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CBA - Libro de Esdras Capítulo 8


CBA Libro de Esdras Capítulo 8
1. Estos son los jefes.

La lista de los repatriados que se presenta en los vers. 1-14 es paralela con la del cap. 2: 3-19, y en buena medida repite los mismos nombres de las familias aunque no exactamente en el mismo orden. En todos los casos, las cifras aquí son muy inferiores, siempre menos de la tercera parte y en un caso menos de la duodécima parte del número original. A lo sumo pueden encontrarse tres nuevas familias de colonos: las de Secanías (vers. 5), Joab (vers. 9), y Selomit (vers. 10), pero en dos de esos casos la grafía del nombre es dudosa. Básicamente, Esdras fue a Jerusalén acompañado por miembros de las mismas familias que habían ido con Zorobabel, aunque con Esdras iban menos familias y menos miembros de cada familia. Por lo tanto, la lista de Esdras es mucho más corta que la de Zorobabel, que había retornado a Jerusalén unos 80 años antes.

En total se enumera a 1.754 hombres, pero no se dan cifras salvo en el caso de unos pocos grupos. Si se calcula que para cada hombre había una mujer y dos o tres niños, el total de hombres, mujeres y niños que viajaron con Esdras habría sido de aproximadamente 8.000. Es fácil de explicar por qué el grupo que acompañó a Esdras era menor que el que había viajado con Zorobabel 80 años antes. Las mismas razones que entonces retuvieron a muchos, tenían mayor peso ahora. En el Cercano Oriente no es fácil separar a una familia del lugar donde ha vivido por un largo lapso. En ese momento, los judíos que permanecían en los países de su exilio ya habían estado allí durante casi siglo y medio. Las excavaciones realizadas en Nipur han proporcionado numerosos documentos que demuestran que muchos judíos ricos vivían en esa zona de Mesopotamia durante el reinado de Artajerjes I. Por eso quizá a Esdras y a sus colaboradores les resultó difícil convencer a muchos más para que fueran con ellos a Palestina. Los repatriados sólo podrían esperar una vida ardua en la antigua patria, con menos comodidades que las de Babilonia. En vista de estas consideraciones, sorprende que Esdras hubiera logrado convencer a unas 2.000 familias para que echaran su suerte con la de sus hermanos en la antigua patria.

2. De los hijos.

En el vers. 2 se mencionan dos familias sacerdotales y una de la casa de David. No se da el número de hombres que pertenecían a cada una de las tres familias. Lo mismo ocurre con la primera familia que se menciona en el vers. 3. Es posible que estas cifras hubieran desaparecido en una de las antiguas copias. Es pues imposible precisar el número exacto de repatriados.

Hatús.

El vers. 2 debería concluir así: "Hatús, hijo de Secanías". Hatús era nieto de Secanías (1 Crón. 3: 22, 23), y remoto descendiente de David.

3. Paros.

Acerca de este nombre y los que aparecen en los versículos siguientes, ver com. cap. 2, bajo los mismos nombres.

5. Secanías.

Parece haberse perdido un nombre, quizá antes de "Secanías", o acaso después de él. La LXX incluye el nombre de Zattu, que aparece en el cap. 2: 8. Esto se ve en la BJ: " "De los hijos de Zattú, Sekanías, hijo de Yajaziel, y con él trescientos varones" " .

10. Selomit.

Al igual que en el vers. 5, pareciera faltar un nombre. La LXX y la BJ rezan: "De los hijos de Baní: Selomit, hijo de Yosifías"." Baní aparece como jefe de familia en cap. 2: 10.

13. Los postreros.

Quizá deba entenderse como "los menores". Las familias de los hijos mayores parecen haber retornado en tiempos de Zorobabel (cap. 2: 13).

15. Junto al río.

El río o canal de Ahava (vers. 21, 31) no aparece en ningún otro pasaje. El relato de Esdras parecería indicar que era un lugar cercano a Babilonia, porque resultó fácil llegar hasta los levitas, a quienes se les envió una última invitación desde ese lugar (ver vers. 15-20). Algunos han pensado que correspondería con 'Ihi del Talmud, lugar que identifican con lo que hoy es Hit, al noroeste de Babilonia.

Hijos de Leví.

La razón de la ausencia de los levitas quizá fue la misma que ya se consideró (cf. cap. 2: 40), donde también es evidente el pequeño número de levitas repatriados (ver también com. cap. 8: 1).

16. Entonces despaché.

Este pasaje parecería indicar que Esdras no sólo se sorprendió porque los levitas no habían respondido a su invitación sino que también se turbó. Sin ellos le parecía incompleta su caravana, sobre todo porque deseaba efectuar un reavivamiento religioso (ver cap. 7: 10, 14-28; cf. caps. 9, 10). Es significativo que mandara a "hombres doctos" además de los nueve jefes de familia mencionados para que hicieran una última y urgente invitación a los levitas a fin de que participaran del retorno a Jerusalén. Estos dos hombres, a pesar de no tener títulos ni funciones oficiales, podrían haber sido muy elocuentes o persuasivos, o por alguna otra característica se los consideraba excepcionalmente aptos para la tarea.

17. Casifia.

Se desconoce la ubicación de este lugar. Algunos han pensado que sería el centro religioso de los judíos babilónicos. Otros han opinado que allí habría una escuela donde se preparaba a los jóvenes levitas para que fueran maestros en las escuelas de las sinagogas. Pero debe notarse que Iddo, el jefe de este centro levítico, pertenecía al grupo de los servidores subalternos del templo (ver com. cap. 2: 43).

18. Según la buena mano.

Esta es la forma habitual de Esdras para reconocer la providencia divina (ver caps. 7: 6, 9, 28; 8: 31). Se registran expresiones similares en Nehemías 2:8, 18, pero no aparecen en el resto del AT.

Un varón entendido.

Heb. 'ish sékel. Algunos comentadores piensan que se trata de un nombre propio, pero no hay suficiente razón para ello. No se conoce este nombre. Si se considera que 'ish sékel es nombre propio, aparece el problema de tener que suponer que el nombre de sus antepasados y el número de levitas de su grupo familiar se han perdido de la lista. El nombre de este "varón entendido" " o "experto" (BJ) es Serebías, a quien se menciona más de una vez en tiempo de Nehemías como a un levita principal (Neh. 8: 7; 9: 4, 5).

20. David con los príncipes.

No se registra ni en Reyes ni en Crónicas que David hubiera aumentado el número de los servidores del templo, aunque una disposición tal concuerda con otras modificaciones que se sabe fueron hechas por él. Es probable que los primeros servidores del templo fueran los gabaonitas (ver com. Jos. 9: 21; Esd. 2: 43).

Designados por sus nombres.

Sin duda el narrador consideró que era necesario afirmar que una lista de los nombres de esos servidores del templo había sido enviada por Iddo a Esdras, quizá para que les sirviera como una credencial, pero no creyó necesario incluir la lista en el relato.

21. Publiqué ayuno.

Muchas veces el ayuno simbolizaba arrepentimiento y a menudo acompañaba a un desastre que había ocurrido o que era inminente. Sin embargo, en este caso, se ayunó en relación con los ruegos por un viaje seguro. Como lo indican los vers. 21y 22, recaía esadamente sobre Esdras la gran responsabilidad de guiar, a esos miles de personas a salvo hasta Judea. A los expedicionarios les resultaba muy real la urgente necesidad de protección divina, porque Esdras - deseoso de convencer al rey del poder del verdadero Dios- no había pedido una escolta armada, o se había negado a aceptarla (vers. 22). Sin embargo, Nehemías no tuvo 380 escrúpulos de conciencia por viajar acompañado de una escolta tal (Neh. 2: 9), lo que no constituía un lujo innecesario en un viaje tan peligroso por vastos territorios tan escasamente poblados. Bien comprendía Esdras los peligros que enfrentaría el grupo de repatriados sin armas y portadores de un gran tesoro. Sabiendo que por encima de todas las cosas necesitaba la protección divina, pero sabiendo también que sólo estarían seguros de la presencia de Dios si ningún pecado se interponía entre el pueblo y su Dios, les ordenó que ayunaran y se "afligieran" (humillaran), lo que significaba que escudriñaran su vida y eliminaran todo pecado conocido antes de emprender la marcha.

Nuestros niños.

Esto demuestra que en el tiempo de Esdras los hombres iban acompañados por sus familias, mientras que en el tiempo de Zorobabel la mayoría de las familias habían quedado atrás durante algún tiempo (ver com. Esd. 2: 64).

22. Enemigo en el camino.

Ver com. vers.21. El vers. 31 implica que no se trataba de ningún enemigo imaginario. Quizá Esdras sabía que los samaritanos se proponían interceptar la caravana, o que algunas de las tribus árabes, que no estaban dominadas por Persia, sabían del viaje de la caravana y hacían planes para atacarla y saquearla.

24. A Serebías y a Hasabías.

El hebreo no dice que Hasabías, Serebías y sus hermanos eran sacerdotes. Sacerdotes eran los 12 que se mencionan en la primera parte del versículo. Los tesoros fueron confiados a los 12 sacerdotes, y a Serebías, Hasabías y sus diez hermanos: un total de 24 hombres que debían transportar a Jerusalén los tesoros.

25. Les pesé.

La plata y el oro estaban en barras o lingotes y no en monedas. Para esa época, los persas usaban monedas, pero el grueso del tesoro se guardaba en lingotes ( Herodoto iii. 96).

26. Plata.

Cualquier intento de convertir el precio del oro, la plata y el bronce a valores modernos no tendría sentido aquí porque no reflejaría el poder adquisitivo de esas cantidades en el tiempo de este relato. Los 650 talentos de plata equivalían a unos 22.230 kg. Los 100 talentos de oro pesaban como 3.420 kg. Aun los eruditos más exigentes reconocen que esta lista detallada de los tesoros y la lista de los jefes de familia que viajaban con Esdras tienen un sello de autenticidad. Si el libro de Esdras sólo fuera ficción, el autor difícilmente habría dedicado tanto espacio a las tediosas listas de los repatriados o a los pormenores de los tesoros.

Aunque mucho de este tesoro puede haber salido del peculio real, una buena parte fue donada por los judíos pudientes de Persia y Babilonia, y algo también por sus amigos gentiles (ver cap. 7: 15, 16). Si bien parece grande el tesoro que se llevaron de vuelta a Judea, no debe olvidarse que la riqueza de Persia en ese tiempo era inmensa (ver Dan. 11: 2). Según lo que relata Herodoto (iii. 94, 95), la India pagaba un tributo anual de 360 talentos de oro en polvo (12.300 kg); Babilonia, un tributo de 1.000 talentos de plata (34.200 kg), y otras satrapías del vasto imperio contribuían también con grandes sumas. Herodoto calcula en 14.560 talentos eubeos. En comparación con esta cuantiosa suma, el tesoro que Esdras llevó a Judea no parece excesivo, como lo han expresado algunos comentadores.

27. Vasos de bronce bruñido.

No hay ninguna indicación en cuanto al tipo de vasos ni a la razón por la cual eran "preciados como el oro". Algunos han pensado que estaban tan bruñidos que relucían como oro. Otros creen que estaban hechos de una aleación de bronce (oricalco) muy cotizada en la antigüedad.

28. Vosotros estáis consagrados.

Consagrados a Dios para el desempeño de su oficio, los sacerdotes y los levitas eran los guardianes legítimos de las cosas consagradas.

29. Los aposentos.

Estas habitaciones estaban a ambos lados del edificio principal en el atrio del templo (ver 1 Rey. 6: 5). Algunas servían de residencia para los sacerdotes; otras, de depósitos (ver Neh. 13: 5).

31. El doce.

Los viajeros habían comenzado a congregarse el primer día del primer mes (cap. 7: 9), pero durante los tres días que habían acampado en el lugar de reunión (cap. 8: 15), Esdras había descubierto que ninguno de los sacerdotes o levitas había respondido a su convocación. Al punto tomó las medidas que se relatan en el cap. 8: 16-20 a fin de inducir a algunos de los levitas y servidores del templo para que los acompañaran. Cuando estos hombres llegaron, Esdras mandó ayunar a fin de suplicar la protección divina durante el viaje y encomendó los sagrados tesoros al cuidado de los sacerdotes y levitas. Transcurrieron otros ocho días más mientras se concluyeron los preparativos para el viaje. La partida del río Ahava no se realizó hasta el día 12.

Del asechador en el camino.

Los temores de Esdras eran justificados y los peligros eran reales, pero fue recompensada la fe en la protección divina, No se dice cómo se logró la liberación de mano de sus enemigos, pero en la forma en que le plugo a Dios, él cuidó de los que se habían consagrado y habían depositado su confianza en él. La mano de Dios condujo a salvo a Esdras y a sus compañeros de viaje, a través de todos los peligros del camino, y los hizo llegar sin daño ni pérdida a su destino.

32. Llegamos a Jerusalén.

Como ocurrió en la narración del viaje de Zorobabel, nada se dice del camino que tomaron ni de las vicisitudes del largo viaje de cuatro meses (PR 453, 454). Ver com. cap. 2: 68 acerca de la probable ruta de Babilonia a Judea.

Reposamos allí tres días.

Después del cansador viaje, era necesario un breve, período de completo descanso. Como Nehemías (Neh. 2: 11), Esdras se conformó con un descanso de tres días.

33. Fue luego pesada.

Al cuarto día, Esdras cumplió con su misión de entregar a la tesorería del templo las diversas donaciones que, habían traído de Babilonia. Compareció ante los sacerdotes y los levitas, que eran los guardianes del templo, y les entregó toda la ofrenda de oro, plata y utensilios que se enumera en los vers. 25-27.

Meremot.

Este sacerdote, hijo de Urías, participó en la tarea de pesar los tesoros que Esdras había llevado de Babilonia; además, era uno de los jefes de la orden sacerdotal, tanto con Esdras como con Nehemías. Se lo nombra como reparador de dos secciones del muro de Jerusalén cuando Nehemías era gobernador (Neh. 3: 4, 21), y como uno de los que firmó el pacto entre Dios e Israel que más tarde fue concluido bajo la dirección de Esdras y Nehemías, en el año 444 AC (Neh. 10: 5).

Eleazar.

Era sacerdote al igual que Meremot. Es posible que fuera el mismo Eleazar que tomó parte en la ceremonia de la dedicación del muro en tiempo de Nehemías (Neh. 12: 42).

Jozabad.

Jozabad y Noadías eran los levitas principales. El nombre de Jozabad está de nuevo en Esd. 10: 23; Neh. 8: 7; 11 : 16.

34. Se apuntó todo aquel peso.

No sólo se contaron y se pesaron los lingotes y los utensilios, sino que los sacerdotes a cargo del templo tomaron un inventario en el cual se apuntó el peso de cada utensilio. Esa precaución servía para impedir que los guardianes del templo desfalcaran esa propiedad. También libraba a Esdras de responsabilidad y lo protegía en el caso de que se presentaran acusaciones posteriores. En Mesopotamia, aun las más pequeñas transacciones comerciales debían quedar documentadas, y sin duda se le exigió a Esdras que enviara a los archivos reales un recibo firmado, como prueba de que se habían cumplido las disposiciones del decreto.

35. Holocaustos.

Como lo habían hecho sus predecesores con Zorobabel, al sacrificar, "por todo Israel" en la dedicación del templo (cap. 6: 17), los repatriados que acababan de llegar -sin duda también representantes de todo Israel- ofrecieron sacrificios por toda la nación. El tipo de animales que se ofreció en ambos casos fue el mismo. El número de machos cabríos es idéntico, pero en todos los otros casos, el número de animales es mucho menor que el que se había ofrecido en la ocasión anterior. Esto corresponde con el número comparativamente pequeño de los que volvieron con Esdras. En cada categoría, salvo en la de los corderos, el número era divisible por 12. Es difícil explicar el número 77, a menos que se hubiera deseado hacer resaltar el número 7, como lo han sugerido algunos antiguos comentadores.

36. Entregaron.

El cambio de la primera persona a la tercera persona plural no demuestra que el autor hubiera sido otro (ver com. cap. 7: 28). Es posible que este versículo resuma lo que Esdras ya había hecho en su viaje del Oriente a Jerusalén.

Sátrapas.

Ver com. Est. 3:12. El sátrapa "Del otro lado del río" tenía sede en Alepo o en Damasco. Parecería muy probable que la caravana de Esdras se hubiera detenido en la residencia del sátrapa a fin de presentarle la autorización real para su misión. Después de su llegada a Jerusalén, sin duda Esdras informó de su misión al gobernador y entregó a los funcionarios del tesoro el decreto financiero del rey (cap. 7: 21, 22). Esdras agrega que todos éstos funcionarios cooperaron. Muy pocas veces los persas se opusieron a los intereses de los judíos.

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