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CBA Libro de Los Salmos Capítulo 119


CBA Libro de Los Salmos Capítulo 119

INTRODUCCIÓN.-

" EL Sal. 119 expone la alegría y el gozo que experimenta el que sigue la ley de Dios como su guía. "

" Este es un salmo acróstico compuesto de 22 partes, cada una de las cuales consta de 8 versículos. Las 22 partes corresponden a las 22 letras del alfabeto hebreo (ver pág. 15). En hebreo todos los versículos de la primera sección comienzan con 'álef , primera letra del alfabeto hebreo. Todos los versículos de la segunda sección con bet , segunda letra de ese alfabeto, etc. "

" Encuanto a que David sea el autor del Sal. 119. ver DTG 364; OE 270; 3TS 386; 4T 534. El primer versículo presenta el tema en torno del cual gira todo el salmo. Salvo el vers. 122, todos los demás contienen alguna referencia inequívoca a la revelación de Dios a la humanidad. "

" En la primera sección del salmo, aparecen las siguientes palabras: "ley", "testimonios", "caminos", "mandamientos", "estatutos" y "juicios", las cuales indican los diferentes aspectos de la revelación divina (ver com. Sal. 19: 7). El uso de estos diferentes vocablos embellece el salmo y evita la monótona repetición de una misma palabra. "

1. Bienaventurados.

" Heb. 'ashre (ver com. Sal. 1: 1). El salmo comienza con una bendición para los que obedecen la ley del Señor. "

Perfectos.

" Heb. temimim , plural de tamim, "completo", "sin culpa", "intachable"; se traduce también como ""perfecto" " (Gén. 6: 9).

Que andan.

Una vida santa equivale a vivir de acuerdo a la ley.

Ley.

Heb. torah, " "enseñanza" " o " "instrucción" (ver com. Deut. 31: 9; Sal. 19: 7; Prov. 3: 1).

2. Testimonios.

Ver com. Sal. 19: 7.

Todo el corazón.

No se puede servir al Señor con el corazón dividido (Deut. 6: 5; Mat. 6:24; 12: 30; Luc. 16: 13).

3. No hacen iniquidad.

O sea que su único propósito es estar en armonía con la voluntad de Dios.

4. Mandamientos.

Heb. piqqudim , "órdenes", "preceptos", es decir, mandatos específicos que expresan nuestro deber para con Dios (ver com. Sal. 19: 8). Los mandamientos de Dios requieren cuidadosa obediencia y las personas o naciones no pueden quebrantarlos sin que sufran resultados desastrosos.

5. Estatutos.

Heb. joq, "lo prescrito", del verbo jaqaq , "grabar" o "inscribir".

6. Mandamientos.

Heb. mitswah, "orden" , "mandato" (ver com. Sal.19: 8).

7. Aprendiere.

El salmista se presenta a sí mismo como alumno de la escuela de la ley.

Juicios.

Heb. mishpat , "decisión" o "'juicio" (ver com. Sal. 19: 9 ). Mishpa.t también puede referirse a los "actos judiciales de Dios".

8. No me dejes.

Cuando las personas o las naciones persisten en abandonar la ley de Dios, éste permite que sigan sus inclinaciones (cf. Ose. 4: 17); pero nunca abandona a los que guardan su ley.

9. Tu palabra.

Los que emplean eficazmente la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" " (Efe. 6: 17), vencerán las tentaciones. El Maestro hizo frente a las tentaciones más sutiles de Satanás con un "escrito está" " (Mat. 4: 4, 7, 10). Hoy debemos utilizar las mismas armas espirituales. La mente siempre debe nutrirse con la Palabra; de Io contrario se debilitarán las defensas del alma y Satanás saldrá victorioso. El descuido del estudio de la Palabra y de la meditación en ella, aun por un día, resulta en una grave pérdida.

10. No me dejes desviarme.

Aunque debemos ejercitar todas las facultades del alma en el conflicto contra el pecado, continuamos necesitando la ayuda del Señor. Sólo se puede resistir y vencer el pecado mediante la poderosa ayuda de la tercera persona de la Divinidad (DTG 625); pero Dios no hace nada a favor de nosotros sin nuestro consentimiento y cooperación (DTG 621). Somos muy propensos a desviarnos. Cuán a menudo nos descarriamos como ovejas en las laderas de un monte (ver Isa. 53: 6).

11. He guardado.

Este versículo encierra el secreto de la verdadera vida cristiana. El solo conocimiento de la Palabra no nos preservará del pecado; pero cuando se atesora la Palabra de Dios en el corazón, se tienen las armas para hacer frente y derrotar al astuto enemigo (ver Job 23: 12; Prov. 2: 1, 9; Jer. 31: 33).

12. Bendito tú.

Ver com. Sal. 63: 4.

Enséñme.

Todos necesitamos ser alumnos de la escuela de Dios. Gran privilegio es poder solicitar que se nos envíe el divino Instructor, y luego recibirlo (ver Juan 14: 26; 16: 13).

13. He contado.

Todo discípulo fiel contará a otros el gran gozo que siente en la Palabra de Dios y los invitará a compartir con él esa bendita experiencia (ver Deut. 6: 7; cf. Mat. 12: 35).

14. Más que de toda riqueza.

El que cree en la Palabra, aunque sea rey como David, halla mayor satisfacción en sus tesoros que en las riquezas terrenales. Los tesoros de la Palabra de Dios son de mucho más valor que el oro o las piedras preciosas. Las riquezas desaparecen, pero los tesoros celestiales perduran eternamente (ver Mat. 6: 19-21).

15. Meditaré.

Cuando el alma medita en las verdades de la Palabra de Dios, ellas llegan a ser parte de la vida. La lectura rápida, sin reflexión, aprovecha poco. La meditación tranquila permite que el Espíritu Santo aplique debidamente los principios generales a la experiencia individual. "Una razón por la cual no hay más piedad sincera y fervor religioso, es porque la mente está ocupada con cosas sin importancia y no hay tiempo para meditar, escudriñar las Escrituras u orar" (CW 125).

La meditación es una ayuda contra la tentación. La mente que está llena de los preceptos de Dios no tiene lugar para pensamientos frívolos o degradantes. La persona cuya mente está saturada de esos preceptos, andará por un camino puro.

16. Me regocijaré.

Es natural que el regocijo siga a la meditación, pues es el fruto de ella. La ley deja de ser una carga y se transforma en la fuente del mayor gozo y deleite. Los que viven en armonía con Dios hallan gran placer en leer su Palabra. La verdadera religión no inhibe nuestras facultades, sino que las desarrolla mucho más.

17. Haz bien.

Cf. Sal. 13:3, 6. La vida y la obediencia tienen una estrecha relación (Luc. 10: 28).

18. Abre.

Heb. galah , "descubrir", "revelar". El salmista ruega que se quite todo lo que pueda cubrirle los ojos. No podemos penetrar en lo profundo de la Divinidad, pues " "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios" " (1 Cor. 2: 14). Necesitamos que el Señor nos cure la ceguera del alma y nos conceda el Espíritu Santo, pues sólo éste puede revelarnos las cosas de Dios (1 Cor. 2: 10).

19. Forastero.

Heb. ger , "transeúnte". forastero que no tiene derechos cívicos completos. Nuestra permanencia en la tierra sólo es 910 temporal.

Nuestro hogar está en el cielo (Heb. 11: 13, 14).

No encubras.

Como el salmista está en un país extraño, necesita un mapa para guiarse; y lo encuentra en los mandamientos de Dios.

20. Quebrantada está mi alma.

David estaba poseído de un intenso anhelo de comprender mejor los juicios de Dios. El Señor se deleita en satisfacer ese deseo (Mat. 5: 6).

21. Reprendiste a los soberbios.

Los orgullosos son autosuficientes y se niegan a andar en el camino de los mandamientos de Dios. Los humildes saben que "el hombre no es señor de su camino" (Jer. 10: 23), y reconocen su necesidad del auxilio divino para no descarriarse.

23. Príncipes.

Ver com. vers. 161.

24. Consejeros.

En vez de seguir los consejos de los "príncipes" " (vers. 23) que hablaban contra él, el salmista prefirió dejarse guiar por las normas de la voluntad revelada de Dios.

25. Abatida hasta el polvo.

Figura que representa una angustia profunda (ver Sal. 22: 29; 44: 25).

Vivifícame.

"Hazme vivir" (BJ) o, hazme revivir.

26. Te he manifestado.

El salmista había presentado ante Dios los secretos de su vida.

27. Entender.

David anhelaba comprender más profundamente los preceptos de Dios para no obedecerlos a ciegas. Quería captar inteligentemente el amplio alcance de sus requisitos.

28. Se deshace.

Heb. dalaf, verbo que aparece sólo tres veces en el AT. En Ecl. 10: 18 se traduce " "llueve" ; en Job 16: 20, "derramaré mis lágrimas" . La LXX y la Vulgata traducen "adormecer". "Adormecióse mi alma de hastío" (Scio de San Miguel, París, 1847).

Es mejor deshacerse de pena que endurecerse por la terquedad. El Señor se deleita en sanar las heridas del alma quebrantada. La oración es una bendición maravillosa en momentos de tristeza.

29. Camino de la mentira.

El que verdaderamente ha nacido de Dios se aparta de toda mentira y "habla verdad en su corazón" " (Sal. 15: 2).

30. Escogí.

El salmista escogió el camino de la fidelidad y de la verdad en vez del "camino de la mentira" " (vers. 29). Hay sólo dos caminos: el de la vida y el de la muerte. Cada Individuo debe hacer su propia elección, y de esta depende su destino eterno.

31. Me he apegado.

Heb. dabaq, "adherirse", "juntarse". David no era inconstante en su elección; tenía la firme determinación de permanecer fiel.

32. Cuando ensanches mi corazón.

Quizá en el sentido de quitar las restricciones impuestas por la preocupación y los temores depresivos. Los que son víctimas de la duda y ansiedad no pueden gozar plenamente de las bendiciones del cielo.

33. Enséñame.

Heb. yarah, "instruir", "enseñar". El sustantivo torah (ley) deriva de este verbo (ver com. vers. 1). No hay otro maestro como Dios (ver Job 36: 22).

Lo guardaré.

Un voto de constancia en la experiencia religiosa (cf. Mat. 24: 13; Fil. 1: 6).

34. Dame entendimiento.

Ver com. Prov. 1: 1,20.

De todo corazón.

Ver com. vers. 2.

35. Tengo mi voluntad.

"Mi complacencia tengo en ella" (BJ). Ver com. Sal. 40: 8.

36. Avaricia.

Heb. betsa' , "ganancia" Juec. (5:19); " "provecho" (Job 22: 3); "codicia" (Prov. 1: 19; etc.). La obediencia a los mandamientos de Dios impide que el creyente caiga presa del deseo exagerado de obtener ganancias (ver Col. 3: 5).

37. Que no vean la vanidad.

Difícilmente puede uno codiciar lo que no ve.

38. Confirma tu palabra.

Esto es, haz tu Palabra segura para mí y que yo confíe en ella. Cuanto más se estudia la Palabra de Dios, tanto más se está seguro de su veracidad y permanencia (ver com. Sal. 19: 9; Prov. 1: 7).

Te teme.

Cuando la Palabra de Dios se arraiga en el corazón, se manifiesta en la vida reverencia hacia Dios. Los que tienen el temor de Dios se libran de otros temores.

39. El oprobio.

Posiblemente ésta sea una referencia al ridículo al cual el salmista, según creía, sería sometido si no vivía a la altura de su profesión. También podría referirse al desagrado de Dios por su descarrío. Sin embargo, el verbo "temer" (Heb. yagar ) de este versículo es muy diferente del temor piadoso (Heb. yir'ah , "santa reverencia") a que se refiere el salmista en el vers. 38.

Buenos.

Los juicios o decretos de Dios son buenos, y no debieran desacreditarse por causa de los extravíos de quienes pretenden regirse por dichos juicios.

40. Vivifícame.

El salmista necesitaba un renovado poder para hacer frente a nuevas emergencias, por lo que pedía una fuerza vivificadora (vers. 37).

En tu justicia.

Los que están revestidos con la justicia de Cristo están aliados con el cielo. Constantemente se les conferirá poder físico y mental (DTG 767).

41. Misericordia.

Heb. jésed , "amor divino" (ver la Nota Adicional del Sal. 36). La suprema evidencia de que Dios nos ama se encuentra en la entrega de su Hijo para la salvación de la raza humana (1 Juan 4: 9, 10). Si no fuera por el misericordioso amor de Dios, nadie podría salvarse.

Conforme a tu dicho.

En la Palabra de Dios se presenta tan claramente el camino de la salvación, que no hay razón para confundirse. "Dios ha hablado en un lenguaje sencillísimo en cuanto a todos los temas que atañen a la salvación del alma" (EGW RH, 5-2-1901). Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, las Escrituras constituyen un comentario de la forma en que actúan el amor y la misericordia de Dios para conducir a los pecadores a la salvación.

42. Daré por respuesta.

Cf. 1 Ped. 3: 15. Un cristiano victorioso es el mejor argumento en favor de la verdadera piedad (ver OE 128).

43. No quites.

Este versículo parece relacionarse con el vers. 42. Si se entiende así, el salmista ruega que al hablar en defensa de su fe pueda hacerlo con libertad y de una manera que concuerde con su elevada profesión.

45. En libertad.

Literalmente, "en un lugar amplio". En la obediencia de la ley de Dios no hay restricción ni estrechez. Con razón se ha dicho que la obediencia a la ley es libertad. No hay esclavitud en la verdadera santidad (ver com. Prov. 3: 1); pero para el inconverso, la presencia de Dios aparece como un constante freno, y el carácter de Dios como una expresión restrictiva del Decálogo.

46. Delante de los reyes.

El que vive en compañía del Rey de reyes no necesita temer la presencia de un rey terrenal. Compárese con las vicisitudes de Daniel (Dan. 5: 17), Nehemías (Neh. 2: 1-7) y Pablo (Hech. 26: 27).

47. Me regocijaré.

Ver com. Sal. 40: 8. Muchas veces la gente piensa que las órdenes son enemigas de la dicha; pero no ocurre así con los mandamientos de Dios, quien, por medio de ellos, nos hace saber qué conviene para nuestro bien supremo.

48. Alzaré.

PosibIemente una referencia a la acción de levantar las manos en oración (ver Sal. 28: 2).

49. Me has hecho esperar.

Las palabras de Dios son un cimiento firme sobre el cual uno puede sobreedificar su esperanza (ver Mat. 7: 24-27). El Señor no sólo nos ha dado su bendita Palabra; también ha infundido fe en ella.

50. Porque tu dicho me ha vivificado.

La Palabra de Dios es motivo de consuelo en todo momento de prueba. En ella hallarán recursos inagotables los que necesitan consolación; y aunque el consuelo divino no quite la aflicción, el alma se remontará por encima de su angustia.

51. Los soberbios.

Heb. zed , "presuntuosos", "arrogantes". Esos incrédulos ridiculizaban la fe del salmista, pero éste rehusó desviarse de su obediencia a la ley de Dios. Los impíos se deleitan en burlarse de los justos; pero la burla, lejos de desanimar a éstos, debería fortalecer su resolución de obedecer los mandamientos de Dios.

52. Antiguos.

Heb. "desde lo antiguo". 'Olam, voz que indica un tiempo largo pero no necesariamente perpetuidad (ver com. Exo. 12: 14; 21: 6).

Me consolé.

El recuerdo del trato de Dios con sus santos en tiempos pasados es fuente de inagotable solaz y de constante consuelo. Es apropiado que de vez en cuando repasemos la forma providencial en que el Señor nos ha guiado. Esto nos infundirá ánimo para el presente y esperanza para el futuro.

53. Horror.

Heb. zal'afah , "indignación", "furor". El salmista se indignaba al pensar en los impíos que no observaban la ley de Dios. Se maravillaba de que otros pudieran ser tan descuidados e indiferentes. No parecía causarle tanta preocupación o alarma el hecho de que los impíos se burlaran de él, como que abandonaran la ley de Dios, pues esto último acabaría por destruirlos.

54. Fui extranjero.

Los cantos del peregrino animan al solitario viajero (ver Ed 162, 163). El salmista había compuesto muchos de esos himnos y se deleitaba en cantarlos. Somos peregrinos en este mundo. Nuestro verdadero hogar está en el cielo, y desde ahora podemos cantar los cánticos de ese hermoso reino. El tema de nuestros cánticos debiera ser el del salmista: el maravilloso carácter de Dios, tal como se revela en su ley.

55. En la noche.

Las horas de insomnio pueden ser de provecho si se las dedica a la meditación de Dios y en su ley. En cuanto a la importancia de la meditación, ver com. vers. 15.

56. Estas bendiciones tuve.

Heb. "esto fue para mí", o sea, "esto me vino", "esto me aconteció". El salmista había recibido consuelo, ánimo, poder para cantar y esperanza porque obedecía los preceptos divinos. Todas estas bendiciones son fruto de la obediencia.

57. Mi porción.

Cf. Sal. 16: 5; 73: 26. Dios es la mejor posesión del cristiano.

58. Tu presencia supliqué.

Cf. Sal. 45: 12.

59. Consideré mis caminos.

El autoexamen es esencial para el crecimiento cristiano. La formación de un carácter cristiano noble no es fácil. Debemos criticarnos detenidamente, sin permitir que un solo rasgo desfavorable quede sin corregir (ver PVGM 266). La razón por la cual muchos caen tan fácilmente en la tentación es porque no se preocupan ni se lamentan por sus pecados.

60. Me apresuré.

En vista de su pasado, el salmista (vers. 59) se apresuró a dejar su propio camino errado para andar por el camino de justicia. Cuando la convicción se apodera de nosotros, hacemos bien en obedecer prontamente. La demora es peligrosa. La postergación nos roba no sólo el tiempo sino también la eternidad.

61. Me han rodeado.

Los impíos estaban confabulados contra el salmista, y lo habían rodeado, de modo que no parecía haber escape posible. Sin embargo, no podían separarlo de Dios ni apartar a éste de él. Su seguridad de que había sido fiel a la ley le inspiraba ánimo a pesar de sus enemigos.

62. A medianoche.

Mientras otros dormían y todo estaba en quietud, dedicaba las horas de la noche a la alabanza y la devoción (ver com. vers. 55).

63. Compañero.

Los que aman a Dios encuentran sus amigos más queridos en el pueblo de Dios. Lo que es similar se atrae, y se conoce a la gente por sus amistades.

64. Está llena la tierra.

No hay lugar alguno donde no se encuentre la misericordia de Dios. Podemos estar desterrados, pero ningún poder es capaz de alejarnos del amante cuidado de Dios.

65. Bien has hecho.

Mientras repasa su vida, el salmista reconoce que Dios ha sido bueno con él. Aunque ha pasado por algunas vicisitudes, el Señor siempre ha estado a su lado.

66. Buen sentido.

David deseaba poseer discernimiento moral agudo y buen gusto en todas las cosas. Estas cualidades son dones del Espíritu que se conceden a los que procuran vivir en armonía con la voluntad revelada de Dios.

67. Humillado.

Muchas de nuestras mejores lecciones espirituales y más preciosas experiencias se encuentran en el valle de la aflicción.

Descarriado andaba.

El sufrimiento del salmista lo había llevado de nuevo al camino recto (ver com. Sal. 38: 3).

68. Bueno.

Aun en la aflicción se puede discernir la bondad de Dios. Las quejas impacientes son pecaminosas e irrazonables (ver 5T 313, 314).

69. Forjaron.

Heb. "ensuciar", "difamar", "pintar".

70. Se engrosó el corazón.

Quizá sirva esta descripción para afirmar que los impíos son insensibles ante los elevados aspectos de la vida espiritual. Mientras que otros se complacían en placeres sensuales, el salmista hallaba su deleite en meditar en la ley.

71. Bueno me es haber sido humillado.

Muchas veces la aflicción se origina en los impíos, pero Dios la encauza para bien (ver com. Sal. 38: 3). Aunque parezca difícil sobrellevar la tristeza y el sufrimiento, las lecciones que tales experiencias nos enseñan son invalorables para el desarrollo del carácter cristiano.

72. Oro y plata.

El valor del dinero no puede compararse con el de la verdad. Las posesiones terrenales muchas veces desaparecen, pero nadie puede privarnos de las bendiciones que proporciona la obediencia a la ley de Dios.

73. Me formaron.

"Me establecieron" (cf. Deut. 32: 6). Así como Dios le había dado el cuerpo, David pedía que también le perfeccionara el entendimiento espiritual.

74. Se alegrarán.

Los justos se regocijarían cuando vieran la maravillosa transformación que Dios había realizado en el salmista. Los que irradian esperanza son fuente de gozo para otros.

75. Justos.

Todas las leyes de Dios concuerdan perfectamente con la norma de justicia.

Fidelidad.

Dios es fiel. El canaliza la aflicción para sus propósitos de misericordia (ver Lam. 3: 33). Nunca nos pide que soportemos más de lo que podemos llevar (ver 1 Cor. 10: 13).

76. Consolarme.

Ver com. vers. 50.

77. Viva.

Ver Hech. 17: 28.

78. Soberbios.

Heb. zed (ver com. vers. 5 1).

80. Integro.

Heb. tamim, " "completo", "sin tacha" (ver com. vers. 1). Un corazón intachable es más importante que la alta estima de los amigos. Una experiencia "completa" sólo se consigue mediante la unión con Cristo, quien proporciona el poder que nos capacita para la obediencia (Rom. 8: 1-4). Sólo las personas cuyo corazón haya sido purificado podrán estar en pie en las pruebas de los últimos días (ver CS 677). La apariencia externa de fe de nada valdrá sin la presencia del Espíritu de Cristo.

81. Desfallece.

Heb. kalah , "acabarse". Cuando se emplea este verbo con el vocablo "alma", la expresión significa "consumirse de deseo".

82. Desfallecieron.

Heb. kalah (ver com. vers. 81). Los ojos también se consumen de deseo, pues la tan anhelada esperanza no se cumple.

83. Odre.

David se compara con una vasija de cuero, reseca por el calor y ahumada.

84. ¿Cuántos?

Cf. Sal. 90: 10, 12.

85. Hoyos.

Una figura. Se refiere a los hoyos que cavaban los cazadores para atrapar su presa. El enemigo trataba por todos los medios posibles de aprisionar a David (ver Jer. 18: 20, 22).

86. Verdad.

El hebreo emplea el mismo vocablo que se traduce "fidelidad" " en el vers. 75. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter (ver com. vers. 75).

87. Casi me han echado por tierra.

El salmista decidió que nada que los demás pudieran hacerle lo apartaría de su propósito de obedecer los santos preceptos de Dios. El Altísimo honra a quien está dispuesto a morir antes que a desviarse del buen camino.

89. Permanece.

La Palabra de Dios es permanente, inmutable. Está muy por encima de los accidentes de la casualidad y permanece tanto en el cielo como en la tierra. Lo que el hombre enseña respecto a la Palabra podrá cambiar, pero la Palabra misma permanece inconmovible.

90. Subsiste.

La constancia de la naturaleza puede ser considerada como una garantía de la fidelidad de Dios en su trato con sus hijos. Dios es fiel a sus promesas en todo tiempo y en todo lugar.

91. Ordenación.

Heb. mishpat "juicio", "decisión" (ver com. vers. 7). El cielo y la tierra obedecen los decretos de su Creador. Desde el animal más poderoso hasta el más diminuto insecto, desde la estrella más gigantesca hasta el pequeñísimo átomo, todos obedecen al Dios omnipotente (3JT 259, 260).

92. Hubiera perecido.

Cuando Dios se reveló a David éste recibió nueva esperanza y renovado ánimo que vivificaron su espíritu desfalleciente. La misma palabra que preserva los cielos y la tierra también conservará y sustentará al pueblo de Dios en el tiempo de su mayor prueba y más profunda angustia.

93. Nunca jamás me olvidaré.

Una vez que experimentamos el poder vivificador de la Palabra de Dios, nunca debiéramos retroceder en nuestra experiencia. El olvido de las providencias divinas nos desanima, y desagrada a Dios. "No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada" (NB 216).

94. Tuyo soy.

Cf. 1 Juan 3: 1.

95. Consideraré.

El poder de la Palabra capacitaba al salmista para salir victorioso de todas las trampas de sus enemigos. Si Satanás no puede distraernos ni hacer que dejemos de pensar y meditar en las Sagradas Escrituras, no tendrá éxito en su guerra contra nosotros.

96. Perfección.

Heb. tiklah . Voz que sólo aparece aquí, y por lo tanto su sentido exacto es difícil de captar. Deriva del verbo kalah , "acabar", "completar", "terminar", por lo cual podría significar "límite". La LXX dice péras, que significa exactamente esto. Sin duda el salmista veía que todo lo humano tiene límites, y por contraste, la revelación de Dios aparecía como insondable.

Amplio sobremanera.

Los tesoros que pueden encontrarse en la contemplación de las grandes verdades contenidas en la ley de Dios son inagotables. Son como una fuente perenne. El mandamiento es una perfecta representación de la santidad divina, y nos lleva a admitir nuestra imperfección cuando nos juzgamos conforme a sus excelsas normas.

97. ¡Cuánto amo!

Podemos leer la ley de Dios, oírla, hablar de ella y hasta predicarla; pero si no amamos sus preceptos, de nada nos aprovechará. La ley y el amor están íntimamente relacionados. "El cumplimiento de la ley es amor" " (Rom. 13: 10). La ley de Dios sólo puede ser verdaderamente reverenciada y obedecida por un corazón donde mora el amor.

98. Más sabio.

Es verdaderamente sabio el que dirige su vida de acuerdo con los preceptos divinos. El que aprende de Dios tiene una sabiduría práctica con la cual no podrá competir ningún enemigo de la verdad (ver Ed 120; CW 175).

100. Los viejos.

Los que se dedican con diligencia al estudio de la Palabra de Dios tienen más verdadero conocimiento que el anciano filósofo que no se ha inclinado para beber de la fuente de la verdadera sabiduría (ver com. vers. 98).

101. Contuve mis pies.

David procuraba evitar todo lo que estorbara su progreso espiritual. Las sendas del pecado pueden ser suaves y floridas, pero los que se engañan con su atracción abandonan la Palabra de Dios.

103. Dulces.

El salmista no sólo había escuchado las palabras de Dios; también se había alimentado de ellas. Le eran más dulces que la miel (ver Sal. 19: 10).

104. Inteligencia.

La persona que es de veras inteligente, detesta el pecado y la falsedad, y ama la justicia y la verdad.

105. Lámpara.

La Palabra de Dios ilumina el camino para que los creyentes puedan caminar seguros en las tinieblas espirituales de este mundo. El que tiene esta luz para que lo guíe, no tiene razón para tropezar, aunque esté acosado por el mal (ver 2 Pedro 1: 19)

106. Guardaré.

El salmista prometió obedecer la ley y manifestó cuidadoso esmero en el cumplimiento de esta promesa. Del mismo modo, deberíamos hacer todo lo posible para cooperar con Dios y cumplir toda buena resolución que hagamos.

107. Afligido.

El servir a Dios no garantiza ausencia de dificultades o sufrimiento (Fil. 1: 29). Las pruebas ayudan a desarrollar caracteres nobles.

108. De mi boca.

Sin duda se refiere a ofrendas de gratitud y a la oración. El autor pide al Señor que acepte estas ofrendas que voluntariamente le ofrece. El Señor se deleita en las ofrendas voluntarias.

109. En peligro.

El hebreo dice "Mi vida está continuamente en mis manos", figura que representa peligro (ver 1 Sam. 19: 5). El salmista expresa su resolución de no desviarse para buscar seguridad en el pecado y así olvidar la ley. Arriesgaría su vida si fuera necesario, por causa de la ley.

112. Mi escondedero.

Cuando nos acosa la tentación podemos hallar nuestro refugio en Dios. Cada vez que el enemigo nos lance sus dardos, podremos detenerlos con el " "escudo de la fe" (Efe. 6: 16). Cuando nos aflijan la tristeza y el desánimo, siempre podremos encontrar esperanza en la Palabra de Dios.

115. Apartaos de mí.

Ver 1 Cor. 5: 9; 2 Tes. 3:14. David anhelaba apartarse de los impíos, porque la compañía de ellos impediría su crecimiento espiritual. Es bueno cultivar la amistad de personas cuya influencia nos eleva a un más alto nivel espiritual.

116. Viviré.

El salmista sentía que dependía de tal modo del poder sustentador de Dios, que no podría vivir sin él.

No quede yo avergonzado.

Nunca debemos avergonzarnos de nuestra esperanza, porque descansa sobre el firme cimiento de la Palabra de Dios (Rom. 5: 5; Fil. 1: 20; 1 Juan 2: 28).

117. Siempre.

La capacidad de perseverar hasta el fin procede del poder divino (Judas 24).

118. Hollaste.

O, "rechazaste", "tiraste a un lado". Los impíos se autodestruyen por su elección (ver 5T 120; cf. Ose. 13: 9). No tienen ningún deseo de caminar con Dios, y éste no tiene más alternativa que destruirlos.

119. Como escorias.

La escoria está ahora junto con el metal precioso, pero pronto vendrá el día de la separación, cuando el Refinador realizará su obra de purificación (Mal. 3: 3; cf. Mat. 13: 30).

120. Tengo miedo.

Ver com. Sal. 19: 9; Prov. 1:7.

121. Juicio y justicia.

David tenía la conciencia limpia respecto a las supuestas faltas de que se lo acusaba. Se había esforzado por ser justo en su trato con sus prójimos; había hecho lo mejor posible, y esperaba confiado que el Señor contestaría su oración. Recurría al gran juez para que lo liberara de la injusticia de sus opresores.

122. Afianza.

Cf. Gén. 43: 9.

123. La palabra de tu justicia.

El salmista anhelaba escuchar el justo juicio de Dios acerca de su caso. Sus enemigos lo habían calumniado y difamado, pero sabía que Dios daría un justo fallo en cuanto a él.

125. Tu siervo.

El salmista se deleitaba en llamarse " "siervo" " de Dios (Sal. 19: 11, 13; 27: 9; 69: 17; etc.).

126. De actuar.

Los impíos se han sumido de tal modo en la desobediencia, que David piensa que el Señor debe intervenir sin demora para castigarlos. Sin embargo, Dios es paciente y lento para destruir. Anhela que todos se arrepientan y se aparten de sus malos caminos (Eze. 33: 11; 2 Ped. 3: 9).

127. Más que el oro.

Las más preciadas posesiones terrenales no pueden compararse con los tesoros de la Palabra de Dios.

128. Todo camino de mentira.

El amor a la verdad va acompañado del odio a la mentira. La verdad y la mentira se excluyen mutuamente. El mismo hecho de que amemos la verdad nos obliga a odiar el error. "Cuando estamos revestidos con la justicia de Cristo no sentimos ninguna inclinación al pecado" (EGW RH 18- 3-1890).

129. Maravillosos.

Heb. pela'oth . Se emplea con frecuencia para describir la revelación del poder divino en obras milagrosas (Exo. 15: 11; Sal. 77: 11, 14). Las palabras de Dios están estrechamente ligadas con sus actos.

130. Los simples.

Ver com. Sal. 19: 7. Los que necesitan instrucción y perciben su carencia de ella, reciben discernimiento mediante el estudio de la Palabra (ver com. Prov. 1: 4).

132. Como acostumbras.

Heb. "de acuerdo al [buen] juicio", posiblemente para significar: "de acuerdo con el derecho de [los que aman tu nombre]". Los que aman el nombre de Dios tienen derecho de hacerle pedidos. El Señor se complace cuando le presentamos nuestras peticiones y nos aferramos a sus promesas.

134. Violencia.

David sabía por experiencia propia lo que eran la violencia y la opresión. Durante su juventud había experimentado muchas pruebas y dificultades. Pedía ser liberado de todo lo que le impidiera observar los preceptos de Dios.

135. Que tu rostro resplandezca.

Ver com. Núm. 6: 25. El que posea la bendición de vislumbrar la gloria del rostro de Dios, será elevado por encima de la oscuridad y tristeza terrenales (ver 2 Cor. 3: 18).

136. Ríos de agua.

Una hipérbole para indicar abundante llanto. La indignación de David (vers. 118, 119) a causa de los pecados de los impíos se trocó en lástima y conmiseración por ellos a causa de la ceguera que les impedía ver su condición.

138. Has recomendado.

Una autoridad divina ha redactado los testimonios, y éstos llevan el sello de su Autor. El ser humano no tiene derecho a poner en duda estos mandamientos regios. Son rectos y fieles como el Señor los proclamó.

139. Mi celo me ha consumido.

Ver com. Sal. 69:9.

140. Sumamente pura.

Literalmente, "refinada en gran manera". No hay mezcla alguna de error en la Palabra de Dios.

141. Pequeño.

David estaba dispuesto a subestimarse. Los grandes hombres nunca son grandes ante sus propios ojos.

142. Verdad.

La ley de Dios no sólo es verdadera: es la verdad misma; no sólo contiene la verdad, sino que en esencia, es la verdad. Los que obedecen esta ley andan en la verdad, pero los que la desobedecen viven en el error y la falsedad.

143. Mi delicia.

El gozo del salmista no dependía de las circunstancias externas, sino de la paz interior que deriva del estudio de la Palabra de Dios.

144. Eterna.

Los legisladores humanos mudan sus leyes para adaptarse a las exigencias de turno; pero la ley de Dios es inmutable.

Dame entendimiento.

Sólo cuando una persona vive en armonía con la ley divina podrá comprender verdaderamente el propósito de su propia existencia (ver Juan 7: 17).

145. Todo mi corazón.

La ferviente plegaria de David emanaba de un anhelo que consumía todo su ser (ver 4T 534). Las oraciones que provienen del corazón llegan al cielo, mientras que el servicio de labios de nada vale.

147. Me anticipé al alba.

Antes del amanecer el salmista dirigía a Dios su ruego en procura de socorro (cf. Mar. 1: 35).

148. Las vigilias.

La noche se dividía en tres vigilias (Lam. 2: 19; ver com. Juec. 7: 19; 1 Sam. 11: 11). El salmista se comparaba con un centinela que cumplía las vigilias. Al despertar, antes de la hora de iniciar su labor, meditaba en la Palabra de Dios.

149. Conforme a.

Deberíamos pedir que Dios responda nuestras oraciones conforme a su omnisapiente providencia y no según nuestros deseos.

151. Cercano.

Una antítesis: los impíos se acercaron sus tentaciones (vers. 150). Dios también se acerca, pero para socorrer.

153. Mira mi aflicción.

David estaba pasando por pruebas difíciles y pedía socorro a Dios. Ningún afligido que clame al Señor es defraudado. Posiblemente Dios no conceda la liberación según se pide, porque tal vez no es lo más conveniente; pero proporcionará ánimo y fe para soportar la prueba (ver 2 Cor. 12: 7-9).

154. Defiende mi causa.

El salmista y sus enemigos, como litigantes, se representan frente a un tribunal. David pide a Dios que sea su abogado y lo defienda.

155. Lejos está de los impíos.

Cada paso que el pecador da por el camino del mal lo aleja más de la gracia salvadora de Dios. Si no cambia su curso, finalmente llega al punto en donde ya no lo alcanza la misericordia (ver 5T 119,120).

156. Misericordias.

O, "compasiones".

158. Me disgustaba.

Heb. qut , "sentir repugnancia". Al observar la conducta de los impíos, el salmista sentía repulsión por el proceder de ellos.

160. La suma.

Heb. ro'sh, literalmente significa "cabeza", pero también tiene la acepción de "suma" , "conjunto" (ver Sal. 139: 17).

161. Príncipes.

Cf. vers. 23. Las personas que deberían haber simpatizado con David se encontraban entre sus más acérrimos opositores. Se nombraba a esos dignatarios reales para vindicar a los oprimidos y proteger a los desvalidos; pero, en vez de cumplir su misión, se dedicaban a vejar a los justos.

162. Muchos despojos.

Cf. Isa. 9: 3.

164. Siete veces.

El número siete es símbolo de perfección, plenitud. La alabanza ofrecida a Dios por el salmista no dependía de sus sentimientos ni de las circunstancias. Tanto en la prueba y la tristeza como en el gozo, su voz se elevaba en himnos de alabanza.

165. Mucha paz.

Aunque en derredor haya lucha y tumulto, el que ama la ley de Dios tiene paz en el corazón. No hay para ellos tropiezo. Los que aman la ley no tienen ocasión de tropezar. Caminan con paso firme y constante por el sendero recto de la ley de Dios, y no se desvían por las sendas del pecado.

166. He esperado.

David depositaba su esperanza en Dios. Sólo en él buscaba salvación. Hacía esfuerzos intensos para obedecer los mandamientos.

168. Delante de ti.

No hay nada oculto a la vista de Dios (Heb. 4: 13; Ecle. 12: 14). Es gran fuente de consuelo tener la certeza de que, aunque no nos comprendan nuestros semejantes, Dios conoce nuestros caminos.

170. Oración.

Heb. tejinnah, "pedido de un favor".

171. Rebosarán.

Heb. naba' , "bullir", "borbotear", "rebosar". El salmista desea que de su vida y de sus labios siempre emanen cánticos de grata alabanza.

172. Justicia.

Los mandamientos no sólo son justos, sino que son la esencia misma de la justicia. La ley "es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" " (Rom. 7: 12). Esta ley es una transcripción del carácter santo y justo de Dios. Debiéramos amoldar nuestra vida de acuerdo con sus instrucciones.

173. He escogido.

La humanidad ha recibido de Dios libre albedrío (ver Deut. 30: 19). Felices los que, como David, adoptan voluntariamente los preceptos de Dios como su guía.

175. Te alabe.

David ruega a Dios que le dé una larga vida, no para satisfacer deseos egoístas, sino para dar testimonio del amor de Dios.

176. Oveja extraviada.

Cf. Isa. 53: 6. Cuando una oveja se extravía del redil, rara vez puede regresar sin ayuda. Como todos nosotros, el salmista había vagado por caminos prohibidos; pero el Señor lo buscó y lo trajo de regreso.

Busca a tu siervo.

El buen pastor no regresa de su búsqueda con las manos vacías. El camino puede ser largo y difícil, el sendero áspero y espinoso; pero el pastor persevera hasta encontrar su oveja perdida (Mat. 18: 12-14; Luc. 15: 4-7).

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