1. Se le fue el sueño al rey.
El rey quizá se devanaba los sesos tratando de acertar cuál sería el pedido de Ester. En una ocasión anterior ella se había apresurado a ir a Asuero con una información asombrosa (cap. 2: 21, 22). No habría sido raro que en aquella ocasión Ester tampoco hubiera estado dispuesta a esperar que el rey la llamara, pues el asunto era urgente. A medida que transcurría la noche,
sin duda la curiosidad y la imaginación del rey inventaron toda suerte de atentados contra su vida. Y para recordar bien ese caso, y quizá temeroso de que no se hubiera identificado a algunos conspiradores, el rey pidió que se le leyeran "las memorias y crónicas" o sea los registros históricos. Además, el hecho de que Ester hubiera invitado a Amán era un indicio muy sugestivo de que éste estaba implicado en alguna manera: pero el rey no podía saber si era como amigo o como enemigo. ¡No es de extrañarse entonces que no pudiera dormir!
Libro de las memorias y crónicas.
Parece que se hace referencia al mismo libro en los caps. 2: 23 y 10: 2, pero con un título abreviado: "libro de las crónicas".
Las leyeran.
Quizá el rey no podía leer en ese momento. Lo más probable es que hubiera escribas nombrados específicamente como lectores. En esos tiempos el leer y escribir requerían verdadera especialización, y sólo los expertos podían ser verdaderamente eficientes en lectura y escritura.
2. Hallaron escrito.
Ver cap. 2: 21-23.
3. ¿Qué honra o qué distinción?
En cualquier país, a quien descubre una conspiración contra la vida del rey o gobernante se le considera merecedor de una magnífica recompensa. En Persia, donde los "benefactores reales" formaban una clase separada y cuyos nombres estaban inscritos en una lista especial, le incumbía de un modo particular al monarca hacer que una persona tal recibiera una recompensa en proporción con el valor de sus servicios. Aunque no lo podía recordar en forma clara, pareciera que Asuero suponía que se había conferido a Mardoqueo alguna distinción u honor. Según el cap. 3: 1, poco después de esa conspiración -y quizá como resultado de ella-, Amán había sido ascendido por Asuero. Se ha sugerido que Amán, quizá de alguna manera, arregló las cosas para que se le diera el mérito de haber descubierto la conspiración.
4. Quién está en el patio?
Amán quizá llegó al despuntar el alba. Ya había suficiente luz como para que se advirtiera su presencia pero no como para identificarlo. En el Cercano Oriente se suele aprovechar las horas tempranas para atender asuntos oficiales. La premura de Amán para finiquitar su plan contra Mardoqueo antes de que llegara la hora señalada para el segundo banquete, lo impulsó a ir temprano con la esperanza de conseguir la primera audiencia. Su desmedida prisa para asegurar la destrucción de Mardoqueo hizo que él fuera la persona escogida por el rey para que tributara a Mardoqueo los máximos honores. " ¡Cuán a menudo la soberbia precede al quebrantamiento, y la altivez de espíritu a la caída! " (Prov. 16: 18).
5. He aquí Amán.
Aunque hubiera habido otros que esperaban en el patio una audiencia con el rey, habrían cedido su turno a un funcionario superior como Amán.
6. ¿Qué se hará?
Literalmente, "¿qué hacer?" (cap. 1: 15).
8. Que el rey se viste.
O que "el rey ha vestido". En Persia era un delito que se castigaba con la pena de muerte el vestirse, en circunstancias comunes, con un atavío que antes había usado el rey. Tal osadía significaba que el que llevaba ese atavío pensaba tomar la autoridad real. Pero por supuesto, el rey podía conceder una excepción como algo muy especial.
El caballo en que el rey cabalga.
Literalmente, "el caballo que el rey ha montado" . (Cf. Gén. 41: 43; 1 Rey. 1: 33.)
9. De los príncipes más nobles.
¡Pobre Amán! Como estaba seguro de que él iba a recibir semejante homenaje, se autonombró - inconscientemente- como el "príncipe más noble" que se escogería para tributar los honores a su peor enemigo.
10. Date prisa.
El rey no iba a tolerar que hubiera más dilaciones en un asunto que ya había esperado demasiado.
El judío Mardoqueo.
No hay duda de que la nacionalidad y ocupación de Mardoqueo estaban registradas en el libro de las crónicas del cual había leído el siervo aquella noche, y por el cual quizá el rey se había informado de los hechos que ahora refería. Hasta es posible que haya usado exactamente la misma expresión que aparece en el relato: "el judío. . . que se sienta a la puerta real".
11. Amán tomó el vestido.
No había escapatoria para Amán: no podía rehuir el deber que el rey le había impuesto. Al ocupar el cargo de primer ministro él debiera haber leído las crónicas para cerciorarse si había algún asunto inconcluso que a él le correspondía terminar. Ahora tenía que cumplir con lo que había dicho el rey que debía hacerse en honor del hombre a quien él deseaba honrar.
12. Volvió.
Mardoqueo volvió a su categoría y empleo anteriores. El rey consideró que el homenaje que Mardoqeo había recibido era una recompensa suficiente, de un valor más simbólico y práctico que una recompensa en dinero.
Cubierta su cabeza.
Una señal de duelo (ver 2 Sam. 15: 30).
13. Sus sabios.
Pareciera que Amán tenía sus propios magos consejeros: su gabinete. Herodoto habla de las supuestas facultades proféticas de los magos persas.
14. Apresurados, para llevar a Amán.
La cortesía del Cercano Oriente requería que un anfitrión enviara una escolta para que acompañase a los huéspedes invitados a un banquete o a otro convite (ver Luc. 14: 17).
Uno de los grandes propósitos del autor es mostrar que el que tiende una trampa contra su prójimo, corre el grave peligro de caer en ella. Con mucha frecuencia la gente sufre los mismos males que ha procurado infligir a otros (ver Mat. 7: 2).
CBA t3
El rey quizá se devanaba los sesos tratando de acertar cuál sería el pedido de Ester. En una ocasión anterior ella se había apresurado a ir a Asuero con una información asombrosa (cap. 2: 21, 22). No habría sido raro que en aquella ocasión Ester tampoco hubiera estado dispuesta a esperar que el rey la llamara, pues el asunto era urgente. A medida que transcurría la noche,
sin duda la curiosidad y la imaginación del rey inventaron toda suerte de atentados contra su vida. Y para recordar bien ese caso, y quizá temeroso de que no se hubiera identificado a algunos conspiradores, el rey pidió que se le leyeran "las memorias y crónicas" o sea los registros históricos. Además, el hecho de que Ester hubiera invitado a Amán era un indicio muy sugestivo de que éste estaba implicado en alguna manera: pero el rey no podía saber si era como amigo o como enemigo. ¡No es de extrañarse entonces que no pudiera dormir!
Libro de las memorias y crónicas.
Parece que se hace referencia al mismo libro en los caps. 2: 23 y 10: 2, pero con un título abreviado: "libro de las crónicas".
Las leyeran.
Quizá el rey no podía leer en ese momento. Lo más probable es que hubiera escribas nombrados específicamente como lectores. En esos tiempos el leer y escribir requerían verdadera especialización, y sólo los expertos podían ser verdaderamente eficientes en lectura y escritura.
2. Hallaron escrito.
Ver cap. 2: 21-23.
3. ¿Qué honra o qué distinción?
En cualquier país, a quien descubre una conspiración contra la vida del rey o gobernante se le considera merecedor de una magnífica recompensa. En Persia, donde los "benefactores reales" formaban una clase separada y cuyos nombres estaban inscritos en una lista especial, le incumbía de un modo particular al monarca hacer que una persona tal recibiera una recompensa en proporción con el valor de sus servicios. Aunque no lo podía recordar en forma clara, pareciera que Asuero suponía que se había conferido a Mardoqueo alguna distinción u honor. Según el cap. 3: 1, poco después de esa conspiración -y quizá como resultado de ella-, Amán había sido ascendido por Asuero. Se ha sugerido que Amán, quizá de alguna manera, arregló las cosas para que se le diera el mérito de haber descubierto la conspiración.
4. Quién está en el patio?
Amán quizá llegó al despuntar el alba. Ya había suficiente luz como para que se advirtiera su presencia pero no como para identificarlo. En el Cercano Oriente se suele aprovechar las horas tempranas para atender asuntos oficiales. La premura de Amán para finiquitar su plan contra Mardoqueo antes de que llegara la hora señalada para el segundo banquete, lo impulsó a ir temprano con la esperanza de conseguir la primera audiencia. Su desmedida prisa para asegurar la destrucción de Mardoqueo hizo que él fuera la persona escogida por el rey para que tributara a Mardoqueo los máximos honores. " ¡Cuán a menudo la soberbia precede al quebrantamiento, y la altivez de espíritu a la caída! " (Prov. 16: 18).
5. He aquí Amán.
Aunque hubiera habido otros que esperaban en el patio una audiencia con el rey, habrían cedido su turno a un funcionario superior como Amán.
6. ¿Qué se hará?
Literalmente, "¿qué hacer?" (cap. 1: 15).
8. Que el rey se viste.
O que "el rey ha vestido". En Persia era un delito que se castigaba con la pena de muerte el vestirse, en circunstancias comunes, con un atavío que antes había usado el rey. Tal osadía significaba que el que llevaba ese atavío pensaba tomar la autoridad real. Pero por supuesto, el rey podía conceder una excepción como algo muy especial.
El caballo en que el rey cabalga.
Literalmente, "el caballo que el rey ha montado" . (Cf. Gén. 41: 43; 1 Rey. 1: 33.)
9. De los príncipes más nobles.
¡Pobre Amán! Como estaba seguro de que él iba a recibir semejante homenaje, se autonombró - inconscientemente- como el "príncipe más noble" que se escogería para tributar los honores a su peor enemigo.
10. Date prisa.
El rey no iba a tolerar que hubiera más dilaciones en un asunto que ya había esperado demasiado.
El judío Mardoqueo.
No hay duda de que la nacionalidad y ocupación de Mardoqueo estaban registradas en el libro de las crónicas del cual había leído el siervo aquella noche, y por el cual quizá el rey se había informado de los hechos que ahora refería. Hasta es posible que haya usado exactamente la misma expresión que aparece en el relato: "el judío. . . que se sienta a la puerta real".
11. Amán tomó el vestido.
No había escapatoria para Amán: no podía rehuir el deber que el rey le había impuesto. Al ocupar el cargo de primer ministro él debiera haber leído las crónicas para cerciorarse si había algún asunto inconcluso que a él le correspondía terminar. Ahora tenía que cumplir con lo que había dicho el rey que debía hacerse en honor del hombre a quien él deseaba honrar.
12. Volvió.
Mardoqueo volvió a su categoría y empleo anteriores. El rey consideró que el homenaje que Mardoqeo había recibido era una recompensa suficiente, de un valor más simbólico y práctico que una recompensa en dinero.
Cubierta su cabeza.
Una señal de duelo (ver 2 Sam. 15: 30).
13. Sus sabios.
Pareciera que Amán tenía sus propios magos consejeros: su gabinete. Herodoto habla de las supuestas facultades proféticas de los magos persas.
14. Apresurados, para llevar a Amán.
La cortesía del Cercano Oriente requería que un anfitrión enviara una escolta para que acompañase a los huéspedes invitados a un banquete o a otro convite (ver Luc. 14: 17).
Uno de los grandes propósitos del autor es mostrar que el que tiende una trampa contra su prójimo, corre el grave peligro de caer en ella. Con mucha frecuencia la gente sufre los mismos males que ha procurado infligir a otros (ver Mat. 7: 2).
CBA t3
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