1. Acuérdate.
Heb. "y acuérdate" o "también
acuérdate". En esta forma se vincula el cap. 12 con el 11, especialmente con el
vers. 9 del cap. 11.
Creador.
En hebreo se usa el participio del
verbo "crear" , como en Gén. 1: 1. Se refiere a Dios como el Diseñador y Creador
del universo. Aquí, en hebreo, la palabra está en plural, como lo está "Dios" en
Gén. 1: 1 (ver com. Gén. 1: 1, 26, 27).
Juventud.
Ver com. cap.
11: 9. En los comienzos de la edad viril, una persona llega a su máximo vigor;
es entonces, pues, cuando las fuerzas vitales debieran consagrarse a Dios y
usarse para su gloria.
Días malos.
Esto es, la vejez achacosa en
contraste con los días llenos de vigor y esperanza de la flor de la vida. La
vejez trae debilidades e incapacidades, y sus días son "malos", pues están
llenos de limitaciones y molestias.
No tengo. . . contentamiento.
El término que se traduce "contentamiento" se halla al final de la
oración para darle más énfasis. Cuando desaparecen los deseos, incentivos y
esperanzas de la juventud plena, entonces hay poco entusiasmo en la vida.
Compárese con el caso de Barzilai (2 Sam. 19: 34, 37).
2. Antes que.
El lenguaje altamente figurado de los vers.
2-6 se ha interpretado de diversas formas. Muchos comentadores, tanto judíos
como cristianos, han explicado estas metáforas como la descripción del
agotamiento de las facultades físicas a medida que declina la vida, y creen que
cada símil se refiere a detalles anatómicos. No hay duda de que Salomón, con
suma capacidad literaria, describe aquí la vejez y la muerte, tal como se
declara específicamente en los vers. 1, 5 y 7. Es evidente el significado de la
alegoría tomada 1120 en conjunto: recordar al Creador antes de que llegue la
vejez, y dedicar la vida a propósitos que conduzcan hacia un concepto tal del
deber y del destino. Este es, por supuesto, el tema de todo el libro.
Afortunadamente Salomón "se acordó" de su Creador ya al final de una
larga vida dedicada a separarse de Dios y a perseguir alocadamente la necedad,
lo cual él describe en forma muy acabada en este libro. Salomón mira hacia el
pasado, a los años malgastados de su vida, y se dispone de buena gana a advertir
a otros que eviten el desengaño que él experimentó durante el tiempo en que
vanamente buscó la felicidad. Pero cuando se interpretan los detalles de esta
alegoría conviene ser precavido, pues las Escrituras no dan una explicación
clara de los símbolos usados. Cualquier interpretación que se dé sólo reflejará
la opinión personal del que la haga. La que se presenta a continuación en este
Comentario acerca de los vers. 2-6 es tan sólo sugerente.
El sol.
Las luminarias celestes que cada día pierden su brillo simbolizan "los
días malos" (vers. 1): la aproximación de la vejez. Algunos comentadores
entienden que se trata del debilitamiento de la fuerza de la vista. Los exégetas
judíos han ido a extremos en la aplicación de los detalles: han interpretado que
el "sol" simboliza la frente; la "luz", la nariz; la "luna", el alma, y las
"estrellas", las mejillas.
Vuelvan las nubes.
Estos comentadores
mencionados hacen la observación de que aquí se hace referencia al
debilitamiento de la vista por el mucho llorar en tiempo de dificultades. Sería
mejor interpretar esta figura como una descripción general de la edad avanzada,
cuando declinan las facultades naturales.
3. Los guardas de la casa.
Quizá se use esta figura en
sentido amplio para describir el debilitamiento del cuerpo. Algunos comentadores
judíos aplican esta expresión a los costados y las costillas; otros, a las manos
y los brazos.
Se encorvarán.
(Ver caps. 1: 15; 7: 13, donde se
usa el mismo verbo hebreo).
Hombres fuertes.
También "hombres
eficientes". La aplicación más común es a las piernas y a los muslos; pero otros
piensan que la expresión se refiere a las rodillas y a los pies, o a la columna
vertebral.
Cesarán las muelas.
El vocablo traducido "muelas" o
"moledoras" es femenino, y se refiere a las mujeres de la casa que muelen (ver
Exo. 11: 5; Mat. 24: 41). Algunos comentadores ven aquí una referencia a la
dentadura (ver Jer. 25: 10).
Han disminuido.
Las pocas "muelas"
o moledoras que aún quedan -quizá ya desgastadas y en mal estado- no funcionan
bien, y no pueden proporcionar la "harina" necesaria para sostener la vida.
Se oscurecerán.
Figura que transfiere el cuadro de las mujeres
que atisban por las celosías de las ventanas a una gradual disminución de la
vista (ver Gén. 27: 1; cf. Deut. 34: 7).
Los que miran.
"Las que
miran" (RVR, 1977). Una forma femenina para referirse a las mujeres de un hogar
del Cercano Oriente, las cuales no aparecen mucho en público y que, con
frecuencia, atisban por las celosías de las ventanas de sus casas (ver com. Gén.
8: 10; cf. Juec. 5: 28; 2 Sam. 6: 16).
4. Las puertas.
Nombre que en hebreo tiene forma dual, por
lo cual alude a las dos hojas de una puerta. Los comentadores judíos aplican
esta figura a los poros del cuerpo, por ejemplo, o a los dos labios de la boca.
La voz.
Generalmente se considera que "la voz" representa el
insomnio senil, como el de un anciano que se despierta con el primer gorjeo de
un ave apenas despunta el alba.
Hijas del canto.
Los órganos de
fonación y del canto, las cuerdas vocales: quizá una referencia a la voz cascada
y débil de una persona anciana.
5. Temerán.
Un anciano debe continuamente cuidarse muchísimo, a cada paso. La gente
de edad con frecuencia siente temor de las carreteras. Sus huesos son frágiles
y, por lo tanto, se rompen fácilmente con una caída u otro accidente; y su
curación, si es que la hay, es lenta. Además, la falta de aire y la rigidez del
cuerpo hacen que sea muy penoso subir cualquier elevación .
Florecerá.
El almendro era el primer árbol que florecía en Palestina. Esta metáfora
se ha aplicado a las canas o a la calvicie. La profusión de blancos almendros en
flor puede haber evocado en Salomón las canas de la ancianidad.
La
langosta.
Quizá sea un símbolo de lo pequeño o insignificante (ver Núm.
13: 33; Isa. 40: 22). Para los ancianos aun las cosas 1121 pequeñas constituyen,
a menudo, pesadas cargas.
Se perderá el apetito.
Heb. "La
alcaparra se volverá ineficaz". El botón de la flor de la alcaparra se usa como
condimento. Se suponía que ésta poseía propiedades afrodisíacas (ver com. Gén.
30: 14). "Apetito" o "deseo" son traducciones eufemísticas para referirse al
"deseo sexual".
El hombre va.
Compárese con Job 10: 21; Luc. 16:
9.
Los endechadores.
Compárese con 2 Sam. 3: 31; Jer. 22: 10,
18.
6. Cadena de plata.
O "cuerda",
del mismo vocablo que se tradujo "sogas" (2 Sam. 17: 13; 1 Rey. 20: 32). "Plata"
quizá sea un símbolo de lo más preciado: la vida misma, el tesoro por
excelencia. Carecen de base bíblica las interpretaciones que aplican "la cadena
de plata. . . y el cuenco de oro" a la espina dorsal y al cerebro,
respectivamente. Aunque no dejan de tener su encanto literario y pudiera ser que
Salomón pensara lo mismo cuando escribía, falta la base bíblica (cap. 12: 2).
Se quiebre.
O, "se rompa en pedazos". La figura es la, de una
gran lámpara que pende de una cuerda formada por hebras de plata. Se rompe la
cuerda y la lámpara cae al piso. La primera parte del vers. 6 dice literalmente,
"mientras no sea rota en pedazos la cuerda de plata".
El cántaro.
Durante siglos las mujeres orientales han ido al pozo de la aldea con
cántaros de arcilla (ver Gén. 24: 14, 15; Juan 4: 7, 28; etc.). Aquí se describe
un cántaro de éstos cuando se rompe en pedazos (ver Lev. 6: 28; 15: 12). En el
Cercano Oriente, el pozo de la aldea generalmente tiene una rueda o una horqueta
de madera. Cada aldeano trae su soga y su cántaro. El uso constante y las
condiciones climáticas hacen que finalmente la rueda se desintegre y arruine. La
fuente o pozo es, sin duda, un símbolo de la vida (ver Sal. 36: 9; cf. Juan 4:
10; 7: 37). Las diversas metáforas del vers. 6 representan la muerte.
7. El polvo.
Es decir, la parte
física del ser humano (ver Gén. 2: 7).
Como era.
La parte física
de la persona se descompone y vuelve a los elementos de que estaba formada. La
persona muerta duerme "en el polvo" (Job 7: 21; cf. cap. 17: 16; 20: 11; 21:
26). Pero los que ahora "duermen" en el polvo de la tierra, vivirán otra vez,
pues resucitarán (ver Dan. 12: 2; Juan 11: 11-13, 23-26; 1 Tes. 4: 13-17).
El espíritu.
Heb. rúaj, "aliento" , "viento" , "espíritu" (ver
com. Núm. 5: 14). La traducción de rúaj presenta ligeras variantes en las
versiones castellanas de la Biblia, pero básicamente permanece su significado:
Gén. 2:7; 7: 22: "aliento de vida", "aliento de espíritu de vida" (RVR);
"aliento vital" (BC); "aliento de vida", "hálito de vida", "hálito vital" (NC,
BJ). "Espíritu" en el sentido de vitalidad (Juec. 15: 19); "corazón" (Jos. 2:
11); "enojo" o ira (Juec. 8: 3), y expresa una disposición de ánimo: "triste de
espíritu" (Isa. 54: 6). Rúaj también se usa algunas veces para indicar el
principio vital en seres humanos y animales (Sal. 146: 4); unas pocas veces como
la sede de las emociones (1 Sam. 1: 15); la actividad del pensamiento (Eze. 11:
5); otras veces como voluntad, volición, o "corazón" en sentido figurado (2
Crón. 29: 31); a veces como carácter moral (Eze. 11: 19); y decenas de veces
para mencionar el Espíritu de Dios (Isa. 63: 10). Ni siquiera en uno solo de los
379 casos en que aparece rúaj en el AT denota una entidad inteligente, capaz de
existir separada del cuerpo humano; por lo tanto, debe ser claro que ese
concepto no tiene base en las enseñanzas bíblicas (ver com. Gén. 2: 7; 35: 18;
Núm. 5: 14; Ecl. 3: 19- 21; cf. com. Núm. 5: 2; 9: 6). Lo que aquí se dice que
vuelve a Dios es tan sólo el principio de la vida impartido por él tanto a los
humanos como a las bestias (ver com. cap. 3: 19-21, donde en la RVR rúaj se
traduce "respiración" y "aliento de vida" en la BJ).
8. Vanidad.
Ver com. cap. 1: 2.
9. El Predicador.
Ver com. cap. 1: 1.
Sabiduría.
El orden de las palabras en hebreo coloca el énfasis sobre "sabiduría".
El "pueblo" al cual escribía Salomón era de las clases educadas.
Compuso.
O, "dispuso" (ver 1 Rey. 4: 32).
10. Palabras agradables.
O
"palabras deleitosas". El autor procuró dar a su tratado tal lustre literario,
que lo hiciera aceptable a las personas a quienes estaba dirigido: o sea, a los
que se consideraban a sí mismo sabios en las cosas de este mundo.
Rectamente.
Sin embargo, su esfuerzo para elaborar una forma
literaria agradable no lo indujo a comprometer la verdad.
11. Aguijones.
Instrumentos que se
usan para punzar y estimular a la acción, con el fin 1222 de conseguir algún
resultado. Es doloroso que a uno lo aguijoneen, pero con frecuencia este proceso
da resultados que de otra manera no se alcanzarían (Heb. 12: 11).
Clavos
hincados.
Los clavos o las estacas, cuando se fijan o clavan bien, son
difíciles de sacar (ver Isa. 22: 23). Un argumento o una idea que se presentan
debidamente permanecen en la mente y no se olvidan con facilidad. "Hincados" es
la traducción de un vocablo que generalmente significa "plantar", en sentido
figurado, "establecer".
Maestros de las congregaciones.
Literalmente, "señores de asambleas". "Congregaciones" deriva de 'asaf,
"reunir" (ver Exo. 3: 16; 23: 10; Rut 2: 7; Joel 2: 16). Aunque generalmente se
usa para indicar reuniones de personas, 'asaf puede significar cualquier reunión
o conjunto, y el contexto debe determinar la naturaleza de tal reunión. En el
paralelismo poético del vers. 11, la expresión hebrea traducida "maestros de las
congregaciones" guarda paralelo con "palabras de los sabios". A fin de conservar
el sentido del paralelismo es necesario entender que la segunda parte, "las
palabras de los sabios", se refiere a una "colección" o "antología" de
aforismos, y no a personas. La palabra traducida "maestros" se usa aquí
idiomáticamente para indicar superioridad de calidad y organización. Toda la
frase podría muy bien traducirse: "Una colección magistral [de aforismos]", o
sencillamente "una antología selecta"; y la segunda parte del paralelismo
poético, así: "como clavos firmemente puestos son las antologías selectas de un
pastor". "El Predicador" se refiere, por lo tanto, al consejo que ha dado como a
un aguijón para punzar a la gente a fin de que se comporte sabiamente, y como
clavos firmemente puestos, para que no se olvide el consejo.
12. Amonestado.
O, "advertido".
Muchos libros.
Salomón pudo estar pensando en los libros
escritos para gloria de sus autores, o en aquellos para quienes se escribían que
no tenían el propósito de trasmitir una sabiduría práctica. ¡Cuán poco de lo que
ha sido escrito verdaderamente vale la pena que se lea! Sin duda Salomón había
leído todos los "libros" que pudo encontrar, incluso quizá la relativamente
extensa literatura cananea de sus días (ver t. I, págs. 132-136, t. 11, págs.
39, 46 y com. Juec. 1: 11) y la literatura sapiencias de Egipto, famosa en los
días de Salomón (ver 1 Rey. 4: 30).
Mucho estudio.
Estudiar sólo
por el placer de hacerlo o como un fin en sí mismo, estudio al cual Salomón
dedicó mucho de su vida, resulta ser sin valor alguno. Para Salomón careció de
valor práctico y por lo tanto fue una "vanidad". Sólo cuando el estudio es un
medio para alcanzar un fin mayor puede evitarse que se constituya en una "fatiga
de la carne". Cuando se reconoce al Autor de toda verdad como el "principio de
la sabiduría" " v. 1: 7; Job 28: 28; Sal. 111: 10) y al estudio como un medio
para modelar los pensamientos de acuerdo a Dios, a fin de que nuestra existencia
se conforme al propósito divino, entonces el estudio se convierte en una fuente
de placer emocionante y duradero. Las especulaciones filosóficas de los autores
incrédulos no tienen nada que contribuya a la edificación del pensamiento
cristiano (CM 429).
13. Teme a Dios.
Ver com. Deut. 4: 10; 6: 2; Luc. 1: 50; cf. Apoc. 14: 6, 7.
Mandamientos.
Ver Sal. 78: 1- 7. Heb. mitswah, palabra genérica
para todos los requerimientos de Dios y que, por supuesto, incluye la ley moral.
Mitswah y torah, "ley" (ver com. Núm. 19: 14), se usan como sinónimos para todos
los propósitos prácticos.
El todo.
La última cláusula del vers.
13 dice, literalmente, "porque esto todo hombre" . Es evidente que el pronombre
"esto" se refiere a la declaración precedente: "Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos". La misma construcción hebrea se traduce "todo hombre" " en caps.
3: 13; 5: 19. Salomón piensa ahora que el propósito supremo de la vida es
reconocer a Dios y sus sabios requerimientos. Pablo declara lo mismo en Hech.
17: 24-31 ; Rom. 1: 20-23; cf. Sant, 2: 10-12.
El deber, el destino, del
ser humano es obedecer a Dios, y al cumplir con esto encontrará la felicidad
suprema. Cualquiera sea su suerte -la adversidad o la prosperidad-, siempre
deberá tener presente el deber de obedecer a su Hacedor.
14. Obra.
O, "hecho". En el juicio se juzga tanto los
hechos como las palabras (Mat. 12: 36, 37); pero Dios requiere que la obediencia
sea aun de pensamiento (ver 2 Cor. 10: 5; ver com. Mat. 5: 22, 28; etc.).
Toda cosa encubierta.
La gente puede ocultar de los demás, sus
palabras y sus hechos, pero "todas las cosas están desnudas y abiertas a
los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta" " (Heb. 4: 13). Aun nuestros
motivos más íntimos son escudriñados por Dios (1 Sam. 16: 7; Sal. 7: 9; Jer. 17:
10; cf. Hech. 1: 24; Heb. 4: 12), quien lee los motivos secretos del corazón
humano. El nos hará responsables por cada rayo de luz de la verdad que haya
penetrado en las tinieblas de nuestro corazón (ver Rom. 2: 16; 1 Cor. 4: 5). En
el gran día del cómputo final, entrarán en el reino celestial sólo los que hayan
hecho la voluntad de Dios (Mat. 7: 21- 27). Profesar lealtad a Dios y al mismo
tiempo desobedecer, aunque sea un solo mandamiento que su sabiduría y amor hayan
colocado sobre nosotros, es negar la realidad de dicha lealtad (ver Juan 15: 10;
1 Juan 2: 3-6). Una obediencia menor que ésta equivale a rendir culto a Dios en
vano (ver Mar. 7: 7-9), pues en aquel gran día se recompensará a cada persona
"conforme a sus obras" (Mat. 16: 27: cf. Apoc. 22: 12).
CBA T3
Libro de Eclesiastés capítulo 12
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