INTRODUCCIÓN.-
EL Sal. 58 condena a los jueces injustos, y por lo tanto es una solemne reprensión y advertencia para todos los injustos y opresores. Sus figuras son vívidas y el estilo es vigoroso. Este salmo acusa de injusticia, dicta la sentencia punitiva y luego se regocija en la justicia de Dios, el gran juez. Es muy agudo el contraste que se establece entre los injustos jueces terrenales y Dios, el juez justo.
Con referencia al sobrescrito, ver págs. 622,633,634.
1. Oh congregación.
Heb. 'élem , cuyo sentido se desconoce. Algunos piensan que el original decía 'elim , "dioses" y aplican el término a los jueces. " "¿De veras, dioses, pronunciáis justicia?" " (BJ). " "¿De veras, jueces, pronunciáis justicia?" " (BC). En la LXX, se considera la palabra ' élem , como adverbio y se traduce: " "Si pues en verdad habláis justicia, juzgáis correctamente, hijos de los hombres" " . No es posible saber con exactitud qué quiso significar el salmista con ' elem .
Las preguntas retóricas irónicas del vers. 1 introducen el tema del salmo. Se dirigen a los jueces injustos del país.
2. Hacéis pesar.
En vez de pesar justicia, pesan violencia. El salmista es sarcástico al hacer esta declaración.
Manos.
A modo de contraste con "corazón". La iniquidad se origina en el corazón y se efectúa con las manos.
3. Se descarriaron.
Una generalización para indicar que los impíos suelen manifestar una tendencia al mal desde su niñez.
4. Veneno.
Las malignas palabras que pronuncian (ver Sal. 140: 3; Rom. 3: 13).
Áspid sordo.
Se compara su obstinada impiedad con la terquedad del áspid, que rehúsa someterse al encantador de serpientes. En realidad, el áspid no es sordo, pero parece como que lo fuera porque es muy difícil encantarlo. En Ecl. 10: 11 y Jer. 8: 17 se hace referencia al encantamiento de serpientes. Es falso el concepto popular de que el áspid es sordo y que las serpientes sólo responden a los movimientos del encantador.
5. Los que encantan.
Los encantadores de serpientes siempre han abundado en Asia, sobre todo en la India. Se ganan la vida demostrando públicamente el poder que tienen sobre las serpientes, y también haciéndolas salir de sus escondrijos, donde constituyen un peligro para los transeúntes.
6. Quiebra sus dientes.
El poeta deja la imagen de las serpientes y el encantador para describir a los leoncillos, cuyos dientes deben quebrarse para que no sigan haciendo daño (ver Sal. 3: 7).
En los vers. 6-9 aparecen súplicas sumamente fervorosas que contienen muchas metáforas (ver pág. 630). Muestran que Dios invalidará los designios de los jueces injustos. Como los impíos están irremediablemente perdidos, el salmista pide que se los despoje de todo poder.
7. Sean disipados.
El salmista ruega que sus enemigos perezcan así como se pierden en las arenas del desierto las aguas de los arroyos que se han desbordado o como se secan los torrentes durante las sequías del verano (ver 2 Sam. 14: 14; Job 6: 15-17).
8. Se deslíe.
Tal vez se refiera a la creencia popular de que el caracol se deshace poco a poco, como parece sugerirlo el rastro viscoso que deja al pasar. Otros piensan que se refiere a la deshidratación de los caracoles por falta de suficiente humedad.
El que nace muerto.
Cf. Job 3: 16.
9. Antes que vuestras ollas.
La figura no es enteramente clara. Algunos piensan que la misma describe a los nómadas del desierto cuando encienden un fuego al aire libre y el viento lo apaga antes de que pueda calentarse la olla. Sea como fuere, esta figura expresa el deseo del salmista de que la destrucción de los impíos tenga lugar en forma rápida y definitiva.
10. Se alegrará.
Cf. Deut. 32: 41-43.
Sus pies lavará.
Quizá se refiera a una práctica que, según se cree, era común durante las guerras de la época (ver Sal. 68: 23). Por ejemplo, en la literatura ugarítica (ver pág. 624) Anat, diosa de la guerra, aparece lavándose las manos en la sangre de los guerreros.
11. El hombre.
Toda la humanidad reconocerá que Dios interviene para recompensar Injusticia y castigar el pecado.
Galardón.
Literalmente, "fruto" (ver Prov. 1: 3 1; Isa. 3: 1O; 1 Tim. 3: 8).
Juzga en la tierra.
Aunque a veces puede parecer que Dios permite que los males y la injusticia se perpetúen sin impedimento, en realidad tiene los ojos puestos en todas las maldades cometidas por los pecadores, de las cuales lleva una cuenta exacta, y a su debido tiempo intervendrá. Hay un límite, más allá del cual no se permitirá que pasen los impíos. Esta lección se parece mucho a la que el rey Nabucodonosor debió aprender durante sus siete años de locura (Dan. 4).
EL Sal. 58 condena a los jueces injustos, y por lo tanto es una solemne reprensión y advertencia para todos los injustos y opresores. Sus figuras son vívidas y el estilo es vigoroso. Este salmo acusa de injusticia, dicta la sentencia punitiva y luego se regocija en la justicia de Dios, el gran juez. Es muy agudo el contraste que se establece entre los injustos jueces terrenales y Dios, el juez justo.
Con referencia al sobrescrito, ver págs. 622,633,634.
1. Oh congregación.
Heb. 'élem , cuyo sentido se desconoce. Algunos piensan que el original decía 'elim , "dioses" y aplican el término a los jueces. " "¿De veras, dioses, pronunciáis justicia?" " (BJ). " "¿De veras, jueces, pronunciáis justicia?" " (BC). En la LXX, se considera la palabra ' élem , como adverbio y se traduce: " "Si pues en verdad habláis justicia, juzgáis correctamente, hijos de los hombres" " . No es posible saber con exactitud qué quiso significar el salmista con ' elem .
Las preguntas retóricas irónicas del vers. 1 introducen el tema del salmo. Se dirigen a los jueces injustos del país.
2. Hacéis pesar.
En vez de pesar justicia, pesan violencia. El salmista es sarcástico al hacer esta declaración.
Manos.
A modo de contraste con "corazón". La iniquidad se origina en el corazón y se efectúa con las manos.
3. Se descarriaron.
Una generalización para indicar que los impíos suelen manifestar una tendencia al mal desde su niñez.
4. Veneno.
Las malignas palabras que pronuncian (ver Sal. 140: 3; Rom. 3: 13).
Áspid sordo.
Se compara su obstinada impiedad con la terquedad del áspid, que rehúsa someterse al encantador de serpientes. En realidad, el áspid no es sordo, pero parece como que lo fuera porque es muy difícil encantarlo. En Ecl. 10: 11 y Jer. 8: 17 se hace referencia al encantamiento de serpientes. Es falso el concepto popular de que el áspid es sordo y que las serpientes sólo responden a los movimientos del encantador.
5. Los que encantan.
Los encantadores de serpientes siempre han abundado en Asia, sobre todo en la India. Se ganan la vida demostrando públicamente el poder que tienen sobre las serpientes, y también haciéndolas salir de sus escondrijos, donde constituyen un peligro para los transeúntes.
6. Quiebra sus dientes.
El poeta deja la imagen de las serpientes y el encantador para describir a los leoncillos, cuyos dientes deben quebrarse para que no sigan haciendo daño (ver Sal. 3: 7).
En los vers. 6-9 aparecen súplicas sumamente fervorosas que contienen muchas metáforas (ver pág. 630). Muestran que Dios invalidará los designios de los jueces injustos. Como los impíos están irremediablemente perdidos, el salmista pide que se los despoje de todo poder.
7. Sean disipados.
El salmista ruega que sus enemigos perezcan así como se pierden en las arenas del desierto las aguas de los arroyos que se han desbordado o como se secan los torrentes durante las sequías del verano (ver 2 Sam. 14: 14; Job 6: 15-17).
8. Se deslíe.
Tal vez se refiera a la creencia popular de que el caracol se deshace poco a poco, como parece sugerirlo el rastro viscoso que deja al pasar. Otros piensan que se refiere a la deshidratación de los caracoles por falta de suficiente humedad.
El que nace muerto.
Cf. Job 3: 16.
9. Antes que vuestras ollas.
La figura no es enteramente clara. Algunos piensan que la misma describe a los nómadas del desierto cuando encienden un fuego al aire libre y el viento lo apaga antes de que pueda calentarse la olla. Sea como fuere, esta figura expresa el deseo del salmista de que la destrucción de los impíos tenga lugar en forma rápida y definitiva.
10. Se alegrará.
Cf. Deut. 32: 41-43.
Sus pies lavará.
Quizá se refiera a una práctica que, según se cree, era común durante las guerras de la época (ver Sal. 68: 23). Por ejemplo, en la literatura ugarítica (ver pág. 624) Anat, diosa de la guerra, aparece lavándose las manos en la sangre de los guerreros.
11. El hombre.
Toda la humanidad reconocerá que Dios interviene para recompensar Injusticia y castigar el pecado.
Galardón.
Literalmente, "fruto" (ver Prov. 1: 3 1; Isa. 3: 1O; 1 Tim. 3: 8).
Juzga en la tierra.
Aunque a veces puede parecer que Dios permite que los males y la injusticia se perpetúen sin impedimento, en realidad tiene los ojos puestos en todas las maldades cometidas por los pecadores, de las cuales lleva una cuenta exacta, y a su debido tiempo intervendrá. Hay un límite, más allá del cual no se permitirá que pasen los impíos. Esta lección se parece mucho a la que el rey Nabucodonosor debió aprender durante sus siete años de locura (Dan. 4).
CBA T3
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