1. Ocho años.
Puesto que Amón sólo tenía 24 años cuando murió y Josías ya tenía 8 años, Amón debe haberse casado como a los 15 años y sido padre a los 16. Por lo tanto, sería muy dudoso que hubiera tenido un hijo mayor que Josías.
Treinta y un años.
Ver pág. 79.
2. Hizo lo recto.
El joven rey tenía una personalidad profundamente religiosa, y a pesar de la apostasía prevaleciente, resistió todas las tentaciones que le presentaron para que anduviera en los caminos de su padre. Ya en el octavo año de su reinado comenzó a buscar al Señor (2 Crón. 34: 3).
A derecha ni a izquierda.
Frase común en tiempos de Moisés y Josué (Deut. 5: 32; 17: 11, 20; 28: 14; Jos. 1: 7; 23: 6), pero poco usada en libros bíblicos posteriores.
3. A los dieciocho años.
Josías comenzó su obra de reforma en el año 12 de su reinado, quitando de Judá los lugares altos, las imágenes de Asera, y las esculturas (2 Crón. 34: 3). Jeremías comenzó su ministerio profético en el año 13 de Josías (Jer. 1: 2). Cinco años más tarde Josías inició la reparación del templo.
Safán.
Con frecuencia se menciona a Safán en el libro de Jeremías. Su hijo Ahicam fue el influyente amigo de Jeremías (Jer. 26: 24). Otro hijo suyo, Elasa, fue enviado por Sedequías como embajador a Nabucodonosor (Jer. 29: 3). Gemarías, otro hijo de Safán, fue uno de los príncipes que rogó al rey que no quemase el rollo de Jeremías (Jer. 36: 12, 25). Y Jaazanías, otro hijo de este escriba, aparece entre los " "setenta varones de los ancianos de la casa de Israel" " (Eze. 8: 11). Gedalías, que fue puesto como gobernador de Judea por Nabucodonosor después de la destrucción de Jerusalén, era nieto suyo (2 Rey. 25: 22; Jer. 39: 14; 40: 5). Otro nieto de Safán, Micaías, oyó cuando Baruc leía el rollo de Jeremías e informó a los príncipes de su contenido (Jer. 36: 10-13).
4. Al sumo sacerdote Hilcías.
Hilcías era hijo de Salum (1 Crón. 6: 13) o Mesulam (1 Crón. 9: 11), y su "hijo" o nieto (ver Neh. 11: 11; 1 Crón. 6: 13, 14; ver com. 1 Rey. 19: 16; 1 Crón. 2: 7) fue Seraías, sumo sacerdote cuando cayó Jerusalén (1 Crón. 6: 14, 15; 2 Rey. 25: 18, 21; Jer. 52: 24, 27). A su vez, Seraías fue padre de Josadac, que fue llevado al cautiverio (1 Crón. 6: 15). Josué, sumo sacerdote cuando volvieron del cautiverio en tiempos de Ciro, era hijo de Josadac (Esd. 3: 2, 8; 5: 2; 10: 18; Neh. 12: 26). También Esdras era descendiente de Hilcías (Esd. 7: 1).
El dinero que han traído.
Sin duda hacía ya algún tiempo que se estaba haciendo una colecta para la reparación del templo. En tiempos de Joás se había hecho una colecta similar (2 Rey. 12: 9, 10). El dinero no se reunió sólo en Judá y Benjamín sino también en Efraín y Manasés (2 Crón. 34: 9).
7. Ellos proceden con honradez.
Compárese con 2 Rey. 12: 15. Los nombres de muchas de estas personas aparecen en 2 Crón. 34: 12.
8. Libro de la ley.
Ver com. 2 Crón. 34: 14.
9. Han recogido.
Literalmente, "han vertido", lo que podría significar que habían sacado el dinero del cofre donde se lo había puesto (ver 2 Rey. 12: 9-11) o que lo habían fundido, como dice la BJ. El hebreo permite ambas traducciones.
11. Rasgó sus vestidos.
Josías se conmovió profundamen te cuando Safán leyó los mensajes del antiguo y sagrado libro. Comprendió claramente que el camino de la desobediencia llevarla a la nación a una terrible maldición, pero que la obediencia conduciría a la bendición, la vida y la prosperidad.
12. Ahicam.
Amigo y protector de Jeremías (Jer. 26: 24), padre de Gedalías. Este fue gobernador de Judea después de que Nabucodonosor tomó la ciudad de Jerusalén (2 Rey. 25: 22).
13. Preguntad a Jehová.
Los emisarios eran varios de los siervos en quienes más confianza tenía Josías. El rey comprendió la seriedad de lo que estaba en juego. Sabiendo cuán lejos había errado el pueblo de los caminos de justicia y hasta qué punto había abandonado al Señor, reconoció el grave peligro que corría la nación. Decidió hacer todo lo posible por salvar a su pueblo.
14. La profetisa Hulda.
Varios profetas actuaron durante el reinado de Josías Jeremías ya estaba haciendo su importante tarea (Jer. 1: 2). Habacuc y Sofonías también profetizaron durante el reinado de Josías (Sof. 1: 1; PR 283, 284, 287). No se da ninguna razón para que se recurriera a Hulda en esta ocasión. Entre las profetisas que se mencionan en la Biblia están María (Exo. 15: 20), Débora (Juec. 4: 4), Noadías (Neh. 6: 14), Ana (Luc. 2: 36) y las cuatro hijas de Felipe (Hech. 21: 8, 9).
Guarda de las vestiduras.
Salum, el esposo de Hulda, era el encargado de las vestiduras de los sacerdotes en el templo, o de las vestiduras reales. Cualquiera de los dos puestos lo habría convertido en un personaje de cierta importancia.
La segunda parte.
Heb. mishneh , "segunda". Es probable que esta "segunda parte" " de la ciudad fuera la " "ciudad nueva" (BJ), es decir la parte de Jerusalén que se había extendido al norte de la ciudad vieja y que fue abarcada por el muro de Manasés (2 Crón. 33: 14). Según Neh. 3: 9, 12, Jerusalén tenía dos "mitades" .
16. He aquí yo traigo ... mal.
La nación estaba condenada por su iniquidad. El pueblo había seguido durante tanto tiempo los caminos de la iniquidad, que se había endurecido en sus pecados. Tenían los sentidos tan embotados, que lo malo les parecía bueno, y preferían el mal antes que el bien. En tales condiciones la ruina de la nación no podría evitarse mediante una reforma transitoria.
Todo el mal.
Es decir, las calamidades predichas en Lev. 26: 16-39 y Deut. 28: 15-68.
17. Mi ira se ha encendido.
Ver Deut. 29: 25-28. Así como la ira de Dios se encendió sobre el pueblo escogido y resultó en la destrucción de la nación, también los castigos caerán con igual fuerza sobre los impenitentes cuando venga el fin del mundo (Apoc. 14: 18, 19; 15: 7, 8; 16: 1-21; PR 287).
No se apagará.
La ira de Dios se había encendido como un fuego inapagable. Una vez encendido, ese fuego ardería hasta que la nación se hubiera consumido (ver 2 Rey. 23: 26, 27; Jer.4:4; 15: 1-9; Eze. 15: 2-8). Se repitió a Josías el juicio pronunciado sobre Manasés (2 Rey. 21: 12-15), pues al parecer ninguna tentativa de reforma podría salvar ya a la nación culpable. Esta fue la terrible verdad que Hulda reveló, y que pronto sería el principal mensaje dejeremías: se había pronunciado la sentencia de condenación.
19. Se enterneció.
La humildad y ternura de corazón están entre las gracias cristianas más destacadas. El tierno corazón de Josías le hizo responder a las influencias del Santo Espíritu de Dios, y se conmovió profundamente por los pecados del pueblo que estaban causando tanta angustia y desastre.
20. En paz.
Hay momentos cuando aun la muerte es una bendición. En su misericordia, Dios permitiría que Josías muriera antes de que Judá se viera envuelto en su ruina final. Josías mismo murió en batalla (cap. 23: 29), pero esa muerte lo libró de ser testigo de la terrible calamidad que sobrevino pocos años más tarde.
CBA T2
Puesto que Amón sólo tenía 24 años cuando murió y Josías ya tenía 8 años, Amón debe haberse casado como a los 15 años y sido padre a los 16. Por lo tanto, sería muy dudoso que hubiera tenido un hijo mayor que Josías.
Treinta y un años.
Ver pág. 79.
2. Hizo lo recto.
El joven rey tenía una personalidad profundamente religiosa, y a pesar de la apostasía prevaleciente, resistió todas las tentaciones que le presentaron para que anduviera en los caminos de su padre. Ya en el octavo año de su reinado comenzó a buscar al Señor (2 Crón. 34: 3).
A derecha ni a izquierda.
Frase común en tiempos de Moisés y Josué (Deut. 5: 32; 17: 11, 20; 28: 14; Jos. 1: 7; 23: 6), pero poco usada en libros bíblicos posteriores.
3. A los dieciocho años.
Josías comenzó su obra de reforma en el año 12 de su reinado, quitando de Judá los lugares altos, las imágenes de Asera, y las esculturas (2 Crón. 34: 3). Jeremías comenzó su ministerio profético en el año 13 de Josías (Jer. 1: 2). Cinco años más tarde Josías inició la reparación del templo.
Safán.
Con frecuencia se menciona a Safán en el libro de Jeremías. Su hijo Ahicam fue el influyente amigo de Jeremías (Jer. 26: 24). Otro hijo suyo, Elasa, fue enviado por Sedequías como embajador a Nabucodonosor (Jer. 29: 3). Gemarías, otro hijo de Safán, fue uno de los príncipes que rogó al rey que no quemase el rollo de Jeremías (Jer. 36: 12, 25). Y Jaazanías, otro hijo de este escriba, aparece entre los " "setenta varones de los ancianos de la casa de Israel" " (Eze. 8: 11). Gedalías, que fue puesto como gobernador de Judea por Nabucodonosor después de la destrucción de Jerusalén, era nieto suyo (2 Rey. 25: 22; Jer. 39: 14; 40: 5). Otro nieto de Safán, Micaías, oyó cuando Baruc leía el rollo de Jeremías e informó a los príncipes de su contenido (Jer. 36: 10-13).
4. Al sumo sacerdote Hilcías.
Hilcías era hijo de Salum (1 Crón. 6: 13) o Mesulam (1 Crón. 9: 11), y su "hijo" o nieto (ver Neh. 11: 11; 1 Crón. 6: 13, 14; ver com. 1 Rey. 19: 16; 1 Crón. 2: 7) fue Seraías, sumo sacerdote cuando cayó Jerusalén (1 Crón. 6: 14, 15; 2 Rey. 25: 18, 21; Jer. 52: 24, 27). A su vez, Seraías fue padre de Josadac, que fue llevado al cautiverio (1 Crón. 6: 15). Josué, sumo sacerdote cuando volvieron del cautiverio en tiempos de Ciro, era hijo de Josadac (Esd. 3: 2, 8; 5: 2; 10: 18; Neh. 12: 26). También Esdras era descendiente de Hilcías (Esd. 7: 1).
El dinero que han traído.
Sin duda hacía ya algún tiempo que se estaba haciendo una colecta para la reparación del templo. En tiempos de Joás se había hecho una colecta similar (2 Rey. 12: 9, 10). El dinero no se reunió sólo en Judá y Benjamín sino también en Efraín y Manasés (2 Crón. 34: 9).
7. Ellos proceden con honradez.
Compárese con 2 Rey. 12: 15. Los nombres de muchas de estas personas aparecen en 2 Crón. 34: 12.
8. Libro de la ley.
Ver com. 2 Crón. 34: 14.
9. Han recogido.
Literalmente, "han vertido", lo que podría significar que habían sacado el dinero del cofre donde se lo había puesto (ver 2 Rey. 12: 9-11) o que lo habían fundido, como dice la BJ. El hebreo permite ambas traducciones.
11. Rasgó sus vestidos.
Josías se conmovió profundamen te cuando Safán leyó los mensajes del antiguo y sagrado libro. Comprendió claramente que el camino de la desobediencia llevarla a la nación a una terrible maldición, pero que la obediencia conduciría a la bendición, la vida y la prosperidad.
12. Ahicam.
Amigo y protector de Jeremías (Jer. 26: 24), padre de Gedalías. Este fue gobernador de Judea después de que Nabucodonosor tomó la ciudad de Jerusalén (2 Rey. 25: 22).
13. Preguntad a Jehová.
Los emisarios eran varios de los siervos en quienes más confianza tenía Josías. El rey comprendió la seriedad de lo que estaba en juego. Sabiendo cuán lejos había errado el pueblo de los caminos de justicia y hasta qué punto había abandonado al Señor, reconoció el grave peligro que corría la nación. Decidió hacer todo lo posible por salvar a su pueblo.
14. La profetisa Hulda.
Varios profetas actuaron durante el reinado de Josías Jeremías ya estaba haciendo su importante tarea (Jer. 1: 2). Habacuc y Sofonías también profetizaron durante el reinado de Josías (Sof. 1: 1; PR 283, 284, 287). No se da ninguna razón para que se recurriera a Hulda en esta ocasión. Entre las profetisas que se mencionan en la Biblia están María (Exo. 15: 20), Débora (Juec. 4: 4), Noadías (Neh. 6: 14), Ana (Luc. 2: 36) y las cuatro hijas de Felipe (Hech. 21: 8, 9).
Guarda de las vestiduras.
Salum, el esposo de Hulda, era el encargado de las vestiduras de los sacerdotes en el templo, o de las vestiduras reales. Cualquiera de los dos puestos lo habría convertido en un personaje de cierta importancia.
La segunda parte.
Heb. mishneh , "segunda". Es probable que esta "segunda parte" " de la ciudad fuera la " "ciudad nueva" (BJ), es decir la parte de Jerusalén que se había extendido al norte de la ciudad vieja y que fue abarcada por el muro de Manasés (2 Crón. 33: 14). Según Neh. 3: 9, 12, Jerusalén tenía dos "mitades" .
16. He aquí yo traigo ... mal.
La nación estaba condenada por su iniquidad. El pueblo había seguido durante tanto tiempo los caminos de la iniquidad, que se había endurecido en sus pecados. Tenían los sentidos tan embotados, que lo malo les parecía bueno, y preferían el mal antes que el bien. En tales condiciones la ruina de la nación no podría evitarse mediante una reforma transitoria.
Todo el mal.
Es decir, las calamidades predichas en Lev. 26: 16-39 y Deut. 28: 15-68.
17. Mi ira se ha encendido.
Ver Deut. 29: 25-28. Así como la ira de Dios se encendió sobre el pueblo escogido y resultó en la destrucción de la nación, también los castigos caerán con igual fuerza sobre los impenitentes cuando venga el fin del mundo (Apoc. 14: 18, 19; 15: 7, 8; 16: 1-21; PR 287).
No se apagará.
La ira de Dios se había encendido como un fuego inapagable. Una vez encendido, ese fuego ardería hasta que la nación se hubiera consumido (ver 2 Rey. 23: 26, 27; Jer.4:4; 15: 1-9; Eze. 15: 2-8). Se repitió a Josías el juicio pronunciado sobre Manasés (2 Rey. 21: 12-15), pues al parecer ninguna tentativa de reforma podría salvar ya a la nación culpable. Esta fue la terrible verdad que Hulda reveló, y que pronto sería el principal mensaje dejeremías: se había pronunciado la sentencia de condenación.
19. Se enterneció.
La humildad y ternura de corazón están entre las gracias cristianas más destacadas. El tierno corazón de Josías le hizo responder a las influencias del Santo Espíritu de Dios, y se conmovió profundamente por los pecados del pueblo que estaban causando tanta angustia y desastre.
20. En paz.
Hay momentos cuando aun la muerte es una bendición. En su misericordia, Dios permitiría que Josías muriera antes de que Judá se viera envuelto en su ruina final. Josías mismo murió en batalla (cap. 23: 29), pero esa muerte lo libró de ser testigo de la terrible calamidad que sobrevino pocos años más tarde.
CBA T2
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