1. En los días de Acaz.
Ver la tabla del t. II,
p. 79. Evidentemente este mensaje fue dado alrededor del año 734 a. C., cerca
del comienzo del reinado de Acaz (ver com. vers. 16). Véase en el t. II, p. 88
el marco histórico de los hechos mencionados aquí.
Rezín rey de Siria, y
Peka.
Los documentos asirios indican que Uzías había adoptado una
posición firme contra Asiria. Quizá su hijo Jotam hizo lo mismo, pero Acaz fue
más amigable. Envió a Tiglat-pileser oro y plata que sacó del templo y de su
propio palacio, a fin de comprar la ayuda asiria (ver com. 2 Rey. 16: 5- 10).
Por 2 Rey. 15: 29 se sabe que Peka, de Israel, era contrario a los asirios,
porque Tiglat-pileser vino contra él. Documentos asirios también informan que lo
mismo ocurría con Rezín de Siria. Es probable que por esta época todos los reyes
del Asia occidental estuvieran unidos en una alianza contra Asiria, y el ataque
de Peka y Rezín contra Acaz tenía el propósito de derrocarlo para entronizar un
nuevo rey, quizá con la idea de obligar a Judá a entrar en la coalición contra
Asiria.
No la pudieron tomar.
Según 2 Crón. 28: 5-15, donde se
relata esta misma campaña de Peka (rey de Israel) y de Rezín (rey de Siria),
Judá sufrió una terrible derrota frente a estos reyes. Pero 2 Reyes 16: 5
confirma que, a pesar de la derrota, Jerusalén no fue tomada.
Según 2
Reyes 16: 6, este debilitamiento de Judá permitió al rey de Edom recuperar la
ciudad de Elat, en el golfo de Aqaba. Sin embargo, el texto hebreo dice que
"Rezín rey de Aram [Siria] devolvió Elat a Aram [Siria]"; lo mismo dice la LXX.
En el hebreo se parecen mucho las palabras Aram y Edom y no sería difícil
confundirlas. Sin embargo, el suprimir el nombre de Rezín puede hacerse sólo en
base a la conjetura de que Siria estaba demasiado lejos del golfo de Aqaba como
para tener allí una colonia y que como Elat estaba en territorio edomita, debe
enmendarse el texto bíblico. La nota de la BJ admite esta conjetura.
2. Vino la nueva.
Acaz, el
representante de la casa de David, se enteró de lo ocurrido. El ataque iba
dirigido especialmente contra la dinastía de David, puesto que tenía el
propósito de deponer a Acaz y poner en el trono de Judá a un nuevo rey, de la
casa de Tabeel (vers. 6).
Se le estremeció el corazón.
Según el
rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto sólo se estremeció el corazón del
pueblo.
Como se estremecen.
Acaz se aterrorizó frente a la
perspectiva de ser expulsado del trono (vers. 6). Como apóstata que era, no
confiaba en Dios; y le parecía que su reino pronto caería.
3. Sal ahora.
Aunque Acaz era un
rey impío, el Señor no deseaba que se extinguiera la dinastía de David (Gén. 49:
10; 2 Sam. 7: 12-13). Por eso Isaías fue enviado al rey para anunciarle el
propósito de Dios de preservar a Judá y derrotar a sus invasores.
Sear-jasub.
Literalmente, 'remanente volverá". Dios hizo que
Isaías y sus hijos fueran señales para el pueblo (cap. 8: 18). Lo mismo puede
decirse de Oseas, contemporáneo de Isaías, cuyos hijos también llevaban nombres
significativos (Ose. 1: 4-9). Isaías constantemente mantuvo delante del pueblo
este mensaje del regreso del remanente (cap. 4: 2-3; 10: 21; etc.).
Estanque de arriba.
La provisión de agua para la ciudad era muy
importante en caso de asedio. El "estanque de arriba" se ha identificado con el
estanque de la fuente de Gihón, hoy llamado Fuente de la Virgen (ver el mapa
frente a la p. 625, t. II). Se encontraba en el valle de Cedrón, al este del
Ofel y al sur de la zona del templo. Partiendo de la fuente de Gihón, Ezequías
hizo excavar más tarde su famoso acueducto: el túnel de Siloé (2 Rey. 20: 20; 2
Crón. 32: 30), el cual llevaba el agua al estanque de Siloé, dentro de la
ciudad. En tiempo de Acaz, esta fuente de agua quedaba fuera de la ciudad, y sin
duda se estudió la manera de llevar el agua dentro de la ciudad para que en caso
de asedio los sitiadores no pudieran aprovecharla.
4. Guarda y repásate.
Con la ayuda del Señor del cielo no
había por qué temer. Pero el rey había rehusado confiar en Dios y, en
consecuencia, se desesperó cuando se vio ante circunstancias a las cuales no
sabía cómo hacer frente.
Dos cabos de tizón.
Expresión
despectiva. Los debilitados reinos de Siria e Israel, así como sus reyes, aunque
parecían vigorosos no eran más que restos humeantes de lo que había sido una vez
una brillante antorcha. Casi se habían extinguido. Apenas les quedaba un poco de
vida. El Dios del cielo predijo su fin para que Acaz pudiera seguir una política
inteligente respecto a ellos. Acaz debía tener en cuenta el poderío creciente de
Asiria, y no el de los tambaleantes reinos de Siria e Israel. En el transcurso
de los 40 ó 50 años siguientes Judá sería casi totalmente raída por Asiria, y
sin embargo, Acaz seguía una política que inevitablemente facilitaba la obra de
los asirios.
6. Contra Judá.
El
plan era vencer a Judá y anexarlo.
Pongamos . . . por rey.
Acaz
sería destronado; terminaría la dinastía de David, y un nuevo rey, "hijo de
Tabeel', sería colocado en el trono. Se desconoce la identidad de este nuevo
rey, pero se cree que era sirio, pues el nombre Tabeel es arameo y significa
"bueno [es] Dios". Israel y Siria se habían puesto de acuerdo en cuanto al nuevo
monarca títere que debía ocupar el trono de David.
7. No subsistirá.
La casa de David no debía caer. El plan
propuesto por Siria e Israel iba dirigido contra Dios, y no podía tener éxito.
Dios tenía otros planes para la casa de David (Gén. 49: 10; 2 Sam. 7: 12). No
permitiría que los hombres interfirieran en su propósito con Judá, ni que
terminaran con la dinastía a través de la cual habría de venir el Mesías.
8. Dentro de sesenta y cinco años.
No es claro el significado exacto de esta predicción. Según la
cronología "corta" empleada en este Comentario (t.II, pp. 79, 146, 748), la
predicción fue hecha alrededor del año 734 a. C., si bien ninguna cronología
"larga" ubica la entronización de Acaz antes de 742 a. C. Sin embargo, en el 722
Israel, el reino del norte, dejó de existir después que Samaria cayó en poder de
los asirios. Algunos eruditos recientes han llegado a la conclusión de que la
frase que comienza con estas palabras fue interpolada por un escriba posterior.
Destacan que esta afirmación parece interrumpir la idea que se expresa en los
vers. 8 y 9. Pero no puede aducirse ninguna evidencia segura de que esta frase
haya sido insertada posteriormente.
Suponiendo que el número 65
estuviera en el texto original del libro de Isaías, y no hay razón convincente
para pensar que no estuviera, puede pensarse en dos posibles cumplimientos.
Sesenta y cinco años después de 734, siguiendo el cómputo inclusivo, llegan al
año 670, cuando Esar-hadón (681669) reinaba en Asiría. Esar-hadón (y después de
él su sucesor Asurbanipal, llamado Asnapar en Esd. 4: 10) hizo transportar a
ciertos pueblos mesopotámicos al antiguo territorio del reino del norte (Esd. 4:
2-10). 175 Esto ocurrió mucho después de que terminara la nación de Israel
(723/722 a. C). La política asiria de esparcir los pueblos sometidos tenía el
propósito de borrar la antigua identidad y lealtad nacionales. Las diez tribus
fueron absorbidas de tal manera entre los pueblos vecinos, que con frecuencia se
las llama las tribus "perdidas". Es probable que algunos israelitas más tarde se
unieran con los cautivos de Judá y regresaran con ellos después del exilio, pero
como individuos que formaban parte de la comunidad judía, que era la
continuación del antiguo reinó de Judá, y no de Israel.
Otra
interpretación es que los 65 años pueden haber comenzado aproximadamente al
mismo tiempo del terremoto, durante el reinado de Uzías o de Jeroboam II. Este
terremoto era la prueba tangible de los castigos del Señor que Amós profetizó
sobre Israel. Si así fuera, Isaías aquí meramente se refiere a la caída de
Samaria en 723/722. Esto es posible, pero no puede probarse, porque no se conoce
la fecha exacta del terremoto. Puesto que no se especifica el momento cuando
debía comenzarse a contar ese período de 65 años, hoy no es posible -ni tampoco
necesario- determinar el sentido de la predicción. Con toda probabilidad, una
profecía específica como ésta era clara y tenía significado para la gente en
cuya época fue dada. Obviamente, tenía más importancia que ellos la
comprendieran entonces, de la que pueda tener para nosotros que la comprendamos
ahora.
9. Si vosotros no creyerais.
Es evidente que Acaz no creyó lo que Dios aseguraba: que Peka y Rezín no
tendrían éxito. Todavía estaba temeroso. "Sin fe es imposible agradar a Dios"
(Heb. 11: 6), y mucho menos someterse a su sabia y misericordiosa conducción.
11. Pide para ti señal.
Dios hizo
este ofrecimiento para fortalecer la fe de Acaz. Se da esta clase de señales
para confirmar la fe de los débiles o de quienes tienen prejuicios.
De
abajo en lo profundo.
Los masoretas (t. I, pp. 3839) entendían que el
texto hebreo, escrito únicamente con consonantes, h'mq sh'lh , representaba las
palabras ha'émeq she'alah , "la profundidad demanda". Pero los revisores de la
LXX y algunos traductores griegos, varios siglos antes habían entendido que h'mq
sh'lh representaba las palabras ha'émeq she'olah , "la profundidad de Seol". No
hay
forma de saber qué interpretación es correcta, aunque la estructura
gramatical de la segunda interpretación hace que sea más lógica la traducción
"la profundidad del Seol". " " Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo
profundo del seol o en lo más alto" " (BJ). Ver com. 2 Sam. 12: 23, 22: 6; Prov.
15: 11 para el significado de la palabra Seol. En Deut. 32: 22; Job 11: 8; Sal.
86: 13; 139: 8 hay otros ejemplos de este contraste entre el cielo y la
profundidad del Seol.
12. No pediré.
Acaz rehusó dejarse persuadir. Ni quería creer, ni que nada le ayudara a
creer. Había fijado su política; estaba decidido a llevarla a cabo y temía
cualquier cosa que pudiera influir en él para cambiarla. La ayuda que procuraba
era la de Asiria, no la de Dios.
No tentaré a Jehová.
Es decir,
no quería poner al Señor a prueba pidiendo una señal. Con esto Acaz reveló su
terquedad y rebelión contra Dios. El Señor había ofrecido ayudarlo y guiarlo,
pero prefirió confiar en Asiria en vez de confiar en Dios. Estaba decidido a no
tener nada que ver con Dios, y lo manifestó con toda claridad.
14. El Señor mismo os dará.
Acaz
había de recibir una señal de parte del Señor aunque no lo quisiera, pero la
señal había de ser determinada por Dios. Para estimular a los que permanecerían
fieles durante los años de crisis que sobrevendrían en el futuro, Dios creyó
conveniente proporcionar la seguridad de que él estaría con ellos. La nación ya
había recibido una señal en la persona de sear-jasub, primogénito de Isaías (ver
com. vers. 3; cf. cap. 8: 18), cuyo nombre significa "remanente volverá", y cuya
presencia era un recordativo constante de que en las futuras invasiones asirías
se salvaría un remanente.
Os.
Por el vers. 13 puede verse que
este pronombre plural se refiere a la casa de David, esto es, a la casa real de
Judá, de la cual Acaz era el representante en ese momento. Los vers. 1-2 parecen
sugerir que la expresión "casa de David" designa específicamente a Acaz. Por
esto, algunos consideran que se emplea el plural como plural de majestad, y
aplican el mensaje exclusivamente a Acaz, rey y líder de Judá. Otros sugieren
que se emplea el plural para incluir no sólo al rey Acaz, sino también a sus
sucesores en el trono de David.
Señal.
Heb. 'oth, "señal",
"prenda", "marca", "recordativo". En el AT un 'oth no corresponde necesariamente
a un milagro. En esencia, como en los casos del arco iris del pacto (Gén. 9:
12), del Sábado (Exo. 31: 13; Eze. 20: 12, 20), de la sangre del cordero pascual
en los postes de la puerta (Exo. 12: 13) y de los incensarios de Coré, Datán y
Abiram (Núm. 16: 38), 'oth era el recordativo visible de una importante verdad
espiritual. Las " "señales" de Egipto (Exo. 4: 8; 7: 3; Deut. 4: 34; etc.) y las
que le fueron dadas a Gedeón Juec. 6: 17), a Ezequías (2 Rey. 20: 8-9; Isa. 38:
1-8) fueron señales milagrosas, cuyo propósito era lograr cooperación e inspirar
fe. Sin excepción, la "señal" consistía en un objeto o un acto cuyo propósito
era confirmar o recordar la verdad espiritual o el mensaje profético ligado a él
por la Inspiración. El aspecto milagroso podría estar presente o no. Una de las
características esenciales de la "señal" era que fuera literalmente visible para
la persona o personas a quienes era dada, para que a su vez los ojos de la fe
pudieran percibir la voluntad de Dios y se aferraran a sus promesas. Cuando
alguien exigía una "señal", como la que Dios aquí invitaba a Acaz que le pidiera
(Isa. 7: 11), o cuando Dios mismo escogía la "señal", era, sin excepción,
literalmente visible para aquellos a quienes iba dirigida.
En relación
con esto es importante notar la declaración de Isaías: " "He aquí, yo y los
hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de
Jehová de los ejércitos" " (Isa. 8: 18), afirmación cuyo significado es aclarado
por el hecho de que aparece en la misma secuencia profético con la "señal"
prometida en el cap. 7: 14. Los nombres: Isaías, que significa "Jehová salvará";
sear-jasub, que quiere decir "Un remanente volverá", y Maher-salal-hasbaz, que
significa "El despojo se apresura, la presa se precipita", hablaban con
elocuencia de acontecimientos futuros relacionados con las inminentes y
repetidas invasiones asirias de Judá. Isaías y sus hijos eran "señales"
designadas por Dios para obtener, de ser posible, la cooperación de Acaz y Judá
durante los años de crisis que acompañarían al colapso y cautiverio del reino
del norte, o sea de Israel.
La virgen.
Heb. 'almah . Este
vocablo, tanto en singular como en plural, sólo aparece nueve veces en el AT
(Gén. 24: 43; Exo. 2: 8; 1 Crón. 15: 20; Sal. 46, título; 68: 25; Prov. 30: 19;
Cant. 1: 3; 6: 8; Isa. 7: 14). Nunca se encuentra en un contexto que permita
determinar con precisión su significado. Esta inseguridad ha suscitado
diferencias de opinión en cuanto a si debería traducirse como "virgen" o "mujer
joven". Se han hecho esfuerzos complicados por probar que significa
exclusivamente una cosa o la otra; pero hasta el momento la evidencia presentada
en favor de cualquiera de las dos posiciones no ha sido suficiente como para
convencer a todos los eruditos hebraístas. Los lexicógrafos del hebreo
concuerdan en que 'almah proviene de la raíz 'alam , "tener madurez [en el
aspecto sexual]", y que la palabra 'almah significa una "mujer joven", capaz de
tener hijos. Tanto 'almah como 'élem, la forma masculina de la palabra,
claramente indican madurez física, pero no hay absoluta evidencia de que
impliquen virginidad ni estado matrimonial. Sin embargo, puede señalarse que, en
Cant. 6: 8-9, las "doncellas" ( 'alamoth , plural de 'almah ) están clasificadas
con las "reinas" y las "concubinas", en contraste con una joven "perfecta". La
construcción hebrea permite que se entienda que la 'almah de Isa. 7: 14 pudo
haber ya concebido. Si cuando Isaías escribió todavía era virgen, nos
encontraríamos con otro nacimiento milagroso similar al de Jesús, lo que crearía
un grave problema teológico. Para mayor información léase Problems in Bible
Translation (Problemas en la traducción de la Biblia), pp. 152-157.
El
vocablo hebreo que se emplea específicamente para designar a una virgen es
bethulah , que significa precisamente "virgen", sin que tenga otro sentido en
las 50 veces que aparece en el AT. Según el uso bíblico, la bethulah era una
mujer casadera, ya fuera joven o anciana, aunque probablemente joven y que se
había mantenido separada de varón. Ni una sola vez se emplea la palabra 'almah
para referirse a la virginidad, cosa que sí ocurre con bethulah y sus derivados.
Para bethulah no existe ninguna forma masculina equivalente, pero muchas veces
la palabra aparece en relación con bajur , "joven maduro, vigoroso, no casado",
o "joven selecto". Bajur y bethulah indican el más alto ideal hebreo de la
juventud, así como 'élem y 'almah denotan madurez física. Sin excepción, donde
se habla claramente de integridad moral y de virginidad se emplean bajur y
bethulah , y no 'élem y 'almah.
Isaías dice que Dios se goza con su
pueblo como " "el joven [ bajur ] [que] se desposa con la virgen [ bethulah ]" "
(Isa. 62: 5). Es muy significativo que se emplee el símbolo de Sión, una "virgen
pura" ( parthénos , 2 Cor. 11: 2), para representar al pueblo de Dios. La
palabra que se emplea para describir a esa "virgen" es siempre bethulah , nunca
'almah (2 Rey. 19: 2 1; Isa. 37: 22; 62: 5; Jer. 14: 17; 31: 4; Lam. 1: 15;
etc.). Nunca se denomina 'almah al pueblo de Dios. El Señor no puede aceptar una
iglesia que no pueda denominarse bethulah . Dios no se preocupa tanto por la
edad como por el carácter. Isaías emplea la palabra bethulah cinco veces (cap.
23: 4, 12; 37: 22; 47: 1; 62: 5). Si hubiera deseado que se entendiera que la
"virgen" del cap. 7: 14 era una bethulah en el sentido estricto del término,
lógicamente debería haber empleado esa palabra aquí. Sin embargo, al citar este
pasaje, Mateo emplea la palabra parthénos , que corresponde con bethulah, y
claramente indica virginidad. En cuanto a las razones por las cuales hace esta
interpretación, ver com. Mat. 1:23. La LXX emplea el término parthénos ,
"virgen".
El contexto de Isa. 7: 14, juntamente con lo anteriormente
dicho en relación con las palabras traducidas "señal" y "virgen", confirman que
la predicción hecha aquí tenía una aplicación inmediata dentro del marco de las
circunstancias históricas presentadas en el capítulo. La interpretación que
Mateo le da al pasaje confirma que esta predicción también señala la venida del
Mesías. Muchas profecías del AT tienen, como ésta, una doble aplicación: en
primer lugar, se aplican al futuro inmediato, y en segundo lugar, al futuro más
distante (ver com. Deut. 18: 15).
En la narración de Isa. 7: 14 no se
agrega nada en cuanto a la identidad de la "mujer joven" a la cual alude Isaías.
Sin embargo, en hebreo se la llama "la mujer joven", lo cual indica que se trata
de una joven específica. Si dicha "joven" estuvo presente en tal ocasión, o si
Acaz o aun el mismo Isaías conocían su identidad, es algo incierto (ver Gesenio,
Hebrew Grammar , sección 126). Basados en el silencio que se guarda en cuanto a
la "joven" del vers. 14 de este capítulo, algunos han sugerido que dicha
predicción se cumplió en la persona de una mujer desconocida para nosotros, pero
bien conocida para Acaz e Isaías. Suponiendo que la "señal" debía ser milagrosa
y que la palabra 'almah significa específicamente "virgen" y no sólo "mujer
joven", algunos han sugerido que el cumplimiento literal de la predicción en los
días de Isaías requirió que la madre del hijo prometido fuera una virgen como
María, en el sentido estricto del término. Seguramente que para Dios hubiera
sido enteramente posible hacerlo si así lo hubiese escogido; pero un niño tal
representaría, como Cristo, la unión de las naturalezas divina y humana, lo cual
privaría a Cristo de si posición exclusiva como el único Hijo de Dios, que fue a
la vez divino y humano.
Teniendo en cuenta que por este tiempo Acaz era
un joven de unos 21 años (2 Rey. 16: 12; cf. t. II, p. 79), otros han sugerido
que esta "joven" podría haber sido su propia esposa, o alguna otra joven de la
corte real presente en esa ocasión. Otros piensan que Isaías alude a su propia
esposa, "la profetisa" del cap. 8: 3, que quizá lo acompañó en esta entrevista
con el rey Acaz (ver com. cap. 8: 3). El hecho de que el ministerio profético de
Isaías continuó durante un medio siglo, o más, después de este suceso ocurrido
en la primera parte de su ministerio (PR 281; cf. cap. 1: 1; 6: 1), confirma que
por esa época él mismo era joven, y que su esposa bien podía denominarse " la
mujer joven".
Concebirá.
En hebreo el verbo aparece en el tiempo
perfecto, el cual se emplea comúnmente para indicar una acción terminada, y
normalmente debería traducirse como "ha concebido" " (BJ). Pero los profetas
muchas veces emplearon el tiempo perfecto para indicar una acción futura.
Estaban tan confiados de que sus predicciones se cumplirían, que hablaban de
acontecimientos futuros como si ya se hubieran realizado (t. I, p. 31). De ser
así, la traducción "concebirá" sería totalmente correcta. No es posible definir
cuál traducción refleja con mayor precisión la intención de la Inspiración, pero
muchos consideran que la interpretación más natural del hebreo indica que la
concepción de ese niño, que habría de ser "señal", ya había ocurrido cuando
Isaías pronunció estas palabras. La secuencia de los tiempos verbales en el
vers. 14 parece exigirlo. Los que consideran que la "mujer joven" era esposa de
Acaz o alguna otra joven de la familia real, sugieren que esta predicción era
una "señal" para Acaz pues es de suponer que Isaías no sabría que ella había
concebido y que ninguno de ellos podría en el momento saber el sexo del niño aún
no nacido. Cabe recordar que la "señal" no necesariamente equivale a "milagro"
(ver com. "Señal").
Llamará.
El texto hebreo más comúnmente
aceptado dice " "ella llamará", "le pondrá por nombre" (BJ). Sin embargo, varios
manuscritos dicen "tú llamarás". Si se entiende de esta forma, el niño no nacido
aún sería miembro de la familia real, y su madre, la esposa de Acaz o alguna
otra joven a cuyo hijo Acaz tenía el derecho de ponerle nombre. Sin embargo, es
más probable que sea correcto leer "ella llamará"; "le llama" (NC).
Emanuel.
Heb. 'Immanu 'el , literalmente "con nosotros Dios",
entendiéndose por el contexto que Dios nos acompaña para librarnos de nuestros
enemigos. Con referencia al sentido mesiánico de este nombre, ver com. Mat. 1:
23. A semejanza del nombre Isaías, que significa "Jehová salvará", Sear-jasub
(vers. 3), que quiere decir "remanente volverá" , o sea que Judá no caería junto
con el reino del norte, y Maher-salal-hasbaz, que significa "el despojo se
apresura, la presa se precipita", el nombre Emanuel era un nombre distintivo
dado por Dios como señal, para testificar del propósito divino con respecto a
Judá en ese tiempo, y para dar a entender la naturaleza de los acontecimientos
que pronto habrían de transcurrir. Ver com. cap. 8: 1-3, 8, 10. La señal de
"Emanuel" testificaría de la presencia de Dios en medio de su pueblo para guiar,
proteger y bendecir. En tanto que otras naciones serían derrotadas, Judá habría
de ser sostenida. Si bien Israel perecería, Judá sobreviviría. Cuando Senaquerib
atacó a la tierra de Judá para destruirla, Ezequías, hijo de Acaz, sin duda
encontró consuelo y estímulo en las palabras de Isaías referentes a Emanuel. En
su mensaje de estímulo al pueblo de Jerusalén, Ezequías asegura que " " con
nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas" "
(2 Crón. 32: 7-8).
15. Mantequilla y miel.
Mejor "cuajada y miel" (BJ). En muchas partes del Cercano Oriente
todavía hoy la cuajada o yogurt es considerado como manjar (Exo. 3: 17; Juec. 5:
25). Una tierra de "leche y miel" era una tierra de abundancia. La mención que
aquí se hace de la cuajada y de la miel significa abundancia de alimento. La
tierra estaría desolada, pero habría suficiente alimento para los pocos que
quedaran en el país después de la invasión asiria (Isa. 7: 22).
Hasta
que sepa.
Literalmente, "en su saber", o sea, "cuando sepa". Cuando el
niño que se llamaría Emanuel fuera suficientemente grande para "desechar lo malo
y escoger lo bueno", tendría "cuajada y miel" para comer. No se puede saber si
esto se refiere a la edad de dos o tres años, cuando el gusto se acentúa en el
niño, o a los doce años, cuando la percepción moral está bien desarrollada. Dos
o tres años más llevarían a 732 a. C., y doce, a 722 (ver com. Isa. 7: 1).
Damasco cayó en 732, y Samaria diez años después. Los pocos que no fueron
llevados cautivos encontrarían abundante alimento (ver com. vers. 21-22) en el
país desolado (ver com. vers. 1720, 23-25). Ver com. cap. 8: 4.
16. Porque.
Heb. ki . Esta
conjunción exige que el "niño" del vers. 16 sea el mismo "hijo" de los vers. 14
y 15, y no el "hijo" sear-jasub, del vers. 3, como algunos han sugerido. El
vocablo ki hace que el vers. 16 no pueda separarse de lo que antecede. Además,
el que se emplee el artículo definido "el" antes de "niño" del vers. 16 requiere
que se entienda como antecedente el último niño mencionado, es decir Emanuel.
Antes que.
Ver com. vers. 15.
De los dos reyes . . .
será abandonada.
Isaías había advertido a Acaz que no se atemorizara de
Rezín y Peka, esos "dos cabos de tizón que humean" (vers. 4). Ahora el profeta
afirma que el niño que pronto nacería no tendría más que unos dos años cuando
esos reyes perdieran sus respectivos tronos. Si Acaz asumió el poder en 736/735,
esta entrevista con Isaías pudo haber transcurrido a fines de 735 o a comienzos
de 734. En el año 735, Tiglat-pileser III de Asiria emprendió una campaña contra
Urartu, en las regiones de Armenia. En el año 734 guerreó contra Filistea, y en
el 733 y 732 contra Damasco (t. II, pp. 63-64). Asiria estaba haciendo grandes
esfuerzos para dominar la parte noroeste de Asia. En su campaña contra Asiria,
Peka y Rezín se opusieron a Acaz, quien se había aliado con Tiglat-pileser (2
Rey. 16: 5-7). Judá no tenía razón para temer si sus caudillos sólo confiaban en
la promesa implícita en el nombre Emanuel: "Dios con nosotros". Cuando el niño
que serviría de señal tuviera unos dos años de edad, los reinados de Peka y
Rezín ya habrían dejado de ser. Esto lleva al año 732, el segundo año de guerra
entre Tiglat-pileser y Damasco. Compárese con Isa. 8: 3-4, donde nuevamente se
predice el tiempo del cumplimiento de esta profecía. Cf. 2 Rey. 15: 30; 16: 9.
17. Jehová hará venir.
Acaz ya ha
manifestado que no buscará ayuda en Dios; por el contrario, se propone confiar
en Asiria (2 Rey. 16: 5-7). Pero Isaías le advierte que Asiria no ayudará a
Judá, sino que le será causa de angustia (Isa. 7: 17-20; 8: 7-8; 10: 6). Más
tarde, cuando Asiria invadió a Judá, ésta buscó ayuda en Egipto; pero esa ayuda
tampoco sirvió de nada (cap. 30: 1-3; 31: 1-3, 8). El profeta procura presentar
con claridad todas estas cosas al rey.
Rey de Asiria.
Judá tenía
delante de sí días oscuros y peligrosos, días de angustia, tal como no había
experimentado desde la rebelión de Jeroboam dos siglos antes. El rey de Asiria
no sólo invadiría la tierra de Israel, sino también la de Judá. Si Judá se
hubiese vuelto al Señor, Dios hubiera extendido sus bendiciones y no habría
permitido que los asirios atacaran el país. Isaías procuró fervientemente que
tanto el rey como el pueblo se volvieran de nuevo a Dios, pero ellos rehusaron.
Por ese motivo, Dios permitiría que Asiria invadiera el país.
18. Silbará Jehová a la mosca.
Es
decir, Dios llamaría a los ejércitos desde las partes lejanas de Egipto. La
dinastía 24.ª reinó en Egipto aproximadamente de 750 a 715 a. C., pero al mismo
tiempo existía otra dinastía, fundada por Pianji, poderoso caudillo de Nubia,
quien finalmente extendió su dominio hasta el sur de Egipto (t. II, pp. 54-55).
Esta dinastía etiópica, la 25.ª, gobernó a Egipto aproximadamente de 715 a 663.
Cuando Senaquerib atacó a Judá, evidentemente en su segunda invasión, (t. 11, p.
66), Taharka (t. II, pp. 55, 66-67, 163; ver com. 2 Rey. 18: 13; 19: 9), cuarto
rey de la 25ª dinastía (t. II, pp. 54, 79), amenazó con detener el avance asirio
(2 Rey. 19: 9; Isa. 37: 9). Probablemente muchos del pueblo de Judá confiaron en
que Egipto los libraría de Asiria (2 Rey. 18: 21). Se denomina "mosca" al rey
"etíope" de Egipto, porque las moscas molestan, y los egipcios serían más
estorbo que ayuda para Judea. Isaías destaca la necedad de que el pueblo de Dios
buscara ayuda en Egipto (Isa. 30: 1-7; 31: 1-3). Era el Señor, no Egipto, quien
podría salvar a Judá de los asirios (cap. 31: 4-9; 37: 33-36).
La abeja.
Se compara a los asirios con una abeja. En este pasaje la abeja
representa un enemigo persistente y formidable (Deut. 1: 44; Sal. 118: 12).
Aunque duela, la picadura de una abeja raras veces causa la muerte. Asiria
lucharía contra Judá como la vara del furor de Dios (Isa. 10: 5-7), pero la
nación no perecería.
19. Y vendrán.
Sigue la figura de la invasión de los insectos. Los egipcios y los
asirios llegarían como moscas y abejas, y penetrarían por todos los rincones del
país.
20. En aquel día.
Es decir,
al mismo tiempo. El profeta presenta con más detalles lo que ocurriría a Judá.
Navaja alquilada.
Aquí se emplea otra metáfora. Anteriormente
Isaías había comparado a Judá con un enfermo en cuyo cuerpo no quedaba ningún
lugar sano (cap. 1: 5-6). Ahora se compara a la nación con un hombre sometido a
la suprema indignidad de ser afeitado de pies a cabeza, y de perder incluso la
barba, lo cual era considerado entonces como una gran desgracia.
Al otro
lado del río.
El Eufrates (ver com. Jos. 24: 2). Asiria sería empleada
como instrumento en las manos del Señor para devastar y humillar a los
impenitentes moradores de Judá. Compárese con la figura similar empleada en Isa.
10: 57.
21. Una vaca.
Cuando los
asirios invadieran el país, la tierra sería devastada en buena medida.
Senaquerib afirma haber tomado ganado grande y pequeño sin número". El ganado
grande" es el ganado vacuno. Los "pequeños" son las ovejas y cabras. Aunque la
mayor parte del ganado desaparecería, aquí y allá quedaría alguna persona que
lograría salvar una vaca, y quizá un par de ovejas.
22. Abundancia de leche.
A pesar de todo, el remanente que
quedara en el país no sería abandonado por el Señor. Las bendiciones del cielo
descansarían sobre ellos, y tendrían cuajada y miel para comer. Aunque el hombre
fuera ocasión de maldición, Dios bendeciría al remanente fiel. Ver com. vers.
15.
23. Mil siclos de plata.
(Ver
com. Gén. 20: 16; cf. Cant. 8: 11.) Es probable que un siclo de plata por cada
vid fuera un precio muy elevado; por lo tanto, debe considerarse que esas vides
eran de excelentísima calidad. Este pasaje significa que las mejores viñas se
tornarían silvestres por falta de cuidado. Cuando la "viña" de Israel fue objeto
de una maldición, produjo espinos y cardos (Isa. 5: 6).
24. Con saetas y arco.
La gente debería llevar estas armas
para protegerse de los 180 animales salvajes que merodearían en las regiones
ahora desoladas, pero que una vez habían sido cultivadas. Quizá los hombres
saldrían a cazar en estas regiones.
No llegarán.
Heb., "tú no
llegarás".
Espinos y cardos.
Las tierras otrora pacíficas y
productivas, quedarían inhabitadas, por que sus anteriores dueños y cuidadores a
su patria.
CBA T4
Libro de Isaías capítulo 7
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