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CBA - Libro de Nehemías Capítulo 8


CBA Libro de Nehemías Capítulo 8

1. Se juntó todo el pueblo.

La introducción al relato del cap. 8 es idéntica a la de Esd. 3 (Neh. 7: 73 a 8: 1; Cf. Esd. 3: 1). Con las mismas palabras se describe el mismo asunto: la reunión del pueblo al comienzo del séptimo mes. Pero el propósito de esta asamblea era diferente del que se menciona en Esd. 3. En esa ocasión se habían congregado para restaurar el altar del holocausto y restablecer los cultos y sacrificios. Pero ahora los habitantes de Judea se habían reunido para celebrar las grandes fiestas del séptimo mes y recibir instrucción religiosa. Al parecer no se los convocó para esta reunión, sino que vinieron al templo como acostumbraban hacerlo en esa fecha. Por lo tanto, quizá Esdras instituyó esas reuniones después de regresar de Babilonia, 13 años antes, y se hizo costumbre en Judea reunirse en Jerusalén al comienzo del año civil (ver t. II, pág. 113) para recibir instrucción y celebrar las tres grandes fiestas de ese mes: el día de las trompetas, el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos (Lev. 23: 24-43; ver com. Exo. 23: 14; Deut. 16: 13-16).

La puerta de las Aguas.

Acerca de la ubicación de esta puerta, ver com. cap. 3: 26.

Dijeron.

Es notable que el pueblo hubiera venido en procura de instrucción. Aunque muchos de ellos eran descuidados en la observancia de la ley, sentían el deseo de oírla leer. No estaban conformes con las condiciones reinantes y deseaban alcanzar un nivel más elevado en su experiencia espiritual. Estaban convencidos de que se beneficiarían al oír la Palabra de Dios.

Esdras el escriba.

Ver com. Esd. 7: 6.

El libro de la ley.

El pueblo conocía el Pentateuco, al cual se hace referencia aquí, y sabía que Esdras era un hombre versado en ese libro.

2. El primer día.

El día de año nuevo según el calendario civil (ver t. II, pág. 113). La luna nueva del séptimo mes se diferenciaba de las otras lunas nuevas del año por ser el día de la fiesta de las trompetas. Se lo festejaba con una asamblea solemne y no se trabajaba (Lev. 23: 23-25; Núm. 29: 1-6).

3. Desde el alba hasta el mediodía.

La instrucción duró cinco o seis horas. Por los vers. 4-8 se puede ver que esa instrucción no consistió meramente en una lectura incesante, sino que la lectura de la ley alternaba con interpretaciones explicativas hechas por los levitas.

4. Un púlpito de madera.

En 2 Rey. 11: 14 y 23: 3 se habla de la columna de bronce frente al templo. Aquí se emplea la palabra hebrea migdal , "torre". Por lo tanto, debe 427 entenderse que el "púlpito era una estructura muy alta, de modo que el pueblo pudiera ver y oír sin dificultad a Esdras y a sus compañeros.

Junto a él.

A la derecha de Esdras había seis personas, tal vez sacerdotes, y a su izquierda, siete. En el libro apócrifo de 1 Esdras se dice que también eran siete los que estaban a su derecha. Se inserta el nombre de Azarías entre Anías y Urías. Es posible que este Urías fuera el padre del Meremot de cap. 3: 4, 21; Maasías, el padre del Azarías de cap. 3: 23; Pedaías, el personaje nombrado en cap. 3: 25. Si se acepta el registro de 1 Esdras, el Azarías que se añade podría ser el que se nombra en cap. 3: 23. En cap. 3: 4, 6 aparece un Mesulam y en cap. 3: 11, 14, 31 un Malquías.

5. El pueblo estuvo atento.

El hebreo dice literalmente: "El pueblo entero se puso en pie" " (BJ). En las reuniones públicas, era común que los judíos se sentaran para escuchar, aunque en algunos casos quedaban parados. Cuando se elevaba la oración, la congregación estaba en pie. No debe suponerse que estuvieron de pie durante las seis horas de la lectura y la instrucción. La tradición rabínica afirma que desde los días de Moisés los israelitas habían tenido la costumbre de ponerse en pie cuando se leía la ley.

6. Bendijo entonces Esdras a Jehová.

La bendición de Esdras pudo haber comenzado con una frase de gratitud, como la de David (1 crón. 29: 10), pero difícilmente habría sido todo un salmo, como en 1 Crón. 16: 8-36.

¡Amén! ¡Amén!

La repetición señala la intensidad de los sentimientos (ver. 2 Rey. 11: 14; Luc. 23: 21).

Alzando sus manos.

Respecto a la costumbre judía de alzar las manos en oración, ver Sal. 134: 2; 1 Tim. 2: 8; etc.

Inclinados a tierra.

Cf. 2 Crón. 7: 3.

7. Y los levitas.

Algunos de estos mismos levitas aparecen en el cap. 9: 4, 5.

El pueblo estaba atento.

Hebreo, "cuando el pueblo se puso de pie". Ver com. vers. 5. Si bien pudieron haberse levantado para oír la lectura de la ley, difícilmente hubieran seguido en pie durante las seis horas de la instrucción y la lectura. Debe entenderse que el pueblo quedó en su lugar, sin dispersarse. Todos tenían mucho interés y sentían gran hambre espiritual.

8. Claramente.

Heb. meforash , del verbo parash, "separar", "dividir", "especificar" (ver com. Esd. 4: 18). Aunque parash aparece varias veces en el AT, su sentido no es siempre claro. Si bien se puede traducir como, "claramente "distintamente", muchos eruditos prefieren traducir "aclarando" (BJ), lo que hace resaltar la idea de que no sólo leían claramente para que el oído pudiera entender, sino que "aclaraban" para que la mente pudiera comprender. Sin duda, era necesario escuchar claramente para poder comprender con claridad el sentido. Otros sugieren que debería traducirse "en secciones", o sea que se leían alternadamente, partes de la ley, y luego se las explicaba. Algunos han pensado que esta costumbre de leer un corto pasaje de las Escrituras en hebreo y luego explicarlo en arameo comenzó a practicarse después del exilio, cuando el arameo comenzó a reemplazar al hebreo (ver Neh. 13: 24) como idioma común del pueblo (ver el t. I, págs. 33, 34; com. Luc. 4: 16).

Ponían el sentido.

Se ha interpretado que esto significa que los levitas traducían las palabras hebreas al arameo, idioma popular.

Según los vers. 5-8, sólo los levitas leyeron del libro de la ley y explicaron lo que leían. Al parecer, Esdras no hizo más que abrir el libro (vers. 5) y presidir la reunión. Sin embargo. en los vers. 2, 3 se dice que Esdras mismo leyó al pueblo reunido. Por lo tanto, se ve que los vers. 4-8 son una descripción mas detallada de lo que se relata en los vers. 2, 3. Es posible que Esdras fuera el primero en leer, y que los levitas lo hubieran seguido después en la lectura y la exposición de la ley. Lo único dudoso es si los 13 levitas interpretaron la ley uno después del otro, o simultáneamente, a diferentes grupos de personas. Probablemente sea correcto esto último.

9. El gobernador.

Ver com. cap. 2: 63.

No os entristezcáis.

Los pasajes leídos deben haber causado profunda impresión en la multitud reunida. Las Escrituras leídas eran ciertas partes de Deuteronomio, junto con otras partes de la Torah, escogidas para convencer al pueblo de su pecado por haber transgredido los mandamientos del Señor, y para recordarle los castigos a los cuales así se exponía. Los presentes se conmovieron tanto, que se entristecieron y lloraron. Por eso Nehemías, Esdras y los levitas los consolaron y animaron.

10. Grosuras.

"Manjares grasos" (BJ), o sea manjares especiales.

Enviad porciones.

Cf. Est. 9: 19, 22. Es muy apropiado que los que tienen compartan con los que tienen poco o nada, especialmente en ocasiones festivas, para que todos puedan regocijarse juntos (ver Deut. 16: 14).

El gozo de Jehová.

Es errónea la opinión común de que la religión judía era lóbrega y austera. Su ritual y su ceremonial eran sumamente detallados y muy solemnes, había mucho regocijo en los servicios religiosos. Entre los ritos religiosos exigidos estaba el ofrecimientos de sacrificios de acción de gracias. El oferente y sus amigos comían la mayor parte de este sacrificio en una comida festiva (Deut. 27: 6, 7). En su concepción original, el sábado distaba mucho de ser una ocasión sombría como algunos lo han pensado. Era más bien un día de deleite espiritual, de gozo y alegría (Isa. 58: 14). De todas las otras ocasiones apartadas para ceremonias religiosas especiales, la gente, sólo debía "afligir" su alma en una de ellas (Lev. 23: 27). Las otras convocaciones eran fiestas en las cuales se conmemoraba la bondad de Dios y se le ofrecían alabanzas.

13. Al día siguiente.

Después de haber dedicado la primera parte del día de año nuevo -el primer día del año civil- a escuchar la instrucción del libro de la ley, y la segunda parte a una gozosa celebración, sin duda la gente regreso a sus hogares. Sin embargo, los jefes de familias y de ciudades se reunieron con los sacerdotes y otros jefes espirituales para recibir instrucciones en cuanto a las otras actividades del séptimo mes del calendario eclesiástico (ver t. II, págs. 111, 112).

14. Escrito en la ley.

La ley acerca de la celebración de la fiesta de los tabernáculos se encuentra en Lev. 23: 39-43. En Deut. 16: 13, 14, se ordenaba que la gente observara esta fiesta con alegría, la costumbre de morar en tabernáculos o enramadas se basa en Lev. 23: 43. Es evidente que esta práctica había sido abandonada primero durante el cautiverio nuevamente después de su reavivamiento temporario mediante Zorobabel (Esd. 3: 4).

15. Salid al monte.

No debe entenderse que esta orden correspondía con algo "como está escrito" en la Ley. El hebreo parecería decir eso, pero la LXX aclara que "Esdras dijo: Salid al monte"."

Olivo silvestre.

Literalmente, "árbol de aceite". Es dudoso que el olivo silvestre, u oleastro, que casi no tiene aceite, hubiera recibido este nombre. Por eso, algunos han opinado que se trata de un árbol resinoso, quizá algún conífero. En 1 Rey. 6: 23, 31, 32, se dice que se empleó su madera en la construcción del templo. El olivo silvestre difícilmente hubiera servido para el uso que se le dio según esos pasajes. La BJ traduce "pino" .

Palmeras.

Es decir, la palmera datilera.

Árbol frondoso.

En Lev. 23: 40 aparece la misma expresión, pero en ambos pasajes, el sentido no es claro. Quizá las traducciones de la RVR y la BJ son las más acertadas. Aquí no aparecen el "árbol hermoso" ni el "sauce de los arroyos" de Lev. 23: 40, pero figuran en cambio el "olivo", el "olivo silvestres" (pino, oleastro), y el "arrayán" ( "mirto" , BJ).

16. Su terrado.

Los techos planos de las casas del antiguo cercano Oriente, y los patios a los cuales comúnmente daban las habitaciones, eran sitios convenientes para levantar enramadas que usaban los habitantes de Jerusalén. Los que venían de afuera de la ciudad (vers. 15) ocuparon los baldíos y los atrios del templo, donde había lugar para muchos.

Puerta de las Aguas.

Ver vers. 1 y com. cap. 3: 26.

La puerta de Efraín.

Esta puerta estaba entre el "muro ancho" y la así llamada puerta Vieja (cap. 12: 38, 39), y por lo tanto debe haber estado en el muro occidental. El que no se la mencione en la enumeración del cap. 3 puede deberse a una omisión en la lista de cap. 3: 68, o a que esta puerta ya había sido completada antes de la llegada de Nehemías. Si no fue quemada en los ataques enemigos contra la ciudad (Neh. 1: 3), no tenía por que ser reparada.

17. No habían hecho así.

Esto no quiere decir que los israelitas no habían celebrado esta fiesta desde el tiempo de Josué, cuando se invadió Canaán, porque según Esd. 3: 4 los que volvieron entonces del cautiverio la observaron en el primer año de su retorno. También se menciona una celebración similar en relación con la dedicación del templo de Salomón (2 Crón. 7: 10; 1 Rey. 8: 6, 5). Por lo tanto, debe entenderse que no había habido ninguna celebración general como la que se realizó en esta ocasión (ver com. vers. 14).

18. Leyó Esdras.

Aunque el hebreo sólo 429 dice "él leyó", es obvio que fue Esdras quien leyó. La lectura diaria y sistemática de la ley podría indicar que éste era un año sabático, y que se estaba llevando a cabo lo que se ordena en Deut. 31: 10-13.

Hicieron la fiesta.

Ver Lev. 23: 34; Núm. 29: 12-34; Deut. 16: 13.

El octavo día.

En Lev. 23: 36 y Núm. 29: 35 se ordena solemnizar el octavo día.

Según el rito.

Es posible que este rito fuera la costumbre regularmente establecida y que ésta fuera una indicación más de que se había celebrado la fiesta todos los años.

CBA T3

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