INTRODUCCIÓN.-
EL Sal. 148 es el tercero de la serie que comienza con un "aleluya" (ver Introducción al Sal. 146). Se invita no sólo a los seres celestiales sino también los cuerpos celestes para que se unan en alabanza a Dios. El salmista extiende la invitación a cada ser viviente de la tierra, y aun la naturaleza inanimada. Nadie queda excluido de esta invitación universal de alabar al Creador y Sustentador de todas las cosas.
El salmo consta de dos partes: (1) la alabanza a Dios en el cielo (vers. 1-6); (2) la alabanza a Dios en la tierra (vers. 7-14).
Con referencia al autor del salmo, ver E 59, 60.
2. Todos sus ángeles.
Sal. 103: 20, 21.
Todos sus ejércitos.
Ver com. Sal. 24: 10.
3. Lucientes estrellas.
En lenguaje poético, el salmista invita a los astros a alabar a Dios.
4. Cielos de los cielos.
Expresión idiomática que indica el más alto cielo.
Sobre los cielos.
Cf. Gén. 1: 7.
5. Alaben.
Ver com. vers. 3.
6. Los hizo ser.
Los cuerpos celestes deben su estabilidad y permanencia a la omnipotente voluntad de Dios, su sustentador.
Ley.
Heb. joq , "límite", "decreto", "lo que está prescrito", "regla". Es posible que el salmista hubiera empleado este vocablo con el sentido de "término" (Jer. 5: 22), pensando que Dios ha señalado las órbitas en las cuales se mueven los cuerpos celestes. Los astros giran en sus órbitas con precisión exacta dentro de los límites prescritos por Dios.
7. Monstruos marinos.
Ver com. Deut. 32: 33; Job 30: 29. Debe entenderse que ésta es una invitación poética.
8. Fuego.
Quizá se refiera a los relámpagos, como en Sal. 18: 12; 105: 32.
9. El árbol de fruto.
La invitación abarca también el reino vegetal.
10. Bestia.
Heb. jayyah , "animales silvestres".
Todo animal.
Heb. behemah , "animales domésticos". La invitación alcanza también al reino animal.
11. Todos los pueblos.
El salmista coloca en último lugar a los seres humanos, quizá porque representan la obra cumbre de la creación en lo que a esta tierra se refiere.
12. Los jóvenes.
Una clasificación minuciosa de la familia humana, para destacar que la invitación a alabar a Dios incluye a todos. Sin importar la edad, ya sean jóvenes o ancianos, ni el nivel social, ya sea alto o bajo, todos deberían alabar al Señor.
14. Aleluya.
También este salmo, como el 146 y el 147, concluye con un "aleluya" (ver com. Sal. 146: 1).
CBA T3
EL Sal. 148 es el tercero de la serie que comienza con un "aleluya" (ver Introducción al Sal. 146). Se invita no sólo a los seres celestiales sino también los cuerpos celestes para que se unan en alabanza a Dios. El salmista extiende la invitación a cada ser viviente de la tierra, y aun la naturaleza inanimada. Nadie queda excluido de esta invitación universal de alabar al Creador y Sustentador de todas las cosas.
El salmo consta de dos partes: (1) la alabanza a Dios en el cielo (vers. 1-6); (2) la alabanza a Dios en la tierra (vers. 7-14).
Con referencia al autor del salmo, ver E 59, 60.
2. Todos sus ángeles.
Sal. 103: 20, 21.
Todos sus ejércitos.
Ver com. Sal. 24: 10.
3. Lucientes estrellas.
En lenguaje poético, el salmista invita a los astros a alabar a Dios.
4. Cielos de los cielos.
Expresión idiomática que indica el más alto cielo.
Sobre los cielos.
Cf. Gén. 1: 7.
5. Alaben.
Ver com. vers. 3.
6. Los hizo ser.
Los cuerpos celestes deben su estabilidad y permanencia a la omnipotente voluntad de Dios, su sustentador.
Ley.
Heb. joq , "límite", "decreto", "lo que está prescrito", "regla". Es posible que el salmista hubiera empleado este vocablo con el sentido de "término" (Jer. 5: 22), pensando que Dios ha señalado las órbitas en las cuales se mueven los cuerpos celestes. Los astros giran en sus órbitas con precisión exacta dentro de los límites prescritos por Dios.
7. Monstruos marinos.
Ver com. Deut. 32: 33; Job 30: 29. Debe entenderse que ésta es una invitación poética.
8. Fuego.
Quizá se refiera a los relámpagos, como en Sal. 18: 12; 105: 32.
9. El árbol de fruto.
La invitación abarca también el reino vegetal.
10. Bestia.
Heb. jayyah , "animales silvestres".
Todo animal.
Heb. behemah , "animales domésticos". La invitación alcanza también al reino animal.
11. Todos los pueblos.
El salmista coloca en último lugar a los seres humanos, quizá porque representan la obra cumbre de la creación en lo que a esta tierra se refiere.
12. Los jóvenes.
Una clasificación minuciosa de la familia humana, para destacar que la invitación a alabar a Dios incluye a todos. Sin importar la edad, ya sean jóvenes o ancianos, ni el nivel social, ya sea alto o bajo, todos deberían alabar al Señor.
14. Aleluya.
También este salmo, como el 146 y el 147, concluye con un "aleluya" (ver com. Sal. 146: 1).
CBA T3
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