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CBA - Primer Libro de Los Reyes Capítulo 20


CBA Primer Libro de Los Reyes Capítulo 20
1. Ben-adad.

Este capítulo es muy diferente en contenido y espíritu de la mayor parte del material de Reyes. Presenta un cuadro interesante y valioso de la vida política de ese tiempo. Ben-adad había progresado hasta ser un rey poderoso y era el principal entre los gobernantes del Asia occidental, lo que se ve porque los registros asirios lo ponen en primer lugar entre los aliados occidentales que combatieron contra Salmanasar III en Qarqar (ver com. vers. 34).

Treinta y dos reyes.

Eran los caudillos de pequeñas ciudades-estados sirias que reconocían la soberanía de Damasco.

Caballos y carros.

No se da el número, pero se nos informa que en la batalla de Qarqar, Ben-adad tuvo 1.200 carros, 1.200 jinetes y 20.000 infantes, en comparación con los 2.000 carros y 10.000 infantes de Acab.

3. Tu plata y tu oro son míos.

Los hechos históricos consignados en la Biblia con frecuencia se presentan muy sucintamente. Por eso no sabemos qué influyó para que Ben-adad hiciera esa demanda. Podría haber sido la consecuencia de alguna ventaja militar ganada por el rey sirio sobre Acab, o, lo que es más probable, sencillamente pudo haber sido una demanda de Ben-adad para que Acab lo reconociera como su amo, con lo cual Israel sería en adelante un Estado vasallo de Siria.

4. Yo soy tuyo.

Acab respondió en términos conciliatorios y humildes. Estaba temeroso. 0 había sido superado por Ben-adad en alguna confrontación previa, o no tenía valor para arriesgarse a una guerra.

6. Registrarán tu casa.

Una imposición tal sólo añadía un insulto a una injuria. Acab ya había sido humillado al reconocer que su plata y su oro, y aun su familia, pertenecían al rey sirio, pero este nuevo pedido demandaba una inmediata búsqueda en el palacio y en los hogares de Samaria para que se entregara, conforme a la voluntad de los saqueadores, cualquier pertenencia de cualquier persona. Eso significaba una rendición incondicional y abyecta.

7. No busca sino mal.

Es evidente que Ben-adad buscaba un pretexto para saquear la ciudad.

9. Decid al rey mi señor.

La negativa de Acab está expresada en los términos de la mayor amabilidad posible. Continuó reconociendo la soberanía de Ben-adad que había aceptado cuando se sometió la primera vez, y estaba dispuesto a reconocerse como "siervo" o esclavo del rey sirio. Expresó su disposición para cumplir con las imposiciones ya aceptadas, pero la última no podía "hacer". Mediante una respuesta tan conciliatoria, Acab esperaba que Ben-adad asumiera un proceder más mesurado.

10. El polvo de Samaria.

Las palabras de Ben-adad implicaban una amenaza de destrucción completa y se jactaba de un poder irresistible. La expresión parece indicar que eran tan numerosos los seguidores del rey sirio, que el polvo de Samaria sería insuficiente para llenar las manos de los soldados.

11. No se alabe.

La valiente respuesta de Acab, expresada con cuatro palabras hebreas, tiene el sabor de un proverbio.

12. Estando bebiendo.

Ben-adad recibió el mensaje mientras estaba bebiendo en un 828 banquete. Se dieron órdenes a sus subordinados con una sola palabra, Ñ imu , que significa "disponeos" , o "tomad posiciones" (BJ). Quizá el rey sirio estaba demasiado indignado y atónito para usar más palabras. Procedía movido por su completo desprecio a ese insignificante rey hebreo, y bajo la influencia de la bebida se había vuelto neciamente temerario. Se cumplía el proverbio: "A juicio perdido, valor aumentado".

13. Un profeta.

Probablemente la situación en Israel había cambiado mucho desde el gran día del Carmelo. Tal vez se permitía que otra vez los profetas recorrieran el país.

Yo te la entregaré.

Sin las instrucciones del profeta, Acab podría no haber tenido valor para atacar. Habría sido inconcebible para Acab, para los ancianos y la nación que la vergonzosa humillación se convirtiera en una victoria gloriosa.

14. ¿Quién comenzará?

Acab debe haber tenido mucha confianza en Dios y en sus profetas para hacer las preguntas que hizo. Estaba en juego la suerte de la nación, y un profeta que procedía como portavoz de Dios fue aceptado por el rey como el virtual comandante en este.

15. Los siervos.

"Los jóvenes" " (BJ). El profeta había dado instrucciones, y el rey obedecía. "Siervos" ("jóvenes") probablemente se emplea como un término militar específico. Pueden haber sido un cuerpo selecto de tropas de choque, bien adiestradas y bien armadas, bajo el mando de los príncipes de las provincias.

Siete mil.

Quizá era el ejército permanente de Israel. Se nos informa que Acab, en Qarqar, dispuso de 10.000 infantes.

16. A mediodía.

La incursión se hizo al mediodía, cuando, en pleno calor, tal vez los atacantes descansaban sin armas y sin esperar que se los atacara.

Bebiendo y embriagándose.

Quizá en ese momento Ben-adad estaba completamente sumido bajo el sopor de la bebida, incapaz de comprender la situación o de tomar medidas adecuadas.

17. Han salido hombres.

Puesto que el ataque se hizo al mediodía, fue advertido y no se trató de una sorpresa completa. Se avisó al rey que se había visto un grupo de hebreos que se aproximaban.

18. Tomadlos vivos.

Movido por su altivez, Ben-adad ordenó que se capturara a todos los hebreos, sin importar por qué hubieran salido: negociar condiciones de paz, rendirse, pelear o cualquier otro propósito.

20. Mató.

Fue una lucha cuerpo a cuerpo. Un pelotón de arqueros o lanceros podrían haber mantenido a raya a los pocos hebreos, pero los sirios no comprendieron la situación hasta que fue demasiado tarde. El pánico se apoderó del ejército, y éste huyó.

2l. Hirió la gente de a caballo.

Acab estaba muy bien equipado con carros. Atacó a los jinetes y los carros que quizá no estaban preparados para el ataque hebreo. El resultado fue una completa derrota del ejército sirio.

22. Pasado un año.

"El año que viene" (BJ). El año de los reinados de Israel parece haber comenzado en el segundo trimestre con el mes de Nisán (ver pág. 141). En esta estación [la primavera del hemisferio norte] era cuando comenzaban las campañas militares en Mesopotamia y Palestina, y recibe el nombre de "el tiempo que salen los hombres a la guerra" " (2 Sam. 11: 1). El Señor advirtió a Acab que esperara otro ataque de Siria al año siguiente, después de que terminara la estación lluviosa del invierno.

23. De los montes.

Aun los sirios atribuyeron la victoria hebrea a la ayuda divina; pero no comprendían bien la omnipotencia de Jehová. El antiguo politeísmo se basaba en la idea de poderes locales e influencia de las deidades. Por ejemplo, había un Baal de Hermón, un Baal del Líbano, un Baal de la cumbre del Zafón y un Baal-shamín que era el dios de los cielos, de las cimas de los montes y de los relámpagos y truenos respectivamente. Hay antiguos textos religiosos en que a estos diversos baales (Baalim) se los menciona tanto como dioses de la guerra como dioses de las montañas, las nubes y el trueno. Quizá los sirios pensaron principalmente en Baal -tan importante en Israel desde los días de Jezabel- como el dios que había dado la victoria a Acab. Samaria estaba en la religión montañosa de Efraín. Creían que para que venciera Siria, había que inducir a los israelitas a abandonar los montes, para así darles a los sirios superioridad estratégica y religiosa.

24. Saca a los reyes.

El consejo de eliminar a los reyes quizá se debió al hecho de que, como vasallos, esos reyes acompañaban al rey sólo a la fuerza y, por lo tanto, no eran tan dignos de confianza en la batalla como los capitanes nombrados por Ben-adad.

25. El ejército que perdiste.

Las pérdidas sirias deben haber sido sumamente graves. Se requería prácticamente que se formara un nuevo ejército. La guerra hace que se desdeñen la vida humana y los tesoros.

26. Pasado un año.

"A la vuelta del año" (BJ). Añade la BJ en nota de pie de página: "El equinoccio de primavera". El tiempo acostumbrado para las campañas militares en Palestina (ver com. vers. 22).

Afec.

Varios lugares bíblicos llevan este nombre (ver com. 1 Sam. 4: 1). La ciudad a la que aquí se hace referencia tal vez era la que estaba a 6 km al este del mar de Galilea, en el camino entre Bet-seán y Damasco. No importa de qué ciudad se trate, tal vez era la Afec donde más tarde -de acuerdo con la profecía de Eliseo- Joás de Israel debería derrotar a los sirios hasta exterminarlos (2 Rey. 13: 14- 19).

27. Tomando provisiones.

Israel se había movilizado con las debidas provisiones o vituallas necesarias para la guerra. Hubo tiempo y oportunidad para hacer esto, pues como se había predicho la contienda (vers. 22) se la esperaba.

Rebañuelos.

"Rebaños de cabras" (BJ). Heb. ja Ñ if , palabra que sólo aparece en este lugar de las Escrituras. Pareciera indicar algo separado, como dos rebañitos de cabras separados del rebaño principal.

28. Para que conozcáis.

Dios tenía el propósito de que tanto Acab como los sirios atribuyeran la victoria venidera a la intervención divina y no a otra causa. Al conceder Dios la victoria a su pueblo, los paganos sabrían que sólo Jehová era Dios (ver 2 Rey. 19: 16-34). Dios se proponía vindicar la majestad de su nombre delante de todos los pueblos de la tierra (ver Sal. 67: 2; 102: 15; 138: 4; Eze. 20: 9). Al conceder la victoria a Israel sobre el gran ejército de los sirios, Jehová mostraría ante las naciones circundantes que él era Dios no sólo de los montes sino también de los valles y, ciertamente, de toda la tierra.

29. Cien mil hombres de a pie.

Esta vez los sirios perdieron mayormente de su infantería, mientras que en la ocasión previa habían sido "gente de a caballo y los carros" (vers. 21) los que sufrieron las mayores pérdidas.

30. El muro cayó.

Quizá la ciudad era pequeña, y un gran número de sirios se apretujaron dentro de los muros. La confusión general que se produjo fácilmente podría haber resultado en la muerte de un gran número de hombres.

De aposento en aposento.

"En una habitación retirada" (BJ). Literalmente, en un "aposento dentro de un aposento". Tal vez el refugio de Ben-adad estaba dentro de la ciudadela de la ciudad, un lugar particularmente fuerte que con frecuencia había en las ciudades amuralladas orientales, y que podría haberse usado como el último refugio.

31. Reyes clementes.

Era un buen informe el que se había difundido entre las naciones circunvecinas: que los reyes de Israel eran misericordiosos. Si todos los gobernantes tan sólo gobernaran con misericordia y compasión, si la bondad tomara el lugar de la crueldad, y injusticia y el amor fraternal el lugar de la opresión y la injusticia, nuestro mundo sería muy diferente.

32. Tu siervo Ben-adad.

Sólo poco tiempo antes Acab había sido el siervo y Ben-adad el amo (vers. 20). El jactancioso Ben-adad no se vanagloriaba más, y tenía buenos motivos para considerar el mensaje de Acab de la ocasión anterior: " "No se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe" " (vers. 11).

33. Por buen augurio.

¿Cuál sería la respuesta de Acab? ¿Significaría vida o muerte? Los hombres quedaron esperando cualquier señal que pudiera indicar la reacción de Acab. Tuvieron la respuesta cuando se dirigió a Ben-adad como "hermano". Habían pasado el suspenso y el peligro. El vencedor se había expresado. Habría clemencia y amistad en vez de exterminio y muerte. Se manifestó la notable cortesía de Acab cuando recibió a Ben-adad en su propio carro.

34. Las restituiré.

Se refiere a las ciudades que "Ben-adad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión " " quitó a Baasa por instigación de Asa (cap. 15: 18-22). El hecho de que este Ben-adad dijera que era su "padre" el rey anterior que tomó esas ciudades de Israel, es una prueba concluyente de que ese rey y este Ben-adad no podían haber sido uno y el mismo individuo, como lo sostienen hoy algunos. Ben-adad I fue el contemporáneo de Baasa, y Ben-adad II el contemporáneo de Acab.

Haz plazas.

"Pondrás bazares" (BJ). Se ha pensado que eran bazares para comerciar, cuyos dueños gozarían de privilegios de extraterritorialidad. Es interesante notar que Siria había disfrutado de esos privilegios en Samaria.

36. Te herirá.

La orden de herir había sido dada por "palabra de Jehová" (vers. 35). El compañero, que quizá era un profeta colega, debería haber obedecido prestamente a pesar de lo desagradable y repulsivo de la tarea. El rápido castigo que cayó sobre él sirvió para hacer resaltar la lección de la obediencia sin reparos que debía merecer una orden del Señor.

38. Una venda.

Quizá la venda cumplía un doble propósito: cubrir la herida y disfrazar al profeta para que Acab no lo reconociera.

39. Dio voces.

Es claro el significado de la parábola. El profeta vendado representaba a Acab, y Ben-adad era el hombre que le había sido confiado.

40. Ocupado.

No en lo que le correspondía, sino atendiendo todo lo demás menos el asunto de importancia suprema.

Tu sentencia.

El rey dio el veredicto sin darse cuenta de que lo pronunciaba contra sí mismo. La sentencia es semejante a la de David contra sí mismo en la parábola de la oveja (2 Sam. 12: 5-7) o en el relato de los dos hermanos (2 Sam. 14: 10, 11).

42. Tu vida.

El propósito de Dios era que Acab destruyera a Ben-adad. Acab no sintió su responsabilidad ni aprovechó de su oportunidad. En las duras demandas que le había impuesto Ben-adad tan sólo un año antes (vers. 3-6), Acab podría haberse dado cuenta del carácter del hombre con quien estaba tratando, y debiera haber actuado de acuerdo con esa convicción. Ben-adad era indigno de confianza. Tan sólo procuraba ganar tiempo. Pocos años después Acab iba a perder la vida por su lenidad (cap. 22: 31-36).

43. Triste y enojado.

Acab rehusó aceptar la justicia de su sentencia. Se enojó y entristeció, y no dio ninguna señal del verdadero arrepentimiento que proviene de Dios. Pero había pronunciado esa sentencia contra sí mismo, y con ella una decisión inapelable. En su ira, sin duda Acab habría preferido apresar al profeta por su reproche manifiesto, pero no podía hacer eso en justicia, porque él mismo había dado la sentencia. Volvió a casa sin experimentar felicidad alguna, desagradado con el profeta y no consigo mismo; encontraba faltas en los caminos de Dios y no en sus propios errores. El corazón humano irregenerado procura justificar sus faltas. El camino del hombre generalmente es recto en su opinión.

CBA T2

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