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CBA - Segundo Libro de Los Reyes Capítulo 24


CBA Segundo Libro de Los Reyes Capítulo 24
1. Nabucodonosor.

Según Dan. 1:1, Nabucodonosor subió contra Jerusalén en el tercer año de Joacim, lo que correspondería al año cuando comenzó a reinar Nabucodonosor, o sea el 605 AC, si se ha de considerar que el cuarto año de Joacim corresponde al primero de Nabucodonosor (Jer. 25: 1, ver pág. 160 y nota 7). Según la Crónica Babilónica [descubierta no hace mucho], cuando Nabucodonosor era príncipe heredero de Babilonia derrotó decisivamente a los egipcios en las batallas de Carquemis y cerca de Hamat, en la primavera o comienzos del verano [del hemisferio norte] del año 605 AC. De este modo, toda Siria y Palestina quedaron a merced de los babilonios victoriosos. Sin duda, esto sucedió cuando Joacim de Judá se convirtió en vasallo de Babilonia y entregó rehenes -entre ellos Daniel- a Nabucodonosor. Tres años más tarde Joacim parece haberse aliado de nuevo con Egipto, y sus esperanzas en su renovado poderío parecieron correctas hasta cierto punto cuando los egipcios infligieron grandes pérdidas al ejército de Nabucodonosor en 601 AC. Pero la rebelión de Joacim demostró una falta de perspicacia política, porque los babilonios rápidamente se repusieron de su derrota y regresaron para castigar a sus vasallos desleales.

2. Conforme a la palabra de Jehová.

Ver Jer. 4: 20-29; 5: 15-17; Hab. 1: 6-10.

3. Mandato.

Dios usó las naciones de la tierra para ejecutar el castigo divino sobre Judá (ver PR 284).

Por los pecados de Manasés.

Repetidas veces se mencionan los pecados de Manasés como la causa principal de la caída de Judá (ver 2 Rey. 21: 11, 12; 23: 26; Jer. 15: 4).

4. Sangre inocente.

Incluso la de Isaías (PR 281). Sin duda Isaías no contempló las abominaciones de Manasés en silendo y complacencia, sino que levantó su voz en severa reprensión por las maldades del rey.

No quiso perdonar.

Con las atrocidades de Manasés culminó la larga historia de maldad de Judá. La copa de iniquidad se colmó y el castigo estaba a punto de caer. El buen reinado de Josías postergó por un tiempo la sentencia de destrucción, pero ésta no fue revocada. Se había llegado a tal punto, que Dios no pudo perdonar más la culpa nacional. Sin embargo, debe distinguirse entre la culpa de la nación y la culpa del individuo (ver com. cap. 17: 20).

5. Los demás hechos de Joacim.

Algunos de los detalles son oscuros. Sabemos que Nabucodonosor lo " "llevó a Babilonia atado con cadenas" (2 Crón. 36: 6); que sería sepultado "en sepultura de asno" ; que esto ocurriría "fuera de las puertas de Jerusalén" (Jer. 22: 19), y que su cadáver sería expuesto "al calor del día y al hielo de la noche" (Jer. 36: 30). Pueden armonizarse las dos declaraciones si

se considera que quizá no se llevó a cabo el plan de trasladar a Joacim a Babilonia, o que murió poco después de su captura como resultado del rudo trato de los caldeos. Algunos han pensado que los caldeos lo llevaron a Babilonia, pero que después lo liberaron como en el caso de Manasés durante el reinado de Esar-hadón (2 Crón. 33: 11-13; cf. Eze. 19: 5-9).

6. Joaquín.

Salvo en un caso (Jer. 52: 31), Jeremías llama a este rey Conías (Jer. 22: 24, 28; 37: 1) o Jeconías (Jer. 24: 1; 27: 20; 28: 4; 29: 2). En Crónicas se lo llama tanto Jeconías (1 Crón. 3: 16, 17) como Joaquín (2 Crón. 36: 9). En Ester 2: 6 aparece como Jeconías. La diferencia entre Jeconías y Joaquín es que se invierte el orden de los dos componentes del nombre. Ambos nombres significan, "Jehová establecerá". En la palabra Conías desaparece el signo del tiempo futuro, y el nombre significa "Jehová establece".

7. Nunca más.

En las batallas de Carquemis y cerca de Hamat (605 AC), los egipcios habían sido decisivamente derrotados por Nabucodonosor que entonces ocupó Palestina. Los egipcios infligieron grandes pérdidas al ejército de Nabucodonosor en 601 AC, pero aparentemente después de esto no pudieron poner en peligro el dominio de Nabucodonosor sobre Palestina.

Desde el río de Egipto.

Ya en época de Tutmosis I (ver t. 1, pág. 153,) Egipto había conquistado a Palestina y Siria hasta el río Eufrates. No siempre fue dueño indiscutido de todo ese territorio, pero durante el reinado de Necao (610-595), otra vez intentó dominar ese territorio. Quizá el "río de Egipto" corresponda con el Wadi el-'Ar§sh (ver com. 1 Rey. 8: 65).

8. Dieciocho años.

El pasaje paralelo de 2 Crón. 36: 9 dice " "ocho años" en la RVR, pero en la Siriaca y en varias versiones de la LXX dice "dieciocho" . Joaquín no fue un rey niño, pues cuando fue llevado a Babilonia ya tenía hijos (Jer. 22: 28). En documentos cuneiformes babilónicos del año 592 AC se menciona también al rey Joaquín y a cinco de sus hijos.

Tres meses.

Con mayor precisión, tres meses y diez días (2 Crón. 36: 9).

Elnatán.

Uno de los embajadores enviados por Joacim a Egipto para buscar a Urías el profeta (Jer. 26: 22). Fue también uno de los príncipes que instó a Joacim para que no quemara el rollo de Jeremías (Jer. 36: 12, 25).

10. En aquel tiempo.

Según la Crónica Babilónica, Nabucodonosor comenzó su siguiente campaña contra Judá en el mes de Quisleu (dic. 598-ene. 597 AC).

Los siervos.

Es decir, sus generales. Este fue el segundo ataque de Nabucodonosor contra Jerusalén. El primero fue en 605 AC, el 3er. año de Joacim (Dan. 1: 1).

12. Salió.

En su desesperación, Joaquín se rindió. Según la Crónica Babilónica fue el 2 de Adar, año 7.° del reinado de Nabucodonosor en el calendario babilonio (aproximadamente el 16 de marzo de 597 AC).

Octavo año.

Es decir, el 8.° año de Nabucodonosor, según el cómputo judío, de acuerdo con el cual comenzó entre sep. y nov. de 598 AC. Todavía era el 7.° año según el cómputo babilonio (ver nota, pág. 165).

13. Todos los tesoros.

Algunos de los vasos del templo ya se habían llevado a Babilonia en el año 605 cuando Nabucodonosor atacó a Jerusalén por primera vez (Dan. 1: 2; 2 Crón. 36: 7). Sin duda, en esta ocasión se llevaron los vasos más valiosos que habían quedado después del saqueo inicial, pero aún quedaban algunos vasos (2 Rey. 25: 13-16; Jer. 27: 18-20). Con referencia al número de vasos llevados a Babilonia ver Esd. 1: 7-11.

Como Jehová había dicho.

Isaías había hecho esta predicción cuando los embajadores de Babilonia visitaron a Ezequías (2 Rey. 20: 17; Isa. 39: 6).

14. Toda Jerusalén.

Es decir, lo mejor de la gente. Jeremías usó el símbolo de "higos muy buenos" para representar a los que fueron deportados en esta ocasión (Jer. 24: 1-7). El profeta Ezequiel estuvo entre los que fueron llevados a Babilonia. Los años de su libro se cuentan a partir del cautiverio de Joaquín (Eze. 1: 1-3), o sea el año 597 AC. Al despojar a Jerusalén de sus artesanos, se privó a la ciudad conquistada de los ciudadanos que eran más útiles en la guerra y que proporcionaban al conquistador valiosos ayudantes para sus propias y vastas empresas de construcción.

15. Llevó cautivos.

En cumplimiento de las profecías de Isaías (2 Rey. 20: 18; Isa. 39: 7) y Jeremías (Jer. 22: 24-30).

La madre del rey.

El que se la mencione en primer lugar después del rey, anteponiéndola a las esposas del monarca, indica su elevada jerarquía.

Las mujeres del rey.

Una prueba de que el rey tenía más de "ocho" años de edad (ver com. vers. 8).

Los poderosos.

Los principales funcionarios civiles y eclesiásticos: príncipes, eunucos, nobles, cortesanos, ancianos, sacerdotes, profetas y levitas (ver Jer. 29: 1, 2).

16. Hombres de guerra.

O sea los "hombres valientes" (vers. 14), los principales del país que estaban preparados para la guerra y que, como los caballeros de la Europa medieval, dirigían al pueblo en la batalla.

Mil.

Los artesanos y herreros, junto con los 7.000 "hombres de guerra" sumaban 8.000. Los 2.000 restantes eran funcionarios civiles y eclesiásticos.

17. Matanías.

Hermano de Joacim e hijo de Josías. Fue el tercer hijo de Josías que reinó sobre Judá (ver 1 Crón. 3: 15).

Sedequías.

Literalmente, "justicia de Jehová" o "Jehová es justicia". Tal vez los hebreos tuvieron algo que decir en cuanto a los nombres que les ponían sus dominadores, porque es difícil suponer que Nabucodonosor hubiera escogido este nombre.

18. Once años.

Desde 597 hasta 586 AC.

Hamutal.

Sedequías era, por lo tanto, hermano de Joacaz por padre y madre (cap. 23: 31); pero sólo medio hermano de Joacim (vers. 36).

19. Hizo lo malo.

Moralmente Sedequías era muy débil (ver 2 Crón. 36: 12-16; Jer. 37: 1, 2; 38: 5; 52: 2; Eze. 17: 13-19; 21: 25). Hay indicios de que a veces procuró hacer lo recto, pero le faltó valor para proceder de acuerdo con sus convicciones (Jer. 34: 8-16; 37: 2-21; 38: 4-28).

20. Sedequías se rebeló.

Con esta frase se introducen los acontecimientos del cap. 25. Más apropiadamente, podría estar en el comienzo de ese capítulo. El cap. 24 lógicamente termina con la palabra "presencia". La rebelión de Sedequías contra Babilonia hizo que Nabucodonosor llevara a cabo una campaña militar contra Judá, que significó la ruina de esta nación. En la primera parte del reinado de Sedequías los falsos profetas fomentaron una expectativa general de que los exiliados pronto volverían de Babilonia y terminaría la opresión del yugo babilónico (Jer. 27: 16; 28: 1-4, 10, 11). Quizá hubo alguna relación entre esta expectativa y el envío de mensajeros a Babilonia por parte de Sedequías (Jer. 29: 3), y el hecho de que el rey mismo fuera a Babilonia en el cuarto año de su reinado (Jer. 51: 59). Constantemente Jeremías procuró corregir esa idea errónea, y aconsejó que el rey siguiera siendo sumiso y no se rebelara (Jer. 27: 5-22; 28: 5-17; 29: 1-32); sin embargo, Sedequías siguió intentando liberarse del yugo babilónico, y para ello trató de conseguir la ayuda de Egipto (Eze. 17: 15; cf. Jer. 37: 5; 44: 30). Los pueblos vecinos de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón también anhelaban liberarse del yugo babilónico, y anteriormente habían enviado embajadores a Judá para proponer una rebelión general (Jer. 27: 3-11).

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