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CBA - Primer Libro de Los Reyes Capítulo 22


CBA Primer Libro de Los Reyes Capítulo 22
1. Tres años.

Este capítulo continúa con el relato bélico que se interrumpió en el cap. 21. Esos fueron años tormentosos en la historia del Asia occidental. Asiria aumentaba su poder cada vez más y se convertía en una clara amenaza para Palestina y Siria. Por regla general, se afirma que éste fue el período cuando -debido al aguijón de la amenaza asiria- Israel y Siria durante un tiempo arreglaron sus diferencias y se unieron en una coalición contra Asiria. Tal vez esta alianza concedió a Israel y Siria un período de tres años de paz. Sabemos que Acab y Ben-adad eran amigos, a lo menos durante un tiempo, debido a que ambos lucharon juntos contra Salmanasar III en la batalla de Qarqar (ver pág. 61).

3. Ramot de Galaad es nuestra.

Es evidente que Ben-adad no cumplió con la promesa que había hecho (cap. 20: 34) a Acab de devolverle todas las ciudades de Israel que retenía, y Acab comprendió que si quería que fueran devueltas a Israel, debían ser rescatadas por la fuerza.

4. Yo soy como tú.

Josafat ya estaba aliado con Acab. Esta alianza se formó debido al casamiento de Atalía, hija de Acab, con Joram, hijo y heredero de Josafat (2 Rey. 8: 18, 27). Puesto que Ocozías, el hijo de esa unión, tenía 22 años cuando subió al trono (2 Rey. 8: 26), la alianza debe haber durado durante algún tiempo. El hecho de que los reyes que sucedieron a Josafat en Judá son Joram y Ocozías (2 Rey. 8: 16,25) y que los dos hijos de Acab que lo sucedieron en el trono recibieron los nombres de Ocozías y Joram (1 Rey. 22: 40; 2 Rey. 1: 17; 3: 1), es una indicación adicional de la amistad que existía entre las dos casas reales en ese tiempo.

Mis caballos.

Tanto Judá como Israel parecen haber tenido un ejército provisto de caballería y carros. Josafat era un fuerte caudillo militar, temido y respetado por las naciones circunvecinas (2 Crón. 17: 10-19).

5. Consultes.

Josafat, con su piedad característica (1 Rey. 22: 43; cf. 2 Crón. 17: 3-9; 19: 3-11; 20: 5-32), sugirió a Acab que consultara al Señor antes de que se emprendiera la expedición, y que la consulta se hiciera ese día.

6. Los profetas.

Probablemente no eran profetas de Baal, ya que no es probable que Acab hubiera ofendido a Josafat -quien claramente había pedido que se consultara a un profeta de Jehová- convocando a los supuestos profetas de una deidad pagana. Ellos pretendían hablar en el nombre de Jehová, pero eran falsos profetas.

Jehová la entregará.

La palabra hebrea aquí usada para "Jehová" es 'adonai , no Yahweh , y podría aplicarse a cualquier dios considerado como señor y amo tanto como al único Señor verdadero - Yahweh , es decir Jehová (YahveH, en la BJ)-. Si se hubiera tratado de profetas de Baal, podría haberse esperado que usaran el término "Baal" en vez de "Jehová". Sin embargo, más tarde esos mismos profetas claramente usaron el término Yahweh ( "Jehová" en la RVR) aplicándolo a su dios (vers. 11, 12).

7. De Jehová.

El rey de Judá estaba claramente desconforme con los profetas de Israel, con lo que indicaba que debían ser colocados en una categoría muy diferente de los profetas del único Dios y Señor verdadero, Jehová. Con todo, de aquí en adelante, la palabra Yahweh ( "Jehová" en la RVR) es usada tanto por el verdadero profeta de Jehová como por los profetas falsos (vers. 8, 11, 12, 14-17, 19, 21, 24).

8. Micaías.

Según Acab, había un hombre que podía consultar con Yahweh , pero Acab no lo quería. Ese hombre era un verdadero profeta de Jehová. Josefo afirma que fue Micaías ( Antigüedades viii. 14. 5) el que había profetizado un castigo para Acab por el necio comportamiento del rey para con Ben-adad (cap. 20: 35-43).

Le aborrezco.

Los malos generalmente aborrecen a los buenos. Acab aborrecía a Micaías porque le daba mensajes que no concordaban con sus deseos impíos; el rey de Israel deseaba hacer su propia voluntad y quería que los profetas estuvieran de acuerdo con él.

10. Entrada de la puerta.

Después de un banquete de gala en el cual fueron regiamente agasajados Josafat y su séquito (2 Crón. 18: 2), los dos reyes fueron a una plaza pública cerca de la puerta de la ciudad. La puerta de una ciudad era un lugar de gran importancia. Con frecuencia los reyes iban allí para administrar justicia (2 Sam. 15: 2; 19: 8; cf. Rut 4: 1; Sal. 127: 5).

11. Cuernos de hierro.

Tal vez uno para Israel y otro para Judá, para simbolizar los poderes que debían derrotar a Siria. En las Escrituras con frecuencia se usan cuernos para representar fuerzas victoriosas (Deut. 33: 17; 1 Sam. 2: 1) o naciones o poderes (Dan. 7: 7, 8, 24; 8: 2-10; Zac. 1: 18, 19). Era común que los profetas usaran actos simbólicos para ilustrar sus mensajes (Jer. 13: 1-11; 19:1; 27: 2; Eze. 4: 1-4, 9; 12: 3-7; 24: 3-12, 15-24).

Así ha dicho Jehová.

Debe notarse que Sedequías ahora pretendía hablar en nombre de Jehová. Esto no indicaba que era un verdadero profeta de Jehová, sino que tan sólo disimulaba para complacer el pedido de Josafat (vers. 5).

12. Todos los profetas.

Los profetas de Israel presentaban el mensaje que quería escuchar el rey de Israel. No lo sabían, pero su proceder acarrearía la muerte del rey. En realidad, lo animaban para que emprendiera esa necia y desastrosa misión.

Jehová.

Los profetas ahora usaban el nombre de Jehová, título que al principio habían rehuido (ver com. vers. 6). Eran falsos profetas y no hablaban en nombre de Jehová, aunque ahora se atrevían a emplear su nombre en sus afirmaciones engañosas.

13. Cosas buenas.

Los profetas de Dios reciben sus mensajes de Dios, no de los hombres. Es el Señor quien los dirige y les dice lo que deben decir, ya sea en armonía con las declaraciones de otros, o no. El mensajero que fue enviado en busca de Micaías tenía, en general, un bajo concepto de los profetas, pues pensaba que mediante un consejo podría influir en el mensaje que se diera.

Buen éxito.

Lo bueno no siempre es lo que parece ser bueno o lo que quizá se desee oír. Animar a Acab para que fuera a esa desastrosa misión en la que moriría, no era nada bueno para el rey. Mucho mejor es una verdad amarga que una falsedad agradable.

14. Lo que Jehová me hablare.

Los profetas verdaderos no se dejan sobornar ni forzar para profetizar cosas balagüeñas. " "Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" " (2 Ped. 1: 21).

15. Sube, y serás prosperado.

Parece que Micaías, con llamativa ironía, toma las declaraciones de los falsos profetas y se burla. "Sí, 'sube, y serás prosperado' -eso es lo que te han estado diciendo los profetas- y 'Jehová la entregará en mano del rey'. ¡Haz tan sólo la prueba, y verás lo que te pasa!" Uno puede oír el desprecio y la burla en la voz de Micaías mientras repite el mensaje que el rey había oído de "todos los profetas", el mensaje que él quería oír.

16. La verdad.

Parece que Acab comprendió inmediatamente que el profeta hablaba irónicamente. Acab conocía bien a Dios y a los que falsamente pretendían hablar en su nombre, como para saber que Micaías no tenía el propósito de que sus palabras se tomaran como verdaderas.

17. Israel esparcido.

Ahora cambia su tono Micaías y se vuelve muy serio. Da el mensaje que Dios le confió. Israel sería esparcido por los montes, y volvería a sus hogares sin su rey.

18. ¿No te lo había yo dicho?

Sí, le había dicho (vers. 8), y ahora otra vez el mensaje de Micaías presentó el mal que había de caer tanto sobre el rey como sobre el pueblo. Cuando un proceder es malo, un profeta verdadero sólo puede llamarlo malo. Lo que se necesitaba no era un cambio del mensaje del profeta, sino un cambio de la conducta del rey.

19. Vi a Jehová.

Fue una visión asombrosa. Se permitió que el profeta viera todos los tejemanejes de los asuntos humanos. Recuerda la vívida escena de Job 1: 6-12.

22. Espíritu de mentira.

Con frecuencia, en la Biblia se presenta a Dios como haciendo lo que no impide. Todo este cuadro es una parábola. Acab había preferido ser guiado por profetas falsos, y Dios tan sólo permitió que fuera guiado por esos profetas para su ruina.

24. Golpeó a Micaías.

El espíritu del mal siempre se manifiesta como mal. Es duro, no es bondadoso; es cruel, no es misericordioso. Se amonesta al pueblo de Dios: " "No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios" " (1 Juan 4: 1). "Por sus frutos los conoceréis" " (Mat. 7: 20). En Gál. 5: 19-23 hay una lista de las obras de la carne y de los frutos del Espíritu, y con esto se puede probar la naturaleza de los espíritus. Al golpear a Micaías en la mejilla, Sedequías demostró que era malo el espíritu que había dentro de él.

25. Tú lo verás.

Micaías tuvo en cuenta no tanto las palabras exactas de la pregunta de Sedequías como el principal asunto en disputa: cuál de ellos era el verdadero profeta. Pronto vería esto Sedequías. Con los reveses provenientes de la derrota de Acab, sufriría el mismo Sedequías.

27. En la cárcel.

Por la forma en que atropelló a Micaías, Acab reveló cuán impío era. Puso en la cárcel al profeta cuyo consejo, si hubiera obedecido, le habría salvado la vida.

En paz.

Acab quería que Israel pensara que no creía al profeta y que estaba seguro de su feliz regreso. Pero su conducta posterior (vers. 30) muestra que quizá tenía serias dudas del resultado del compromiso en que estaba.

28. Oíd, pueblos todos.

Micaías aceptó el reto del rey, y quiso que todo el pueblo estuviera advertido. Si Acab volvía en paz, admitiría que Jehová no había hablado por él y que era un profeta falso. Por supuesto, lo opuesto también sería verdadero. Si el rey no volvía en paz, entonces toda la nación podría saber que los 400 profetas que habían vociferado tan osadamente no eran sino engañadores, y que el Señor no estaba con ellos. Era una prueba justa (Deut. 18: 22).

29. Subió.

Podría haberse esperado que Josafat, que había preguntado por un profeta de Jehová (vers. 5), escucharía el mensaje del profeta y rehusaría emprender la expedición que Micaías había predicho que terminaría en un desastre. Es verdad que se había comprometido temerariamente mediante una promesa solemne (vers. 4) a participar en la guerra, y es indudable que estaba ligado a Acab por una alianza militar. Sin embargo, podría haberle aclarado a Acab que no podía ir en contra de la voluntad de Jehová. Ciertamente, al proceder así, podría haber disuadido a Acab para que no emprendiera la guerra. Al estar dispuesto a acompañar a Acab, Josafat lo estaba animando a buscar el desastre. Por eso Josafat recibió un severo reproche del Señor por haberse unido en esa empresa (2 Crón. 19: 2).

30. Me disfrazaré.

La precaución de Acab es característica de su temperamento de medio creyente y medio incrédulo. En el fondo, creía que Micaías era un profeta verdadero, y temía que se cumpliera su profecía, pero haría todo lo posible para evitar el cumplimiento de la predicción.

31. Peleéis.

Esta orden provenía del hombre cuya vida había respetado Acab, y por lo cual había recibido Acab el reproche del profeta (cap. 20: 42).

32. Josafat gritó.

En 2 Crón. 18: 31 se añaden estas palabras: "Y Jehová lo ayudó, y los apartó Dios de él" . Probablemente fue un grito espontáneo dirigido a Dios en procura de ayuda y para que los suyos lo socorrieran de inmediato. Los sirios reconocieron que el grito no provenía del rey de Israel.

34. A la ventura.

Las más grandes victorias de la vida y sus más grandes derrotas a veces dependen de causas que ciertamente parecen pequeñas. El arquero sirio al disparar su arco al azar, mató a un rey y ganó una batalla. Es poco probable que ese arquero conociera el resultado de su acción. Los disparos al azar a veces son disparos del destino. Pero debemos saber que ningún dardo imprevisto puede herir sin que lo sepa Aquel que todo lo rige.

Da la vuelta.

El cochero podía hacer que el carro volviera, pero no podía dar vuelta las manecillas del reloj del destino. Había llegado la última hora de Acab, y él supo que era cierta la profecía de Micaías.

35. El rey estuvo.

Valientemente Acab trató de continuar haciendo que lo sostuvieran en su carro hasta el mismo fin.

36. Cada uno a su ciudad.

La muerte del rey, al atardecer, fue la muerte de las esperanzas de victoria de Israel. Por su terquedad, Acab no sólo se acarreó una tumba deshonrosa, sino que también acarreó tragedia y derrota para toda una nación.

37. En Samaria.

Desde los días de Omri en adelante, Samaria era el lugar donde se sepultaba a los reyes de Israel (1 Rey. 16: 28; 2 Rey. 10:35; 13: 9; 14: 16).

38. El estanque de Samaria.

En las excavaciones arqueológicas se ha encontrado lo que se cree que fue este estanque. Estaba en un atrio en el ala norte del palacio de Acab, y medía 10,2 m por 4,9 m con una profundidad de 4,66 m. El estanque estaba cavado en la roca y recubierto con una gruesa capa de mezcla.

También las rameras se lavaban allí.

Esta parte del versículo es difícil de entender. La LXX dice que se lavaron en la sangre. Esto puede referirse a alguna práctica hoy desconocida. La paráfrasis del historiador Josefo dice: "Desptiés las rameras continuaron lavándose en esa fuente" ( Antigüedades viii. 15. 6).

39. La casa de marfil.

Compárese con los "palacios de marfil" de Sal. 45: 8 y "las casas de marfil" de Amós 3: 15. Se dio ese nombre al palacio de Acab debido a sus ricos adornos de marfil. Esta descripción ha sido plenamente corroborada por las excavaciones arqueológicas del palacio de Acab, donde se encontraron muebles con incrustaciones de marfil. En Palestina y Siria se han encontrado miichas esculturas de marfil (ver pág. 83).

Las ciudades.

No se ha encontrado más registro de estas ciudades. Hubo gran prosperidad durante el reinado de Acab.

40. Ocozías.

Es cierto que Ocozías reinó inmediatamente después de la muerte de Acab, pero los detalles de su reinado no aparecen hasta el vers. 51.

41. Josafat.

Después del relativamente largo relato del reinado de Acab (1 Rey. 16: 29 a 22: 41), la narración trata ahora de un rey de Judá (ver pág. 148).

43. El camino de Asa.

En Reyes se dan pocos detalles específicos del reinado de Josafat. Todo lo registrado sólo va de los vers. 41 a 50. El registro de Crónicas es mucho más completo (2 Crón. 17: 1 a 21: 1). Lo que más se hace resaltar es que fue un rey bueno, que anduvo en el camino de su padre Asa. Acerca de la piedad de Asa, ver 1 Rey. 15: 11-15; 2 Crón. 14: 2-5; 15: 8-18. Pero Josafat parece haber sido un rey mejor que su padre, pues no se dice que se desviara en su vejez como lo hizo Asa (2 Crón. 16: 2-12).

No fueron quitados.

Esto concuerda con 2 Crón. 20: 33. Pero en 2 Crón. 17: 6 se consigna que " "quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá" " . Quizá esto signifique que Josafat quitó los lugares de culto más viles, tales como los que tenían imágenes de Asera, pero permitió que permanecieran algunos santuarios no autorizados. O puede haberlos eliminado, y algunos fueron restaurados después.

44. Hizo paz.

De acuerdo con 2 Crón. 18: 1, Josafat "contrajo parentesco con Acab" . La alianza entre ambos fue sellada con el casamiento de Atalía, la hija de Acab, con Joram, el hijo de Josafat (2 Rey. 8: 18, 26; 2 Crón. 21: 6). Ocozías, el hijo de esta unión, posiblemente recibió este nombre a semejanza del hijo y heredero de Acab, y parece que al siguiente hijo de Acab se le dio un nombre igual al del yerno de Acab, Joram, heredero del trono de Judá (ver com. vers. 4). Debido a esta alianza, que evidentemente continuó con los herederos de Josafat y Acab, los miembros de las dos casas reales se visitaban mutuamente (1 Rey. 22: 2; 2 Rey. 8: 29; 2 Crón. 18: 1, 2), unían sus fuerzas para la batalla (1 Rey. 22: 4; 2 Crón. 18: 3; 22: 5, 6) y emprendieron juntos empresas de comercio con el extranjero (2 Crón. 20: 35, 36).

45. Las guerras que hizo.

Las guerras de Josafat están registradas en 2 Rey. 3: 9-27; 2 Crón. 20: 1-27; y sus "hazañas" pueden verse en 2 Crón. 17: 12-19; 18: 1; 20: 29, 30.

Libro de las crónicas.

Ver 1 Rey. 14: 29; 15: 7, 23; 2 Rey. 7: 23; etc. Además Jehú, hijo de Hanani, escribió una biografía de la vida de Josafat (2 Crón. 20: 34).

46. Sodomitas.

Ver com. caps. 14: 24; 15: 12.

47. No había entonces rey en Edom.

No había ninguna referencia a la situación de Edom desde el tiempo de Salomón, cuando Hadad - habiendo vuelto de Egipto- fue "adversario a Salomón" (cap. 11: 14). Sin embargo, parece que Edom otra vez había sido sometido quizá por Asa o Josafat, y lo gobernaba un comisionado o virrey, el cual, sin embargo, no podía usar el título de rey (ver 2 Rey. 3: 9, 12, 26).

48. En Ezión-geber.

Ezión-geber fue el puerto marítimo de Salomón (1 Rey. 9: 26; 2 Crón. 8: 17), en territorio edomita, ahora gobernado por un rey vasallo. Un relato más amplio de 2 Crón. 20: 35-37 aclara que Ocozías de Israel al principio se unió con Josafat en esta empresa, pero que la alianza fue condenada por el profeta Eliezer. Como resultado, el Señor destruyó los navíos en Ezión-geber, donde eran construidos.

49. No quiso.

Después de que el castigo divino cayó sobre su flota, Josafat no quiso renovar el pacto anterior con Ocozías.

50. Joram su hijo.

Joram comenzó a reinar como corregente con su padre antes de la muerte de Josafat, como se puede ver al comparar las dos declaraciones de 2 Rey. 1: 17 y 2 Rey. 3: 1.

51. Dos años.

Dos años según el cómputo inclusivo. En realidad, un año.

53. Sirvió a Baal.

En este corto reinado, se manifestó otra vez la influencia de Jezabel, madre de Ocozías. Aquí termina el primer libro de los Reyes. Los asuntos restantes del reinado de Ocozías están registrados en el primer capítulo de 2 Reyes.

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