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CBA - Segundo Libro de Crónicas Capítulo 31


CBA Segundo Libro de Crónicas Capítulo 31

1. Hechas todas estas cosas.

Cuando terminaron la pascua y la fiesta de los panes sin levadura que la siguió.

Todos los de Israel.

Todos los adoradores presentes, incluso los del territorio del reino del norte así como los de Judá.

Las estatuas.

Literalmente, "columnas", comunes entre las formas religiosas oriundas de Canaán (ver com. Gén. 28: 18).

Imágenes de Asera.

O árboles sagrados. Eran un emblema de fertilidad física (ver com. caps. 14: 3; 33: 7).

En Efraín.

Este impacto contra la idolatría abarco "todo Judá y Benjamín" y además "Efraín y Manasés", quizá no tan completamente en estos últimos, puesto que la palabra "todo" se aplica a los territorios de Judá. Quizá surja la pregunta de por qué, en el apóstata reino de Israel, se permitieron tales enérgicas medidas contra el sistema idolatrico de religión. Sin duda estas medidas habrían sido imposibles algunos años antes. Pero Israel era ahora solo una sombra de su grandeza interior. La mayor parte de su territorio ya había sido invadido por Asiria que había llevado cautivos a multitudes de sus habitantes; y ahora el debilitado remanente de la nación afrontaba su destino final.

Los castigos que ya habían sobrevenido y los mensajes de los profetas habían provocado un impacto, aunque el pueblo no había abandonado su idolatría (ver PR 215, 249). Pero en esas condiciones quizá había suficiente temor o apatía en la población para debilitar su oposición a la celosa minoría que al volver de Jerusalén destruía altares e imágenes por doquiera.

También es posible que la expresión "todos los de Israel que habían estado allí" incluyera a las muchedumbres de Judá y Benjamín, que después de haber pasado por las ciudades del reino del sur, hubieran sido invitadas por la minoría israelita que estaba presente, a extender la cruzada a Israel. Si algunos grupos procedentes de ese lavamiento popular espontáneo hubieran hecho rápidas incursiones a varios lugares altos de Efraín y Manasés, no había sido de extrañarse que hubieran tenido éxito debido a las circunstancias entonces reinantes en el reino del norte. Sin embargo, nos faltan detalles en cuanto a la forma en que se produjo la destrucción de los santuarios de la idolatría Israelita, y no hay ninguna indicación de que en realidad Ezequías llevara a cabo alguna acción oficial fuera de su propio reino pues "de esta manera hizo Ezequías en todo Judá" (vers. 20)

2. Arregló Ezequías la distribución.

Ezequías restauró el sistema de rotación del servicio como fue originalmente instituido por David (ver 1 Crón. 23: 6; 24: 1; también 2 Crón. 8: 14)

3. El rey contribuyó.

Se refiere a la contribución del rey para las ofrendas regulares del templo (ver 1 Crón. 23: 31) ordenadas por Moisés (Núm. 28,29). En medio del descuido general del templo, de había interrumpido todo este sistema, y el rey ahora lo renovó. Tomó la iniciativa, animando al pueblo y encargándose él mismo de suministrar recursos para esos sacrificios.

4. Porción correspondiente a los sacerdotes.

Se instruyó al pueblo para que diera a los sacerdotes y a los levitas los diezmos y las primicias (vers. 3) que había ordenado Moisés (Núm. 18: 12-30)

Para que ellos se dedicasen.

Heb. jazaq , que significa básicamente "ser fuerte","ser firme". Aquí parece tener el significado de "cumplir estrictamente". Contando con el debido apoyo, los sacerdotes y levitas no tendrían necesidad de dedicarse a empresas mundanas (ver Neh. 13: 10-14).

5. Dieron muchas.

Los vers. 5 y 6 describen la respuesta a la orden de Ezequías (vers.4).

Primicias.

Ver Núm. 18: 12-18; Deut. 18: 4.

Los diezmos.

Ver Gén. 14: 20; 28: 22; Lev. 27: 30-32; Núm. 18: 21-24; Neh. 10: 37; 13: 12; Mal. 3: 8-12; Mat. 23: 23; Heb. 7: 5-9.

6. Los hijos de Israel.

Los habitantes del 300 reino del norte que habían emigrado a Judá y se habían establecido allí (ver caps. 10: 17; 1 l: 13, 14, 16; 30: 25).

7. Mes séptimo.

El pueblo comenzó a traer sus diezmos en especie en el tercer mes (que comenzaba en mayo o junio), cuando había terminado la cosecha de cereales, y consintió en el séptimo mes (que comenzaba en septiembre u octubre) cuando había terminado la cosecha de los huertos y de los viñedos. En el séptimo mes correspondía normalmente la fiesta de la cosecha o de los tabernáculos (Exo. 23: 16; Lev. 23: 34) después de recolectados todos los frutos y de terminada la vendimia.

9. A los sacerdotes.

Lo que Ezequías preguntó a los sacerdotes se infiere por la respuesta dada en el vers. 10. Ezequías quedó sorprendido por la gran cantidad de productos que el pueblo había entregado, y puede haberse preguntado si lo que veía representaba la cantidad total que se había traído, o si los sacerdotes ya habían recibido lo suficiente como para cubrir sus necesidades.

10. Azarías.

Si éste fue el valiente sacerdote de ese nombre que resistió a Uzías (cap. 26: 17, 18), no debe haber ejercido su función durante algún tiempo; quizá fue depuesto por el idólatra Acaz, pues el sacerdote de Acaz fue el dócil Urías (2 Rey. 16: 10-16).

Casa de Sadoc.

El sacerdocio de este linaje, descendiente de Eleazar (1 Crón. 24: 3), debe distinguirse del de la casa de ltamar, que perdió el sumo sacerdocio ante la casa de Sadoc cuando Abiatar fue depuesto por Salomón (1 Rey. 2: 26-35). Al terminar la historia de Judá, el sacerdocio estaba en la casa de Sadoc (Eze. 44: 15).

Jehová ha bendecido.

Cuando el pueblo fue fiel en entregar sus diezmos, Dios lo bendijo dándole una abundante cosecha (ver Mal. 3: 10).

11. Cámaras.

Las contribuciones de las primicias y los diezmos que se habían traído eran tan abundantes que hubo que tomar medidas especiales para almacenarlas.

13. Al servicio de Conanías.

Conanías y Simei estaban a cargo de los diezmos que se traían al templo. De ellos dependía una cantidad de subalternos.

14. Las ofrendas voluntarias.

Estas ofrendas se distinguían de las primicias y de los diezmos (Deut. 12: 6).

Santísimas.

Así se designaba a las ofrendas en que se incluía harina, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la culpa (Lev. 2: 3; 6: 25; 7: 1, 6).

15. Ciudades de los sacerdotes.

Las ciudades de Judá y Benjamín asignadas originalmente a los sacerdotes se mencionan en Jos. 21: 9-19.

16. Varones anotados por sus linajes.

Quizá esto signifique que los levitas que servían en el templo, y cuyos nombres estaban registrados como tales, junto con sus hijos varones "de tres años arriba" eran sostenidos con la porción diaria del mismo santuario. De modo que no tenían parte con otros que vivían en las ciudades levíticas y no participaban de los sacrificios del templo.

17. De veinte años.

Los registros de los levitas correspondían con sus cargos y divisiones (ver 1 Crón. 23: 24).

18. Inscritos con todos.

Se inscribían los nombres de todos en los registros oficiales, incluso esposas, hijos e hijas. De esa manera, cada individuo de las familias sacerdotales recibía lo que le correspondía, y ninguno sufría por descuido o discriminación.

19. En los ejidos.

Había también "varones nombrados" que distribuían su parte a los sacerdotes y levitas que vivían en las zonas rurales, fuera de las ciudades sacerdotales (ver Lev. 25: 34; Núm. 35: 2-5; Jos. 14: 3, 4; 21: 2).

Los varones nombrados.

En las diversas ciudades había funcionarios nombrados para dar su parte a los sacerdotes y levitas rurales. Así a nadie se descuidaba, ni siquiera a los que vivían en los distritos donde podían ser olvidados.

20. Ejecutó lo bueno.

Ezequías demostró que era justo y recto, varón equitativo e íntegro, que cumplió con sus deberes de la mejor forma que pudo.

21. Fue prosperado.

La rectitud, justicia e integridad fueron la mejor garantía de prosperidad. Ezequías fue fiel a Dios y justo con su pueblo. Como resultado prosperó y la nación prosperó con él.

CBA T3

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