tirano, toda la nación participó de sus errores y compartió con él la responsabilidad de su pecado.
Mataron a Jonatán.
Espontáneamente surge la pregunta: ¿Porqué permitió el Señor que Jonatán muriera con su padre cuando su proceder era totalmente opuesto al de él?
Siendo él piadoso, habiendo repudiado la conducta de su padre y estando en armonía con David para obedecer las indicaciones providenciales del Señor, ¿no podía habérsele prolongado la vida? ¿No podía haber muerto Is-boset en su lugar, en vez de sobrevivir para seguir en las pisadas de su padre Saúl? Esta es una pregunta que la capacidad humana no puede responder (ver CS 51). Los registros de la historia sagrada revelan que la persecución y la muerte han sido la suerte de los justos en todos los siglos. Debido a las complicaciones del gran conflicto entre el bien y el mal, a Satanás debe dársele una oportunidad de afligir a los justos. Pero el consuelo del cristiano es que aunque el adversario puede destruir el cuerpo, no puede destruir el alma (Mat. 10: 28). Una vez que se ha decidido definitivamente la relación del alma con Dios, la continuación o terminación de la vida actual no es de importancia capital. Poemos "magnificar" a Cristo "por vida o por muerte" (Fil. 1: 20- 23).
3. Le alcanzaron.
Literalmente, "le hallaron". "Fue herido" (BJ). Los filisteos comprendieron la ventaja de matar al rey de Israel. Quizá un destacamento especializado recibió la orden de perseguir a Saúl. Así también procedieron los sirios en su batalla contra Acab y Josafat (2 Crón. 18: 28- 34).
4. Me escarnezcan.
Saúl temía que los filisteos lo trataran en la misma forma en que habían tratado a Sansón. Saúl no había demostrado esa preocupación por David, sino que una vez hizo toda una maquinación para que cayera en manos de los filisteos incircuncisos (cap. 18: 21- 25).
Se echó sobre ella.
Al igual que Judas, se quitó la vida. Quizá influido por los augurios del espíritu malo de que iba a morir, perdió el juicio y procuró suicidarse a fin de escapar a los escarnios del enemigo.
Las opiniones varían en cuanto a la forma exacta de su muerte. Quizá basándose en lo que dijo el amalecita (2 Sam. 1: 1- 10), Josefo dice que en realidad lo mató aquél cuando lo encontró todavía vivo después de haberse echado sobre su espada ( Antigüedades vi. 14. 7). Sin embargo, es evidente que el joven inventó su relato con el propósito de ganar la aprobación de David (ver PP 736, 752).
6. Murió Saúl.
Ver 1 Crón. 10: 13, 14. Así terminó una vida que una vez fue tan promisoria. La ruina del porvenir de Saúl y la pérdida de su alma resultaron de su propia y fatal elección. Los seres humanos no son objetos de arcilla inanimada en las manos de un alfarero arbitrario, sino seres conscientes que, por su propia elección, se entregan a la dirección de uno u otro de dos poderes diametralmente opuestos. Por su propia elección, Saúl había invitado al príncipe de las tinieblas para que lo dominara. Su amo le había pagado su salario.
7. Del otro lado.
Al lado norte del valle de Jezreel estaban las tribus de Neftalí y Zabulón, así como parte de la tribu de Isacar. Al este del Jordán estaba la media tribu de Manasés y la tribu de Gad. Al ocupar los valles de Esdraelón, Jezreel y del Jordán, los filisteos habían perforado completamente el centro del dominio de Israel. El pueblo que tan a voz en cuello había pedido un rey, ahora tuvo la oportunidad de ver los resultados de su decisión. Ante una derrota tan ignominiosa, pudo darse cuenta de cuánto mejor habría sido esperar una indicación del Señor y no adelantársele. La realeza y el común del pueblo por igual eran copartícipes de las desgracias que habían sobrevenido.
Un estudio del ignominioso reinado de Saúl muestra que así como había sido útil el gobierno de Samuel, el de Saúl fue todo lo contrario. Ni la vida ni la propiedad estuvieron seguras durante su reinado. Hubo agresiones provenientes del extranjero, y no se fortalecieron las relaciones internacionales. Mediante la dura lección de la experiencia, Israel tuvo que aprender que era ineficaz colocar en el poder a un rey que se preocupaba principalmente por el enriquecimiento de su casa y por la imposición de sus deseos arbitrarios. El pueblo no había tenido buen juicio y a Saúl le había faltado sabiduría ejecutiva.
9. Le cortaron la cabeza.
Esto muestra el desdén que los filisteos tenían por Israel, y refleja el grado hasta el cual había tenido éxito Saúl en sacudir el yugo filisteo. La decapitación concordaba con las costumbres de la época, y quizá también fue una venganza por la forma en que Israel había tratado a Goliat (cap. 17: 51- 54). La cabeza de Saúl fue colocada en el templo de Dagón (1 Crón. 10: 10), santuario que tal vez estaba en Asdod (1 Sam. 5: 2- 7). Esto indicaría que los filisteos atribuyeron a Dagón la gran victoria del monte de Gilboa. No se daban cuenta de que no habrían tenido ningún poder si no les hubiese sido dado de lo alto (Juan 19: 11). Los filisteos habían tenido muchas pruebas de la superioridad de Jehová sobre Dagón (ver 1 Sam. 5), pero prefirieron depender de su propia capacidad y rechazaron a Dios.
10. Astarot.
Forma plural de Astoret, diosa también conocida como Astarté, Asera y Anat. Cada nombre depende del tiempo y del lugar. La diosa era consorte de Dagón, Hadad o Baal. Llevaron la armadura de Saúl a Filistea, al templo de Astarot (ver PP 737).
Bet-sán.
En el extremo oriental del valle de Jezreel. Jezreel, ahora Tell el-Jutsn, cerca de la moderna Beisán, estaba a una distancia de 13 a 16 km del campo de batalla. Puesto que empalaron los cuerpos en la muralla de la ciudad, es muy posible que allí también colocaran la armadura. No es seguro si los filisteos habían ocupado previamente la ciudad o si la tomaron después de la batalla.
11. Jabes de Galaad.
Ver com. cap. 11: 1- 11. Recordando que Saúl había tenido tanto éxito en la liberación de esta ciudad, los ancianos estimaron que era un privilegio honrar el cuerpo de su libertador. La desgracia, la muerte y la derrota hacen surgir las simpatías ocultas y revelan los sentimientos más nobles.
13. Ayunaron siete días.
Los habitantes de Jabes de Galaad demostraron una fidelidad cabal a su caudillo caído. Después de dar sepultura honrosa a su cuerpo y a los cuerpos de sus hijos, observaron un breve período de luto.
CBA T2
Pareciera que los ejércitos de Israel hubieran tenido la ventaja táctica de estar en el monte de Gilboa. Desde el punto de vista militar, era difícil que los filisteos cruzaran el río Jalud y ascendieran luchando el monte de Gilboa. Sin embargo, cayó Israel. La apostasía de Saúl, que buscó la ayuda de una adivina, había precipitado el desastre. Se había prevenido a los israelitas que cuando rehusaran los estatutos y el pacto de Jehová, huirian sin que hubiera quien los persiguiese (Lev. 26: 17).
Cayeron muertos.
O "cayeron heridos". El significado básico del verbo hebreo jalal, del cual se deriva el participio aquí traducido "muertos", es "atravesar". Puede significar herir mortalmente o tan sólo herir sin provocar la muerte inmediata, como es su significado en el vers. 3.
2. Siguiendo.
"Apretaron de cerca" (BJ). La desastrosa derrota enseñó a los israelitas que era una necedad amoldarse a las costumbres del mundo para pedir un rey. Cuando ese rey se volvió un tirano, toda la nación participó de sus errores y compartió con él la responsabilidad de su pecado.
Mataron a Jonatán.
Espontáneamente surge la pregunta: ¿Porqué permitió el Señor que Jonatán muriera con su padre cuando su proceder era totalmente opuesto al de él?
Siendo él piadoso, habiendo repudiado la conducta de su padre y estando en armonía con David para obedecer las indicaciones providenciales del Señor, ¿no podía habérsele prolongado la vida? ¿No podía haber muerto Is-boset en su lugar, en vez de sobrevivir para seguir en las pisadas de su padre Saúl? Esta es una pregunta que la capacidad humana no puede responder (ver CS 51). Los registros de la historia sagrada revelan que la persecución y la muerte han sido la suerte de los justos en todos los siglos. Debido a las complicaciones del gran conflicto entre el bien y el mal, a Satanás debe dársele una oportunidad de afligir a los justos. Pero el consuelo del cristiano es que aunque el adversario puede destruir el cuerpo, no puede destruir el alma (Mat. 10: 28). Una vez que se ha decidido definitivamente la relación del alma con Dios, la continuación o terminación de la vida actual no es de importancia capital. Poemos "magnificar" a Cristo "por vida o por muerte" (Fil. 1: 20- 23).
3. Le alcanzaron.
Literalmente, "le hallaron". "Fue herido" (BJ). Los filisteos comprendieron la ventaja de matar al rey de Israel. Quizá un destacamento especializado recibió la orden de perseguir a Saúl. Así también procedieron los sirios en su batalla contra Acab y Josafat (2 Crón. 18: 28- 34).
4. Me escarnezcan.
Saúl temía que los filisteos lo trataran en la misma forma en que habían tratado a Sansón. Saúl no había demostrado esa preocupación por David, sino que una vez hizo toda una maquinación para que cayera en manos de los filisteos incircuncisos (cap. 18: 21- 25).
Se echó sobre ella.
Al igual que Judas, se quitó la vida. Quizá influido por los augurios del espíritu malo de que iba a morir, perdió el juicio y procuró suicidarse a fin de escapar a los escarnios del enemigo.
Las opiniones varían en cuanto a la forma exacta de su muerte. Quizá basándose en lo que dijo el amalecita (2 Sam. 1: 1- 10), Josefo dice que en realidad lo mató aquél cuando lo encontró todavía vivo después de haberse echado sobre su espada ( Antigüedades vi. 14. 7). Sin embargo, es evidente que el joven inventó su relato con el propósito de ganar la aprobación de David (ver PP 736, 752).
6. Murió Saúl.
Ver 1 Crón. 10: 13, 14. Así terminó una vida que una vez fue tan promisoria. La ruina del porvenir de Saúl y la pérdida de su alma resultaron de su propia y fatal elección. Los seres humanos no son objetos de arcilla inanimada en las manos de un alfarero arbitrario, sino seres conscientes que, por su propia elección, se entregan a la dirección de uno u otro de dos poderes diametralmente opuestos. Por su propia elección, Saúl había invitado al príncipe de las tinieblas para que lo dominara. Su amo le había pagado su salario.
7. Del otro lado.
Al lado norte del valle de Jezreel estaban las tribus de Neftalí y Zabulón, así como parte de la tribu de Isacar. Al este del Jordán estaba la media tribu de Manasés y la tribu de Gad. Al ocupar los valles de Esdraelón, Jezreel y del Jordán, los filisteos habían perforado completamente el centro del dominio de Israel. El pueblo que tan a voz en cuello había pedido un rey, ahora tuvo la oportunidad de ver los resultados de su decisión. Ante una derrota tan ignominiosa, pudo darse cuenta de cuánto mejor habría sido esperar una indicación del Señor y no adelantársele. La realeza y el común del pueblo por igual eran copartícipes de las desgracias que habían sobrevenido.
Un estudio del ignominioso reinado de Saúl muestra que así como había sido útil el gobierno de Samuel, el de Saúl fue todo lo contrario. Ni la vida ni la propiedad estuvieron seguras durante su reinado. Hubo agresiones provenientes del extranjero, y no se fortalecieron las relaciones internacionales. Mediante la dura lección de la experiencia, Israel tuvo que aprender que era ineficaz colocar en el poder a un rey que se preocupaba principalmente por el enriquecimiento de su casa y por la imposición de sus deseos arbitrarios. El pueblo no había tenido buen juicio y a Saúl le había faltado sabiduría ejecutiva.
9. Le cortaron la cabeza.
Esto muestra el desdén que los filisteos tenían por Israel, y refleja el grado hasta el cual había tenido éxito Saúl en sacudir el yugo filisteo. La decapitación concordaba con las costumbres de la época, y quizá también fue una venganza por la forma en que Israel había tratado a Goliat (cap. 17: 51- 54). La cabeza de Saúl fue colocada en el templo de Dagón (1 Crón. 10: 10), santuario que tal vez estaba en Asdod (1 Sam. 5: 2- 7). Esto indicaría que los filisteos atribuyeron a Dagón la gran victoria del monte de Gilboa. No se daban cuenta de que no habrían tenido ningún poder si no les hubiese sido dado de lo alto (Juan 19: 11). Los filisteos habían tenido muchas pruebas de la superioridad de Jehová sobre Dagón (ver 1 Sam. 5), pero prefirieron depender de su propia capacidad y rechazaron a Dios.
10. Astarot.
Forma plural de Astoret, diosa también conocida como Astarté, Asera y Anat. Cada nombre depende del tiempo y del lugar. La diosa era consorte de Dagón, Hadad o Baal. Llevaron la armadura de Saúl a Filistea, al templo de Astarot (ver PP 737).
Bet-sán.
En el extremo oriental del valle de Jezreel. Jezreel, ahora Tell el-Jutsn, cerca de la moderna Beisán, estaba a una distancia de 13 a 16 km del campo de batalla. Puesto que empalaron los cuerpos en la muralla de la ciudad, es muy posible que allí también colocaran la armadura. No es seguro si los filisteos habían ocupado previamente la ciudad o si la tomaron después de la batalla.
11. Jabes de Galaad.
Ver com. cap. 11: 1- 11. Recordando que Saúl había tenido tanto éxito en la liberación de esta ciudad, los ancianos estimaron que era un privilegio honrar el cuerpo de su libertador. La desgracia, la muerte y la derrota hacen surgir las simpatías ocultas y revelan los sentimientos más nobles.
13. Ayunaron siete días.
Los habitantes de Jabes de Galaad demostraron una fidelidad cabal a su caudillo caído. Después de dar sepultura honrosa a su cuerpo y a los cuerpos de sus hijos, observaron un breve período de luto.
CBA T2
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