1. Profecía sobre Egipto.
Este es el título del
cap. 19. Ver com. cap. 13: 1 con referencia a "profecía" o "carga". Este
capítulo puede considerarse como la continuación del cap. 18, porque en ese
tiempo Etiopía (Nubia) y Egipto estaban unidos, dado que una serie de reyes
etíopes reinaba en Egipto (ver com. cap. 18: 1). Sin embargo, el cuadro que aquí
aparece es muy diferente del que se presenta en el cap. 18. Aquí se representa a
Dios montado "sobre una ligera nube", trayendo castigo sobre aquella
desventurada nación. Figuradamente aun los dioses egipcios temblarían ante el
Dios del cielo.
2. Egipcios contra
egipcios.
Esta es una descripción exacta del tipo de desastre que tantas
veces significó derrota para los egipcios. Si los egipcios se hubieran mantenido
unidos, ninguna nación de la antigüedad habría podido derrotarlos. Por el sur
estaban protegidos por las cataratas del Nilo, por el oeste y el este tenían las
arenas del desierto, y al norte estaba el mar. Sus defensas naturales eran
ideales. Pero los egipcios mismos fueron sus peores enemigos. El desasosiego
interno y las disensiones llevaron a la debilidad y a la ruina. Cuando los
egipcios se levantaban unos contra otros, cosa que con frecuencia ocurría;
cuando en diversas partes del país los gobernantes locales se sublevaban
intentando conseguir la supremacía sobre sus vecinos, el resultado era, cuando
menos, caos y anarquía y en algunas ocasiones hasta eran conquistados por algún
enemigo extranjero. Más tarde los reyes egipcios contrataron mercenarios
extranjeros para que los protegieran de los mismos egipcios. Durante esos
tiempos la influencia extranjera, y sobre todo griega, fue aumentando en Egipto.
Finalmente, en el año 525, Cambises de Persia marchó sobre Egipto y se hizo
coronar como primer faraón de la 27.ª dinastía. Así concluyeron los días de la
grandeza y de la independencia de Egipto.
3. Destruiré su consejo.
Cuando Dios confundió los planes
de los egipcios, ellos quedaron humillados. Buscaron dirección y sabiduría en
sus ídolos, pero tan sólo se confundieron más y aumentó su necedad, lo que
apresuró la ruina de la nación.
4. Señor
duro.
Estas palabras no necesitan aplicarse a un rey específico, pues
fueron muchos los reyes duros o crueles. Podrían referirse a la nación de Asiria
y no a un solo rey, y, más tarde, al dominio babilónico, persa, Macedonia,
romano, árabe o británico sobre la desventurada tierra de Egipto. Por causa de
su orgullo y esplendor los egipcios se habían resistido completamente a escuchar
el consejo del Señor, quien por eso permitió que cayeran bajo el yugo de
tiranos.
5. Mar.
Es probable que
así se designe al Nilo (ver com. cap. 18: 2). Egipto dependía del Nilo para su
existencia. Cuando no ocurría la acostumbrada inundación del Nilo, se producía
un desastre económico (ver com. 223 Gén. 41: 34). Por otra parte, una inundación
demasiado fuerte también ocasionaba serias dificultades.
6. Se alejarán los ríos.
El hebreo dice: "Hederán los
ríos" (BJ). Sin duda se refiere al Nilo con el delta y todo el sistema de riego.
Las corrientes de los fosos.
Mejor, "los ríos de Egipto", es
decir, el Nilo y sus canales. Se emplea aquí la palabra ye'or (ver com. Gén. 41:
1).
7. Se secarán.
Egipto existía
gracias al Nilo (ver com. Gén. 41: 34). Herodoto dijo que Egipto era un "don del
Nilo". Cuando el Nilo no llevaba suficiente agua, las plantas de su orilla
(vers. 6) y las plantaciones que estaban junto al río o a los canales de riego
se secaban.
8. Los pescadores.
La
pesca era una de las ocupaciones importantes en Egipto. Si las aguas del río
mermaban, la pesca se veía notablemente afectada y los egipcios quedaban
privados de uno de los alimentos importantes de los cuales dependían.
9. Labran lino fino.
La producción
de lino era muy importante en Egipto. Aquí se describe el fracaso de la
industria del lino, pero posiblemente se refiera, inclusive, a la pérdida de
todas las industrias.
Redes.
Según una traducción, " "blancos" ,
o sea "géneros blancos" (VM), lo cual posiblemente signifique "algodón blanco" "
(ver com. Est. 1: 6). Compárese el uso de la palabra "púrpura" para designar el
género de color púrpura (ver com. Est. 1: 6; cf. Hech. 16: 14). Otra traducción
posible del hebreo sería la de la BJ: "Cardadoras y tejedores palidecerán" . En
la LXX, esta frase habla de los que hacen bússos , "hilo fino" o "algodón" .
10. Todas sus redes.
El texto
hebreo se ha interpretado de dos formas: "Estarán sus tejedores abatidos" " (BJ)
o los "fundamentos serán derribados" . La primera armoniza mejor con el
contexto. En todo caso, la vida económica del país sería terriblemente afectada.
Todas las clases sociales sufrirían por la tremenda sequía. Es una escena de un
grave castigo que indudablemente caería sobre todos, con las consecuencias que
son de imaginar.
Los que hacen viveros.
Esta segunda parte del
versículo no está traducida del hebreo, sino de los tárgumes y de la Vulgata. El
texto hebreo (ver t. I, pp. 29-31) dice: " "Todos los que trabajan a salario
apesadumbrados de alma serán" " (VM).
11. Los príncipes de Zoán.
Los griegos llamaban Tanis a la
ciudad de Zoán. Fue fundada siete años después de Hebrón (Núm. 13: 22). Estaba
situada en la región del delta, sobre uno de los brazos orientales del Nilo. En
el siglo XIII a. C. esta ciudad fue convertida en la capital de Ramsés II. Un
siglo después de Isaías, el profeta Ezequiel profetizó un severo castigo sobre
la ciudad (Eze. 30: 14).
12. Ha
determinado.
Entre tanto que los idolátricos consejeros de Faraón
planeaban y predecían grandes cosas para Egipto, Isaías reveló la determinación
divina de humillar el país. Si los así llamados sabios de Egipto realmente
hubieran sido sabios, habrían procurado conocer la voluntad del Señor y
aconsejado a la nación que anduviera en los caminos de Dios (cf. cap. 47:
13-15).
13. Los príncipes de Menfis.
En Jer. 46: 19 y Eze. 30: 13 se presenta el castigo que el Señor
enviaría sobre esta capital egipcia y sobre sus ídolos. Menfis era una de las
principales ciudades reales del Bajo Egipto, y el primer punto que atacaron los
ejércitos asirios cuando invadieron el país.
14. Espíritu de vértigo.
Es decir, de vacilación o
incertidumbre y no de sabiduría. Toda verdadera sabiduría procede de Dios. Los
dirigentes egipcios se habían vuelto necios y se encontraban en un estado de
gran confusión. Su "vértigo" y confusión no procedían de Dios, sino de su
resistencia a andar en los caminos divinos. En su inseguridad y vacilación se
transformaron en ebrios tambaleantes, repulsivos y dignos de lástima.
15. La cabeza o la cola.
Es decir,
todas las clases sociales, desde los arrogantes caudillos hasta los pobres y
humildes. En su confusión y angustia nada podrían hacer.
16. Como mujeres.
Se pinta un cuadro de terror y
consternación, de debilidad y pánico. La virilidad de Egipto se desvanecería y
los hombres serían tan tímidos como las mujeres.
17. Espanto a Egipto.
Judá era una de las naciones más
débiles del antiguo Cercano Oriente, mientras que Egipto era una de las más
fuertes. Pero cuando Jehová castigara a Egipto, éste perdería la confianza en sí
mismo. Egipto rechazó el consejo de Jehová, y finalmente su pueblo se espantaría
y aterrorizaría ante los que honraran y sirvieran a Dios. Las cosas llegarían a
tal punto, que los impíos reconocerían que la mano de Dios 224 estaba extendida
contra ellos para mal.
18. En aquel tiempo.
Cuando Egipto comprendiera la necedad y la inutilidad de oponerse a la
voluntad de Dios (vers. 17). Ver la misma expresión en Isa. 2: 11, 17; 4: 2; 26:
1; 29: 18; 52: 6; Joel 3: 18; Zac. 2: 11; 9: 16; 12: 8; 13: 1; 14: 4, 9; Mal. 3:
17. "En aquel tiempo" o "en aquel día" pareciera ser una expresión típica de los
profetas para referirse al tiempo cuando Dios se revelará ante las naciones y
establecerá el reino mesiánico. El resto del cap. 19 (vers. 18-25) es una
profecía condicional acerca del tiempo cuando, según el plan original de Dios
para evangelizar al mundo (ver pp. 31, 36), los egipcios habrían de conocer al
verdadero Dios y le servirían así como lo hacía el pueblo hebreo (vers. 25).
Cinco ciudades.
Podrían ser cinco ciudades específicas, cuyos
nombres no aparecen aquí (se han sugerido Heliópolis, Leontópolis, Elefantina,
Dafne y Menfis), o podría tratarse de un número simbólico. De entre los egipcios
paganos, que por tanto tiempo habían rechazado el mensaje de la gracia divina,
muchos se volverían al Señor y aprenderían la "lengua" y los caminos del pueblo
de Dios (ver p. 31). En Sof. 3: 8-10 se presenta un cuadro similar (cf. Zac. 14:
16-19).
Juren.
Es decir, prestarían juramento de lealtad a
Jehová, reconociéndolo como el Dios verdadero.
Ciudad de Herez.
Heb. 'ir hahéres , literalmente, la "ciudad de la destrucción". Sin
embargo, 15 manuscritos hebreos, el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar
Muerto, la versión de Símaco de la LXX, la Vulgata y el árabe dicen 'ir hajéres
o su equivalente, "la ciudad del sol". El nombre de la ciudad egipcia de
Heliópolis significa precisamente "ciudad del sol". Heliópolis es el nombre
griego de la ciudad de On, mencionada en Gén. 41: 45, 50. Se encontraba cerca de
la ribera oriental del Nilo, a unos 30 km al norte de Menfis y casi directamente
al oeste del extremo norte del golfo de Suez. Jeremías (Jer. 43: 13) designa a
esta ciudad con el nombre de Bet-semes, "casa del sol" en hebreo. Esta ciudad
era el centro del culto al sol. Si es correcta la transcripción 'ir hajéres ,
Isaías entonces afirma que una de las "cinco ciudades" que habrían de jurar por
Jehová de los ejércitos sería On, la ciudad del sol, que una vez había sido el
centro del culto egipcio al sol.
19. Altar
para Jehová.
Más tarde se levantaron dos templos hebreos en Egipto, uno
en Elefantina, construido antes de 525 a. C. y destruido en el año 410, y el
otro en Leontópolis, cerca de Menfis, en la región del delta, construido en
respuesta al pedido de Onías a Ptolomeo Filométor y Cleopatra en torno de 150 a.
C. Sin embargo, es muy poco probable que aquí se haga alusión a cualquiera de
esos templos. La predicción de los vers. 18-25 es enteramente condicional (ver
com. vers. 18). Nunca llegó el tiempo cuando los egipcios jurarán lealtad al
verdadero Dios (vers. 18) y se convirtieran en pueblo de Jehová (vers. 25). Esta
predicción nunca se cumplió, en parte porque los israelitas no fueron fieles al
sagrado cometido que se le había confiado (ver pp. 32-36). Si Israel hubiese
sido fiel, gentes de todas las naciones, incluso de Egipto, se hubieran
convertido a Jehová (Zac. 14: 16 -19). Los centros para la adoración del
verdadero Dios hubieran reemplazado a los lugares donde se había adorado a
dioses paganos. El profeta previó un tiempo cuando el mundo se volvería a Jehová
y le serviría. Sin embargo, como resultado del fracaso de Israel esta profecía
condicional no pudo cumplirse. Pero en la tierra renovada todas las naciones de
los redimidos adorarán a Jehová (Isa. 11: 9; 45: 22-23; Dan. 7: 27).
20. El les enviará salvador.
Continúa aquí la profecía condicional (ver com. vers. 18).
Príncipe.
Heb. rab , "grande", de donde viene la palabra rabbí ,
"mi grande", comúnmente transliterada como "rabino". En el rollo 1QIsª de los
Manuscritos del Mar Muerto se lee yrd , forma verbal que podría derivarse del
verbo radah, "gobernar", o de yarad , "descender". En el primer caso, la última
parte del vers. 20 debería leerse "gobernará y los libertará"; en el segundo,
"descenderá y los libertará". Esta segunda opción parece más probable.
21. Conocerán a Jehová.
"En aquel
día" (ver com. vers. 18). Las bendiciones del Evangelio no serían posesión
exclusiva de Israel (ver pp. 30-32).
22. Herirá y sanará.
El mensaje de Isaías a Egipto comienza
con una profecía de castigo y juicio (vers. 1- 17). Pero Jehová es un Dios de
misericordia. Hiere a fin de poder sanar. El propósito divino al enviar castigos
no era la destrucción sino la restauración, tanto para Egipto como para Judá.
23. Egipto a Asiria.
Isaías previó
el día cuando Egipto y Asiria adorarían a Jehová (ver com. vers. 18). Las
naciones vivirían 225 juntas en paz y hermandad, felices de servir al Señor.
Esta profecía se cumplirá en la tierra renovada, cuando todos le conozcan, "
"desde el más pequeño de ellos hasta el más grande" " (Jer. 31: 34; cf. Isa. 11:
16; 35: 8).
Servirán.
Es decir, "adorarán".
25. Pueblo mío Egipto.
Los
israelitas habían llegado a considerarse como el único pueblo de Dios. Olvidaron
que Jehová era Dios de toda la tierra y que deseaba que todas las naciones se
salvaran. Aquí Isaías le señala al pueblo de Israel sus oportunidades y
responsabilidades. Llegaría el tiempo cuando la pagana Asiria, como también
Egipto, habrían de conocer a Dios. Oseas tuvo una visión similar (Ose. 1: 10).
CBA T4
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