1. La casa de Amán.
Cuando un criminal era ejecutado, todas sus propiedades quedaban en poder del rey, quien disponía de ellas. Asuero ordenó que se entregaran a Ester todas las posesiones de Amán, que fue, según parece, un hombre muy rico (Ver com. cap. 3: 9).
Enemigo de los judíos.
Desde aquí en adelante, una alusión a Amán (cap 9: 10, 24).
Vino delante del rey.
Mardoqueo fue nombrado para desempeñar el cargo de Amán. Se convirtió en gran visir o primer ministro: magistrado de elevada jerarquía que ministraba personalmente al rey y estaba constantemente a su disposición.
Ester le declaró.
Es evidente que no lo había hecho antes de que surgiera la emergencia. No había necesidad de seguir ocultándolo ahora, pues Mardoqueo había sido reconocido como "bienhechor del rey" (ver caps. 2: 21-23; 6: 3-11), y además Ester se había visto obligada a identificarse como judía a fin de salvar a su pueblo.
2. Se quitó el rey el anillo.
Este anillo se le había quitado a Amán y fue devuelto a Asuero. El anillo era un símbolo de autoridad real, y tenía el sello real (ver com. cap. 3: 10).
Puso a Mardoqueo.
Las posesiones de Amán pasaron a poder de la corona y fueron entregadas a la custodia de Ester (ver com. vers. l). Pero ella no estaba en libertad de entregar lo que le había sido confiado por el rey, y que retenía en virtud de ser reina. Ester no le regaló la casa a Mardoqueo, sino que la confió a su cuidado. Pero en la práctica eso equivalía a un regalo. Así recibió una residencia adecuada a su nueva jerarquía de primer ministro.
3. Se echó a sus pies.
Un gesto de completa sumisión, no de adoración, común en los países del antiguo Cercano Oriente (ver com. cap. 3: 2-5).
Llorando.
Ester seguía muy emocionada. Rogó al rey invocando el amor que él personalmente le tenía.
Hiciese nula la maldad.
O, "anulara el perverso complot".
Aunque Mardoqueo estaba en posesión del sello real, no se atrevía a usarlo para dar autoridad a un nuevo decreto que contrarrestara uno que ya había sido dado personalmente por el rey.
4. Extendió a Ester el cetro de oro.
En esta ocasión quizá el rey extendió su cetro no sólo como una muestra de favor para Ester, y de buena voluntad para concederle una audiencia, sino también como una señal de beneplácito en acceder el deseo de Ester y deshacer el mal que había causado el decreto de Amán.
5. Si place al rey.
Ester recurrió en su petición al sentido de rectitud y de justicia del rey, y a esto unió, en forma aún más eficaz, su consideración personal para con ella. El no rehusaría ese pedido.
6. ¿Cómo podré yo ver?
Ester continúa basando su pedido en consideraciones personales; en esta forma reveló que tenía en cuenta el vínculo que unía sus intereses con los de su pueblo.
7. Respondió el rey Asuero.
Asuero propuso una solución, después de recordar a Ester y Mardoqueo la prueba de su buena voluntad para con los judíos.
8. Escribid, pues, vosotros.
Es decir, además de lo escrito por Amán, y para invalidarlo (ver cap. 3: 12).
A los judíos.
Más exactamente, "concerniente a los judíos". El nuevo decreto debía ser dirigido a los judíos antes que a los persas como había hecho Amán.
9. Los escribanos del rey.
En acatamiento a la costumbre legal de los persas, de que un decreto real no podía invalidarse, Mardoqueo ideó con éxito una manera para contrarrestar los efectos del decreto de Amán pero sin revocarlo. El decreto de Mardoqueo fue publicado en todos los idiomas, y los escribanos reales hicieron copias del mismo (ver cap. 3: 12).
El mes tercero.
No es seguro si fue el 12.° el 13er. año de Asuero (pág. 460; ver com. cap. 3: 7; cf. vers. 12). En el primer caso, la fecha sería el 25 de junio del 474 AC; en el segundo, el 13 de julio de 473 AC. De todas maneras, fue 2 meses y 10 días después de la proclamación del decreto de Amán, y 8 meses y 19 ó 20 días antes de que entrara en vigencia.
Este, que es el versículo más largo de la Biblia, contiene 43 palabras hebreas, o 192 letras.
10. Escribió en nombre del rey Asuero.
cf. cap. 3: 12-15.
Caballos veloces procedentes de los repastos reales.
Si bien el hebreo de esta frase es problemático -y así ha sido reconocido por los autores del Talmud-, la erudición sugiere que la traducción de la RVR es acertada. En la RVA aparecen "dromedarios" y "mulos", pero ésta es conjetura basada en la tradición. Esta frase no aparece en la LXX. "Caballos veloces de las caballerizas reales" (DHH).
11. Se reuniesen.
Los judíos, unidos, se convertirían en una fuerza formidable. Se ha dicho que los judíos fueron los "agresores" del día 13 del mes de Adar, pero no hay prueba de esto. El edicto sólo les permitía, claramente ponerse a la defensiva.
A destruir.
Compárese con las palabras del decreto de Amán (cap. 3: 13). El decreto de Mardoqueo concedía a los judíos derechos iguales al darles la oportunidad de defenderse.
Sus bienes.
El decreto anterior había dado idéntico permiso a los enemigos de los judíos (cap. 3: 13).
13. La copia.
El vers. 13 es prácticamente igual al pasaje del cap. 3: 14, que se refiere al decreto de Amán.
14. Caballos veloces.
Ver com. vers. 10. Este versículo repite, con una ligera variante, el pasaje del cap. 3: 15. Los correos que portaban el decreto de Mardoqueo debían ir "a 486 toda prisa" a fin de adelantarse a los que llevaban el decreto de Amán, quizá por temor de que, en algunos casos, los enemigos de los judíos pudieran tomar ventaja anticipándose al tiempo estipulado en el decreto de Amán.
15. Vestido real
El monarca persa vestía, según se dice, un manto purpúreo y un chaleco del mismo color con rayas blancas. Los mantos de honor que el rey concedía, generalmente eran de otros colores, pero de un solo tono. El que se obsequió a Mardoqueo parece haber sido semejante al del rey.
Susa entonces se alegró
Hay aquí un agudo contraste con la perplejidad ocasionada con el primer decreto (cap. 3: 15). Esto permite deducir que los persas, en general, simpatizaban con los judíos. También es posible que el primer decreto haya disgustado a otros grupos étnicos minoritarios, pues establecía un precedente que podría significar su propia ruina en un tiempo futuro.
17. Se hacían judíos.
Es decir, pedían ser considerados como prosélitos de los judíos, lo cual se les concedía. Compárese con el proceder de algunos de los egipcios cuando los hebreos salieron de Egipto (Exo. 12: 38).
CBA T3
Cuando un criminal era ejecutado, todas sus propiedades quedaban en poder del rey, quien disponía de ellas. Asuero ordenó que se entregaran a Ester todas las posesiones de Amán, que fue, según parece, un hombre muy rico (Ver com. cap. 3: 9).
Enemigo de los judíos.
Desde aquí en adelante, una alusión a Amán (cap 9: 10, 24).
Vino delante del rey.
Mardoqueo fue nombrado para desempeñar el cargo de Amán. Se convirtió en gran visir o primer ministro: magistrado de elevada jerarquía que ministraba personalmente al rey y estaba constantemente a su disposición.
Ester le declaró.
Es evidente que no lo había hecho antes de que surgiera la emergencia. No había necesidad de seguir ocultándolo ahora, pues Mardoqueo había sido reconocido como "bienhechor del rey" (ver caps. 2: 21-23; 6: 3-11), y además Ester se había visto obligada a identificarse como judía a fin de salvar a su pueblo.
2. Se quitó el rey el anillo.
Este anillo se le había quitado a Amán y fue devuelto a Asuero. El anillo era un símbolo de autoridad real, y tenía el sello real (ver com. cap. 3: 10).
Puso a Mardoqueo.
Las posesiones de Amán pasaron a poder de la corona y fueron entregadas a la custodia de Ester (ver com. vers. l). Pero ella no estaba en libertad de entregar lo que le había sido confiado por el rey, y que retenía en virtud de ser reina. Ester no le regaló la casa a Mardoqueo, sino que la confió a su cuidado. Pero en la práctica eso equivalía a un regalo. Así recibió una residencia adecuada a su nueva jerarquía de primer ministro.
3. Se echó a sus pies.
Un gesto de completa sumisión, no de adoración, común en los países del antiguo Cercano Oriente (ver com. cap. 3: 2-5).
Llorando.
Ester seguía muy emocionada. Rogó al rey invocando el amor que él personalmente le tenía.
Hiciese nula la maldad.
O, "anulara el perverso complot".
Aunque Mardoqueo estaba en posesión del sello real, no se atrevía a usarlo para dar autoridad a un nuevo decreto que contrarrestara uno que ya había sido dado personalmente por el rey.
4. Extendió a Ester el cetro de oro.
En esta ocasión quizá el rey extendió su cetro no sólo como una muestra de favor para Ester, y de buena voluntad para concederle una audiencia, sino también como una señal de beneplácito en acceder el deseo de Ester y deshacer el mal que había causado el decreto de Amán.
5. Si place al rey.
Ester recurrió en su petición al sentido de rectitud y de justicia del rey, y a esto unió, en forma aún más eficaz, su consideración personal para con ella. El no rehusaría ese pedido.
6. ¿Cómo podré yo ver?
Ester continúa basando su pedido en consideraciones personales; en esta forma reveló que tenía en cuenta el vínculo que unía sus intereses con los de su pueblo.
7. Respondió el rey Asuero.
Asuero propuso una solución, después de recordar a Ester y Mardoqueo la prueba de su buena voluntad para con los judíos.
8. Escribid, pues, vosotros.
Es decir, además de lo escrito por Amán, y para invalidarlo (ver cap. 3: 12).
A los judíos.
Más exactamente, "concerniente a los judíos". El nuevo decreto debía ser dirigido a los judíos antes que a los persas como había hecho Amán.
9. Los escribanos del rey.
En acatamiento a la costumbre legal de los persas, de que un decreto real no podía invalidarse, Mardoqueo ideó con éxito una manera para contrarrestar los efectos del decreto de Amán pero sin revocarlo. El decreto de Mardoqueo fue publicado en todos los idiomas, y los escribanos reales hicieron copias del mismo (ver cap. 3: 12).
El mes tercero.
No es seguro si fue el 12.° el 13er. año de Asuero (pág. 460; ver com. cap. 3: 7; cf. vers. 12). En el primer caso, la fecha sería el 25 de junio del 474 AC; en el segundo, el 13 de julio de 473 AC. De todas maneras, fue 2 meses y 10 días después de la proclamación del decreto de Amán, y 8 meses y 19 ó 20 días antes de que entrara en vigencia.
Este, que es el versículo más largo de la Biblia, contiene 43 palabras hebreas, o 192 letras.
10. Escribió en nombre del rey Asuero.
cf. cap. 3: 12-15.
Caballos veloces procedentes de los repastos reales.
Si bien el hebreo de esta frase es problemático -y así ha sido reconocido por los autores del Talmud-, la erudición sugiere que la traducción de la RVR es acertada. En la RVA aparecen "dromedarios" y "mulos", pero ésta es conjetura basada en la tradición. Esta frase no aparece en la LXX. "Caballos veloces de las caballerizas reales" (DHH).
11. Se reuniesen.
Los judíos, unidos, se convertirían en una fuerza formidable. Se ha dicho que los judíos fueron los "agresores" del día 13 del mes de Adar, pero no hay prueba de esto. El edicto sólo les permitía, claramente ponerse a la defensiva.
A destruir.
Compárese con las palabras del decreto de Amán (cap. 3: 13). El decreto de Mardoqueo concedía a los judíos derechos iguales al darles la oportunidad de defenderse.
Sus bienes.
El decreto anterior había dado idéntico permiso a los enemigos de los judíos (cap. 3: 13).
13. La copia.
El vers. 13 es prácticamente igual al pasaje del cap. 3: 14, que se refiere al decreto de Amán.
14. Caballos veloces.
Ver com. vers. 10. Este versículo repite, con una ligera variante, el pasaje del cap. 3: 15. Los correos que portaban el decreto de Mardoqueo debían ir "a 486 toda prisa" a fin de adelantarse a los que llevaban el decreto de Amán, quizá por temor de que, en algunos casos, los enemigos de los judíos pudieran tomar ventaja anticipándose al tiempo estipulado en el decreto de Amán.
15. Vestido real
El monarca persa vestía, según se dice, un manto purpúreo y un chaleco del mismo color con rayas blancas. Los mantos de honor que el rey concedía, generalmente eran de otros colores, pero de un solo tono. El que se obsequió a Mardoqueo parece haber sido semejante al del rey.
Susa entonces se alegró
Hay aquí un agudo contraste con la perplejidad ocasionada con el primer decreto (cap. 3: 15). Esto permite deducir que los persas, en general, simpatizaban con los judíos. También es posible que el primer decreto haya disgustado a otros grupos étnicos minoritarios, pues establecía un precedente que podría significar su propia ruina en un tiempo futuro.
17. Se hacían judíos.
Es decir, pedían ser considerados como prosélitos de los judíos, lo cual se les concedía. Compárese con el proceder de algunos de los egipcios cuando los hebreos salieron de Egipto (Exo. 12: 38).
CBA T3
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