Cómo lidiar con textos bíblicos difíciles
Todo estudiante de la Biblia encuentra en algún momento pasajes bíblicos difíciles. Esto no es de sorprender, ya que cualquiera que haya interactuado con otra cultura, visión del mundo o idioma sabe muy bien los desafíos que representa comunicarse debido a esas barreras. Lo mismo es válido para el contenido de la Biblia. Si entendiéramos todo lo que dicen las Escrituras, señamos como Dios sin necesidad de nuevos conocimientos. También nos faltaría el incentivo~para crecer en el conocimiento espiritual.Si comparamos los tiempos bíblicos con el tiempo y lugar en que vivimos, veremos que son muy diferentes. Este hecho plantea desafíos para interpretar correctamente un libro antiguo. Si bien Dios ha dado suficiente evidencia para justificar la confiabilidad y veracidad de la Biblia, también es cierto que por mucha que sea la evidencia, siempre habrá posibles dudas. Si un estudiante desea satisfacer sus dudas, encontrará muchas oportunidades para hacerlo. El espíritu de la duda es natural en la naturaleza humana. A la luz de esta tendencia, vale la pena señalar la importancia de cultivar la actitud adecuada hacia los pasajes difíciles de las Escrituras. Elena G. de White ha descrito la mentalidad de aquellos que confían más en su propia opinión que en la Palabra de Dios. Nos dice acertadamente:
Como interpretar las Escritura
«Cuando los hombres, con su juicio limitado, encuentran que es necesario examinar versículos para definir lo que es inspirado y lo que no es, se han adelantado a Jesús para mostrarle un camino mejor que aquél en que nos ha conducido. Tomo la Biblia tal como es, como la Palabra inspirada. Creo en sus declaraciones: en una Biblia completa. Se levantan hombres que piensan que encuentran algo para criticar en la Palabra de Dios. Lo exhiben delante de otros como una evidencia de sabiduría superior. Muchos de esos hombres son inteligentes y eruditos; tienen elocuencia y talento, y toda la obra de la vida [de ellos] es intranquilizar las mentes en cuanto a la inspiración de las Escrituras. Influyen en muchos para que tengan la misma opinión de ellos. Y la misma obra se propaga de uno a otro, tal como Satanás quiere que sea».1
Luego, la profetisa describe la manera sutil en que este proceso de duda comienza con un pasaje difícil de la Escritura y se extiende rápidamente al resto de la Biblia.
«Comenzando con el Génesis, rechazan lo que les parece cuestionable, y su mente prosigue, pues Satanás los inducirá hasta cualquier extremo a que puedan llegar en su critica, y ven algo de qué dudar en toda la Escritura. Su facultad de criticar se aguza con el ejercicio y no pueden descansar en nada con seguridad. Usted trata de razonar con esos hombres, pero pierde el tiempo. Ejercitan su facultad de ridiculizar aun en la Biblia. Llegan al punto de convertirse en burladores, y quedarían asombrados si usted les expusiera esto desde ese punto de vista. Hermanos, atérrense a su Biblia, a lo que dice, y terminen con su crítica en cuanto a su validez, y obedezcan la Palabra, y ninguno de ustedes se perderá».2
Fijémonos en que, al criticar las Escrituras, nuestra voluntad de criticarla comenzará a agudizarse, al punto de que todo deja de ser certero. Por otro lado, la energía que invirtamos en lidiar con las dificultades nos adentrará más profundamente en el corazón de las Escrituras. Esta inmersión profunda comenzará a revelar nuestra voluntad de acoger la Palabra de Dios y obedecer su mensaje.
Los pasajes difíciles no solo nos desafían, sino que nos dan la oportunidad única de comprender mejor a los escritores bíblicos y el mensaje de Dios. Esto significa que los pasajes desafiantes y difíciles de la Biblia deberían hacernos sentir agradecidos porque ofrecen la oportunidad de crecer en nuestro entendimiento. Muchos de los supuestos errores en la Biblia no son el resultado de la revelación de Dios, sino el resultado de nuestras malas interpretaciones. Estos errores surgen, no tanto de la oscuridad en la Biblia, sino de la ceguera y los prejuicios del intérprete. La historia muestra que los pasajes difíciles no son el problema más apremiante del cristianismo, sino más bien la incapacidad de los creyentes de aceptar los pasajes que se entienden claramente.
Los adventistas no intentan demostrar que la Biblia no tiene errores. Cualquiera podría probar que un artículo del periódico está libre de cualquier error, pero eso no demostraría que el artículo es la Palabra de Dios. Los cristianos que creen en la Biblia sostienen que la Biblia es la Palabra de Dios porque las Escrituras lo afirman, y Jesús y los apóstoles lo creyeron. En última instancia, nuestra convicción de su verdad se basa en el testimonio del Espíritu Santo, que confirma su veracidad en nuestra mente y nuestro corazón.
Cuando se encuentran dificultades, el Espíritu Santo se acerca de manera especial. El espacio del que disponemos aquí no permite un examen de todos los pasajes difíciles, pero su estudio es importante y el Espíritu está listo para iluminarnos. Si deseamos investigar más, varios libros y recursos abordan las preguntas y los asuntos planteados por los pasajes difíciles de las Escrituras.3
Cómo lidiar con las dificultades bíblicas
Si bien creemos que las Escrituras son confiables, no negamos que algunas partes de ellas son difíciles de entender y suponen un desafío para nuestra mentalidad y pensamiento. Incluso el apóstol Pedro reconoció este hecho al referirse a Pablo y sus Epístolas, «entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición» (2 Pedro 3: 16).
En cuanto a las dificultades y los aparentes errores en las Escrituras, a menudo vemos a la Biblia como la fuente del problema. Pero fijémonos en lo que dijo Agustín, unos de los padres de la iglesia: «Si quedamos confundidos por una aparente contradicción en la Escritura, no es válido decir: "El autor de este libro está equivocado", sino el manuscrito tiene un error, la traducción está mal o no has entendido».4 No queremos ser como algunas personas vacilantes e inestables, que tuercen las Escrituras para nuestra destrucción. Así que, veamos algunos aspectos importantes que pueden ayudarnos a medida que encontramos algunas declaraciones difíciles en las Escrituras.5
No deduzcamos que no hay respuesta
¡Debemos recordar que el hecho de que no tengamos una solución a un problema en particular no significa que no tenga respuesta! A menudo, cuando encontramos un pasaje difícil en la Escritura, podemos tener la impresión de que somos los primeros en encontrar esa dificultad. Pero es probable que otros estudiantes meticulosos de la Biblia hayan estudiado el mismo pasaje bíblico, quizás incluso hace muchos años y aún más a fondo que nosotros, y hayan encontrado los mismos desafíos. Si esto es así, hay una buena posibilidad de que otros ya hayan encontrado una respuesta, aunque no lo sepamos.
Además, ninguna persona seria puede afirmar que puede explicar todas las dificultades de la Biblia. Sería un error concluir que lo que aún no se ha explicado jamás se podrá explicar. Es posible que en el caso de algunas preguntas no tengamos suficiente información disponible para obtener respuestas satisfactorias. Tal vez nueva evidencia arqueológica podría arrojar luz sobre ciertos temas. Otros problemas pueden requerir de una investigación más exhaustiva del texto bíblico y su contexto. Esta tarea requiere tiempo y determinación. El hecho de que no podamos encontrar una respuesta en cinco minutos, cinco días o cinco meses no significa que no haya una respuesta a dicha cuestión en particular. El trabajo y la energía que invertimos para encontrar una solución a un problema difícil probablemente nos hará más bien que la solución misma.
En todo caso, hemos de enfrentar la dificultad con honestidad e integridad, reconociendo que el problema no tiene una respuesta satisfactoria. No evadamos ni ignoremos un problema, ni hemos de buscar «atajos» a la respuesta. La paciencia es fundamental. A veces tenemos que esperar por la respuesta y confiar en Dios a pesar de las preguntas persistentes. De esta manera, las dificultades bíblicas pueden ser una oportunidad para desarrollar un carácter que agrade a Dios.
No confundamos nuestra interpretación falible con la revelación infalible de Dios
Vale la pena recordar que si bien la Biblia es infalible, nuestras interpretaciones no lo son. Podemos estar equivocados en nuestra interpretación y somos propensos a cometer errores. El significado de la Biblia no cambia, pero nuestra comprensión de ella sí. A la luz de esta realidad, debemos tener cuidado en admitir que los puntos de vista actualmente dominantes de la ciencia representan la última palabra sobre cualquier tema específico.
El pensamiento naturalista y la evolución, por ejemplo, se han convertido en la verdad globalmente aceptada en la comunidad científica. Esto ha generado un sinfín de problemas con el texto bíblico. ¿Es la teoría de la evolución realmente compatible con el relato bíblico de la creación y el plan de salvación de Dios? Debemos esperar contradicciones entre los puntos de vista populares de la ciencia y la Biblia, especialmente si las explicaciones científicas descartan por completo cualquier intervención divina. Pero esto no prueba que haya una contradicción real entre el mundo de Dios y su Palabra escrita. Si bien la naturaleza, según la Biblia, fue creada por Dios y, por lo tanto, tiene un origen divino, esta no está inspirada y continúa siendo afectada por el pecado. Por lo tanto, según Elena G. de White, «el libro de la naturaleza es un gran libro de texto», pero debemos usarlo «conjuntamente con las Escrituras».6 Esto significa que la revelación especial de Dios en las Escrituras tiene precedencia sobre la revelación natural en la creación. La Escritura es superior a la naturaleza, porque es el testigo inspirado de Dios. Por lo tanto, las Escrituras y no la ciencia evolucionista, deberían ser la fuente normativa para comprender el origen del mundo.7 «Cuando los llamados hombres de ciencia tratan estos asuntos desde el punto de vista meramente humano, llegan a conclusiones erróneas. [...] Aun las personas más inteligentes, si en sus investigaciones no son dirigidas por la Palabra de Dios, se confunden en sus esfuerzos por delinear las relaciones de la ciencia y la revelación».8 Por lo tanto, debemos tener una «fe arraigada en la divina autoridad de la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura no se ha de juzgar de acuerdo con las ideas científicas de los hombres. La sabiduría humana es una guía en la cual no se puede confiar. Los escépticos que leen la Sagrada Escritura para poder sutilizar acerca de ella, pueden, mediante una comprensión imperfecta de la ciencia o de la revelación, sostener que encuentran contradicciones entre una y otra; pero cuando se entienden correctamente, se las nota en perfecta armonía».9 A veces, incluso interpretaciones tradicionales de la Biblia de larga data necesitan estudiarse nuevamente a la luz de lo que dice la Escritura sobre un tema específico.
Interpretación de pasajes poco claros a la luz de pasajes claros
Además de tener un espíritu dispuesto, es importante utilizar principios hermenéuticos sólidos en nuestro estudio. En primer lugar, interpretemos siempre los pasajes poco claros a la luz de pasajes claros. Pasemos de lo claro a lo menos claro. Tratemos de iluminar los pasajes más difíciles de entender con pasajes claros de las Escrituras. No es aconsejable armar una doctrina basada solo en un pasaje oscuro, y jamás es aceptable oscurecer pasajes claros arrojando sobre ellos la nube oscura de un pasaje difícil. Más bien, los pasajes claros deberían iluminar aquellos que son menos claros. El siguiente ejemplo ilustra este punto.
En cuanto al tema de hablar en lenguas, hay varias declaraciones en las Escrituras que aclaran el don de lenguas del Nuevo Testamento. El don de lenguas consiste en la habilidad sobrenatural de proclamar el evangelio en otro idioma humano conocido (Marcos 16: 17; Hechos 2: 1-13; 10: 46; 19: 1-7).10 Sin embargo, en 1 Corintios 12-14, encontramos algunas declaraciones sobre la glosolalia que no son tan fáciles de entender. En lugar de oscurecer los pasajes claros de Hechos con 1 Corintios 12-14, debemos permitir que los pasajes claros e inequívocos arrojen luz sobre los más difíciles. Dado que la misma expresión «hablar en lenguas» se usa en Marcos, Hechos y 1 Corintios, y a la luz de otras conexiones entre la profecía y el don de lenguas en Éfeso y Corin-to, el acto de hablar en lenguas en Corinto también debe entenderse entonces como un don sobrenatural que nos da el Espíritu Santo para que hablemos en un idioma extranjero conocido. Desafortunadamente, el don fue mal utilizado pafr algunos miembros de la iglesia que solo buscaban edificarse a sí mismos.
Tengamos en cuenta el contexto del pasaje
Quizás el error más común de los críticos de la Biblia es sacar los pasajes de su contexto. Un profesor del seminario nos dijo una vez en clase que si nos encontramos con un pasaje difícil para el que no tenemos respuesta, hay una manera de abordarlo que siempre será correcta: ¿Qué dice el contexto? Un texto sin un contexto adecuado se convierte rápidamente en un pretexto para nuestros propios puntos de vista.
Si bien se debe tener en cuenta el contexto histórico, el contexto más importante de un pasaje es su contexto inmediato. Examinemos cuidadosamente la sección, luego el capítulo y, más allá de eso, el contexto más amplio del libro. Finalmente, el texto completo de la Biblia se convertirá en el contexto del pasaje, arrojando luz sobre el tema difícil.
Al final, dos simples pautas ayudarán al estudiante serio de la Biblia a entender los pasajes difíciles. Primero, razone de los textos claros lo que muestran los menos claros. Segundo, permita que el contexto aclare su estudio e ilumine la Palabra. El Espíritu Santo bendecirá tal estudio con luz y paz.
Referencias
1. Elena G. de White, Mensajes selectos, t. 1, p. 19.
2. Ibíd. p. 20.
3. Véase Gleason L. Archer Jr„ New International Encyclopedia ofBible Difficulties (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982); William Arndt, Bible Difficulties and Seeming Contra-dictions (St. Louis, MO: Concordia, 1987); John W. Haley, Alleged Discrepancies ofthe Bible (Grand Rapids, MI: Baker Book, 1984); Norman Geisler y Thomas Howe, When Critics Ask: A Popular Handbook on Bible Difficulties (Wheaton, IL: Víctor Books, 1992); Walter C. Kaiser Jr. et al., Hard Sayings ofthe Bible (Downers Grove, IL: Inter-Varsity, 1996); R. A. Torrey, Difficulties in the Bible: Alleged Errors and Contradictions (Willow Grove: Woodlawn Electronic, 1998); F. F. Bruce, Hard Sayings of Jesús (Londres: Hodder and Stroughton, 1983); y desde el punto de vista adventista, Gerhard Pfandl, ed., Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers, Biblical Research Institute Studies, t. 2 (Silver Spring, MD: Review and Herald, 2010); Harald Weigt, Verstehst du auch, was du liest? Schwierige Bibelstellen erklart (Lüneburg: Advent-Ver-lag, 2002); y los recursos de la página del Biblical Research Institute: https://www. adventistbiblicalresearch.org/materials (visitada el 1 de mayo de 2019).
4. Augustine of Hippo, «Reply to Faustus the Manichaean» en St. Augustin: The Writings against the Manichaeans and against the Donatists, ed. Philip Schaff, A Select Library qj^ the Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church, vol. 5 (Búfalo, NY: Chris-tian Literature Company, 1887), p. 180.
5. Vea también los aspectos adicionales discutidos en Frank M. Hasel y Michael G. Hasel «How to Interpret Scripture», Adult Bible Study Guide, 2° trimestre 2020, lección 12.
6. Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro, cap. 1, p. 15.
7. Elena G. de White afirma categóricamente que «sin la historia bíblica, la geología no puede probar nada. Los que razonan con tanta seguridad en cuanto a sus descubrimientos, no tienen una noción adecuada del tamaño de los hombres, los animales y los árboles antediluvianos, ni de los grandes cambios que ocurrieron en aquel entonces. Los vestigios que se encuentran en la tierra dan evidencia de condiciones que en muchos casos eran muy diferentes de las actuales; pero el tiempo en que estas condiciones imperaron solo puede saberse mediante la Sagrada Escritura. En la historia del diluvio, la inspiración divina ha explicado lo que la geología sola jamás podría desentrañar», Patriaras y profetas, cap. 9, p. 91.
8. Ibíd., cap. 9, p. 92.
9. Ibíd.
10. En cuanto a esta evidencia bíblica, vea el estudio completo de Gerhard F. Hasel, Speaking in Tongues: Biblical Speaking in Tongues and Contemporary Glossolalia (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 1991).
«Cuando los hombres, con su juicio limitado, encuentran que es necesario examinar versículos para definir lo que es inspirado y lo que no es, se han adelantado a Jesús para mostrarle un camino mejor que aquél en que nos ha conducido. Tomo la Biblia tal como es, como la Palabra inspirada. Creo en sus declaraciones: en una Biblia completa. Se levantan hombres que piensan que encuentran algo para criticar en la Palabra de Dios. Lo exhiben delante de otros como una evidencia de sabiduría superior. Muchos de esos hombres son inteligentes y eruditos; tienen elocuencia y talento, y toda la obra de la vida [de ellos] es intranquilizar las mentes en cuanto a la inspiración de las Escrituras. Influyen en muchos para que tengan la misma opinión de ellos. Y la misma obra se propaga de uno a otro, tal como Satanás quiere que sea».1
Luego, la profetisa describe la manera sutil en que este proceso de duda comienza con un pasaje difícil de la Escritura y se extiende rápidamente al resto de la Biblia.
«Comenzando con el Génesis, rechazan lo que les parece cuestionable, y su mente prosigue, pues Satanás los inducirá hasta cualquier extremo a que puedan llegar en su critica, y ven algo de qué dudar en toda la Escritura. Su facultad de criticar se aguza con el ejercicio y no pueden descansar en nada con seguridad. Usted trata de razonar con esos hombres, pero pierde el tiempo. Ejercitan su facultad de ridiculizar aun en la Biblia. Llegan al punto de convertirse en burladores, y quedarían asombrados si usted les expusiera esto desde ese punto de vista. Hermanos, atérrense a su Biblia, a lo que dice, y terminen con su crítica en cuanto a su validez, y obedezcan la Palabra, y ninguno de ustedes se perderá».2
Fijémonos en que, al criticar las Escrituras, nuestra voluntad de criticarla comenzará a agudizarse, al punto de que todo deja de ser certero. Por otro lado, la energía que invirtamos en lidiar con las dificultades nos adentrará más profundamente en el corazón de las Escrituras. Esta inmersión profunda comenzará a revelar nuestra voluntad de acoger la Palabra de Dios y obedecer su mensaje.
Los pasajes difíciles no solo nos desafían, sino que nos dan la oportunidad única de comprender mejor a los escritores bíblicos y el mensaje de Dios. Esto significa que los pasajes desafiantes y difíciles de la Biblia deberían hacernos sentir agradecidos porque ofrecen la oportunidad de crecer en nuestro entendimiento. Muchos de los supuestos errores en la Biblia no son el resultado de la revelación de Dios, sino el resultado de nuestras malas interpretaciones. Estos errores surgen, no tanto de la oscuridad en la Biblia, sino de la ceguera y los prejuicios del intérprete. La historia muestra que los pasajes difíciles no son el problema más apremiante del cristianismo, sino más bien la incapacidad de los creyentes de aceptar los pasajes que se entienden claramente.
Los adventistas no intentan demostrar que la Biblia no tiene errores. Cualquiera podría probar que un artículo del periódico está libre de cualquier error, pero eso no demostraría que el artículo es la Palabra de Dios. Los cristianos que creen en la Biblia sostienen que la Biblia es la Palabra de Dios porque las Escrituras lo afirman, y Jesús y los apóstoles lo creyeron. En última instancia, nuestra convicción de su verdad se basa en el testimonio del Espíritu Santo, que confirma su veracidad en nuestra mente y nuestro corazón.
Cuando se encuentran dificultades, el Espíritu Santo se acerca de manera especial. El espacio del que disponemos aquí no permite un examen de todos los pasajes difíciles, pero su estudio es importante y el Espíritu está listo para iluminarnos. Si deseamos investigar más, varios libros y recursos abordan las preguntas y los asuntos planteados por los pasajes difíciles de las Escrituras.3
Cómo lidiar con las dificultades bíblicas
Si bien creemos que las Escrituras son confiables, no negamos que algunas partes de ellas son difíciles de entender y suponen un desafío para nuestra mentalidad y pensamiento. Incluso el apóstol Pedro reconoció este hecho al referirse a Pablo y sus Epístolas, «entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición» (2 Pedro 3: 16).
En cuanto a las dificultades y los aparentes errores en las Escrituras, a menudo vemos a la Biblia como la fuente del problema. Pero fijémonos en lo que dijo Agustín, unos de los padres de la iglesia: «Si quedamos confundidos por una aparente contradicción en la Escritura, no es válido decir: "El autor de este libro está equivocado", sino el manuscrito tiene un error, la traducción está mal o no has entendido».4 No queremos ser como algunas personas vacilantes e inestables, que tuercen las Escrituras para nuestra destrucción. Así que, veamos algunos aspectos importantes que pueden ayudarnos a medida que encontramos algunas declaraciones difíciles en las Escrituras.5
No deduzcamos que no hay respuesta
¡Debemos recordar que el hecho de que no tengamos una solución a un problema en particular no significa que no tenga respuesta! A menudo, cuando encontramos un pasaje difícil en la Escritura, podemos tener la impresión de que somos los primeros en encontrar esa dificultad. Pero es probable que otros estudiantes meticulosos de la Biblia hayan estudiado el mismo pasaje bíblico, quizás incluso hace muchos años y aún más a fondo que nosotros, y hayan encontrado los mismos desafíos. Si esto es así, hay una buena posibilidad de que otros ya hayan encontrado una respuesta, aunque no lo sepamos.
Además, ninguna persona seria puede afirmar que puede explicar todas las dificultades de la Biblia. Sería un error concluir que lo que aún no se ha explicado jamás se podrá explicar. Es posible que en el caso de algunas preguntas no tengamos suficiente información disponible para obtener respuestas satisfactorias. Tal vez nueva evidencia arqueológica podría arrojar luz sobre ciertos temas. Otros problemas pueden requerir de una investigación más exhaustiva del texto bíblico y su contexto. Esta tarea requiere tiempo y determinación. El hecho de que no podamos encontrar una respuesta en cinco minutos, cinco días o cinco meses no significa que no haya una respuesta a dicha cuestión en particular. El trabajo y la energía que invertimos para encontrar una solución a un problema difícil probablemente nos hará más bien que la solución misma.
En todo caso, hemos de enfrentar la dificultad con honestidad e integridad, reconociendo que el problema no tiene una respuesta satisfactoria. No evadamos ni ignoremos un problema, ni hemos de buscar «atajos» a la respuesta. La paciencia es fundamental. A veces tenemos que esperar por la respuesta y confiar en Dios a pesar de las preguntas persistentes. De esta manera, las dificultades bíblicas pueden ser una oportunidad para desarrollar un carácter que agrade a Dios.
No confundamos nuestra interpretación falible con la revelación infalible de Dios
Vale la pena recordar que si bien la Biblia es infalible, nuestras interpretaciones no lo son. Podemos estar equivocados en nuestra interpretación y somos propensos a cometer errores. El significado de la Biblia no cambia, pero nuestra comprensión de ella sí. A la luz de esta realidad, debemos tener cuidado en admitir que los puntos de vista actualmente dominantes de la ciencia representan la última palabra sobre cualquier tema específico.
El pensamiento naturalista y la evolución, por ejemplo, se han convertido en la verdad globalmente aceptada en la comunidad científica. Esto ha generado un sinfín de problemas con el texto bíblico. ¿Es la teoría de la evolución realmente compatible con el relato bíblico de la creación y el plan de salvación de Dios? Debemos esperar contradicciones entre los puntos de vista populares de la ciencia y la Biblia, especialmente si las explicaciones científicas descartan por completo cualquier intervención divina. Pero esto no prueba que haya una contradicción real entre el mundo de Dios y su Palabra escrita. Si bien la naturaleza, según la Biblia, fue creada por Dios y, por lo tanto, tiene un origen divino, esta no está inspirada y continúa siendo afectada por el pecado. Por lo tanto, según Elena G. de White, «el libro de la naturaleza es un gran libro de texto», pero debemos usarlo «conjuntamente con las Escrituras».6 Esto significa que la revelación especial de Dios en las Escrituras tiene precedencia sobre la revelación natural en la creación. La Escritura es superior a la naturaleza, porque es el testigo inspirado de Dios. Por lo tanto, las Escrituras y no la ciencia evolucionista, deberían ser la fuente normativa para comprender el origen del mundo.7 «Cuando los llamados hombres de ciencia tratan estos asuntos desde el punto de vista meramente humano, llegan a conclusiones erróneas. [...] Aun las personas más inteligentes, si en sus investigaciones no son dirigidas por la Palabra de Dios, se confunden en sus esfuerzos por delinear las relaciones de la ciencia y la revelación».8 Por lo tanto, debemos tener una «fe arraigada en la divina autoridad de la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura no se ha de juzgar de acuerdo con las ideas científicas de los hombres. La sabiduría humana es una guía en la cual no se puede confiar. Los escépticos que leen la Sagrada Escritura para poder sutilizar acerca de ella, pueden, mediante una comprensión imperfecta de la ciencia o de la revelación, sostener que encuentran contradicciones entre una y otra; pero cuando se entienden correctamente, se las nota en perfecta armonía».9 A veces, incluso interpretaciones tradicionales de la Biblia de larga data necesitan estudiarse nuevamente a la luz de lo que dice la Escritura sobre un tema específico.
Interpretación de pasajes poco claros a la luz de pasajes claros
Además de tener un espíritu dispuesto, es importante utilizar principios hermenéuticos sólidos en nuestro estudio. En primer lugar, interpretemos siempre los pasajes poco claros a la luz de pasajes claros. Pasemos de lo claro a lo menos claro. Tratemos de iluminar los pasajes más difíciles de entender con pasajes claros de las Escrituras. No es aconsejable armar una doctrina basada solo en un pasaje oscuro, y jamás es aceptable oscurecer pasajes claros arrojando sobre ellos la nube oscura de un pasaje difícil. Más bien, los pasajes claros deberían iluminar aquellos que son menos claros. El siguiente ejemplo ilustra este punto.
En cuanto al tema de hablar en lenguas, hay varias declaraciones en las Escrituras que aclaran el don de lenguas del Nuevo Testamento. El don de lenguas consiste en la habilidad sobrenatural de proclamar el evangelio en otro idioma humano conocido (Marcos 16: 17; Hechos 2: 1-13; 10: 46; 19: 1-7).10 Sin embargo, en 1 Corintios 12-14, encontramos algunas declaraciones sobre la glosolalia que no son tan fáciles de entender. En lugar de oscurecer los pasajes claros de Hechos con 1 Corintios 12-14, debemos permitir que los pasajes claros e inequívocos arrojen luz sobre los más difíciles. Dado que la misma expresión «hablar en lenguas» se usa en Marcos, Hechos y 1 Corintios, y a la luz de otras conexiones entre la profecía y el don de lenguas en Éfeso y Corin-to, el acto de hablar en lenguas en Corinto también debe entenderse entonces como un don sobrenatural que nos da el Espíritu Santo para que hablemos en un idioma extranjero conocido. Desafortunadamente, el don fue mal utilizado pafr algunos miembros de la iglesia que solo buscaban edificarse a sí mismos.
Tengamos en cuenta el contexto del pasaje
Quizás el error más común de los críticos de la Biblia es sacar los pasajes de su contexto. Un profesor del seminario nos dijo una vez en clase que si nos encontramos con un pasaje difícil para el que no tenemos respuesta, hay una manera de abordarlo que siempre será correcta: ¿Qué dice el contexto? Un texto sin un contexto adecuado se convierte rápidamente en un pretexto para nuestros propios puntos de vista.
Si bien se debe tener en cuenta el contexto histórico, el contexto más importante de un pasaje es su contexto inmediato. Examinemos cuidadosamente la sección, luego el capítulo y, más allá de eso, el contexto más amplio del libro. Finalmente, el texto completo de la Biblia se convertirá en el contexto del pasaje, arrojando luz sobre el tema difícil.
Al final, dos simples pautas ayudarán al estudiante serio de la Biblia a entender los pasajes difíciles. Primero, razone de los textos claros lo que muestran los menos claros. Segundo, permita que el contexto aclare su estudio e ilumine la Palabra. El Espíritu Santo bendecirá tal estudio con luz y paz.
Referencias
1. Elena G. de White, Mensajes selectos, t. 1, p. 19.
2. Ibíd. p. 20.
3. Véase Gleason L. Archer Jr„ New International Encyclopedia ofBible Difficulties (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1982); William Arndt, Bible Difficulties and Seeming Contra-dictions (St. Louis, MO: Concordia, 1987); John W. Haley, Alleged Discrepancies ofthe Bible (Grand Rapids, MI: Baker Book, 1984); Norman Geisler y Thomas Howe, When Critics Ask: A Popular Handbook on Bible Difficulties (Wheaton, IL: Víctor Books, 1992); Walter C. Kaiser Jr. et al., Hard Sayings ofthe Bible (Downers Grove, IL: Inter-Varsity, 1996); R. A. Torrey, Difficulties in the Bible: Alleged Errors and Contradictions (Willow Grove: Woodlawn Electronic, 1998); F. F. Bruce, Hard Sayings of Jesús (Londres: Hodder and Stroughton, 1983); y desde el punto de vista adventista, Gerhard Pfandl, ed., Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers, Biblical Research Institute Studies, t. 2 (Silver Spring, MD: Review and Herald, 2010); Harald Weigt, Verstehst du auch, was du liest? Schwierige Bibelstellen erklart (Lüneburg: Advent-Ver-lag, 2002); y los recursos de la página del Biblical Research Institute: https://www. adventistbiblicalresearch.org/materials (visitada el 1 de mayo de 2019).
4. Augustine of Hippo, «Reply to Faustus the Manichaean» en St. Augustin: The Writings against the Manichaeans and against the Donatists, ed. Philip Schaff, A Select Library qj^ the Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church, vol. 5 (Búfalo, NY: Chris-tian Literature Company, 1887), p. 180.
5. Vea también los aspectos adicionales discutidos en Frank M. Hasel y Michael G. Hasel «How to Interpret Scripture», Adult Bible Study Guide, 2° trimestre 2020, lección 12.
6. Elena G. de White, Palabras de vida del gran Maestro, cap. 1, p. 15.
7. Elena G. de White afirma categóricamente que «sin la historia bíblica, la geología no puede probar nada. Los que razonan con tanta seguridad en cuanto a sus descubrimientos, no tienen una noción adecuada del tamaño de los hombres, los animales y los árboles antediluvianos, ni de los grandes cambios que ocurrieron en aquel entonces. Los vestigios que se encuentran en la tierra dan evidencia de condiciones que en muchos casos eran muy diferentes de las actuales; pero el tiempo en que estas condiciones imperaron solo puede saberse mediante la Sagrada Escritura. En la historia del diluvio, la inspiración divina ha explicado lo que la geología sola jamás podría desentrañar», Patriaras y profetas, cap. 9, p. 91.
8. Ibíd., cap. 9, p. 92.
9. Ibíd.
10. En cuanto a esta evidencia bíblica, vea el estudio completo de Gerhard F. Hasel, Speaking in Tongues: Biblical Speaking in Tongues and Contemporary Glossolalia (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society, 1991).
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