1. Aconteció.
El cap. 19 es paralelo con 2 Sam. 10. Un capítulo que trata de la bondad de David con Mefi- boset, el nieto de Saúl (2 Sam. 9), se halla en Samuel después del relato de la forma en que David derrotó a sus enemigos (2 Sam. 8). El registro de esa bondad no aparece en ninguna parte de Crónicas. Este capítulo trata de una gran coalición de naciones que se unieron contra David después de que su reino había disfrutado de un período de paz.
Después de estas cosas.
La misma frase se usa en el cap. 18: 1, y no indica necesariamente una secuencia cronológica inmediata. También aparece en 2 Sam. 10: 1, después de la narración de la bondad de David con Mefi-boset, al paso que aquí aparece después de un resumen de las luchas de David con sus enemigos. Este capítulo al parecer relata el origen y el desarrollo de la coalición contra David que lo sumió en guerras desde Edom hasta el Éufrates, y que terminó con las victorias y adquisiciones mencionadas en el cap. 18 (ver com. cap. 18: 11).
4. Los rapó.
"Les rapó la mitad de la barba" (2 Sam. 10: 4).
6. Carros y gente de a caballo.
En el antiguo Oriente era frecuente contratar mercenarios (2 Rey. 7: 6; 2 Crón. 25: 6). En este caso, los reyes de Siria respondieron prestamente al pedido de los amonitas porque estaban ansiosos de frenar el creciente poder de Israel.
Mesopotamia.
Heb. 'Aram naharáyim , literalmente, "Aram de los dos ríos". Esta era la región de Padan-aram (ver com. Gén. 24: 10. En el pasaje paralelo dice Bet-rehob (2 Sam. 10: 6).
7. treinta y dos mil carros.
Los números que aquí se dan concuerdan con los de Samuel, quien consigna 20.000 infantes sirios y 12.000 hombres de Is-tob, un total de 32.000, junto con 1.000 hombres de Maaca (ver com. 2 Sam. 10: 6).
Medeba.
Ciudad a unos 10 km al sur de Hesbón y a unos 20 km al este del mar Muerto.
9. Los reyes.
Los de Soba, Rehob (o Betrehob), Tob (o Is-tob) y Maaca (ver com. 2 Sam. 10: 6, 8).
En el campo.
Es decir, en la planicie de Medeba (ver Jos. 13: 9, 16), donde había espacio para las maniobras de los carros y de la caballería.
10. Contra los sirios.
Los sirios, con sus carros y caballería, representaban la más formidable amenaza. Por eso, Joab mismo fue contra ellos con los hombres escogidos de Israel.
12. Te ayudaré.
Los dos hermanos habían convenido en que cualquiera que se encontrara en apuros frente al enemigo recibiría la ayuda del otro.
13. Esfuérzate.
Una palabra de ánimo con frecuencia es un motivo de fortaleza y el secreto de la victoria.
Esforcémonos.
Cada uno exhibía delante del otro su determinación de hacer lo máximo para conseguir la victoria. Cuando uno afronta los problemas de la vida con un espíritu tal, es más factible lograr éxito, sean cuales fueren los obstáculos.
Por nuestro pueblo.
Los israelitas luchaban no sólo por sí mismos sino también por su pueblo y por su Dios. Eso los inspiraba muchísimo en la lucha, que era por la existencia de Israel y por el honor de Jehová.
Haga Jehová.
La batalla en que estaba empeñado Israel no sólo era de los hombres sino de Dios. Por lo tanto, era correcto que se expresara el piadoso deseo de que Dios hiciera prevalecer a los suyos. La oración se hizo con el espíritu de "sea hecha tu voluntad" (ver Mat. 26: 39). La voluntad de Dios era que Israel se estableciera en la tierra prometida.
14. Huyeron delante de él.
Ni con todos sus carros los sirios pudieron competir con las huestes de Israel, porque lo que a Israel le faltaba en cantidad, lo compensaba con valor, y lo que le faltaba en carros y caballos era más que compensado con la presencia de Dios.
16. Viendo los sirios.
Cuando los orgullosos sirios se dieron cuenta de que Israel los había derrotado, se disgustaron muchísimo y resolvieron borrar su vergüenza mediante otro enfrentamiento.
Al otro lado del Éufrates.
Hubo una inmensa reunión de arameos, no sólo los que estaban en el norte de Siria, al oeste del Éufrates, sino además algunos de la orilla oriental. Con un ejército tan formidable, los sirios deben haberse sentido razonablemente seguros de la victoria.
Hadad-ezer.
Este era el rey Hadad-ezer de Soba que ya se mencionó antes (cap. 18: 3), y la lucha de que allí se habla probablemente se relaciona con esta convocatoria de los aliados del otro lado del Eufrates.
De acuerdo con 2 Sam. 10: 16, los sirios "vinieron a Helam". Tal vez Helam se identifique con 'Alma , en el distrito de Haurán, al este de Galilea.
17. David.
Es obvio que debido a la amenaza que se cernía, David mismo salió al frente de su ejército que cruzó el Jordán para hacer frente a los ejércitos aliados de sirios y amonitas.
18. Siete mil hombres.
En 2 Sam. 10: 18 dice que mató "a la gente de setecientos carros". Es imposible saber cuál de estas dos cifras es correcta. Concuerdan la LXX y el texto hebreo.
Cuarenta mil hombres de a pie.
David ganó una victoria abrumadora. El número de los muertos en este encuentro fue mayor que el total de las fuerzas aliadas sirias del combate anterior.
19. Fueron sus siervos.
Quizá ésta es la victoria con la cual David extendió su poder hasta el Éufrates (cap. 18: 3). La formidable alianza organizada contra él había amenazado su reino con una destrucción completa. Pero con la ayuda del Señor, él ganó una victoria que lo elevó a una grandeza sin precedentes. Esto no significa que el territorio del Israel propiamente dicho llegara hasta el Éufrates (cf. mapa de color en el t. II, frente a la pág. 769), sino que la esfera de influencia de David se extendió hasta esa región.
CBA T3
El cap. 19 es paralelo con 2 Sam. 10. Un capítulo que trata de la bondad de David con Mefi- boset, el nieto de Saúl (2 Sam. 9), se halla en Samuel después del relato de la forma en que David derrotó a sus enemigos (2 Sam. 8). El registro de esa bondad no aparece en ninguna parte de Crónicas. Este capítulo trata de una gran coalición de naciones que se unieron contra David después de que su reino había disfrutado de un período de paz.
Después de estas cosas.
La misma frase se usa en el cap. 18: 1, y no indica necesariamente una secuencia cronológica inmediata. También aparece en 2 Sam. 10: 1, después de la narración de la bondad de David con Mefi-boset, al paso que aquí aparece después de un resumen de las luchas de David con sus enemigos. Este capítulo al parecer relata el origen y el desarrollo de la coalición contra David que lo sumió en guerras desde Edom hasta el Éufrates, y que terminó con las victorias y adquisiciones mencionadas en el cap. 18 (ver com. cap. 18: 11).
4. Los rapó.
"Les rapó la mitad de la barba" (2 Sam. 10: 4).
6. Carros y gente de a caballo.
En el antiguo Oriente era frecuente contratar mercenarios (2 Rey. 7: 6; 2 Crón. 25: 6). En este caso, los reyes de Siria respondieron prestamente al pedido de los amonitas porque estaban ansiosos de frenar el creciente poder de Israel.
Mesopotamia.
Heb. 'Aram naharáyim , literalmente, "Aram de los dos ríos". Esta era la región de Padan-aram (ver com. Gén. 24: 10. En el pasaje paralelo dice Bet-rehob (2 Sam. 10: 6).
7. treinta y dos mil carros.
Los números que aquí se dan concuerdan con los de Samuel, quien consigna 20.000 infantes sirios y 12.000 hombres de Is-tob, un total de 32.000, junto con 1.000 hombres de Maaca (ver com. 2 Sam. 10: 6).
Medeba.
Ciudad a unos 10 km al sur de Hesbón y a unos 20 km al este del mar Muerto.
9. Los reyes.
Los de Soba, Rehob (o Betrehob), Tob (o Is-tob) y Maaca (ver com. 2 Sam. 10: 6, 8).
En el campo.
Es decir, en la planicie de Medeba (ver Jos. 13: 9, 16), donde había espacio para las maniobras de los carros y de la caballería.
10. Contra los sirios.
Los sirios, con sus carros y caballería, representaban la más formidable amenaza. Por eso, Joab mismo fue contra ellos con los hombres escogidos de Israel.
12. Te ayudaré.
Los dos hermanos habían convenido en que cualquiera que se encontrara en apuros frente al enemigo recibiría la ayuda del otro.
13. Esfuérzate.
Una palabra de ánimo con frecuencia es un motivo de fortaleza y el secreto de la victoria.
Esforcémonos.
Cada uno exhibía delante del otro su determinación de hacer lo máximo para conseguir la victoria. Cuando uno afronta los problemas de la vida con un espíritu tal, es más factible lograr éxito, sean cuales fueren los obstáculos.
Por nuestro pueblo.
Los israelitas luchaban no sólo por sí mismos sino también por su pueblo y por su Dios. Eso los inspiraba muchísimo en la lucha, que era por la existencia de Israel y por el honor de Jehová.
Haga Jehová.
La batalla en que estaba empeñado Israel no sólo era de los hombres sino de Dios. Por lo tanto, era correcto que se expresara el piadoso deseo de que Dios hiciera prevalecer a los suyos. La oración se hizo con el espíritu de "sea hecha tu voluntad" (ver Mat. 26: 39). La voluntad de Dios era que Israel se estableciera en la tierra prometida.
14. Huyeron delante de él.
Ni con todos sus carros los sirios pudieron competir con las huestes de Israel, porque lo que a Israel le faltaba en cantidad, lo compensaba con valor, y lo que le faltaba en carros y caballos era más que compensado con la presencia de Dios.
16. Viendo los sirios.
Cuando los orgullosos sirios se dieron cuenta de que Israel los había derrotado, se disgustaron muchísimo y resolvieron borrar su vergüenza mediante otro enfrentamiento.
Al otro lado del Éufrates.
Hubo una inmensa reunión de arameos, no sólo los que estaban en el norte de Siria, al oeste del Éufrates, sino además algunos de la orilla oriental. Con un ejército tan formidable, los sirios deben haberse sentido razonablemente seguros de la victoria.
Hadad-ezer.
Este era el rey Hadad-ezer de Soba que ya se mencionó antes (cap. 18: 3), y la lucha de que allí se habla probablemente se relaciona con esta convocatoria de los aliados del otro lado del Eufrates.
De acuerdo con 2 Sam. 10: 16, los sirios "vinieron a Helam". Tal vez Helam se identifique con 'Alma , en el distrito de Haurán, al este de Galilea.
17. David.
Es obvio que debido a la amenaza que se cernía, David mismo salió al frente de su ejército que cruzó el Jordán para hacer frente a los ejércitos aliados de sirios y amonitas.
18. Siete mil hombres.
En 2 Sam. 10: 18 dice que mató "a la gente de setecientos carros". Es imposible saber cuál de estas dos cifras es correcta. Concuerdan la LXX y el texto hebreo.
Cuarenta mil hombres de a pie.
David ganó una victoria abrumadora. El número de los muertos en este encuentro fue mayor que el total de las fuerzas aliadas sirias del combate anterior.
19. Fueron sus siervos.
Quizá ésta es la victoria con la cual David extendió su poder hasta el Éufrates (cap. 18: 3). La formidable alianza organizada contra él había amenazado su reino con una destrucción completa. Pero con la ayuda del Señor, él ganó una victoria que lo elevó a una grandeza sin precedentes. Esto no significa que el territorio del Israel propiamente dicho llegara hasta el Éufrates (cf. mapa de color en el t. II, frente a la pág. 769), sino que la esfera de influencia de David se extendió hasta esa región.
CBA T3
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